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MERCADO DE VEGUETA
El Mercado de Las Palmas
HISTORIA E IDENTIDAD URBANA
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El hermoso edificio, de líneas clásicas y serenas, de la “Plaza del Mercado de Vegueta”, constituye hoy uno de los símbolos más elocuentes del desarrollo y el progreso que tuvo Las Palmas de Gran Canaria a partir de los años centrales del siglo XIX. Fue el momento en el que la ciudad afrontó el camino de su modernización, en buena medida a impulso de una generación inquieta y bien preparada, recordemos nombres como los de Antonio López Botas, Juan Evangelista Doreste, Juan de Padilla, Gregorio Chil y Naranjo, Agustín Millares Torres, Domingo José Navarro y Pastrana, entre muchos otros, y vio cómo, junto a destacada reformas urbanas, se afrontaban medidas higienistas que mejoraran la salubridad de la población, que había sufrido graves epidemias como la del cólera morbo. En aquella euforia modernizadora de los años centrales del siglo XIX, la construcción de la plaza del mercado, la primera que como tal se puede conceptuar en la historia de esta ciudad, no sólo fue solicitada con enorme ímpetu, sino que se esperó con grandes ilusiones. Muestra de esta sensibilidad son las líneas del periódico El Ómnibus, la misma víspera de la inauguración del edificio, en la que, tras anunciar la apertura del establecimiento al día siguiente, destaca que “este edificio construido bajo los planos del Sr. Arquitecto de esta Provincia, reúne todas las condiciones que se apetecen en esta clase de establecimientos”.
Los trabajos para llevar a cabo este esplendido edificio comenzaron en los primeros años cincuenta con la explanación de los terrenos, sobre los que se habría de levantar la obra para la que en 1949 el pintor grancanario Manuel Ponce de León habría trazado unos primeros planos de su fachada, aunque el edificio se haría en base al proyecto realizado por el Arquitecto Provincial residente en Santa Cruz de Tenerife, Manuel de Oraa y Arcocha (1822 – 1889), que tuvo bien presentes los ya existentes de Ponce de León. Un año después de la visita técnica al emplazamiento del arquitecto, en noviembre de 1853 se licita la obra y se entrega a los maestros Esteban de la Torre, José Medina, José Gil, Nicolás del Rosario, Nicolás González y Lino de Santa Ana.
El Mercado de Las Palmas se inauguró el jueves 1 de julio de
1858, efeméride de la que da cuenta el periódico El Ómnibus, en su edición del sábado siguiente, y resalta como “la capacidad de este edificio, su elegante construcción, la bien ordenada distribución de todos sus departamentos, y el esmero con que se ha concluido el trabajo de mano, hacen de esta obra, no sólo la mejor de su clase que hay en la provincia, sino también en muchas capitales de toda España”. Como crónica social del evento destacaba como “toda la población ha acudido a visitarla en las horas del mercado, presentando un cuadro lleno de animación y movimiento, la numerosa concurrencia que circulaba por sus espaciosas galerías”.
Poco después surgirían los edificios del matadero municipal, en 1860, el de la pescadería, un curioso edificio, planeado inicialmente por Ponce de León como un inmenso kiosco de madera de estilo chino, pero encargado finalmente al arquitecto López Echegarreta que lo levantó con materiales más perdurables, aunque mantuvo la inspiración de León y Falcón en su forma, y lo inauguró el 2 de febrero de 1876.
Todo ello, junto con la presencia diaria de carromatos y bestias de carga, luego serían camiones y furgonetas, que llegaban del interior de Gran Canaria con los productos para el mercado, lo que multiplicaba muchísimo el número de personas que no sólo transitaban la zona, sino que la vivían plenamente durante muchas horas, en las que aparte de los puestos del mercado llenaban bodegones y bares, así como las tiendas de distintos productos y mercaderías que se establecieron tanto en el exterior del edificio de la plaza, como en las calles colindantes, convirtió a este entorno en uno de los más característicos y populares de Las Palmas de Gran Canaria, siendo siempre lugar de encuentro de personajes populares; no olvidaremos nunca la presencia de La Perejila y mucho más tarde de Andrés el Ratón, o de intelectuales y artistas, que se reunían en el afamado Café Suizo, el “Bar Polo”, en el mismo Puente Palo lindando con Triana, o en el comercio de D. Antonio Izquierdo Baños, en la calle de La Pelota, donde tantas funciones teatrales se programaron, se soñaron y hasta se pagaron por tan ilustre y generoso mecenas. No es de extrañar que muchos de los cuentos de “Pepe Monagas” estén también localizados en este entorno de churrerías y bares, de tertulias y conversaciones en la misma acera, por el que casi a diario se veía a su célebre intérprete, Pepe Castellano, al que en la actualidad inmortaliza una placa colocada en la misma fachada del mercado. O podíamos ver, ante un vino blanco, al autor de la novela “Faycán”, Víctor Doreste, observando y soñando a los perros que serían protagonistas de esa deliciosa obra; como también por allí, en una larga época se movían personajes como el periodista Federico Sarmiento, el escultor Perera, el pintor Julio Viera, antes de irse a París y Mallorca, donde reside en la actualidad, o al escritor lanzaroteño Leandro Perdomo en sus visitas a esta capital.
Pasado y presente de un edificio, de un entorno, que no sólo constituye un capítulo principal de la historia de la ciudad, un componente ineludible de su carácter e idiosincrasia, sino una espléndida realidad que debemos preservar y potenciar de cara al futuro como patrimonio histórico, económico, social y cultural de todos los grancanarios.
J.J. Laforet FEDAC
MERCADO DE VEGUETA, UNA REFERENCIA COMERCIAL MÁS ALLÁ DEL ÁMBITO CAPITALINO
Exactamente 163 años lleva el Mercado de Vegueta en su emplazamiento, entonces a orillas del Barranco Guiniguada y vigía del Teatro Pérez Galdós desde su construcción y puesta en funcionamiento como Tirso de Molina. La efervescencia comercial del recinto excede sus límites geográficos de la capital grancanaria. Desde el Sur o Centro de la isla es habitual, desde siempre, la llegada hasta el mercado compradores frecuentes, atraídos por la calidad y variedad de la oferta que allí se ha encontrado tradicionalmente.
En la actualidad, este primer mercado de abasto construido en Canarias, sigue al pie del cañón en su compromiso con la ciudadanía para tratar de ofertar los mejores productos frescos para la cesta de la compra. Mercado de Vegueta se ha constituido como sociedad anónima del mismo nombre y aglutina a la mayoría de los titulares de la casi cincuentena de puestos.
Manuel Quintana Segura es el presidente de Mercado de Vegueta y un fiel defensor del estilo mercantil de la instalación. El último año, como en casi todos los sectores productivos, también ha sido duro para los comerciantes del mercado. “Ha habido que luchar mucho, ha sido difícil, pero con mucho esfuerzo hemos podido sacar la cabeza a flote”.
PUBLICIDAD Y REPARTO
La alternativa del Mercado de Vegueta ha sido la de reinventarse, asegura Quintana, “nos hemos introducido en las redes sociales y hemos realizado campañas publicitarias muy productivas para que la actividad se viese perjudicada lo menos posible”. El presidente de Mercado de Vegueta quiere resaltar aquí “la excepcional ayuda que nos ha brindado el Gobierno de Canarias, que nos ha inyectado un capital para poder llevar la imagen del Mercado de Vegueta a través de distintos canales de comunicación”.
Obligados por la situación de emergencia sanitaria declarada en marzo de 2020 “tuvimos la feliz idea de poner en marcha el servicio de reparto a domicilio”, señala satisfecho Manuel Quintana, “pues ha sido una pequeña válvula de escape para nuestros puesteros y nuestro negocio, en definitiva”.
“Hay que reconocer, no obstante”, dice el presidente del Mercado de Vegueta, “que el comercio de mercado no es un tipo de negocio para clientes de compras por web o telefónicas;
EL RECINTO DE ABASTOS DEL GUINIGUADA PRESENTA UNA COMPLETA OFERTA DE ALIMENTACIÓN, CON PRODUCTOS FRESCOS
históricamente este es un comercio de tipo presencial, a la gente le gusta venir, pasearse por los puestos y visualizar el producto”. Con todas esas circunstancias, según Manuel Quintana, “hubo gente que se animó a entrar en el circuito a modo de prueba, y el servicio de entrega a domicilio funcionó bastante bien”.
Asimismo, el Cabildo de Gran Canaria ha puesto en marcha una web para fomentar la ayuda al comercio local, “y por esta vía también hay algunos compradores que se animan”, señala Quintana.
En todo momento, la Concejalía de Mercados del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha estado al lado de los profesionales de este establecimiento, arrimando el hombro para que la instalación esté acorde con las exigentes condiciones que impone el cliente.
EFECTO COVID-19
La crisis derivada del efecto de la pandemia ha propiciado situaciones diversas entre los propietarios de puestos en el Mercado de Vegueta. “Se ha hecho todo lo posible por tener a los clientes lo mejor servidos posible, y en este aspecto debo reconocer el trabajo común de todos los integrantes del Mercado de Vegueta. Me congratula decir que en tiempos difíciles todos hemos formado una piña con el objetivo común de sacar esto adelante”, destaca Manuel Quintana.
La etapa comercial más dura, según el presidente del Mercado de Vegueta, fue “la primera semana de confinamiento, ahí nos cogió totalmente desprevenidos y cundió un poco el descontrol, pero al activar el servicio de envío a domicilio se produjo una ayuda importante para nosotros”.
El descenso de ventas fue notorio, “nos afectó como a cualquier otra actividad comercial”, señala el propio Quintana Segura. Recuerda que “hay gente en paro, otros en ERTE, y hay personas que lo están pasando mal, y en nuestro propio ámbito se nota: en las circunstancias actuales cuesta mantener una empresita con 4 o 5 trabajadores”.
Agradece los esfuerzos del Gobierno regional por intentar ayudar a los empresarios a salvar la crisis. Manuel Quintana es solidario al indicar que “hay sectores más tocados que el nuestro”, haciendo hincapié en el de restauración.
SECTOR PRIMARIO
La relación de los propietarios de Mercado de Vegueta con los representantes del sector primario de Gran Canaria es ínfima. Los propietarios y puesteros resaltan un compromiso con Mercalaspalmas, “ya que es allí a donde se dirigen los agricultores para conseguir el mejor precio posible”, señala Manuel Quintana. Eso no es óbice “para que algún propietario, a nivel particular, contrate con algún agricultor, pero no es norma”.
El presidente de Mercado de Vegueta señala con rotundidad que solo con productos del agro canario no puede solventarse la cesta de la compra: “por precios y otros factores, para tener una oferta variada tenemos que echar mano de producción exterior, pero que no nos perjudica porque son productos que en ocasiones nosotros no los trabajamos”.
PARAÍSO DE SENSACIONES
La pandemia de COVID 19 ha sido, tras 163 años de existencia, no sólo una dura prueba, sino una nueva seña de identidad del Mercado de Vegueta. Y es que, como han reconocido sus propios puesteros, “…en los primeros días de confinamiento nos vimos con un mercado casi vacío pero repleto de frutas, de pescado, de verduras, carnes, todos productos frescos y de primera calidad…”, nadie venía y debían reinventarse. Tantos años de historia, en los que las familias de muchos de ellos han regentado estos puestos generación tras generación, no habían pasado en balde. Surgió enseguida un espíritu emprendedor innato, una capacidad para afrontar adversidades, como ya lo habían hecho sus antepasados en otros momentos difíciles. Se pusieron manos a la obra y, como ellos mismos recuerdan, “… superaron el primer golpe ofreciendo la compra a domicilio a través de las redes sociales, de llamadas telefónicas a los clientes habituales o contactando con ellos gracias a unos y a otros…”. Pronto se vieron cada día muchas cajas preparadas con los más diversos productos, “…para repartir cuando salíamos del mercado…”, explican, por lo que están “…muy agradecidos a todos los clientes; incluso algunos se nos echaron a llorar por la labor que se hacía…”
Este pionero Mercado de Vegueta, pues es el primero que se construyó en la ciudad, abre cada día, excepto domingos y festivos, de lunes a jueves de 06.30 a 14.00., y los viernes y sábado de 06.30 a 15.00 horas. Se puede llegar a él, como hacen incluso sus vecinos, sus clientes más habituales, tras disfrutar de un paseo por las viejas y hermosísimas calles de los viejos barrios de Vegueta y Triana. Enseguida, junto al mar, como señalando su estratégico enclave, surge la figura de un edificio naranja bastante grande y bien cuidado en la calle Mendizábal, 1. Si hubiera alguna duda se puede llamar al teléfono 928334129, donde les atenderán con enorme amabilidad. Aquí se puede pagar en sus puestos con tarjetas de crédito, u otras formas de pago electrónico actuales, y los clientes disponen de carritos de la compra. Además, el mercado cuenta con zona aledaña de aparcamiento gratuito. Se ha señalado como “…una visita al Mercado nos evoca a nuestra niñez: los aromas, los colores vivos de la fruta, el sonido, el canturrear de nuestro tendero. Nos hace retroceder al pasado y nos devuelve las sensaciones que teníamos cuando de niños veníamos al mercado con nuestros mayores…”, pero también nos lleva a la esencia de estos mercados tradicionales, que hoy disponen de los más modernos equipamientos. Ya se ha reconocido públicamente como el “…Mercado de Vegueta tiene alma, y por eso es bello por dentro y por fuera en más de un sentido. Así lo han visto también distintas miradas que lo han situado entre uno de los diez mercados más bonitos de Europa en listas como la elaborada por el buscador de viajes francés Easyvoyage, donde figura junto a la Boquería de Barcelona, Le Marché Aux Puces de París, el Mercado de las Flores de Amsterdam, el Mercado Turco
de Berlín o el Rastro de Madrid...”. Aquí a diario hay mucha vida, mucha actividad, en su entorno se conversa, se toma el café, un chocolate con churros, un vino y alguna de las más tradicionales tapas isleñas. Al pronto se aprecia como los cestos que llegan vacíos se van cargados de productos de la tierra, de carnes de Valleseco, de frutas tropicales cultivadas en el sur de Gran Canaria, de plantas medicinales, de pan hecho al horno de leña o de aceitunas curadas de Temisas. Pero cuidado, que, si hace falta, también se puede incluso hacer la copia de unas llaves, o probar suerte en una Administración de Lotería.
En pleno corazón del Mercado de Vegueta su gerente, Santiago Bolaños, no duda en resaltar como, en un espacio ya histórico, “…hay una gran oferta en perecederos, pero también servicios complementarios, cualquier cliente puede venir, subir el vuelto a un pantalón, remedar sus zapatos, o tomarse un café...”. El mercado se distingue hoy como punto de recepción de productos que se cosechan o elaboran en la isla, pues como insiste “…el producto fresco y local siempre ha sido nuestra seña de identidad, y en el momento en el que estamos toma especial relevancia porque supone asegurar los puestos de trabajo, no solo del comerciante, sino también del productor….”, y es que aquí se muestra la esencia de una isla, de sus gentes, se nos habla de los productos de esta tierra y del mar que la rodea, de costumbres y tradiciones insulares, se nos habla de gastronomía, todo en el marco de una arquitectura sorprendente.
El Mercado de Vegueta es hoy una gran muestra de las frutas, verduras, hortalizas, especias, hierbas, quesos, huevos, carne y pescado de Gran Canaria. Aunque también se encuentran productos de las otras islas y de otras partes de España. Hay puestos en los que se despachan exclusivamente huevos de gallinas de corral y quesos artesanales, u otros que venden especias, diferentes tipos de grano, harinas y pasta a granel. Se podrá encontrar todas las hierbas que se busquen, como albahaca, romero, laurel, orégano o hierbabuena. Tampoco se puede dejar de degustar a la brasa la tradicional “morcilla dulce” de la isla, o disfrutar de un aperitivo de jamón ibérico de bellota recién cortado. No faltan los vinos canarios, o los de las principales zonas vitivinícolas de toda España, y se puede tomar fruta cortada y zumos naturales preparados al momento. El Mercado de Vegueta, un paraíso de sensaciones donde historia y tradición se conjuga con la oferta más actual.