Boletín de La conversación del miércoles - Noviembre 2014

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La conversación del miércoles Ciclo 2014: De amores, sexualidades y géneros ISSN 2382 - 3763 Boletín #36

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La conversación del miércoles Ciclo 2014: De amores, sexualidades y géneros ¿Por qué nace La conversación del Miércoles?

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unca, como la nuestra, hubo otra época en la que el ser humano estuviera más desconcertado y confundido con respecto a lo más esencial suyo. Todo, absolutamente todo está en duda: el amor y su realización, la sexualidad y sus límites, el sentido de la existencia, la posición ante la muerte, la condición de mujer y de hombre y la expresión de nuevos géneros, la relación de los adultos con los niños y los adolescentes, las formas de poder económico y político que han de regir en la sociedad el lugar de la justicia y la libertad, de la igualdad y la equidad en los diversos vínculos humanos, en síntesis, y para no alargar más la lista, que nuestra época se caracteriza por tenerlo todo en crisis. Pero, si bien que estemos permanentemente en estado de crisis, es decir, en estado crítico, es algo que nos angustia, también esta situación tiene su aspecto positivo, ya que nos pone de cara a pensar lo que somos y a reinventar la vida en aras de lograr unas mejores posibilidades y realizaciones para ésta, tanto en el plano personal como en el colectivo. De la conciencia de esto y de la necesidad de aportar algunos elementos de reflexión que permitan enfrentar lo más creativamente posible la crisis que nos cruza, y no dejará de cruzarnos, es de donde nace LA CONVERSACIÓN DEL MIÉRCOLES. ¿En qué consiste La conversación del Miércoles?

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s un espacio en la ciudad para que el hombre y la mujer del común puedan encontrar una referencia en los logros del conocimiento que nos han legado la filosofía, el psicoanálisis, la historia, la ética, la literatura, etc., de tal forma que accedan de manera más propia a los diversos problemas que cruzan nuestra existencia en tanto individuos y sociedad. La intención es “llevar” el gran pensamiento que la humanidad ha producido, de las cerradas e indiferentes élites académicas, hasta el hombre y la mujer del común, con el propósito de que frente a los problemas que agobian la vida en el presente se provean Boletín de La Conversación de herramientas de reflexión que permitan a cada cual del Miércoles escapar de esos discursos de consejería y orientación que como los de la autoestima, la sexología, etc. quieren recetarle a la gente qué vida hacer y cómo realizarla, Contenido encontrando, mejor, una vía en la que cada uno se haga cargo de sí mismo, piense su particular situación e invente su propio destino. Grupo de estudio - Conferencia Preliminar

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¿Para qué está concebida La conversación del Miércoles?

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ara contribuir al desarrollo de una ciudadanía más reflexiva y crítica, que compruebe que el gran pensamiento de la humanidad no tiene que estar restringido a los recintos académicos; de una ciudadanía que sepa reconocer que para hacer una buena vida no hay ni fórmulas, como las que vienen propalando tantos consejeros que pululan, ni destinos naturales, como los que difunden quienes quieren hacernos creer que nuestro ser está escrito en nuestra biología; en fin, una ciudadanía más dueña de sí y más capaz de asumir que la maravillosa vida humanase puede hacer de muchas maneras, pero no de cualquier manera.

Carlos Mario González Miembro Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA Profesor Universidad Nacional

Grupo de estudio - Discusión Página 5

Conferencia Central Página 6

Tertulia Página 10

Pensador de referencia Página 13


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Grupo de estudio Miércoles 29 de octubre de 2014 Auditorio CorpoZULETA

Conferencia preliminar

A Carlos Mario González y Pablo Vásquez, con el afecto que ostento por dos hombres que demuestran en su ser que la amistad también se teje con palabras.

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Qué quiere decir “El amor se teje con palabras”? ¿Por qué palabras y no otra cosa? ¿Por qué el verbo “tejer” y no otro? Esta expresión quiere decir que la experiencia amorosa en su forma apasionada no aterriza sobre las cabezas de los seres humanos mientras duermen; acudir a la metáfora del tejido indica, ante todo, que es una labor, un trabajo, que no está dado de antemano y que, por tanto, se inscribe en un tiempo, o lo que es igual, se hace a una historia propia. Esto, sin embargo, suena curioso, pues antes hemos enunciado la famosa frase de Lacan “el amor es el instante de una mirada”. ¿Es entonces algo de un instante o se trata más bien de una construcción, de un tejido? Quien está enamorado ha encontrado en otro ser (uno solo entre miles) un “algo”, una pequeña manifestación, un movimiento del cabello, una sonrisa, la entonación de una palabra, un lunar, una forma de mirar… en fin, un “algo” que el psicoanálisis ha llamado el divino detalle, aquello que en lo más profundo del inconsciente resuena como si se viera de nuevo ante aquella placidez total, perdida para siempre en nuestro ingreso al lenguaje y a la cultura. Este divino detalle es el maravilloso artificio de creer que hemos reencontrado lo que nunca más volveremos a encontrar, y justamente lo que permite al ser humano amar. Quien se reconoce bajo esa extrañeza de saberse amante recorre dos vías respecto a su deseo: 1. Desea ser: es decir, quiere salirse de sí, de lo que es, quiere ser otra cosa, quiere que se desaten las fuerzas que lo puedan transformar. Y 2. Desea el ser del otro: quien ama desea atrapar, saber, conocer, poder asir al otro. Ahora bien, la metáfora del amor como un tejido nos propone que luego de la evidencia del divino detalle lo que queda es una apuesta de los implicados para dar curso a ese deseo y, una vez introducido en el río del 3

tiempo, volverlo una historia. El enamorado no quiere verse de cara al final de su amor, por lo que no dice “la amaré sólo cinco años”, sino que traza una línea infinita hacia el futuro. Ahora bien, quizás la evidencia de esa línea proyectada, del hilo rojo que une a los seres, sea la conversación. ¿A qué atiende entonces “desear el ser del otro”? ¿Qué recursos tenemos los seres humanos para “hacernos” al ser del otro? ¿Qué ofrece esta época para que logremos saber algo de la verdad que constituye al otro y la propia? He aquí mi asombro: Karl Krauss pone en los labios de una mujer estas palabras “Acostarme con él sí, ¡pero nada de intimidades!” señalando un rasgo de esta época: lo íntimo se ha difuminado, y en ese sentido, hablar de lo más profundo de los seres parece hacer referencia a metafísicas tales como las de historias de fantasmas. Es precisamente aquí donde Kafka muestra al ser humano, con la potencia trágica que fue su vida y las relaciones que tejió —valga aquí el uso de la metáfora— con los pocos seres que lo rodearon, que el ser del otro, lo íntimo, lo profundo está en el registro del lenguaje, y más precisamente

Ulises González - Des-haciendo cartas de amor Tomada de: http://ulisesgonzalez.net/arte-cartas-de-amor-2007/


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de la palabra. Es la conversación, el cruce de palabras entre él y Milena Jesenská o Felice Bauer lo que va tejiendo el amor entre esos seres. En las cartas de Kafka se evidencia el poder de la palabra (de una palabra propia, singular, auténtica y sincera) para develar las verdades que constituían a esas mujeres y a él mismo. Kafka nos invita a pensar que la palabra es lo que permite saber algo del ser del otro, y por ello ahí yace su potencia seductora, pues la conversación que se teje entre dos seres es el caldo de cultivo para que ese divino detalle pueda emerger, y luego de esto, la laboriosa empresa del sostenimiento del sentimiento amoroso, la cual no puede darse en otro registro diferente al lenguaje. Los cuerpos de los amados se hacen deseables en función de la potencia erotizante que sean capaces de poner en operación, y esto no es posible si el lenguaje de los amantes no tiene la fuerza renovadora que dichos encuentros exigen. Esta época, sin embargo, tiene muchos otros ofrecimientos: renovar el vínculo mediante el uso de un atuendo diferente, unas vacaciones, acaso una posición sexual novedosa o una introducción de un tercero a la experiencia sexual, salidas estas que evitan el problema de fondo y pretenden un cambio superficial; después de todo, por ejemplo, ¿si el ser a quien se ama produce un efecto

hace: unos ojos nuevos para ver el mundo y la propia existencia. En este sentido vale la pena pensar en que la palabra de Kafka, por ejemplo en su escritura epistolar, fue tan prolífica y profunda en tanto siempre tuvo como destinataria a una mujer que valoraba intensamente esa palabra, aprestándose también para la escritura, dispuesta a hacer emerger en ella y en su corresponsal esos sentidos nuevos para ver el mundo. Si Kafka no le hubiese escrito a ellas sino a una mujer superflua, liviana, sin mucho asombro por la existencia, sin disposición al pensamiento, probablemente no hubiesen pasado de tres o cuatro cartas. En cambio estas mujeres, que supieron enaltecer la escritura de Kafka y las palabras en sus cartas. ¿Tendremos nosotros oídos y ojos para las palabras de este ser humano? ¿Desplegamos en nuestra cotidianidad la posibilidad de hacer la palabra el tejido de nuestras relaciones? ¿Nuestros amores se tejen con las palabras? Permítaseme, pues, terminar esta corta reflexión con un poema que, no sólo nos enfrenta a la realidad de que el amor se construye entre conversaciones y libros, sino que este amor, más allá de lo que los amantes deseen, siempre podrá habitar el terrible escenario de su desaparición. Una tarde que ya nunca olvidarás llega a tu casa y se sienta a la mesa. Poco a poco tendrá un lugar en cada habitación, en las paredes y los muebles estarán sus huellas, destenderá tu cama y ahuecará la almohada. Los libros de la biblioteca, precioso tejido de años, se acomodarán a su gusto y semejanza, cambiarán de lugar las fotos Otros ojos mirarán tus costumbres, tu ir y venir entre paredes y abrazos y serán distintos los ruidos cotidianos y los olores. Cualquier tarde que ya nunca olvidarás el que desbarató tu casa y habitó tus cosas saldrá por la puerta sin decir adiós. Deberás comenzar a hacer de nuevo la casa, reacomodar los muebles, limpiar las paredes, cambiar las cerraduras, romper los retratos, barrerlo todo y seguir viviendo.

«(...) la conversación que se teje entre dos seres es el caldo de cultivo para que ese divino detalle pueda emerger, y luego de esto, la laboriosa empresa del sostenimiento del sentimiento amoroso (...)» adormecedor del espíritu, el hecho de desplegar la sexualidad con él acudiendo a alguna variación podría llevar a algún cambio? Volviendo a Kafka es necesario decir que justamente el ofrecimiento suyo para saberse amado por el otro es su singularidad, la manifestación de la experiencia asombrosamente única que constituye Kafka en el mundo. La seducción de Kafka es la seducción de quien muestra los mundos que puede ofrecer y los que junto a sus amadas puede conquistar. Basta acercarse a las cartas que emergieron del amor suyo con Milena Jesenská para notar el ofrecimiento

Oda al amor - María Mercedes Carranza

Vincent Restrepo Miembros Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA 4


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Grupo de estudio

Discusión

Miércoles 29 de octubre de 2014 Auditorio CorpoZULETA

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na vez más se ha convocado este grupo en torno a un concepto como el del amor, y nos preguntamos por qué lo hacemos de nuevo y qué tanto en realidad hemos profundizado en estos años al respecto, interrogantes que demuestran la dificultad que implica el tratar de comprendernos. Fue así como luego de escuchar la presentación inicial se sostuvieron las siguientes líneas generales. En primer lugar se cuestionaron los mismos alcances de la palabra desde el punto de vista de si es en verdad posible vivir el amor desde lo formulado o si más bien siempre se habla desde el ideal, de ahí que ¿qué tan viable es vivir la cotidianidad sumergido sólo en elementos conceptuales? Esta pregunta resalta a su vez una paradoja de este tiempo, la de cómo se puede mantener el amor pasional de modo que no se pierdan las conquistas del individuo. Y además, si se encara hoy en día un amor de ese tipo ¿cuáles son las tendencias que se generan en esta época que aumentan la angustiante tensión entre la singularidad y el arrobo de la pasión? Y es que fue importante recordar que ante semejante experiencia, la pasión funge como una transformadora en potencia, sin embargo la inminencia de una transformación en nuestro ser igualmente implica un desafío el cual nos provoca o nos atemoriza, y si ocurre lo segundo se sabe que existe el riesgo de perder conquistas propias de la individualidad. ¿Cuáles? La libertad se enuncia como la primera en riesgo, mas sin tenerla como un absoluto reconocemos que en ella logramos un despliegue de nuestro ser. ¿Pero qué quiere decir libertad en un mundo aparentemente cada vez más emancipado en la individualidad amorosa y sexual? Sería ingenuo caer en la proclama de que este tiempo amplía sólo libertades y no opone límites pues la misma experiencia amorosa se vive desde el lugar que la cultura condiciona, la relación está atravesada por la época, es decir: todas las épocas intentan normalizarla desde una u otra perspectiva. Es por eso que los nuevos paradigmas posibilitan y también complejizan, sin embargo no son neutros y no es de extrañar que las formas emergentes normalizan las experiencias ya sea desde la convención heredada (el matrimonio cristiano) o desde la ruptura obligada, incluso por la moda (relaciones swinger). En otras palabras, ante la exposición quenos pone el amor siguen estableciéndose discursos normativos, de regulación, de indicación, de la pasión o de la sexualidad, que dicen “lo que se debe hacer para…, lo mejor para satisfacerse es, lo más

adecuado para estar bien es…”, etc. Una época tan desarreglada como la actual pluraliza los discursos que muchas veces lo que hacen es repetir la idea de que hay unas fórmulas que darán una solución, pero que evitan la pregunta de cómo hacer desde la singularidad auténtica la experiencia personal. En este punto, a las dimensiones fenomenológica, conceptual y política expuestas previamente en la conferencia, habría que añadirles la necesidad de una dimensión ética que reflexione el cómo nos relacionamos sin darle categoría de dogma a las morales hegemónicas pues un breve examen nos induce a pensar que tanto el matrimonio católico como las experiencias swinger o los ciberamores parten de

«(...) si se encara hoy en día un amor de ese tipo ¿cuáles son las tendencias que se generan en esta época que aumentan la angustiante tensión entre la singularidad y el arrobo de la pasión?» regulaciones, acuerdos y establecen lugares “naturales o naturalizados” en donde la pasión se controla, ya sea en la cama conyugal, en el chat de la internet o en el club de moda de turno. Entonces ¿en qué punto de la historia estamos? ¿Caminamos a una anarquía o a una nueva delimitación de las formas? Fue importante sostener la idea de en qué medida el ideal romántico ejerce fuerza en las relaciones, y si tal ideal continúa en el imaginario, entonces ¿el llamado post romanticismo qué lugar en el discurso le es posible? Finalmente, con este tema del amor y la pasión la única certeza clara es la incertidumbre, incluso la misma conceptualización deja algo en el vacío de un sentimiento del cuál es muy difícil decir qué es aunque lo rodeemos con ciertos marcos necesarios para quizás ver siquiera un poco mejor una parte del cuadro.

Eduardo Cano Miembro Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA 5


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Conferencia central Miércoles 5 de noviembre de 2014 Auditorio Comfama San Ignacio

El amor se teje con palabras*

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sta conferencia giró alrededor de un problema muy complejo, y al tiempo muy maravilloso y enigmático: la relación entre el sentimiento amoroso y el lenguaje, para lo cual no se podía prescindir de la referencia a un hombre que amó y tejió sus vínculos amorosos mediante la palabra: Kafka. A la luz de su pluma y del testimonio que de él dieron sus amantes, fue posible que esta conferencia tuviera la fuerza, el sentimiento, las claridades que Carlos Mario logró construir desde la pasión misma que Kafka despierta en él. Este problema tiene lugar en la medida en que se piense qué es el amor, así como las relaciones que

Retrato de Franz Kafka en 1906 Tomado de: http://en.wikipedia.org/wiki/Franz_Kafka

éste instaura con la poesía, las cartas de amor y la conversación, tres manifestaciones del lenguaje. Los seres humanos amamos en tanto somos seres que nos reconocemos como seres en falta. Estamos en una falta en tanto que nos falta una relación con el goce pleno; padecemos de una falta en ser y somos no-todo. Esta es una de las tesis centrales de la conferencia, fundamental para pensar por qué la experiencia del amor se convierte para el ser humano en una de las experiencias más definitivas y fuertes de su vida, pero siempre cruzada y atravesada por la incertidumbre y la inquietud. En tanto que el ser amado es una fuerza que jalona transformadoramente, complejizando la vida del amante y sus posibilidades de ser, es una contradicción plantear la relación amor apasionado y tranquilidad. Sentimiento amoroso - lenguaje Ahora, partiendo de la premisa de que el amor es una demanda de ser, por un lado, y, por otro lado, que el ser humano es un ser del lenguaje, se podría concluir que el amor demanda lenguaje, el amor se alimenta y se renueva de lenguaje. Esto conlleva a pensar por qué el lenguaje es mucho más que un medio de comunicación, es la fábrica en que se procesan no solamente nuestras ideas, sino también nuestros propios sentimientos; y un ejemplo claro de ello es el arte, pero también las cartas de amor, de las que hablaremos más adelante, son expresiones que vienen desde lo más profundo del ser y son producidas por otro que captura en uno algo más que una atención, un deseo de ser alguien más de lo que se es. Al ir cobrando cuerpo, al ir los renglones constituyéndose, la escritura va produciendo en quien escribe un efecto de sentido que empieza a atrapar al propio sujeto. Y entonces, se podría decir, parodiando a Nietzsche que “yo y mi entran en un diálogo”. El amor presentifica, es decir, pone al orden del día y personaliza lo esencial del sujeto y, mediante el “bien decir” de lo poético, busca nombrarlo. Como dice Fedro en el Banquete de Platón, “el amor nos hace mejores” o en todo caso nos pone en la intención de ser mejores, de pronunciarnos de la mejor manera posible. Hay una especie de fuerza cualificadora que el amor le impone al amante a efecto de ofrecer la mejor imagen de sí, que sea una imagen que concuerde con el ideal que el otro ha construido de él. Kafka fue un verdadero maestro de la conquista amorosa centrada en el ejercicio de la palabra; entendió, como ninguno, que la esencia del amor está hecha de lenguaje.

* Advertencia: el presente texto corresponde a una reseña de la conferencia central. Al final del mismo se dan los créditos necesarios. 6


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sensible a la conversación? La frase de Nietzsche: “Si queréis un amor duradero, preparaos para una larga conversación”, tiene que ver con que los amantes precisamente por el enigma mutuo que significan el uno para el otro, por el desconocimiento de las honduras de sus respectivos seres, no pueden encontrar un elemento más potente que la conversación que les posibilite la aproximación al alma del otro ser humano. En la interlocución personal están la conversación de un lado y las cartas del otro, y todo ese juego mencionado de las narraciones dramáticas, la expresión lírica y la interlocución personal expresan y causan el sentimiento. ¿Por qué es posible que a punta de unas cartas como a punto de palabras un ser humano enamore a otro ser humano? ¿Cuál es el poder de la palabra? El amor es la ilusión de dos soledades de tender un puente entre ellas. El amor, junto con el arte, es tal vez la experiencia que más nos aproxima al otro. Es el esfuerzo denodado por salir de la soledad en la que uno está sumido de

Objeto de amor –objeto poético El objeto de amor, el ser amado, lo podríamos correlacionar con el objeto poético (entendiendo por objeto poético: el objeto artístico, novelístico, cuentístico, teatral, poético propiamente dicho como poesía). ¿Qué pueden tener de común el objeto de amor y el objeto poético?¿Por qué son tan sensibles los enamorados para reconocerse en la gran literatura? ¿Qué tiene el objeto poético que evoque al objeto de amor? Tanto el objeto de amor, el ser amado, como el objeto poético tienen en común que ambos son insondables e inagotables en emociones y en significaciones. Es decir, que alguien es amado, en el sentido de una fuerza pasional, cuando ese objeto nunca se agota para el amante, cuando hay algo en ese objeto de renovación permanente; hay un gran misterio que hace que la aproximación al objeto sea una aproximación de la que siempre se derivan grandes beneficios para el amante pero que nunca termina consumando o agotando esa riqueza del ser amado. Y el poema, como toda gran obra de arte, tiene la virtud de que siempre es nueva, siempre brilla como si fuera por primera vez que uno fuera a aproximarse a ella; el poema no deja de producir un efecto de sorpresa, no deja de enriquecer a propia sensibilidad y sentimiento. De ahí que la liquidación del amor siempre tenga que ver con el agotamiento del objeto amado; es decir, cuando el amante percibe que ya no hay ninguna sombra, ni nada que le sea sorprendente, entonces el amor declina de la pasión y toma esas formas rutinizadas y normales que muchas veces pueden conducir ya incluso al tedio.

Una idea habría que amarla como a una mujer, y ser feliz cada vez que uno vuelve a ella. !uno la guarda siempre en su interior! !y la busca en todo lo que esta afuera! — R. Musil

Características del amor pasional El objeto de amor atañe a algo que es imposible que el amante pueda explicar qué es. ¿Qué es lo que lo magnetiza a uno con respecto a ese objeto? ¿Qué es lo que a uno lo detiene con respecto a él? Hay algo insondable en el propio ser; hay algo que el psicoanálisis ha llamado del orden de lo real: el objeto que en el mundo me cautiva es un objeto que encuentro en la exterioridad del mundo, pero que atañe a lo más íntimo y esencial de mí, de lo cual yo no tengo conciencia, porque se encuentra arraigado en los suelos del inconsciente. Esa es la noción que tiene el psicoanálisis de extimidad; éxtimo es uno encontrar lo más íntimo de uno en el mundo. Jackes Allain Miller dice que amar a una mujer (lo pone en el ejemplo de hombre a mujer, en un ejemplo heterosexual) es encontrar ese objeto perdido en el mundo en la forma de una persona. ¿Por qué el amor es tan cercano a las modalidades de la interlocución personal que constituyen particularmente la conversación y las cartas de amor? ¿Por qué el amor es tan

manera irrevocable. Y en ese sentido el amor es la misteriosa experiencia por la cual dos seres humanos intentan aproximarse, o asomarse el uno hacia el otro y viceversa. Dice Rainer María Rilke que el amor no es otra cosa que el abrazo de dos soledades, y este abrazo es posible mediante la palabra. Las cartas de amor La maravillosa acción tranquilizadora e intranquilizadora de tu proximidad material se evapora con el tiempo. Kafka. Una carta de amor es, antes que nada, el encuentro de dos ausencias; dos seres ausentes que se inventan un recurso

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para encontrarse. Y es el esfuerzo, el intento de sostener un lazo con el otro ausente. Es la forma en que dos singularidades se intentan reunir. La carta de amor es una expresión de la individualidad moderna; es un espacio de reflexión, no de información, que apunta a incidir sobre su destinatario y, al tiempo, incide sobre el propio escritor; hay una afectación en doble vía. Una carta puede clarificar las verdades mucho más en el sujeto que las escribe, que en el que las recibe. En ese sentido uno podría decir que hablando del amor, la carta hace al amor; es decir, que una mujer se enamora de un hombre que le escribió una carta, pero ese hombre puede sentir que se potencia el mismo

sentimiento que tenía en el acto mismo de redactarla. Realmente la carta de amor es simplemente una bruma que uno tiene, y cuando uno le empieza a poner palabras a las cosas, las cosas empiezan a cobrar forma, y cuando cobran forma, cobran más consistencia, y cuando cobran más consistencia cobran más valor y por eso Kafka seguramente amaba más a Milena cada que ponía un punto final en una carta. Ahora, la primera condición de la carta de amor, también de la carta amistosa, es cumplir con un pedido que hacía San Agustín: “Mira mi corazón”. Quien escribe una carta de amor le está diciendo al otro: necesito saber de mí; y no puedo saber de mí, sino a través de ti; mira mi corazón. Y ese “mira mi corazón” se complementará con: “déjame mirar en tu corazón”. La carta de amor permite que se teje con el otro una relación íntima, en la que tanto el uno como el otro están tratando de saber del otro. Es decir, uno no sabe de uno sino a través de otro. Uno le habla a otro ser humano no para decirle quién es uno, sino para que el otro ser humano le ayude a uno a saber quién es uno. Y así como la amistad es una licencia que uno le da a otro ser humano para que acceda a algunos pliegues íntimos del ser de uno, el amor es una autorización también muy profunda, es una apertura. Por eso el amor tiene tanto de riesgoso; porque cuando uno ama, uno se abre y, en ese abrirse, uno permite el ingreso de otro ser humano. Kafka tiene el poder de que eso que dice lo dice para él, por él y para todos y por todos, de tal manera que uno se siente perfectamente reconocido. Hay algo de universalidad en Kafka, por eso tiene sentido preguntarse si su correspondencia hace parte de la literatura universal. Características generales de la carta de amor La carta de amor era una forma de vencer dos obstáculos que separan a los amantes: uno con relación al tiempo y otro con relación al espacio. Una relación con el tiempo caracterizada por la paciente espera de que llegara la anhelada carta de respuesta, pero también una espera de la enviada. Es decir, que cuando ponías en el correo la carta comenzaba entonces el tiempo a acentuar la espera del momento en el cual aquel, a quien tanto te importaba llegarle con tu palabra, recibía esa carta. Y era también una manera de vencer la distancia espacial con el otro. Si con el tiempo la espera era el fenómeno fundamental que uno vivía, con el espacio era el extravío, la angustia ante la posibilidad de que se extraviara ese preciado objeto que tenía el carácter de algo completamente singular y único, y algo que implicaba un tesoro de verdad para el enamorado. La carta de amor es una carta que hace de la escritura un trabajo de esclarecimiento de quién es el receptor y quién es el emisor. También hay cartas de amor

Carlos Mario González Restrepo - Conferencista Central Miembro Corporación Cultural Estanislao Zuleta - Profesor Universidad Nacional

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cruzadas por la muerte. Cuando uno lee a Kafka, lo lee en su vida, en las formas en que realizó su existencia, en sus formas de amar, de ser amigo; y uno termina es lleno de pena con uno mismo. Kafka era capaz de expresar lo más duro de una forma delicada. Esto es lo que en general hace el gran arte: el gran arte te puede poner de cara a lo más ignominioso, a lo más terrible, a lo más nauseabundo del ser humano, de una forma tal que vos soportás poderlo ver.

Es una escritura cuya destinataria tiene la certeza de que es una palabra única, nacida de todo aquello que ella le ha suscitado, nacida en gracia a ella y exclusivamente para ella. En segundo lugar, como buen enamorado y como buen artista, expresa su profunda atención al detalle. Los artistas son los que nos enseñan a ver el mundo en el detalle. Con ese detalle Kakfa se quiere beber la vida de Felice en los detalles donde la misma Felice o la misma Milena ni se percataban que ellas existían: las visibiliza y reconoce. Simultáneamente, en esa correspondencia él no se pierde en el detalle, sino que el detalle lo integra a lo más importante de la vida: la muerte, el dolor, la familia, el futuro, las realizaciones, el trabajo: todo; lo eleva de la nimiedad o la insignificancia y lo vuelve relevante, y lo relevante lo vuelve profundo: es una palabra profundamente inteligente y aguda; es una palabra que hace irrumpir permanentemente sentidos y significaciones inéditos. En su escritura es como si cada palabra apareciera por primera vez en el universo y cada frase y cada giro. Es una escritura acompañada de una palabra inteligente y aguda, porque él siempre está encontrando sentidos insólitos. La palabra de Kafka sabe exaltar mucho al ser amado, elevándolo al rango de ideal y gratificándolo en demasía. Ese es otro efecto del reconocimiento. Lo que pasa es que es una palabra que no es ajena a la crítica. Su palabra es veraz, sabe ahondar en el otro, encuentra pliegues desconocidos en el alma del otro, pero con la misma fuerza ahonda en sí mismo. Hace del mundo un lenguaje. Todo el mundo brota para Kafka como si estuviera hablándole: el mundo es un lenguaje vivo. Esa es una relación de diálogo permanente con la vida y en el diálogo con la vida, el diálogo permanente con el mundo. ¿La palabra de Kafka habría podido suscitar en otras mujeres lo mismo que suscitó en Felice y Milena? Pero, además otras mujeres no le sacarían a Kafka las palabras que dijo, porque él no era quien tenía las palabras a flor de labio o de los dedos, sino que, como pasa siempre en la vida, lo que uno da no es sino lo que el otro le saca a uno. Lo que uno le dice a otro no es lo que mi intención pretende llevar hasta él, sino lo que el otro reclama de mí. Lo que se pone en juego en las cartas de amor no es la palabra en sí misma, sino la forma en que desde una subjetividad se dirige esa palabra a otra subjetividad.

La carta en Kafka

“Basta de preguntas. Dejémoslas dormir en su mundo subterráneo. Quién las conjura a la luz del día. Son tristes y grises y producen ese mismo efecto. Milena, Milena ayúdeme; comprenda más de lo que le digo. Estas breves noches terrenas hacen que uno casi tenga miedo de la noche eterna”. Kafka. Con las cartas comienza Kafka el tejido de una telaraña. Mediante su palabra, Kafka logra atraer la atención y el amor de Felice, y durante 5 años logra “inundar de palabras” ese vínculo, en el cual la presencia física pasa a un segundo plano. El amor le da muchas ganas al sujeto de vivir y de ser. En Kafka desató una fuerza en la construcción de la escritura: escribe en una noche, en ocho horas, de un tirón, uno de sus textos más hermosos: La condena; y durante los tres primeros meses de haber conocido a Felice escribe siete capítulos de América y La metamorfosis. Características de la escritura de Kafka: Así como en el fondo del mar no hay un solo lugarcito que no esté sometido a la más intensa presión, así ocurre junto a ti. Pero toda otra vida sería una vergüenza y me repelería. Hasta ahora creí que no podía soportar la vida. Que no podía soportar a las personas y me avergonzaba mucho de ello; pero ahora me confirmas que no era la vida lo que me parecía insoportable. Estoy cansado, no sé nada y no deseo nada salvo hundir la cara en tu seno; sentir sobre mi cabeza tu mano y quedarme así toda la eternidad. Kafka.

Reseña elaborada por Xiomara Meneses a partir de la conferencia central dictada por Carlos Mario González.

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Tertulia Miércoles 12 de noviembre del 2014 Salón cuarto piso Comfama San Ignacio

... la palabra desatada.

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ara la apertura de esta redacción, una interrogación que se dejó escuchar hacia el final del encuentro de este miércoles, una que seguramente estuvo en la punta de la lengua de muchos contertulios y contertulias a lo largo de todo el año, hasta el día de ésta, la última tertulia de este año del proyecto, del dos mil catorce: ¿Por qué viene tan poquita gente a la tertulia? La experiencia amorosa, la pasional, es demanda de lenguaje, y por ello es demanda de ser: porque el ser humano es una criatura del lenguaje, un ser que los lenguajes crean, un ser que puede crear lenguajes. Esta experiencia mueve al encuentro de los seres involucrados, y a ellos los inquieta. Para que ésta pueda darse, los amantes deben reconocerse como seres en falta, es decir, como seres que son en relación al otro, que no son todo, que no se experimentan acabados. En esta experiencia se sufre, porque no hay tranquilidad, porque la demanda de ser que concita, supone la incertidumbre sobre lo que se és hasta el momento de ese encuentro con el otro. El objeto amoroso, lo que ama el amante, no se agota para el amante. Constantemente se renueva, o ha de renovarse. Este objeto es una representación de lo más profundo del amante que está en el afuera. Le reporta un gran beneficio al amante. Sucede que el amor pasional decae cuando el amante conoce a este objeto, o cuando cree conocerlo.¿Cómo se renueva la experiencia amorosa en nuestros días, si ya no es tan común que los amantes se escriban cartas? Hay experiencias amorosas por fuera de la palabra escrita. Hay otros lenguajes que no pasan por la palabra y que también pueden tener incidencia en la experiencia amorosa.¿Cómo renovar el sentimiento amoroso? La apuesta mayor de creación, es la amorosa. Para que esa experiencia se mantenga, se requiere de mucha disposición para la creación y para la renovación. Una búsqueda en el amor es la producción de la belleza en el vínculo que sostienen los involucrados, los amantes: Kafka y Felice en su tiempo, Kafka y Milena en su tiempo, Kafka y Dora Diamant…, Tú, Yo, Él, Ella, Ellas, Ellos, Nosotros, Ustedes, Otros y Otras, amantes en nuestro tiempo, acaso. El amor es el más grande riesgo. Se deja metaforizar. Exige la poetización del mundo, y la impone entre los amantes. Demanda poetas y hace poetas, sujetos que hagan una relación particular con el lenguaje: Kafka era un hombre muy singular, veía cosas en el mundo que la mayoría no vemos. Kafka no está amando en sus cartas: él, como dijo de la literatura cuando le insinuaron que no

escribiera tanto: “yo soy la literatura”; a la hora de amar, de escribir en esas cartas a esas mujeres que amó, escribiéndoles él era el amor. Este poeta, el amante que es el amor, poetiza la existencia, lo que significa que instaura lo inédito, lo no dicho antes o no escuchado aún, que es apertura a sentidos nuevos o no explorados, renovación de otros y por lo mismo del sentimiento. La renovación del amor supone el sostenimiento de la zona inédita, como acto de seducción, no como trampa. Si sucede que la nuestra es una época donde se afirma lo efímero, entonces ¿se puede dar que una pasión pueda ser efímera? ¿O sucede que el amor no es un sentimiento para esta época? La palabra en el amor transporta una ilusión, pero no consiste esta ilusión en “hacer o pintar pajaritos en el aire”, como acusan de hacer tantos que aman a sus objetos de amor; consiste esta ilusión transportada, en el sostenimiento recíproco de los lugares que las palabras asignan para los amantes, y en el sostenimiento de lo que

«(...) los amantes deben reconocerse como seres en falta, es decir, como seres que son en relación al otro, que no son todo, que no se experimentan acabados.» está nombrando la palabra para el encuentro. La palabra en la experiencia amorosa no es la misma que se dirige a cualquier otro, otra. Con ésta se busca conocer lo más auténtico de sí: conocer el corazón de uno buscando al corazón del otro, el amante se busca en el objeto de su amor. Milena y Kafka, después del enamoramiento, todavía se escribían cartas, se buscaban el uno en el otro. La palabra amorosa es una búsqueda. La palabra en la experiencia amorosa es descubrimiento. Ella es una apertura que la confianza construida o emergente entre los amantes que se donan palabras buscadoras, palabras descubridoras, garantiza. La palabra en el amor, tiene por tanto que ser una palabra verdadera, en el sentido de comprometida y comprometedora. Pero ésta no se sostiene fácilmente. Demanda respuestas hondas, e interrogaciones profundas. Esa que es la palabra en la experiencia amorosa es pues penetración recíproca. De una experiencia amorosa, de un encuentro que se hace con una palabra así, los involucrados salen transformados. No sólo es el objeto de amor el que se conquista 10


La conversación del miércoles Ciclo 2014: De amores, sexualidades y géneros

con la palabra hablada: los niños y las niñas son ejemplo de eso, siempre quieren saber más cuando sucede que se conversa con ellos. La carta, ella es capacidad de traer al destinatario y al remitente al presente, lo que ella es, hace, se impone al tiempo y al espacio, rebasa esas dimensiones donde se inscriben nuestras vidas. La palabra escrita, la que aparece en una carta, no es exclusiva de la experiencia amorosa. ¿Padres y madres escriben a su hijos? ¿Hermanos se escriben entre sí? La escritura produce un efecto al que la lee, al destinatario si se trata de una carta: al padre, al hijo, al hermano, al amante. La escritura es producción de signos que tienen inscrita una verdad, verdad del que escribe, verdad del destinatario, verdad de la humanidad. Y sucede con esos signos que lo miran a uno, a cualquiera, por más tiempo, con su verdad alojada. Esta es una diferencia que hay entre la palabra que se escribe y que escribe a quien escribe, y la palabra que se habla y habla a quien habla. El escribir a otro, es escribirse a sí mismo. “El defensor”, un libro de Pedro Salinas. En éste aparece un ensayo que se titula “En defensa de la carta, o de la correspondencia”, o algo parecido. Una lectura sugerida para leer otras palabras sobre la escritura de cartas que tienen por

La carta de amor - Raimundo de Madrazo http://www.arte-poster.com/images/2090_arte_laminas_madrazo_cuadros_realismo.jpg

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destinatarias a otras personas o a quien las escribe, al mismo remitente. ¿Qué tan diferente es lo que se construye con la palabra escrita y con la palabra que se habla?¿Y la palabra en la amistad? ¿Qué lugar tiene la palabra en la construcción de la amistad? ¿Es también exploratoria, de sí, del otro, de los asuntos comunes? Uno se trata a sí mismo del modo en que se resuelve el trato con el otro. La amistad también se teje con palabras. Al lazo social también lo sostiene la palabra. La palabra es aquí posibilidad de ubicarse en el mundo, de hacer lugar, de conferir lugares a sí mismo y al otro: ahora tú y yo somos esto, luego… ¿Qué significa estar ante alguien que no “saca palabras de uno”? Lo que nos define como seres humanos, es el lenguaje: somos seres del lenguaje, criaturas suyas. No se puede pensar sin el lenguaje. La palabra es expresión del lenguaje, de esa invención humana que a su vez crea al ser humano. ¿Cuáles son las relaciones de la época con los lenguajes? “No escriba cartas, envié telegramas”: ¿qué significa esto que alguien puede leer, o leyó alguna vez en un cartel? Hay redacciones preconcebidas que se ofrecen a cualquiera que las necesite, para cualquier uso, y que se pueden conseguir en tiendas y papelerías: un saludo amistoso, una declaración de amor, una felicitación por algún motivo, una lamentación por una pérdida, un rompimiento.¿Renuncia nuestra época a la palabra cuando por ejemplo se invoca a no escribir cartas, o con el empleo de los emoticones en los mensajes de texto o en correos electrónicos, o cuando se demanda la brevedad como factor decisivo en un diálogo, o cuando se cree eso de que “una imagen vale más que mil palabras”? ¿Cómo comprender la superabundancia de imágenes que caracteriza nuestro mundo? Si resulta que sí, que hay una renuncia a la palabra, a lo que renuncia entonces la época es a ser humanos. Hay una persona muy importante en nuestro mundo, en nuestros días. Esta es la persona que no tiene tiempo para invertir en una conversación por ejemplo, la persona que regatea un minuto con tal de tener más tiempo para atender sus negocios. ¿Qué es lo que significa una existencia como esa persona de nuestros días?¿Cómo es el compromiso que nuestra época tiene con la palabra, con la que se escribe, con la que se habla? Preguntarse por eso es interrogar la humanidad que estamos haciendo. ¿Quién se pregunta hoy día por el destino de lo humano? ¿Estamos haciendo la mejor humanidad posible? Tertuliar es hacer resistencia a esa renuncia a la palabra. Tertuliar es hacer lenguaje. Y el lenguaje no es sólo comunicación. Si no hay conversación, no es


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Tomada de: http://www.roofingsalesman.com/sign-contract/

ese discurso del amo, que no involucra a lo que se experimenta como propio, ahí todo está hecho, resuelto. Condena a sus hablantes a ser espectadores, a no buscar la autenticidad, lo propio de sí en la palabra que lo vincule con otro. Hay que emanciparse del discurso del amo: ¿qué de lo que nos define resulta modificado porque Nacional, Medellín o cualquier otro equipo de fútbol o de lo que sea, se clasifique o no a una final? ¡Probablemente muy, muy poco! Para cerrar, la interrogación que fue la apertura de la redacción de la última tertulia de La Conversación del miércoles de este año de nuestras vidas: ¿por qué viene tan poquita gente a la tertulia? ¿Será por causa de un temor a venir a interrogarse?, ¿temor a confrontar lo que se es con lo escuchado en la conferencia, y con lo que se llegue a escuchar en la tertulia? ¿Será que estamos ávidos de soluciones, de respuestas ya construidas, que la tertulia nunca va a ofrecer a nadie? ¡Nos vemos el otro año, en el 2015, en el homenaje a Zuleta!...

posible ser humano. ¿Para dónde va una sociedad que cada vez conversa menos? ¿Los padres conversan con sus hijos, y viceversa? ¿Cómo entender la conversación? Ella es relación con lo que nos ha hecho humanos. Se puede comprenderla como la relación con el ser vivo del propio ser; como descubrimiento de sujetos: “ el almarse”, como el contacto de las almas. La conversación es oportunidad para la palabra plena, en el sentido de el buen decir, del esfuerzo por nombrar; es oportunidad para la palabra como acto de compromiso, que vincula con el otro y consigo, con una suerte que construyen esos dos. Esta palabra, la palabra plena, en el sentido de “extimidad”, es la búsqueda de lo íntimo que sólo es posible hacerla a través de un objeto exterior con el recurso de la palabra. Un ”objeto” especial éste, no cualquiera. Entre el exterior y el interior, se dan las construcciones simbólicas que hace el lenguaje, que los lenguajes hacen. “De chiripa tía. De chiripa”, así se metió Nacional entre los ocho según le contó un sobrinito a una tía suya, contertulia nuestra que afirma que hoy sí se conversa, pero que se conversa menos. Pero, ¿hay ahí una conversación, en el sentido de una apuesta por lo íntimo? ¿Qué es lo íntimo, la intimidad, en los días de nuestro mundo? En eso que le dice un sobrinito a una tía, ahí no hay un discurso propio, sino un discurso del amo, de lo hegemónico. En

Santiago Gutiérrez Miembro Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA 12


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Pensador de referencia CORPORACIÓN CULTURAL ESTANISLAO ZULETA Franz Kafka (1883 - 1924), nació en Praga, en una familia judía de clase media. Fue buen estudiante y dominaba los idiomas alemán y checo. Se doctoró en Derecho y trabajó como empleado en una empresa de seguros. Este empleo le dejaba tiempo para dedicarse a su verdadera vocación de escritor. Como escritor ha alcanzado una notable reputación. Conoció a bastantes mujeres y estuvo varias veces enamorado y en cinco ocasiones llegó a comprometerse, pero nunca llegó a casarse. De sus relaciones con Felice Bauer y Milena Jesenska tenemos abundante correspondencia. Murió de tuberculosis a los 41 años.

Boletín de La Conversación del Miércoles Ganador de la convocatoria a estímulos a publicaciones periódicas de la Secretaría de Cultura Ciudadana de la Alcaldía de Medellín Coordinación proyecto La Conversación del Miércoles

Información e imagen tomadas de: http://www.esquizoide.net/kafka.html

Sandra L. Jaramillo R.

«Te pediré un favor que suena completamente loco, y que yo consideraría como tal si fuera quien recibe la carta. Es también el más grande test al que aún la más amable persona puede ser sometida. Bien, el favor es que me escribas una vez por semana, así tu carta llega el domingo, porque no puedo resistir tus cartas diarias, soy incapaz de resistirlas. Por ejemplo, yo respondo una de tus cartas, luego estoy acostado, aparentemente en calma, pero mi corazón late a lo largo de mi cuerpo entero y sólo es consciente de ti. Yo te pertenezco, realmente no hay otra manera de expresarlo, aunque no es suficientemente adecuada. » Cartas a Felice Franz Kafka

Equipo de trabajo del proyecto La Conversación del Miércoles Eduardo Cano Vincent Restrepo Álvaro Estrada Pablo Cuéllar Fernando Ríos

Carlos Mario González Sandra L. Jaramillo R. Alejandro López Aura Rendón Santiago Gutiérrez

Edición, diseño y diagramación Vincent Restrepo Revisión de textos Dayana Cardona

Informes Escritores habituales

Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA Web: www.corpozuleta.org e-mail: info@corpozuleta.org Tel: 444 35 84 Dirección: Cll 50 No. 78a - 89

Santiago Gutiérrez Eduardo Cano Escritores en esta edición Vincent Restrepo

Otras conferencias del ciclo

Junio - Laberintos del amor en nuestra época Julio - Destinos del deseo: heterosexualidad y homosexualidad Agosto - ¿Sólo las mujeres son femeninas? ¿Sólo los hombres son masculinos? Septiembre - Lugar de gays y lesbianas en la historia y en el presente Octubre - Signo de hoy: ¿mujeres fuertes, hombres débiles? Noviembre - El amor se teje con palabras

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Organiza:


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