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THEO DE BLIC - SABIDURÍA INFINITA - LA POIGNÉE DE CHIOTTE

SABIDURÍA INFINITA THEO DE BLIC

LA POIGNÉE DE CHIOTTE

FANFARRONEANDO “Después de hacer ladera una hora, hay que aterrizar”

Foto: Theo de Blic

Algunos aspiran ser buen piloto, otros piensan que es imposible y otros piensan que ya están muy viejos para serlo. A lo largo de los años, he hecho una lista de diez características del piloto de parapente “promedio”. Advertencia: recomiendo tener humor poco convencional).

Hablar fuerte y claro de cada evento relacionado con el parapente que suceda frente a ti. Ya sea una buena nube que se está formando u otro piloto, es importante que todos sepan que sabes de qué estás hablando. Cuando veas que alguien aborte el despegue, dices: “No haló suficiente las A”. Cuando alguien remonte al frente: “Esa térmica está ahí todos los días, es la clásica”. Y cuando veas un ala nueva, da tu opinión en voz alta según lo que hayas investigado por Internet.

Muestra tus increíbles habilidades para despegar. Eres experto en inflados desde tu primer vuelo. De hecho, eras tan bueno que nunca tuviste que practicar. Tus habilidades te permiten despegar en cualquier tipo de condiciones de entre 10 y 11km/h. Con más o menos viento no se puede despegar y el que diga lo contrario tiene que pensarlo bien.

Cuando hables con gente que se atreve a criticarte, tu respuesta es insuperable. “Vuelo desde hace 20 años”. Porque sí, un buen piloto es un viejo piloto y 20 años es el punto en el que todos los pilotos son buenos y viejos al mismo tiempo. El piloto “joven” que se atrevió a darte un consejo ha volado apenas 500 horas al año solamente los últimos cinco años. Comparadas con tus 40 horas al año, no debería atreverse a decirte nada. Conoces bien el sitio. En realidad, más que él porque a pesar de que él está ahí todos los días, ¡no sabe lo rápido que puedes terminar arborizado mientras que tú sí!

Lo bueno de poder despegar con 10- 11km/h de viento es que después del décimo intento, cuando finalmente sales a volar las condiciones están más suaves y se acabaron las térmicas turbulentas y fuertes. En realidad disfrutas la más mínima de las ascendencias gracias a todo lo que te transmiten los frenos. Los agarras como diríamos en francés como poignée de chiotte o como cepillo de inodoro para sentir más. Tu arnés está nuevo, es el arnés carenado más reciente, pero con un poco de tierra.

En vuelo, encuentras un poco de turbulencia. Apenas sucede frenas, sientes menos viento en la cara y te sientes seguro. De hecho, en 20 años nunca has lanzado paracaídas. Has estado cerca pero siempre lograste resolver el problema. Como aquella vez que tuviste un colapso y terminaste cayendo 500m en autorrotación. Nunca pensaste en el paracaídas porque tenías todo bajo control. El hecho de que no tienes idea por qué volvió a volar el parapente demuestra que tu instinto natural de piloto hizo su trabajo.

Después de hacer ladera una hora hay que aterrizar. Vas al aterrizaje y llegas con 500m. Qué desperdicio, deberías haber esperado en la ladera hasta estar bajo, ahora tendrás que hacer giros. Practicar cabeceos o alabeos es inútil porque ya sabes girar. Y hacer barrenas pequeñas también es inútil porque nunca las necesitarás. ¿Para qué molestarse? Además, leíste en Internet que podría dañar el ala o hacer que envejezca más rápido y no es lo que quieres.

No entiendes lo que es un patrón de aterrizaje en U y de todas formas no es práctico. Aquí, lo que funciona es el patrón infalible en S; puede que te quedes corto pero no importa. Te quedas cómodo dentro del arnés hasta el último momento. Llegas un poco rápido así que será la protección dorsal del arnés la que suavizará el impacto.

Estás bastante lejos de la zona de plegado y la brisa está perfecta. ¿Por qué no llegarle haciendo inflados? Podrías cansarte menos que caminando. Bueno, después de dos intentos el borde ataque está contra el suelo. Es mejor recoger el ala y caminar. Las condiciones no estaban buenas para practicar inflados y de todos modos, el aterrizaje es plano, así que no tiene sentido entrenar ahí, no aprenderás nada.

En el aterrizaje, ves unos pilotos de acro. Están más cerca de la muerte de lo que creen. Siempre se arriesgan. No ves qué sentido tiene. Hasta lanzan paracaídas seguido y no se avergüenzan. Si tuvieras que lanzarlo, dejarías de volar. Por cierto, te preguntas cómo pueden hacer todas esas maniobras. No tienes idea cómo es posible que un ala haga eso.

Después de plegar, es hora de una cerveza. Sobreviviste otro vuelo y es motivo de celebración. Además, tienes que hablar con tu amigo. Acaba de comprarse la última CCC. De hecho, necesitas esa ala. Con ella, tu primer triángulo de 100km está a la vuelta de la esquina. Tu EN-D de 2019 ya no está vigente y puedes venderla a buen precio: 40 horas, no ha estado en el agua, no ha hecho curso SIV y tiene una sola reparación por arborizaje. Como nueva.

Theo de Blic vuela parapente desde los doce años. Es miembro del equipo francés de acrobacia y ha ganado oro en sincro en los Juegos Mundiales del Aire FAI, plata en sincro en el Campeonato Mundial de Acro y se le ve frecuentemente sobre los podios de la Copa del Mundo de Acro. Vive en Chambery, Francia

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