Revista Porro y Folclor Edición No 31

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Rescatando la Cultura y el Folclor de Colombia Por ello, actualmente, además del aval de la comunidad porrera de Medellín2 y de distinguidos cultores, maestros e investigadores de la danza y específicamente del porro marcado, quienes coinciden en su totalidad en la importancia que tiene en los procesos de identidad local y están de acuerdo con su patrimonialización e ingreso a la LRPCI de la ciudad3, quisiera proponer un análisis más específico de esta normativa que refiere: 1. Los Campos de alcance de la LRPCI y 2. Los Criterios de valoración para incluir manifestaciones culturales en esta lista local. Lo primero que se debe dejar claramente establecido es que, en relación con los 14 Campos de alcance de la LRPCI4, el porro marcado tiene “Correspondencia” y hace parte de tres campos: Las artes, los actos festivos y lúdicos, y el PCI asociado a la vida cotidiana. Como Arte, acto festivo y lúdico, este baile popular se concibe como una manifestación cultural inmaterial de la ciudad de Medellín presente en la vida cotidiana de los habitantes como una opción del uso del tiempo libre y sana convivencia, que representa una tradición y expresión viva que se transmite en familia, sociedad y en escenarios culturales. Además, y estético de las prácticas culturales de los territorios (Chaves, Montenegro y Zambrano (2014), citado por Suaza, 2018).  2  En este camino de patrimonialización es esencial que la práctica propuesta sea significativa para la sociedad involucrada (docentes, profesores, bailarines, bailadores, gestores culturales, academias y escuelas de baile, discotecas, sitios de práctica y ciudadanos, entre otros actores sociales) y que se lleve a cabo “un proceso de apropiación social de sus elementos, componentes y características culturales, que deben gestarse en la vida cotidiana para ser asumidos luego por el Estado y los organismos gubernamentales, para que, de esa manera, ingrese a fases de preservación, difusión y circulación en los contextos educativos, sociales y culturales del territorio, garantizando su posicionamiento como patrimonio cultural” (Suaza, 2018, pp. 82 y 83) 3  Es importante anotar que actualmente Medellín no tiene Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial (LRPCI). El porro marcado sería la primera manifestación cultural de la Lista Local. 4  La LRPCI se podrá integrar con manifestaciones que correspondan a uno o varios de los siguientes 14 campos: 1. Lenguas, lenguajes y tradición oral, 2. Sistemas normativos y formas de organización social tradicionales, 3. Conocimiento tradicional sobre la naturaleza y el universo, 4. Medicina tradicional, 5. Producción tradicional y propia, 6. Técnicas y tradiciones asociadas a la fabricación de objetos artesanales, 7. Artes, 8. Actos festivos y lúdicos, 9. Eventos religiosos tradicionales de carácter colectivo, 10. Conocimientos y técnicas tradicionales asociadas al hábitat, 11.Cultura culinaria, 12. PCI asociado a los espacios culturales, 13. Juegos y deportes tradicionales, y 14. PCI asociado a los eventos de la vida cotidiana (Mincultura, Decreto 2358 del 26 de diciembre de 2019, pp.41 y 42).

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se recrea constantemente como arte para espectáculo, presente en eventos artísticos de carácter público y privado, en los que se hace gala de sus estilos paseado y marcado interpretado por las mejores compañías artísticas y bailarines locales. Adicionalmente, desde hace casi 30 años está presente en el Festival del Porro que organiza la Corporación Festival del Porro con un impacto de ciudad destacable que incluso, actualmente trasciende a esferas nacionales e internacionales. De la misma manera, es el foco de intervención hace más de 15 años en el Festival de la Terminal del Sur y otros similares en la comuna 4 (Aranjuez) y 14 (El Poblado). Todas estas intervenciones socioculturales que se llevan a cabo en diversos entornos, son significativas y estimulan la cohesión entre la colectividad de la ciudad de Medellín como grupo social creador de esta práctica, generándose un proceso de apropiación social de sus componentes y características donde la memoria histórica, los simbolismos, los lugares y cultores de este baile popular, pueden ser identificados y reconocidos. Lo anterior, permite concluir el asunto de la “Correspondencia” del porro marcado con los Campos de alcance del PCI, afirmando que hace parte del PCI asociado a los eventos de la vida cotidiana; esto es, son más de sesenta años en que este baile hace parte de la cultura de la ciudad como referente y manifestación representativa de la comunidad local, portadora de su historia, identidad y memoria cultural. Esto se evidencia, a partir de su vinculación en prácticas sociales como encuentros familiares y/o comunitarios, un bautizo, una primera comunión, un matrimonio, festejos familiares como el día de la madre y del padre, pero también, en un bingo comunitario, el bazar de las iglesias o eventos culturales de ciudad, como la Feria de Flores, las fiestas navideñas, las Porro vías y los festivales, espacios sociales de transmisión del baile, pero también de

valores como la cooperación, la solidaridad y el compartir sencillo, sin tapujos, pero lleno de sinceridad, alegría y espontaneidad, características de los habitantes de Medellín. En relación con los demás criterios de valoración que expone el Decreto 2358 de 2019, se puede analizar lo siguiente: Al respecto de la “Significación” de la manifestación, además de la visibilización y posicionamiento que tiene en las 16 comunas y los 5 corregimientos de la ciudad y otros territorios del departamento, generando sinergia cultural con componentes de identidad, memoria e historia, se ha expandido e incursionado en procesos de formación en donde los habitantes de Medellín se motivan por aprender, fortalecer y dinamizar sus técnicas que se reconstruyen desde sus estructuras motrices y desde su musicalidad en escuelas, academias, cajas de compensación y centros culturales. Ello, además de los procesos de investigación que se llevan a cabo en la Universidad de Antioquia, el Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid y la

Universidad EAFIT, donde el porro marcado está presente en los planes de estudio de carreras como Licenciatura en Danza y en Educación Física, además de posgrados como Maestrías en Gestión Cultural y en Artes, que adicionan un valor esencial que refiere la recuperación de la tradición histórica, cultural y patrimonial de este baile popular y de la ciudad en donde se gestó. Este hecho, además de su difusión a partir de procesos de tradición familiar donde los abuelos de hoy (personas de 70 a 90 años), legaron sus conocimientos a hijos y nietos (personas entre 15 y 60 años, aproximadamente), quienes son los encargados en el siglo XXI de continuar con la divulgación y transmisión de la manifestación, sustentan otro criterio de valor relacionado con su “Naturaleza e identidad colectiva”. Adicionalmente, se debe mencionar el componente que refiere la musicalidad que acompaña este baile popular; hermosas y bien logradas composiciones musicales de porros, cumbias y gaitas en formato orquesta, ritmos que prevalecen en el desarrollo del baile y que

Banda-Paniagüa. Foto. Sebastián

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