Leer me dio alas

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Leer

me dio alas Historias de niñas y niños lectores de las bibliotecas Blue Lupin de Lempira implementadas por Plan International Honduras



Leer

me dio alas Historias de niñas y niños lectores de las bibliotecas Blue Lupin de Lempira implementadas por Plan International Honduras


Leer me dio alas, Historias de niñas y niños lectores de las bibliotecas Blue Lupin de Lempira implementadas por Plan International Honduras. ©Plan International Honduras

Directora de País de Plan International Honduras: Celina Rosales Gerente Unidad de Programas de Lempira de Plan International Honduras: René Perdomo Coordinación del Proyecto “Leer para empoderar”: Salvador Madrid Equipo del Proyecto “Leer para empoderar”: Yadira Hernández, Eveling Martínez, Ulises Alvarado, Edgar Rodriguez, Itzul Galeano, Edgar Rodríguez. Compilación y edición: Salvador Madrid

Se prohíbe la reproducción de este material sin el permiso de Plan International Honduras. Se autoriza su uso para citas y referencias, siempre y cuando se brinde el crédito correspondiente al Proyecto de Bibliotecas Blue Lupin “Leer para empoderar” de Plan International Honduras.

Impreso en Honduras Printed in Honduras




Indice Niñas y niños que leen y transforman su mundo Las lectoras Aprendí en un lugar feliz El pez-lluvia conoce a Yeyri La niña con la letra más bonita En la biblioteca aprendí a leer y a escribir Leer me enseñó a liderar Transmitir amor con la biblioteca Cambios con las bibliotecas Blue Lupin El teatro me quitó la humillación Leer para ser bondadosos Era como si estábamos indefensas La alegría es lo mejor de la biblioteca De la biblioteca escolar a la biblioteca pública Leer para salir de la pobreza Miguel y sus mil libros El día que lloró el cielo Estoy venciendo mis miedos La lectora de las tierras altas

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Ninas y ninos que leen y transforman su mundo Para Plan International Honduras es un motivo de orgullo dar a conocer dieciocho historias de niñas y niños lectores de Lempira que forman parte del proyecto de Bibliotecas Blue Lupin “Leer para empoderar” que se implementa desde 2014,

gracias al apoyo de la Dirección Departamental de Educación de Lempira y a las alcaldías municipales de Gracias, Lepaera, La Unión, La Iguala, San Rafael, Las Flores, Talgua, San Manuel de Colohete, San Marcos de Caiquín y La Campa.

En verdad son miles de historias de niñas y niños lectores cuyos testimonios con�iguran un imaginario único en el país que nos permite dimensionar el poder e impacto de las bibliotecas Blue Lupin cuya metodología lectora con base lúdica y comunitaria, protectora, inclusiva y con igualdad de género, forjan una sensibilidad

que potencia habilidades de expresión, participación y defensa de los derechos de la niñez.

Se han construido, equipado y formado 36 bibliotecas escolares, 2 bibliotecas públicas y una biblioteca comunitaria escolar donde participan en actividades de

animación lectora y arte infantil 17028 niñas y 16073 niños de 36 centros educativos


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Niños y niñas que leen y transforman su mundo

sedes y 550 centros educativos asociados. Además, hay 6811 madres y 6429 padres lectores que acompañan a sus hijos e hijas a leer.

Estas historias han sido compiladas en diferentes momentos del proyecto y en sitios distantes, pero todas se conectan entre si porque re�lejan el impacto de las bibliotecas, el empoderamiento y resiliencia de las niñas y niños lectores. En ellas

expresan su forma de ver el mundo, el autorreconocimiento de sus propios espíritus en la medida que leen, hacen teatro, títeres, mimo, cuentacuentos, cine, dibujo o lideran las acciones de animación lectora.

Las niñas y los niños son protagonistas excepcionales de las bibliotecas Blue Lupin, han logrado fortalecer una cultura lectora, además de expresar de manera crítica sus

opiniones ante otras niñas y niños, docentes, madres, padres y autoridades sobre temas urgentes como la prevención de embarazos adolescentes, matrimonio infantil y uniones tempranas forzadas, violencias, especialmente la violencia basada en género, inclusión y protección de la niñez del abuso y maltrato.


Las lectoras Llegamos a un patio vacío donde hay una enredadera que pareciera atar las casas

como un racimo de frutas. Es tiempo de pandemia. De pronto el silencio se llena de voces y de risas. De las casas sale una anciana y un grupo de niñas con sus mascarillas. —«¡Hola, hola! ¿En qué les podemos ayudarles?» —Pregunta la anciana.

—«Buscamos a dos niñas que leen mucho. Nos dijeron que viven aquí. Queremos entrevistarlas». —Respondo.

—¡Jajaja! —Ríe una de las niñas que lleva el cabello trenzado. —«¡Ah y tú de qué te ríes!» —le digo con alegría a la niña.


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Las lectoras

—«¡Es que aquí todas las niñas leemos! Tenemos libros en nuestras casas; los traemos de la biblioteca Blue Lupin». —Responde la niña…

Son Las Lectoras, un grupo de más de quince niñas de diferentes edades que estudian en la escuela cercana donde funciona la biblioteca Blue Lupin. También aparecen los niños lectores que son más de cinco.

Nos invitan a sentarnos bajo la enredadera donde hay unos bancos de madera, y como

ya somos muchos, pues han llegado madres, padres y el abuelo, sacan más sillas y hacemos un semicírculo para conversar.

—«¡Por favor hagan café para estos muchachos!» —Dice amablemente la anciana.

Bajo la enredadera, en un patio lleno de �lores, las niñas comienzan a contar sus historias. «Cuando íbamos a la escuela prestábamos libros los días lunes, miércoles y

viernes. Ahora, debido a la pandemia, las maestras vienen cada quince días y nos prestan dos libros. La ventaja es que en esta aldea somos una sola familia, así que nos prestamos los libros entre primas y primos» comenta María.

El abuelo expresa que «Aquí tenemos el orgullo que vive la niña que más libros ha

leído en la biblioteca y hasta un premio le dieron. Es ella (señala a una niña) se llama Keylin».

La abuela comenta «Este tiempo no se parece en nada al tiempo cuando nosotras éramos niñas. Mirar a un grupo de niñas estudiando es felicidad. Yo escucho a las


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niñas cuando conversan sobre lo que leen. Con la biblioteca las niñas van a aprender muchos conocimientos que nosotros ignoramos. ¡Ellas si se van a educar!»

Keylin la niña que más libros ha leído comenta que «Me gusta la biblioteca porque hay

libros muy bonitos donde nosotras podemos leer y aprender. En este tiempo de

con�inamiento hemos ido a la biblioteca dos veces a prestar libros. Guardamos los

libros en nuestro “Bolsito Lector” para protegerlos y que no se maltraten. Hemos estado leyendo mucho y hemos escrito cuentos. Yo presto dos libros, mi hermana también. He leído 354 libros y los he registrado en mi “Diario Lector”».

Ahora la enredadera está llena de voces. Somos testigos del poder y la belleza de la lectura. Las niñas y los niños como un enjambre de abejas entran y salen de sus casas,

traen los libros que están leyendo, nos muestran sus Diarios Lectores donde comentan cada libro, conversan entre ellos: «Ah ese libro si es bonito, lo leí tres

veces», «Ese yo te dije que lo leyeras», «Préstame ese que quiero leerlo y te presto el mío…».

Una de las madres dice «Estas niñas así pasan todos los días, hablando de libros y

también le leen cuentos a los hermanitos y a los primos pequeños, les enseñan las letras del abecedario. Nosotras las madres y padres no sabemos leer, pero ellas nos leen».

Al preguntarles a algunas niñas y niños su nombre, edad y cuántos libros han leído, un

murmullo hermoso llena la tarde: «Soy Dulce tengo diez años y he leído 40 libros. Me


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Las lectoras

llamo Kendy, tengo trece años y he leído 325 libros. Yo soy Yolany tengo siete años y he leído 4 libros. Mi nombre es María, tengo diez años y leído 140 libros. Yo he leído

31 libros y me llamo Darcy, tengo nueve años. Yo soy Delmer tengo once años he leído 135 libros. Yo me llamo Douglas, tengo nueve años y he leído 50 libros…».

Les preguntamos cómo ha sido este tiempo de pandemia. María dice que «Estamos preocupadas porque no vamos a la escuela. ¡Me gusta la escuela! ¡Ahí es donde

pertenecemos para aprender!». La pequeña Yolani a�irma que «Los libros alegran nuestros hogares»; Darcy agrega que «Sin libros sería feo estar en la casa. Con libros

en cambio uno lee y se imagina, ve en la mente los personajes y los lugares”. Keylin

dice que «Nosotras no salimos de esta aldea porque nos podemos contagiar, sólo vamos a la biblioteca a traer libros y nos regresamos rápido; siempre llevamos puesta la mascarilla. El mayor miedo que tengo es perder el año escolar porque estoy

ilusionada que puedo seguir estudiando, aunque soy pobre, tal vez alguien me ayuda

con una beca, tengo 97% de índice académico y leo mucho para estar lista cuando tenga una oportunidad».

La tarde tiene un sabor dulce bajo la enredadera. «Leer es como comer lo que más nos

gusta. Cuando abrieron la biblioteca pensé “¡Dios mío! ¿Cuándo vamos a leer todos estos libros? ¡No vamos a poder!” ahora sé que harán falta libros pues leemos todos los días” dice Kendy.

Ulises y yo nos despedimos. Hemos olvidado la tristeza de la pandemia al escuchar a


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Las Lectoras, niñas poderosas cuya fuerza viene de sí mismas y de sus libros amados, además son capaces de enseñar a otras niñas y niños.

—«Es increíble cómo están de empoderadas las niñas y lo niños con la biblioteca».

—Me dice con emoción Ulises, mientras avanzamos por un sendero hacia la camioneta.

—«Si… Tenemos que contarlo, porque estos testimonios de niñas y niños increíbles son los que pueden mover al mundo» —Le respondo, mientras extiendo las manos al cielo para sentir una llovizna leve que está cayendo y hace más grande mi felicidad.



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Aprendi en un lugar feliz

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«Yo soy Belkis, tengo diecisiete años, me gradué de educación media y de un diplomado en periodismo. Trabajo en un canal de televisión local.

La biblioteca Blue Lupin tiene un lugar importante en mi vida. Ahí descubrí que yo era otra persona, alguien maravillosa, alguien con talento, capaz de hablar bien y expresarse sin pena.

Los libros me dieron valor. Pero también recuerdo lo bonito que es sentir que uno puede ser feliz con los libros a pesar de ser pobre. En la biblioteca no sólo leía, hacia teatro, títeres, cuentacuentos y mimo.

Me fascinaba la Mochila Viajera, hacer una caminata con los compañeros, llegar a una

escuela donde nos esperaban, presentar nuestras obras de teatro, luego colocar los

libros para que leyeran las niñas y los niños, pero lo más fascinante para mí era ese momento cuando le leía cuentos a los más pequeñitos que nunca habían tenido oportunidad de estar cerca de libros tan bonitos.

El periodismo en esta región es dominado por los hombres, por eso ha sido di�ícil, pues yo soy niña lenca. Deberían darme un lugar especial, pero he encontrado barreras que voy venciendo con profesionalismo como comunicadora.


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Aprendí en un lugar feliz

Me gusta que las niñas y las jóvenes me ven con admiración y me piden que nos hagamos fotogra�ías, ellas me dicen que yo las inspiro. Soy reportera, pero también

soy camarógrafa, trabajo en redacción, edición y en operaciones técnicas. Aprendí todo del medio de comunicación. Dicen que llegaré a ser una gran periodista.

Tengo recuerdos muy bonitos de la biblioteca Blue Lupin. No olvido los rostros de felicidad, creo que la alegría es lo mejor de la biblioteca. Nunca habíamos aprendido tanto en tan poco tiempo.

Yo estaba a punto de salirme de la escuela, pero comencé a leer, me levantaba a las

cinco de la mañana y caminaba casi dos horas entre los montes para llegar a la escuela. El regreso era igual. No teníamos dinero en casa, pero yo estaba feliz por leer.

No comía, pero leía. Mi índice subió a 97%, mi madre comenzó a hacer pan para vender y ayudarme, y mi padre, al escuchar la fama que me daban de buena

estudiante me apoyó. Cuando �inalicé mis estudios aún tenía 97% de índice y me premiaron.

Hoy yo sé que lograré mis objetivos como persona, lo aprendí en un lugar donde fui feliz: mi biblioteca Blue Lupín».



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El pez Lluvia conoce a Yeyri Pareciera que la lluvia es un gran pez transparente que baja de la Montaña de Celaque,

entra a la biblioteca Blue Lupin, ondea entre las mesas de colores, se sumerge en los

libros dormidos y su claro corazón se llena de historias. Pero está triste. Algo extraño pasa en la biblioteca Blue Lupin: no hay niñas, ni niños y no está su libro favorito Cuca y el abrigo marrón.

El Pez-Lluvia no sabe que ha llegado la enfermedad del COVID-19 y que la escuela ha

sido cerrada para prevenir que las niñas y niños se infecten. El Pez-Lluvia sale de la biblioteca y comienza a recorrer casa por casa; encuentra a muchos niños y niñas que

tienen libros en sus mesas, los llevaron en su “Bolsito Lector”, pero no encuentra su libro. Por �in, llega a una casa en la colina, entra, ve a una niña que tiene guardados

varios libros y entre todos está Cuca y el abrigo marrón, su libro amado, su libro

favorito, y con mucha prudencia y humildad el Pez-Lluvia entra a escondidas a la casa; por eso cuando el personal de Plan International Honduras llega a la comunidad, descubren una leve llovizna sobre la casa de Yeyri, una niña lectora de 12 años.

El Pez-Luvia ve que entran las visitas a la casa, saludan y comienzan a conversar con la niña.


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—«¿Cuántos libros has leído?» —Pregunta el hombre de la libreta. —«He leído 189 libros». —Dice la niña.

—«¿Y cuál es tu libro favorito?» —Vuelve a preguntar el hombre.

—«Tengo muchos libros favoritos, pero el que me gusta a pesar de que es un poco triste, es Cuca y el abrigo marrón, la historia de una perrita que es mamá soltera. Yo relaciono esta historia con la realidad de muchas niñas, ya que aquí los hombres las embarazan y las abandonan». —Contesta mientras muestra el libro.

El Pez-Lluvia comprende por qué su libro no estaba en la biblioteca y también es feliz de saber que su libro le fascina a una niña.

—«En esta cuarentena he leído cinco libros. En este momento leo “Inteligencias Múltiples”, estoy �inalizando la parte donde se habla de la inteligencia corporal; he aprendido que esta inteligencia la desarrollan los deportistas, pero que hay más inteligencias.» —Agrega la niña.

El Pez-Lluvia nada en el viento de la tarde y guarda silencio para escuchar lo que la niña cuenta…

«Cuando leo me emociono porque aprendo. Leer me ayudó a tener buena ortogra�ía y

ritmo, por ejemplo; a hacer las pausas en las comas y los puntos. Leer es lindo. Leer me ayuda a decidir un mejor futuro».


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El Pez-Lluvia conoce a Yeyri

—«¿Y hoy que está cerrada la escuela cómo hacen para tener libros en casa?» —Pregunta el hombre de la libreta.

«Los docentes acordaron venir cada quince días. Nosotros esperamos con alegría ese día. Vamos con mascarilla y con las manos lavadas, no podemos acércanos, ni platicar mucho, hacemos una �ila, llegamos a la biblioteca, sólo puede entrar un niño o una

niña a la vez, pero no podemos tocar los libros como antes, sino sólo dos libros que prestaremos».

—«Signi�ica que la Biblioteca Blue Lupin no ha dejado de funcionar» —Comenta el hombre.

«Siempre leemos y también intercambiamos libros. Uno comenta con sus amigas, amigos y familiares: “¡Mira qué libro más bonito…!”»

—«¡Qué bueno que compartan los libros!» —Agrega el hombre de la libreta muy contento.

«Si. Yo hablé con muchas niñas y niños de la comunidad, los organicé. Les dije que como sólo nos prestan dos libros a cada niño y niña, que hiciéramos como una red y que así nos pasemos los libros, o sea que, en este momento, aunque no vengan

docentes nosotros en esta comunidad tenemos muchos libros y los padres han hablado entre ellos para cuidar bien los libros en los hogares. Es bonito porque intercambiamos. Pero estos libros no sólo los leen quienes estamos en la escuela,


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también les leemos a nuestros hermanitos, primos y a toda la familia. A mi madre y a

mi padre les leo o les cuento lo que aprendo; ellos no pueden leer, pero los estoy motivando para que aprendan con los libros que traigo.»

—«¿Te queda tiempo de leer en casa?» —Dice el hombre.

«Me gusta leer después de ayudar en la casa. Las tareas del hogar las hacemos todos:

mi hermano Jony arregla su cama, asea su cuarto, barre el patio y lava los trastos. Mi mamá dice que los hombres deben ayudar en la casa y yo pienso igual» —«¡Qué piensas de la pandemia!» —Pregunta otra vez el hombre.

«Estoy muy triste por la gente que está encerrada con hambre en casas pequeñas y que no pueden salir. La libertad nos da felicidad».

Ahora el Pez-Lluvia ha descubierto que su libro Cuca y el abrigo marrón está en el mejor sitio del mundo: en el corazón de una niña muy inteligente y noble.

El Pez-Lluvia da un salto por sobre el techo de la casa y se marcha con rumbo a la montaña de Celaque. Antes de entrar a la niebla, voltea y aún puede ver a la niña que sonríe mientras le toman una fotogra�ía abrazando su libro favorito.



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La nina con la letra mas bonita

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«La gente me decía que no mandara mi niña a la escuela: “No la mande que a nada irá”,

“No la mande que se van a reír de ella”, “No la mande a perder el tiempo”. Esas palabras me golpearon el corazón. Mi niña me pidió que la matriculara en la escuela a

pesar de que está muy lejos y que debe caminar dos horas todos los días» comenta doña Lorenza, la madre de Magna, una niña lenca de seis años que vive con una

discapacidad, pues nació sin su mano derecha. Sin embargo, es la niña más famosa de

primer grado: ya sabe leer, escribe la letra más bonita del grupo, ya recitó su primer poema y es una magni�ica lectora.

«Esta biblioteca Blue Lupin es una bendición. Mi niña sueña con la biblioteca, habla todos los días de los libros.» agrega doña Lorenza.

La directora del centro educativo, dice que la historia de Magna es una muestra de constancia: «Ella ama la biblioteca, es su razón más fuerte para estar aquí. Le fascina leer y escribir cuentos. Una niña silenciosa, pero atenta e inteligente. Fue la primera niña en aprender a leer en primer grado»

Magna camina una hora entre las montañas junto a sus compañeros para llegar al

centro educativo. Ella es la niña más perseverante del grupo, no importa el frío de las


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La niña con la letra más bonita

tierras altas en la mañana, ni el sol en el verano, ni las lluvias heladas del invierno. Siempre motiva a los demás niños y niñas a que asistan a la escuela.

«Yo le digo a Magna que es la Cacique del grupo, la Comandante, la Líder, la Guía. Ver

a Magna me da fuerza. Ella es un ejemplo para todos nosotros» expresa categóricamente la directora.

El profesor de Magna, agrega «Ella aprende rápido. El secreto es que le gusta la

biblioteca, por eso yo llevo siempre a todos los niños y niñas a la biblioteca. Ella estudia con total normalidad, no tiene problemas para relacionarse con las personas».

Magna es un sol en la escuela y se expresa con naturalidad «El profesor nos lleva una

vez por semana a la biblioteca, el martes. Aunque yo voy cada vez que está abierta. Lo

que me gusta de esta escuela es la biblioteca: los colores, las mesitas, los libros y que está bien limpia. Ya he participado en poesía, también pedí entrar al grupo de teatro,

además soy del grupo de niños y niñas bibliotecarias porque ahí uno ayuda a los demás y tiene que conocer todos los libros».

Hace frío en las tierras altas donde está la biblioteca Blue Lupin, Magna regresa a casa

con un libro en su mano. Ella es la niña lenca que tiene la letra más bonita de primer

grado, son trazos leves pero fuertes como ella: delicada y poderosa; un ejemplo feliz de la resiliencia y la voluntad. Hace frío y la niebla entra a las casas buscando la tibieza del corazón para tocarnos ahí, en lo blando, donde la canción de la esperanza tiene su

mejor nota musical.



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En la biblioteca aprendi a leer y a escribir «Yo estuve tres años en la escuela y no podía leer, ni escribir bien, pero cuando abrieron la biblioteca Blue Lupin los libros me impresionaron y comencé a agarrar

libros hasta poder conocer las letras y cuando menos esperé ya podía leer. Ahí aprendí a leer más que con los profesores y siento alegría en mi corazón».

Así comienza a contar su historia Jafet, un niño de nueve años que ha leído cien libros. «Me gusta imaginar los libros que he leído, especialmente los cuentos. Yo soy un niño al que Plan Honduras capacitó en animación lectora. Sé bien cómo van ordenados los

libros, por edades y cómo están marcados los libros y los libreros con �iguras para que sea más fácil ordenar todo. Siempre que llega alguien a la biblioteca yo le explico, un día llegaron los niños del kínder y yo les expliqué y ellos me ponían atención».

Dice Jafet que todos los lunes se va junto a los compañeritos grado para la biblioteca a leer, «Los libros que me gustan más son Claude en el circo y Peter Pan, lo bonito de Peter Pan es que cuando lo estaba leyendo me imaginaba que volaba. Siempre que

vamos a las otras comunidades con la Mochila Viajera a leerles cuentos a los demás niños, ellos se emocionan; ellos nos dicen que cuando vamos a llegar de nuevo. Es que leer es lo más bonito de la vida».


En la biblioteca aprendí a leer y a escribir

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Con una gran sonrisa agrega «Les contaré un cuento, me lo inventaré en este

momento: había una vez un árbol encantado que hacía magia. Las niños y niñas llegaban y le pedían deseos, él se los daba, pero un leñador lo quiso cortar y los niños le rogaron que no lo cortara porque ese árbol cumplía deseos. El leñador no les hizo

caso y cuando le iba a dar el primer hachazo el árbol le habló y le dijo “¡No me cortés!”, el leñador se cayó asustado “¡Oh este árbol habla!” Entonces el árbol se alegró y el leñador le dijo que ya no iba a cortar más árboles y que le concedería un deseo, que lo pensara. El hombre se fue alegre para la casa».

La mamá de Jafet no puede ocultar el orgullo que siente, está feliz con los avances de su hijo; ella piensa que «las bibliotecas Blue Lupin son maravillosas e importantes ya

que los niños y niñas están inspiradas, así como mi hijo. Me siento orgullosa de él, porque el día que se inauguró la biblioteca fue mi hijo quien me enseñó que era lo que

había en la biblioteca y la forma como están organizados los libros, cosa que yo no me lo esperaba. Y aquí en la casa mi hijo tiene su cuadernito donde lleva registrado todo lo que ha leído en esos cien libros».



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Leer me enseno a liderar

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«“¿Dónde estudiaste?” me preguntaron mis maestros cuando entré a mi nuevo

colegio. Respondí que en mi aldea. “Pero vos te expresas como una niña que viene de otro lugar y no de una aldea” me dijeron. Y yo volví a responder con orgullo “Es porque he leído mucho en mi biblioteca Blue Lupin”.

Soy Yuri, tengo 15 años, estudio el bachillerato y aunque soy muy pobre me sobran ganas para triunfar. Leer me abrió los ojos. Leer me liberó de la ignorancia.

En esta comunidad no sabíamos que era una biblioteca, pero un día nos hablaron que

tendríamos muchos libros y mucho arte, así que nos organizamos con el apoyo de Plan International, de los docentes y de la alcaldía. En esta biblioteca hay un esfuerzo grande de la comunidad, nos pertenece a todas las personas.

Cuando organizaron los clubes, yo con mucho miedo me anoté en el Club de Animación Lectora, pues era una niña que no hablaba, temblaba si me pedían decir

algo, no sabía cómo expresarme porque mi vocabulario era escaso, incluso poco entendía lo que hablaban en clase. No tenía amigas, ni amigos, no participaba en absolutamente nada. Yo sabía que en el fondo era inteligente, pero me frustraba no saber cómo despertar mi inteligencia. Tenía miedo de equivocarme. Me deprimía


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Leer me enseñó a liderar

mucho cuando no podía hacer algo y cuando me equivocaba me avergonzaba de mí misma.

En el Club de Animación Lectora aprendimos todo muy fácil y nos trataban muy bien,

nos sentimos apreciados por las personas que trabajan en el equipo Blue Lupin que

tienen una gran paciencia y son muy alegres. Nos mostraron los libros y comencé a leer, aprendimos como funcionaría la biblioteca, qué era un Diario Lector, un Bolsito Lector, una Mochila Viajera; aprendimos de la igualdad entre las niñas y los niños, a

protegernos y tratarnos con respeto. Las demás niñas y niños dijeron que se admiraban de mi cambio y me dijeron que yo debía ser la Coordinadora del Club de

Animación Lectora. Yo estaba tan feliz de que por �in haría algo importante y que dijeran que yo era valiosa.

Recuerdo que nos reunimos las niñas y los niños y juntos hicimos las normas de la

biblioteca, yo lideré el préstamo de libros, así que yo fui la primera niña encargada de la biblioteca lo que me permitió conocer a todas las niñas y niños, todos los libros,

todos los grupos de arte; aprendí a ver de otro modo a las niñas: eran muy inteligentes, leían mucho y comencé a admirarlas.

He leído 451 libros en la biblioteca. Comencé a estudiar en otro centro educativo

porque ya pasé todos los grados aquí, pero vengo siempre a la biblioteca y presto muchos libros. Me siento feliz de poder regresar todas las semanas porque donde estudio no hay biblioteca, ni libros.


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Tengo recuerdos bonitos de esta biblioteca, especialmente la convivencia, lo lindo que es ayudar a otras niñas y niños y que te ayuden también. Aquí aprendí a hablar de mis

sueños y deseos de seguir estudiando; en nuestras actividades de la biblioteca hablábamos mucho, nos daba fortaleza aprender que las mujeres no solo son para

parir, sino que podemos triunfar y ser importantes en la sociedad. Las niñas y niños dicen que en la biblioteca se sienten seguros y apreciados.

Conozco a niñas que no podían leer y ahora aprenden mucho más fácil. La lectura me

ayudó a conocer palabras nuevas, a hablar en público y a enfrentar a muchos niños

que al principio se burlaban de nosotras porque éramos tímidas y luego cambiaron al

ver como crecimos en conocimientos; aprendí a relacionarme sin miedo, a convivir y a valorarme.

Ahora tengo muchas palabras para defenderme y expresarme, también para

demostrar lo que sé. No espero que me pidan que participe: yo pido la palabra. No espero que me propongan, yo misma me propongo porque soy capaz. No tengo ningún miedo a equivocarme las veces que sea necesario.

Sé que la pandemia es di�ícil y que hay muchas niñas y niños tristes porque no pueden estudiar, pero me alegro que sigan abriendo la biblioteca, antes estaba llena de niñas

y niños, todos los días, ahora se entran en grupos pequeños, se lee adentro con

distanciamiento y se prestan libros para llevar, es así porque las niñas y niños ya tienen el hábito, yo soy una prueba, ya no estudio aquí, pero siempre vengo a prestar libros.


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Leer me enseñó a liderar

Ustedes me preguntan “¿Para qué leer?” y yo les doy la mejor respuesta: mírenme, he

cambiado, he aprendido mucho, puedo hablar sin miedo, aquí estoy, sigo estudiando, no tengo teléfono celular para las clases virtuales, pero una vecina me presta por

horas el teléfono y mi hermana que vive lejos de aquí me deja su teléfono de vez en cuando, estudio cinco días a la semana, son cinco horas diarias, me levanto a las cinco

de la mañana, ayudo en mi casa y recibo clases de una de la tarde a las cinco de la

tarde, luego sigo ayudando en casa y de ocho a once de la noche hago tareas y siempre… siempre… siempre leo».


Transmitir amor con la biblioteca Ella ve con curiosidad cada detalle que le rodea y siempre sonríe. Camina entre los libros y los roza con los dedos de su mano derecha y vuelve a sonreír.

Su nombre es Abigail, tiene 15 años, cursa el noveno grado, vive con el Síndrome de Turner, un trastorno genético que afecta el desarrollo de las niñas debido a un cromosoma X ausente o incompleto, pero ella es una niña maravillosa, contadora de historias, artista del dibujo, adora leer y ama la biblioteca Blue Lupin de su escuela.

«Mi madre me comentó que harían una biblioteca Blue Lupin. Me contó que en otras


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Transmitir amor con la biblioteca

comunidades ya existían esas bibliotecas y que eran muy lindas. Un día dijeron que formarían clubes artísticos y yo me anoté en el Club de Dibujo» comienza a contar Abigail entre la luz opaca de diciembre que entra por los ventanales. En una mesa

vecina, una mujer la ve, la escucha y llora. «Es de alegría», nos dice «La biblioteca ha sido el mejor regalo para mi hija, se ha vuelto muy sociable, conversadora y está motivada por leer todo el tiempo» expresa la mujer.

Abigail frota sus manos y continúa conversando, «Recuerdo que dijeron que haríamos un dibujo en una pared de la biblioteca, pero que antes el dibujo debía ser un cuento.

Fue entonces cuando me inventé el “El mundo de Aby”, un cuento donde existe un Pez

Arcoíris que cumple deseos. Es un cuento de una niña de nombre Kali, me encanta ese

nombre. Yo me re�lejo en Kali. Ella era tímida, no tenía amigos, vivía en el campo, y cuando salía de la escuela se acostaba bajo la sombra de un árbol para soñar y explorar el mundo. Un día, ahí, bajo el árbol, la niña imaginó un Burropiano que

tocaba melodías hermosas. Otro día imaginó a un conejo pescador que junto a Kali pescaron al Pez Arcoíris para pedirle un deseo. Lo lograron. Ella pidió un deseo: tener una amiga. Tiempo después Kali caminaba hacia la escuela y vio a otra niña llorando, se acercó, la consoló y se hicieron amigas; se llamaba Mía y vivieron muchas

aventuras. Es un cuento lindo. Mi madre me ayudó con algunos detalles. Lo que yo quiero con este cuento es que aprendamos la amistad y el respeto».

Abigail asiste a una biblioteca Blue Lupin y es parte del grupo de dibujo que mezcla


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los relatos de la tradición oral, las opiniones y las historias de los libros, además de la

técnica de Jitanjáforas para crear nuevas narrativas de �icción que luego se convierten

en dibujos hermosos, caracterizados por su plasticidad, imaginación y poder evocativo. «El club de dibujo lo llevo en el corazón, es muy bonito. Aprendí a dibujar,

a pintar, a conocer los tonos, las sombras. Lo mejor es que las niñas pintan y dibujan

muy bien. El mural hace que la biblioteca se vea más bonita. Dan ganas de entrar. Ya

he leído cuatro libros, veo que las niñas y los niños entran y pasan mucho tiempo

leyendo, disfrutan los cuentos y las enseñanzas que nos dejan. En los libros siempre se aprende algo nuevo».

Abigail tiene sueños que cumplir «aunque me encantan las matemáticas, quiero

estudiar Educación Especial para ayudar a niñas como yo, porque sé que somos importantes y podemos realizar lo que nos proponemos. Yo sé que es complicado, me

ha tocado ir con muchos doctores, pero soy fuerte. Me da pesar con mi madre que se

preocupa, pero me siento feliz y los doctores dijeron que mi corazón está sano. La lectura nos tiene ilusionados a los niños y niñas, porque podemos transmitir amor con la biblioteca».



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Cambios con las bibliotecas Blue Lupin

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«Mi nombre es Lixy, tengo 14 años. Soy una niña de la primera generación de bibliotecas Blue Lupin. Recuerdo la felicidad cuando formamos nuestro primer grupo

de teatro, cuando leímos los primeros libros y cuando las niñas y los niños le dieron vida a esta comunidad. A diferencia de otras alegrías, esta lleva años…

Leer es maravilloso, pero lo más interesante es lo que cambias, lo que conoces y cómo te relacionas con otras niñas y niños que también están leyendo. Yo era una niña

tímida y llena de miedo, pero la lectura y el teatro me sacaron de ahí, y me

permitieron tener conocimientos, relacionarme con otras niñas y niños, apoyarnos,

cuidarnos, conocer a personas de varias partes del mundo como los escritores del Festival de Los Con�ines que me escucharon, me regalaron libros, me animaron,

leyeron mis poemas, me sentí respetada cuando les leí mis poemas y pude sentir que mis palabras son importantes porque pueden contar una historia que llama la atención.

La lectura me ayudó a valorarme a mí misma y a los demás, a expresarme, a

empoderarme de lo que sé, porque no se trata solo de saber, sino de estar atenta para qué nos sirve leer, por ejemplo, cuando encontramos un libro que nos apasiona por lo


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Cambios con las bibliotecas Blue Lupin

que aprendimos, muchas veces no nos sirve inmediatamente, a veces pasan meses o años y de repente uno se encuentra ante alguna situación donde aquel conocimiento nos ayuda a resolver un problema o a saber cómo actuar.

La biblioteca Blue Lupin me enseñó a no sentir que leer es una obligación, sino que es felicidad en nuestra vida, a hablar, a saber, que soy una niña que, aunque vivo en el

campo y su familia no tiene dinero, no soy pobre y que puedo relacionarme y expresarme sin sentirme inferior. Se me borró el miedo de dar a conocer mi poesía. Mucha gente me dijo que yo era muy inteligente, pero también hubo gente que yo quería mucho que me desanimó, y hoy, cuando la televisión nacional dice que soy una niña escritora de Honduras han tenido que tragarse esas palabras.

La lectura me ayudó a saber que tengo una oportunidad de triunfar, aunque también

sé que no será fácil, aprendí a respetar la vida y la naturaleza y lo más importante a luchar por mis sueños. Ya terminé mis estudios en este centro educativo, ese día debió ser de felicidad, pero yo lloraba de tristeza porque tenía que dejar mi biblioteca, sé

que puedo regresar cuando quiera, pero comienza una etapa nueva en mi vida y es un tiempo muy di�ícil por la pandemia, y tengo que buscar una oportunidad.

En la biblioteca hay una foto donde estoy junto a Jim Martin el señor que dona las

bibliotecas, yo estaba tan pequeñita. Jim Martin no sabe lo felices que fuimos cuando nos visitó, estábamos emocionados porque queríamos que él se diera cuenta de nuestros logros, que él supiera que la gente nos admiraba, que nunca habíamos


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recibido tantos aplausos y tantas visitas de personas importantes a nuestra

comunidad para conocer la biblioteca y escuchar a las niñas y niños lectores. Este

señor Jim Martin debería ser condecorado por esto que hizo, es el único proyecto que ha dado frutos en esta comunidad y cuando más pasa el tiempo surgen más sorpresas. Antes veía lejanas las palabras liderar, expresar y empoderar, ahora con la biblioteca

Blue Lupin sé por qué existen esas palabras: yo lidero, yo me expreso, yo soy la prueba

del poder de la lectura. Me preocupa esta pandemia es cierto, pero yo sé qué quiero en mi futuro y soy fuerte para lograrlo.

Mis amigas y compañeras también se empoderaron, se motivaron para seguir

estudiando y para valorarse como niñas, para ser guerreras que tienen derechos y que deben ser respetados. Mis compañeras son líderes que yo admiro, se expresan sin miedo y enfrentan la humillación y el irrespeto, nos toca enfrentar el machismo y el maltrato, sabemos cómo denunciar o a quien decirlo. Otra cosa es que las niñas saben que tienen vocaciones de estudio, ellas, con la lectura analizan bien sus decisiones.

Antes los niños eran muy groseros con nosotras, pero con el proyecto cambiaron, aprendieron a convivir con las niñas, a no herirlas, a no lastimarlas, ni maltratarlas. Se

formaron en arte y bajó su nivel de machismo, se expresan sin pena y timidez, de�ienden a las niñas; aprendieron a trabajar no solamente de campesinos sino a ser actores, artistas y muchos de ellos tienen grandes metas, a muchos se les quitó la gana

de retirarse de la escuela después de sexto grado para ganar dinero o irse de ilegales,


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Cambios con las bibliotecas Blue Lupin

muchos hablaron con sus padres para que les dieran más tiempo para estudiar, unos eran malcriados pero la lectura y el arte los cambió y los hizo respetuosos.

Los profesores leen más. Antes daban clases aburridas, hoy están alegres, conversan con nosotros, hablan de libros, comenzaron a leer lo que escribíamos las niñas y

niños. Creo que desempeñan mejor su trabajo y algo muy importante es que han desarrollado sus talentos artísticos, están motivados con las Mochilas Viajeras y los festivales, manejan la biblioteca; yo los siento enamorados de su profesión y cuando se jubilan o los trasladan lloran por la biblioteca.

Los padres siento que se han vuelto más responsables, participan más en la escuela,

aprendieron a dar oportunidad de estudio después de sexto grado; siento que se esfuerzan para ayudar a sus hijos, valoran más las decisiones de sus hijos, comparten la lectura en casa, visitan la biblioteca, prestan libros, algunas madres leen en grupo y enseñan a cuidar los libros.

Antes nadie esperaba nada de esta comunidad, ahora sí, pues la biblioteca le dio vida, la gente está motivada por las buenas noticias de las niñas, hay un orgullo por los niños y niñas lectores y artistas; los adultos lo dicen en las reuniones y en la iglesia. Muchas familias, aunque no tengan niños y niñas en la escuela están apoyando la

biblioteca, el patronato de la comunidad se ha integrado a la biblioteca y forman parte de las actividades o apoyan si se debe mejorar algo.


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Si, hemos cambiado. Yo comencé a leer aquí hace seis años. Un día nos visitaron unas personas que eran autoridades de educación y cuando nos escuchaban hablar de libros y de arte preguntaron cómo logramos ser de este modo: hablar bien, sentirnos seguros, sin miedo y leer tanto. Contestamos que también nosotros nos hacemos esa pregunta ¿cómo cambiamos tanto? Yo digo que es porque cada uno siente que es

dueño de la biblioteca y que hicimos las cosas a nuestro modo. Yo le pregunté a Salvador Madrid de dónde sacaban todas estas buenas ideas y él me dijo que cerrara los ojos y que cada cosa bonita que habíamos logrado siempre estuvo aquí, adentro de

nosotros, que solo estaba adormecida y que había que despertarla. Otro día le pregunté a mis amigas qué haríamos con todo esto que sabemos viviendo aquí donde

no hay oportunidades y una de ellas dijo algo que me motivó: “lo que sabemos vale más que el dinero, lo mejor es que no se gasta, no se pierde, está con nosotros para

siempre”, yo creo que es verdad, mientras viva tendré recuerdos bonitos de cuando fui feliz en una biblioteca y siempre estaré lista para luchar y avanzar en mi camino. Si, la

biblioteca Blue Lupin, nos cambió la vida y eso siempre lo voy a decir en cualquier lugar donde vaya.»



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El teatro me quito la humillacion

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Ernesto tiene doce años, es un niño que vive con una discapacidad, pues perdió su brazo derecho a sus diez años, cuando el automóvil que lo llevaba junto a unos quince niñas, niños y adultos a colectar café en las montañas se accidentó.

El pequeño niño de ojos negros y de sonrisa hermosa no fue vencido por esta tragedia, pues su fuerza y voluntad son in�initas: contradiciendo a mucha gente que le

decía que no siguiera estudiando y con las heridas aún sin sanar completamente,

regresó a la escuela y cursó su cuarto grado. Ernesto es el menor de tres hermanos, vive con su madre que trabaja en o�icios de la casa, con su padre que es albañil.

Cuando llegó el proyecto de biblioteca, asistió a la socialización y escuchó sobre las actividades de animación lectora, el teatro, los títeres, los mimos, los cuentacuentos, el Bolsito Lector y la Mochila Viajera.

Con muchas dudas por su discapacidad y apoyado por sus compañeros y compañeras, Ernesto ingresó al grupo de teatro que se estaba formando, de este modo comienza lo

que él de�ine como una aventura hermosa «Me daba pena hablar en público, me ponía

muy nervioso y se me enrojecía el rostro; pero en el grupo de teatro comencé a actuar, a expresarse, a contar historias y a escribirlas».


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El teatro me quitó la humillación

En sus propias palabras dice que «El teatro me quitó la humillación, me enseñó a

dejar de ser tímido, Delmer, el que nos enseñaba, me dijo que yo podía hacerlo todo y que creía en mí y con�iaba que sería un buen actor».

Cuenta Ernesto que antes nadie le ayudaba a superar la pena para hablar en público,

pero que la biblioteca cambió su historia, «sin la biblioteca Blue Lupin no hubiera

tenido la oportunidad de salir de aquí como un actor que ha visitado con la Mochila Viajera más de seis comunidades».

Además de presentar su obra en el Festival de Teatro Infantil Comunitario que se desarrolló en Gracias, donde se llevó los aplausos y la admiración del público,

también el día de la inauguración de la biblioteca se realizó la presentación de la obra

ante toda la comunidad y las autoridades municipales y departamentales. «En la obra de teatro, tengo el papel más importante, soy un duende que cuida y protege a un niño

del maltrato y de los peligros de ser secuestrado» comenta Ernesto y agrega que ha mejorado sus notas porque con la biblioteca es más fácil realizar las tareas y estudiar.

Cuenta que sus compañeros asisten todos los días a la biblioteca durante el recreo y

al �inal de las clases porque siempre está abierta a esas horas; además todas las niñas

y los niños quieren entrar al grupo de teatro, títeres, mimos y cuentacuentos y quieren ir con las Mochilas Viajeras a leer a otras comunidades.

Según Ernesto, «antes de que existiera la biblioteca las niñas y los niños no estaban

motivados para leer. Ahora sí. Es como si sólo quisieran pasar el tiempo leyendo. Creo


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que las familias estarán orgullosas porque sus hijos serán más inteligentes».

Nos ve de frente con la mirada luminosa y agrega «Lo más bonito de la biblioteca es el teatro y los libros porque me gusta leer y expresarme. He leído 25 libros de la

biblioteca. Me gustan todos los libros, pero especialmente pre�iero los de terror, de leyendas, y los de la “Colección Pregúntame” porque me reta a contestar. Hasta hoy mi

libro preferido es Drácula. Mi mayor momento de felicidad fue cuando viajé a Gracias al Festival de Teatro Infantil Comunitario. Era mucha gente en el público, pero yo no

estaba nervioso, ni mis compañeras y compañeros, a pesar que eran 12 grupos de teatro; yo estaba alegre de ver a otras niñas y niños actuar con mucho talento. De las obras que vi en el festival y que me gustó fue La niña y el pez de una comunidad lejana. También estaban unos escritores eran el jurado del festival y nos aplaudieron».

Ernesto camina junto a los libreros, toma un libro y nos dice «Deberían llenar Honduras con bibliotecas Blue Lupin». Y al preguntarle que puede decirle a las niñas

y niños que viven con una discapacidad, no lo duda y habla con una transparencia que

nos estremece: «Que no se rindan, que no se detengan. Lo que tenemos no es un defecto, ni es culpa de nosotros, así somos y así vamos para adelante. A mí me dijeron que no podía hacer nada, hoy cuando salgo a actuar la gente me dice que yo lo puedo

hacer todo. Yo no me siento mal, no me falta nada, ahora hasta en el equipo de futbol estoy participando».


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Leer para ser bondadosos

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«Cuando leo siento que estoy en las nubes. —dice Eliana— Un día estaba tan

concentrada que sentí que estaba volando y hasta me dieron mareos». Ella es así,

extrovertida, vivaz e inagotable para conversar. Una soñadora que quiere contar todo lo que sabe en un instante.

Esta lectora feliz tiene ocho años, cursa el segundo grado y cuenta que «Yo no sabía que existía esta biblioteca, pero me invitaron a un evento de payasos que se hizo aquí.

Así fue que llegué a la biblioteca. Cuando entre ¡Ay! ¡Qué bonito! ¡Qué emoción ver tantos libros preciosos y muebles bonitos! Busqué un libro y me lo leí. ¡Qué bonito! ¡Vi payasos y leí un libro!» (se ríe a carcajadas).

Eliana fue a contarle a su maestra a la escuela; luego la maestra visitó la biblioteca

pública Blue Lupin y quedó fascinada; inmediatamente se reunió con los padres y

madres de familia y plantearon como proyecto “La hora de la lectura” que consiste en que las madres y los padres llevan a sus hijos una hora a la biblioteca.

La profesora de Eliana a�irma que «con�ieso que fue una impresión muy especial entrar a la Biblioteca Blue Lupin, no pude evitar recorrerla y hacer una lectura rápida

de algunos libros que leí en mi infancia, en mi adolescencia y en mi vida universitaria;


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Leer para ser bondadosos

así que pensé “mis niños y niñas deben ser parte de este mundo, tendrán el honor de leer el libro que deseen, deleitándose con su lectura”, y así lo hice, junto a los padres y

madres, para que enriquezcan su comprensión lectora, pues es la única manera en que los hondureños y hondureñas cambiaremos el futuro».

María es una enfermera que no disimula su emoción de ser la madre de Eliana y dice que «mi niña sueña con los libros, por eso la acompaño aquí siempre que puedo».

La biblioteca es un paraíso para Eliana, «A mi papá le gustó esta biblioteca porque

dice que aquí hay libros que le sirven en el trabajo y que le gustan las sillas, las mesas y esos sillones como pelotas donde uno se puede recostar a leer».

Eliana comenta que en la graduación de segundo grado les dieron un reconocimiento

a todos los niños y niñas por asistir a la biblioteca Blue Lupin. Ella dice que leyeron mucho en su grado. Como buena lectora cuenta una anécdota: «Hice una competencia

con mi amigo Roberto para ver quien leía más; al principio llevábamos la misma cantidad de libros, luego él me iba ganando, pues había leído 35 libros y yo 24, pero ya lo alcancé y lo dejé atrás. Me gusta platicar de los libros con mi amiga Maury, ella es una gran lectora, cuando yo llevaba 99 libros, ella llevaba 121 y también la alcancé».

Eliana dice que le gustaría «que todas las niñas comiencen a leer, que los padres

traigan a sus hijos a la biblioteca. Aquí los libros son gratis, no cobran por entrar. Es

importante leer porque se nos desenreda la lengua y hablamos más rápido, y la gente se �ija que uno es inteligente y le pueden dar una beca para estudiar».


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Esta lectora extrovertida es una magni�ica conversadora «Son muchos los libros que

me gustan; el primero es Las tres cerditas, pero es diferente a “Los tres cerditos”, no

hay que confundirlos… ahí aprendí que no hay que con�iar en desconocidos, que hay buenas y malas personas; es una historia de tres cerditas que andan buscando esposo y el lobo se disfraza de cerdito para enamorarlas y supuestamente para casarse con

ellas, pero lo que quiere es comérselas. Me gusta mucho El abrigo de Pupa porque

habla de no tener miedo, esa niña tenía un abrigo de miedos y hasta que se lo quitó fue feliz. Otro libro preferido es Un papá a la medida es muy divertido, una niña que tiene una mamá grandota y buscan un esposo fuerte y grandote, pero al �inal se queda con uno chiquito, con poco pelo y no es fuerte, pero es cariñoso y bueno”.

Es una tarde hermosa en la biblioteca Blue Lupin, se podría conversar horas con Eliana, su madre y su hermana.

«Si uno lee —dice Eliana— se hace buena persona».

Todos nos vemos a los ojos y la vemos a ella y aunque no pronunciamos una palabra,

nuestros corazones pronuncian la misma frase “Claro que sí, Eliana, claro que sí. Te creemos, te creemos”.



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Era como si estabamos indefensas

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«Antes nadie leía en la escuela, ni platicaba de libros y nos daba pena hablar de algo

que nos hiciera sentir mal. Era como si estábamos indefensas. Ahora hay un cambio: las niñas se expresan más y sabemos que podemos lograr nuestras metas. Además,

hablamos mucho de libros entre las niñas; por ejemplo, me gusta hablar con Tania

que ha leído 219 libros y con Katerin que ha leído 230 libros, nos contamos lo que leemos y hay muchos libros que nos gustan a las tres. Yo he leído 324 libros», nos cuenta Daniela, una niña de once años que junto a su padre y a sus dos hermanas nos recibe en su humilde casa de adobe, techo de zinc y piso de tierra.

Yo soy una niña que leo mucho y ayudo en la biblioteca pues formo parte del Club de Animación Lectora y cuando llegan los niños del kínder les enseñamos a leer, les

contamos cuentos y les enseñamos a usar la biblioteca. Siento que he avanzado: hago

bien las pausas, entono las oraciones, leo más rápido y por más tiempo, disfruto mucho leer, busco nuevos libros, no tengo pena, ni miedo, también tengo más amigas y amigos, pienso que leer me borró algunas tristezas y que sé cómo defenderme» agrega Daniela mientras sonríe.

Tengo muchos recuerdos lindos. Cuando no estaba la pandemia nos íbamos en grupos


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Era como si estábamos indefensas

de niñas a la biblioteca, entrabamos y éramos muy felices hablando de lo que leíamos. Pero lo que más recuerdo fue el primer día que entré a la biblioteca: me asomé por la puerta y vi los libros, los muebles, todo tan bonito, lleno de colores; pensé “esta es una

oportunidad que voy a aprovechar”. Tengo muchos libros favoritos, pero adoro Un

amor de libro, es la historia de dos amigas que leen mucho, se llaman Claudia y Julia,

siempre van a la biblioteca y tienen muchos libros favoritos, pero un día les pasa algo

raro, una de ellas lee un libro que la hace reír mucho y se lo recomienda a su amiga, pero resulta que a su amiga el libro la hace llorar… intentan leer el libro juntas y una

ríe con el libro y otra llora. Es un libro muy lindo donde aprendí que no todo lo que me

gusta a mí le gusta a los demás, que somos diferentes, que pensamos diferente y que vemos la vida de muchas maneras.”» comenta Daniela con emoción.

«Antes de la pandemia, leíamos adentro de la biblioteca, ahora solo entramos a prestar libros; tenemos que usar mascarilla y lavarnos bien las manos; yo me traigo cuatro o seis libros a la semana. Mi hermana de 9 años lee mucho, igual la más

pequeña de 6 años está comenzando a leer.», a�irma Daniela y muestra los libros que tiene en su Bolsito Lector para leer en la semana.

Ella como miles niñas es admirada por su familia y por su comunidad, pues es la niña que más libros ha leído en la biblioteca y que escucha con humildad los elogios de

otras niñas y niños, de muchos madres y padres, de sus docentes y de nosotros que somos testigos de este milagro que nos estremece.


La alegria es lo mejor de la biblioteca «Yo soy Belkis, tengo diecisiete años, me gradué de educación media y de un diplomado en periodismo. Trabajo en un canal de televisión local de Lempira.

La biblioteca Blue Lupin tiene un lugar importante en mi vida. Ahí descubrí que yo era otra persona, alguien maravillosa, alguien con talento, capaz de hablar bien y expresarse sin pena.

Los libros me dieron valor. Pero también recuerdo lo bonito que es sentir que uno puede ser feliz con los libros a pesar de ser pobre. En la biblioteca no sólo leía, hacia teatro, títeres, cuentacuentos y mimo.


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La alegría es lo mejor de la biblioteca

Me fascinaba la Mochila Viajera: hacer una caminata con los compañeros, llegar a una

escuela donde nos esperaban, presentar nuestras obras de teatro, luego colocar los

libros para que leyeran las niñas y los niños, pero lo más fascinante para mí era ese

momento cuando le leía cuentos a los más pequeñitos que nunca habían tenido oportunidad de estar cerca de libros tan bonitos.

El periodismo en esta región es dominado por los hombres, por eso ha sido di�ícil, pues yo soy niña lenca. Deberían darme un lugar especial, pero he encontrado barreras que voy venciendo con profesionalismo como comunicadora.

Me gusta que las niñas y las jóvenes me ven con admiración y me piden que nos hagamos fotogra�ías. Ellas me dicen que yo las inspiro. Soy reportera, pero también

soy camarógrafa, trabajo en redacción, edición y en operaciones técnicas. Aprendí todo del medio de comunicación. Dicen que llegaré a ser una gran periodista.

Tengo recuerdos muy bonitos de la biblioteca Blue Lupin. No olvido los rostros de felicidad, creo que la alegría es lo mejor de la biblioteca. Nunca habíamos aprendido tanto en tan poco tiempo.

Yo estaba a punto de salirme de la escuela, pero comencé a leer; me levantaba a las cinco de la mañana y caminaba casi una hora entre los montes para llegar a la escuela.

El regreso era igual. No tenía para para llevar merienda, pero estaba feliz por leer. Mi índice subió a 97% y entonces mi madre comenzó a hacer pan para vender y


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ayudarme, y mi padre, al escuchar la fama que me daban de buena estudiante me

apoyó mucho. Cuando �inalicé mis estudios aún tenía 97% de índice y me premiaron. Hoy yo sé que lograré mis objetivos como persona, lo aprendí en un lugar donde fui feliz: mi biblioteca Blue Lupín».



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De la biblioteca escolar a la biblioteca publica

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Un día Emerson caminaba por una calle del pueblo al que se había mudado a vivir junto con su familia cuando un letrero lo detuvo: “Aquí se construirá la Biblioteca

Pública Blue Lupin”. «En ese instante pensé—dice Emerson— sería lindo volver a leer…».

Estás palabras llenas de ilusión, iluminaron el futuro inmediato de Emerson que

a�irma «Yo creo que desde que nos venimos de mi aldea a vivir en este pueblo, es lo más importante que me pasó, pues no había vuelto a tomar un libro, ya que no hay biblioteca en mi nueva escuela y no había libros en este pueblo».

Hoy, este niño de trece años, conserva el récord de libros leídos en la nueva biblioteca pública «Comencé a leer en tercer grado en la biblioteca Blue Lupin de mi aldea—dice

Emerson— mi recuerdo más bonito es cómo soñaba cuando leía. No se me olvida mi primer libro: La Lechera. También recuerdo a una niña que había leído más de

doscientos libros y que era muy famosa. Todos mis recuerdos de la biblioteca son

lindos, por eso cuando supe que abrirían la biblioteca pública en este pueblo, me alegré y fui a la inauguración; ese mismo día entré. Es lo más bonito que he visto. A pesar que había tanta gente se miraba muy grande. Dicen que soy el niño que más ha


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De la biblioteca escolar a la biblioteca pública

leído en esta biblioteca pública; en estos meses llevo 47 libros; lo que poca gente sabe es que yo aprendí a leer bien en una biblioteca Blue Lupin allá en mi aldea y que tenía

un Diario Lector donde anoté más de 70 libros, ahora que vivo en aquí sigo viniendo al menos una vez a la semana a la biblioteca pública».

Comenta que se siente muy cómodo en esta biblioteca pública «La lectura me ayudó a sacar buenas cali�icaciones en las clases. Comencé con un nuevo Diario Lector el 21 de

noviembre de este año 2018. He visto a otros niños y niñas que antes estudiaban en mi aldea y que hoy estudian aquí que también vienen a leer. Aquí es bonito venir, hay

paz y siempre hay gente leyendo. Aquí hay buenos lectores, conozco a Sandra y a Osmán que leen mucho. Cuando vengo, leo hasta cuatro horas»

Al preguntarle las razones para leer, Emerson no duda: «Aprendí a leer más rápido;

puedo escribir mejor; puedo entender más rápido las cosas y puedo hablar bien. Esta biblioteca nos sirve con las tareas y las investigaciones»

El testimonio de Emerson representa a centenares de niñas y niños que están egresando de centros educativos donde hay una biblioteca escolar Blue Lupin y que,

al continuar sus estudios en pueblos y ciudades, descubren otra vez a su inseparable amiga, la biblioteca pública Blue Lupin que les cuida, que les hace soñar, reír y aprender porque «es lo más bonito de la comunidad y donde es posible ser felices».


Leer para salir de la pobreza Sentados en el corredor de la biblioteca Blue Lupin, junto al mural de la pared, un grupo de niñas y niños ríen, mientras comentan los últimos libros que han leído.

Nos acercamos y les comentamos que buscamos a Luz, una niña lectora y que también queremos saber cómo se sienten con la Biblioteca Blue Lupin.

«Somos felices porque leemos mucho. Yo creía que era di�ícil leer, pero es lo más fácil y bonito, por eso me he leído 25 libros» comenta Jairo. «Yo he leído 7 libros» dice

Patrick. «Hoy estoy leyendo mi libro número 30» agrega Kevin. «De los 7 libros que he


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Leer para salir de la pobreza

leído, me gusta el libro Criaturas Mitológicas» a�irma Daniel. «Yo he leído 5 y me encantó Catálogo de Besos» cuenta Jimena.

La profesora Fanny nos comenta que este grupo de niñas y niños son del Club de

Aminación Lectora que fueron formados para liderar la biblioteca y transferir la

metodología Blue Lupin a los docentes, madres, padres y a los niños y niñas, desde preescolar hasta noveno grado, «Ha sido un gran éxito la biblioteca, ya sabemos cómo

funciona. La inauguración se realizó en medio de la pandemia, hace un mes, el 30 de septiembre de 2021, y hay registradas 186 visitas y 63 préstamos de libros para llevar a casa».

La niña Luz se aparta del grupo y entra a la biblioteca. Le comentamos que queremos

saber su historia pues sabemos que lidera el Club de Animación Lectora y que ha leído muchos libros.

Ella dice que es una biblioteca que apenas se abrió este año pero que ya es el lugar favorito de las niñas y niños de este poblado hermoso en las montañas donde huele a pinares y también a libros nuevos.

«Tengo diez años, he leído 45 libros muy bonitos, pero pre�iero uno que se titula La palabra más hermosa. Vengo a la biblioteca dos veces por semana, podemos entrar

entre 10 y 15 niños con mascarilla. He traído a mis dos primas a leer y a llevar libros a la casa, ellas están en segundo grado. Las personas me felicitan por todo lo que he


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leído y me siento muy bien. También ayudo a realizar préstamos de libros y a enseñar cómo funciona la biblioteca. Los libros que llevo a casa los leo con mi madre. Mi padre

es un migrante que vive en USA, se fue hace dos años, ya le contaron que soy la niña

que más ha leído y me felicitó, también me pidió que le mande fotos cuando estoy en la biblioteca. Sueño que todos los niños vengan a leer y a alegrarse. Yo creo que es bueno leer para salir de la pobreza, pues se desarrolla la inteligencia. Las niñas y los

niños de esta comunidad estamos muy felices, leemos en la biblioteca, llevamos libros a casa y una vez por semana miramos una película en la pantalla”.

Hemos escuchado a Luz y no tenemos duda que su voz es la voz de las utopías, pues

leer es un camino que lleva a la contemplación de sí mismo para transformarse. Ese es el poder de las bibliotecas Blue Lupin.



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Miguel y sus mil libros

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Miguel, el niño bibliotecario, tiene los ojos vivaces, es gentil y de voz suave, a�irma que las niñas y los niños de su centro educativo ha cambiado desde que llegó la biblioteca

Blue Lupin. «Sé que me dan fama porque atiendo la biblioteca, pero son las niñas y los niños que hacen todo: entran, escogen un libro, se anotan y se lo llevan a su casa. Yo

únicamente me sonrió con ellos. Nunca los había visto tan motivados con la lectura:

solo se necesitan que la biblioteca esté abierta, incluso quienes juegan al futbol en el recreo, hoy dejan un tiempo para leer. Lo mejor de todo es que leen por voluntad, sin que un maestro los obligue».

Miguel comenta que a él antes le daba pereza leer «Yo no estaba muy convencido, pero decidí entrar al grupo de animación lectora; ahí aprendí que la lectura no era tan

complicada y que más bien era divertida; aprendí a leer jugando y descubrí que podía

escribir buenas historias. Lo que me gustó de las jornadas de animación lectora fueron las jitanjáforas que consisten en unir palabras, hasta inventar palabras nuevas

y darles signi�icado, dibujarlas y hacer historias con ellas, así escribí muchos cuentos».

Miguel a�irma que antes del proyecto de bibliotecas los niños y niñas del centro


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Miguel y sus mil libros

educativo no querían participar en nada, que ahora son súper activos, han visitado otras comunidades con el grupo de teatro y son famosos porque fueron a representar a la comunidad en el Festival de Teatro Infantil Comunitario.

Con emoción cuenta que por ser el niño que más lee, le han con�iado ser el

coordinador de El Bolsito Lector que consiste en prestar libros el día viernes de cada semana y regresarlos el lunes durante el recreo. «Atiendo más de cincuenta peticiones de préstamos de libros semanalmente. Es bonito ver la emoción de las niñas y los niños cuando hacen �ila para anotarse y llevar un libro, yo he visto los

cambios en ellos, leen más rápido, tienen mejores cali�icaciones y hacen más tareas; sin la biblioteca Blue Lupin no hubiéramos tenido esta oportunidad. Yo conozco toda

la biblioteca sé qué libros están leyendo las niñas y los niños. La biblioteca tiene

visitantes de todas las edades y niveles educativos y hasta de otras comunidades y hay muchachos que estudian en la universidad y que la visitan los viernes para

solicitar un préstamo de libros, igual que las madres, padres y docentes también solicitan libros para llevar a la casa».

Miguel ha leído muchos libros que son pequeños y menciona que ha leído diez libros gruesos de más de 150 páginas. Su libro preferido es Botellas de pesadillas.

Muchas personas admiran a Miguel por ser el bibliotecario de mil libros que organiza la lectura a los hogares de su comunidad. «Ahí va Miguel ―comenta una señora― el niño que presta libros y lee los libros más grandes».


El dia que lloro el cielo Fue un miércoles de noviembre de 2020 cuando Kenia, una niña lenca de doce años que ha leído 550 libros en la biblioteca escolar Blue Lupin de su comunidad, se asomó a la ventana de su casita de adobe y techo de zinc para leer el cielo y descifrar cuándo se detendría la lluvia.

A veces las palabras se asoman como seres mágicos que nos revelan la belleza, aún en

medio de las di�icultades, pero otras veces las palabras cuentan verdades dolorosas.

«A pesar de todo lo que decía la radio, seguí creyendo que sólo era una tormenta más


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El día que lloró el cielo

del invierno, sin embargo, a partir de las cinco de la tarde la lluvia fue tan fuerte que partió tres paredes de nuestra casa, vi cómo se caían a pedazos y nos tocó salir corriendo con las manos vacías junto con mi familia bajo la lluvia a buscar refugio».

Kenia asiste a la biblioteca Blue Lupin y a�irma que «las niñas y los niños hemos expresado que nuestro lugar favorito de la escuela es la biblioteca. Yo soy la niña que

actualmente ha leído más libros de mi comunidad». Kenia cursa el séptimo grado, vive

con su madre, su padre, cuatro hermanas y dos hermanos. Se describe a sí misma

como «Una niña humilde que disfruta leer, escribir historias, dibujar, escuchar música y cantar».

Ella comenta que sus lecturas son diversas, aunque «Mis libros favoritos son la serie

de historias de Claude, un perro muy chistoso y curioso que siempre se pierde y que disfruta platicar con su amigo Calcetín Pelusa. Mi materia favorita es español, ya que me gusta aprender sobre fábulas, leyendas, cuentos y mitos».

Esta lectora experta aconseja que a veces hay que dejar que la biblioteca nos

sorprenda y no entrar con un plan sobre lo que se quiere leer, por eso en ocasiones ella solo pasea por la biblioteca y toma un libro según como se siente «Por ejemplo un

día estaba viendo los libros en la biblioteca y encontré uno que se titulaba “Cómo

corregir a una maestra malvada”, me llamó la atención porque yo tenía una maestra

muy enojada y quería saber por qué siempre estaba de mal humor, entonces decidí leer ese libro. La historia era muy divertida pues la maestra no se reía con nadie


Leer me dio alas

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porque andaba con dolor de muelas y cuando se quitó las muelas se volvió muy alegre

y cariñosa. Así que con este libro aprendí que muchas veces no pensamos en los problemas que cargan las demás personas y siempre las juzgamos».

A pesar de la pandemia la biblioteca Blue Lupin sigue prestando sus servicios, aunque Kenia dice que «Extraño jugar con mis dos amigas Sohanny y Estrella, pero aún no podemos asistir a clases. Cuando abren la biblioteca siempre voy y traigo libros a la casa en mi Bolsito Lector y aprovecho para leerle a mi hermanito».

En una colina se ve la pequeña casa de láminas herrumbradas de zinc y piso de

cemento áspero, no tiene paredes, pero para evitar un poco el viento, la lluvia o el sol,

los padres de Kenia han colocado unos pedazos de plástico que ya comienzan a romperse. Nadie imagina que ahí vive una de las niñas que más ha leído en Honduras y que en un rincón hay tres hojas de papel sueltas con una historia escrita por Kenia

sobre esa noche fatídica en que estuvieron a punto de morir. Son palabras escritas con sus manitas y denotan dolor, pero no debilidad. Ella dice que en la biblioteca Blue

Lupin sigue encontrando los libros que le ayudan a creer y a crecer, a ser fuerte: «Todo

lo hemos perdido, menos la fuerza para continuar. A pesar del dolor, la tristeza y la

desesperación nuestros sueños nunca desmayarán, seguimos adelante y sobrevivimos en la tempestad» dice un trozo de la historia que escribió Kenia.

El aire entra despavorido y sale por los agujeros de las paredes de plástico para irse lejos entre los campos solitarios.



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Estoy venciendo mis miedos

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«Mi nombre es Yaneth, tengo doce años y estoy en séptimo grado. Recuerdo que cuando entré la primera vez a la biblioteca, suspiré de emoción y pensé “me voy a leer todos estos libros”.

Después traje a mi mamá y a mi hermanita de seis años a la biblioteca, ese fue un día

muy feliz. A los días vinieron mis otras hermanas de nueve y quince años y les

encantó. Luego le conté a mi hermano William y vino a leer como veinte libros y dijo que le ayudaron porque quiere ser abogado.

Cuando mi hermano Josué vino desde San Pedro Sula también le conté de esta biblioteca. —“Es bonita y limpia, uno entra y puede leer cualquier libro”. —Le dije—.

Un día mi hermano Josué y yo vinimos a la biblioteca. Él estaba muy alegre, entró y

comenzó a ver los libros, se quedó leyendo, luego nos fuimos para la casa. Otro día Josué regresó a la biblioteca y yo vi que los libros que le llamaron la atención fueron

los de recetas de cocina. Mi hermano Josué se fue de nuevo para San Pedro Sula; a los meses contó que estaba estudiando para cocinero. Él me dijo que los libros de esta

biblioteca lo inspiraron. Se acaba de graduar de cocinero y la navidad pasada nos vino a visitar y nos preparó una comida muy deliciosa.


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Estoy venciendo mis miedos

Me dieron el Premio Vuelo Colibrí Esmeralda porque soy una de las niñas que más libros han leído: tengo 84 libros anotados en mi Diario Lector. De los libros que he

leído muchos son mis libros favoritos, pero el que me gusta más es El abrigo de Pupa que nos enseña a vencer los miedos porque solo así se puede volar. Yo estoy venciendo mis miedos, poco a poco, y la lectura me ayuda porque soy bastante tímida.

Tengo miedo que me maltraten y de maltratar a otra niña, pienso que lo mejor es ayudarnos entre las niñas. Los libros enseñan consejos y sobre nuestros derechos.

Estos meses de pandemia han sido feos pues cerraron la escuela y la biblioteca abre poco tiempo y no pueden entrar muchos niños. Esta biblioteca es nuestra única

alegría. A las niñas nos gusta venir aquí a leer y a platicar ya que es muy seguro y nadie nos molesta: siempre hablamos de nuestros libros y nos reímos mucho, nos sentimos muy bien aquí.

Muchos niños y niñas me visitan en mi casa para consultarme y para que les explique

las tareas que envía la maestra. Aparte de leer, también me gusta escuchar música, pero no me gustan las canciones de reguetón ya que usan malas palabras y ofenden a las mujeres.

Mi madre me dice que no pierda la oportunidad de leer, yo le digo que nunca voy a dejar de leer porque la lectura me ayuda a cambiar. Aún no sé qué quiero ser cuando sea adulta, he

pensado en ser profesora y en ser economista, aunque la verdad no me preocupa, lo que quiero es que no cierren la biblioteca para seguir leyendo y que se termine la pandemia».


La lectora de las tierras altas Su nombre es Amanda, tiene diez años, cursa el quinto grado y es de origen muy

humilde. Su vida transcurre en una comunidad de la zona alta del departamento de Lempira, donde el Celaque deja ver su espesura, el aire es limpio y el viajero se detiene a presenciar la transparencia de un mundo hermoso y es posible creer en los más altos sentimientos y visiones.

Esta historia aspira a reconocer la maravilla de una niña que ha leído 637 libros. No es una exageración, son 637 libros y de cada uno de ellos, Amanda, sabe sus


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argumentos como evidencia de su poderosa memoria; además toma sus notas y apreciaciones en un cuadernito que le sirve de Diario Lector.

En una ocasión, un escritor hizo una gira por las comunidades de Lempira y se

encontró con esta niña y describió el momento con emoción: «Continúo en silencio, estupefacto, escuchando lo que dice casi incrédulo. La observo con cariño y con la

intriga natural de quién no sabe a ciencia cierta de qué forma es posible que una niña de su edad haya leído tantos libros».

El intelectual Sigifredo Infante, también conoció a Amanda, realmente estaba

conmovido y no podía ocultar las lágrimas en sus ojos y expresó que no se trata sólo

de un récord de lectura, sino que hay que re�lexionar sobre cómo Amanda y otros

niños y niñas han leído centenares de libros en las bibliotecas Blue Lupin de Lempira. Amanda es un ejemplo para todos los hondureños, sin embargo, no es un caso aislado,

hay centenares de niñas y niños en Lempira que leen cantidades exorbitantes de

libros, han elevado sus índices, se expresan sobre su realidad y sus derechos a través del arte y la literatura, pues también escriben sus propias historias.

Con el documentalista Ulises visitamos a Amanda para entrevistarla. Ella nos saluda

con sus ojos negros y su sonrisa. Habla con una naturalidad impresionante de sus libros favoritos.


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Estamos en las tierras altas, entre el ensueño de las resinas y de la �loresta y sentimos

gratitud por asistir al descubrimiento de una lectora como Amanda, presenciar su progreso académico, su crecimiento en las relaciones de la vida escolar, comunitaria

y familiar, pero sobre todo por a�irmar el más claro de los mensajes: el mundo será mejor si caminamos de la mano con la creatividad infantil.

Mientras hojeo los cuatro cuadernos que me entrega Amanda, sigo conversando con

ella y voy descubriendo su universo lector, su letra, sus dibujos, su capacidad de

lectora inmensa y auténtica que lee y reescribe el argumento de 637 libros o hace pequeñas críticas y comentarios.

La veo, tiene ojos negros vivaces que esperan más preguntas. Está ahí, feliz, dueña de la luz de la humildad. Ella no lo sabe, pero es quizá una de las niñas que más ha leído

en la historia de Honduras a sus diez años. La conversación se extiende. Ella habla de

paisajes, de personajes, de lo que aprendió, de lo que más le gusta o lo que le gusta menos.

Escogí 37 cuentos al azar y para sorpresa, Amanda hace un comentario oral de cada

uno, hilvana historias, conversa con una naturalidad que vuelve mágica la tarde. Veo

de reojo a mi compañero Ulises, que está presenciando esta conversación y también comprende lo que hay dentro de la mirada de Amanda; sabe que es un instante memorable en las lejanas montañas de Lempira.


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Ulises ve profundamente a Amanda y dice: «Increíble, ¿verdad? Si uno cuenta estas cosas da hasta miedo que no le crean, todos deberíamos platicar con esta niña…».

Ella ha hecho el milagro y nosotros lo presenciamos: «Yo no podía leer ni escribir bien, pero cuando llegó la biblioteca todo cambió, pues los libros son lo mejor que hay, gracias a ellos aprendí a leer bien y a escribir bien, he subido las notas y en la escuela, me premiaron como la mejor lectora y subí el índice académico a 96%».

Amanda vive con sus padres y cuatro hermanas de 19, 16, 14 y 11 años, en una casita muy humilde, pero limpia, tiene un huerto donde cultivan naranjas, patastes, café y

tiene muchas �lores; para llegar a su casa hay que subir una colina muy alta y desde ahí se puede ver casi toda la comunidad.

Lo que más adora Amanda es su familia. Le gusta estar en la casa y escuchar historias, además de ayudarle a su madre en las tareas del hogar. De la escuela le gusta la

biblioteca. Hay veces que deja de jugar para ir a leer, pues siente que casi todo lo que ha aprendido ha sido en los libros:

«Me gustan casi todos los libros, pero los de terror me gustan menos. Yo pre�iero los

cuentos que enseñan una moraleja, algo así como un mensaje. Algunos los escojo por el título o por los dibujos y luego los leo. Cuando voy leyendo me da como una alegría

en el corazón y puedo ver las cosas que leo, es como imaginar las cosas o los personajes. He mejorado leyendo, porque uno también conoce más palabras o mira


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dónde van los acentos o con qué letras se escribe una palabra. Mi otra hermana es

bien aplicada en las clases y lleva el segundo lugar en la biblioteca, se ha leído 322 libros. Dice que un día me va a alcanzar, aunque la verdad no competimos. Lo que puedo decir es que he leído todos los días».

Al preguntarle por qué es importante leer, ella dice que «los cuentos nos ayudan a

entender, no es sólo fantasía. Yo he aprendido el respeto a las personas mayores, a

hacer el bien y no el mal, todos los libros nos dan algo, nos dicen que debemos cuidarnos, dar ayuda, ser buenos».

Ella dice que si tuviera una varita mágica «quitaría la pobreza y la violencia, haría más bibliotecas, ya no habría venta de guaro (alcohol) y todo mundo se entendería».

Comenta que el proyecto de bibliotecas «es lo mejor que hay en la comunidad y en la escuela», y que antes no soñaba tanto, pero que ahora sí. «Cuando sea grande quiero ser doctora y ayudar a las personas que más necesitan».



Este libro se terminó de editar en el mes de junio de 2022 en la ciudad de Gracias,

Lempira, mientras las niñas y niños lectores

de las bibliotecas Blue Lupin sobrepasaban la cifra de más de cien mil préstamos de libros.




Este es un libro de testimonios de niñas y niños lectores de las famosas bibliotecas Blue Lupin que implementa Plan International Honduras en el departamento de Lempira. Son trazos de valentía y de resiliencia, un universo donde los astros son el empoderamiento de las niñas y niños, sus búsquedas, sus ilusiones, sus retos, su fuerza encontrada en el arte y la lectura. Que exista una biblioteca en Honduras ya es un milagro, pero que existan docenas de bibliotecas Blue Lupin en Honduras, todas hermosas y con una metodología lúdica, donde se rebasa la idea tradicional de espacio de “adquisición, conservación, estudio y exposición de libros y documentos” para ser un espacio creativo y protector, donde las niñas y niños se expresan con igualdad, libertad y de forma inclusiva, donde hablan de sus sueños y dificultades de una manera creativa a través del arte y la literatura con el propósito de cambiar su mundo, supera el milagro y se convierte en una especie de hazaña que nos permite dimensionar la importancia de la niñez para un país.


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