Leer me dio alas
El teatro me quito la humillacion
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Ernesto tiene doce años, es un niño que vive con una discapacidad, pues perdió su brazo derecho a sus diez años, cuando el automóvil que lo llevaba junto a unos quince niñas, niños y adultos a colectar café en las montañas se accidentó.
El pequeño niño de ojos negros y de sonrisa hermosa no fue vencido por esta tragedia, pues su fuerza y voluntad son in�initas: contradiciendo a mucha gente que le
decía que no siguiera estudiando y con las heridas aún sin sanar completamente,
regresó a la escuela y cursó su cuarto grado. Ernesto es el menor de tres hermanos, vive con su madre que trabaja en o�icios de la casa, con su padre que es albañil.
Cuando llegó el proyecto de biblioteca, asistió a la socialización y escuchó sobre las actividades de animación lectora, el teatro, los títeres, los mimos, los cuentacuentos, el Bolsito Lector y la Mochila Viajera.
Con muchas dudas por su discapacidad y apoyado por sus compañeros y compañeras, Ernesto ingresó al grupo de teatro que se estaba formando, de este modo comienza lo
que él de�ine como una aventura hermosa «Me daba pena hablar en público, me ponía
muy nervioso y se me enrojecía el rostro; pero en el grupo de teatro comencé a actuar, a expresarse, a contar historias y a escribirlas».