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De la curatoría de semillas a la curatoría en artes
“Curadora ” tiene raíz etimológica en el “cuidar”, acción que realizaba una persona encargada de custodiar un bien en el renacentismo romano. Una suerte de guardián concentrado en la conservación y restauración de lo que está a su cargo. Conocemos el devenir de esa labor en el arte y su evolución al coleccionismo y las curadurías de arte contemporáneo pero ¿Qué hecho y quiénes habrán nombrado a las cuidadoras de semillas como curadoras? Es una interrogante que no hemos resuelto pero no dudamos que provino de la academía y de investigaciones de las ciencias sobre las agro- culturas.
La raíz de la práctica de cuidar semillas nativas proviene de las mujeres y su histórica relación con los cuidados. Mujeres de pueblos originarios que han protegido el conocimiento ancestral y la soberanía alimentaria transmitido de generación en generación y que ha posibilitado que en el campo se siga practicando el resguardo de las semillas originarias que conservan la memoria del entorno en el que han crecido: sustrato de la tierra, componentes del agua de riego, clima, resistencia ante amenazas.
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La acción del cuidado requiere seleccionar las plantas adecuadas para dejar crecer y sacar sus semillas, decidiendo en base a la observación de sus características y apariencias la resistencia de la planta a las condiciones climáticas y a las posibles enfermedades y plagas frecuentes en una huerta. Para conservar, hay que limpiar, secar y almacenar en buenas condiciones para el siguiente ciclo de vida. En la huerta el cuidado también está presente al momento de organizarla: preparando la tierra para recibir mejores nutrientes y la implicación al ubicar y relacionar a cada especie una al lado de otra. Compatibilidades y aportes significativos en la colaboración interespecies.
Iniciamos el encuentro Curatorial en contexto con Zulnilda Lepin Henríquez, cocinera, huertera y cuidadora de semillas de Lumahue, comunidad cercana a Barros Aranas a kilómetros de Temuco. Es parte de la Red de Semillas Libres y reconocida por sus saberes y sabores campesinos en Zuny Tradiciones, un espacio ubicado en Temuco a los pies del cerro Ñielol que es mucho más que un restaurante. Ella nos cuenta de la variedad de semillas que resguarda y nombra a su huerto como “desordenado”, quizás porque en la organización del espacio destella una chacra que refleja la biodiversidad de las especies que la componen: árboles nativos, flores, hortalizas, frutales y plantas medicinales- aromáticas que son su farmacia.
Los alimentos con los que cocina platos con memorias campesinas provienen directamente del campo de personas mapuche y no mapuche con quienes mantiene una economía circular. Zuny nos cuenta de la importancia de los trafkintu, importantes ceremonias para intercambiar semillas originarias y mantener la soberanía alimentaria libre de intervenciones genéticas.
Preguntas Iniciales
Para complementar nuestras reflexiones pedimos al equipo de curadoras respondieran un cuestionario que nos permitiese profundizar en las acciones curatoriales desde cada una de sus localizaciones, entendiendo que existen diversas maneras de comprender la práctica. De estas interrogantes presentamos una selección:
¿En qué consiste la práctica de una curadora?
Carolina Lara: Básicamente, la práctica de un/a curador/a aborda todas las acciones relacionadas con una exposición, o con abrir la experiencia de las obras de arte o de los procesos artísticos al público y comunidades. El término viene del “curatore” o cuidador/a de las antiguas colecciones de las cortes europeas. Por lo tanto, lleva intrínseca la labor de cuidar de las obras de arte, entendiéndolas hoy también como procesos y acciones, como prácticas que desde el arte se ponen a disposición pública a través de una reflexión y exhibición, lo cual, actualmente, debe plantear experiencias significativas más allá de la mera contemplación, abriendo sus sentidos a lo colectivo.
Paulina Varas: Consiste en activar formas de relacionarse con objetos, registros, textos. El resultado de una investigación que puede ser socializada, mediada con personas que saben o no del tema o cuestión presentada. En el mejor de los casos implica una potencia ética y política a partir de la reflexión sobre lo que puede decir y aportar hoy la estética en relación con la política.
Ana M.Saavedra: La práctica curatorial, para mí, consiste en la articulación de un discurso y una praxis en torno a producciones y/o acciones entendidas dentro de una noción de arte como campo expandido para la experimentación. He desarrollado trabajo curatorial muy ligado (aunque no de manera exclusiva) al funcionamiento de Galería Metropolitana, un espacio ubicado en un barrio obrero, en una zona periférica de Santiago. En este contexto, definimos lo curatorial como un trabajo en proceso donde convergen múltiples líneas de acción, tales como: el análisis político en sentido amplio, los afectos y el placer, la investigación, la escritura, la educación, el diálogo con los artistas y los vecinos, el trabajo con archivos, documentos y oralidades, la generación de nuevos proyectos dentro y fuera de las instituciones. En síntesis, la práctica curatorial como un ejercicio micro político, crítico y emancipatorio que promueve la transformación de las subjetividades, el arte y la sociedad.
Neyen Kintulen: Mi postura siempre es crítica en relación a estos preceptos y planteamientos del arte convencional occidental por lo que me interesa abrazar otras formas de relación social, más equitativas, colaborativas e insurgentes donde se desafíe la validación y reconocimiento de un arte que tiene una carga patriarcal, eurocéntrica, elitista y sobre todo colonial en este territorio, wallmapu, territorio mapuche en resistencia. Territorio en lucha por su liberación nacional y autodeterminación.
En este sentido me planteo otra forma de arte, desde lo mapuche, donde tiene otras lógicas de entendimiento y existencia, desde y para el territorio, que hoy es también violentado.
Me apropio del rol de raguiñelwe, que podría traducirse como mediadora en este caso, que interconecta, acerca, dialoga, que tiene un cierto grado de influencia en las decisiones importantes, donde socialmente la discursividad ha tenido un rol de suma importancia para encaminar las resoluciones y /o conflictos incluso. Retomo este concepto porque me interesa aterrizar la práctica artística a mi propia realidad, descolonizar los actos/gestos y maneras que abordan nuestro quehacer creativo/expresivo.
¿Qué es la curaduría para tí?, ¿Para qué hacer curaduría?
Loreto Gonzalez: La curaduría es una manera de sistematizar ideas y relaciones. Es la materialización de una experiencia. Es crear nuevas formas de investigación alrededor de muestras capaces de exhibir procesos y resultados. Esto como una forma más compleja de divulgar conocimientos e imaginarios. Se trata de una metodología no convencional, concretamente visual - en mi caso - pero también mediante otras sensibilidades, que pueden ser el sabor u olor. En este sentido, la curaduría es una actividad que implica educación y ciertas pedagogías necesarias para poder vincular el tema de cada experiencia, con el público. Por eso es importante, porque la figura de una curaduría viene a ser la dirección de arte y también mediación a fin de llegar a otras personas. En mi caso, mi función de curadora es que la obra y el arte se acerquen a la comunidad, y viceversa, reconociendo en ello un valor.
Gonzalo Castro- Colimil: Para mi es una forma de hacer la cual me permite presentar un(os) estado(s) invitando al encuentro desde donde poder dialogar a través de diversos lenguajes con el objetivo de dinamizar y catalizar reflexiones geopolíticas, gracias a las selecciones presentadas, aportando al sustrato cultural.
Neyen Kintulen: Mi propósito es más que nada visibilizar el arte mapuche y creación local tradicional y contemporánea para generar mayores oportunidades a las denominadas “artesanas” de fibras vegetales, siempre desde un lugar que increpe las miradas tradicionales de valoración del arte textil, que siempre ha sido depreciada y reducida a la serialidad y falta de teorización como de visibilización.
-¿Cuál es tu contexto? ¿cómo entiendes la relación con él?
Paulina Varas: Mi contexto puede ser chileno pero también regional como son las ciudades de Viña del Mar y Valparaíso donde vivo cotidianamente. Me parece super importante que pensemos cómo hacemos exposiciones y proyectos curatoriales desde nuestros lugares, las necesidades que tienen el contexto de que haya o no exposiciones, y sobre todo pensar en la utilidad de estas para nuestras comunidades. Frente a un lenguaje homogeneizador y universalista, pensar en las singularidades de nuestros saberes, nuestras memorias y potencias del presente sin duda que permiten localizar mejor nuestras prácticas con un sentido situado, enraizado. .
Ana M. Saavedra: Mi contexto es múltiple y diverso: el barrio, las organizaciones locales, las complicidades y los afectos con múltiples personas, el trabajo académico apuntando a torcer imposiciones, el campo del arte con todas sus contradicciones, las relaciones entre lo local y lo global, etc.
Intento vivirla como relaciones móviles, cambiantes, no jerárquicas, activas, entendiendo que me mueve la necesidad de trabajar para hacer un aporte micropolítico, junta con otres, en movimientos transformadores de lo social y de lo cultural.
Carolina Lara: Chile, provincia, el contexto donde me desenvuelvo está marcado por múltiples necesidades, tanto desde el ámbito del arte como del ámbito social, por la falta de políticas e instituciones que fortalezcan el sistema artístico y su relación con comunidades, por la precarización del trabajo artístico, por la falta de educación artística, por el desconocimiento que hay hacia el ámbito del arte, y por la academización de sus prácticas que han ocasionado una elitización y distanciamiento con procesos sociales, lo cual ha sido un desafío y un motor para el trabajo desde lo local hacia el territorio y comunidades, con muchos desafíos por delante desde un contexto macro determinado por el colonialismo, el sistema neoliberal, de mercado y heteropatriarcal. La relación la entiendo desde el interés por generar dar significaciones a la experiencia del arte, pensando en las condiciones de lugar, de territorio y de comunidades en un tiempo histórico, así como desde la apertura y los posibles aportes de la práctica curatorial a los procesos sociales y políticos.
Loreto González: Norte de Chile, donde no existen instituciones académicas que impartan carreras de arte. Tampoco existen museos ni centros culturales con enfoques contemporáneos. Por lo tanto, hay una ausencia importante de actores y estructuras. Sin embargo, la precaria escena cultural que existe insiste en otras lógicas de creación, y a partir de ello se han generado otras maneras de hacer curaduría no convencional. Es decir, no bajo la lógica del cubo, si no desde el territorio. Dentro del mundo popular más bien señalo que soy organizadora de exposiciones. Que trabajo con arte y después eso se muestra mediante un montaje en algún espacio. Ahí creo que queda claro, pero hablar de curaduría en contextos donde no hay escenario académico por ejemplo, es complicado. El concepto queda subordinado a cuestiones de clase finalmente. No obstante, no pierdo energía en seguir explicando el oficio, aunque siempre es necesario, y por lo mismo recurro siempre a espacios educativos para dar a conocer esta labor e incentivar a replicarla.
Neyen Kintulen: Sin visibilización no hay manera de entender y conocer el arte mapuche sobre todo para nosotros mismos que hemos perdido mucho conocimiento debido a la asimilación y negación, lo más importante es que si no generamos desde nosotros mismes oportunidades y posibilidades de impulso a nuestro kuzaw no vivimos, si ya nuestra sola existencia representa una amenaza nacional que “atenta contra la ciudadanía y nación” no vamos a tener otra cosa que seguir pugnando y abrazando lo poco que nos queda. También ha sido una estrategia de la dominación el cooptar nuestras expresiones oportunistamente, reducirlas a folclor y artesanía y desmerecer su retribución monetaria, hoy es urgente generar estrategias para promover su desarrollo y proyección. el arte mapuche actúa como un puente interdimensional, conectando pasado -presente-futuro en la práctica del hacer, manifestando y visualizando sus esferas y ejes de ejecución, considero que en las sociedades indígenas el arte tuvo y debe seguir teniendo un valor primordial, mientras que en la occidentalidad los trabajadores de las artes tenemos los trabajos más precarizados e inestables, considerados superfluos y no una prioridad esencial porque se ha distanciado del cotidiano, de lo espiritual, de lo social, de lo particular de cada sociedad y su acceso a este.
Gonzalo Castro- Colimil: Mi contexto son diversas vertientes que llegan a un gran cauce y una de las características de este flujo es la persistencia de modelos coloniales que nos toca vivir en lo cotidiano acá en wallmapu. Mi relación la entiendo de una forma directa, lo curatorial es una postura política donde mi interés es aportar a la masa crítica y sensible en los espacios que me desenvuelvo.