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SOUS L´ARC DE TRIOMPHE
from PARÍS
Sucedió cierto día, estando la Llama encendida, que al anciano se le apagó el farol.
Caminó despacio hacia la Estrella, con el peso de sus años a la espalda y el farol orientativo apagado. Se acercó a la llama de la Estrella. Se sentó en un banco próximo e hizo recuento de lo que pediría en ese lugar de los soldados caídos.
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Él vivió la gran guerra –que denominaba la Terrible–. Su casa y su campo fueron pasto de las bombas, y el fuego de ellas quemó el centro de su vida.
Estos tristes recuerdos vinieron a su mente y a su corazón mientras miraba el fuego desde su asiento bajo el Arc de Triomphe.
Lágrimas gruesas bañaron sus mejillas, y después de que sus ojos mayores se limpiaran la pena, acercó su farol a la Llama y mirando al cielo de la noche, donde habita
El que Nos quiere, hizo un ruego: Señor enciendo este farol por los necios que no ven lo terrible de la guerra.
Unió la Llama a su llama, cogió en sus manos el farol y marchó Champs-Elysées abajo.
M.ª del Carmen Martínez G ordillo