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• Néstor Restivo y Gustavo Ng contacto@dangdai.com.ar

Hacia dónde debería ir (en todo

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caso, ¿por qué es necesario?) el camino de las reformas políticas en China? Occidente porfía en un criterio único para la palabra democracia, cuando en sus países hace agua en varios lados. En China, con un régimen de partido único y características autoritarias en los cánones de Occidente, rasgo que se da en gran parte de Asia, el debate está vigente. Pero, ¿qué democracia?, ¿liberal multipartidaria?, ¿deliberativa al estilo que propone entre otros Jürgen Habermas, quien por cierto recorrió, como muchos otros intelectuales de Occidente, China con ese debate?, ¿directa o indirecta?, ¿intrapartidaria?

Dang Dai organizó en mayo una mesa debate con los académicos Jorge Malena (Universidad del Salvador), Cristina Reigadas (UBA) y Mariano Turzi (Universidad Torcuato Di Tella) en el posgrado de la Universidad de Congreso, con sede en Mendoza.

Reformas y democracia

¿Qué cambios políticos se aplican y avizoran en China? La mirada de tres académicos argentinos.

En la apertura también habló como anfi trión Alejandro Razzotti, director del centro Diálogo Abierto para el Reencuentro, asociado a esa casa de estudios de fl amante apertura en Buenos Aires, donde también funciona la Casa de la Cultura China.

Ciertamente, la democracia como sistema de vida está en cuestión no sólo en el país asiático. Aquí en Argentina, Reigadas, del Instituto Germani de la Universidad de Buenos Aires, también plantea que la construcción de la democracia en China y la construcción de un sistema democrático global, dado el desencanto que hoy cunde en muchos países de Occidente que supuestamente son los “reyes” de la democracia liberal, marchan de la mano. Ello, sin desconocer el carácter del régimen chino.

“Cualquiera sea el rumbo futuro del sistema mundial y la reconfi guración de las hegemonías, China tendrá (ya lo tiene) un rol decisivo en la determinación de las nuevas reglas de juego en el sistema mundial. Por otro lado, hace tiempo que China ha asumido que no hay modernización sin democracia. En ambos casos se trata de desafíos mayúsculos, que exigen innovaciones políticas decisivas que pueden transformar radicalmente los rumbos civilizatorios”, ha señalado la investigadora, para quien actualmente “la integración” económica (global) convive con la desintegración social y la desigualdad, y la crisis de la democracia real, con la defensa irrestricta de su principio.

Hace unos años, un asesor del entonces presidente Hu Jintao, Yu Keping, se descolgó con una frase que causó impacto: “la democracia es buena”, escribió en un diario de Beijing y luego en el semanario de Hong Kong Yazhou Zhoukan.

La idea de democracia está lejos de no ser discutida en China. Claro, en la forma y los tiempos chinos, no en la que presumen las potencias de Occidente, en especial Estados Unidos, que pretende de una sola verdad.

“No podemos pensar China con las categorías de Occidente, debemos ser extremadamente cuidadosos como intelectuales que seguimos los temas asiáticos y chinos”, dijo en el panel Turzi, quien dirige un programa sobre Asia y la India en la UTDT. “Sólo un país como la RPCh pudo conjugar una política socialista con una economía capitalista, sólo ese país logró sacar de la pobreza a 627 millones de personas desde las reformas de Deng Xiaoping, hace sólo tres décadas… el mérito del PCCh es inédito, más allá de los debates en torno a la democracia y a cómo encaran sus reformas

políticas”, sostuvo luego.

Jorge Malena, de la Escuela de Estudios Orientales de la USAL, aportó a su vez: “El Partido Comunista Chino enfrenta tres escenarios posibles: de declinación (en base a una apertura económica pero con continuidad de la cerrazón política, lo que podría derivar en la suerte que tuvo la Unión Soviética, su implosión), de fortalecimiento (con una tercera generación de líderes post maoístas hoy en el poder que revitalizarán al partido) o de adaptación a las circunstancias (con oídos más atentos a las demandas populares, que reclaman frente a situaciones derivadas de los efectos no deseados del período de reformas)”.

Para este sinólogo, el presidente Xi Jinping con sus reformas se asemeja de algún modo a la antigua escuela de los legistas, representada por Han Fei, o Feizi, quien en

el siglo III a. C. (todavía en el caótico período previo a la unifi cación nacional, con la dinastía Qing) enfrentó al confucionismo con el reclamo de establecer leyes y normas escritas para la sociedad, en lugar de basarse en la virtud, las costumbres y los ritos que proclamaba la tradición.

“Si los antecesores de Xi propusieron, en el caso de Jiang Zemin, una mayor apertura a sectores medios, a una nueva burguesía y a intelectuales, y en el caso de Hu Jintao, una sociedad armoniosa para atenuar las consecuencias no deseadas de la reforma y apertura, Xi ahora busca un gobierno asentado en la Ley y un combate a fondo contra la corrupción”, sobre lo cual dijo que para fi nes de 2013 ya había registradas 52 mil denuncias contra 68 mil funcionarios.

Malena sostuvo que entre la lucha de las facciones internas del PCCh (la visión del declive del partido de gobierno), la evolución hacia un Estado de derecho (adaptación a las circunstancias, acaso observando modelos como el de Hong Kong, Taiwán o Singapur) o la reedición del legismo (un fortalecimiento del régimen), veía como escenario más posible este último, en un camino pragmático al estilo chino, es decir gradual.

De acuerdo con Reigadas, algunos lemas que se observan en Beijing ponen el debate actual en cuatro ejes: el patriotismo (China es un país donde el nacionalismo juega un rol importante), la virtud (que no puede imponerse por decreto), la inclusión (un legado del marxismo leninismo y del maoísmo en términos de propender a la justicia social) y la legitimación (para lo cual no basta con haber alcanzado China grandes avances en lo económico y los niveles de consumo, ciertamente notables).

“No hay un solo modelo de democracia para conceptualizarla. Y hoy en el mundo hay un giro hacia las democracias deliberativas, que es muy bien acogido por algunos intelectuales del gobierno chino. Además las elecciones populares de base ya existen en más de la mitad de los municipios de la RPCh”, sostuvo.

Sin embargo, los líderes del Partido buscan que los cambios deben ser incrementales y los costos, calculados. Como diferencias clave con Occidente, citó que estos debates surgen en China al mismo

tiempo que su reemergencia como poder global, con una convivencia entre socialismo con instrumentos capitalistas y una apertura que existe pero que sigue siendo con autoritarismo de partido único. La antigüedad china hace que no se trate de empezar de nuevo, sino de pensar el futuro de la nación asiática con una mezcla de pensamientos propio y lo que toma del resto del mundo, lo cual al cabo también marca otra singularidad. La democracia en China tiene un valor instrumental y no constituye el único valor político, sino que en él confl uyen experiencias, tradiciones e historia. En general, esto cabría a casi todo Oriente. En todo caso, si se habla de participación política, la cuestión del voto libre y universal y el multipartidismo tal como se lo entiende en Occidente no forman parte hoy de la agenda política china.

Turzi añadió una refl exión importante a la hora de analizar estos cambios desde Argentina, que ha establecido con la RPCh una "asociación estratégica integral" y se ha convertido en un actor relevante en materia de comercio, inversiones y acreencias fi nancieras.

Para el académico de la Di Tella, “2016 es un año crítico” porque ya habrán madurado algunas de las reformas que lanzó Xi, habrá elecciones en Estados Unidos, estará en marcha un nuevo gobierno en Argentina tras las elecciones de octubre de este año y seguirán las meganegociaciones comerciales mundiales que darán resultados llamados a reformatear los fl ujos del comercio, las inversiones y las fi nanzas mundiales.

Los cambios en China, por lo tanto, deberían importarle mucho al mundo y a países como Argentina, que han establecido con China acuerdos estratégicos, porque “debemos saber con quién estamos negociando”.

Si, retomando lo que había dicho Malena sobre las disputas internas en el PCCh entre el llamado grupo de Shanghai y las ligas juveniles del partido, cambiara el poder de turno, ¿cómo afectaría eso las relaciones que se van tramando con China?, un tema que atañe a la enorme cantidad de países que hoy tienen fuertes vínculos económicos con China.

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