BENEMÉRITA ESCUELA NORMAL “MANUEL ÁVILA CAMACHO” LIC. EDUCACIÓN PREESCOLAR Segundo semestre Danna Gabriela Jaime Flores “La vida en las aulas” Ph. W. Jackson Ni los padres de familia, ni los docentes se percatan realmente de las cosas que suceden en el aula y a los alumnos no les queda un recuerdo de como hicieron algo, solo cosas un tanto insignificantes. La rutina cotidiana puede quedar iluminada por acontecimientos que le ponen color a una existencia gris. Para reconocer el significado de los hechos triviales que ocurren en el aula es necesario considerar su frecuencia, uniformidad del entorno escolar y la asistencia diaria. El aula es un recinto donde pasa mucho tiempo y la visión del profesor le resultará más familiar que la del padre e incluso de la madre. El hecho de que el alumno se encuentre rodeado de determinados materiales no es tan importante como el hecho de que el entorno donde transcurren seis o siete años de su vida sea estable. Por as que lo profesores inviertan tiempo para modificar y mejorar el ambiente áulico, para loa alumnos siempre seguirá siendo el mismo lugar. La clase no es sólo un entorno físico relativamente estable; proporciona además un contexto social bastante constante. El asignar sitios permite al docente comprobar la asistencia con tan solo una mirada para saber quién esta y quien falta. Los alumnos ya están familiarizados con las escuelas por todos los días que pasan ahí y las aulas son lugares especiales donde se busca la diferencia a los demás recintos donde el niño pase tiempo de su vida. El docente de educación primaria realiza múltiples tareas en el aula, desde cómo ser un intermediario en el dialogo de los alumnos hasta ser un proveedor de materiales. La desigualdad es una de características más sobresalientes en las aulas. La diferencia de autoridad entre el profesor y el alumno es muy clara, supone mucho de elogios y reproches; Esto se relaciona con consecuencias de no libertad, privilegio y responsabilidad. Cuando un niño pasa del hogar a la escuela, la autoridad de los padres se completa con la autoridad de los profesores. La relación del alumno con el docente en el aula es bastante impersonal en comparación con la que se desarrolla en el hogar.
La relativa impersonalidad y limitación de relación profesor-alumno tiene consecuencias en el modo en el que se ejerce la autoridad en clase. La diferencia principal entre la autoridad de padres y de profesores, radique en los propósitos por los que se utiliza el poder. La autoridad del profesor es prescriptiva como restrictiva, se preocupan por fijar tareas. La esencia de la autoridad del profesor radica en su dominio de la atención de los alumnos, se espera que ellos entiendan a mirar y escuchar en la escuela. La inflexibilidad de la diferencia de poder entre profesores y alumnos puede reforzarse o aminorarse en función de la política de la escuela y las predicciones personales de los docentes. Los hábitos de obediencia y docilidad producidos en las clases posen un valor muy estimable en otros ambientes. Podría decirse que la escuela es una preparación para la vida en donde se debe de adaptar a la autoridad. Tal vez se critique a los profesores, la cuestión es simplemente, que en las escuelas existan virtudes de orden, puntualidad y comportamiento adecuado, ya que esto produce buenos beneficios. Podría concebirse a algunos alumnos como “expertos en la escuela” o “expertos en el profesor” cuando han descubierto como responder un mínimo esfuerzo e incomodidad en las demandas tanto oficiales como no oficiales de la vida en el aula. Las escuelas poseen reglas y tradiciones propias que solo pueden dominarse a través de una prolongada experiencia. La destreza del niño para entender las reglas y normas de la vida en el aula requiere un pensamiento racional. Depende también de las actitudes, valores y estilos de vida de todas aquellas cualidades de los alumnos. Cuando el alumno aprende a vivir en la escuela, aprende a someter sus propios deseos a la voluntad del profesor y aceptar el conjunto de reglas y normas y rutinas. “Es general el convencimiento de que las cosas no están demasiado mal cuando cuatro de cada cinco chicos y chicas admiten francamente que les gusta la escuela y pueden proporcionar buenas razones al respecto”. Aunque la proporción de alumnos que afirman que les desagrada la escuela comprende un número significativo. Si obligamos a los alumnos a manifestarse por o contra la escuela, obtenemos una burda imagen de sus opiniones, fácil de recordar y debatir, pero que exige el precio de ignorar la riqueza psicológica de la opinión de los estudiantes ya que la escuela es un tanto compleja. A menudo se da por supuesto que los alumnos se sienten felices cuando les agrada la escuela y los profesores. Pero resulta innecesario equiparar <<agrado>> con <<felicidad>> y sólo sirve para reforzar la noción simplista sobre las actitudes de los alumnos que tratamos de eliminar. No se puede describir a todos los chicos a quienes les agrada la escuela como continuamente felices mientras están ahí. Por ello conviene considerar de algún modo los sentimientos negativos que puede engendrar la experiencia del aula cuando tratamos de superar una visión dicotómica de las actitudes de los estudiantes a favor o en contra.
Un sentimiento extremado a veces tiene su origen en lo que le sucede a una persona, así ocurre también con la ausencia del mismo. La apatía y la neutralidad no son producto de la adaptación en menor medida que el júbilo y el odio y, hasta cierto punto, puede considerarse más que estos. Por eso resulta razonable preguntarse las causas que hay tras la gama aparentemente limitada de sentimientos de un alumno. Las reacciones a la vida escolar son considerablemente variadas. A los alumnos les suele agradar algunos aspectos de esa vida y les desagradan otros. Cuando se suman, estas combinaciones de sentimientos arrojan una actitud general de ambivalencia, suscitada en parte por la inevitable falta de correspondencia entre los deseos individuales y los objetivos institucionales. Las necesidades y los intereses del niño, tal como los experimenta subjetivamente, no van acordes con las necesidades que percibe la institución o con las de otros a quienes también atiende ese centro. Estos significa, que a veces querrá realizar las tareas que se le asigna y en otras ocasiones no. Probablemente el hecho de la obligatoriedad de la asistencia contribuya mucho a reducir los brotes de protesta y de queja.
II Para varios estudiantes la escuela es simplemente otra de las cosas inevitables de la vida hacia la que se adopta una actitud de <<lo tomas o lo dejas>>. Casi todos los profesores son, sin duda, conscientes de grandes diferencias en las reacciones de sus alumnos a los repetidos acontecimientos de la clase. En cualquier situación social, la insatisfacción representa una amenaza potencial para el bienestar del grupo y para la participación continuada de sus miembros. Además, la expresión de insatisfacción se percibe a menudo como una afrenta por la persona o personas que se encargan del grupo. El daño que puede hacer la expresión de insatisfacción se encuentra magnificado por el poder de las sanciones que el profesor tiene en su mano. La circunstancia de que la mayoría de los profesores no recurran a su autoridad para acallar una crítica sincera reduce escasamente el hecho de esa autoridad y su implícita amenaza a los posibles críticos. La estrategia predominante de <<complacer al profesor>> probablemente, supone algo más que entregarle las tareas a tiempo, exige también una manifestación verbal de la satisfacción mientras que se silencian las numerosas asperezas producidas por la vida escolar. Algunos profesores suelen ser mejores que otros a la hora de estimar como podrán responder sus alumnos a un cuestionario sobre la actitud ante la escuela. Además, las diferencias de precisión de cada uno de los profesores no parecen explicarse por variaciones en la composición de sus clases, al menos no respecto al sexo del estudiante, su nivel de inteligencia o el grado de satisfacción con la escuela. III
Las personas se sienten habitualmente a gusto cuando disfrutan de las cosas agradables de la vida y a disgusto cuando cesa su buena fortuna. Desde luego, la conexión entre premios y castigos por un lado y determinados estados de sentimiento por otro resulta tan claramente evidente que Edward L. THORNDIKE, es sus pioneros estudios sobre el aprendizaje, adoptó los términos <<gratificantes>> y <<Molesta>> para referirse a las condiciones que conducen al fortalecimiento o debilitamiento de las tendencias de respuesta.
39-50 El éxito escolar engendra actitudes positivas hacia la escuela que, a su vez, promueven la posibilidad de éxitos posteriores. Se aplican cuestionarios escépticos para evaluar actitudes de los alumnos. El hecho de que los profesores puedan predecir los resultados de los estudiantes unos cuantos días antes de la aplicación del cuestionario proporciona al menos una prueba indirecta de la estabilidad de las actitudes que se están examinando. Es posible cuestionar la sinceridad de las respuestas de los estudiantes, pero el poder de la explicación queda reducido por la precisión, que supera a la aleatoriedad debido a las estimaciones del profesor y por el hecho de que se apareciese una relación previsible ente las expresiones de las actitudes y otras variables. Los estudios se adoptaron las precauciones habituales como la seguridad del anonimato, la ausencia de todos los profesores para estimular la sinceridad en la respuesta. PARTICIPACIÓN Y ABSENTISMO EN LA CLASE El pase de lista supera la importancia ceremonial, además de identificar a los ausentes. Nada resulta tan obvio como que un alumno debe estar presente para el disfrute de los beneficios de la instrucción y el conocimiento pues claro está que carece de sentido comenzar a enseñar en un aula vacía. El interés del aluno tiene importancia, pero no es una guía segura del valor de la actividad educativa en cuestión. El profesor no puede hacer trampas cuando se trata de obtenerla participación entusiasta de sus alumnos, es decir no puede dejar de lado la preocupación por su desarrollo futuro mientras se centra en sus acciones de aquí y ahora. OPINIÓN DE LOS PROFESORES *En la enseñanza, como en tantas otras cosas no importa mucho cual sea tu filosofía. Importa mas que se tenga alguna. Y más todavía que se trate de actuar conforme a tal filosofía. Los únicos principios docentes que me desagradan profundamente son aquellos con los que la gente solo esta de acuerdo en apariencia. George Polya. En la mayoría de los sistemas escolares la reputación siempre tiene un modo de abrirse camino y es probable que al cabo de un tiempo los méritos de un docente, percibidos por alumnos y compañeros de profesión y reflejados en los resultados de los exámenes y en
otros indicadores de logros del estudiante lleguen a ser conocidos por el director, sobre todo cuando se considera al profesor extraordinariamente bueno o malo. Los directivos tienen la constante tarea de preguntar a los docentes como saben cuándo están haciendo un buen trabajo en clase. Se realizó una entrevista para docentes en la que los puntos centrales fueron: la autoevaluación del profesor, los usos de la autoridad institucional y las satisfacciones que podrían derivarse del trabajo del docente; se aplico con el objetivo de averiguar como saben los profesores cuando están realizando una buena tarea, como abordan el hecho de su propio poder y el de sus superiores y que satisfacciones dan el hecho de su propio poder y el de sus superiores y que satisfacciones, su las hay, les otorga la vida en el aula. La inmediatez de los acontecimientos en el aula es algo que nunca podrán olvidar cualquiera que haya estado a cargo de una clase llena de estudiantes. La escuela es vista como una institución orientada hacia el futuro, su interés es el bienestar futuro de sus miembros; siendo la conducta de hoy mas que la prueba de mañana la que proporciona el instrumento autentico para medir el progreso del profesor. El objetivo de las escuelas es promover el aprendizaje. esperando que los profesores obtengan una fuente principal de satisfacción al observar el desarrollo del rendimiento de los estudiantes. De acuerdo con las respuestas que se presentaron en la entrevista de acuerdo al comportamiento se concluye que los docentes optan por centrarse en cambios referidos a toda su carrera docente, resalando la dimensión formalismo- naturalidad. Con referencia a la percepción por parte el docente en su propia autonomía profesional, existe aparentemente una rigidez y un formalismo mayores que los deseados. Los entrevistados mencionaron que existen dos amenazas principales de autonomía al profesor o al menos dos condiciones hipotéticas que de materializarse suscitarían quejas; una será el curriculum inflexible y la eventual invasión del aula por superiores administrativos partidarios de la evaluación.
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El tercer tema identificado se refiere a la percepción por parte del docente de su propia autonomía profesional. Dos amenazas principales: la primera se refiere a un currículo inflexible (que marque que contendidos, cómo y en cuanto tiempo sien permitir al profesor aportar nada); la segunda amenaza es una eventual invasión del aula por superiores administrativos partidarios de la evaluación. Otras preocupaciones: la exigencia de que el profesorado planifique su trabajo con una gran antelación ya que existe el temor de con las limitaciones desaparezca la espontaneidad y el agravo al orgullo profesional del docente (que se relaciona con la molestia de ser observados para comprobar su trabajo).
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Sin embargo, estas inquietudes no se deben interpresa como un reflejo de aislamiento y de total independencia. Los profesores no se quejaban de la integración de la vida institucional, solo desean verse libres de una inspección mientras desempeñaban determinadas tareas. Su aspiración es preservar la sensación de autonomía en el aula. Por otro lado, los profesores están dispuestos a aceptar las orientaciones prescritas por las comisiones del curriculum y por los editores de libros. Pero con un espacio para la espontaneidad y ejercicio de su profesión. Lo que quieren los docentes es libertad dentro de los limites.
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El cuarto tema se resume en la palabra individualidad. Se refiere al interés del profesor por el bienestar de cada uno de los alumnos de su clase y se evidencia cuando se le solicita que describa las satisfacciones que obtiene de su trabajo. Aunque se encuentra ante toda una clase, lo que le interesa es lo que les sucede a los individuos. Las alegrías a las que se refieren los profesores no se limitan a los objetivos educativos y que se pueden ordenar en términos de la intensidad de participación emociona que cada uno supones: o La satisfacción continua: de baja intensidad y por considerarse servidor de una buena causa. o Ejerce una labor en la época más crucial de la vida de los alumnos, la niñez o Su percepción del progreso de los estudiantes como indicador formal de su éxito se menciona como fuente de satisfacción. o La frecuente aparición de acontecimientos inesperados. o El despertar y avanzar de los alumnos en el aula Las fuentes examinadas llevan a profesor, partiendo de una sensación de utilidad personal para llegar a un sentimiento de logro a la excitación creada por lo inesperado y el asombro que se produce la contemplación de una gran transformación. La concentración en el individuo y las gratificaciones recibidas de los antiguos alumnos son descritas con gran amenidad.
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La pregunta general es sobre la manera en que los individuos tanto los adultos como niños, hacen frente a las exigencias de la vida institucional. Uno de los rasgos más característicos de la entrevista de los profesores es la ausencia de vocabulario técnico. Además, se hace escaso uso del argot utilizado en los campos afines, como las expresiones psicológicas (mecanismos de defensa, de cohesión de grupo, programas de reforzamiento, de expectativas de rol etc). Existe una simplicidad necesaria en el lenguaje del profesor para explicar el porqué de la vida diaria de las aulas. Esto produce que el profesor module su conducta por impulsos y sentimientos más que por reflexiones y pensamientos; es decir, improvisa.
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Otro indicador de simplicidad conceptual contenida en el lenguaje de los profesores se refleja en la limitación de las definiciones operativas, a las que asignas términos corrientes. Lo que se ha denominado simplicidad conceptual evidente en el lenguaje del profesor, puede estar relacionado con la capacidad de tolerar el enorme volumen de ambigüedad, de lo imprevisible y del caos ocasionar creado por alumnos no muy dispuestos a aprender.
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A veces se define la enseñanza como un asunto racional pero las entrevistas suscitan serias dudas sobre esta consideración. La premura de la vida en el aula, los signos fugaces y a veces ocultos en los que se basa el docente para determinar sus actividades pedagógicas y para evaluar la eficacia de sus acciones, ponen en duda la propiedad de emplear modelos convencionales de racionalidad para describir la conducta del profesor en las aulas. Esto no significa que el docente no sea analítico, durante los periodos de soledad antes o después del encuentro con los alumnos, el profesor a menudo parece iniciar un tipo de actividad intelectual que posee muchas de las propiedades formales de un procedimiento de resolución de problemas. En este momento la tarea tiene aspecto de ser muy racional. Enseñanza interactiva (con los alumnos) y enseñanza preactiva (con el aula vacía). Los profesores pueden contribuir a proteger a los alumnos del anonimato y el aislamiento implícitos en la vida de una institución. En primer lugar, y lo más importante es conocer a sus estudiantes y a ser conocidos por ellos. En segundo lugar, los profesores se preocupan por sus alumnos. Otro aspecto de la preocupación del educador por sus alumnos supone añorarles cuando no están allí, esto hace sentir a los alumnos que valen. Por último, el profesor puede presentarse ante los alumnos con un modelo de falibilidad humana, en la cual el maestro muestra la virtud del conocimiento y sus límites por lo que dota los aprendizajes de una referencia humana y los alumnos pueden aspirar a ser como el profesor. Sin embargo, los docentes solo son una parte de la institución y deben sobresalir por cualidades que se extienden más allá de los limites oficiales de su tarea.