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PA RÍS

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ARDE NOTRE-DAME

ARDE NOTRE-DAME

Portada:

Gregory Zenou

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Maquetación: Paco Díaz Cebador

Impreso y hecho en Bormujos (Sevilla), en los talleres de Gráficas Moreno, S.L. Andalucía. España. MMXXIII

Edición de 300 ejemplares del n.º 104 de CUADERNOS DE ROLDÁN

Depósito legal: SE-233-2023 www.cuadernosderoldan.com

EJEMPLAR N.º

De Par S Tres Lugares

Fui a París. Todo seguía en su lugar, especialmente mis tres lugares favoritos. El primero de ellos la rue Vaneau. Como siempre, a primera vista, una vía tranquila en la que no ocurre nada, pero donde subterráneamente no paran de suceder cosas, tal vez porque ahí siguen estando los mundos de André Gide, de Emmanuel Bove, el piso donde vive Rita Gombrowicz, la embajada Siria, la misteriosa mansión de Chanaleilles, la farmacia Dupeyrous, el primer apartamento de Karl Marx en París…

Después fui a la rue Saint-Guillaume, a ver mi segundo lugar en la ciudad: la Maison de Verre (La Casa de Vidrio). Me ha parecido suficiente con estar plantado ante esta laberíntica casa de vidrio, cuyo interior durante años, habiéndolo visto en un documental, sospeché que tenía una estructura idéntica a mi mente. Naturalmente, mi sospecha se derrumbó el día en que la hice pública y, en divertida reacción, los dueños de la Maison de Verre, unos estadounidenses muy hospitalarios, me escribieron invitándome a visitarla y así, de paso, dijeron con sentido del humor, podría dar un largo paseo por mi propio cerebro. La casa, en los años treinta y cuando tenía otros dueños, fue muy frecuentada por Walter Benjamin… Luego, como si fuera a completar el ciclo clásico calle-casa-muerte, fui a Tiers-Temps, la residencia a la que Samuel Beckett se retiró cuando se cansó de todo. Es un inmueble blanco que se encuentra en el 24 de la calle Rémy-Dumoncel, cerca del metro Mouton-Duvernet. Allí escribió Beckett su último poema What is the Word. Los alrededores siguen intactos, grises, profundamente beckettianos. La avenida del General-Leclerc, por ejemplo, sigue inspirando una poesía de rara belleza y sumerge al despistado paseante en la radical desolación de los lugares que sentimos tan bellos como excesivamente desamparados, quizás porque allí se desploma siempre el lenguaje.

Enrique Vila-Matas

Jesús Tejedor / Conversación con E. Satie en la fuente de las Tullerias

Orient Impress

D’uneguerre on dira qu’elle est balkanique du désordre on dit qu’il est balkanique du berceau du monde dit-on balkanisation on effleure ces pays ni trop au Sud ni trop à l’Est mais on renonce à l’Orient-Express

On oubliera même ton nom Alexandre ton rêve aurait encore quelque prix ? et quelque poids ces insurrections de bergeries partisans désertiques sur montagnes grêlées. Si les terres n’ont de mérite que par l’empreinte quel peut être alors le prix des choses mal recopiées. La trace des caravanes les khans sages et désertés les lokantas ombreuses très bien espacées les durs bourgs d’Anatolie la Ville essaimée au même nom mille fois répété villages brûlés de tabac mouchures noirâtres au front des dormeurs aux yeux des enfants aussi montagnes grises que la raison aspire hautes et claires fenaisons d’août.

La mer Noire est une terre médiane passez votre doigt le long de ces rives courroucées affleurez le papier, cela suffit.

Henriette Asséo

¿Habrá una calle con pavimento de adoquines que brillen dorados a la luz de las lámparas?

¿Una con una tapia blanca del jardín de las monjas, que huela, en las noches, a jazmín y a dama?

¿Una calle tan larga, sombreada de acacias, con arroyos junto a las aceras, por donde corra el agua?

¿Habrá una calle así, en París, que me lleve a Sevilla, a mi casa?

¿Una así, en Sevilla, que me lleve al solar de mi infancia? Ana Llorca

Cada hombre de espíritu tiene dos patrias: la suya y París. Manuel Machado

Sonoridades

Al Prof. Yves Nordmann. A la Prof. Pilar Vázquez Labourdette.

–In memoriam–

¿Acaso no estuve antes de aquel septiembre fascinada por sus trazados cardinales, si tuve el cine, los libros, los vibratos de su chanson como hilos de una urdimbre?

(En sus luces esenciales las ciudades nos quedan; vahos, ecos que se deslizan en curiosas mixturas).

Mis pasos, por fin inaugurales, buscando aliento se fundieron con los colores del otoño.

¡Cuánta esperanza florecida primero en el Aula Pasteur, y cuánto ofertorio en los espacios luego! Aller et retour. Ecos sobre ecos. Sonoridades circulares de D. Juan, de Carmen, de Antonio Machado bebiéndose a Bergson (palabra en el tiempo), los trazos de Víctor Hugo en Bécquer, las metamorfosis de Picasso, los vuelos cómplices de Falla y María Lejárraga o el acercamiento a las vanguardias de los Borges.

A la espalda de mi cuarto en Montparnasse, en la paz de lo eterno, Baudelaire y Sartre, y Simone de Beauvoir, Cortázar… y Casares Quiroga sin María. Ecos sobre ecos.

En los jardines de la Mairie, el nombre de Federico y el Memorial a la Nueve. (Aquella gloria de agosto paralela a las dentelladas del exilio y la guerra).

En las desoladas angosturas del olvido guarda la Bibliothèque una larga nómina de conversos sevillanos, y la carne rosa de la Giralda, la mirada de Gide. ¡Aller et retour! Y así me sobrevuelan los acordes exquisitos de Debussy en Le Martyre… (aquella visión antigua de los cinco vitrales), el libreto que Juan Ramón pidió a Darío y ahora leo, el hálito multiplicador de Jean Cocteau, o el último Wilde transmutado en Sebastian.

Y así, en la voz candorosa de la muchacha que fui la utopía lúcida de la Loca de Chaillot me alcanza todavía. Aller et retour. Ecos sobre ecos. Sonoridades en el Café de l’Alma.

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