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Editorial
from Revista AQUA 248
REVISTA AQUA L os impactos del cambio climático en la pesca y acuicultura ya son una realidad. En la pesca, expertos de la Organización de las de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) han descrito efectos como la reducción de la disponibilidad y accesibilidad a algunas especies marinas. En cuanto a la acuicultura, esta actividad también está viviendo cambios en los patrones climáticos, donde las menores precipitaciones podrían estar incidiendo en la ocurrencia de Floraciones Algales Nocivas (FANs). La industria acuícola y pesquera ya vivió una situación compleja en 2016, cuando una Pseudochattonella provocó mortalidades de salmónidos por alrededor de 40.000 toneladas. Más tarde, se desencadenó un brote de Alexandrium catenella que obligó a cerrar gran parte de la costa del Pacífico de la región de Los Lagos, lo cual perjudicó a miles de pescadores artesanales. La situación produjo protestas sociales, principalmente en la Isla de Chiloé, que aún subsisten en el recuerdo de quienes se dedican a las actividades marinas en la zona. Este año 2021, en tanto, se volvieron a registrar algunos eventos asociados a FANs. El más relevante fue el causado por la microalga Heterosigma akashiwo, que entre marzo y abril afectó a centros de cultivo ubicados en la región de Los Lagos, específicamente, en el fiordo Comau, generando mortalidades por más de 6.000 toneladas.
Se dice que los orígenes de estas proliferaciones de algas son diversos. No obstante, para gran parte de los científicos está claro que el cambio climático tiene efectos en la mayor frecuencia y amplitud de este tipo de fenómenos. Frente a este escenario, es de vital importancia que las actividades acuícolas y pesqueras sitúen al cambio climático dentro de sus prioridades. Si bien la pandemia del Covid-19 distrajo de cierta forma al mundo de este objetivo, es necesario que el tema permanezca vigente. Y se ha notado un cambio. Este año, varias empresas salmonicultoras han estado difundiendo diversas acciones que han tomado con el fin de reducir su huella de carbono, algunas apuntando derechamente hacia la carbono neutralidad. En la pesca industrial también se ha observado interés por implementar operaciones más sostenibles, mientras la pesca artesanal trabaja en diversos proyectos para adaptarse y diversificar sus actividades. Pero hay que seguir avanzando. Toda la información científica disponible sobre los impactos del cambio climático debe ser considerada para la planificación actual y futura de la industria acuícola, de forma que se tomen decisiones basadas en información técnica y científica y con comprensión de las amenazas existentes, estableciendo, tal vez, criterios precautorios que podrían ayudar a evitar las enormes pérdidas que pueden provocar los fenómenos ambientales. También habrá que seguir estudiando los océanos y cómo estos pueden sufrir variaciones debido al calentamiento global. Es un camino que, tanto el mundo público, como privado, tendrán que seguir con el fin de asegurar la subsistencia de estas actividades.