Reminiscencias de un sobreviviente

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Reminiscencias de un Sobreviviente Biografía de una Mercancía Daniel Felipe Rojas 201612137 Comunicación 4 Universidad de los Andes Septiembre, 2018.




« Hoy, más que regalarte un objeto, espero transmitirte

parte de mi historia, parte de lo que esto significa para mi. Y lo que significó, en su tiempo, para la persona más importante en mi vida...

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Luego de una mudanza, entre cajas y antigüedades, lo encontré; fue una sensación extraña. Hace mucho tiempo no lo veía, incluso, ya ni me acordaba de él. Más que el objeto en sí, es el recuerdo que me trae; al verlo llegaron a mi mente imágenes sobre mi padre, quien me lo regaló para mi décimo cumpleaños. Nunca había visto que mi padre usara este Stein. Sí sabía lo que era, y que solo los hombres mayores lo usaban para beber cerveza, algo muy típico alemán; pero este, nunca lo había visto en la cocina de nuestra casa. Me pregunté por qué motivo me lo habría dado, si yo aún no tenía la edad para beber; así ya lo hubiera hecho algunas veces, cuando mis tíos se descuidaban en las fiestas y bebía un par de sorbos, no era momento de tener mi propio Stein. Sin embargo, luego dudé que fuera con ese fin, pues, como te mencioné, ni siquiera mi padre lo utilizaba para eso. Luego de dejarlo algún tiempo sobre mi escritorio, empezó a ser contenedor de mis lápices y colores, y así se fue llenando poco a poco.

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No fue sino hasta meses después, tiempo cercano a la Navidad, que mi padre decidió contarme el verdadero motivo de su regalo. Fue un gran momento, estábamos solos los dos, sentados en el sofá que quedaba frente a la chimenea, cuando me contó su historia … Algunos años atrás, mi padre hizo parte de la armada alemana, donde conoció a su gran amigo Theodor Frießner. Él fue, verdaderamente, su único amigo durante esas épocas de entrenamiento, que se marcaron por sus largas jornadas y duras pruebas; y, alejados de sus familias encontraron gran apoyo el uno en el otro. Sin embargo, los tiempos de guerra nuevamente se acercaron, y se vieron obligados a separarse luego de años de amistad. Mi padre, Benjamin, fue enviado a Berlín mientras que Theodor tuvo que ir a Munich, en el estado de Baviera. Como podrás imaginar, en estos tiempos la comunicación era nula; ya en sus lugares asignados no tendrían manera de saber con certeza el estado del otro, por lo que se despidieron justo antes de sus viajes, muy fraternalmente, con la promesa de que se volverían a ver luego de la guerra que estaba comenzando.

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Para este momento, cada uno ya se encontraba en sus ciudades asignadas; y fue en Munich, mientras rondaba la ciudad, que Theodor encontró una pequeña tienda de variedades. Había desde ropa, hasta relojes y vajillas, objetos antiguos que aún conservaban su valor, pues luego de la primera guerra, muchos de estos habían dejado de existir y aquellos eran sobrevivientes de este conflicto, o al menos así era como lo describía aquella señora que atendía el pequeño lugar a sus visitantes , con gran calidez, para lograr alguna venta. A Theodor, sin embargo, le llamó la atención aquel Stein que se encontraba al final de una repisa, compuesto de llamativas imágenes que hacían referencia a tiempos pasados del Imperio Alemán ... “Manufacturado por hábiles artesanos de la época imperial” explicó la señora, “es un gran tesoro que recuerda las épocas anteriores a la terrible guerra; que, a pesar de la misma, logra estar en tiempos actuales para contarnos lo que vivió.” Este relato encantó a Theodor, lo veía con un gran significado, percibiendo la fragilidad de aquel Stein hecho en cerámica, con delicados trazos de pintura y tapa metálica, pensando en los acontecimientos horribles por los que tuvo que pasar, y que, aún así, se siguiera manteniendo tan intacto, como un sobreviviente más de la guerra. Lo compró sin mayor duda, a pesar del alto costo que pidió la mercader por él, con la intención de conservarlo y preservarlo durante la guerra que apenas iniciaba, para que llegaran, ambos, con vida al fin de este conflicto.

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Fueron tiempos indescriptibles y muy difíciles de recordar, sin embargo, mi padre y Theodor lograron salir con vida de aquellas nefastas luchas, seis años de incertidumbre y pánico. Aún así, mi padre tuvo mejor destino que Theodor, quien salió con graves heridas y una pierna amputada, y quien no logró vivir más de dos años luego del fin de la guerra. En cualquier caso, lograron reencontrarse, un año después de la rendición alemana, en un país destruido física y moralmente. Aquel encuentro fue un gran alivio para ambos, lleno de emoción, ya que, a pesar de las heridas, habían cumplido su promesa de reencuentro. Para este momento, la única muestra de afecto que se pudieron ofrecer el uno al otro fue el Stein que compró años atrás Theodor, ofrecido a mi padre como símbolo de victoria, y mi padre, ofreciéndole a cambio, el reloj de bolsillo que lo había acompañado durante estos últimos años. Luego de algún tiempo, mi padre aún conservaba este recuerdo de su amigo y de su victoria en la guerra, lo cuidaba y conservaba como un tesoro, aquel que, a pesar de recordar tiempos Imperiales tan lejanos, guardaba más valor sentimental para él por su significado e historia personal.

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Sin embargo, años más tarde, mi padre decidió deshacerse de varios de sus objetos, pues estaba en proceso de mudarse a un nuevo hogar; tenía una vida más tranquila junto a mi madre, mi hermano y yo. Dentro de aquellos objetos se encontraban varias antigüedades que quiso vender a un coleccionista, quien al ver el Stein, se apresuró a tomarlo por su llamativa decoración y fragilidad, sin poder creer que hubiera sobrevivido a tantos acontecimientos. Mi padre no sabía qué hacer, si bien le recordaba a su viejo amigo, sabía que el coleccionista lo tendría mejor cuidado, e incluso le daría mejor uso y visibilización en alguna exposición. Aún así, algo ocurrió, el Stein resultó no ser original; si bien los grabados pertenecían a una época anterior a la primera guerra mundial, la técnica y los rastros solo guiaban a que este había sido hecho poco tiempo antes a la segunda guerra y que en realidad no había pasado por tantos eventos.

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Según el coleccionista, en tiempos posteriores a la primera guerra, los artesanos buscaron alguna manera de ganar dinero y encontraron una oportunidad haciendo mercancías con diseños previos a la primera guerra, con el fin de que tuvieran más valor para las personas al aparentar haber sobrevivido a estos tiempos, lo cual mucha gente creyó, y este, era uno de ellos; por tal motivo, no tendría tanto valor para él como coleccionista o para museos. Mi padre sintió alivio en cierta medida, lamentándose por el hecho, pero aún así volviendo a guardar el Stein para llevarlo a su nuevo hogar, donde lo mantuvo guardado en cajas con algunos otros objetos durante años, hasta aquél día en que decidió regalármelo.

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Comprendí que más que el objeto y su tradición cultural alemana, es el significado que tiene para él, el paso de generaciones y su durabilidad a través de los tiempos. Hasta llegar a hoy, el día en que partes de nuestro hogar, como un miembro más de la familia, y en muestra de agradecimiento por todo lo que nos has aportado desde tu cultura, quiero brindarte parte de la mía, además de su historia y significado para la familia Bauer. Y es a ti a quien lo ofrezco, porque le darás más trayectoria al objeto, porque guardará otro significado para ti. Mi hijo aún está muy pequeño para entender todo lo que hay detrás de él y seguramente no le dará tanto valor como tu y tu paso por esta casa. Siempre serás bienvenido.»

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Y es así como Miyyer termina su intercambio y paso por Alemania, acogido por Alexander y Alina Bauer, luego de un año de vivir en su hogar; vuelve a su casa con un objeto lleno de significados culturales del país en el que vivió, pero también, rodeado de historia personal de su nueva familia en el exterior. Miyyer conserva cuidadosamente este Stein en la sala de su casa, como adorno y recuerdo de su paso por Alemania, y de la historia, que al día de hoy, sigue guardando el objeto.

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