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Épocas nubladas, por Luke
Épocas nubladas1
texto y foto: Luke2
Luke, autor del presente texto.
Querida Raquel,
Después de mucho tiempo vuelvo a escribirte con la cabeza revuelta, con un lápiz y un papel, en una noche turbia llena de pensamientos.
La vida es un poco loca y primero pensaba contarte lo raro que han sido estos últimos meses. La situación en mi casa ha dado un giro radical; mi mamá y yo ya no nos estamos peleando cada tres segundos. Es muy bonito haber recuperado algo de estabilidad en casa. Ahora hasta parece que somos amigos, pese a que aún seguimos reparando los platos rotos y los espacios vacíos de tantos años de silencio.
A pesar de esta nueva sensación de estabilidad en mi entorno familiar, parece que al país entero no le está yendo nada bien.
Qué es lo que se puede esperar en medio de la incertidumbre política.
1 Crónica realizada en el marco de la convocatoria «Cronistas de la Diversidad». Escrita con el acompañamiento de Arturo Dávila Zelada. 2 Joven amante de la lectura nacido en Lima que creció acompañado de su abuela, su madre, su hermana melliza y sus perros. Comenzó a escribir como forma de supervivencia y lo continuó por el gusto. Visibiliza la vida trans desde las palabras y experiencias personales. Aspirante a escribir un libro en un futuro no tan lejano y poder así tocar más vidas. Fiel creyente de que las palabras mueven a las personas. Esta pequeña carta fue escrita en base a vivencias personales durante su época escolar, cuando asistía a un colegio de mujeres, en combinación al contexto actual en el que nos encontramos. Está dedicado a una gran amiga y acompañante de vida, Raquel.
Dos bandos que no le dan la cara a nadie. Hace ya muchas horas que estoy angustiado, espero que esto no se extienda los 5 años que vienen. Antes que mi postura política está mi vida. Antes que mi postura política está mi paz, mi tranquilidad, mi bienestar y mi seguridad. Dudo poder tener alguno de estos. Estas elecciones van mucho más allá de un trámite para cambiar mi nombre sin un proceso judicial de varios años de por medio y van mucho más allá de si podré tener un tratamiento hormonal de calidad y accesible. Estas elecciones calan en mi día a día. En si tengo miedo al caminar por la calle, o si los hospitales se rehusarán a atenderme sin problema. Al final del día, podría terminar siendo solo una cifra. Espero estarme equivocando sobre todo lo que se viene.
Tú más que nadie en este mundo podrías saber por todo lo que he pasado.
¿Recuerdas cuando nos conocimos? Cuando al principio fui por obligación y te miraba con recelo, preguntándome o quejándome de por qué estaba ahí. Te agradezco por haberme esperado, por darme tiempo y espacio para poder confiar de a pocos en ti, por ser alguien que, a pesar de todo, estuvo ahí para acompañarme y escucharme. Después de todo, eso era lo que necesitaba.
Me tomaste de la mano frente a situaciones tan intensas. Desde que tenía 12 años, justo un par de meses antes de los inicios de mi exploración sobre mi identidad de género y en los inicios de mi exploración de mi sexualidad como adolescente hasta ya finalizado el colegio y con la universidad a la vuelta de la esquina. El tiempo pasa más rápido de lo que parece, pero a veces las heridas tardan en sanar. ¿Recuerdas al inicio de esta exploración cuando no sabía por qué me sentía de esa manera y hasta a veces escribía “me gustaría ser un hombre de verdad”? ¿Te acuerdas cuando llevé a mi mamá a una de las sesiones, le di una carta gigante y se derrumbó como un castillo de naipes atacado por una suave brisa? Horribles tiempos aquellos, como las veces que me pasé los recreos encerrado en el baño, alguna que otra vergüenza semipública cuando me llamaban a “corregir” mi nombre en los trabajos porque no querían que ponga solo mi apellido, L. o Luke sino el nombre que figuraba en las listas, las palabras hirientes de algunos profesores, las burlas o el chisme de varias compañeras o hasta aquella vez que un par de chicas me empujaron contra los lockers.
Te he contado todo esto de primera mano y tal vez recordarlo nuevamente no haga que el pasado cambie ni mucho menos mejore. Me reconforta saber que desde esos momentos hasta el día de hoy he crecido, un paso a la vez, y aunque no soy indiferente a las cosas que me pasan, ahora sé manejarlas mejor.
La cabeza gacha, los ojos ojerosos, el alma pesada. Tiempos difíciles aquellos que sucedieron cuando todavía me encontraba en el colegio. Tiempos difíciles aquellos que también sucedieron fuera de sus puertas. No sé si te acordarás la vez que te conté que casi no me atienden en una prueba de sangre porque pensaban que no era yo o los varios episodios de personas desconocidas haciendo preguntas invasivas a alguien que apenas habían visto un par de segundos o minutos en toda su vida.
Y ahora, vienen tiempos más difíciles.
Definitivamente soy más fuerte que antes, aunque muchos días voy cansado por la vida. No soy yo, sino son las experiencias difíciles que me han tocado vivir y aún estoy sanando. No puedo hacerme el santo y decir que todas las situaciones que me han pasado son culpa de un tercero, hay muchas en las que yo he metido la pata y he tenido que afrontar las consecuencias, pero hay una infinidad más donde alguien tenía que protegerme y guiarme y no hubo nadie.
Ya está amaneciendo. Creo que me dejé llevar por los sentimientos. Sigo teniendo el corazón un poco acelerado después de pensar en todo esto, pero tengo que dormir un poco. Un día más en esta Tierra, una pequeña victoria.
Al día de hoy, solo espero un futuro más prometedor para lxs hermanxs trans y disidentes que aún no pueden visibilizarse, por aquellos que aún están cuestionándose y encontrando su camino en la vida y aquellos que se encontrarán consigo mismos en años futuros.
No soy vidente, pero sé que el camino que nos espera es difícil.
Espero que esta carta te encuentre bien, igual que lo hicieron las otras tantas que vinieron antes. Con suerte nuestros caminos se cruzarán de nuevo.
Te quiero muchísimo.
Un fuerte abrazo,
Luke. / /