Crónicas de la Diversidad N° 15 MARZO 2021

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«Mujer hombre» y «Juana la marimacho», de Ricardo Palma escribe: Richard Mozo Pizarro1 Universidad Nacional Mayor De San Marcos Escuela profesional de Literatura richardmozo@hotmail.com

Introducción Con la llegada al gobierno del caudillo militar Ramón Castilla se inicia un periodo de estabilidad económica catalogado como la «Prosperidad falaz». En dicha etapa el romanticismo se apersona y adquiere reconocimiento bajo la figura de Ricardo Palma. Por medio de ironía y la oralidad se constituye una aproximación al pasado colonial y el momento republicano trayendo como consecuencia la conformación de una Poética única. La confección de su narrativa logra alcanzar una trascendencia hegemónica tras la publicación de Tradiciones peruanas. En este compendio de relatos se observan diversos momentos de la historiografía nacional empapados de un carácter anecdótico y de fácil entendimiento para el lector. Entre las múltiples tradiciones observadas se encuentran «Mujer hombre» y «Juana la Marimacho». En ambos textos las protagonistas son mujeres que comparten un quehacer común: gustan de vestirse y actuar como hombres.

«Mujer hombre» En «Mujer hombre» Ricardo Palma (1964) nos narra lo siguiente: «En 25 de octubre de 1803 se comunicó de Cochabamba a la Real Audiencia de Lima el descubrimiento de que un caballero, conocido en Buenos Aires y en Potosí con el nombre de don Antonio Ita, no era tal varón con derecho de varonía, si no doña María Leocadia Álvarez, monja clarisa del monasterio de la villa de Agreda, en España.» (p.835). La voz ficcional focaliza la atención del lector sobre la figura de un sujeto femenino en este caso María Leocadia Álvarez. Su quehacer dentro del mundo representado es la de formar parte de una congregación eclesiástica. No obstante, no está conforme con dicha acción puesto que huye a diversas zonas para no estar subordinada a dicha condición. Esto se observa al realizar un mapeo geográfico de los lugares en los que se conoce su presencia: España, Argentina y Perú. Como devota de una congregación la normalidad establecida para esta mujer es la de la reclusión y el ensimismamiento de sus pasiones, más el personaje asume para sí misma un «derecho de varonía» que no le pertenece por ser de un sexo diferente. Siendo la constitución de un nombre masculino el medio y la respuesta por el cual rehúye de su situación de mujer subalternizada, pero

no de su identidad como sujeto femenino. Como parte de sus acciones que le permitan no ser sospechosa de ningún tipo de enjuiciamiento, ya sea la Iglesia como la sociedad, se ve en la necesidad de urdir una estratagema en la que se suprima su búsqueda y le permita desenvolverse libremente. Palma (1964) nos dice: «Intimó Ita con Martina Bilbao, mestiza de vida pecaminosa, la que dio con sus frecuentes escándalos motivo para que la autoridad la encerrase en el monasterio de Santa Mónica (…). Pasados algunos meses de reclusión y como único expediente para que ésta cesase, la propuso el galán matrimonio, revelándola su verdadero sexo y recomendándola, por supuesto, gran reserva.» (p.835) Martina de Bilbao es una mujer mestiza que posee un carácter beligerante y que, tras ello, se ve implicada en un encarcelamiento. Esta situación hace que María Álvarez lo observe como una oportunidad beneficiosa. Martina no desea estar más aprisionada por la orden sacerdotal y María requiere de una mujer para desmentir las posibles sospechas creadas alrededor suyo tras configurar la imagen de un varón soltero y de clase sin aparente pareja sentimental. Lo que parecería una identificación y empatía con la condición de mujer subordinada, de parte de María hacia Martina, no es más que una pantomima ya que se evidencia una intención pragmática: utilizar al personaje de la mestiza para engañar a la población. Existe en este pacto de conveniencia, una postura arribista, que deslinda del criterio de ángel del hogar o mujer sumisa que se sostiene sobre la feminidad. Se establece entonces un connubio considerado para la sociedad como un proceder de normalidad entre dos parejas aparentemente heterosexuales. La imagen de Antonio Ita, cual caballero aleccionador capaz de asistir a una mujer por una senda de probidad, justifica el enlace entre esta pareja, sin embargo, subyace una idea capital entre ambas mujeres: la búsqueda de su libertad. De allí que el personaje de María requiere trasladarse a otro espacio para reafirmar su independencia, siendo necesario traer consigo a su «esposa». Como tal es imprescindible presentar actividades propias de los roles de género que establecen las sociedades para con los hombres. Siendo María, en apariencia, Antonio Ita, debe realizar trabajos en los que se evidencia su masculinidad si se desea constituir una imagen de respeto y confraternidad con otros hombres. Palma (1964) narra lo siguiente: «(…) se fué [sic] con su mujer a Chuquisaca, donde consiguió ocupación lucrativa en las montañas de Moxos.

Estudiante de cuarto año de la Escuela Académico Profesional de Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Participó como expositor en el coloquio «Desde los ojos de medusa. Coloquio de Literatura, género, política y educación. Homenaje a Teresa Gonzáles de Fanning» en el 2018. En el 2019 fue parte del grupo expositor en el coloquio «Identidades (re)inventadas: Literatura, género y masculinidades». En el mismo año participó como ponente en el «Congreso internacional de Literatura afroperuana y afrolatinomaericana. Homenaje a Gregorio Martínez», eventos organizados por el grupo de investigación LIGECU. A inicios del 2020 participó como expositor en el X Congreso Nacional de Escritores de Literatura Fantástica y Ciencia organizado por el Instituto Raúl Porras Barrenechea en compañía de la Casa de la Literatura Peruana. 1

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