Este bello poema de Natalia Buitrago Ortegón, estudiantes de séptimo grado en Bogotá, el jurado lo calificó así: "Este poema de ocho versos y 33 palabras es una síntesis de aciertos. Primero logra darnos una auténtica dimensión del dolor que causa la violencia en los niños mediante el contraste amanecer/noche. El amanecer es vida; la noche, violencia y muerte. Segundo, los ocho versos cumplen la regla poética de la contención, la precisión en las palabras usadas. Ninguna sobra. Tercero, la poeta explora mediante el verso corto y la carencia de signos de puntuación, recursos con que genera un poder rítmico llamativo, muy cercano a los haikús. Cuarto, el título es preciso (tres palabras) que dejan al lector con la tarea de manejar los supuestos verbales y participar en la construcción de significado. Quinto, el poema sin excederse en narración vivencial de ningún tipo ni en dar lecciones al lector, nos avisa sobre el sentido de ir al colegio y lo hace de forma expresiva, definitiva"