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COMENTARIOS
desde la moderación de la mesa:
“¿Para quién hacemos arte? ¿Hacia dónde queremos que se proyecte nuestro quehacer artístico?” Las anteriores son preguntas que me planteé durante este encuentro, ya que veo innegables diferencias entre el arte contemporáneo y el arte tradicional indígena situado en los territorios y la defensa político ontológica que significa crear desde los principios de la comunalidad y posturas contra hegemónicas. Entonces poder ver esas diferencias y confrontarlas es algo que se reafirma en el encuentro, ya que seguir redundando en un arte funcional y complaciente a las lógicas capitalistas productivistas, donde se crea solamente para espacios como galerías, museos e institucionalidad, es algo que perpetúa y sostiene este sistema mundo civilizatorio productivo y patriarcal cosificador, donde el ego, lucro y aspiracionismo mueven en gran medida las expresiones artísticas y el flujo de los circuitos de visibilización del arte.
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La mesa que coordiné se tituló “mediación y difusión artística intercultural en Wallmapu”, principalmente porque es necesario marcar diferencias y mostrar alternativas a lo Curatorial, considero que estas son instancias - las de mediación - mucho más horizontales, inclusivas y espontáneas que se dan en los territorios como una necesidad de sobrevivencia que aporte a su propio contexto, que surja del mismo para el mismo, que considere las dinámicas intersociales que permean la vida cotidiana y sociocultural sin tanta grandilocuencia, especialización y exclusividad para intervenir lugares en donde ocurre la vida cotidiana, ya que las mediaciones ocurren en espacios comunes, como escuelas, centros culturales, comunidades mapuche, barrios, poblaciones, gimnasios, canchas, plazas, etc. Desde la necesidad de aproximar el arte a la gente común, esa que no le interesa o no puede ir una galería o teatro, y que es la gran mayoría, considerando también lo colectivo de la difusión como una herramienta de transformación social que aporte a las comunidades, que estas se apropien de ellas, la utilicen, más que solo observar al artista o intentar comprender su obra, esto de por sí genera muchas veces una incomprensión que a mí misma habiendo estudiado artes me cuesta comprender, resultándome profundamente lejano, pretencioso y descontextualizado. Creo que crear pensando en mediar y proyectar lo artístico a lo sociocultural está profundamente imbricado, no se desliga.
Otro aspecto importante es el tema de lo Intercultural ya que se enuncia desde la experiencia que siempre se ha dado entre las diferentes culturas como encuentro dialógico para la cogestión común, tanto en el caso de la presentación de Natalia
Arcos sobre arte Zapatista como en la de Hugo Farías sobre una Residencia artística en Coñaripe que en sí son experiencias bastante diferentes, pero que se encuentran en el hecho de vinculación con el entorno sociocultural y territorial, en esa relación inter-culturas que permite la creación como un medio para el accionar/expresar/intercomunicar situado en un territorio que se busca considerar y aprehender incluso. Considero que esas intersecciones que permite pensar y mediar el trabajo en las sociedades en las que emerge y potencia, sostiene un sentido importante de destacar y repensar. Me parecen instancias expandibles de replicar asumiendo también las contradicciones que pueden generar, para mi al menos son instancias necesarias de confrontar, valorar, analizar, etc.
Siempre un tema importante a abordar en el quehacer artístico es hasta donde podemos llegar, creo que desde la lógica convencional de pensar el arte, no existen límites, tal cual opera el laissez faire, esa relativización que justifica los medios y el fin, el producto, el efecto, lo pomposo, lo que me parece nocivo porque en mi experiencia y posicionamiento, el arte es también un medio de reivindicación y denuncia que requiere de una metodología propia y que no sea fagocitada por el poder, para así cambiar un sistema estructural que requiere de cambios urgentes, entonces crear nuevas estrategias y nuevos mundos propositivos y alternativos a los viejos paradigmas es un reavivar otras trincheras, desde abajo, los márgenes y disidencias, lo negado, etc.
La excesiva abstracción del lenguaje, la sobre-conceptualización y teorización genera en sí misma un cercamiento al acceso de la información/comprensión, por lo que queda encapsulado en lo específico, en las burbujas- mundos privilegiados donde se naturaliza la institución como algo del que no se puede ni se debe salir, lo que francamente me resultó ingratamente chocante. Hoy se vuelve trascendental visualizar y confrontar posiciones porque estas fricciones son también detonadoras de accionamientos inminentes hacia la emancipación, ya que quienes nos encontramos en una situación de menoscabo y subalternidad todo lo que hagamos resulta ser una lucha, un grito o un simple gesto de sobrevivencia, ese motor y pulsión movilizador necesariamente estalla visceralmente porque no cabe en definiciones cerradas o encapsulamientos condensados, superando cualquier tipo de fragmentaciones. Por eso no creo comprender ese refinamiento tan cuidado de la apariencia sin ahondar en lo que está en el fondo, creo que ya han sido demasiados siglos de imposición del sentido estético burgués maquillado de buenas intenciones pero donde hay también banalización de lo diferente, donde ha existido y continúa habiendo un manejo del arte indígena, por ejemplo para que encaje en el paradigma occidental mercantilista, una maquinación de conveniencia que no profundiza y solo sigue apropiándose y sacando de contexto. Hablo sobre algunas experiencias de la última jornada, sobre cómo el arte mapuche funcional a las instituciones transgrede todo el sentido profundo desde donde emerge para prestarse para el exhibicionismo y sin siquiera hacerse cargo de los cuestionamientos que genere. Se dio esta instancia de discusión/ reflexión muy necesaria y es lo que más me deja este encuentro, poder defender nuestras posturas, miradas, sentipensares y creaciones desde la sinceridad y el ímpetu de creer y reafirmar lo que somos y queremos, más allá de las complicidades des posesionadas, en el ser y vivir libres del condicionamiento y disciplinamiento normativo que no permite ver más allá de esas miradas delimitadas que deciden que es arte y que no lo es.