Échale un ojo, papá

La educación en la era del coronavirus. Por Carlos Quillo L a era digital ha quedado rebasada frente a la enorme necesidad de quedarnos en casa por tanto tiempo, ahora hacemos nuestro trabajo a través de esta herramienta, es todo un reto. Pero ¿Nos hemos puesto a pensar lo difícil que es para un docente preparar así sus clases? ¿cómo logran controlar a un grupo de niños con distintas características, educación, costumbres y formas de pensar? Y, además, deben lograr que cada uno de los estudiantes aprenda.

Ante estas circunstancias, la educación virtual se ha convertido como la mejor opción para adaptarse a las medidas preventivas de confinamiento, puesto que abre un abanico de posibilidades para el aprendizaje desde casa; ya sea para adquirir conocimientos nuevos o para reafirmar o continuar con el proceso educativo iniciado en la escuela y que, ante la amenaza de contagio, ya no pueden realizarse en forma presencial.

Como padres de familia queremos lo mejor para nuestros hijos y nos es muy fácil criticar o cuestionar la labor docente, ahora, “estamos tomando una sopa de nuestro propio chocolate”, pues cada semana, la maestra nos manda un programa a seguir para que trabaje el alumno al menos dos horas, lo cual es complicado porque no estamos acostumbrados a hacernos cargo de los niños durante la jornada escolar. Además de este aislamiento y de estar al pendiente de mi hijo de 6 años… esto me ha permitido tener la empatía hacia todas esas personas que se dedican a la noble labor de enseñar a niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Porque el trabajo docente no solamente es planificar un tema, es preparar el ejercicio, mandarlo a los padres de familia, revisarlo y calificarlo y además a distancia.

La educación digital ocurre en un entorno de aprendizaje autónomo, es por eso por lo que la distribución adecuada del tiempo del estudiante es un aspecto primordial, lo que conlleva a la organización de un horario de estudio y otro de ocio en forma equilibrada que permita una experiencia enriquecedora.

Yo soy bróker inmobiliario y tengo un horario en el que empiezo y termino, sin embargo, la maestra de mi hijo está todo el día recibiendo preguntas de los papás que no sabemos cómo apoyar a los niños en sus tareas, que no tenemos la noción, ni la paciencia para explicarles un tema de matemáticas o español y aun así, criticamos el trabajo que hacen. ¡Qué mal estamos!

Todo profesor debe usar sus conocimientos, su ingenio y creatividad para pensar en los contenidos y metodologías para lograr que los chicos aprendan, más allá de los textos escolares. Y como padres nosotros tenemos una obligación moral de reconocer su trabajo, respetarlo y agradecer el esfuerzo que hace para enseñar y educar a cada uno de sus alumnos que son nuestros hijos. ¡Mis respetos a todos los maestros!

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Asociación para el Desarrollo, la Educación y la Restauración Social Creamos AC

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