La conversación del miércoles Ciclo 2014: De amores, sexualidades y géneros ISSN 2382 - 3763
Nuevas mujeres, por tanto, nuevos
Octubre
Boletín #35
hombres
Pintura de Jules Bastien Lepage
La conversación del miércoles Ciclo 2014: De amores, sexualidades y géneros ¿Por qué nace La conversación del Miércoles?
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unca, como la nuestra, hubo otra época en la que el ser humano estuviera más desconcertado y confundido con respecto a lo más esencial suyo. Todo, absolutamente todo está en duda: el amor y su realización, la sexualidad y sus límites, el sentido de la existencia, la posición ante la muerte, la condición de mujer y de hombre y la expresión de nuevos géneros, la relación de los adultos con los niños y los adolescentes, las formas de poder económico y político que han de regir en la sociedad el lugar de la justicia y la libertad, de la igualdad y la equidad en los diversos vínculos humanos, en síntesis, y para no alargar más la lista, que nuestra época se caracteriza por tenerlo todo en crisis. Pero, si bien que estemos permanentemente en estado de crisis, es decir, en estado crítico, es algo que nos angustia, también esta situación tiene su aspecto positivo, ya que nos pone de cara a pensar lo que somos y a reinventar la vida en aras de lograr unas mejores posibilidades y realizaciones para ésta, tanto en el plano personal como en el colectivo. De la conciencia de esto y de la necesidad de aportar algunos elementos de reflexión que permitan enfrentar lo más creativamente posible la crisis que nos cruza, y no dejará de cruzarnos, es de donde nace LA CONVERSACIÓN DEL MIÉRCOLES. ¿En qué consiste La conversación del Miércoles?
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s un espacio en la ciudad para que el hombre y la mujer del común puedan encontrar una referencia en los logros del conocimiento que nos han legado la filosofía, el psicoanálisis, la historia, la ética, la literatura, etc., de tal forma que accedan de manera más propia a los diversos problemas que cruzan nuestra existencia en tanto individuos y sociedad. La intención es “llevar” el gran pensamiento que la humanidad ha producido, de las cerradas e indiferentes élites académicas, hasta el hombre y la mujer del común, con el propósito de que frente a los problemas que agobian la vida en el presente se provean Boletín de La Conversación de herramientas de reflexión que permitan a cada cual del Miércoles escapar de esos discursos de consejería y orientación que como los de la autoestima, la sexología, etc. quieren recetarle a la gente qué vida hacer y cómo realizarla, Contenido encontrando, mejor, una vía en la que cada uno se haga cargo de sí mismo, piense su particular situación e invente su propio destino. Grupo de estudio - Conferencia Preliminar
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¿Para qué está concebida La conversación del Miércoles?
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ara contribuir al desarrollo de una ciudadanía más reflexiva y crítica, que compruebe que el gran pensamiento de la humanidad no tiene que estar restringido a los recintos académicos; de una ciudadanía que sepa reconocer que para hacer una buena vida no hay ni fórmulas, como las que vienen propalando tantos consejeros que pululan, ni destinos naturales, como los que difunden quienes quieren hacernos creer que nuestro ser está escrito en nuestra biología; en fin, una ciudadanía más dueña de sí y más capaz de asumir que la maravillosa vida humanase puede hacer de muchas maneras, pero no de cualquier manera.
Carlos Mario González Miembro Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA Profesor Universidad Nacional
Grupo de estudio - Discusión Página 7
Conferencia Central Página 8
Tertulia Página 12
Pensador de referencia Página 15
La conversación del miércoles Ciclo 2014: De amores, sexualidades y géneros
Grupo de estudio Miércoles 24 de septiembre de 2014 Auditorio CorpoZULETA
Conferencia preliminar
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alabras como hombre y mujer no se suelen tener en construcción, entre las que generan investigaciones, preguntas, dudas, propuestas. No son palabras que parezcan estar en algún proceso de definición, definición abierta, plural, sensible. Y esto ocurre así porque hombre y mujer parecen ser, más bien, conceptos claros, sólidos, estáticos, muertos. ¿Qué significa vivir en una época donde hombre y mujer no bastan para designar nuestras relaciones con los otros, con nuestra sexualidad, con nuestro cuerpo? En lo que va enunciado sobre esto, en este año de La conversación del miércoles, mucho se ha dicho con respecto a la complejidad que implica definirnos, que implica sostener una sola definición como norma y modelo a seguir y es así como se vuelve notable que son más —que somos más— las personas que no caben dentro de esas normas, dentro de esos modelos, de esos “deber ser”. Y esto ¿qué nos puede significar? Sabemos que esa es la época que estamos viviendo, pero lo que puede ocurrir es que no nos signifique nada, que neguemos siglos de
Artemisia Gentileschi - [Fragmento] Susanna and the Elders Tomada de: http://www.artemisia-gentileschi.com/susanna.html
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Historia, de transformaciones y nos mantengamos en los antiguos y generalmente dañinos conceptos que tenemos para eso que llamamos hombre o mujer, ¿de qué contenidos dotamos las palabras hombre, mujer, cuando las mencionamos? Esta pregunta nos puede llevar a darnos cuenta de que el asunto no es sencillo, y de otro lado, que estamos infestados de sentidos comunes para ellas, para esas dos palabras, sentidos construidos en nuestro contexto, como parte de esas masas que hemos sido en la escuela, en las universidades, en las agrupaciones sociales a que asistimos (religiosas, políticas, etc.), sentidos por los que nuestras propias voces, formas de ver el mundo y de aprehenderlo, no han pasado ¿o en quiénes sí ha pasado una pregunta por qué es ser una mujer, qué es ser un hombre en nuestra época? La importancia de detenernos en los conceptos no sólo está dada por las construcciones teóricas que se quieran realizar (aunque obviamente quienes las realizan se detienen en ellos): a) Lo que también ocurre es que son conceptos que pueden atravesar muchas 'áreas' y muy distintas desde donde se trabaja con el conocimiento, ¿quiénes se pueden interesar por qué es el hombre, qué es la mujer? El mercado, la economía, la medicina, la biología, la antropología, el psicoanálisis, la sociología, la historia, el arte, etcétera, ámbitos que están en constantes trabajos y movimientos, construyendo un poco más el mundo que habitamos y los entendimientos para dotarlo de sentidos. Y el sentido puede ser el capitalista, donde los esfuerzos del mercado, la economía, la medicina... están dirigidos al incremento del capital según según las representaciones que se tengan de quiénes somos (con conceptos de hombres y mujeres), qué necesitamos, qué hacemos, qué queremos. b) ¿Qué pueden implicar estos conceptos? El lenguaje —desde donde se construyen conceptos— nos posibilita relaciones más complejas con la realidad y es, al tiempo, nuestro límite. Esas palabras que intentan encerrar entendimientos o pensamientos, son construcciones que pueden derivar en normalizaciones, que contienen la idea de la conservación (algo por mantener), de lo establecido. Son evidentes las implicaciones que esto tiene en la vida cotidiana, en las relaciones con los otros, pues si se tiene la idea de “que el lugar de una mujer es la casa”, es 'normal' ver a una mujer
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hacer su vida entre labores domésticas y válido propender por conservar este orden establecido de las cosas. Si esas palabras decisivas que se han quedado estáticas se miran, se piensan, se conversan con otros, estaremos en el camino propuesto por Estanislao Zuleta, de ver allí, en los sentidos comunes y estáticos un lugar para el combate en las ideas. Y con respecto a esto también podemos tener en cuenta lo que dice Raewyn Connell en su exploración por las “Masculinidades”: “las definiciones patriarcales de la feminidad (dependencia, miedo) resultan en un desarme cultural que pudiera ser tan eficaz como uno físico”. c) Implicaciones que tienen las formas de entender hombre/mujer en las acciones sociales y políticas. Porque no hay ingenuidad en la búsqueda de datos, en el esfuerzo estadístico que se realiza, que cuenta cuántos hombres y cuántas mujeres. Partiendo de ese tipo de información se pueden tomar decisiones y acciones sociales y políticas de gran envergadura, con gran incidencia en nuestras vidas: la política laboral, sexual, los reconocimientos y omisiones que se realizan a escala social, las legislaciones que avalan formas de pensar instituciones como la familiar. d) Finalmente mencionar que los conceptos comienzan a establecer referentes, formas, modelos que reafirman o proponen transformar la estructura social que
nuestras formas de ser y estar en el mundo. ¿Desde cuándo el poder para gobernar y dirigir está estrechamente ligado al hecho de ser hombre? ¿Desde cuándo nuestra biología hecha carne nos autoriza para encarar el importante papel de ser madres, de criar a los hijos? En la historia de la humanidad ser mujer ha oscilado entre ser quien trabaja para la familia y ser quien puede tener-criar a los hijos. La política la hacían los hombres, la Historia la escribían los hombres, ¿existe algo nuevo en eso que somos como hombres o en eso que somos como mujeres hoy en día? Esas novedades ante ser hombres y ser mujeres en nuestra época, ¿de qué otras novedades se acompañan? Y bien sabemos que ser mujer ha cambiado con respecto a estos paradigmas, pues el acceso al conocimiento, a las artes, al poder (sobre la propia vida y en colectivos) ha permitido diversas posiciones de las mujeres con respecto a la familia, la pareja, los hijos, la economía, la Historia que ha hecho referentes. ¿Nuevas mujeres y por tanto nuevos hombres? ¿Qué quiere decir nuevos hombres? Antes de responder a una pregunta como esa, quisiera centrar la atención en lo que entendemos por hombre. Existen ideas y conceptos que son fundamentales para nuestra existencia; sin ellos, la vida se confunde en gran medida. Estas ideas vienen siendo como una estructura base de nuestro vivir, son los agarraderos que tenemos para tratar de sostenernos en un mundo que muchas veces nos genera una impresión de vertiginosidad, cuando en realidad, esta existencia depende en gran parte de esa estructura, que parece inamovible. Los conceptos de género Hombre y Mujer han hecho parte de esa estructura por siglos, permitiendo reconocernos en “uno de los dos bandos”. Sin embargo, no todos lograban esa identificación y seres que históricamente fueron invisibles empezaron a surgir como sombras que se movían entre nosotros, hasta llegar a una época -la nuestra- donde sus figuras empiezan a hacerse más nítidas y claras, como todo bello atardecer, donde el contraste entre luz y sombra es más visible justo antes de entrar en la noche que todo lo oscurece, es decir, que todo lo iguala bajo un bello manto estrellado; en el ocaso de los conceptos de género que nos han marcado como sellos indelebles de nuestra identidad, aparece la posibilidad de ser cubiertos por un nuevo manto, más igualitario, justo y digno. Ya no es suficiente hablar simplemente de hombre y mujer, ni siquiera es suficiente hablar de hombres y mujeres, pues estas parejas, implícitamente, contienen una segregación de otros seres humanos, que bajo la bella pluma creadora que es el lenguaje, han sabido construir nuevas formas de reconocerse. Es por esto que ya no podemos preguntarnos por nuevos hombres como si fuera una categoría acabada, no; “en la actualidad debemos preguntarnos por el lugar que cobran esos seres que se reconocen a sí mismos como hombres frente a otros hombres y frente a otros géneros”, eso es lo que hoy en día se conoce como masculinidades. Es justamente frente a este último término que surge
«(...) no todos lograban identificarse entre hombres y mujeres y dichos seres que históricamente fueron invisibles empezaron a surgir como sombras que se movían entre nosotros, hasta llegar a una época -la nuestra- donde sus figuras empiezan a hacerse más nítidas y claras (..,)» tenemos, desde donde nos posicionamos para asumir el mundo, ahora bien, ¿en qué afecta a esos conceptos la muerte de Dios, la muerte de los referentes? Definiciones que apropiamos muy bien —aquellas de hombre y mujer—, pero ¿las entendemos?, ¿sopesamos las consecuencias que ellas tienen sobre nuestras vidas? Es esta la invitación a que se estudien, con el rigor del caso, con la importancia que tiene un asunto como este, que nos concierne a todos, que nos implica, nos afecta, nos marca, nos hace sombras en los pasos y caminos de nuestras vidas. Entender esto, inicialmente, nos embarca hacia ese gran mar que es la Historia de lo que hemos sido, de lo que se ha transformado y de lo que ha quedado inamovible en 4
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La Maja Vestida - Goya Tomada de: http://es.wikipedia.org/wiki/La_maja_vestida
de nuevo el sentimiento de insuficiencia, pues cuando hablamos de masculinidades no estamos haciendo referencia a seres exclusivamente masculinos. Algo que debemos tener claro es que somos seres que tenemos rasgos masculinos y rasgos femeninos, o para ponerlo de otra manera, cada uno de nosotros es una receta única, y aunque muchos de los ingredientes son los mismos: nuestro cuerpo, nuestro género, etnia, raza, etc., la receta nunca se repetirá puesto que cada listado de ingrediente es diferente y las cantidades usadas son singulares; siguiendo esta lógica, es válido pensar que cada sujeto es singular, pero algunos de los rasgos -o ingredientes, si se quiere-, tienen mayor peso que otros, por ejemplo, la fisiología de nuestro cuerpo, o el contexto cultural e ideológico en el que vivimos pueden importar más que el hecho de ser colombianos o venezolanos; por eso, sí es posible reconocer algunos rasgos característicos que nos permiten pensarnos en términos de orientación sexual, relación con el goce, género y otros más. Cuando a un ser se le reconoce como masculino, simplemente estamos enunciando que su relación con el goce de tener, cobra un lugar prioritario y se convierte en una fuerza conductora de la existencia. A esta tendencia la hemos llamado hombre, pero si retomamos la compleja mezcla que se menciona anteriormente, nos damos cuenta que ese significante hombre no alcanza a revelar la
diversidad que se esconde detrás de sus seis letras. Así, un hombre gay y un hombre heterosexual se pueden llegar a diferenciar en cosas como su orientación sexual o relación con el goce de ser, pero parecerse en términos fisiológicos, o en la manera en que su semblante de hombre les permite moverse en el mundo. Pensar el lugar que ocupamos frente a otros y las relaciones que se derivan de ahí es lo innovador de ideologías como la de nuevas masculinidades; es el reto de reinterpretar nuestra Historia, vista desde una mirada de género, que nos permita explicar el mundo en el que vivimos, pero más importante aún, que nos permita crear nuevas maneras de coexistir. Debemos reconocer que, a través de los tiempos, siempre han existido formas hegemónicas de ser hombre y de ser mujer, que buscan crear una normatividad de conducta social ligada fuertemente a la moral y la ideología dominante de cada momento. Pero, si hacemos el ejercicio de rastrear esos modelos nos damos cuenta de que son transformables, por tanto, los modelos que nos siguen rigiendo también lo pueden ser. ¿Pero cuál es ese modelo actual de hegemonía masculina, que dicta la manera en que “todo hombre” debe actuar? En pocas palabras, podemos decir que se trata del hombre público, el hombre de mundo, jamás ligado al hogar y a lo doméstico; un hombre fuerte, varonil, macho y 5
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heterosexual, buscador del placer en el cuerpo de muchas, puesto que su propia hombría se define por su vigor y fortaleza muscular; la pregunta por el ser y su relación con aspectos emocionales y sentimentales no son de mucha importancia; sin embargo, con el pasar de los años, y siguiendo el modelo imperante como ejemplo, llega el momento de dar un paso al lado y dejar las fértiles llanuras del placer sexual a los más jóvenes, no sin antes terminar empaquetado en el ideal de familia, que aparece puntual y ordenadamente después de esos otros “logros” sociales que son la escuela y el trabajo. Aunque valdría la pena ahondar en ese modelo imperante, el espacio en blanco disponible para estas líneas sólo permite una mirada rápida e insuficiente de eso que en las últimas décadas ha significado ser hombre. Permítanme ahora sí, entrar en detalle al tratar de responder ese interrogante: ¿qué quiere decir nuevos hombres? Para iniciar, volver a enunciar algo ya dicho, nuevos hombres quiere decir encontrar nuevas formas de relacionarnos con nosotros mismos y con los otros géneros; pasar de creernos el género dominante a reconocer la igualdad que merece cualquier ser, no importa la relación que tenga con esos rasgos determinantes de su propia existencia. Nuevos hombres significa llegar a ser seres que estén a la altura de un mundo igualitario, donde no se dependa de facilidades, creadas históricamente, para su existencia; facilidades que han sido el fruto de una opresión constante y sistemática de ellas y unos ellos menos privilegiados en el azaroso juego de la natalidad humana. Debemos hacernos la pregunta por cómo tramitar el poder, ese que siempre se pone en juego en toda relación social. Hay algo que debemos reconocer como sociedad: cuando se habla del poder de decisión no se está hablando de un simple tema de números, de cuántos y cuántas; se está hablando de acceso a ese poder, pues no olvidemos que en muchas partes la mujer ha sido mayoría, pero de poco ha servido esa ventaja en términos prácticos. Nuevos hombres no significa simplemente transgredir la norma, sino ponerla en duda, buscar salidas que más allá de chocar, rompan contra modelos existentes y propongan nuevas formas de ser y hacer. Significa salir de esa cruel cárcel carnal que puede llegar a ser el cuerpo y dejar escapar la gran complejidad que se esconde detrás de viejos modelos de hombría, virilidad y machismo, formas éstas de ser que se han ido erosionando con el paso del tiempo y lo único que han logrado evidenciar es el débil carácter que solo puede formar una vida de dependencia; una debilidad escondida a la fuerza en cocinas y habitaciones, lejos de la mirada del mundo. Nuevos hombres significa re-conocernos, entrar en profundos diálogos con eso que podemos ser. Es increíble cuánto de nosotros mismos desconocemos, perdiendo así maravillosas oportunidades de asombro, placer y goce que nos ofrece ese rasgo potenciador de todo ser humano: ser
seres del lenguaje. Obviamente, esto también significa la posibilidad de encontrar oscuros rincones donde habitan nuevas formas de vileza y destrucción, pero, por más que queramos negarlo, eso hace parte de lo que somos. También significa una nueva relación con la palabra, tanto en forma como en contenido; claro, muchos dirán: “el hombre siempre ha tenido una relación con la palabra oral y escrita”, y es verdad, la historia de la humanidad está llena de ejemplos de lo mejor y lo peor de la escritura masculina; la pregunta que habría que hacerse es ¿si las condiciones de existencia de hombres y mujeres hubiesen sido las mismas, cuál sería la proporción de escritores y escritoras con las que contaríamos en la actualidad? También habría que preguntarse por los contenidos de un sinnúmero de libros y conversaciones. Los hombres hemos tenido el indeseable don de lograr una palabra pública que poco nos afecte personalmente, es como si a través de la palabra pudiéramos alejar cualquier riesgo de vulnerabilidad, externa o interna; que un hombre sea fiel a lo que siente y exprese un estado de espíritu “inadecuado” al modelo de masculinidad imperante, es algo similar a una manada de bestias salvajes que no han recibido alimento en mucho tiempo y en el momento que alguno de sus miembros muestra alguna señal de debilidad, es aniquilado y consumido en un santiamén. Quedan innumerables inquietudes por resolver, entre ellas la pregunta por el papel que desempeñan los hombres, que se benefician de los modelos hegemónicos actuales, en la transformación de los mismos; ¿es imposible pensar que ellos hagan parte de la reorganización social de su mundo, como lo enuncian algunos pensadores y que los verdaderos cambios sólo se darán mientras los movimientos feministas persistan en sus luchas? Si es así, es válido preguntarse entonces ¿qué tan nuevos serían los hombres si su realización depende de nuevas mujeres?, ¿acaso no es este uno de los rasgos del hombre tradicional, depender de una madre, para pasar a depender de una esposa? ¿Si además aceptamos que el ser-mujer se ha transformado en el tiempo, no se puede llegar a esperar lo mismo del ser-hombre? ¿Estamos inhabilitados para pensarnos de nuevas maneras, teniendo en cuenta esos rasgos particulares que nos permiten reconocernos como tales? Así pues, ya para finalizar estas reflexiones (que están en puntos suspensivos, intentando suscitar pensamientos —y por qué no acciones— en quien lee) que estás palabras se unan a esos nuevos retos que como época tenemos para asumir las relaciones con los otros, con el lenguaje y nuestras posibilidades, con la Historia, con la compleja estructura que incide en quienes somos.
Álvaro Estrada y Paula Andrea Morales Miembros Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA
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Grupo de estudio Miércoles 24 de septiembre de 2014 Auditorio CorpoZULETA
Discusión
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uego de la conferencia preliminar realizada en este caso a dúo quedaron sobre la mesa las siguientes líneas principales: En primer lugar la evidencia de las transformaciones en la historia, que en este caso muestra cómo hombres y mujeres encuentran según las épocas unas formas de ser; sin embargo en el tema de las mujeres ha sido más notoria la emancipación y el conflicto frente a imaginarios y realidades previas, así aún hoy continúen en diferentes contextos lógicas anacrónicas, tales como la sumisión al hombre, al hogar y a la procreación, etc. Entonces ¿las transformaciones de los hombres de hoy han sido jalonadas por las mujeres, o jugando con el título de la conferencia, después de surgir nuevos hombres emergen nuevas mujeres? Las respuestas a estos juegos de posibilidades pueden ser múltiples, sin embargo sí dejan claro que el vínculo entre unos y otras se ha modificado y se ha puesto en entredicho el lugar de ambos con relación a lo supuesto y acostumbrado. En segundo lugar para hablar de este tema fue necesaria la salvedad traída del psicoanálisis de que no es pertinente homologar hombre=masculino y mujer=femenino, ya que masculino y femenino configuran formas del goce y no simplemente sinónimos para con los géneros, de ahí la necesidad de construir con claridad los significantes o los conceptos
que nos definan. Mas en todo caso hay personas y grupos que se reconocen cada vez menos con las categorías habituales y que no se identifican a sí mismos como hombres ni como mujeres. ¿Cuál es el lugar que les corresponde en la sociedad, cuál es el lugar de cada cual de estas personas según el vínculo que establecen? Un tercer punto estuvo dedicado a pensar lo que significa una trasformación y en particular qué representa y qué efectos tiene lo que parece una novedad. Es decir: qué se pierde y qué se gana cuando se logra algo nuevo, en este caso, un nuevo espacio de afirmación de las mujeres. No obstante, en el asunto de géneros, las novedades corren el riesgo de volverse trivialidades, de ahí la dificultad pare ver lo realmente nuevo y transgresor en medio de la pluralidad y de poder captar los cambios que remueven lo estructural. Es más, novedad no significa avance ni mejoría, es transformación, lo cual no está vinculado a un logro positivo ni negativo necesariamente. De ahí la importancia de pensar muy bien los alcances del movimiento social, ya que quizás en una idea ingenua se piensa que se está llevando a cabo una revolución cuando los sistemas de reproducción del capitalismo en nuestro caso siguen incólumes y las formas de diversidad sexual si bien muestran un cambio pueden replicar los modelos moralizadores, excluyentes y de opresión. Es decir: las mujeres acceden al poder y lo que hacen es repetir lo que cuestionaban a los hombres. Finalmente cabe rescatar que las relaciones entre hombres y mujeres que se complejizan aún más en estos días nos ponen ante el reto de saber leer la pluralidad de los goces, que ya no se resuelven con las doctrinas religiosas conservadoras y que también siguen poniendo la tensión entre el poder y el afecto, de unos y de otras: poder para atrapar, subordinar, conquistar, etc y afecto que cada cual le reclama a su contraparte (sea hombre o mujer). Es así que los retos se multiplican y nos llevan a la pregunta de si estamos atentos y dispuestos a estar a la altura de las transformaciones inevitables que cada día se nos hacen presentes. Eduardo Cano Miembro Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA
Vampire - Edvard Munch Tomada de: https://laexuberanciadehades.wordpress.com/2014/10/08/
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Conferencia central Miércoles 1 de octubre de 2014 Auditorio Comfama San Ignacio
Nuevas mujeres, por tanto, nuevos hombres* Para especificar lo anterior se propuso diferenciar entre dos tipos de cambios: Intra-paradigma y cambios contra-paradigma. En el primero, por ejemplo, se reconocen las diferentes modificaciones del status quo que las mujeres han conquistado, pero se acepta también que aún hay una cierta hegemonía del paradigma patriarcal y que éste sigue dominando en algunos aspectos de la vida social, como es el caso de la sexualidad. Quiere decir entonces que las modificaciones que internamente este paradigma se ha obligado a realizar, lo han reinstalado de una nueva forma, tal vez minimizándole un dominio que en épocas anteriores sostenía, pero en términos generales el paradigma sigue existiendo y como tal causando sus efectos. El cambio contra-paradigma opera yendo a erosionar contra la lógica misma de este, es decir; que enfrenta lo que rige y fundamenta tal paradigma. Para plantearle una transformación radical de su funcionamiento, no se complace con modificaciones superficiales que siguen sosteniendo lo esencial de este, siendo más precisos, son acciones que apuntan a la superación del paradigma, más que a su existencia. Un ejemplo en este caso fue muy pertinente, uno que ponía de relieve el reforzamiento que esta época le da a un fenómeno que de tiempos pasados le hereda al paradigma patriarcal bajo nuevas formas. Recordando las palabras de la joven que aludimos al inicio de este escrito, aquellas que expresaban la mirada que objetiviza a la mujer, la de “los hombres grotescos que representan en la mujer solo la anatomía y reducen la riqueza de ella a unos senos, unos glúteos o una vagina”. He aquí algo que la joven opina desde su experiencia en nuestra época, y lo que muestra claramente como una de las funciones del paradigma patriarcal sigue vigente; esa de volver a la mujer instrumento de la sexualidad, y a lo cual el capitalismo ha sabido poner en operación sus instrumentos publicitarios y comerciales para satisfacer la demanda de aquella reducida mirada sobre ella. Quien pretenda negar lo anterior ¿cómo puede explicar que cada segundo 3.075.64 usuarios de internet están pasando por un sitio pornográfico o la problemática de la prostitución que yace como uno de los fenómenos sociales más difíciles de tratar por los gobiernos?, todo esto sin ignorar los índices de embarazos y de madres solteras en tanto síntomas sociales que nos
“... hay momentos de mi vida en quisiera ser hombre, para pasar desapercibida ante la mirada grotesca, repulsiva y transgresora de los hombres insensibles ...”
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a anterior frase proviene de una joven cuyo nombre nunca supimos pero que hablaba desde su condición de mujer, expresando en un escrito cómo experimenta el ser mujer en nuestra sociedad. Tales palabras se dio comienzo a la conferencia del mes octubre. “Con la dificultad particular que plantea cada conferencia” la exposición se enfoco en tres puntos que podrían sintetizarse de la siguiente manera: 1. ¿Nueva mujer? 2. Cambios del hombre. 3. ¿Cómo conquistar el deseo de la nueva mujer? No iba a centrarse esta exposición en reiterar algo que venimos asistiendo en nuestra época, una en la que se puede afirmar que hemos experimentado “la insurgencia de las mujeres”, en tanto que ellas han logrado unas conquistas sociales y culturales nunca antes vistas, ganando espacios y reconocimiento en la humanidad y en la historia, como un ser potente capaz de iniciativas y creaciones que en otras épocas se consideraban exclusivas de los hombres. Quedando aún otras conquistas por lograr, la mujer “alcanzo un punto de no retorno frente a las relaciones de género”. Nada de extraño nos parece hoy en día ver a las mujeres ejerciendo cargos de importancia política e institucional, realizando reflexiones de gran talla intelectual y propiciando un debate público, pues también se son seres capaces del discurso y la palabra propia y cualificada. ¿Nueva mujer? Enunciando estas importantes conquistas, la reflexión abordó la afirmación que la titula: “Nuevas mujeres, por tanto, nuevos hombres” y como “un titulo que dice más de lo que inicialmente se pretendía decir” el expositor sugirió cuestionarse aquello de “nuevas”, pues el término puede ser engañoso y equívoco. ¿Nuevas en qué? ¿Frente a qué? Asumimos que se han presentado cambios, ¿pero qué tipo de cambios son estos? ¿Respecto a qué se cambia? ¿Son ellos transformadores de un determinado orden social o por el contrario, pueden reforzar y afirmar ese orden vigente?
* Advertencia: el presente texto corresponde a una reseña de la conferencia central. Al final del mismo se dan los créditos necesarios. 8
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muestran los efectos de aquella mirada grotesca que reduce el papel de las mujeres en el mundo a objetos de prácticas sexuales. A esta época se le puede cuestionar la exaltación que hace del cuerpo y la deriva que hace de este como lugar de la belleza, y aquí el expositor hizo una recordación sobre el concepto de lo bello, y la dificultad que tiene esta época para personificarlo al confundirlo con la voluptuosidad. “Lo bello es aquello que encierra el enigma, aquello que como un buen poema no agota su sentido y siempre tiene algo más que decir, que provocar y que transmitir en quien – contando con una mirada poétizante- concentra un abordaje con fuerza interpretadora de sus inagotables sentidos” De ahí su singularidad y escasez. Por el contrario una mirada que valora a un cuerpo en gracia del placer que puede obtener, es una mirada utilitaria, que tiene por sabido lo que pretende obtener, en este caso la sexualidad, entonces no hay enigma, ni asombro, ni el descubrimiento que suscita el erotismo o el amor. Lo que se reproduce es un estado de satisfacción que descarga unas pulsiones sexuales pero no altera el sentimiento, ni mucho menos lo puede enriquecer como lo logra el bello poema. Así pues, una joven que construya sus relaciones afectivas con este principio cultural que mal entiende lo bello y lo ubica en el cuerpo como su lugar de representación y, ejerciendo la sexualidad bajo este patrón de valoración, sigue reduciendo la propia imagen de la mujer a la mirada anatómica que el hombre ha posado sobre ella, para luego traducirla en el intercambio sexual. De manera que surge la pregunta: ¿con esta posición se va críticamente al corazón del paradigma patriarcal o más bien se lo afirma con una pequeña modificación interna que lo sigue reproduciendo? Pues lo que ha sido conquista de las mujeres, por simple que suene, fue expresarle a la humanidad “yo soy un ser”, lo que potenció sus luchas y sus cuestionamientos al propio patriarcado, demostrándole que también tienen inteligencia, organización, creatividad e iniciativa. Interrogando desde lo que ellas también son, sujeto del deseo, el hombre entonces se ha visto obligado a tenerlas en cuenta, no solo por la satisfacción sexual que puedan obtener de ella, sino por las capacidades de ocupar lugares en la sociedad y en el tipo de relaciones que van reclamando, aunque como se expresó anteriormente, pende todavía la mirada reducida de tipos que solo ven en la mujer órganos. Al considerar las transformaciones que se han dado respecto a las relaciones de género, con lo que ha cambiado y lo que no ha cambiado, se pueden considerar que hoy existen por lo menos, cinco tipos de mujeres: -La domestica: la hogareña, la famosa ama de casa quien todavía considera que su lugar está la casa cuidando los hijos y velando por el cuidado del hogar. - Domestica y trabajadora: la que no solo se encarga de los deberes del hogar sino que también se preocupa por obtener recursos, atiende dos jornadas, la laboral y la de la
casa y en ocasiones cuidar de los padres o hermanos ancianos o enfermos. - La mujer en pareja igualitaria las mujeres que comparten el ámbito público y privado con su pareja y llevan juntos las responsabilidades del hogar. - Las mujeres que tratan de hacer nuevos vínculos: aquellas que entabla uniones con los hombres, pero no lo hacen bajo el matrimonio, también pueden contar otros vínculos, como de tipo lésbico. - Las mujeres que han decidido para su vida la no instauración de ningún vínculo anterior. Otro asunto nada anodino para las mujeres de esta época: los hijos. Se ha ido instituyendo como potestad de los padres la responsabilidad sobre la crianza de los pequeños, a diferencia de otros momentos de la historia, como en la Edad Media, donde la crianza de los hijos eran competencia de una comunidad. La importancia de este tema es que si se plantea un nuevo vínculo entre el hombre y la mujer, la pregunta por los hijos no queda de ninguna manera excluída. Dando una mirada a la vida de los seres humanos en nuestro tiempo, vemos en la mayoría de ellos no solo sienten lo agitado de una jornada laboral que se le impone, sino también la responsabilidad hogareña que tienen. Dos actividades entonces que limitan el tiempo que podría destinarse a otras experiencias que tiene la vida. ¿En dónde queda el mundo para estas personas? Esto es un problema en última instancia de orden político, porque cambios
«Lo bello es aquello que encierra el enigma, aquello que como un buen poema no agota su sentido y siempre tiene algo más que decir, que provocar.» estructurales que una sociedad en conjunto necesita, sólo se logran en dicha dimensión humana. Cambios del hombre Todo lo anterior nos implica cambios subjetivos, de aquellos que nos obligan a replantear las concepciones que usamos y a preguntarnos qué es una mujer, qué es un hombre. Esto nunca en el ánimo erudito de quien simplemente quiere saber mucho sobre la temática de género, sino para generar un impacto en la cultura, una transformación de las ideas, los valores e ideales con los que pautamos la vida, ya que allí es donde residen las mentalidades sociales que rigen y juzgan de determinada manera los comportamientos humanos. El hecho es que los cambios que nuestra humanidad ha experimentado en lo referente a la relaciones de género, han sido una conquista 9
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Carlos Mario González Restrepo - Conferencista Central Miembro Corporación Cultural Estanislao Zuleta - Profesor Universidad Nacional
de las mujeres, cosa paradójica, pues la mujer fue formada culturalmente como la antípoda del hombre, y en donde elevaban al uno como el poderoso, fuerte, proveedor y protector, la otra era considerada débil, vulnerable y de poca inteligencia. Anterior al siglo XII, los rasgos que caracterizan esa formación de la mujer son el contener la agresividad, que digámoslo así, era como el ejercicio “exclusivo” del hombre, era este el que iba a la guerras, el que tenía una actitud de ofensiva y defendía su honor por medio de la violencia. De la mujer se esperaba un trato delicado y sumiso, las riñas o peleas era cosa de hombres. Otro rasgo es el que tiene que ver la manera de relacionarse: en el emparejamiento estaba tallado como en mármol el que la mujer era de exclusividad y pertenencia a una persona, su marido. Era muy mal visto, así como juzgado severamente, que una mujer cometiera una infidelidad a su esposo, que lo dejase, o que se relajara respecto a su moral y tuviera tratos indebidos con otros hombres, como coquetería o seducción. A contraposición, las infidelidades que el hombre hacía su esposa, o el que la abandonase, no se juzgaba con la misma rigidez del caso anterior, de hecho era como un comportamiento que se volvía común y entendible. El último rasgo por señalar en esta formación de la mujer, es la limitación de la sexualidad. Muy de la mano con la Iglesia, la sociedad le reprimió a la mujer su experiencia sexual, pues esta última era también derecho exclusivo del hombre que la acompañara “hasta que la muerte los separe”, de no ser así, otras manifestaciones sexuales que fuesen iniciativa de la mujer, como un infidelidad, una masturbación, o una experiencia lésbica eran consideradas pecado, y el sermón inculpaba a las transgresoras. En lo correspondiente al hombre, luego del siglo XII, se afianza en Occidente un proceso de civilización que
particularmente es caracterizado porque las actitudes que anteriormente se le exigían a la mujer -en especial contener la agresividad- se vuelven actitudes que se le pide al hombre incorporar a su vida social. De allí somos deudores de la exigencia del trato delicado al otro, se conquista un reproche a la violencia valorando la vida y considerando nuevas formas de canalizar los conflictos para evitar la muerte y el daño a otros seres humanos, tanto así que también ello derivó en la delicadeza de la palabra. La amabilidad, la ternura, la actitud pacífica y la obstrucción de los actos agresivos caracterizan a un individuo civilizado en Occidente -rasgos que otrora eran esperados de una mujer- se fueron instituyendo y convirtiéndose en obligación de parte y parte, no solo en las relaciones de género, sino en toda experiencia social, incorporando un nuevo marco de valoración social. Justamente nuestra época necesita transferir esta delicadeza a otros tratos con la mujer, es decir, que el proceso de civilización aún tiene logros por concretar en nuestro tiempo, como el de poder superar la concepción reductora e insulsa que ostenta frente a la sexualdiad humana para dirigir una mirada complejizadora sobre un ser que encarna algo más que órganos. Es decir, recorrer el camino de una sexualidad apropiativa a una sexualidad poetizante. De lo contrario, por ejemplo, los hombres que rijan su relación con las mujeres a partir del paradigma patriarcal, se perderán de un elevado goce como es el erotismo, pues el patriarcado empobreció la sexualidad del propio hombre; este, al haber posado una dominación sobre la mujer y sobre su sexualidad no tuvo la dicha de gozar del erotismo, que no equivale a la sexualidad. El erotismo es el afecto hecho carne, y el encuentro de los cuerpos es simplemente la vía para que el erotismo 10
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fluya, es un campo suyo de realización, pero no es el único. El hombre que se limitaba a cumplir el acto carnal, sin poesía y sin conquista, ejercía una penetración prosaica, este tipo de hombre no supo nada del deseo, de su intensidad y de su dificultad.
Con la emergencia de las nuevas mujeres, los anteriores síntomas ponen en entredicho la relación entre hombre y mujer, especialmente las relaciones afectivas, la posibilidad de que se construya el amor. ¿En donde residirá la posibilidad de los hombres para ganar el deseo de las nuevas mujeres? ¿Cómo se deben replantean entonces las relaciones entre los géneros? ¿Cabría aceptar la imposibilidad de la relación entre ambos? ¿Y qué podemos decirles a ellas, las mujeres?, ¿que pueden contar con el hombre hoy, o que se preparen para aburrirse con nosotros puesto que su deseo es muy exigente y no seremos objeto de su admiración, que simplemente nos soporten ante la imposibilidad de otra opción? Todo ser que se admira es un referente transformador de sí, el hombre en este sentido tendría que hacerse a algo que ofrecer. ¿Y qué ofrecen los hombres de hoy? Hay quienes exponen su singularidad, su forma única de ver el mundo y la existencia; hay otros que ostentan carros y joyas. ¿Cuál estaría ofrenciéndole a estas nuevas mujeres algo que sea profundo y que ponga en juego sentidos de la propia vida? Pero piénsese, por ejemplo, que lo único que los hombres ofrecieran fueran manifestaciones de un poder adquisitivo, ¿no desataríamos una insulsa una competencia en la que las relaciones entrarían en algo así como una fórmula económica de tipo costo-ganancia, donde las elecciones de pareja se darían en correspondencia a las fortunas acumuladas que el pretendiente tenga. Serían relaciones efímeras de nula intensidad y sentenciadas a su disolución en cuando llegue un pretendiente con más riqueza en los bolsillos. Con riqueza acumulada no se conquista a la una nueva mujer, -la que se reconoce como sujeto y está de cara a sus propósitos- que no se convence con la ostentación material a diferencia de las modelos u otras que se mueven en el mundo de la fama que si están fijas de la chequera o de las propiedades del pretendiente, aquí solo se enuncia una tendencia de la época, un tipo de mujeres que le dan aceptación al viejo paradigma patriarcal. Si es cierto que esta es una época que reconoce su presencia en la encrucijada planteada por el amor, por la subjetividad y por el deseo, y es posible que asuma la tarea de abordar todo esto con la paciencia de quien quiere resolver un problema esencial, sólo queda por decirle las palabras con las que tuvo fin esta conferencia: “la única vía de la conquista es mostrarse como un deseante, lo que garantizará la singularidad de la cual partir para 'hacer una historia que alguna cosa valga'”
«¿Y qué ofrecen los hombres de hoy? Hay quienes exponen su singularidad, su forma única de ver el mundo y la existencia; hay otros que ostentan carros y joyas.» ¿Cómo conquistar el deseo de la nueva mujer? “... Parece que los hombres no saben qué es lo que desea una mujer, y al no saber qué desean, no saben cómo conquistarlas” Dentro de los puntos de no retorno que han conquistado la lucha de las mujeres encontramos que hoy existen las que se reconocen de cara al deseo, que no sucumben a empeñarlo a cambio de una sexualidad mediocre y efímera que nada sepa del sentimiento. Esta posición, respecto a su existencia, plantea una pregunta angustiante a su posible compañero ¿Cómo ser? Pregunta que debemos interpretar los hombres en términos de ¿cómo ganar y sostener el deseo de una mujer? ¿A qué atributos hacerse para ganar ese deseo? De los síntomas de los hombres de hoy, que no solamente están desconcertados sino reactivos al cambio de las mujeres, cuenta, en primer lugar, la inhibición en tanto incapacidad del hombre para estar a la altura de las demandas a la mujer, acude a la distancia con ella, por la imposibilidad que siente en igualarse en el trato. Después se encuentra el temor como respuesta de un tipo de hombre a la mujer que lo desborda, ya sea en creatividad o iniciativa; viendo a la mujer amenazadora, opta por vinculándose tímidamente con ella. Luego está el abandono de cualquier proyecto afectivo y existencial compartido, es aquel hombre que huelga en decir que con las mujeres es imposible la relación sentimental y resigna la posibilidad del vínculo, y por último la potenciación de la agresividad hacia la mujer. Ante la insumisión que valerosas mujeres han hecho, la brutal respuesta de algunos representantes del paradigma patriarcal ha sido la agresión y la violencia sobre estas transgresoras que reclaman sus legítimos derechos. Hoy, lamentablemente se asesinan más mujeres que antes, pues antes la dominación se asumía en silencio, no había necesidad de reaccionar contra las que reclamaran algo, porque se obedecía.
Reseña elaborada por Santiago Alarcón a partir de la conferencia central dictada por Carlos Mario González.
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Tertulia Miércoles 8 de octubre del 2014 Salón cuarto piso Comfama San Ignacio
... la palabra desatada.
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resentes: Alejandro el moderador, Rodri, el otro moderador, que trajo papitas, Aura M, Diana S, Sergio C un espectador, Mónica admiradora, Sergio G, Lina B espectadora y fascinada por los temas, Clara E, Rosalba que no alcanzó a estar en la conferencia, el ron, como siempre, faltó. Además de sus voces, ese día se escucharon, lo que nunca: unas músicas a muy alto volumen, pitos de vehículos y una máquina rompiendo concreto en alguna parte. ¿Nuevas mujeres, por tanto nuevos hombres? La reflexión que expuso Carlos Mario tenía un matiz histórico profundo. Hizo ontología del presente: la interrogación del ser de lo que somos hoy en día en tanto mujeres yhombres. ¿Qué es lo que somos hoy en relación al otro con el que nos vinculamos? A esta pregunta se llega por un derrotero histórico, azaroso éste, con causas y explicaciones. Así lo propuso Carlos en su conferencia. “Habitar un mundo, el de nuestros días, que se caracteriza por su mujerización”. Es en este mundo, en la sociedad contemporánea, uno donde la mujer se afirma como ser deseante. En esta sociedad al hombre no le queda otra alternativa que la de interrogarse por lo que es, lo que nunca antes se había visto. ¿Qué son ahí las trasformaciones? ¿Mujeres nuevas? ¿Para todo? ¿Y la reproducción de lógicas patriarcales, sólo corresponden a los hombres? O es que se trata de una transformación ontológica: ¿la mujer que se afirma como un ser que participa activamente en la determinación de su historia vital, individual y colectiva? En ese mundo que es el nuestro vemos mujeres que cambian pero que reproducen expresiones del modelo patriarcal: mujeres para el consumo;también mujeres que desean y hacen historia con su deseo. Escuchamos decires comunes sobre el ser de las mujeres: ellas son la delicadeza, la ternura, la condición maternal, la contención sexual. Esto como efecto de las relaciones sociales históricas: a las mujeres se les educa para comportarse así, no hay que confundirse pues: no se trata de esencias. Recientemente supimos de dos mujeres que se acusaban del asesinato de un hombre, en una ciudad del país. Y escuchamos decires sobre el ser de los hombres: ellos son la fortaleza, la rudeza, la sexualidad desbocada, el sostén. Un síntoma de la época, de este mundo nuestro: los hombres como seres angustiados, porque su lugar en la sociedad está interrogado. ¿Los hombres, hoy en día, se afirman en su deseo? ¿O son exclusivamente las mujeres las que están en pos de eso, desacomodando a los hombres? ¿Sabe un hombre hacerse deseante, y suscitar el deseo de una mujer? ¿Y para qué se hace eso hoy, buscar el deseo de otros, y hacerse deseante? ¿Qué hacer con el deseo ganado
del otro, en la cotidianidad? ¿Somos seres perdidos en el deseo? ¿Todos en conjunto estamos dedicados a la conquista de las aspiraciones de la época: Shakira, Cristiano Ronaldo como ejemplo de ello? “¿Saben quién es Cristiano Ronaldo?”, (risas) ¿Hombres angustiados, en retirada? ¿Este hombre no es el que se corresponde al del discurso hegemónico?¿Los nuevos lugares de las mujeres, necesariamente hacen emerger nuevas formas de ser hombres?¿La mujer pública que vemos hoy, qué tanto ha ganado en su deseo? ¿Vemos “mujeres masa”, “hombres masa”? ¡Vemos “mujeres masa” y “hombres masa”! La singularización es condición para la afirmación del deseo para la actividad vital de vivir, para la autenticidad. Una pregunta muy sugestiva: ¿Qué hacer con las generalizaciones que se ofrecieron en la conferencia? Si bien la participación de las mujeres en las labores públicas, o que han hecho la vida suya contando con su deseo, como deseantes, es mayor, o se ha visibilizado más, lo cierto es
«¿ellas son la delicadeza, la ternura, la condición maternal, la contención sexual?» que aún se puede afirmar que han sido pocas las que han hecho algo como eso. Además no necesariamente hay en todos esos nuevos lugares que hoy ocupan las mujeres en la vida pública la afirmación del deseo propio, sino que a la larga lo que se expresa en muchos casos es la acomodación a unos paradigmas, de los que también participan los hombres, unas y otros, indistintamente: ser rico, ser exitoso, ser famoso, tener poderes (económico, social, político, etcéteras), Shakira es un ejemplo, si pensamos pues en las mujeres. Reconocer el deseo implica un trabajo, que probablemente dura toda la vida. ¿Mujeres aburridas con los hombres porque estos no satisfacen sus expectativas? ¿No encierra esa afirmación una reproducción de un modelo en el cual las mujeres están condenadas a satisfacer a los hombres? Depende mucho de la mirada singular del que observa, también. ¿Endilgarle al otro la responsabilidad de no suscitar el aburrimiento en uno, en una? ¿Cómo preguntarse pues por esto? ¡El vínculo entre los géneros es histórico! Es decir: ¡se ha transformado! ¿Eso significa la emergencia de nuevos seres necesariamente? ¿Un encuentro de deseantes,
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Tertulia de La Conversación del miércoles - Cuarto Piso, edificio Comfama Sesiona una semana después de la conferencia central
es a lo que asistimos hoy en el vínculo entre los géneros? “En 60 años no he visto eso”. Una mezcla entre el deseo y las exigencias de la sociedad de consumo, “eso sí lo he visto”. ¿Cómo pensar esto en la relación entre los géneros? Shakira puede estar en su deseo de hacer música, pero ese deseo es atrapado o tiene que insertarse en un mundo, aquí el capitalismo, con sus exigencias, en el consumismo. ¿Hay un drama en Shakira entre su deseo por la música y las demandas del consumismo? La heterogeneidad esta amenazada siempre. El capitalismo nos despoja de la posibilidad de la singularidad. La pregunta por el deseo: eso es un camino tortuoso, difícil, complicado, donde se encuentra uno con culebras. ¿Qué es el deseo? ¿Cuál es tu deseo? “¿Tocar castañuelas?”, (risas otra vez). A las mujeres no nos gusta que un hombre se deje gritar, que sea débil: que al pedirle que alce algo no le escuchemos decir que no porque no es capaz. Se espera que el hombre tenga voluntad. ¿Un hombre con voluntad qué es? Es un hombre “verraco”. Que no sea miedoso y que no tenga la voluntad de no hacer nada. Por muy modernas que estemos, siempre tenemos necesidad de hombres con voluntad. Las mujeres queremos a un hombre al lado de nosotras. Las mujeres seguimos perdidas en el vínculo con el otro,(más risas e interjecciones de asombro) ¿La belleza sólo le corresponde a las mujeres? “Hay hombres que eahvemaría, pero que son insípidos, que les falta la sal. Eso es el deseo, la singularidad, el
condimento. Y en cambio hay otros que son muy feítos pero que tienen eso, ¡que son deseantes!, ¡que tienen sabor!”, (¿más risas? ¡Si, más!) Pero no de puede desconocer lo siguiente: la belleza, comprendida como construcción y auscultación del secreto, ha sido históricamente designada a las mujeres. Y a los hombres la conquista de esa construcción, su apropiación. Son como mandatos culturales, esquemas. ¿A qué se debe “la presencia dinámica del ser mujer” en el devenir de la modernidad? A la mujer se le ha encargado la belleza. A los hombres la fortaleza. ¿Y cómo circulan ahora esos encargos en nuestros días? ¿Cuántas mujeres, hoy en día, se atreven a conquistar el deseo de los hombres?¿La seducción y la conquista para las mujeres? ¿Se mantienen los estereotipos? ¿En todas las culturas pasó, pasa, está pasando eso? ¿Es un requerimiento que un ser humano conquiste para sí el deseo de otro ser humano? ¿No hay otra opción vital? ¿Estamos obligados a la singularidad? ¿Y si no quiero qué: no me realizo como ser humano? ¿Qué es lo que se pretendía decir de la belleza en la conferencia? ¿Dónde estamos? Piénsese por ejemplo el caso de una mujer labriega, ¿cómo le vendría a quedar lo expuesto en la conferencia?¿Cómo se le da lugar en estas interrogaciones a la diferencia de clases, por ejemplo para pensar la pregunta de cómo recibiría esto una mujer labriega, una mujer del campo? La vida humana cobra múltiples formas: ¿por qué levantarse todos los días a proseguir con la vida, se trate de un habitante de la calle, o de un empleado de un 13
La conversación del miércoles Ciclo 2014: De amores, sexualidades y géneros banco? Hay en Chile un muchacho “transfeminista”, él ejerce la prostitución, y defiende los derechos a ejercer la prostitución: es una ella en un cuerpo de un él. ¿Se trata esto de una nueva tendencia?, (confusión) “Hay que asumir acuerdos, pá poder conversar”. Hembra es cuerpo que engendra. Macho es cuerpo que no engendra. No hay más que un cuerpo que engendra. Y este cuerpo puede lucir con el semblante de un hombre, puede verse con el de una mujer, o quién sabe con qué otro. No nos consta si Dilma Rousseff, la presidenta de Brasil, es o no es hembra: nos consta que tiene semblante de mujer, y que probablemente encarna un goce masculino por su relación con el poder. Tampoco sabemos si está allí, en lo que hace, la realización de su deseo. ¿A quién le consta eso? (agradecimientos por la aclaración) La transformación de los ideales en torno a muchas cosas, entre estas a la pareja, es lo que ha abierto a nuevas posibilidades. Esto también ha transformado a los hombres, no sólo las transformaciones de las mujeres.¿Por qué darle tanto peso al vínculo mujeres-hombres, y a la transformación de ellas, hoy día deseantes, para pensar en la aparición de nuevos hombres? (réplica). ¿Pero: y quién transforma los ideales? Ahí está la historia, y ella nos muestra que se han concretado formas de la existencia para hombres y para mujeres. En ella podemos ver que son las mujeres las que han llevado la bandera por la lucha, por las reivindicaciones, por las transformaciones: (proposición),¡cuando toca luchar por algo, hay una apropiación mayor que cuando eso se ha recibido gratuitamente! En este sentido es que se puede entender la mujerización de la sociedad de la que habló Carlos, porque
Ciento y pico de años después: La gran guerra: las mujeres tienen que ir a las fábricas porque los hombres tienen que ir al frente: se concreta un poder para las mujeres: lo que se traduce luego en un mayor acceso a la vida pública, (consciencia de la historia). Amores, sexualidades y géneros, ahí no se acaba el ser humano. Hay otras dimensiones del ser humano: la paternidad, el trabajo, la amistad, ¿por qué concentrarse tanto en el asunto del amor, de la sexualidad, de los géneros, del deseo, del goce, para pensar en las nuevas formas del ser hombre, del ser mujer? Vale, hay otras dimensiones, pero estas tomadas por el ciclo de La conversación del miércoles, exploradas por Carlos, son fundantes de la humanidad de uno, y de una nueva humanidad: seres deseantes que poetizan la vida. En relación a las demandas del consumo, mujeres y hombres están en las mismas condiciones. Aquí se da la uniformación, la homogenización. ¿Sería posible un mundo en el que la normalidad sea una excepción? Un mundo con relaciones entre los habitantes de él movilizadas por el deseo, donde la palabra sea herramienta para desentrañarlo, al deseo, y para suscitarlo. ¡El deseo potenciador de las posibilidades del ser humano! ¡El deseo se otea, pero es muy difícil sostenerlo! Para un mundo como por el que se pregunta habría que conquistar una circulación de los lazos afectivos, sociales, políticos que nos permita ser singulares: nos hacemos en el vínculo. “Cada uno en su cada cual”: ¿es eso posible? ¿Y potenciarlo? ¡Ser auténticos! Cada cual ha de vivir del modo en que pueda arreglárselas. Pero se pueden hacer interrogaciones al modo en que se vive: cómo poetizas la existencia, cómo te relacionás con el otro, qué lugar le das a la Historia y a la consciencia de ella en la vida, qué sociedad contribuís a forjar, qué mundo construís para otros que vengan después, qué ideales te movilizan, cómo hacés tu ciudadanía, cuál es tu deseo, cómo te posicionas frente a las demandas capitalistas. No poder decir lo que uno es, porque no se sabe qué deseo lo anima a uno, o porque no se haya descubierto aún, también es la posibilidad de asombrarse. Esto se liga a la belleza, esta entendida como construcción de ese hallazgo; y al encuentro y desencuentro con el otro. Romper, no concreto como la máquina en la calle, sino la alienación, la sedimentación de concepciones y entendimientos que no dan lugar a la vida y a las formas que ella reclame, hacer esa labor con ideas como éstas, poniéndolas a circular en conferencias, en tertulias, en muchas otras partes, donde generen ruido, donde incomoden, pero no como los pitos de los carros o como las músicas que se escuchan a muy alto volumen.
«(...) A la mujer se le ha encargado la belleza. A los hombres la fortaleza. ¿Y cómo circulan ahora esos encargos en nuestros días? ¿Cuántas mujeres, hoy en día, se atreven a conquistar el deseo de los hombres? (...)» no siendo propio de ellas, históricamente se les ha encargado a ellas el cuidado, la belleza, el amor, etc. A los hombres hoy se les pide ser tiernos, sensibles, cariñosos, que sean enigmas, que se asuman como misterios y asuman así al otro, que sean de la belleza… 1789, La Revolución francesa, de la que participaron las mujeres para exigir el pan, y que luego se volvieron a sus casitas a ser gobernadas por los hombres.
Santiago Gutiérrez Miembro Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA 14
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Pensador de referencia CORPORACIÓN CULTURAL ESTANISLAO ZULETA Judith Butler (1956), es una filósofa post-estructuralista que actualmente ocupa la cátedra Maxine Elliot de Retórica, Literatura comparada y Estudios de la mujer, en la Universidad de California, Berkeley, tras haber sido profesora en la Universidad de Wesleyan de Ohio y Johns Hopkins. Esta teórica ha realizado importantes aportaciones en el campo del feminismo, la Teoría Queer, la filosofía política y la ética. Dentro de sus trabajos más importantes se encuentran El Género en disputa. Feminismo y la subversión de la identidad (1990) y Cuerpos que importan. El límite discursivo del sexo (1993), ambos libros describen lo que hoy se conoce como Teoría Queer.
Boletín de La Conversación del Miércoles Ganador de la convocatoria a estímulos a publicaciones periódicas de la Secretaría de Cultura Ciudadana de la Alcaldía de Medellín Coordinación proyecto La Conversación del Miércoles Sandra L. Jaramillo R.
Información e imagen tomadas de: http://es.wikipedia.org/wiki/Judith_Butler
«Si el género es los significados culturales que acepta el cuerpo sexuado, entonces no puede afirmarse que un género sea únicamente producto de un sexo. Llevada hasta su límite lógico, la distinción sexo/género muestra una discontinuidad radical entre cuerpos sexuados y géneros culturalmente construidos. Si por el momento presuponemos la estabilidad del sexo binario, no está claro que la construcción de "hombres" dará como resultando únicamente cuerpos masculinos o que las "mujeres" interpreten sólo cuerpos femeninos. Además, aunque los sexos parezcan ser claramente binarios en su morfología y constitución (lo que tendrá que ponerse en duda), no hay ningún motivo para creer que también los géneros seguirán siendo sólo dos. »
El género en disputa Judith Butler
Equipo de trabajo del proyecto La Conversación del Miércoles Eduardo Cano Vincent Restrepo Álvaro Estrada Pablo Cuéllar Fernando Ríos
Carlos Mario González Sandra L. Jaramillo R. Alejandro López Aura Rendón Santiago Gutiérrez
Edición, diseño y diagramación Vincent Restrepo Revisión de textos Dayana Cardona
Informes Escritores habituales
Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA Web: www.corpozuleta.org e-mail: info@corpozuleta.org Tel: 444 35 84 Dirección: Cll 50 No. 78a - 89
Santiago Gutiérrez Eduardo Cano Escritores en esta edición Álvaro Estrada Paula Andrea Morales
Otras conferencias del ciclo
Junio - Laberintos del amor en nuestra época Julio - Destinos del deseo: heterosexualidad y homosexualidad Agosto - ¿Sólo las mujeres son femeninas? ¿Sólo los hombres son masculinos? Septiembre - Lugar de gays y lesbianas en la historia y en el presente Octubre - Signo de hoy: ¿mujeres fuertes, hombres débiles? Noviembre - El amor se teje con palabras
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