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Cerro el Ancla

Antofagasta era un punto geográfico, puerto muy reciente, que comenzó a ser poblado en 1866 y al ser fundado oficialmente el 22 de octubre de 1868, las autoridades bolivianas decretaron: “Como un distintivo de la nueva ciudad se marcará un ancla que debe estar asentada en el punto más adecuado y visible del cerro adyacente a la población, que señale en el mar y en el puerto de desembarque a los buques el centro de radicatoria de las autoridades del Supremo Gobierno, para cumplir las leyes que rigen”.

En consecuencia, el ancla del cerro encerró dos fines: por un lado, la importancia que iría a tener La Chimba o Antofagasta como puerto de salida de la producción del salitre, cuyas concesiones había asignado ya el gobierno boliviano a José Santos Ossa y, por otro, el asiento político-administrativo del pueblo en todo el litoral.

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La instrucción de la autoridad de la Prefectura de Cobija era clara. El momento para ejecutar la obra, fue la próxima llegada del primer navío que iba a embarcar salitre en La Chimba o Antofagasta, lo cual hizo que el administrador de la Compañía de Salitres Jorge Hicks, encomendara ésta a un minero de apellido Clavería. Cabe indicar que el primer muelle todavía estaba en construcción y sería operativo en 1869, ubicado en la “Poza”, al frente del actual Barrio Histórico.

El símbolo asignado por la autoridad política se constituyó junto al de La Portada, más al norte de la bahía de San Jorge, en los dos principales emblemas de la ciudad, de naturaleza marítima.

La ubicación del Ancla en ese cerro era la proyección de la ubicación del muelle y la “Poza” pero, también, donde se localizaban las máquinas de la Compañía Salitrera y las chimeneas de los establecimientos de la Beneficiadora de Amalgamación de Metales, como reparó Vidal Gormaz. El Ancla fue pintada con cal y sus dimensiones son de 18 metros de largo, 11 metros el cepo, 8 metros la uña y 4 metros el argoneo.

Inicialmente fue mantenida por la Compañía y una vez convertida Antofagasta en Puerto Menor en 1871 y erigida la Municipalidad en 1872, la Corporación cuidó su preservación no faltando las voces, como la de Isaac Arce que cuidó de hacer notar a las autoridades, en el siglo XX, que el Ancla constituye un “símbolo que no debe desaparecer nunca”.

En 1953 la Municipalidad reconoció en el Ancla el símbolo identitario mayor, no sólo para distinguir las casas más bellas de su población sino para reconocer a sus hijos y vecinos que más habían contribuido con su desarrollo. Los primeros Caballeros del Ancla de Oro fueron los poetas Andrés Sabella Gálvez y Antonio Rendic Ivanovic, en cuyas obras se evoca dicho símbolo.

Cada 14 de febrero- día de Antofagasta- se hace una “ascensión al cerro”, en distintas categorías, llegando el año 2012 a 210 participantes.

José Antonio González Pizarro

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