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Industria electrónica: “Nueva normalidad” y perspectivas
from BANK MAGAZINE 68
by daloga60
AFARTE
INDUSTRIA ELECTRÓNICA: “NUEVA NORMALIDAD” Y PERSPECTIVAS
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La industria electrónica de consumo tiene una larga historia en Argentina. A partir de 1972, con la ley 19640 y un claro propósito geopolítico, la fabricación de estos productos se concentró en Tierra del Fuego. Ahí, 29 empresas de capitales nacionales e internacionales producen celulares, televisores, acondicionadores de aire, hornos microondas y autorradios con marcas propias o para las principales marcas internacionales.
En promedio, el 95% del mercado argentino de electrónica de consumo se abastece con productos de la fabricación nacional. Esta industria desarrolla valor estratégico y productivo con estándares de calidad internacional y genera un estratégico aporte social y económico en la provincia más austral del país: representa el 20% del producto bruto geográfico de la provincia, el 21% empleo privado y el 70% empleo industrial.
Las fábricas argentinas terminales de electrónica integran un polo productivo que forma parte de la red internacional de manufactura electrónica. En total, tienen capacidad instalada para producir 16,5 millones de celulares, 4,5 millones de televisores y 2,2 millones de acondicionadores de aire. En 2018 se fabricaron solo 7,8 millones de celulares, 3,3 millones de televisores y 1,2 millones de acondicionadores de aire. En el segundo trimestre de ese año comenzaron los primeros síntomas de retracción del consumo y, consecuentemente, de producción. En 2019 esa tendencia se profundizó: la facturación de la industria cayó un 40% y se fabricaron 1,8 millones de televisores (-45%), 800 mil acondicionadores de aire (-32%) y 7,2 millones de
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celulares (-7%). Estos fueron los niveles de producción más bajos de la última década, con las fábricas operando con un 57% de capacidad ociosa. Así se encontraba el sector al momento del inicio de la pandemia.
Según un relevamiento de la UIA, en junio continuaba inactivo un 21% de la industria. Quienes ya retomaron las actividades están produciendo con niveles muy lejanos a los que tenían antes de la pandemia. El 43% opera con caídas de producción mayores al 50% y el 20% con caídas de entre 25% y 50%. En Tierra del Fuego las fábricas estuvieron sin actividad por más de 50 días y reabrieron a mediados de mayo bajo estrictos protocolos sanitarios que lógicamente reducen la productividad. Adicionalmente, todas las dinámicas comerciales estuvieron y están alteradas por el contexto del coronavirus. El reinicio de la producción puede no encontrar una demanda suficiente en el consumidor que tiene profundamente afectado su poder adquisitivo y limitadas las posibilidades logísticas de acceder a los bienes. En el área en donde se concentra el mayor volumen de consumo (por ser las zonas más densamente pobladas) el aislamiento social obligatorio ya superó los 100 días.
En el mercado, los primeros 15 días de cuarentena no hubo fabricación ni comercialización. Posteriormente se reanudaron las ventas por internet pero no la fabricación,
por lo que el canal empezó a vender sin reabastecerse. Hubo un fuerte crecimiento de las ventas on-line (que no reemplazó la demanda normal) y los stocks mostraron algunos quiebres. La situación comenzó a regularizarse a medida que las plantas volvieron a producir. Los niveles de fabricación están lejos aún de los que había antes de la pandemia. A eso se suma la incógnita de cómo se va a comportar la demanda en el futuro, para la cual las perspectivas generales económicas no son alentadoras. En ese sentido, habría que pensar en una “nueva normalidad” en volumen del mercado.
Veamos datos concretos. El primer trimestre de 2020 mostró una caída interanual del 27% en la producción y del 7% en las ventas de teléfonos celulares, un crecimiento de la producción (+90%) en televisores respecto del 2019, pero las ventas bajaron un 6% interanual, esto es un claro indicativo de recomposición de stocks (después de un 2019 con caída del 40% en producción) y en los acondicionadores de aire la fabricación cayó un 51% y las ventas un 33% versus mismo período del año anterior. En abril no hubo producción en ninguna de las líneas de producto y se vendieron sólo 230 mil celulares (un 52% menos que en abril 2019), 95 mil televisores (un 20% menos que en abril 2019) y 5 mil acondicionadores de aire (un 73% menos que en abril 2019).
La industria está enfrentando estas dificultades con el esfuerzo conjunto de los trabajadores y las empresas. En este contexto, es importante entender que un país que produce es un país con recursos para enfrentar los conflictos: capacidad instalada, inversión productiva, personal capacitado. El coronavirus en todo el mundo postergó temas importantes,
dejando lugar solo para lo urgente, y en Tierra del Fuego el ejemplo más claro es la discusión de fondo que implica la prórroga del subrégimen industrial. La electrónica está hace tiempo en un camino de mejora de competitividad con claro impacto en el precio de sus productos y necesita un marco de previsibilidad y certidumbre para poder sostener las unidades productivas. Durante la pandemia, pero también después, en el mediano y largo plazo, la nueva normalidad necesitará que todos los generadores de empleo estén firmes y sean sustentables para lograr reactivar una economía que aún está en “modo cuarentena”.
EN EL MERCADO, LOS PRIMEROS 15 DÍAS DE CUARENTENA NO HUBO FABRICACIÓN NI COMERCIALIZACIÓN. POSTERIORMENTE SE REANUDARON LAS VENTAS POR INTERNET PERO NO LA FABRICACIÓN, POR LO QUE EL CANAL EMPEZÓ A VENDER SIN REABASTECERSE. HUBO UN FUERTE CRECIMIENTO DE LAS VENTAS ON-LINE (QUE NO REEMPLAZÓ LA DEMANDA NORMAL) Y LOS STOCKS MOSTRARON ALGUNOS QUIEBRES.