Fin de un siglo y de un régimen

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BENEMÉRITA ESCUELA NORMAL “MANUEL ÁVILA CAMACHO” LIC. EDUCACIÓN PREESCOLAR “Fin de un siglo y un regimen” Durante el porfiriato se quiso avanzar por el camino de la modernidad, conservando la constitución de 1857. Tenían retos como terminar con los delincuentes, restablecer y crear un estado laico, representativo y republicano y lo más complicado vencer la pobreza. Con la revolución se fortalece la economía sin embargo se favorecieron unas zonas de la población más que otras. En 1910 México se proclamó país moderno, civilizado y progresista. A pesar de que las maestras eran egresadas de normales enciclopedistas había un cupo muy limitado de alumnos razón por la cual el sistema de primaria estaba lejos de servir a todo el país. Se consideran a las tradiciones familiares de los barrios bajos como un obstáculo para el progreso. Los científicos y positivistas basaron su educación en la experimentación y la observación para tener una visión exacta de su realidad. Apoderándose de todas las carreras sin grandes resultados. A lo largo del gobierno de Porfirio Díaz, el niño se convirtió en objeto principal de la preocupación de los educadores; médicos, y otros especialistas buscando brindarles un ambiente de aprendizaje estimulante y sano. Pero no todo era bueno, la mayoría de las escuelas estaba alojada en casa de alquiler inapropiado en la cual vivían los maestros, directores y sus familias. Los maestros comienzan a cuestionar la memorización obligatoria y el abuso de los libros de texto que hacían del alumno una máquina para repetir pensamientos ajenos. Los maestros asistieron a cursos sabatinos para conocer corrientes pedagógicas nuevas y practicas la enseñanza objetiva. Si bien el lancasteriano permitía a mayor número de niños y aliviaba la carga del maestro se decía que el verdadero maestro obtendría buenos resultados. Rebsamen recomendaba al maestro basar sus enseñanzas en lo intereses y conocimientos del niño y guiarlo a descubrir el mundo por sí mismo. Se empezaron a abrir escuelas normales para varones, que se extendieron por el país con éxito. Aunque la profesión de maestro gozaba ciertos prestigios, los sueldos eran bajos; variaban de 30 a 80 pesos mensuales. En 1888 la Ley de Instrucción Obligatoria encargada de la enseñanza elemental, tenía como objetivo llevar la educación primaria a las grandes poblaciones. Es aquí cuando se defiende la educación


como obligatoria, laica y gratuita. El programa exigía 4 años de primaria para niños entre 6 y 12 años los siguientes 2 eran solo para quienes quisieran seguir sus estudios. Un poco después nace la educación popular en donde se motiva al pueblo para participar en la política. Se crea un método general con el orden que deben tener los conocimientos en las escuelas. Después se ve que existe un gran número de indígenas y que la educación también es necesaria para ellos por lo que se agrega un currículo de idiomas indígenas para maestros rurales. Durante el porfiriato, los militares, médicos, abogados y otros profesionistas se hicieron muy reconocidos en las sociedades y el titulo era el que hablaba. Por lo que todos los jóvenes tenían el sueño de lanzarse por prestigio a la ciudad de México, se crean nuevas carreras y se modernizan las que ya existían. Se comienza la tendencia educativa técnica dejando de lado la humanística, debido a la industrialización. Y como respuesta al vandalismo se abren escuelas de arte y de oficios, que mantenían ocupados a los jóvenes. Las mujeres aprendían telegrafía, corte y confección, platería, zapatería, y encuadernación.


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