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El teatro me quitó la humillación 49

El teatro me quito la humillacion

Ernesto tiene doce años, es un niño que vive con una discapacidad, pues perdió su brazo derecho a sus diez años, cuando el automóvil que lo llevaba junto a unos quince niñas, niños y adultos a colectar café en las montañas se accidentó.

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El pequeño niño de ojos negros y de sonrisa hermosa no fue vencido por esta tragedia, pues su fuerza y voluntad son in�initas: contradiciendo a mucha gente que le decía que no siguiera estudiando y con las heridas aún sin sanar completamente, regresó a la escuela y cursó su cuarto grado. Ernesto es el menor de tres hermanos, vive con su madre que trabaja en o�icios de la casa, con su padre que es albañil. Cuando llegó el proyecto de biblioteca, asistió a la socialización y escuchó sobre las actividades de animación lectora, el teatro, los títeres, los mimos, los cuentacuentos, el Bolsito Lector y la Mochila Viajera.

Con muchas dudas por su discapacidad y apoyado por sus compañeros y compañeras, Ernesto ingresó al grupo de teatro que se estaba formando, de este modo comienza lo que él de�ine como una aventura hermosa «Me daba pena hablar en público, me ponía muy nervioso y se me enrojecía el rostro; pero en el grupo de teatro comencé a actuar, a expresarse, a contar historias y a escribirlas».

En sus propias palabras dice que «El teatro me quitó la humillación, me enseñó a dejar de ser tímido, Delmer, el que nos enseñaba, me dijo que yo podía hacerlo todo y que creía en mí y con�iaba que sería un buen actor». Cuenta Ernesto que antes nadie le ayudaba a superar la pena para hablar en público, pero que la biblioteca cambió su historia, «sin la biblioteca Blue Lupin no hubiera tenido la oportunidad de salir de aquí como un actor que ha visitado con la Mochila Viajera más de seis comunidades».

Además de presentar su obra en el Festival de Teatro Infantil Comunitario que se desarrolló en Gracias, donde se llevó los aplausos y la admiración del público, también el día de la inauguración de la biblioteca se realizó la presentación de la obra ante toda la comunidad y las autoridades municipales y departamentales. «En la obra de teatro, tengo el papel más importante, soy un duende que cuida y protege a un niño del maltrato y de los peligros de ser secuestrado» comenta Ernesto y agrega que ha mejorado sus notas porque con la biblioteca es más fácil realizar las tareas y estudiar. Cuenta que sus compañeros asisten todos los días a la biblioteca durante el recreo y al �inal de las clases porque siempre está abierta a esas horas; además todas las niñas y los niños quieren entrar al grupo de teatro, títeres, mimos y cuentacuentos y quieren ir con las Mochilas Viajeras a leer a otras comunidades.

Según Ernesto, «antes de que existiera la biblioteca las niñas y los niños no estaban motivados para leer. Ahora sí. Es como si sólo quisieran pasar el tiempo leyendo. Creo

que las familias estarán orgullosas porque sus hijos serán más inteligentes».

Nos ve de frente con la mirada luminosa y agrega «Lo más bonito de la biblioteca es el teatro y los libros porque me gusta leer y expresarme. He leído 25 libros de la biblioteca. Me gustan todos los libros, pero especialmente pre�iero los de terror, de leyendas, y los de la “Colección Pregúntame” porque me reta a contestar. Hasta hoy mi libro preferido es Drácula. Mi mayor momento de felicidad fue cuando viajé a Gracias al Festival de Teatro Infantil Comunitario. Era mucha gente en el público, pero yo no estaba nervioso, ni mis compañeras y compañeros, a pesar que eran 12 grupos de teatro; yo estaba alegre de ver a otras niñas y niños actuar con mucho talento. De las obras que vi en el festival y que me gustó fue La niña y el pez de una comunidad lejana. También estaban unos escritores eran el jurado del festival y nos aplaudieron».

Ernesto camina junto a los libreros, toma un libro y nos dice «Deberían llenar Honduras con bibliotecas Blue Lupin». Y al preguntarle que puede decirle a las niñas y niños que viven con una discapacidad, no lo duda y habla con una transparencia que nos estremece: «Que no se rindan, que no se detengan. Lo que tenemos no es un defecto, ni es culpa de nosotros, así somos y así vamos para adelante. A mí me dijeron que no podía hacer nada, hoy cuando salgo a actuar la gente me dice que yo lo puedo hacer todo. Yo no me siento mal, no me falta nada, ahora hasta en el equipo de futbol estoy participando».

Leer para ser bondadosos

«Cuando leo siento que estoy en las nubes. —dice Eliana— Un día estaba tan concentrada que sentí que estaba volando y hasta me dieron mareos». Ella es así, extrovertida, vivaz e inagotable para conversar. Una soñadora que quiere contar todo lo que sabe en un instante.

Esta lectora feliz tiene ocho años, cursa el segundo grado y cuenta que «Yo no sabía que existía esta biblioteca, pero me invitaron a un evento de payasos que se hizo aquí. Así fue que llegué a la biblioteca. Cuando entre ¡Ay! ¡Qué bonito! ¡Qué emoción ver tantos libros preciosos y muebles bonitos! Busqué un libro y me lo leí. ¡Qué bonito! ¡Vi payasos y leí un libro!» (se ríe a carcajadas).

Eliana fue a contarle a su maestra a la escuela; luego la maestra visitó la biblioteca pública Blue Lupin y quedó fascinada; inmediatamente se reunió con los padres y madres de familia y plantearon como proyecto “La hora de la lectura” que consiste en que las madres y los padres llevan a sus hijos una hora a la biblioteca.

La profesora de Eliana a�irma que «con�ieso que fue una impresión muy especial entrar a la Biblioteca Blue Lupin, no pude evitar recorrerla y hacer una lectura rápida de algunos libros que leí en mi infancia, en mi adolescencia y en mi vida universitaria;

así que pensé “mis niños y niñas deben ser parte de este mundo, tendrán el honor de leer el libro que deseen, deleitándose con su lectura”, y así lo hice, junto a los padres y madres, para que enriquezcan su comprensión lectora, pues es la única manera en que los hondureños y hondureñas cambiaremos el futuro».

María es una enfermera que no disimula su emoción de ser la madre de Eliana y dice que «mi niña sueña con los libros, por eso la acompaño aquí siempre que puedo».

La biblioteca es un paraíso para Eliana, «A mi papá le gustó esta biblioteca porque dice que aquí hay libros que le sirven en el trabajo y que le gustan las sillas, las mesas y esos sillones como pelotas donde uno se puede recostar a leer».

Eliana comenta que en la graduación de segundo grado les dieron un reconocimiento a todos los niños y niñas por asistir a la biblioteca Blue Lupin. Ella dice que leyeron mucho en su grado. Como buena lectora cuenta una anécdota: «Hice una competencia con mi amigo Roberto para ver quien leía más; al principio llevábamos la misma cantidad de libros, luego él me iba ganando, pues había leído 35 libros y yo 24, pero ya lo alcancé y lo dejé atrás. Me gusta platicar de los libros con mi amiga Maury, ella es una gran lectora, cuando yo llevaba 99 libros, ella llevaba 121 y también la alcancé».

Eliana dice que le gustaría «que todas las niñas comiencen a leer, que los padres traigan a sus hijos a la biblioteca. Aquí los libros son gratis, no cobran por entrar. Es importante leer porque se nos desenreda la lengua y hablamos más rápido, y la gente se �ija que uno es inteligente y le pueden dar una beca para estudiar».

Esta lectora extrovertida es una magni�ica conversadora «Son muchos los libros que me gustan; el primero es Las tres cerditas, pero es diferente a “Los tres cerditos”, no hay que confundirlos… ahí aprendí que no hay que con�iar en desconocidos, que hay buenas y malas personas; es una historia de tres cerditas que andan buscando esposo y el lobo se disfraza de cerdito para enamorarlas y supuestamente para casarse con ellas, pero lo que quiere es comérselas. Me gusta mucho El abrigo de Pupa porque habla de no tener miedo, esa niña tenía un abrigo de miedos y hasta que se lo quitó fue feliz. Otro libro preferido es Un papá a la medida es muy divertido, una niña que tiene una mamá grandota y buscan un esposo fuerte y grandote, pero al �inal se queda con uno chiquito, con poco pelo y no es fuerte, pero es cariñoso y bueno”.

Es una tarde hermosa en la biblioteca Blue Lupin, se podría conversar horas con Eliana, su madre y su hermana.

«Si uno lee —dice Eliana— se hace buena persona».

Todos nos vemos a los ojos y la vemos a ella y aunque no pronunciamos una palabra, nuestros corazones pronuncian la misma frase “Claro que sí, Eliana, claro que sí. Te creemos, te creemos”.

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