RETO SEMANAL C C C ESCRITURA

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Núm. 2 06/11/2016


CUENTO CUENTOS CONTIGO

Reto semanal microrrelatos temáticos

 No hay premio, ni ganador ni perdedor solo el placer de escribir y ser leído por un semejante.  Se trata de escribir un micro semanalmente de no más de 200 palabras sobre un tema que se propondrá los lunes.  Durante la semana y hasta el sábado por la noche (24:00 h) se podrán colgar los relatos que habéis escrito.  En el encabezamiento del mensaje tendréis que poner el tema de la semana y el número del reto que se trata.  El domingo lo reservamos para comentarios, chascarrillos, besazos y abrazos virtuales y dar sin complejos a “me gusta”.  El que más “me gusta” o emoticono haya recibido el domingo antes de las diez de la noche, pone tema el lunes y lo hará acompañándolo de su relato; ese será el pistoletazo de salida. En caso de empate, los empatados deberán ponerse de acuerdo vía interna con la mayor diligencia posible.

¿Os apetece jugar?


SEMANA 2 31 oct/06 nov 2016

RETADOR: Gelines De Blanco Tejerina

TEMA:

ESCRITURA (Os invito a coger 200 palabras al azar, meterlas en una coctelera, agitar con pasiรณn y compartir el resultado. Os invito a mi cรณctel. Degustarlo despacio.)


Autora: Gelines De Blanco Tejerina Título: Poema no escrito

S

on las doce de la noche y tienen una cita. Hay tensión en el ambiente porque no siempre acaban bien sus encuentros. Ella deja tres puntos suspensivos

sobre el escritorio, los reserva para el final pensando que “siempre dan un toque de misterio”. Desnuda, se contempla en el espejo, está hermosa. Abre el joyero, coge dos interrogaciones y las cuelga en sus orejas. Después, elige el collar de cien admiraciones con sus puntitos de perlas cultivadas y las coloca alrededor del cuello. Con la diadema de puntos y comas engarzados en paréntesis, recoge la melena. Una cadena de diéresis ciñe su cintura. Con infinito cuidado, pone tinta negra en las pestañas y rojo pasión en sus labios. Vuelve a mirarse en el espejo y sonríe satisfecha. Por fin, impregna los tres puntos suspensivos, aplica uno detrás de cada oreja y otro en el escote. Provocativa, se gira y le sonríe. Él está tendido, impaciente, preparado para ella. Exhibe su piel blanca, impecable, deseando ya sentir su roce. Ella se acerca insinuante y le susurra: “Estoy lista cariño, desnúdame de signos, mézclalos con tus palabras y compongamos un bonito poema”. En cuanto él sintió la tinta roja, supo que sería de amor…


Autor: Rosa Marina González-Quevedo (Astarté)

Había una vez un pueblo". Según las leyes de aquel pueblo, sus residentes no podían seguir leyendo libros de poesía o cosas por el estilo. El máximo tribunal del

Consejo Jurídico había dictaminado que ese tipo de literatura entraba en la categoría de propaganda inmoral, específicamente en aquella llamada “pornográfica” por estimular las mentes a la masturbación para provocar orgasmos de pensamiento: INMORAL E ILÍCITA LA POESÍA ESCRITA. QUEDA ASÍ ESTABLECIDA SU PROHIBICIÓN PARA MANTENER LAS BUENAS COSTUMBRES Y EL ORDEN. —¿Para mantener qué orden? —se le ocurrió preguntar al tonto del pueblo y le crucificaron en medio de la plaza. Por inoportuno. Por supuesto, tras la ejecución del pobre iluso, a nadie más le dio por hacer preguntas. Así, el sitio fue cubriéndose de un humo muy negro llamado “silencio”. La gente abría las puertas de sus casas y salía al exterior, caminaba por las calles, iba al mercado.


La gente seguía haciendo lo de siempre. Pero en completa mudez. Para no cometer el trágico error de hacer preguntas. Y fue así que los residentes de aquel lugar empezaron a usar la mímica para comunicar. Crearon un sistema de signos, algo raro por cierto, pero efectivo para decirse cosas entre sí. Y poco a poco, los poetas encontraron la forma de crear versos gestuales, los cuales no necesitaban de texto escrito alguno como tampoco ser publicados en carteles, panfletos, diarios, libros, etc. para ver la luz y vivir. En pocas palabras, la ley del gobierno fue, poco a poco, estrangulada, crucificada y destruida por la ley del amor. Y la poesía reivindicó su naturaleza eterna.


Autor: Marisol Valladares Blanco

E

l boli azul se volvió majara de repente y sobrescribió todos los trazos que el lápiz n° 2 había dibujado en una noche de inspiración loca. N° 2, con

febril actividad, hizo en dos horas el dibujo con el que pensaba ilustrar el cuento su vida. A veces se dejaba dominar por el sueño y rayaba inconscientemente la hoja, con el riesgo de partir su afilada punta y estropear un gran boceto. Pero el dibujo salió, con sus marcados perfiles y sus difuminadas sombras, para satisfacción mía y del lápiz. Sin embargo, al despertar del duermevela, descubrí que el boli azul había perdido el oremus y había rayado todo el boceto, con aparentes trazos inconexos y sin sentido, lo que me provocó un fuerte malestar que me llevó a lanzar el boli a la papelera y arrugar la hoja y tirarla también. Sin embargo algo me hizo recogerla y al desdoblarla se leía perfectamente, por el revés del dibujo:

"Nunca vas a ser Cervantes"


Autor: María José Montero Núñez

B

uscó en el cofre donde guardaba las palabras que nunca se había atrevido a pronunciar y las recogió, al azar, con el propósito de plasmarlas en el

papel en blanco y meterlas en una botella de cristal que lanzaría al mar: El mar haría las veces de mensajero, tal vez a ninguna parte o, con un poco de suerte, las llevaría al puerto del destinatario. ¿Quién sabe? Por si acaso, escribió con letra clara un mensaje conciso:

Amor, perdona por no haber sido capaz de explicarte lo mucho que te quiero.


Autor: Puri Sánchez

D

esde que sufriera aquel terrible atentado en 2001, la escritura había sido la única vía de comunicación

entre Juan y una sociedad que distaba mucho de la cabecera de su cama articulada.

Fin


Autor: Cris Flantains

V

olvió a coger el sobre y sacando el papel dejó sus ojos allí pegados durante otro buen rato: “maldita sea, maldita sea”, murmuraba entre dientes una y

otra vez sin apartar la mirada. Efectivamente, como ya le había dicho, después de leer lo que allí estaba escrito no le cabría ni una duda de puro claro que estaba.


Autor: Marcelo Óscar Barrientos Tettamanti

A

vanzaba como una patinadora sobre el suelo blanco, sobre un hielo inexistente. Sus huellas eran curvas y rectas negras; una vez

tras otra, la danza de la palabra guiada por la mano que la dominaba, pasaba de una química idea a la química tinta. Era un baile lleno de sentimiento, de poesía; y solo cuando él la despegaba del papel, aquella pluma dejaba de escribir. Miles de palabras para decir siempre lo mismo, como si el aire entrara en el momento de plasmar un pensamiento letra a letra y expirara cuando el vacío interno era sobre la hoja prisionero en barrotes de renglones. Y así una y otra vez él y la pluma.


Autor: Julia Álvarez

L

a escritura era la válvula de escape familiar; siendo muy niña había visto a su madre llenando cuadernos de pensamientos y reflexiones. Y ella había

adoptado la misma costumbre, era la mejor manera de expresar deseos, contar historias, reír, llorar. Su fuerte nunca había sido hablar en público. Más aun cuando tenía que poner de manifiesto los sentimientos, la palabra escrita es su mejor aliada. También en este momento que deseaba hacerle llegar a él lo feliz que le hacían sus abrazos y sus besos, sin obligaciones ni agobios. Plasmar en papel real o virtual que se sentía bien cuando estaba cerca. Que solo deseaba su compañía sin más. Utilizar las palabras adecuadas es un reto mental para no abrumar, pero a la vez es un placer escribir “gracias por haberte encontrado y por estar ahí, por poder compartir momentos irrepetibles”. También es un ejercicio intenso transmitir energía y ánimo a los que quieres cuando flaquean las fuerzas y de nuevo la palabra escrita era su mejor arma. Cómplice, utensilio, apoyo, huida, descanso, todo eso y más es la escritura.


Autor: Macamen de Vega

A

veces me cuesta recordar a mi padre. Su rostro,

su sonrisa, el sonido de su voz, su mirada... hasta su olor se van volviendo borrosos con el paso del

tiempo. Sin embargo, esta hoja de papel que sostengo en mi mamo, escrita de su puño y letra, le trae inmediatamente a mi memoria y, sin ningún esfuerzo, le recuerdo nítidamente sentado en su mesa, bajo la luz de un flexo que ahora triunfaría por haberse convertido en «vintage», con un boli bic naranja (el que mejor se desliza, diría él) escribiendo durante horas palabras que combinaba con admirable maestría para contarme, de la forma más bonita posible, las cosas más hermosas de la vida. Por eso, al leer esta hoja que encontré en su escritorio cuando sus cosas quedaron huérfanas de sentido, todo mi corazón se calienta y me entran unas ganas tremendas de abrazarle. La escritura comienza:


Autor: Tomás Ángel

E

scribir es mi existencia. Debería ser fácil para mí expresarle lo que siento. Y sin embargo las palabras hoy son mi castigo.

Media vida llevo buscando lo más profundo de cada corazón a través de las letras y para ello elegí la senda del dolor. La suspicacia se disfraza de inteligencia y el optimismo huele a ingenuidad. Por eso, el sufrimiento es mi elemento y el pesimismo, mi aroma. Me abrí las carnes para escribir con sangre. Evitando la luz y la sencillez. Escarbando en lo críptico. La alegría es superficial; la melancolía, profunda. Y mi recompensa ha sido un pozo con mil hechizos para invocar la pena. Y ahora gracias a ella, por culpa de ella, me declaro culpable de sentir algo tan mediocre como la Felicidad. ¿De qué me sirven hoy mis palabras de sombra y mis esoterismos moldeados con filigrana? He sido derrotado. Cien cuartillas arrugadas se burlan desde la papelera; en cada una de ellas, sólo cupo un "Te quiero".


Autor: Fernando Sánchez Esteban

N

o existía, yo, la escritura, la palabra, el verbo. La naturaleza se expresa con sol, noche, viento, arena, montañas, mar… No estaba en el mundo

hasta que apareció el hombre que, neonato, era sólo capaz de expresarse con apenas sonidos guturales. Tras milenios de existencia, comenzó a marcar sus manos abiertas en las cuevas; pasó a pintar animales, peces, congéneres… Hasta que se construyó el idioma, nacieron los idiomas... Hubo enseguida quiénes guardaban memoria de esto o aquello con marcas en madera, nudos en hilos, dibujos, ideogramas, jeroglíficos…

Esa larga era fue mi paciente gestación. De ahí a dejar constancia de la palabra, quedaba mucho camino por andar, pero se anduvo. Con estilos sobre cera, punzón sobre barro, pinceles sobre papiro o papel o pergamino, plumas de ave y tinta, estilográficas, máquinas de escribir, PCs...; fueron saliendo unas y otras formas de guardar la palabra con detalle. Tanto es así que llegó un momento en que la humanidad piensa en palabras…


Sin mĂ­ no hay nada; en principio, dicen, yo ya estaba aquĂ­, era el Verbo. Soy el Verbo, hecho Negro sobre Blanco. Omnipresente, mando, poseo, cincelo, pinto, canto, apaciguo, excito, libero, mato.


Autor: Flor MĂŠndez

A OR

S

e le rompiĂł la m al primer golpe y ya no pudo escri-

bir su historia de a_or.


Autor: Juan Carlos García Crespo

E

l anciano explorador decidió escribir su libro de memorias; al ponerse a recordar, olvidó que tenía Alzheimer.

Y las 687 páginas del bestseller quedaron en blanco.


y, por último,…

EL RELATO GANADOR DE LA SEMANA Autor: Laly Dbt Título: Beso a “berso” (siguiendo el relato de Gelines Dbt)

A

quella cita prometía. Ella estaba allí, mayúscula, con evidentes signos de deseo mezclados con dudas e impaciencia. El preámbulo fue un beso

rojo que puso título al encuentro. Empezó a deslizarse sobre él, dejando suaves trazos que rompían la blancura de aquel cuerpo. —“¿Me amas?” —preguntó. Su amante, notando el titubeo, lo primero que desnudó fueron sus dudas. —“Con locura” —respondió, haciendo que los interrogantes se desvanecieran por la sábana de papel.

Ella, preñada de un poema que necesitaba ver nacer, soltó la cadena que rodeaba su cintura y su pudor, desprendió comas, admiraciones, puntos… mezclados con palabras que se iban tatuando sobre él. Ahora se retorcía, convir-


tiendo aquellos trazos en frenéticos garabatos que arañaban aquel cuerpo sin orden ni control. Se produjo una orgía de signos, besos, versos… imposible ya de controlar. El, más maduro y sereno, le quitó el paréntesis que recogía su melena —lo necesitaba para reponerse—, pidió calma y buena letra. Ella mientras tanto, estiró el brazo y recuperó fuerzas en el tintero para escribir el párrafo final.

Por fin, la pluma, exhausta, quedó tendida sobre el papel. Acababa de nacer el más bello poema nunca escrito, beso a beso, verso a verso, beso a verso…


FIN

Editado por Puri Sรกnchez para

cuento cuentos contigo


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