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Pedro Ovalle, gerente Comercial de St. Andrews
from Revista AQUA 265
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amenazan
EL MEJILLÓN CHILENO HA TENIDO UN IMPORTANTE CRECIMIENTO
EN SU VOLUMEN DE PRODUCCIÓN, PASANDO DE 60.708
TONELADAS EN EL AÑO 2003 A MÁS DE 450.000 TONELADAS EN
2021, SIENDO ST. ANDREWS LA EMPRESA QUE HOY LIDERA EN
LAS EXPORTACIONES DEL PRODUCTO. REVISTA AQUA CONVERSÓ
CON SU GERENTE COMERCIAL PARA CONOCER MÁS RESPECTO
LOS REQUERIMIENTOS DE LOS MERCADOS Y LO QUE BUSCA EL
CONSUMIDOR CHILENO DEL APETECIDO CHORITO.
La industria del chorito o mejillón chileno (Mytilus chilensis), mueve alrededor de USD $189 millones anuales en ventas, siendo nuestro país, además, el mayor exportador del recurso del mundo, llegando más de 60 destinos, y el segundo productor después de China, actividad que se desarrolla prácticamente en su totalidad en la región de Los Lagos.
Revista AQUA conversó con el gerente comercial de St. Andrews, Pedro Ovalle, respecto del estado de la producción del recurso hoy en día, el impacto de la pandemia en los costos productivos, las preferencias de los diversos mercados del mejillón, los desafíos de la industria y las proyecciones para la temporada que comienza.
¿Cuál es el estado de la producción del chorito en Chile?
La producción nacional viene creciendo fuertemente en los últimos 10 años. Gracias a las altas inversiones, Chile ha duplicado su producción, llegando a exportar el 2021 más de 95 mil toneladas de producto terminado, algo así como 450 mil toneladas de materia prima, logrando todo un récord de ventas.
¿Cómo han variado los costos de producción desde antes de la pandemia, hasta el día de hoy y cómo ha afectado la inflación a la industria?
Lamentablemente los costos de producción han subido de forma considerable, gatillado principalmente por alzas en los materiales de empaque, energía y fletes navieros, lo que se traduce en menores márgenes para la industria.
¿Cuáles son hoy las mayores ventajas comparativas que tiene el producto chileno versus lo que se produce en otras partes del mundo?
Principalmente que nuestros mejillones tienen, en promedio, un ciclo productivo de solo 12 meses, casi la mitad del tiempo que toma la producción en Europa. Esto obedece a que la décima región del país tiene aguas frías y limpias, además de la corriente de Humboldt, que contiene una enorme cantidad de nutrientes y fitoplancton, principal alimento de nuestra proteína.
Pedro Ovalle, gerente comercial de St. Andrews.
Por último, Chile no presenta alzas sostenidas de temperatura del agua y, por ende, a diferencia de otros países productores de mejillones, tiene menos eventos de marea roja, lo que da tranquilidad al consumidor y permite cosecha de forma regular a través de la temporada.
En materia de mercados, ¿cómo ha cambiado la demanda de choritos en los principales mercados, tanto extranjeros, como el nacional?
Dado el sostenido aumento en los precios de los productos del mar en el mundo, vemos que los productos más accesibles están siendo más demandados. En ese sentido, el mejillón tiene una oportunidad muy importante. Al ser un alimento del mar sano y económicamente accesible, tiene un gran potencial y esto se refleja en el crecimiento de las exportaciones.
Si bien la industria en sus inicios exportaba casi todo a Europa para “seafood mix”, hemos visto crecimiento muy importante en partes de Asia, Europa del Este y EE.UU. También vemos que el mejillón está tomando un rol más central en platos y no solo como un acompañamiento secundario.
Con respecto al mercado nacional, vemos el formato de carne IQF cocida-congelada está ganando muchos adeptos, pero el mayor formato de consumo sigue siendo en las tradicionales conservas.
Fotografía: St. Andrews
¿Qué es lo que busca el consumidor de mejillón, tanto en Chile, como en el mundo en el producto?
El chorito es un producto noble, 100% natural, endémico de Chile y de alto valor nutricional, rico en proteínas y Omega 3, además de bajo en colesterol. Tiene un sabor único, más suave, que lo diferencia de otros mejillones en el mundo, pudiendo ser preparado de múltiples formas. Es un molusco versátil, orgánico y muy completo.
Creemos que, tanto en nuestro país como en otros mercados, las personas lo eligen por su buen sabor y porque saben que están consumiendo un producto de excelente calidad. Nosotros decimos que los choritos o mejillones son la proteína del futuro, y con esto me refiero no solo a los consumidores que lo disfrutan como alimento, sino también por su mínimo impacto ambiental.
¿Qué tan relevante es el valor agregado para el consumidor del chorito?
El mejillón cocido congelado está disponible todo el año, por lo que puede disfrutarse en cualquier época, y no tiene los problemas de perecibilidad del producto fresco. Contamos con una serie de certificaciones, tanto en nuestros cultivos como en plantas de procesamiento, entre ellas la ASC, BAP, Friends of the Sea, IFS e incluso la que entrega la OIA, por ser un producto orgánico.
En esa misma línea, nuestra industria se caracteriza por ser altamente sustentable. Hace varios años medimos la huella de carbono del proceso de producción. En relación a otras proteínas como el salmón, pollo, cerdo y el vacuno, nuestros choritos tienen una huella hasta 20 veces más baja. El reducido impacto ambiental es un factor que genera un plus importante cada vez más relevante para los consumidores.
¿Cuáles son hoy los mayores desafíos ambientales de la industria y cómo se están resolviendo?
Los mejillones son considerados por expertos y las autoridades como una de las proteínas más amigables. En sus orígenes, la industria tuvo temas con la contaminación visual por las boyas de Aislapol, que hoy prácticamente se han erradicado por completo. Como industria estamos enfocados en trabajar en la limpieza de playas, por eso propusimos al Gobierno un Plan Piloto para desarrollar un programa de limpieza compartido por sectores. Consideramos esto una responsabilidad importante que tenemos con nuestras comunidades de Chiloé.
El ordenamiento territorial también es clave, por eso otro desafío es la solución definitiva del emplazamiento de nuestras concesiones. En ese sentido, pedimos a las autoridades la implementación de la ley N°21.183, conocida como “Ley de Mitílidos”, referida a la aprobación de las relocalizaciones y ajustes cartográficos, y el otorgamiento de los permisos especiales de colecta de semillas.
Fotografía: St. Andrews
Por último, está la necesidad de avanzar en una mejor aplicación de los conceptos de la economía circular: Reducir, Reutilizar y Reciclar. Disminuimos los residuos a través de la sustitución de las boyas de plumavit, pero debemos mejorar en la reutilización de las conchas de mejillón.
En términos normativos, ¿existen temas pendientes para la industria del mejillón?
Tenemos un par de reglamentos y resoluciones pendientes de dictarse, entre ellas la modificación de los reglamentos de desechos de la acuicultura y el de acuicultura de pequeña escala. Son importantes, porque recogen propuestas levantadas por nuestro gremio, AmiChile, que apuntan a dar mayor certeza jurídica y ayudan a proteger el medioambiente.
Asimismo, esperamos la dictación de la “Ley de Mitílidos” y del reglamento de la ley N°21.410, que establece medidas para evitar o reducir el depósito de desechos orgánicos e inorgánicos en el fondo de las concesiones. En el caso de las resoluciones, aguardamos que pronto se dicte la que fijará metodologías y criterios para la elaboración de los informes ambientales, que aplicará a los acuicultores de pequeña escala, así como aquella que definirá cuáles son los materiales que deberán ser rotulados, además de los requisitos y contenidos mínimos que tendrá el sistema de trazabilidad.
Con todo, en este aspiramos a que se constituya una mesa de trabajo público privada que trabaje en el diseño de estas normativas de manera conjunta, de tal forma que la autoridad tenga presente las particularidades que tiene este sector, como el hecho de que cuenta con pequeños y medianos productores.
¿Cuáles son hoy los más grandes dolores de la industria mitilicultora?
En ocasiones, las autoridades generan normativas sin considerar la realidad del sector, olvidando que la mitilicultura cultiva una especie nativa donde participan distintos actores en la cadena de valor (captadores de semillas, engordadores de chorito, plantas de proceso, entre otros), con distintos tamaños y realidades. Uno de los problemas que hoy tenemos es la disposición de conchas, las cuales después del cierre de las plantas recicladoras de conchas en la región, están siendo transportados por grandes distancias a un costo importante, subiendo la huella de carbono de nuestro producto.
¿Qué proyecciones comerciales tiene para esta temporada que comienza?
Esta temporada que recién comienza no está exenta de sobresaltos. Por un lado, los altos costos de producción amenazan con presionar los márgenes de las compañías y, por otra parte, hay preocupación por la recesión mundial a causa de la guerra en Ucrania y los rezagos del Covid. Sin embargo, seguimos optimistas respecto a la demanda por productos naturales, sustentables y de bajo costo, como lo es mejillón chileno.
La empresa es hoy la más importante exportadora del recurso en el país.