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Juan Pedro Pinochet, presidente ejecutivo de Gestión Social
from Revista AQUA 250
social”
inversión
PARA ESTE EXPERTO EN SOSTENIBILIDAD, EL MUNDO EMPRESARIAL NO SOLO DEBE PREOCUPARSE DE INVERTIR EN RELACIONAMIENTO, SINO QUE DEBE OCUPARSE DE QUE LA OPERACIÓN DE LAS COMPAÑÍAS –CONSIDERANDO SU DESEMPEÑO EN DIVERSOS ÁMBITOS– SEA IMPECABLE, SOBRE TODO EN MATERIA MEDIO AMBIENTAL. CON ELLO, ES POSIBLE SENTAR LAS BASES PARA UN BUEN DIÁLOGO.
Desafiar los sentidos comunes por un futuro mejor” es uno de los propósitos de Gestión Social, la primera consultora de sostenibilidad en Chile y que ha trabajado con diversas e importantes compañías que buscan proyectarse a futuro de la mejor forma posible.
El presidente ejecutivo de esta organización es Juan Pedro
Pinochet, administrador público de la Universidad de Chile que, luego de una larga carrera profesional –que incluyó su paso por la banca y el sector lechero– comenzó a vincularse de lleno con temáticas relacionadas con el mundo social.
Desde noviembre de 1999, de hecho, y hasta noviembre del 2011, fue director ejecutivo de Un techo para Chile y de Un techo para mi País.
Consultado por AQUA, el experto entregó su visión sobre
el estado del arte en materia de relacionamiento comunitario, tanto a nivel nacional, como de la industria acuícola, destacando que si bien se han dado pasos importantes por mejorar el trabajo junto a las comunidades, aún persisten importantes desafíos. Lo que urge, a su juicio, es abordar de lleno el tema medioambiental, así como asegurar una comunicación transparente acerca del quehacer de la actividad hacia los grupos de interés.
¿Qué tipo de servicios presta actualmente Gestión Social en el ámbito de la sostenibilidad y relaciona-
“miento comunitario? Somos una consultora con 16 años de experiencia. Hemos sido testigos de la evolución de la gestión de la sostenibilidad por parte de las empresas y organizaciones con las que trabajamos, comenzando desde la filantropía, pasando por la gestión de riesgos y avanzando hasta la integración de las variables sociales y ambientales en el corazón de los negocios. Nuestras líneas de servicios están en concordancia con esa búsqueda de integración. Abordamos desde las estrategias y el control de gestión más corporativo, hasta la gestión comunitaria, aportando también en el ámbito de mecanismos de integridad y transparencia para la gestión ética, la gestión de la transformación cultural al interior de las organizaciones para alcanzar estos fines y la recolección de datos para tomar
Juan Pedro Pinochet, presidente ejecutivo de Gestión Social
mejores decisiones de negocio. De igual forma, contamos con una línea de desarrollos digitales para acompañar estos procesos de transformación al interior de las empresas.
¿Cuán relevante está siendo el relacionamiento comunitario a nivel mundial en el ámbito empresarial? ¿Qué pasa con las organizaciones que simplemente no abordan o abordan mal estas temáticas?
El relacionamiento comunitario es fundamental para el desarrollo sostenible de las empresas. La sostenibilidad se juega en lo económico, ambiental y también en cómo las organizaciones son capaces de generar valor compartido, en la lógica de repensar los negocios y generar valor para todos sus grupos de interés.
Cada día más, la sociedad espera que las empresas generen espacios de participación, que esta sea incidente –sobre todo cuando tiene un impacto, ya sea positivo o negativo– en el desarrollo de los territorios. Desde esta perspectiva, el relacionamiento comunitario cobra valor en la posibilidad de generar vínculos y confianza, en la rendición de cuentas del quehacer de las empresas y, de esta manera, aportar al desarrollo local.
Las organizaciones que no han emprendido este camino y que no comprenden su relevancia, en general se enteran tardíamente de las expectativas de los grupos de interés y
Fotografía: Gestión Social
“Se debe avanzar hacia un diálogo que dé cuenta de que la producción de esta industria no es incompatible con los intereses de los actores que viven en los territorios, ni con el cuidado y protección del medio ambiente”, dijo el ejecutivo sobre la salmonicultura local.
pierden oportunidades valiosas de trabajo conjunto, de ser un aporte al desarrollo, viéndose sometidas a mayores riesgos.
¿Cómo evalúa el actual estado del arte en materia de relacionamiento comunitario en la industria salmonicultora nacional? Usted ha dado varias charlas al sector, ¿cree que las empresas han tomado los mensajes entregados o aún falta por avanzar?
Es una industria que ha avanzado, y mucho, en los últimos años. Sin embargo, me parece que aún falta. Es una industria que si bien ha hecho esfuerzos, al mismo tiempo ha ido creciendo en rechazo. Hoy día, la sostenibilidad ambiental es fundamental, es parte de las conversaciones, está en los programas de campañas presidenciales y tenemos el reciente ejemplo de la prohibición de la producción de salmones en la Patagonia argentina. Se debe avanzar hacia un diálogo que dé cuenta de que la producción de esta industria no es incompatible con los intereses de los actores que viven en los territorios, ni con el cuidado y protección del medio ambiente. Con eso como base, se debe pensar en que esta sea una industria que genere un aporte al desarrollo de los territorios, desde la perspectiva de sus actores.
Varias compañías del sector salmonicultor han tratado de formalizar el tema del relacionamiento comunitario creando departamentos o contratando profesionales para que se encarguen de estos asuntos. ¿Cree que estos esfuerzos son suficientes o se requiere el compromiso de la organización en su totalidad?
Para poder tener un relacionamiento comunitario efectivo, es necesario el compromiso de toda la organización. Esto no es solo para el sector salmonicultor, sino que para todas las industrias. El relacionamiento comunitario no se puede trabajar de buena manera si no se cuenta con el compromiso de la operación, de la gestión ambiental que realice la empresa, de las medidas frente a los impactos, de las políticas y prácticas en materia de trabajadores.
El relacionamiento comunitario no se trata solo de “inversión social”, sino que también tiene que ver con la operación de la empresa, con cómo esta se desempeña en su totalidad y cómo esta realiza una gestión impecable en materia ambiental. También con cómo esta se comunica con los grupos de interés y se reporta de manera accesible y permanente.
Con frecuencia, la industria acuícola es observada por ONGs o por grupos comunitarios que manifiestan su oposición al sector o hacia algunas aristas de esta actividad ¿Qué se puede hacer frente a campañas o mensajes altamente críticos?
La industria es observada, principalmente, en materia
Fotografía: B2B Media Group
ambiental. Es una industria que, como otras, tiene impactos en esta materia y que, por lo tanto, debe hacerse cargo de ellos. Lo primero es que debe tener una gestión impecable. En segundo lugar, nuestra recomendación ha estado permanentemente en torno a la transparencia y la rendición de cuentas. La posibilidad de contar con información que esté siempre disponible para aquellos que quieran revisarla, y actualizada en torno a temas que sean de crítico interés, es fundamental. En general, esta es una industria que no ha comunicado su gestión ambiental, y por ello, debiese comenzar a hacerlo con mayor énfasis y apertura.
CAMBIOS A NIVEL PAÍS
Dentro del nuevo escenario social y político en que estamos insertos, donde hay temas relevantes a nivel país, como el cambio climático, proceso constituyente y la pandemia del Covid-19, ¿cuán relevante será el buen relacionamiento comunitario que puedan establecer las empresas?
En este escenario, el relacionamiento no solo comunitario, sino que con todos los grupos de interés es de primera importancia. Desde una perspectiva territorial, los actores que viven en las zonas de operación quieren y merecen ser parte de las decisiones que les afectan. En este sentido, la posibilidad de que las empresas acuícolas cuenten con mecanismos de comunicación y diálogo con sus comunidades, así como también con espacios de participación, les permitirá estar en sintonía con las demandas y anhelos de los territorios. Ese diálogo es fundamental para construir puentes que unan intereses y que sean capaces de resolver los conflictos, de modo que los proyectos sean sostenibles desde una perspectiva social.
En cuanto al proceso constituyente, específicamente, se puede observar cierta inquietud en el mundo empresarial por los cambios que pudieran venir o por el clima político que pudiera imperar a corto y mediano plazo en el país. ¿Qué mensaje le daría a las organizaciones? ¿De qué forma el mundo privado puede contribuir a que estos procesos se lleven a cabo de la mejor forma posible?
Efectivamente, un proceso de cambio constitucional puede traer cierta inquietud o incertidumbre en el sector empresarial. Haría un llamado a un mayor diálogo y apertura. Las empresas deben abrirse a conversar con sus grupos de interés –comunidades, clientes, proveedores y trabajadores– para estar en sintonía con sus demandas y poder ejecutar cambios de forma proactiva, sin esperar lo que pueda establecer la convención constitucional. El sector privado puede aportar a la discusión con su experiencia y conocimiento de los territorios donde opera, pero, para eso, debe abrirse a dialogar y ser protagonistas de los cambios que está pidiendo la sociedad.
Juan Pedro Pinochet es un conocedor de la industria acuícola y tiene muy claro cuáles son sus desafíos en materia de sostenibilidad y comunidades.