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2.2. ESPACIO PÚBLICO

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1. Situación de patios compartidos en el Barrio Sur. Fuente : Equipo CAID. Año 2017 2 y 3. Presencia de vegetación como límites de terrenos. Fuente : Equipo CAID. Año 2017 4. Situación pasillos a viviendas. Fuente: Equipo CAID. Año 2017. 5. Apropiación de los espacios públicos. Fuente: Equipo de tesis. Año 2019. 6. Apropiación de las orillas del Río para amarre de canoas. Fuente : Equipo de tesis. Año 2019. 7, 8 y 9. Situación de pasillo que desemboca en el río. Fuente : Equipo CAID. Año 2017 y Equipo de tesis. Año 2019

10. Apropiaciones bajo la sombra de “El ombú”. Fuente: Equipo CAID. Año 2017.

9 establecer entonces que el paisaje de la localidad de Cayastá es el resultado de los cambios culturales y sociales que se fueron realizando a través del tiempo haciendo evolucionar el espacio urbano ribereño.

La disposición irregular de las viviendas, la alta ocupación del suelo provocando una gran densificación, la fusión de los terrenos sin límites concretos y pactados de forma oral, la propia mirada del habitante sobre el espacio público, el compartido y el propio, la tierra y la arena como tratamientos de piso de los espacios abiertos; la imponente presencia de la vegetación, sin ningún orden, espontáneo y cambiante; las diversas maneras de apropiación del espacio público, pasando a ser lugar para el ocio, comercio, producción y sus formas de habitar, siempre relacionando a los vecinos con el aire libre y con el clima; son elementos que construyen el particular paisaje cultural del barrio, tan específico y singular que difiere incluso, del paisaje del resto de la localidad.

A diferencia del resto de la localidad, la configuración del barrio se presenta como llenos y vacíos dispersos en la superficie, producto de la necesidad de los habitantes de radicarse en tierras cercanas al río. Es entonces esta situación geográfica privilegiada, la que permite desde hace tiempo, que la producción pesquera sea el principal sustento económico del barrio. El paisaje del barrio, definido por la fuerte impronta pesquera que lo caracteriza, es acompañado por las costumbres y los modos de habitar tan particulares de la zona: el vivir y estar en el exterior de las viviendas, habitar los patios, pasillos y calles, utilizar el río como una extensión de las casas y patios teniendo sus canoas amarradas a la orilla más cercana, la decisión de los vecinos de ceder, pactado oralmente, partes de sus terrenos para nuevas construcciones, y la organización de eventos y actividades comunes. En la configuración del paisaje del barrio, la superficie verde prepondera sobre lo construido, generando una fusión entre las viviendas, patios y espacios comunes. La vegetación presente en los pasillos que desembocan en el río, junto con la proporción del ancho y la profundidad de los mismos, generan un efecto de perspectiva a un punto de fuga situado en el río, que se observa a lo lejos fusionado con el verde. A su vez, la vegetación presente, tanto en los pasillos como próximas al río, se favorecen por la tierra húmeda que aporta el curso de agua. Los árboles no sólo forman parte del paisaje, sino que se convierten en elementos relevantes en la vida diaria de los habitantes, llegando a ser parte de los usos y modos de vida. Culturalmente, se observa cómo son utilizados como puntos de referencia, como por ejemplo “el ombú”, “la cuadra de los pinos”, “el árbol del fondo”, y también permiten distintas apropiaciones y usos en el espacio público, dando sombra y cobijo a reuniones y actividades.

Se parte de un concepto tradicional de espacio público, como el que propone Jordi Borja (2003), que se posiciona desde un enfoque sociocultural, expresando que es lugar de relación, de identificación, de contacto entre las personas, de animación urbana y a veces de expresión comunitaria. Por otra parte, Arroyo (2011) entiende que en el espacio público de las ciudades la dimensión social se articula con la dimensión física y proporcionan indicadores que permiten deducir la topología de lo público, tomando un papel relevante en el concepto de límite, entendido como una marca que separa lo público de lo privado. Los conceptos de espacio público y espacio privado que son propios en la disciplina, no se ajustan a la realidad del Barrio Sur de Cayastá, y es por esto que se piensa en otra noción

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Croquis de prefiguraciones espaciales. Fuente: Equipo CAID. Año 2017.

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Límites difusos entre terrenos y viviendas. Diferentes materializaciones de los limites entre los terrenos y viviendas Fuente: Equipo de tesis. Año 2019. de espacio público como construcción social, donde los habitantes se apropian de sus espacios permitiendo multiplicidad de usos y de significaciones en un mismo lugar.

La trama urbana de la localidad se interrumpe en el barrio, producto de la ubicación y crecimiento aleatorio de viviendas, que dan lugar a una trama compleja, a partir de la generación de pasillos y calles internas. En lugar de continuar las manzanas, con definiciones en cuanto a línea municipal, veredas y calzadas, las parcelas están organizadas de manera irregular, divididas entre sí mediante tejidos, vegetación o sin ningún tipo de límite. A causa del proceso de densificación que afecta al barrio, la accesibilidad se vuelve complicada, ya que, en algunos casos, los pasillos de ingreso a las viviendas miden entre 1.5 metros a 2 metros, imposibilitando la entrada de servicios esenciales como ambulancias o recolección de basura.

Son los vecinos del barrio quienes definen los espacios abiertos, comparten patios, pasillos, terrenos, bajadas de lancha; pudiendo reconocerse espacios íntimos y otros colectivos, pero la lectura de lo propio y lo ajeno no es clara. Predomina la idea de hibridación, conformando capas superpuestas en las que resulta difícil establecer exactamente límites entre lo privado y lo público, configurando espacios singulares con leyes propias. El autor Valera establece que “la dicotomía entre lo público y lo privado, entre lo común y lo no común, entre el espacio mío (nuestro), el de los otros, y el de todos, es lo que define la vida en la ciudad y le da significado al entorno de la misma” (Sergi Valera, 1999, p. 1).

Lo que se hace evidente en estos barrios son los espacios semi públicos o semi privados, los cuales pueden definirse como esos espacios de transición entre lo público y lo privado, como es por ejemplo, el caso de los pasillos, ya que son espacios en términos generales públicos, pero que por su frecuencia de uso son solo para determinados vecinos, considerándolos como propios. Los límites entre las propiedades y entre el espacio público y las viviendas, como se ha dicho, son difíciles de reconocer, ya que en parte no son físicos y tienen origen en acuerdos de palabra. En otros casos, los límites físicos presentes, permiten el intercambio de miradas, sin tener privacidad como ocurre en las ciudades; entendiendo también que de eso se trata la particularidad del barrio, lo colectivo, lo comunitario, la relación entre todos. La materialidad de los límites que se identificaron fueron cañas verticales, vegetación, tejidos y muros de ladrillos con una altura menor a 1.5 metros.

Estos asentamientos tienen como característica principal la relación entre vivienda y espacio abierto comunitario, que en general se constituye como la calle, o en el caso de este barrio, los pasillos y patios. Estos espacios se convierten en una extensión del hogar, que en términos generales suelen ser pequeños y limitados. La calle es el lugar de lo público, donde no existe una sola manera de apropiación como es el sólo hecho de circular, sino que está en constante cambio adquiriendo sentido y vida a partir de diferentes actividades, apropiaciones y significados.

En estos lugares, la calle cumple el rol de conectar, pero también pasa a ser lugar de juego, de ocio, comercio, escenario e intercambio. Ese espacio abierto comunitario es contenedor de actividades tanto de venta, como también de elaboración de artículos vinculados con la pesca, fortaleciendo la idea que se desarrolla y que tiene que ver con la producción como parte de ese paisaje, construyendo la identidad del barrio a partir de la relación fuerte que tienen con el río mediante la producción pesquera.

En las visitas realizadas, sobre todo la del mes de noviem-

_ Apropiaciones en el espacio público. Fuente: Equipo de tesis. Año 2019 y Equipo CAID: Año 2017 bre, un día feriado por la mañana, se observó a todos los vecinos utilizando las sombras de los árboles o las galerías de las viviendas, en general tomando mate en familia, aprovechando “el fresco” de la mañana bajo la sombra de grandes árboles; y a su vez, niños reunidos, charlando, andando por las calles, jugando con la pelota en la cancha del “club Los Anguya”, sitio de carga identitaria para los vecinos del barrio. Citando a Saer (2012) “esa vida al aire libre tiene un encanto indiscutible: cuando llega el buen tiempo, los patios, los jardines, las terrazas, las veredas, las calles, siempre llenas de gente...”. (Saer, 2012, p. 245) al hablar de los habitantes de la zona del litoral.

En el Barrio Sur, son los vecinos los que gestionan el espacio sin tener una planificación a futuro, creando sus propios puntos de referencia y lugares elegidos para encontrarse, donde algunos pasan a ser de usos restringidos o propios para algún grupo o persona. La apropiación del espacio público se manifiesta de diversas maneras, generando una nueva configuración espacial que le da identidad al barrio. Ocupar la calle para sentarse en la sombra de los árboles, que los niños jueguen en la calle, que se fabriquen y preparen los elementos de pesca, que se estacionen y reparen las embarcaciones, que se vendan artículos artesanales, son todas actividades que se dan en este espacio público configurado de manera natural e instintivamente por los vecinos del Barrio Sur.

Al igual que la calle, surgen otros espacios, según la frecuencia de uso, según experiencias propias o hábitos de comportamiento, o por ser puntos fluidos según accesibilidad y cercanía. Otra característica de estos espacios comunitarios es la estrecha relación con las personas que viven a su alrededor, como es el caso de “el campito”, el único espacio verde abierto del barrio, el cual es convocante a la hora de organizar eventos pero que cotidianamente es utilizado como recreación por los niños que viven cerca, bajo la mirada de sus padres, por una cuestión de seguridad. Si bien la configuración actual de algunos espacios de relación comunitaria como pasajes, pasillos y patios comunes, no alientan el paso o la estancia hacia el borde costero, resulta factible realizar intervenciones urbanas arquitectónicas y paisajísticas que modifiquen de manera positiva esa percepción.

Como se observa, tanto las definiciones establecidas de paisaje como la de espacio público, hacen mención a un elemento predominante y característico de la zona del litoral: el río. Resulta importante comprender cómo el mismo configura y ayuda a definir tanto al paisaje como a los espacios públicos de la localidad de Cayastá.

En la región el río ha jugado un rol fundamental a lo largo de la historia, desde los asentamientos de las primeras comunidades, siempre se ha utilizado el río como medio de comunicación y transporte, transmitiendo a la vez una fuerte cultura pesquera. El Río Paraná es parte de esa construcción del paisaje cultural del área, “el padre de los ríos” (Saer, 2012, p.117) es el segundo río más largo de Latinoamérica y atraviesa el territorio de Norte a Sur naciendo en Brasil y desembocando en el Río de La Plata. En Cayastá, el río San Javier que baña las costas de la localidad es un brazo del Paraná, y afecta a la localidad ya que está ubicado en una orilla cóncava produciendo modificaciones a partir de la velocidad de la corriente del agua.

En la composición del paisaje costero, el río es protagonista, teniendo como resultado un paisaje dinámico y cambiante. Los elementos naturales que forman parte del paisaje cambian con el tiempo o incluso por época, transformando a su vez el habitar del hombre. El río desvía su curso, cambiando las formas de apropiación, aparecen

_ Apropiaciones en el espacio público de “el Campito”. Fuente: Equipo CAID. Año 2017.

1. Crecida Histórica del río año 1971. Fuente: Comuna de Cayastá. 2. Bajante histórica del río año 2020. Fuente: Comuna de Cayastá. 4. Costanera de Cayastá con río crecido. Fuente: Equipo CAID. Año 2017.

5. Costanera de Cayastá con bajante de río. Fuente: Equipo de tesis. Año 2019.

6. Barco a vela, cargando maní con cáscara en el puerto de Cayastá. Año 1915. Fuente: Libro “Cayastá merece contar su historia”

7. Vapor Lucero amarrado en el puerto de Cayastá. Año 1918. Fuente: Libro “Cayastá merece contar su historia”

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6 bancos de sedimentos volviéndose inestable, modificando la orilla a partir de desmoronamientos.

El Río San Javier es escenario de muchas actividades, de recreación y turismo, pero a su vez de actividades comerciales, generando un dinamismo que revitaliza el área. Como se ha dicho el principal sustento económico del Barrio Sur es la pesca, consecuencia de su ubicación geográfica; respecto a esto un vecino manifiesta que “la mayoría vende los pescados por sus propios medios, y sería bueno tener un lugar donde venderlos”; y a su vez, una vecina cuenta que “su marido es pescador, pero faltaría que sea más conocido para los turistas”.

El agua se apropia del territorio y el paisaje se transforma. Las crecidas fueron aumentando su regularidad provocando cambios efímeros del río y su horizonte; sin embargo, en abril del año 2020 ocurrió una gran bajante del río Paraná, una situación de grave impacto, afectando directamente a la actividad pesquera, e histórica, ya que no se daba desde el año 1971, creando una escena extraordinaria en ese paisaje. A lo largo del año, en las distintas estaciones se observan distintos paisajes, afectando la fauna, ya que como menciona Juancho, un pescador de la zona, el tipo de pescado que se saca depende de la época y del nivel del agua, ya que cuando baja es más difícil sacar algo. El agua actúa como eje estructurador, atando las ciudades de la costa, tanto santafesinas como entrerrianas. Pero también une penetrando islas y áreas verdes naturales, expresando la diversidad de la vegetación salvaje y libremente.

Como se ha mencionado, el río ha sido históricamente el principal medio de transporte y comunicación entre los poblados de la provincia; en el caso de la región del río Paraná y sus afluentes fueron los caminos del agua los principales en tiempos de las conquistas. Para muchos puede

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