2 minute read

Gracias

Next Article
Junio - Julio

Junio - Julio

Papá Es el destino

Recuerdo cuando ustedes se unieron, entonces tenía yo más o menos un año de vida, escuchaba como hacían planes para el mañana, sin olvidar claro a mis futuros hermanitos, ¿Saben? Me daba alegría escucharlos hablar entre risas y bromas y sin dejarse de querer, me sentía dichosa y más dichosa cuando empezaron a llegar mis hermanitos, hasta entonces no conocía disgustos entre ustedes que no tuvieran solución y un final feliz entre besos y abrazos.

Advertisement

Cuando entré al kínder yo iba y volvía feliz, pues sabía que estábamos mis hermanitos y yo entre dos murallas fuertes construidas con amor, papá y mamá. De pronto, no sé cómo sucedió pero las cosas empezaron a cambiar y sentí frío, al mirar a mis hermanitos, los vi igual de indefensos que yo, tuve miedo y quise refugiarme en los cálidos brazos de papá o en los amorosos brazos de mamá, y al querer abrazarlos me di cuenta que se estaban desmoronando, ¿Dónde estaba la felicidad? Donde estaban las risas, las bromas, los besos, los reencuentros cariñosos de papá y mamá.

Que difícil era para mí comprender la razón por qué lloraba mamá y por qué gritaba papá, y más difícil aún por qué se ponían al tú por tú, ¿Cuándo dejo de existir el respeto?, ¿Cuándo cambiaron las miradas de amor, por miradas de odio y desprecio?

Y así como me dejé envolver un día en la felicidad, me dejé arrastrar esta vez por el miedo y la incomprensión, ya no pensaba, tan solo observaba y me encerré en el único lugar donde no habían cambiado conmigo, donde no me hacían daño, el “kínder”, sí, la escuela y mis hermanitos ahora lo eran todo, ellos constituían mi mundo, un mundo que no alcanzaba a comprender, es más creo que ni lo vivía.

Se desato la tormenta, nos arrastró a todos, no quise saber nada de nadie y cerré mis ojos, al abrirlos me encontré con el cariñoso y sonriente rostro de mi padre y de mis hermanitos, busque a mi madre y sin que nadie dijera nada, todo lo comprendí de acuerdo a mi edad, de la tormenta solo mi padre nos

26

rescató, de ella no sé qué decir… por qué en su corazón alguna vez nos quiso.

Por qué mi padre nos quiere, y por qué tengo a mis hermanitos siento que Dios existe.

Gracias papá por enseñarnos lo maravillosa que es la vida, por alentarnos a continuar a pesar de las dificultades, por enseñarnos con el ejemplo, y sobre todo por ser nuestro padre.

Miriam y Laura Laguna.

This article is from: