4 minute read

Leer me enseñó a liderar

«“¿Dónde estudiaste?” me preguntaron mis maestros cuando entré a mi nuevo colegio. Respondí que en mi aldea. “Pero vos te expresas como una niña que viene de otro lugar y no de una aldea” me dijeron. Y yo volví a responder con orgullo “Es porque he leído mucho en mi biblioteca Blue Lupin”.

Soy Yuri, tengo 15 años, estudio el bachillerato y aunque soy muy pobre me sobran ganas para triunfar. Leer me abrió los ojos. Leer me liberó de la ignorancia.

Advertisement

En esta comunidad no sabíamos que era una biblioteca, pero un día nos hablaron que tendríamos muchos libros y mucho arte, así que nos organizamos con el apoyo de Plan International, de los docentes y de la alcaldía. En esta biblioteca hay un esfuerzo grande de la comunidad, nos pertenece a todas las personas.

Cuando organizaron los clubes, yo con mucho miedo me anoté en el Club de Animación Lectora, pues era una niña que no hablaba, temblaba si me pedían decir algo, no sabía cómo expresarme porque mi vocabulario era escaso, incluso poco entendía lo que hablaban en clase. No tenía amigas, ni amigos, no participaba en absolutamente nada. Yo sabía que en el fondo era inteligente, pero me frustraba no saber cómo despertar mi inteligencia. Tenía miedo de equivocarme. Me deprimía

mucho cuando no podía hacer algo y cuando me equivocaba me avergonzaba de mí misma.

En el Club de Animación Lectora aprendimos todo muy fácil y nos trataban muy bien, nos sentimos apreciados por las personas que trabajan en el equipo Blue Lupin que tienen una gran paciencia y son muy alegres. Nos mostraron los libros y comencé a leer, aprendimos como funcionaría la biblioteca, qué era un Diario Lector, un Bolsito Lector, una Mochila Viajera; aprendimos de la igualdad entre las niñas y los niños, a protegernos y tratarnos con respeto. Las demás niñas y niños dijeron que se admiraban de mi cambio y me dijeron que yo debía ser la Coordinadora del Club de Animación Lectora. Yo estaba tan feliz de que por �in haría algo importante y que dijeran que yo era valiosa.

Recuerdo que nos reunimos las niñas y los niños y juntos hicimos las normas de la biblioteca, yo lideré el préstamo de libros, así que yo fui la primera niña encargada de la biblioteca lo que me permitió conocer a todas las niñas y niños, todos los libros, todos los grupos de arte; aprendí a ver de otro modo a las niñas: eran muy inteligentes, leían mucho y comencé a admirarlas.

He leído 451 libros en la biblioteca. Comencé a estudiar en otro centro educativo porque ya pasé todos los grados aquí, pero vengo siempre a la biblioteca y presto muchos libros. Me siento feliz de poder regresar todas las semanas porque donde estudio no hay biblioteca, ni libros.

Tengo recuerdos bonitos de esta biblioteca, especialmente la convivencia, lo lindo que es ayudar a otras niñas y niños y que te ayuden también. Aquí aprendí a hablar de mis sueños y deseos de seguir estudiando; en nuestras actividades de la biblioteca hablábamos mucho, nos daba fortaleza aprender que las mujeres no solo son para parir, sino que podemos triunfar y ser importantes en la sociedad. Las niñas y niños dicen que en la biblioteca se sienten seguros y apreciados.

Conozco a niñas que no podían leer y ahora aprenden mucho más fácil. La lectura me ayudó a conocer palabras nuevas, a hablar en público y a enfrentar a muchos niños que al principio se burlaban de nosotras porque éramos tímidas y luego cambiaron al ver como crecimos en conocimientos; aprendí a relacionarme sin miedo, a convivir y a valorarme.

Ahora tengo muchas palabras para defenderme y expresarme, también para demostrar lo que sé. No espero que me pidan que participe: yo pido la palabra. No espero que me propongan, yo misma me propongo porque soy capaz. No tengo ningún miedo a equivocarme las veces que sea necesario.

Sé que la pandemia es di�ícil y que hay muchas niñas y niños tristes porque no pueden estudiar, pero me alegro que sigan abriendo la biblioteca, antes estaba llena de niñas y niños, todos los días, ahora se entran en grupos pequeños, se lee adentro con distanciamiento y se prestan libros para llevar, es así porque las niñas y niños ya tienen el hábito, yo soy una prueba, ya no estudio aquí, pero siempre vengo a prestar libros.

Ustedes me preguntan “¿Para qué leer?” y yo les doy la mejor respuesta: mírenme, he cambiado, he aprendido mucho, puedo hablar sin miedo, aquí estoy, sigo estudiando, no tengo teléfono celular para las clases virtuales, pero una vecina me presta por horas el teléfono y mi hermana que vive lejos de aquí me deja su teléfono de vez en cuando, estudio cinco días a la semana, son cinco horas diarias, me levanto a las cinco de la mañana, ayudo en mi casa y recibo clases de una de la tarde a las cinco de la tarde, luego sigo ayudando en casa y de ocho a once de la noche hago tareas y siempre… siempre… siempre leo».

This article is from: