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Azúcar Amargo: el espejo en el que me miro, por Jorge Pérez Baca
Azúcar Amargo: el espejo en el que me miro
escribe: Jorge Pérez Baca
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Hacer una revolución desde el amor ya no es imposible. Rodrigo Ccallo, Estado de Limbo, creadorx de ilusiones y madre de universos maricas, lo sabe muy bien. Estx artistx viene deambulando entre infiernos y paraísos desde su primer cómic, Blue Moon Motel, lanzado en 2015 de manera virtual. A la fecha nos ha regalado pura fantasía homoerótica e icónicas ilustraciones maricas que le convierten en unx de lxs más destacadxs artistxs gráficos que mariconizan la escena limeña. Es muy común verle presentando sus historietas de amor gay en eventos dentro y fuera de la capital, así como apreciar su arte en diversas exposiciones y talleres que lo han llevado a ganarse un sitial rosa entre tanto cielo gris. Se mueve, cual hada de tonos pastel, entre la autogestión, las ferias, las redes sociales, fanzines y stickers, y claro, entre cómics.
En palabras del propio Rodri, una de sus más grandes inspiraciones, además de personalidades, cantantes y aliadxs LGTBIQ+, es la figura de Sergio Urrego, la flecha de fuego que arde en su interior y que lo alienta a dar rienda suelta a su creatividad diversa. El inmortal Sergio, un joven colombiano anarquista, ateo y gay, quien en 2014 decidió alzar vuelo hacia la eternidad luego de sufrir bullying en su escuela —y que dejó sus memorias en un blog que ahora es considerado de culto— es quien inspira la historia de Santiago y Danilo, protagonistas de la obra cumbre de Estado de Limbo, Azúcar Amargo, historieta en la que la letra y la música de la mítica canción de Fey cobran vida para invitarnos a dar un paseo lleno de magia y de melodías pop.
Los sucesos se desarrollan en un colegio católico, de esos que están llenos de prejuicios y estigmas que desencadenan en odio y rechazo hacia la población LGTBIQ+. Allí, dos estudiantes rebeldes deciden luchar contra el acoso y la homofobia de sus tutores. Paralelamente, en el purgatorio, dos mahô shôjos intentan detener a un monstruo condenado por Dios que busca venganza, una especie de ángel maligno que es despojado de su divinidad celestial. Para entender mejor la historia es preciso leer la precuela, Baloncesto, en la que se nos cuenta cómo se origina el antagonista, y la secuela, Revista de Gimnasia, en la cual podemos apreciar el desenlace de la batalla que quedó inconclusa en la historieta principal. Ambos cómics están inspirados en canciones de La Prohibida y de Dënver, respectivamente. La saga de Estado de Limbo se completa con Olas Gigantes y con Agüita, cómics complementarios basados en canciones de Dënver y de Danna Paola.
El estilo de Azúcar Amargo, y de los demás cómics que conforman el Limboverso, se caracteriza por mostrarnos personajes humanizados con toques de anime y con la originalidad de estar travestidos, algunos, y vueltos monstruos y demonios, otros. Todo bajo el manto etéreo del androginismo y la lucha por una libertad surrealista que nos abraza viñeta a viñeta. La tinta china se convierte en cómplice del papel en tonalidades pastel, y combinan perfectamente con los escenarios oníricos que se extrapolan con la realidad, locaciones en las que los personajes exploran sus fortalezas y debilidades, y desatan sus miedos y valentías. La homosexualidad se instaura en la Divina Comedia de Dante, para entregarnos una mágica historia de guerreros drags de ojos enormes y pestañas escarchadas, de cuerpos esbeltos enfundados en mallas, botas y pelucas, que luchan contra el odio y el dolor, y en nombre de la libertad y del amor.
Conozco a Rodrigo desde hace casi 10 años y he acompañado, a veces desde la virtualidad, a veces desde la presencialidad, su evolución como artistx. Tuve el placer de acompañarlo en la presentación de Azúcar Amargo (la primera edición de Salchipapa Ediciones en 2020) y de leer un par de poemas. Recuerdo que fue una noche mágica en la que los astros se alinearon para parir desde el mismísimo Limbo al que considero el bestseller cómic marica de los últimos años. Tanto es así que ya lleva agotando dos ediciones y promete más, mucho más. La originalidad de su creadorx radica en tocar temas con los cuales todxs nos identificamos y en los que, en algún momento de nuestras vidas, hemos estado inmersos, como el odio, la homofobia, el adoctrinamiento religioso y el amor. A ello le suma, acertadamente, las letras de canciones pop que se impregnan en cada ilustración para hacer posible la magia: leer, imaginar, llorar y cantar.
Rodri no solo es unx ilustradorx que grafica desde la fantasía del amor, también es dj, fotógrafx, activistx, feriante, tallerista, escritorx, influencer, gestorx cultural e ícono de la escena gay limeña. Su Azúcar Amargo representa, más allá de las libres interpretaciones de críticos y fans, una muestra de resistencia marica en una sociedad patriarcal en la que se hegemoniza lo hetero-cisgénero, y en la que sobrevivimos con nuestro arte. Como alguna vez dijo su autorx: «se trata de un tributo a todxs lxs niñxs y adolescentes que ya no están con nosotras; por homofobia, por negligencia o por falta de amor». Muchxs nos identificamos con sus personajes y con sus historias. Acaso también con Rodri, siendo heroínas que buscan ser luz, y más que luz, fuego; en un mundo lleno de oscuridad que deja la homofobia y la desigualdad. Una revolución que viene desde el amor y que se ha enquistado en las historietas de Estado de Limbo, y en nuestros corazones, para siempre. / /