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Cuadernos de Memoria Ejercicio de recuerdo personal para la memoria colectiva
Activa tu Presente con Memoria
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Sobre los Cuadernos de Memoria Detrás de la fotografía gris colgada en la solapa ¿quiénes son las mujeres que durante cuarenta años han buscado juntas la verdad de los hechos? A partir de esa pregunta, el programa Activa tu Presente con Memoria desarrolló una experiencia editorial autobiográfica favor del (re)conocimiento de las historias de vida no contadas. Se trata de CUADERNOS DE MEMORIA un ejercicio de escritura automática y visibilización que propone un desplazamiento en los imaginarios sobre el pasado reciente, moviendo la pregunta del dónde están al quiénes son. Desde esa motivación se comenzó una exploración creativa de recuerdos junto a siete mujeres pertenecientes a la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos Concepción, quienes a partir de 1978 buscan sin descanso a sus esposos y hermanos. A ellas convocó a reflexionar sobre cómo han (re)construido su propia historia durante estos años de incertidumbre, qué recuerdan del país que fue, qué país desean en el futuro y a qué reflexiones llegan hoy, tras cuarenta años de caminar contra el olvido y el negacionismo que impera en Chile. Con reuniones semanales en Concepción desde septiembre, el grupo de mujeres se congregó cada tarde de miércoles para abrir la conversación en torno a esas preguntas sobre las cuales escribieron, leyeron colectivamente y recuperaron recuerdos compartiendo sus historias. Fruto de ese proceso nacen los siete textos que conforman nuestra primera serie auto editada de CUADERNOS DE MEMORIA, que llegan a sumar un granito de arena a la montaña de conocimiento sobre DDHH que merecemos y necesitamos. Esperamos que estos cuadernos den inicio a nuevas investigaciones que se transformen en libros.
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Notas de la mujer que soy Lo que mejor me describe a lo largo de toda mi vida es que fui, soy y seré una mujer muy esforzada por los y lo que amo.Tengo 74 años, mi nombre es Eglantina, soy una mujer que ama a su familia y que ama también hacer su nueva huerta, cuidar de sus plantas y que se den bonitas, sobre todo en esta casa a la que regreso para quedarme, una casa que construyó mi esposo en Coelemu, donde nos conocimos. Visitar a mi familia y cuidar de mi huerta, evitar estar encerrada, son las actividades de mi rutina diaria. He tenido una vida con altos y bajos que me han enseñado a ser fuerte, aún teniendo la pena que siempre me ha acompañado. He sido una mujer muy feliz junto a la familia de cinco hijos que formé y a las amigas de toda una vida en la Agrupación. Ha sido también muy duro para mí pasar por algo que nunca imaginé que podía pasar, que se llevaran a mi marido y que hace más de cuarenta años todavía no sé nada de él, es una historia tan trágica a la que ni siquiera sé qué nombre dar. Yo era tan feliz antes de perder a mi marido, éramos todos tan felices hasta ese día, un día que llegó a hundir nuestra felicidad de familia. Eso sí, tuve la fuerza para seguir educando a mis hijos siendo ellos muy niños, ellos me dieron las ganas de vivir cuando se me acabaron, porque hubo un momento que ganas de vivir, yo no tenía. Pude salir adelante con el cariño que nos dábamos mutuamente todos, ellos a mí y yo a ellos, eso nos hizo luchar para algún día tener verdad y ver justicia, lo que siempre hemos querido. Cuando pienso en lo que soy, pienso en eso. Y de la niña que fui tengo pocos recuerdos, muy pocos sobre cómo era yo en la niñez. 9
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Si vuelvo a esa época, sólo vienen a mi mente momentos de cuando tenía 15 años. Recuerdo haber sido una niña colorina, alegre y pecosa, que a esa edad un día decidió trabajar. Un día fueron a mi casa a ofrecer el trabajo de cuidadora de dos niñas menores que yo. Me entusiasmé e insistí muchísimo en ir. Recuerdo que mis padres me dieron permiso para ir a esa casa que estaba ubicada en Tomé. Ahí trabajé, como se dice hoy en día, puertas adentro para cuidar a esas niñas. Muchas veces me sentía sola, con mucha pena y lloraba recordando a mi familia, no me sentía cómoda. Mis padres me visitaban tres veces al mes, salíamos a la playa de Tomé a pasear, a ellos siempre les reproché el que me dejaran salir a trabajar siendo tan joven, les reprochaba porqué mis hermanas podían estar en la casa sin trabajar, ellos me recordaban que era así porque así yo lo quise. Pero tiempo después, mi mamá me fue a buscar y volví al campo a estar con la gente que me conocía y con mi familia. Todos ellos estaban muy felices de que yo regresara, de tenerme a su lado otra vez. Fue así como me di cuenta que me extrañaban y que yo también los extrañaba a ellos. Regresar al campo significó para mí retomar las actividades diarias con mis hermanas, días simples y alegres durante los que yo fui muy feliz. Recuerdo que volví a jugar a la tiña, a las escondidas en el campo, éramos muy hermanables. Hoy, aprecio esas cualidades en mis hijos, en mis nietos y bisnietos. Pero lo más importante, es que luego de la detención de mi marido Luis Bernardo Acevedo, caí en el profundo dolor que al mismo tiempo me impulsó a salir y seguir adelante con la vida. Fui creciendo como mujer, con la crianza de mis hijos, maduré siendo madre. 28 10
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Creo que sería la mujer más feliz si encontrara las osamentas de mi marido y de todos los familiares que andamos buscando, poder darles la digna sepultura que merecen como personas buenas que fueron. Si eso ocurriera yo me moriría feliz. El país que recuerdo Cuando pienso en el país de hace unos años, lo primero que recuerdo es que conocí a mi marido en Coelemu, el verano de 1960. El amor de mi vida, nunca me volví a enamorar. Después de perderlo, sólo tuve tiempo para mis hijos y buscarlo a él y, la verdad, es que tampoco necesité más cariño del que él me dio, cariño que guardé y que sigo guardando. Un día paseando por Coelemu, un joven muy buen mozo que se encontraba en la zapatería del pueblo, me miró y me piropeó muy caballerosamente, lo encontré muy apuesto. Tiempo después, con mi hermana Eliana visitamos otra vez Coelemu y lo vi nuevamente en la casa de la que después fue mi suegra. Éramos muy jovencitos, los dos teníamos 17 años. Empezamos a pololear, menos de un año, nos enamoramos y nos casamos. Nos fuimos a vivir con mi suegra, ella era muy buena, hasta la fecha la echo de menos. Luis era atento y preocupado. Le gustaba su trabajo, maestro fierrero. El me decía “mi vieja”, yo igual le decía “mi viejo.” Nacidos y criados en Coelemu. Me hacía sentir contenta al verlo, me enamoró su caballerosidad, sentir que tenía a alguien a mi lado que me amará y cuidara. Un año después, en 1961 llega mi primer hijo, lo llamamos José Luis. Mi embarazo fue muy normal, no tuve inconvenientes ni dolor, con tremenda guata, corría igual. 11
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Ser madre era una responsabilidad, pienso que fui buena madre, tuve siete hijos. Se me murieron dos niñas, a los 2 y 4 meses, de sarampión y neumonitis. Después nacieron los mellizos, los menores. No se me hizo difícil criarlos. Dependía de mi marido, vivía en el pueblo. De mi casa recuerdo muy bien que tenía gallinero, gallinas, patos. Yo cosechaba cebollas, porotos, lechugas, perejil. Mi huerta me ayudaba en la alimentación y no compraba casi nada, sólo lo básico. Tenía hartas aves y huevitos. Ellas se echaban en el campo y volvían con pollitos. Los niños se ponían a jugar. Les encantaba jugar con los pollitos. Cuando llegaba Luis del trabajo, los niños corrían a saludarlo y contarle sus juegos. Nos sentábamos a la mesa, todos juntos, muy unidos. El Mauri, uno de los mellizos que es el más inquieto, le pegaba al otro hermano. Les tenía un corralito con unas divisiones y los ponía allí. La abuela por parte del papá era muy cariñosa con mis niños, el abuelo duro muy poco, falleció. Con mi marido nos llevábamos bien, éramos muy unidos. Salíamos para la Costa, a pasear a la playa. Íbamos a Purema. Los niños jugaban con la arena, hacían castillos. Me sentía dichosa. Estos recuerdos me producen alegría. La playa es linda, bonita. Se pasa Perales, después Purema, era un paseo en bus. Íbamos por el día. Llevábamos huevos duros, pollito de campo y pancito que cocía en la cocina a leña.
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Eglantina en el matrimonio de su hija Jaqueline celebrado en Coelemu, 1978. En la fotografĂa junto a sus cinco hijos.
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Retrato de Eglantina a la edad de 20 años, realizado en un antiguo estudio fotográfico de Coelemu en 1971. Esta fotografía muestra su deseo de lucir linda y elegante para uno de los momentos más importantes de su vida: la visita que el entonces Presidente de Cuba, Fidel Castro, realizó durante el mes de noviembre a la región, estadía revolucionaria en la que sostuvo una serie de encuentros junto a estudiantes, trabajadores y comunidades de Concepción, Lota, Talcahuano y Tomé.
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En la tarde, bañarse y acostarse, los niños llegaban cansados. Luis se venía al medio de sus hijos, poniéndoles un poco de orden, para vinieran tranquilos y no molestarán a los pasajeros. Ellos tenían 7 y 8 años. En ese entonces, yo tuve derecho a voto y voté por mi marido, que era candidato a Regidor. Era un país sano. Estaba muy contenta, feliz. Él gana la elección a un candidato de derecha. No asimilaba mucho el hecho de ser la señora del Alcalde, era súper relajada. En la campaña ayudaba a conversar con la gente, puerta a puerta. Me sentía bien porque trabajaba por la candidatura de Coelemu. Su gente era muy alegre. En la Plaza había campañas, iba con mis hijos más grandes. Me ponía bonita, emperifollada. En 1972, mi marido fue elegido Alcalde de Coelemu. Me sentí bien, contenta. Mi viejo iba a poder ayudar a la gente. Los campesinos tenían poco apoyo. Los alcaldes no tenían sueldo, el Partido Comunista le hizo un sueldo a mi marido. Él pudo hacer cambios, ya que los empresarios escondían las cosas y él podía conseguirlas. Eran limitadas. Yo pertenecía a un grupo de la Iglesia de Cáritas Chile. Nos reuníamos, bordábamos y hacíamos arpilleras en lana y pagábamos cuota. Aprendí a tejer y le tejía mis niños. En Cáritas había que inscribirse para ayudar a los más necesitados. Me entregaban leche, harina y una mantequilla para los niños. Coelemu era un pueblo rural, los huasos del campo venían a caballo al pueblo. Eran agricultores. En el verano se hacia la fiesta coelemana, de la vendimia, de la papa, el camarón, la fiesta de la tortilla.
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Se hacían competencias que preparaban las Juntas de Vecinos, con carros alegóricos. Premiaban al más lindo. Mis hijos participaban. Me gustaba la tranquilidad de Coelemu, su gente podía dejar la puerta abierta. Éramos buenos vecinos. Me encantaría volver a ese Coelemu, a esos tiempos ¡Era feliz! Búsqueda Durante cuarenta años he buscado por cielo, mar y tierra sin nunca haber recibido una noticia de lo que pasó con mi marido Luis Acevedo Andrade (militante comunista, ex alcalde de Coelemu, detenido en abril de 1974 cuando tenía 31 años). Partí el año 1974, buscando en la Vicaría de la Solidaridad, luego formamos la Agrupación y seguimos buscando juntas en innumerables lugares principalmente en Concepción, pero también otras ciudades. Comencé en la Vicaría de la Solidaridad, Hospital Regional de Concepción, Morgue, Cruz Roja, Base Naval de Talcahuano, entre otros muchos espacios más. Hallazgo Durante estos años de búsqueda incansable, reafirmé que soy una mujer fuerte y luchadora, encontré un apoyo incondicional de mis compañeras de la Agrupación. Desde que se formó, nunca más me sentí sola. Cuando se llevaron a mi marido yo no sabía qué hacer, dónde ir, por dónde partir, 28 18
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pero en ellas encontré un gran apoyo y la fuerza para resistir, para avanzar entendiendo que, a pesar de la desaparición de mi marido, pude sacar adelante a mis cinco hijos, cuidarlos y educarlos para reflejar los grandes hombres y mujeres que son hoy en día. En la Agrupación encontré todo el apoyo que alguien puede dar, en este caso entre nosotras nos sentimos muy acompañadas, dando mucho cariño unas a otras, me sentí siempre acogida y nunca sola. Pero aunque encontré a esas amigas y compañeras, aunque encontré en mí una fuerza interior inmensa para luchar, siempre llevo esta gran pena, una tristeza profunda que tendré toda mi vida. Futuro Me gustaría pensar un futuro en que nuestra Agrupación nunca muera, que nuestros nietos, familiares y conocidos no la olviden. Que las mujeres jóvenes tomen este camino y sepan que todo lo que luchamos y seguimos luchando es pensando en el amor que le tenemos a los nuestros. Es necesario que las generaciones futuras sepan que nuestros recuerdos y resistencia son por un ser inteligente, sensible, servicial, humano, empático, bondadoso, humilde, buen padre, buen hijo, buen marido o buen hermano. Por eso y muchas cosas más, es que nuestros seres queridos viven en la memoria de todas nosotras.
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Memoria colectiva Pienso en la importancia que tiene en nuestras vidas el recordar los hechos que sucedieron. Para mí la memoria es algo que debemos cuidar, me parece muy bien que cuando nosotras ya no estemos siga habiendo personas que no olvidan, personas que cooperen para que la juventud siga educando en el futuro a quienes no sepan de casos como el mío, que son muchos más en todo el país, puedan conocer lo que ocurrió y esto no vuelva a repetirse. Nosotras ya no vamos a estar para dar la lucha con fuerza, pero la juventud sí estará. Yo a mis nietos les muestro fotos y les cuento la historia de su abuelo, mantengo vivo su recuerdo, a través de mis hijos yo reconstruyo mi historia y creo que ellos heredan de mí también la fuerza que sigo teniendo para luchar. Para mí eso es memoria colectiva, que los jóvenes sigan llevando adelante las luchas en una democracia en la que yo creo poco. He visto durante estos años cómo hay cosas que se debieron haber hecho y simplemente no se hicieron, los políticos olvidaron que en Chile hubo atropellos a los Derechos Humanos, los políticos optaron por el olvido. A esa democracia yo le perdí la fe. Pero sé que con la memoria colectiva es posible, en ese sentido aún mi deseo es que todo resulte bien para el país, sigo mirando con optimismo la vida.
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Eglantina actualmente vive en Coelemu, en la fotografía durante la única jornada creativa que vivió junto a sus queridas compañeras de la Agrupación. Concepción, octubre de 2018.
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Eglantina en el living de la casa que compartiĂł toda su vida con sus cinco hijos, espacio desde donde recuerda a su marido Luis Acevedo Andrade, militante comunista, ex Alcalde de Coelemu, detenido en abril de 1974 cuando tenĂa 31 aĂąos, desaparecido hasta hoy.
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Glosario CNI: Central Nacional de Informaciones, fue la policía política y organismo de inteligencia que funcionó como órgano de persecución, secuestro, asesinato y desaparición de opositores políticos durante la dictadura de Augusto Pinochet. DINA: Dirección de Inteligencia Nacional, fue la policía secreta de la dictadura militar de Augusto Pinochet en Chile, entre 1973 y 1977. La DINA fue responsable de numerosos casos de infiltración política, y violaciones a los derechos humanos entre los que se cuentan asesinatos, secuestro, violación y tortura de personas. JAP: Juntas de Abastecimiento y Control de Precios, fueron unidades administrativas locales en Chile, creadas en los últimos años del gobierno de Salvador Allende. Las JAP esencialmente eran comités de racionamiento, implementados para aliviar la escasez crónica de alimentos y suministros que afectaba al país. Malón: Palabra común para referirse a las fiestas que se organizaban entre conocidos o amigos, donde cada uno llevaba algo para la celebración. MIR: Movimiento de Izquierda Revolucionaria, fundado el 15 de agoto de 1965 como un partido político de orientación Marxista Leninista, que a lo largo de su historia ha hecho propio el pensamiento de diversas experiencias revolucionarias a lo largo de todo el mundo, para llegar a su propia síntesis. PRAIS: Programa de Reparación y Atención Integral en Salud y Derechos Humanos, es un programa del Ministerio de Salud que responde al compromiso de reparación asumido por el Estado chileno con las víctimas de las violaciones a los Derechos Humanos ocurridas entre septiembre de 1973 y marzo de 1990, durante la dictadura cívica militar. SENDET: Secretaria Ejecutiva Nacional de Detenidos, decreto creado por la Junta de Gobierno para regular el trato de los detenidos.
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Gracias a todas las personas e instituciones que aportaron a realizar esta primera colección de cuadernos para la memoria colectiva de la Región del Bio Bío. Especialmente, gracias a todas y cada una de las valientes mujeres de la Agrupación de Famliares de Detenidos Desaparecidos de Concepción, por hacer memoria.
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