nº56
abril2017
elmuro [3] andénuno [5]
Tres microdiálogos de Isabel Cañelles andéndos [8]
Dos microrrelatos de Lilian Elphick IVcursoconcurso [10] cuentoscomochurros [16] lapuertadelanevera [20] diccionariodesaturno [21] Sttorypics [22] sinopsis [23] brevemente [24]
Relatos en cadena dindondin [26] decamino [28] entrecocheyandén [29]
novedades
Ajusco, Nuria G. Arnaiz
Contamos con los cuentos escritos por dos pollitos, dos gorriones, dos jilgueros y dos colibríes: los ganadores de nuestro taller de escritura para niños, un evento organizado por Grupo Andén en Paracuellos de Jarama (Madrid).
Edita: Grupo Andén C/ Feijoo, 6 - 28010 Madrid | edicion@grupoanden.com | www.grupoanden.com Comité editorial: Alejandro Moreno, Víctor García Antón, Leticia Esteban | Editora: Natalia Muñoz. Asesores de contenidos: Sergi Bellver, Juan Carlos Márquez y Kike Cherta (España), Juan Martini y Mónica Pano (Argentina), Mª Luz Carrillo (México) Publicidad: edicion@grupoanden.com | Diseño: www.jastenfrojen.com Ilustración: Coordinación: www.leticiaestebanilustracion.com Ilustración portada e interior: Juliana Salcedo | http://www.jusabar.net | Instagram: @jusabar
Con la colaboración de:
elmuro
Tema: Soledades
Ganador: Ausencia. Enrique Farelo - Madrid (España) Finalistas:
Orangután en soledad. Alicia Gálvez Madrid (España) Sin título. Carlos Rivero - Badajoz (España) Sin título. Sandra Herranz Guadalajara (España)
Concurso de fotografía Participa enviando tus fotos a lector@grupoanden.com Consulta las bases y mira las fotos en Facebook y grupoanden.com Tema del próximo concurso: Café para todos
Te escuchamos: Cuentos para el andén @cuentosanden lector@grupoanden.com
www.grupoanden.com
La infancia es la protagonista de este número de Cuentos para el andén: las reflexiones de Elmo y Ari, en las letras de Isabel Cañelles, algún perverso sueño de infancia que nos contará Lilian Elphick y los ocho relatos de otros tantos niños, de entre 6 y 11 años, que escribieron sus relatos en un evento de escritura que hemos organizado para ellos por cuarto año consecutivo: CursoConcurso. Y más cosas. No te quitamos más tiempo, esperamos que lo disfrutes.
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Tres microdiálogos de Isabel Cañelles Estos textos reproducen los diálogos de una madre con sus hijos para mostrar, en palabras de la autora, "lo que nos enseñan día a día los niños con su mirada fresca y vital hacia el mundo y hacia nosotros, esos padres perdidos en un mundo emocional que nos sobrepasa".
Verdades como puños ELMO está jugando con algunos compañeros del cole a tirarse bolas de nieve en la plaza de la Paja. Elmo corre detrás de su amigo Guille y le lanza una bola de nieve a la cara. —¡Elmo! ¡Ten cuidado! ¡No tires bolas de nieve a la cara! —le digo. Siguen jugando. Elmo corre detrás de Guille, lo atrapa, y le mete nieve por la espalda. Guille se pone a llorar. Cojo a Elmo del brazo y lo saco del parque. Lo pongo contra una pared y le digo, furiosa: —¡Elmo! ¿Por qué has hecho eso, hijo? Elmo respira rápido. No contesta. —Te estoy haciendo una pregunta. ¿Por qué lo has hecho? Elmo sigue callado, como ausente. Después de unos segundos clava sus ojos en los míos y me dice: —No puedo contestarte a esa pregunta, mamá.
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Solo a los malos —¿SABES lo que quiero ser de mayor, mamá? —me dice Elmo. —¿Qué? —Soldado. —¿Soldado? ¿Para qué? —Para hacer la guerra —me contesta Elmo muy convencido. —¿Y tú, Ari? —Yo también soldado —dice Ari, rotundo. —¿Y eso? —Para hacer la guerra con Elmo. —¿Y para qué queréis hacer la guerra? —Para matar a los malos —contesta Elmo. —Eso —corrobora Ari. —¿Y por qué esa manía de matar, chicos? Elmo se exaspera y me dice, alzando los brazos: —¡A los malos, mamá, solo a los malos!
La esencia del sinvivir VAMOS hacia el parque Elmo, Ari y yo, después de un día infernal con mil asuntos que resolver. Elmo va delante, con la bici. Ari y yo a su rebufo, con la lengua fuera. Ari se para delante de un cartel de helados. —Vamos, Ari, date prisa, amor. Le cojo de la mano y seguimos andando deprisa. —Mamá —me dice Ari. —Qué. —¿Vamos a ir siempre corriendo, así —hace movimientos rápidos de ida y vuelta con el dedo—, hasta que nos muramos?
tw Del libro: La aventura existencial de Elmo y Ari. Red Libre Ediciones, 2016. Isabel Cañelles (Madrid, 1969). Ha trabajado más de veinticinco años en centros de creación literaria. Comenzó en los talleres Fuentetaja y de Enrique Páez. En el año 2003 fundó la Escuela de Escritores, que dirigió hasta 2006. Es fundadora de RELEE, que dirige en la actualidad. Ha escrito relato breve, novela, guión, ensayo y teoría literaria. Ganadora del concurso Ciudad de Alcalá 2007 y finalista en el concurso Miguel de Unamuno de Relato 2010.
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Dos microrrelatos de Lilian Elphick
Diálogo de tigres I Al que busca su sombra y encuentra madrugadas.
EN el bosque de los desprotegidos, dos tigres se encuentran y, como si el agua les bebiera las palabras, se miran. En los ojos de uno se reflejan los del otro. Cuatro soles en la oscuridad, y una distancia enorme que los separa. Ellos lo saben. Conocen los espejismos, los inextricables paisajes de la nada en donde pueden saltar en la agilidad del viento. Pequeños gruñidos quiebran el silencio. El acto de reconocerse entra por sus narices y sale por las alas del pájaro sin nombre. El acercamiento es cauteloso: hay demasiadas historias en cada una de sus rayas y un territorio que defender.
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Pero se encuentran, y los dos están tan cerca que sus orejas se crispan con los latidos y el ensanche de las venas que permite que la sangre corra ferozmente, sin detenerse ni un segundo, abriéndose a la respiración y al acecho. —Tengo hambre —dice uno. —Yo también —responde el otro. Se matan en un combate limpio y digno del más solitario de los recuerdos. —Esto que ves aquí se llama pasión —dijo Fábola, mostrándole a Tigre dos seres diminutos, iguales a ellos, que reían a la luz casi cegadora de la intriga, y que jugaban al corre que te pillo, entre brincos de besos, sin interés alguno en definir lo que les pasaba a esos dos gigantes, iguales a ellos, que los miraban desde el opaco reflejo.
Sueño de infancia LA mala pécora pasea por nuestra calle. “¡Hola!”, digo, y mi madre me mete a casa de un tirón de orejas, y desde la ventana le grita cosas y le suelta escupos, con el rosario bien apretado en la mano izquierda, porque con la derecha se soba los muslos y las caderas, y trata de imitarla después, a escondidas, cuando mi padre hace fila frente a su puerta. Cuando grande, yo quiero ser como la mala pécora.
tw Del libro: El crujido de la seda. Antología de microrrelatos. Editorial Menoscuarto, 2016 Lilian Elphick (Santiago de Chile, 1959). Ha publicado dos libros de cuentos: La última canción de Maggie Alcázar (1990) y El otro afuera (2002), y cinco de microrrelatos: Ojo travieso (2007), Bellas de sangre contraria (2009), Diálogo de tigres (2011), Confesiones de una chica de rojo (2013) y K (2014). Dirige talleres literarios y es responsable de la revista digital Brevilla, dedicada a la minificción.
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IV CursoConcurso Taller de escritura creativa para niños (6-12 años) con certamen y publicación en Cuentos para el andén. ¿Qué pasa cuando los niños nos cuentan cuentos a los adultos? Esta vez inspirados en el cuento "Tilly creía que…", de Eva Staaf y Emma Adbage. Gato Sueco Editorial, 2017.
IVcursoconcurso
CATEGORÍA POLLITO (7 años)
Primer premio Celia Ros por "Celia se convierte en…" HOY me he mirado al espejo y me he convertido en un regalo. Y todos los días estaba dentro, y me sentaba muy mal. Hasta que un día mis padres me abrieron en Navidad. Y por fin salí de la caja y me sentí bien.
Segundo premio Lucía María Madroño por "¿Quién soy?" HOY me he despertado y me he mirado en el espejo y era mi hermana. ¡¡¡Qué susto me he pegado!!! Fin.
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CATEGORÍA GORRIÓN (8 años) Primer premio Carolina González por "De repente soy un súper conejito" ESTA noche no estaba en mi casa, estaba viviendo en una madriguera, saltaría muy alto, haría mis necesidades en el campo, no iría al colegio, que eso es lo que me gusta, comería zanahoria pero cuando me cazan, yo, como soy un súper conejo, le doy millones de tortas. Fin.
Segundo premio Juan Manuel García por "Mi padre" MI padre siempre viene tarde. Mi padre viene al trabajo a las 7:00. Y viene a mi casa a las 9:00. Ojalá viniese a las 3:15 a mi casa por la tarde. Yo siempre le espero en la puerta. Menos mal que los fines de semana no va al trabajo. Y se queda jugando conmigo en las canchas de fútbol. Y juega conmigo en la buhardilla. ¡¡¡Mi padre es el mejor!!!
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CATEGORÍA JILGUERO (9 años) Primer premio Eva Ros por "Eva se convierte en su profe Pilar" EVA un día se levantó y se miró al espejo y en vez de ver su cara vio la de su profe Pilar. Suerte que ese día no había cole y se quedó en casa. Cuando iba a hacer sus tareas sintió cuánto trabajo le costaba hacer las cosas a su profe Pilar, por ejemplo: mandarnos callar, hacer las fichas…
Segundo premio Manuela Rodríguez por "De repente soy mi abuela" ME levanté esta mañana, me miré al espejo y vi algo extraño en mí: era vieja y tenía el camisón y no sabía qué pasaba y llamé a mi madre "mamá" y era mi padre y dije "qué raro" y dije "papá" y era mi madre, y dije "aquí pasa algo" y digo "abu" y soy yo y dije "vamos a buscar lo que pasa" y era porque no teníamos una mascota, compramos un perro y fuimos normales. Fin.
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CATEGORÍA COLIBRÍ (10-11 años) Primer premio Paula Herranz (10 años) por "La vida de un adulto…" HOY me ha sonado el despertador a las ¡seis y media! y me ha extrañado porque normalmente el despertador me suena a las siete y cuarto. Cuando me he levantado he ido al baño, y como mi baño tiene un espejo enorme, cuando entré, me vi y no era yo: ¡era mi madre! Hice las mismas cosas que ella hace, luego me fui al trabajo, era súper duro; estar diez horas trabajando era lo peor que me había pasado, porque en el cole solo son ocho. Después de diez horas volví a casa y cené, luego me fui a dormir, de repente suena algo, era como el sonido del despertador, me levanté y era todo un sueño. Fin.
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Segundo premio Andrea Aiquipa (11 años) por "¿Qué me ha pasado?" ESTA mañana me he levantado y me he mirado al espejo. ¡Menuda sorpresa me he llevado! No os lo vais a creer pero me parecía muchísimo a mi hermana. Me he frotado los ojos y me he mojado la cara por si estaba soñando. Pero nada, seguía pareciéndome a Estefanía. "¡Estefanía!" gritó mi madre. "¿Dónde estás?". "¡Estás aquí!", dijo mi padre, que estaba detrás de mí. "Ven, Estefanía", dijo mi padre mirándome y a continuación me cogió en brazos. "¿Cómo es posible?", me pregunté a mí misma. "¿Papá, bájame de aquí!", grité enfadada. "Puedo ir hasta el salón solita". "Claro, claro", dijo. "¡Bájame, por favor!". "Sí, sí", dijo él. Por mucho que decía cosas, él no me hacía caso. Como me estaba enfadando tanto, le pellizqué sin darme cuenta. Al fin me bajó y me fui corriendo lo más rápido que pude, pero mi padre me alcanzó en dos pasos. "Oh, ¡venga ya!", pensé. Mi madre vino y me subió a una trona. "¿Am?", me preguntó. Yo sabía que mi hermana siempre que tiene hambre dice "Am", así que lo entendí. "Am", salió de mi boca. Después de un rato me dio arroz con tomate y me lo comí todo, luego me entró mucho sueño y empecé a llorar porque nadie hacía caso a mis señas de sueño. Me llevaron a una cama a dormir. Me cantaban algunas canciones para hacerme dormir, pero no podía dormir. "Agua", se escapó de mi boca. "¿Agüita?", preguntó mi madre y me trajo una botella de agua. Ahora sí que me conseguí dormir. Y tuve un sueño. En mi sueño me vi a mí misma ayer por la mañana. Después vi que me trataban como a la niña de once años que soy. Luego vi un borrón y me vi por la mañana tal y como me trataban: una niña de un año. Después vi que me trataban con muchísimo cuidado y protección. ¡Vaya día! ¡Espero mañana ser otra vez la misma! Fin.
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cuentoscomochurros
La risa de
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cuentoscomochurros
Ava Gardner ES un día cualquiera en la selva. Croan las ranas en los estanques, zumban las moscas y las avispas. Hay arañas enormes y serpientes que susurran y se enroscan a los árboles. Se dejan acariciar por el musgo esas serpientes. Todo son peligros. También hay simios. Un orangután de gesto tristón lleva un buen rato quieto, como si estuviera posando para la cámara. La cámara que le apunta la sostiene un explorador que acaba de internarse en la selva. Se identifica rápido que es un explorador porque viste todo de caqui con pantalones bombachos y sombrero salacot y porque lleva un despliegue de instrumentos de medida, lleva redes y una multitud de objetos de utilidad indescifrable. Además, como todo explorador que se precie, el hombre vestido de caqui se hace acompañar de una bella señorita con una melena tan suelta como su escote. Se pasea por la selva como si circulara por el pasillo de casa, camino del vestidor. La bella señorita se ríe de vez en cuando y su risa se propaga en volutas por el cielo de la selva. Rebota en la fronda densa y hace vibrar con su eco a las telarañas. Estremece con esa risa la paz de las avispas, la de las moscas y las serpientes. Ha empezado a llover. Nada extraño, en la selva siempre llueve. Llueve con tenacidad y lo empapa todo. El orangután se aleja a saltos, busca refugio en una gruta que queda allí cerca y la bella señorita que, caramba, tiene cierto aire a Ava Gardner, echa a caminar por la selva tan contenta, sabiéndose protagonista, ajena a tanto peligro. El explorador le pide un poco de sigilo. Es lo menos que se le puede pedir a la compañera de aventuras, pero la chica tiene una seguridad que arrebata y dice que nanay, que ella es muy suelta y que la selva es suya. Recuerda a Ava Gardner la muchacha. Ava
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cuentoscomochurros
Gardner en tendido de sol, asomada a la faena, esperando a su torero. Ava Gardner apoyada en la barra de Chicote unas horas después, margarita en mano. Ava Gardner vuelta de espaldas, todo curvas, con pañuelo al cuello, falda lápiz, el hoyuelo en el codo. Su risa como un esbozo de lo que se dibujará luego, entre las sábanas del Palace o del Ritz. La risa de Ava Gardner como presagio de la resaca y de un domingo enmarañado, lleno de ramitas, de recovecos, de madrigueras. De repente se despeja la tarde, sale el sol y todo resplandece. Allí donde hay una rendija, sonríe descarado un rayo de luz. Se ponen contentas las hojas y las flores más extrañas, las que atesoraría el botánico bajo un marco de cristal. El orangután deja la cueva y el explorador toma notas y fotos a la velocidad del rayo. El orangután se va acercando a la bella señorita, extiende un brazo interminable, acaricia con su manaza el cuello desnudo de ella. La chica se deja hacer. Asombra la delicadeza en la bestia, el aplomo en la mujer. El orangután sonríe. Se le ha pasado la pena que ensombrecía el comienzo de este relato. ¿Habéis visto alguna vez la sonrisa abrirse camino en la boca del orangután? Es como escuchar campanillas, como beber una copa de anís escarchado. Eso es. Como tumbarse en el sofá y poner una vieja película, con la ventana a medio abrir. Dejad que la brisa pase y ponga a bailar las cortinas.
tw Colaboración mensual con Cuentos como Churros: ellos eligen una de las cuatro fotografías seleccionadas de El muro y cocinan con ella un rico churro que publicamos aquí. I Alicia Gálvez, finalista de nuestro Concurso de Fotografía de este mes.
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lapuertadelanevera
32/3 te) por lo de r( re ue Q cesidad dentro sin ne uerta p la rir de ab
Querer
Diana Martina Si debo querer y seguir queriendo a qu ien no me quiere quisiera también poder querer a quien sí me quiere.
Plácido Querer es perder. http://placidario.blogspot.com.es/
Romper da Aurora Hildegar es s na Romper cade or ej m ro pe , liberarse del ve lla la es ilic que ut candado.
Esther Ligero Hay que rom per estos silencio s. Vete de mi vida.
http://aurorahildegarda.blogspot.com.es/
Nada Gil Salvador Llamas ue rq po Me siento feliz do an cu rta nada impo no hay nada.
María Jo sé Sánc hez Aviso a n a vegante aquí no s: hay na (POR DE da… malo. SGRACIA ).
Déjale una nota al mundo en La puerta de la nevera: www.grupoanden.com
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diccionariodesaturno
Una nueva civilización está empezando de cero en Saturno, aún no tienen claros algunos conceptos, ¿les echas una mano con el diccionario? Participa en www.grupoanden.com
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ir s ub e s iremo d e m o. pu os que ombr n se ído h ue s al o estro a q d en itu rrarno de nu O ud t c T p a s EN a a su ma ece TAL ligros a y su enci v a z or e de 1. P cabe rso p on d a l e a a niv .B. ací nio .es/ , a v Anto spot.com al u a M s dad n a . e p g c s o l e a P sa o.b na um th s u mu cerber le h . Jona b i 2. E ar las odelcan ten io e. on ufrag jug ://elpase c firm n a i p n a e r htt z tier a, d ra en lad un vo raso u e R z c MA stia a do es aña E e me i sp e s de g B 2 1. yo ru der E o que os nzar n a a i cu xan uid urn alc sat rlos a Ale elo líq s . a lo i e a ayud . 2. C rlos M e v rno e el ro para u Ca p t s u . Sa de les N de más q iado ue teria R. RÓ o q D d a i m e v LA onje s m lisa pre se en 3 1. Ms bienaena. Me líder suición, peorado y taner d un su nirv n el e d u con es ve aner inbayonm s el e íc a s llo unt lent 2. D bido por e onM /users/va De to, y nBay ox.com res lenti .sttoryb Va ://www p htt
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Sttorypics
Sttorypics @Clashing Como la sombra huyendo de su amo Sosteniendo un último suspiro de humo Difuminando un sueño, un placer oscuro No quedan noches de plomo La pesadilla arrastra cadenas Así que duerme, duerme y despierta Antes de que tu sombra vuele Y llegue allá Donde tu miedo tiembla.
@SandyTorres Dicen que lo han visto en la estación. Lleva un maletín negro. Que corre como el viento, a la velocidad de la luz, sube al vagón el primero y que lo acompaña un fantasma. @rossanakar Siempre dijo que iba a huir de casa pero todas las noches era su sombra la que se alejaba y volvia al amanecer.
Cada mes Sttorybox elige una imagen de nuestro concurso de foto, sus usuarios escriben microhistorias en Sttorypics sobre ella, y nosotros publicamos las mejores aquí. I Viajando diario - Ángel Téllez - Pachuca, Hidalgo (México)
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sinopsis
«La azotea» Amira sueña con disfrutar igual que las chicas que salen en la televisión, pero su padre no quiere ni oír hablar de dejarla salir a la calle. Una tarde la televisión deja de funcionar y su padre le pide que suba con él a la azotea para arreglar la antena.
Alma Rural | https://almaruralblog.wordpress.com/
El hielo de los polos se derrite y un diluvio arrasa la tierra. La humanidad se afana por la supervivencia y sólo resisten aquellos que viven en los edificios más altos. En La Azotea de los rascacielos de Nueva York se lucha una cruel batalla a vida o muerte.
Miguel Angel Toro | http://www.elsecretodeloscoroballos.com/
Los dos amigos juegan a las guerras. Con un canuto de papel, otean en el horizonte del mar al enemigo inventado. Su barco, la azotea. Las sábanas tendidas al sol, su velero. De munición, las pinzas de tender. Nunca imaginaron, que años después, entre ellos, librarían la batalla más cruenta.
Rosario Serra López
Tenemos el título del próximo éxito editorial, nos falta la sinopsis ¿nos ayudas? Participa en www.grupoanden.com
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brevemente
Del uno al diez Semana 23 de concurso: 3 de abril de 2017 Ganadora: Carmen Rossique Rabasco Solo le quedaba un cigarrillo y dos horas por delante. Frente al número tres de Park Avenue, esperó que sus cuatro hijos salieran camino del colegio. Había dormido en ese banco hasta las cinco de la mañana, se había peinado y perfumado; seis pulverizaciones que agotaron el frasquito. Se alisó la ropa y contemplándose en un escaparate pensó que siete días al raso no le habían dejado tanta huella. A las ocho los mayores cruzaban la calle seguidos por la niñera y el bebé. Aplastó las lágrimas con nueve golpecitos de sus dedos sobre el rostro y subió los diez pisos hasta la azotea.
abril Confianza plena Semana 24 de concurso: 10 de abril de 2017 Ganador: José Luis Chaparro González Subió los diez pisos hasta la azotea sin hacer ruido y se encaramó al pretil. Confiaba en su madre. Ella le había asegurado que los Reyes Magos no traían imitaciones y que el traje era auténtico…
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brevemente
Imagina Semana 25 de concurso: 17 de abril de 2017 Ganador: Xanti Ramírez Quintana El traje era auténtico. Las hombreras anchas, los pantalones desteñidos… todo pensado para pasar desapercibido. Escondió el revólver en la tobillera y subió las escaleras hasta la plataforma de lanzamiento. Era el encargo más raro que había recibido en la vida, pero supuso que el viejo Paul tendría sus motivos, y un trabajo era un trabajo… Activó el campo de curvatura cuántico e introdujo la fecha y lugar de destino: Nueva York, edificio Dakota, 8 de diciembre de 1980.
tw Relatos finalistas de abril de 2017 del concurso Relatos en Cadena, organizado por la Cadena SER y Escuela de Escritores. Puedes leer todos los seleccionados en www.escueladeescritores.com o www.cadenaser.com.
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dindondin
VIII Concurso de Pintura Rápida "Cueva de la Vieja" Premio 1.150€. Alpera (Albacete) http://www.guiadeconcursos.com
Los inventos de Leonardo Da Vinci Hasta el 28 de junio Palacio de Minería (Centro, México DF) Entrada gratuita https://www.timeoutmexico.mx
Fiestas del 2 de mayo en Malasaña (Madrid) Programa completo http://www.comiendopipas.com
Los terrados de Santa María del Mar Actividad permanente Entrada 10€ http://guia.barcelona.cat
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decamino
http://revistalaleche.com/
Periodismo cultural. Para niños. En papel. Muy ilustrada. Sin publicidad. Aborda temas como el Brexit, el proceso de paz en Colombia o la crisis de refugiados. Junto a artículos tan variados como el gran incendio de Londres, el Visual Thinking, la vida de la primera persona sordociega en graduarse en la universidad o cómo se planifica una travesía en autogiro. Esto es ¡La leche! Sesenta páginas. Dos tintas. Cada tres meses. Y que, número a número, busca reflejar cuán fascinante es el mundo que nos rodea si se mira con atención.
tw El próximo número saldrá en mayo y seguiremos en busca de nuevas preguntas: en Venezuela ¿hay una democracia o una dictadura? ¿Hasta qué punto la erupción de un remoto volcán puede afectar la vida de millones de personas? ¿Por qué un ateo decide ilustrar la Biblia? ¿A qué se debe que en la lengua de los indios Picanha no haya ninguna palabra para los colores? Realmente ¿qué celebramos la noche de San Juan? ¿Dejará de ser Occidente la zona más influyente del planeta?
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entrecocheyandén
Ajusco Nuria G. Arnaiz Alumna de Escuela de Escritores
¡JURO que intenté detenerla! Pero llegó de la nada, rauda y sin freno. Todos la llamaron "bala perdida", pero yo, que la vi llegar atravesando mis ramas y mis troncos, pude verle la mirada obsesionada de la muerte. Cuando aquella bala -segundos antes de llegar al blanco mortalrozó el follaje alto de mis abedules, supe que debía intentar disuadirla de sus letales intenciones. Alargué cuanto pude mis follajes más espesos, retorcí ramas hasta casi desgajarlas, pero ¿qué puede un bosque contra la punta de un proyectil decidida a traspasar la mollera coronada de rizos de un niño? Poco tardó en llegar a su destino y hacer crujir el casco vital del pequeño. Yo lo vi desde la copa alta de los abetos. Los ojos del chiquillo, brillantes un segundo antes, se apagaron con el gris ausente de los muertos. No se enteró de nada, entretenido en levantar montañas de hojarasca en el claro de mi tierra frente a la cabaña. Lo conocí desde que mis sombras lo cobijaron para tomar las siestas. Mi musgo cuidó de sus rodillas cuando aprendió a gatear y yo mismo alargué las ramas bajas de los pinos jóvenes para enseñarle a trepar. Y, ese día maldito, cuando la bala perdida traspasó mi guardia de empalizadas y enramadas, también lo vi morir. No emitió un quejido para anunciar su muerte; no tuvo tiempo de gritarle a su madre ni de alertar a su padre. Solo rodó, igual que cuando lo veía por la ventana tenderse sobre su cama. Supe entonces que era mi deber avisar a los padres. Hice callar el murmullo del viento entre las hojas de mis árboles y hasta obligué a los insectos a silenciar sus alas. Contuve el aliento y me mantuve quieto para que solo ese suspiro, cargando su último "¡ah!" retumbara en el silencio. Y así fue.
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entrecocheyandén
La madre dejó de menear la sopa. Algo ocurría, lo supo por el silencio de sepulcro que le gritó al oído. Ella lo llamó presentimiento, nunca supo que había sido yo quien había contenido mi aliento. —¡Mi hijo!—, gritó.—¡Mi niño ha muerto! Yo me estremecí hasta las raíces, el dolor casi desgajó mis ramas. ¡Odié ser bosque y no tener más que inútiles ramas! Quería abrazarlos, unirme a su llanto por nuestro niño, gritar la desventura de su muerte. Pero ¿qué puede hacer un bosque en esos casos? ¿Cómo denunciar al insolente que disparó al aire sin saber de la tragedia que así sembraba en otras vidas? Así que solo me quedó llorar mis nubes. No pude esperar al otoño para secar mis hojas, estallé mi furia de troncos desgajados y mi impotencia entre el batir de ramas hasta mucho después de ver partir a mi amada familia. Hace mucho que no vuelven. Quince años han pasado desde aquella tarde de tragedia. Sé que, en el fondo, me culpan de la muerte del chiquillo. Su dolor eligió un chivo expiatorio y me tocó a mí. Por eso no han vuelto. La cabaña que albergaba risas y festejos ha quedado abandonada. Yo la acompaño por las tardes. Mando silenciosas arañas y mosquitos para hacerle compañía. La consuelo mintiendo y diciéndole que un día, cuando la herida haya cerrado, los veremos volver por mi camino del norte.
tw Sin importar dónde, la vida ocurre, y Nuria vive su pasión descubriendo el corazón de cada experiencia para convertirla en palabras. Para ella, escribir sobre la vida es construir un refugio para otros sobrevivientes. Escritora mexicana, premiada por Christian Editing, semifinalista de Letra Viva y Grupo Nelson, estudia el Máster de Narrativa en la Escuela de Escritores.
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