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Javier Mondragón Cazorla nos habla del éxito del cortometraje “Semillas
El actor, director y productor valenciano Javier Mondragón Cazorla nos habla del éxito del cortometraje
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¿Cómo comenzaste a actuar?
A los cuatro años pisé por primera vez los escenarios actuando y cantando. Fue en el colegio de Ntra. Sra. de la Consolación de Nules donde participé en un musical que realizó una gira y descubrí la pasión por el maravilloso mundo de la interpretación.
¿Tu familia te apoyó?
A ningunos padres, por lo general, les parece buena idea, pues es una profesión de la que es difícil vivir, y lamentablemente aún más en nuestro país. No obstante, aunque esa idea esté presente, confían en mi talento y siempre me han apoyado incondicionalmente. interpretación y me propusieron escribir un guión y dirigir. Acepté, y en el margen indicado de una noche surgió “Semillas”. Es un camino largo y una ardua tarea, pero gracias a mi experiencia en rodajes pude desempeñar mi labor de dirección.
¿Crees que es difícil tu trabajo de actor?
Nada es difícil cuando amas tu trabajo, sólo surgen retos que superar. Es más sencillo que dirigir y producir, ya que para esto es necesaria una inversión y muchísimos recursos. Sin embargo, preparar un personaje requiere muchas horas de estudio e investigación sobre cómo se mueve y se comunica, cómo habla y gesticula, las relaciones e interacciones con los otros personajes y su entorno… Es un trabajo apasionante al que dedico horas y horas porque
realmente lo disfruto. Sería excepcional poder trabajar toda nuestra vida de lo que realmente nos llena el alma. Me encantaría poder ser protagonista o antagonista de alguna superproducción, pero como cualquier actor o actriz, necesito esa mínima oportunidad en la que se me pueda reconocer verdaderamente como actor.
¿Como definirías, ser un buen actor?
Naturalidad, credibilidad y humildad. Es imprescindible que la interpretación resulte creíble dentro del género en que se graba, pues somos el medio de expresión para el mensaje que el director o la directora quiere dar al público. Claro está que se debe adaptar dependiendo de si es comedia o drama para evitar que el sentimiento deseado no llegue al espectador o para no caer en la parodia, siempre desde la naturalidad, no debe resultar forzado. Creo trabajar esa naturalidad junto a la técnica interpretativa aplicada al estudio del personaje es lo que diferencia a un intérprete de los demás. También realizar propuestas propias a dirección desde la humildad y respetando su visión, dando personalidad a la historia y aportándole vida y riqueza realizando trabajo de equipo.
¿Para ser actor se necesita talento, crees que lo tienes?
Allá donde he actuado siempre me han dicho que soy bueno, pero aun así siempre intento ir más allá porque me encanta mi profesión. No sé si será talento o conocimientos. Soy muy crítico conmigo mismo, trato de analizar hasta el mínimo defecto porque me encanta superarme y afrontar nuevos y mayores retos. Por supuesto que con talento costará menos, pero independientemente de que se tenga o no, toda persona que desee actuar lo puede lograr con lo básico, actitud y mucho trabajo al igual que para ser director, solo que en este caso es muy interesante haber sido antes actor o haber formado parte del equipo técnico para que todas las partes comprendan mejor las dificultades de cada rol de los compañeros de rodaje.
¿El cortometraje “Semillas” cómo surgió?
En una noche. Fue una sorpresa inesperada cuando me plantearon la temática, pues tenía que tratar sobre las naranjas, los frutos de la tierra en la que he crecido. La premisa era comenzar con un señor mirando desde la ventana de una casa en ruinas y finalizar con una naranja rodando por el suelo. Se me ocurrió jugar con metáforas y ligar la temática de la vida a la naturaleza con el trasfondo de la ecología. Volqué sentimientos y vivencias en la historia y extrapolando la acción a la vivencia del espectador a través de los sentimientos que pretendía despertar en su interior. Me pareció adecuada la idea romántica de finalizar la historia haciendo alusión al círculo de la vida.
¿Cuántos premios ha ganado este cortometraje?
Hasta el momento cuenta con dieciséis premios internacionales, entre ellos el Premio al Mejor Film Extranjero en la Cómic Con de Indiana (E.E.U.U.) además de sesenta y cinco Selecciones Oficiales Internacionales.
¿Fue difícil la producción del corto?
Fue muy difícil, no sólo fue mi primer cortometraje como director, sino que también es de época. Tuvimos muchos contratiempos. El día anterior tocó buscar de nuevo un equipo de
maquillaje y peluquería, cámaras y material técnico, por lo que tocó reestructurar la producción en una noche. Salió adelante con la ayuda de Toñi Cazorla e Irene Mondragón, mi madre y mi hermana como ayudantes de dirección, además de maquillaje y peluquería junto a Fanny Cazorla y con M.ª Josefa Cazorla confeccionando gran parte del vestuario, sin ellas no habría sido posible. Aunque trabajaron en más departamentos de los indicados, me enorgulleció recibir el Premio al Mejor Maquillaje y Peluquería desde India por su labor. También llegó desde Londres el Premio a la Mejor Actriz para Lucía Ramos, la narradora y protagonista del cortometraje. Fue su primera interpretación frente a cámara aunque por la emoción que transmite no lo parezca, trabajamos mucho los matices de la voz y el resultado es notable por su calidez. Me emocionó en el casting y quise darle esa oportunidad merecida que deseó tener siempre con la que fue premiada en el festival Lift-Off Sessions. Al final, con la producción se consiguió el objetivo de que cada plano tuviera un significado personal para el espectador.
¿Y por qué se llama “Semillas”?
Es una metáfora en referencia a las personas y a la naturaleza, es el ciclo de la vida, todo tiene un principio y un final. Todo el texto está tratado de forma poética, de ahí el título “Semillas, un poema sobre la vida”.
Tu próximo proyecto, “La Apuesta”, ¿cómo surge?
“La Apuesta” se trata de una comedia, un cortometraje enfocado a modo de falso reportaje documental con tintes de cine negro y reminiscencias de western. En estos momentos estamos en plena preproducción y buscando financiación. Surgió de una anécdota y del juego de palabras. La temática cayó por su propio peso y me encantó poder tratarla ya que he visto cómo las adicciones al juego pueden arruinar no sólo la economía de una familia sino las vidas de quienes las padecen. Jugué con los sentimientos que provoca el encararse a estas situaciones, procurando darle un giro cómico creando ficción y reflejando algunas situaciones reales como las que pueden vivir personas con esta problemática, persiguiendo provocar cierta reacción en el público frente a los casos en aumento de ludopatía. Paralelamente se trata sobre otro problema que siempre ha estado presente, pero que con la pandemia que estamos viviendo se ha visto aún más acrecentado si cabe, la precariedad que los artistas vivimos desde antes del inicio de la situación actual y aún así seguimos luchando por hacer cine de calidad a pesar de la falta de liquidez. Un intrépido Reportero investigará las adicciones al juego junto a su Cámara Manolo adentrándose sin quererlo en el mundo de la mafia. ¿Podrán finalizar su reportaje? ¿Cómo saldrán de su situación? ¿Descubrirán quién mueve los hilos de esa mafia? Para obtener respuestas animo a los lectores a apoyar al cortometraje siguiéndolo en festivales y por las redes sociales. Hay muchos proyectos que llevar a la pantalla y estamos barajando la posibilidad de crear una Asociación Cultural. Para los lectores interesados en los futuros proyectos les invito a seguirme por redes sociales.
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