Paula 8 de diciembre de 2019

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EQUIPO

| El sketch de la semana

Por Catalina Bu

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Director de La Tercera José Luis Santa María Directora de revistas Andrea Eluchans Editora general Sofía Aldea Subeditora Manuela Jobet Editora Paula Cocina Ariel Richards Periodistas Andrea Hartung, Consuelo Lomas, Victoria Misito, Patricia Morales, Emiliana Pariente Dirección de arte Silvia Caracuel Diseño Violeta Cereceda, Sofía Valenzuela Producción Magdalena Chahín, Dominga Sivori Fotógrafos Nicolás Abalo, Rodrigo Cisterna, Alejandra González, Jaime Palma, Juan Pablo Sierra Corrector de textos Gabriel Reyes Gerenta de ventas red femenina Ximena Borrowman Ejecutivas de ventas Valentina González, Andrea Sanhueza Gerente general y representante legal Andrés Benítez Pereira Impresión A Impresores S.A., que actúa solo como impresor

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08 de diciembre 2019

Revista Paula. Fundada en 1967. Editada por Copesa S.A., perteneciente a Grupo Copesa. La declaración de intereses se encuentra en www.grupocopesa.cl/declaracion. Domicilio: Apoquindo 4660, piso 8, Las Condes, Santiago, Chile. Fono: 22550 7000. Correo electrónico: hola@paula.cl. Derechos reservados ©Copyright Paula. Las opiniones vertidas por diferentes autores en esta revista, como asimismo el contenido y forma de los avisos publicitarios, son de exclusiva responsabilidad de quienes los emiten o pagan por su inclusión, no teniendo PAULA, por tanto, ninguna responsabilidad al respecto. Corresponde en forma exclusiva a PAULA la decisión de aceptar o rechazar avisaje publicitario. Prohibida toda reproducción, total o parcial, del material de esta revista. Impresión: A Impresores S.A.



BREVES

La semana Estos son los contenidos de Paula.cl que seleccionamos para pensar, conversar y reflexionar durante la semana.

Comparte con nosotras VÍCTIMAS DE VIOLENCIA

Estas semanas, a raíz de la performance del colectivo Lastesis, se abrió un espacio en el que muchas mujeres han sentido la necesidad de contar en sus redes sociales situaciones de abuso de las que han sido víctimas. Porque estamos convencidas de que compartir las vivencias nos ayuda a darnos cuenta de que no estamos solas, es que queremos invitarlas a contar sus historias y procesos para entender cómo fue para ustedes adquirir conciencia y entender que la culpa nunca es nuestra.

_ Lo más comentado

¡Escriban! No queremos ser un monólogo sino que un diálogo Lo que les gusta Lo que no les gusta Lo que está de más Lo que está de menos Pregunten Sugieran Critiquen Cuenten Nos interesa y lo necesitamos

#Reportaje La violencia de género según las mujeres #SketchPaula No sé

#PaulaHablemosdeAmor Pedí matrimonio dos veces y me dijeron que no

_Lo estamos trabajando Estamos trabajando en una edición especial de cocina navideña. Si hay alguna receta que te gustaría aprender o algún ingrediente con el que quieras cocinar, escríbenos a

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MODA

| Los elegidos

Por Dominga Sivori Fotos Alejandra Gonzรกlez

Polera, Mango, $24.990.

Pollera, Mango en Falabella, $59.990.

Capa, Espacio Magma, $384.300.

Zapatos, Mango en Falabella, $49.990.

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Zapatillas negras, Hush Puppies, $49.990. Zapatillas grises, Sybilla en Falabella, $16.990. Zapatillas moradas, Vans, $33.990.

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BELLEZA

| Lo que tienes que probar

Temporada

de pies Por Andrea Hartung Ilustraciones Paula Blanche

En verano los pies se resienten más que en las temporadas más frías, en parte porque pierden su humectación natural. La pedicurista y manicurista Camila Soto explica que “los pies quedan más expuestos a las superficies y a la contaminación, por lo que se resecan más y la suciedad queda atrapada”. Por esto es fundamental incorporar cremas con componentes específicos.

Ingrediente clave

Hidratar, siempre

Mezcla infalible

Según el Departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la Universidad de Granada, la vitamina E ayuda a la fotoprotección y a mejorar la barrera de la piel. Se ha demostrado que también tiene propiedades cicatrizantes.

La urea mejora la función de barrera de la piel al estimular sus proteínas estructurales y activar el sistema inmune. Por otro lado, el lactato sirve para tratar la piel escamosa y problemas derivados de la sequedad. La combinación de ambos es imbatible.

Peppermint Foot Lotion con

El roce de los zapatos, que en verano se suma a la exposición al agua y la tierra, lleva a que los pies sean una de las zonas con más riesgo de resecarse. Por eso es imprescindible elegir productos hidratantes que eviten las grietas y descamación.

vitamina E, Burt’s Bees.

Ureadin Podos, gel oil hidratante, Isdin.

y lactato, Eucerin.

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Crema de pies Repair con urea



TIEMPO LIBRE

Qué - Cómo - Cuándo

Para relajarse Considerada como la mejor aplicación de 2017 según Apple, ‘Calm’ se ha consagrado como una popular alternativa para dormir y relajarse. Creada en 2012, es una excelente herramienta que ayuda a conciliar el sueño, así como a combatir el estrés y la ansiedad gracias a sus tres categorías: sueño, meditación y música. Su catálogo incluye historias para dormir contadas por diferentes narradores; variados programas que enseñan técnicas de meditación, y una extensa lista de ruidos como lluvia en la ventana, playa al atardecer, grillos de noche y canciones de cuna, y playlists para la concentración. Además, se pueden encontrar ejercicios de respiración y tiene la opción de reproducción por un tiempo determinado para que el usuario no tenga que interrumpir la misión de relajarse y dormir cerrando la aplicación.

Para escuchar

Para preparar La mesa, cocina natural Que la comida entra por los ojos es indiscutible, y eso queda en evidencia al tener en las manos este libro de recetas que incluye desde leches vegetales hasta guisos. Lanzado en 2018 con una estética sumamente cuidada y atractiva, en sus más de doscientas páginas hay diferentes opciones para hacer de la alimentación consciente un estilo de vida. Todo es vegetariano, libre de gluten, azúcar refinada, químicos y procesados.

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Actualizada todos los miércoles por los miembros de la banda californiana Allah Las y sus amigos, la radio digital Reverberation Radio se ha vuelto un imperdible para los melómanos. El podcast transita por distintos rubros musicales y cada playlist es una selección cuidada de música antigua y moderna en la que conviven el rock, la psicodelia, los boleros y artistas como Brian Eno, Kimiko Kasai y Robert Wyatt. Reverberationradio.com


Para ver

Para probar Además de ser un aporte por su alto contenido en antioxidantes, el té es el ritual perfecto para compartir con la familia y amigos en una alternativa más sana que con bebidas procesadas. Como hay combinaciones y sabores de té para todos los gustos es que Adagio lanzó una colección en envases navideños ideales para regalar o regalarse que vienen en bolsitas individuales transparentes para poder ver cómo se hidratan las hebras mientras se prepara la infusión. Hay distintos formatos: sets con distintos tés para probar, o latas en forma de estrella que se pueden usar también para decorar el árbol de pascua. Algunos packs incluyen té negro tradicional o verde, y los combinan con infusiones como el rooibos, oolong, o té blanco. La colección navideña permite elegir tés saborizados que mezclan las hojas de té tradicional – verde o negro– con aceites esenciales, flores y frutas.

En la era de la multifuncionalidad, es casi imposible pasar tres horas y media viendo televisión. A quienes les cuesta concentrarse es mejor que vayan a ver El irlandés, de Martin Scorsese, al cine, y quienes acepten el desafío aventúrense a verla en Netflix. Si a la dirección de Scorsese sumamos las actuaciones protagónicas de Robert De Niro y Al Pacino, la propuesta suena al menos tentadora. No adelantaremos la trama, pues la gracia es que vaya envolviendo mientras avanza, pero sí decir que es la película más cara de Netflix (se presume que costó 130 millones de dólares realizarla) por los efectos especiales que usa, que logran que el personaje de De Niro rejuvenezca y envejezca en pantalla, como en El curioso caso de Benjamin Button, pero mejorado. Además, la semana pasada Time la catalogó como la segunda mejor película del año, superada solo por Dolor y gloria, de Almodóvar.




GUÍA

| Aprender para no depender

Cómo hacer tu propia huerta Por Victoria Misito • Ilustración Violeta Cereceda

Según la última Encuesta Nacional de Salud, solo un 15% de los chilenos consume cinco porciones de frutas y verduras al día, cifra recomendada por la Organización Mundial de la Salud. Lo elevado de sus precios y la falta de tiempo para ir a algún espacio con valores alternativos podrían formar parte de las razones de esta realidad. Que uno pueda crear este tipo de alimentos parece ambicioso; sin embargo, es un trabajo mucho más simple de lo que se piensa.

1. Hortalizas plantas que se cosecharán

2. Flores atraerán polinizadores

tres pilares fundamentales La fundadora de Chile Huerta, Michelle de Rurange, explica que una huerta orgánica debe considerar tres elementos para que se genere un equilibrio y protección de los frutos, y así evitar el uso de químicos.

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3. Hierbas

aromáticas repelerán plagas o se sacrificarán por el resto de los alimentos


Ubicación: lo mejor es instalarla hacia el norte, ya que hay más horas de luz solar. Las hortalizas de fruto necesitan abundante iluminación, en cambio las de hojas crecen sin tanto sol. Buena base: el suelo es uno de los puntos más importantes porque se convertirá en el hogar. Si se ve desgastado, se deben incorporar nutrientes (compos y humus) al inicio. Además hay que fertilizar durante todo el año con residuos orgánicos. Planificar el espacio: es fundamental porque si las raíces están apretadas se estanca su crecimiento y quedan propensas a las plagas. Preparación de los almácigos: plantar las semillas en la huerta siempre es una opción; sin embargo, es más rápido preparar almácigos antes. Para eso se puede usar un cono de papel higiénico o un envase plástico con perforaciones en su superficie. Lo ideal es no plantar más de tres semillas por recipiente y trasplantar cuando tengan ocho centímetros de largo o cinco hojas. Riego: el agua debe llegar directo a la tierra para que sea absorbida por las raíces. Si se mojan las hojas en días de calor, el agua se evapora y se pueden quemar por el efecto lupa. En invierno hay que regar una vez al día y en verano, dos.

buenas asociaciones Al momento de sembrar los almácigos o las semillas es importante saber que hay plantas que se dan mejor estando juntas, ya que no compiten en nutrientes, no atraen plagas que pueden perjudicar a la otra o porque, gracias a su altura, generan la dosis perfecta de sol que la compañera necesita. Tomate + albahaca: el tomate necesita sol para sus frutos y la albahaca no crece lo suficiente como para generarle sombra. Además, con su olor ayudará a repeler plagas. Zanahoria + cebolla: la zanahoria tiende a sacrificar su crecimiento para no perjudicar al resto, pero la cebolla la ayuda a mantenerse firme y la protege de moscas y bichos. Maíz + poroto + zapallo: esta mezcla es conocida como ‘las tres hermanas’ y forma un perfecto ecosistema. El tallo rígido del maíz sirve para trepar al poroto, que a su vez le aporta nitrógeno a la tierra, elemento útil para el zapallo, que se encarga de proteger a ambos de malezas y retiene la humedad.

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sin jardín también se puede Para la profesora de huertos Winifrede Walbaum vivir en un departamento no es excusa. Inspirada en el método del huerto en un metro cuadrado de Mel Bartholomew, la experta propone crear un pequeño espacio en una caja de madera. Para comenzar es mejor probar con lechugas; sin embargo, se puede sembrar todo tipo de hortalizas. Este es su paso a paso:

1. Reciclar un cajón de la feria que mida 60 cm x 25 cm aproximadamente. 2. Forrarlo por dentro con una toalla o género para proteger la tierra y su filtración.

3. Agregar el sustrato. Ideal que sea en base a turba o fibra de coco, ya que ambos no incluyen tierra, lo que provoca que la tierra se comprima y endurezca por el peso.

4. Dividir la huerta con un hilo por la mitad.

5. Plantar los almácigos de lechuga.

6. Instalar en un espacio iluminado e ir chequeando la humedad de la tierra todos los días introduciendo los dedos. Si está seca, regar.

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20%

del gasto mensual familiar es destinado a alimentos, siendo las hortalizas, carnes, cereales, pan y lácteos los más consumidos. fuente departamento de nutrición y salud pública del minsal.

aún estás a tiempo Aunque el verano ya esté encima, Winifrede asegura que no hay que limitar la siembra solo en esta fecha, ya que el calor está durando mucho más que antes. Este año, por ejemplo, la primera helada fue recién en mayo. Esta es su recomendación de almácigos para plantar en esta época: Rabanitos: listos en 30 días. Tomates: 90 días. Porotos verdes: 80 días. Zapallo italiano, rúcula y kale: 50 días.





MODA

Ideas para regalar Producciรณn Dominga Sivori Fotos Alejandra Gonzรกlez Maquillaje y pelo Antonia Baeza Agradecimientos Duomo Store @duomo_store

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2.

1. Cartera, Amphora, $29.900. 2. Top, H&M, $8.990. Pantalón, Ash, $34.990. Zapatos, Hush Puppies, $56.990. Cartera, Romor’s, $128.000.

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1.

1. Zapatos, Aldo en Falabella, $39.900. Cinturón, Amphora, $12.900. 2. Vestido, Benetton, $62.990. Tapado, Kuna, $174.900. Sandalias, Romor’s, $79.000. Cartera, Amphora, $29.900.

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1.

1. Reloj, Festina, $87.000. Anteojos, Rotter & Krauss, $14.900. Collar, Privilege, $16.990. 2. Traje de baĂąo, Calzedonia en Falabella, $39.990. PantalĂłn, Tricot, $10.990. Zapatos, Camille, $79.900. Zapatillas, Skechers, $37.990.

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1. Top, Malva, $38.000. Short, Ash, $26.990. Sandalias, H&M, $12.990. Cartera, iO, $29.990. Pulsera, Festina, $46.100. Pulsera, Festina, $52.600. Pulsera, Ash, $9.990. 2. Billetera, Tricot, $13.990. Sandalias, Romor’s, $79.000.

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1.

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1. Tapado, iO, $39.990. Traje de baĂąo, Benetton, $48.990. Pollera, Basement en Falabella, $12.990. Sandalias, Amphora, $64.900. Zapatillas, Benetton, $42.990. 2. Enteriro, Wados, $34.990. Zapatos, Call it Spring en Falabella, $24.990. Aros, H&M, $6.990.

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REPORTAJE

Adictos a la comida procesada Por Greta di Girolamo • Foto Alejandra González • Producción Dominga Sivori

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Aunque la OMS no la considera una enfermedad, estudios indican que hasta un 25% de las personas obesas sufre adicción alimentaria. En Chile el problema avanza y, aunque hay centros médicos especializados y una asociación de Comedores Compulsivos Anónimos, no hay un programa nacional de obesidad ni protocolos para detectar y tratar la adicción a los alimentos procesados. Era la necesidad de consumir la que despertaba a Mario (38) todas las madrugadas. A las 3 de la mañana, con los ojos abiertos de par en par, se destapaba con cuidado para no despertar a su esposa y caminaba descalzo, somnoliento, hasta la cocina. Ahí abría el refrigerador –una actividad que repetía incontables veces en el día, un gesto ya orgánico–, sacaba una botella de 3 litros de Coca-Cola y se servía en un vaso de vidrio. Tenía que ser de vidrio. Con el tiempo desarrolló un sentido agudo del gusto: no es lo mismo consumir la bebida en vidrio, en lata o en plástico, como no es lo mismo el sabor si viene envasada en una botella grande o pequeña. Para qué decir la diferencia entre la original, light y zero. ¿La mejor? La CocaCola original en botella express. Ninguna otra se comparaba con esa. Sin embargo, no era viable tener su despensa llena de botellas diminutas de vidrio, así que se había resignado a comprar botellas plásticas de 3 litros. Consumía una entera al día; 90 litros de bebida negra al mes. Eso durante 6 años. Se dio cuenta de que lo suyo era una adicción cuando llegó a la consulta del psiquiatra Carlos Téllez, en el Centro Integral de Tratamiento de Obesidad y Diabetes (CITOD) de la Clínica Universitaria Puerto Montt. Ahí, un grupo compuesto por un cirujano, psiquiatra, médico internista, médico familiar, psicoeducadora, psicólogos y nutricionistas trata de forma interdisciplinaria la obesidad. Mario llegó en 2016 porque quería realizarse por segunda vez un bypass gástrico. El primero había sido en 2007 y bajó 50 kilos, pero al año empezó a subir hasta alcanzar los 146 con los que llegó al CITOD nueve años después. El cirujano Félix Raimann le dijo que podían hacer la operación, pero que debía pasar por un tratamiento integral, partiendo por el psiquiatra Carlos Téllez. “Lo veía como un trámite, lo miraba en menos, ya que lo que quería era que me aplicaran rápido el bisturí. No valoraba la importancia del cambio mental”, explica Mario. En

su primera consulta el psiquiatra le hizo una serie de preguntas: ¿Cuándo fue la última vez que consumió CocaCola? ¿Con qué periodicidad consume? ¿Cuál es su reacción cuando no hay Coca-Cola en la casa? Cumplía los requisitos para ser diagnosticado como adicto: tenía un deseo intenso de consumir, dificultad para controlar el consumo, síntomas de abstinencia si dejaba de hacerlo, abandono progresivo de otras fuentes de placer y persistencia en el consumo a pesar de saber lo mal que le hacía. El psiquiatra le indicó dejar la bebida de manera inmediata. Aunque Mario acató la indicación, no fue fácil. Esta bebida era parte de su vida hacía años y también de su familia; su esposa e hijo mayor consumían diariamente. La primera vez que la probó fue en una comida familiar a los siete años. Más adelante, a los diez, su liceo organizó un paseo de curso a la fábrica de Coca-Cola en Puerto Montt. Un bus contratado por la empresa pasó a buscar a niñas y niños de quinto básico y los llevó a conocer sus instalaciones. Les mostraron las máquinas, un video explicativo y al final del recorrido llegaron a una mesa con 100 botellas de bebida que podían sacar a destajo. El consumo frecuente empezó cuando se fue de su casa familiar para comenzar sus estudios universitarios. Su dieta usual era un plato muy abundante de papas fritas con hamburguesa y un vaso de bebida. “Son 25 años de exposición y consumo. Hay un bombardeo visual. Es realmente lamentable porque se termina inculcando a los niños una cultura que no es sana. Yo era adicto a la bebida. A las personas les da risa, pero es grave. El daño que me estaba produciendo es igual al de una droga dura”, dice Mario. Para tratar su adicción, el doctor Téllez aplicó un tratamiento multidisciplinario, cuya duración ideal es de un año. El primer paso es diagnosticar la adicción, luego que el paciente la acepte y entienda, y después que aplique la abstinencia de la sustancia a la que es adicto. Suele generarse un síndrome de abstinencia, que puede durar entre una semana y tres meses, en que el paciente puede sufrir cambios de humor, ansiedad, irritabilidad, insomnio y pesadillas. Es fundamental que haga cambios en su estilo de vida, como llevar una mejor alimentación, practicar actividad física y mindfulness. Y que se genere un cambio en su entorno familiar y de amigos para facilitar su transformación. “Hay que lograr que la vida del paciente deje de centrarse en el

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consumo. Que se dé cuenta de que hay un mundo de otras actividades que van más allá de la droga, que secuestra la capacidad de la persona de sentir y desear”, explica Téllez. En el primer mes de tratamiento Mario bajó nueve kilos solo dejando la bebida. Más adelante dejó productos procesados como hamburguesas y longanizas, que aprendió a hacer de forma casera y sin grasa. Bajo supervisión del equipo del CITOD ha mejorado su alimentación y estilo de vida. Aunque en algunos eventos sociales ha tomado Coca-Cola sin azúcar, lleva tres años sin tomar ni un sorbo de Coca-Cola normal. Tres años limpio. El sistema de recompensa No se puede ser adicto a las verduras, el pescado o las frutas. La adicción no es a los alimentos en general, sino a los alimentos procesados, que no existen en la naturaleza y que nuestra especie no está diseñada para consumir. Algunos ejemplos son las bebidas, papas fritas, galletas, helados, barras de cereal, embutidos y masas de harinas blancas. “Lo que normalmente consumimos son alimentos procesados o ultraprocesados, a los que se ha llegado mediante una serie de procesos físicos o químicos, adicionándoles además sustancias químicas como endulcorantes, preservantes y otras que ni siquiera sabemos lo que son y qué consecuencias pueden generar en nuestra salud. A modo de ejemplo, la bebida azucarada más famosa del mercado tiene una fórmula que es secreta y quizás con qué elementos está hecha para hacerla tan atractiva y adictiva”, indica el psiquiatra Carlos Téllez en su libro Obesidad: una enfermedad de salud mental, publicado este año. Allí explica que el sistema de recompensa, parte del sistema nervioso de nuestro organismo, se activa por cualquier actividad que tenga por finalidad aumentar nuestras probabilidades de supervivencia, como individuo o como especie. Al activarse libera una serie de neurotransmisores calmantes o

energizantes, varios de los cuales se vinculan al placer, como la dopamina, serotonina y endorfina. Ese es el premio o recompensa. En casos en que la persona no se encuentra bien psicológicamente, estos neurotransmisores también cumplen la función de regular estados emocionales displacenteros como la pena, rabia, aburrimiento y soledad. Las actividades naturales que activan el sistema de recompensa en general no están asociadas a riesgos, sino todo lo contrario. Hacer deporte, tener relaciones sexuales, meditar, amar, aprender, comer fruta, bailar, cultivar la tierra. El problema se genera con actividades creadas o manipuladas por el humano que activan este sistema, que se asocian a riesgos y posible adicción. Es lo que ocurre con drogas como la cocaína, juegos de azar, redes sociales, dinero, azúcares refinadas y harinas blancas. Uno de los efectos de estas actividades y sustancias, que las relaciona con la adicción, es que generan tolerancia; es decir, el organismo las necesita cada vez en mayor cantidad para generar el placer que generó las primeras veces. En el caso de las harinas y azúcares refinados, son especialmente atractivas porque no solo tienen un efecto calmante, sino además energizante. A eso se suma que la duración de su efecto no pasa de las dos horas, entonces la persona que consume quiere volver una y otra vez, lo que facilita la automatización de la conducta y posterior adicción. Otros factores son que azúcares refinados, harinas refinadas y grasas saturadas no necesitan receta, no existe percepción de riesgo respecto de ellas y están a la mano de manera fácil y económica. Del total de casos de adicción alimentaria que ha visto el psiquiatra Carlos Téllez, un 30% logra salir adelante de manera victoriosa. “Es muy complejo, porque tienes todo el sistema en contra. Es difícil que algo pueda resultar si es que no hay políticas públicas que acepten que existe la adicción a los alimentos. El ser humano se ha enamorado de lo procesado y artificial, que es ofrecido y comercializado de

El primer paso es diagnosticar la adicción, luego aceptarla y entenderla, y después aplicar la abstinencia de la sustancia a la que se es adicto. 44


manera muy seductora por diversas ramas de la industria. Los productos deberían advertir que son adictivos, deberían haber campañas, que en los colegios enseñen a los niños qué es la comida real, que haya educación emocional e incluso que pasaran como materia el sistema de recompensa, así como se enseña el sistema inmunológico”, dice. Consumo naturalizado Aunque ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni la Asociación Americana de Psicología (APA) consideran la adicción a los alimentos como una enfermedad que existe, miles de personas alrededor del mundo afirman sufrir este problema de salud. En Chile, el 74% de los adultos sufre de sobrepeso u obesidad, según datos publicados este año por la OCDE. Esto nos sitúa como el país de la OCDE con más alta tasa de obesidad y sobrepeso, y significa un aumento con respecto a años anteriores (en 2016 ocupábamos el octavo lugar). Es especialmente alarmante el problema en niños, niñas y adolescentes: el 23% de los estudiantes tiene obesidad, según el estudio Mapa Nutricional 2018, de la Junaeb. “Estamos ante un panorama nutricional crítico. El sobrepeso y la obesidad están deteriorando el bienestar de la población chilena y aumentando el riesgo de enfermedades no transmisibles, como infartos, diabetes y ciertos tipos de cáncer”, expresó Eve Crowley, representante de la FAO en Chile. Según ella, una de las causas más importantes es el consumo excesivo de productos ultraprocesados. Las políticas públicas nacionales parecieran no estar a la altura. En Chile tenemos el segundo nivel más alto de consumo de este tipo de productos en América Latina y el Caribe, y el séptimo nivel más alto en el mundo (Mourabac, 2015). Solo un 15% de la población consume la cantidad de frutas y verduras diarias recomendadas por la OMS y solo el 28,3% consume la cantidad recomendada de agua (ENS, 2017). En 2016, la Ley de Alimentos estableció un nuevo etiquetado que marca con sellos negros los productos altos en sodio, azúcares, calorías y grasas saturadas. También establece que esos productos no se pueden vender, regalar ni publicitar dentro de establecimientos educacionales. Sin embargo, los productos con sellos negros son muy fáciles de encontrar en cualquier negocio fuera de los colegios. De hecho, datos del Ministerio

de Salud (Minsal) demuestran que el porcentaje de obesidad aumenta cuando niños y niñas ingresan al colegio. “La obesidad es compleja y multifactorial. Se necesitan múltiples herramientas para poder interceder. Una de ellas es en el consultorio, que es lo que tenemos. Pero eso no basta. Los programas que inciden tienen que ser intersectoriales y tener interacción con el entorno, que es muy importante. Hablamos de ambientes obesogénicos: la familia, el colegio, el barrio. Dentro de esta multicausalidad hay un grupo, principalmente de jóvenes, que tiene una conducta alimentaria que podríamos decir que es adictiva”, explica Paula Daza, subsecretaria de Salud Pública. Para mejorar el panorama, de aquí a un par de meses el Minsal lanzará un Plan Nacional de Obesidad, que se divide en tres puntos. El primero pone énfasis en los niños y niñas menores de 15 años, mujeres pregestacionales y mujeres embarazadas. Si se diagnostica sobrepeso u obesidad, la persona entra en un programa multidisciplinario con kinesiólogo, nutricionista y psicólogo, quien estaría a cargo de tratar las adicciones alimentarias. El segundo punto es la intervención en el entorno, para lo cual se planea profundizar el trabajo de los Planes Trienales de Promoción de Salud que financia el Minsal, a través de los cuales se insta a los municipios a promover la actividad física y buena alimentación. El tercer punto tiene que ver con nuevas normativas de regulación relacionadas a alimentos. Aunque la Subsecretaria no quiso adelantar detalles, comentó que el plan contempla mejorar el acceso a frutas y verduras en los barrios e incentivar que establecimientos de educación superior eliminen los productos con sellos. Comedores Compulsivos Anónimos “Bienvenidos a la reunión de Comedores Compulsivos Anónimos del día martes a las 19.30. Mi nombre es Lucía, soy una comedora compulsiva y la moderadora de esta reunión”, dice una de las tres personas sentadas a la mesa de una de las salas de una parroquia en Las Condes. Sobre la mesa hay una serie de documentos plastificados y un libro llamado Solo por hoy, que en el canto de las páginas tiene escrita la frase “Vamos que se puede”. Lucía tiene 53 años, es delgada, viste de blanco y muestra una sonrisa generosa. Hace cinco años es parte de CCA, la

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rama chilena de Over Eaters (OA), organización que nació en Estados Unidos en 1964, cuando una mujer con adicción alimentaria comenzó a aplicar el sistema de los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos y se dio cuenta de que daba resultado. La organización chilena funciona en dos sedes de Santiago y una en Concepción. En esta sede se reúnen una vez a la semana cerca de 12 personas: mujeres y hombres desde los 17 hasta los 70 años. Lucía, que sufrió de sobrepeso desde la adolescencia, se sumó luego de hacer todas las dietas con nombre de fantasía, de tomar toda clase de pastillas legales y clandestinas y hacerse dos operaciones para bajar de peso. Sus fluctuaciones de peso suman un total de 300 kilos entre lo bajado y lo subido. Nada de eso le resultó. “Hasta que vine acá la comida ocupaba mi cabeza todo el día: me despertaba pensando en el desayuno, después abría el refri pensando en el almuerzo, y así. Uno se comporta de esa manera porque se quiere dormir de algo. Comer da un segundo de tranquilidad, te seda”, explica Lucía sobre los momentos de comportamiento compulsivo. “Cuando vine y empecé a leer los textos de CCA y a compartir con otras personas que estaban pasando por lo mismo, de pronto dejé de pensar en comida todo el día. Fue algo milagroso. Ahí me di cuenta de que tenía mucho tiempo y no sabía en qué ocuparlo”, dice. Su alimento compulsivo, como llaman a los que les producen adicción y detonan atracones descontrolados, son las galletas, que ha dejado de consumir gracias a este programa. Bajó, sin darse cuenta, 25 kilos. Y por primera vez ha logrado mantenerse en su peso durante años. “Pude renunciar a todo. No es fácil, hay que trabajar mucho este programa, pero a mí me ha hecho feliz. Ha cambiado radicalmente mi vida”. Ahora Lucía es una de las madrinas de la organización, lo que significa que acompaña a otras personas en su trabajo del libro de los 12 pasos. Luego de la bienvenida, la moderadora lee dos oraciones en voz alta. Invita a Felipe (24) a leer los 12 pasos y a Marta (56) a leer las 12 tradiciones. Luego, todos leen en voz alta textos de la OA y finalmente se abre el espacio para compartir opiniones, sensaciones o episodios importantes. “Hola, soy Marta, soy comedora compulsiva”. “Hola Marta”, dicen al unísono Felipe y Lucía. “No he estado abstinente. Esta mañana estuve bien, pero al almuerzo comí postre y más del que debería comer. Lo

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bueno es que pude parar. Pero tengo que tener la cabeza más tranquila para no caer en la comida. Si estoy desajustada, la comida es un lugar donde siento una satisfacción rápida. Mi problema es cuando me desconecto y siento que desaparece el sentido de totalidad y me empiezo a aislar. Es cuando logro conectar que siento una sensación de tranquilidad. La abstinencia es serenidad”, cuenta Marta. Luego Felipe dirá que para él la abstinencia es libertad: “Cuando estás abstinente puedes elegir. No solo qué comer y cuándo, sino que tienes libertad emocional, por ejemplo, para relacionarte con el resto de las personas. A mí me costaba mucho conectar con las personas. La comida ocupaba todo el espacio de mi cabeza”. Al finalizar la reunión se dan un abrazo grupal, entonan una oración y gritan “¡Vamos que se puede!”. Cuando se unieron a CCA, lo primero que hicieron fue eliminar el alimento que les genera adicción y elaborar un plan de comida diario detallado. “Al principio puede que no resulte eliminarlo completamente, pero poco a poco notas que si lo sigues consumiendo vas a seguir recayendo. Pasado un tiempo te das cuenta de que hay que dejarlo, y cuando lo logras tu vida empieza a cambiar. Transitas un camino que nunca habías transitado”, explica Mariana, integrante de CCA Chile hace 16 años. Ella llegó por una adicción a las galletas azucaradas: si se comía una, se comía el paquete entero. “El azúcar cumple una función superimportante, que es tapar las emociones. Cuando no sabemos canalizarlas, descubrimos que lo podemos hacer comiendo. El azúcar hace que no se sienta ningún dolor emocional. Así la comida se transforma en una amiga que no te reta, no te margina. En tu mejor compañera. La comida está superbién aceptada en este país: comer es un premio, es estar en familia, es recordar a la abuelita. Además, no es algo que puedas eliminar de tu vida, como el tabaco o el alcohol. Tienes que aprender qué hacer con ella”, dice Mariana. Y añade: “La adicción a los alimentos es una enfermedad, y las personas que la padecen no lo saben. Mucha gente dice: ‘Pero cómo no vas a tener fuerza de voluntad para cerrar la boca’. Las enfermedades no se tratan con fuerza de voluntad. Yo no tengo ese switch de quienes se comen dos o cinco galletas. Como hasta que me enfermo. Es exactamente lo que pasa con el alcohol y los narcóticos; lo que cambia es la droga”.



REPORTAJE

Masculinidad tóxica la revolución pendiente Por Consuelo Lomas y Emiliana Pariente • Collage Sofía Valenzuela

A fines del año pasado, la periodista y columnista británica Caitlin Moran inició un debate en redes sociales luego de preguntar por Twitter a sus seguidores cuáles eran las dificultades de ser hombre: “Siempre hablamos de cuáles son las desventajas de ser mujer, pero ¿qué está pasando con ustedes, muchachos?”. Las respuestas fueron miles y de todo tipo, pero parecían girar en torno a un mismo eje: la dificultad que tienen muchos para hablar de lo que sienten y lo solitario y frustrante que puede ser vivir bajo los preceptos de una masculinidad inculcada.

pero no lo pude hacer”, fue otra. Muchos agradecieron la oportunidad de reflexionar sobre la otra cara de la brecha de género. Y es que en tiempos de feminismo en los que se busca, justamente, desestabilizar el modelo patriarcal omnipresente, pareciera relevante cuestionar la idea de masculinidad gestada bajo el alero de una cultura excesivamente machista y heteronormativa. ¿Es posible que en esa normalización de conductas asociadas a la masculinidad esté parte de la traba que retrasa los cambios sociales y estructurales que necesitamos?

“La masculinidad tóxica, que afecta desde la forma en que hablamos de nuestros sentimientos hasta ser considerados poco hombres por usar una bufanda”, fue una de las respuestas. “Dejé mi doctorado porque me generaba un estrés insostenible, pero cuando me juntaba con mis amigos de lo único que hablaba era del mundial de fútbol. Creo que me habrían apoyado si les contaba lo que estaba sintiendo,

Si bien no existe una definición única de masculinidad tóxica, hay consenso en que se trata de un concepto de la psicología que alude a una serie de comportamientos y patrones nocivos asociados a ideas tradicionales de lo que implica ser hombre. En una guía para el trabajo terapéutico con niños y hombres publicado por la Asociación Norteamericana de Psicología en 2018, se explica que las

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normas rígidas impuestas por la masculinidad tradicional –como evitar demostrar rasgos considerados femeninos, enfocarse excesivamente en la competencia y el rendimiento, la inclinación por el riesgo, la aventura y la violencia, y el rechazo hacia cualquier apariencia de debilidad– impactan de manera negativa en la salud física y mental de la población masculina. “Esta masculinidad implica una serie de comportamientos que van desde reprimir las emociones hasta mantener una apariencia fuerte y usar la violencia como indicador de poder. En otras palabras, es lo que pasa cuando les enseñamos a los niños que tienen que asumir una actitud ruda, porque cualquier otra cosa los hace débiles”, explicó en el New York Times la periodista especializada en género Maya Salam. Y así, desde hablar de deportes y no mostrarse vulnerable, la masculinidad tóxica se define como un conjunto de comportamientos, ideas y construcciones que giran en torno a la regla implícita de que no eres un verdadero hombre si no cumples con sus mandatos. Según el último estudio IMAGES sobre la percepción de masculinidades realizado en distintos países del mundo – dentro de los cuales se encuentra Chile–, casi un 90% de los hombres se declara a favor de la equidad de género. Sin embargo, este alto porcentaje de apoyo se reduce a un 40% hasta 70% cuando las preguntas se dirigen a políticas que contribuyen de manera concreta a mejorar los niveles de equidad, como el cuoteo de género en cargos ejecutivos, el ingreso a universidades o paridad en puestos de gobierno. ¿Por qué los hombres dicen estar a favor de la igualdad pero les resulta tan difícil aplicarla? La respuesta, según los expertos, está en el entorno en el que nos desenvolvemos, en el que la masculinidad tóxica es aún el paradigma hegemónico. Un entorno del que tanto hombres como mujeres han sido víctimas y responsables. En una entrevista con el medio estadounidense Big Think, el teórico, educador y autor Michael Kaufman explicó que existe una paradoja en el sistema de masculinidad imperante en la que por un lado han sido los propios hombres los diseñadores del modelo actual pero, por otro, están siendo afectados al no poder cumplir con las expectativas que se

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generan de ellos mismos. “La forma en la que educamos a los niños para convertirse en hombres viene con una serie de expectativas que ninguno de nosotros puede cumplir. Se espera que seamos fuertes, que estemos en control, que ganemos plata para ser los proveedores, que tengamos cuerpos tonificados, que no mostremos nuestros sentimientos, que no tengamos sentimientos. Castigamos a niños y hombres por no estar a la altura de estos estándares y estereotipos de hombría y al mismo tiempo asumimos que eso es lo que un hombre debe ser”. Por otra parte, Teresa Valdés, socióloga, feminista y coordinadora del Observatorio de Género y Equidad, explica que también existen conductas dañinas muy arraigadas en las mujeres que contribuyen a perpetuar el modelo tóxico de masculinidad. “Hemos sido socializadas igual que los hombres en las conductas machistas. A nuestras madres, abuelas y bisabuelas les dijeron que la mejor manera de hacer las cosas era reproducir estas conductas. Es muy natural y esperable que algunas mantengan esas actitudes porque se les presentaron como el orden deseado”, explica. Para la socióloga, mientras no se hagan visibles los daños y efectos negativos que estos comportamientos tienen, muchas mujeres van a seguir repitiendo esos patrones. “Los cambios deben venir desde la sociedad, desde los medios de comunicación, desde las nuevas generaciones. Pero también desde las crisis personales”. La psicóloga especialista en temas vinculados al bienestar y calidad de vida de la mujer Carolina Mutschler, ha podido corroborar en su experiencia clínica que en muchas mujeres existe una ambivalencia respecto a lo que buscan en sus parejas y lo que esperan de los hombres en general. “Tendemos a aferrarnos a lo que conocemos y eso hace que, de forma más o menos consciente, busquemos que el hombre siga cumpliendo un rol de protector y proveedor. De otra forma te pones en la situación de tener que hacer eso por ti misma, y ahí entra en juego el cómo nos han formado: con inseguridades, baja autoestima, mucha presión externa y poco empoderamiento. Hay miedo, y eso hace que, por una parte, queramos soltar estos patrones de masculinidad


pero, por otro, nos aferramos a ellos porque es lo que conocemos”, explica. Sexualidad contaminada Son las seis de la tarde y en la ciudad portuaria de Valparaíso llueve con fuerza. Cerca de 40 personas –mayoritariamente hombres– se reúnen en una sala de un centro de eventos para asistir a una presentación sobre sexualidad masculina y mandatos patriarcales organizada por la Oficina de Diversidad Sexual del municipio de esa misma ciudad. Durante la presentación, Pedro Uribe, psicólogo y creador de la agrupación chilena Ilusión Viril –dedicada a educar e informar a la comunidad acerca de temas vinculados a la masculinidad y equidad de género–, explica uno a uno los denominados mandatos patriarcales. Se trata de distintas premisas que definen cómo debe actuar un hombre y que dan forma a una cosmovisión que gobierna la mayoría de las relaciones interpersonales en la actualidad, y cuyos efectos negativos han dado paso a toda una cultura machista. Uribe plantea que si bien cada vez existen mayores incentivos e instancias para replantearse esta cultura imperante, la concepción paternalista sigue estando vigente. Y ha calado tan hondo, que el discurso puede ir en la dirección correcta, pero en temas como el deseo, que son mucho más difíciles de modelar, se obedece a patrones inconscientes que perpetúan el modelo. “Hay algo del deseo sexual femenino, por ejemplo, que está puesto en el hombre protector y seguro. Y lo personal es político: si sigo deseando en el ámbito privado una figura patriarcal, esto se replica en la esfera social”, aclara. Para Uribe, una de las aristas de la masculinidad tóxica es la exacerbada importancia que se le da a la virilidad. Existe una preocupación constante por ser capaces de satisfacer al otro desde una perspectiva sexual. En muchos casos la seguridad personal del individuo está puesta en eso, lo que los lleva a consumir medicamentos con la expectativa de que estos potencien su desempeño. Uno de los problemas que genera esto es que, al existir una autoexigencia de rendimiento sumada a la idea de que tienen que ser infalibles, las consultas por disfunciones sexuales se retrasen. Uribe plantea que los hombres se demoran en promedio entre dos y tres años en acudir a especialistas por este tipo de problemas, y muchas veces lo hacen solo a pedido de sus parejas.

“Las mujeres hemos sido socializadas igual que los hombres en las conductas machistas. A nuestras madres y abuelas les dijeron que la mejor manera de hacer las cosas era reproducir las conductas machistas. Es esperable que mujeres mantengan esas actitudes porque se les presentaron como el orden deseado”. dice la socióloga teresa valdés.

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Vivir sin autocuidado Según la última Encuesta Nacional de Salud, se cree que en nuestro país un 10% de la población masculina padece de depresión, pero solo un 2,1% ha sido efectivamente diagnosticado con esta patología. Como explicó la columnista Arwa Mahdawi en un artículo en The Guardian: en Estados Unidos los hombres tienen más probabilidades que las mujeres (3,5 veces más) de suicidarse. Un fenómeno que muchos expertos atribuyen, en parte, al hecho de que a los hombres se les dice que no deben expresar sus emociones o admitirse vulnerables, y por lo tanto son menos propensos a buscar ayuda profesional. En Chile, las cifras del Instituto Médico Legal son consistentes con esta tendencia: casi un 80% de los suicidios registrados entre los años 2011 y 2017 corresponden a hombres. Pedro Uribe cuenta que muchos de los miembros de Ilusión Viril en algún momento tuvieron una visión negativa de las terapias psicológicas y de la preocupación por la salud en general. “No se va al psicólogo porque eso es para mujeres, y los problemas los arregla uno. Y solo. Los hombres tampoco se preocupan de su salud física, suelen alimentarse mal y dejan de hacer ejercicio. Esto no pasa por la pretensión, sino que hay un problema de autocuidado básico. Y si no logro eso, ¿cómo voy a ser capaz de cuidar mis relaciones de pareja, a mis hijos o mi entorno?”, plantea. Michael Kaufman explica que para muchos hombres hay un cuestionamiento interno respecto de si están cumpliendo con los estándares establecidos de lo masculino o no. “Lo que termina ocurriendo es que se quiebran, y no solo en un sentido metafórico: los hombres mueren más jóvenes que las mujeres porque no piden ayuda, no van al doctor ni recurren al apoyo emocional cuando lo necesitan. Son más propensos a desarrollar adicciones al alcohol y otras drogas. Todas estas cosas son resultado de una sociedad dominada por hombres”, comenta. Una sociedad que, en una época de mayor conciencia, está siendo cuestionada. “Es cierto que se han dado procesos de reflexión entre hombres en torno a la deconstrucción de las masculinidades, pero no todos estos procesos ponen en el centro de la discusión las relaciones de poder”, explica la abogada y directora de Corporación Humanas Lorena Fries. Para ella, este es justamente uno de los múlti-

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ples problemas que arrastra la masculinidad tóxica; que se compone de prácticas implícitas y explícitas tan arraigadas a nivel social, que no permite que se cuestionen siquiera las dinámicas de poder entre hombres y mujeres. De acuerdo a un estudio internacional realizado por la consultora Ipsos y publicado a inicios de este año, en Chile un 32% de los hombres se considera feminista. Sin embargo, para Uribe en nuestro país se percibe como problemático que un hombre se identifique como tal. “Poner un hashtag y salir a marchar es la parte fácil, y se puede usar como una pantalla si después llegas a tu casa y tu mujer es la que se encarga de cuidar a los hijos”, explica. Y es que existe una cierta desconfianza respecto del apoyo real que los hombres le dan al movimiento, lo que podría explicar por qué solo un tercio de los chilenos se identifica así. “Actualmente es mucho más difícil que un hombre se reconozca machista o que diga que las mujeres tienen que estar en la cocina, pero sí existen nuevas manifestaciones de este paradigma, como criticar la ropa o la apariencia física de una mujer. Socialmente no es bien visto ser machista, entonces hay una especie de autocensura”, aclara. El sociólogo Ricardo Pizarro (34) partió como uno de los asistentes a las reuniones de Ilusión Viril, organización de la que actualmente es parte como investigador. Hace cuatro años inició una terapia psicológica para abordar problemas relacionados con la masculinidad tóxica y los efectos que esta forma de entenderse a sí mismo le estaban generando en su vida. “Para mí la masculinidad estaba relacionada al autosacrificio y a la postergación, a esta idea de reventarse”. Como él, hay hombres que se están cuestionando lo que siempre han dado por hecho y replanteándose su rol en una sociedad que se mueve hacia la equidad y la reivindicación de la mujer. “Creo que es el momento de callarnos y observar. Para mí en este minuto el rol del hombre es dar un paso atrás y dejar que las mujeres vayan adelante. No somos nosotros quienes debemos dar las directrices de lo que se viene ahora. Lo que tenemos que hacer simplemente es apoyarlas”. Derribar la masculinidad tóxica es de los primeros pasos hacia una sociedad más igualitaria.



COCINA

Más ricas recetas en @RevistaPaulaCocina

Fresco y para llevar Textos Ariel Richards • Producción Paula Cocina Recetas Isidora y Pilar Kraemer, socias de Clementina Agradecimiento Lykuid Bottle y Adagio Teas

Si bien en general la tendencia en nuestro país es que cada vez más personas insertas en el sistema laboral almuercen en fuentes de soda, locales de comida al paso y patios de comida, por otro lado, los chilenos que llevan colaciones hechas en casa a sus lugares de trabajo han aumentado en un 16% (según la encuesta Chile Come Sano 2019). Muchos de ellos honran la tradicional creencia de que la comida hecha puertas adentro es más sana y hay otros empeñados en demostrar que comer lo que uno mismo prepara es más barato. Lo cierto es que cocinar en la casa nos devuelve la posibilidad de elegir personalmente los ingredientes, porciones y preparaciones de lo que comes, y ese es, según los nutricionistas, el primer paso que hay que tomar para crear hábitos de una alimentación saludable. Si bien comprar comida recién hecha y fuera de la casa promete ser más fácil, la verdad es que un buen plan semanal de cocina casera nos ayuda a reducir tiempo y gastos. Una de las claves es optar por comida fresca, que sea capaz de resistir el traslado de la casa al trabajo, y a lo largo de los días ir variando las alternativas. Junto a las creadoras de Clementina armamos un menú con varios platos salados y dulces para preparar en pocos pasos y que no presentan mayor dificultad en su conservación y traslado. Todas, recetas pensadas para enfrentar esta calurosa temporada que comienza.

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Salmón asado con ensalada de papas (Para 4 personas) Tiempo de preparación: 30 min. Tiempo de cocción: 30 min. • • • • • • • • • • •

600 g de filete de salmón 4 papas grandes 1 limón, su jugo Jengibre fresco rallado 1 yogur natural (150 g) 100 g de pepinillos 1 cebollín Eneldo Aceite de oliva Sal Pimienta

1. Pelar las papas y cocer en agua con sal. Sacar, enfriar y estilar bien. Cortar en cubos y poner en un bol. 2. Cortar el cebollín en rodajas, bien delgadas, y remojar en agua tibia por 15 minutos. Estilar bien. 3. Cortar los pepinillos en rodajas delgadas y mezclar con el cebollín y las papas. Agregar el yogur natural, aceite de oliva, sal, pimienta y eneldo. Revolver bien, probar y si es necesario condimentar de nuevo. Para el salmón 1. Condimentar con sal, pimienta, jugo de limón, jengibre rallado y aceite de oliva. Hornear a 200 °C por 15 a 20 minutos o hasta el punto de cocción que te guste. Sacar y enfriar.


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De un 18 a un 25% ha aumentado el hábito de cocinar en casa en los últimos tres años. encuesta chile come sano 2019

Pasta fría con espinaca, tocino crocante y queso parmesano (Para 4 personas) Tiempo de preparación: 20 min. Tiempo de cocción: 30 min. • • • • • • • •

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250 g de pasta corta (tallarines tipo penne) 400 g de tocino o panceta 200 g de espinaca 150 g de queso grana padano o parmesano Aceite de oliva Sal Aceite Jugo de limón a gusto

1. Preparar el tocino poniendo las láminas en una lata de horno separadas y hornear a 180 °C revisando constantemente, hasta que se dore y esté crocante. 2. Sacar del horno y secar sobre papel absorbente. Si durante la cocción bota mucho aceite es necesario sacarlo de la lata, para no demorar el proceso. 3. En una olla con abundante agua hirviendo cocer la pasta (según indicaciones del fabricante). Sacar y enfriar en agua fría. Dejar estilar. 4. Cortar la espinaca en juliana, luego rallar el queso, mezclar ambos con la pasta fría. 5. Agregar aceite de oliva, luego el tocino crocante cortado y condimentar con jugo de limón, sal y pimienta.


Sándwich de berenjena (Para 3 personas) Tiempo de preparación: 30 min. Tiempo de cocción: 30 min. • • • • • • • • • • •

3 panes ciabatta 1 berenjena 1 tomate 100 g de rúcula H yogur natural 1 cucharada de tahine 1 cucharada de aceite de sésamo Orégano Aceite de oliva Sal Pimienta

1. Cortar la berenjena en láminas gruesas, condimentar con sal, pimienta y aceite de oliva. 2. Hornear a 200 °C hasta que estén doradas. 3. Cortar el tomate en gajos, condimentar con sal, pimienta, aceite de oliva y orégano. Hornear a 200 °C hasta que esté dorado. 4. Mezclar el yogur natural con tahine, aceite de sésamo y sal a gusto. Revolver bien. Armar los sándwiches, poner en la base la salsa de yogur, luego berenjena, tomate asado, rúcula y terminar con más salsa encima. Tapar y a disfrutar.

Batido de coco, mango, frutilla y durazno (Para 1 litro) Tiempo de preparación: 10 min. • • • • • •

300 cc de leche de coco 3 cucharadas grandes de avena 2 cucharadas de coco rallado 200 g de mango 400 g de frutillas 1 durazno

1. Poner todos los ingredientes en un jarro y moler; se puede hacer en la juguera o con la minipimer. Mantener refrigerado hasta servir.

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Wraps de espinaca, humus, tofu y pimentón asado (Para 4 personas) Tiempo de preparación: 30 min. Tiempo de cocción: 1 min. Para los wraps 350 cc de leche 2 huevos 4 cucharadas de harina 3 cucharadas de puré de espinaca (se prepara con hojas de espinaca cocidas que luego se muelen) • Sal • Pimienta • • • •

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Para el relleno Humus (listo o se puede preparar con garbanzos cocidos, tahine, aceite de sésamo, comino, jugo de limón) 2 pimentones rojos asados y pelados 200 g de rúcula 100 g de tofu, marinado en aceite de oliva

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1. Hacer los wraps mezclando todos los ingredientes en la juguera. Batir hasta que quede una mezcla homogénea. Si nos gustan más gruesos, se puede aumentar la cantidad de harina. La mezcla debe quedar levemente espesa. 2. Calentar una sartén con aceite y hacer los panqueques de a uno, dando vuelta apenas comiencen a dorarse. 3. Rellenar con el humus en la base, luego el pimentón asado cortado en juliana, láminas de tofu y hojas de rúcula. Envolver.


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Un de los chilenos ha incorporado en los últimos tres años el hábito de llevar al trabajo colación o almuerzo hecho en casa. encuesta chile come sano 2019

Crumble de frutillas y arándanos (1 fuente para 6 personas) Tiempo de preparación: 30 min. Tiempo de cocción: 25 min. • 500 g de frutillas • 1 bandeja de arándanos (100 a 120 g) • 2 cucharadas de azúcar rubia o panela Para el crumble • 150 g de avena • 100 g de frutos secos (almendras, nueces, maní, semillas) • 2 cucharadas de azúcar rubia o panela • N taza de aceite de coco • 1 cucharada de canela • 1 cucharada de vainilla 1. Cortar las frutillas en cuatro, mezclar con los arándanos y el azúcar. Revolver y poner en una budinera para el horno. 2. En un bol mezclar la avena con el aceite de coco, agregar el azúcar rubia y revolver con las manos, mezclando bien. Luego agregar los frutos secos, canela y vainilla. 3. Poner sobre las frutillas y arándanos y hornear a 180 °C, horno precalentado, por 20 a 25 minutos o hasta que se dore. Sacar y enfriar.

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LECTORAS

| Hablemos de amor

¿Tienes una historia de amor que contar? Escríbenos a hola@paula.cl

Cómo un gato sanó mi pena Por Andrea Tapia en conversación con Victoria Misito

stuve 16 años con Eduardo. Los dos somos de Los Vilos, un pueblito de la IV Región, y nos pusimos a pololear en tercero medio. Cuando salimos del colegio me fui a estudiar a Valparaíso y él a Santiago. Supimos lidiar con la distancia e incluso pudimos aguantar varios años más trabajando cada uno en diferentes ciudades. Hasta que decidimos unir nuestros caminos y me fui a vivir con él.

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Llevábamos tres años conviviendo cuando me comentó que quería terminar. Fue como recibir un balde de agua fría. Nunca sentí señales de su parte; sin embargo, cuando le comenté a mi familia y amigos, nadie se sorprendió. Todos me dijeron que estábamos muy desconectados. Me sentí como la más ciega entre todas las ciegas. Además, justo ese mismo año, murió mi papá. Yo estaba en mi peor momento, muy enojada. No podía creer que Eduardo no hubiese sido más compañero, de esperar a que me recuperara. Así que nos separamos y empezó mi duelo. Fue uno con dramatismo extremo. Se había derrumbado mi proyecto de vida. No salí por mucho tiempo de mi casa, no quería ver a nadie y tampoco podía comer. A los cinco meses empecé a recomponerme. En el ejercicio terapéutico de crear mi espacio, me puse a ordenar mi garaje para sacar la mugre y dejar lugar para lo nuevo. Mientras limpiaba escuché los maullidos de un gato. Pese a tenerles pánico, busqué de dónde salía ese ruido. Y encontré, bajo unas latas, una pequeña gata golpeada, desnutrida y sin energía. Mi primera reacción fue gritar para que se fuera, pero no era capaz de caminar. En mi desesperación dejé la puerta abierta y salí durante todo el día esperando que al llegar no estuviese; sin embargo,

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cuando volví seguía en el mismo lugar. Desafié mi miedo y me atreví a alimentarla. Traté de buscar a su dueño entre los vecinos, pero nadie la reclamó. Y no me quedó otra opción que hacerme cargo. La llevé al veterinario y el diagnóstico fue fatal. Al parecer llevaba meses alimentándose de las polillas que había encontrado en el lugar en que estaba atrapada, y había sido golpeada anteriormente, ya que tenía gran parte de sus órganos destruidos. Decidieron operarla y me dijeron que me despidiera, porque era muy probable que no saliera con vida del quirófano. Creo que sentí una conexión especial con ella, quizás un poco identificada con su situación. Ambas estuvimos mucho tiempo sobreviviendo. Afortunadamente todo salió bien y a los tres días ya estaba de vuelta en mi casa. Poco a poco le fui comprando cosas para que tuviese su propio espacio, pero ella se empeñó en estar siempre a mi lado y dormir conmigo. Le puse ‘Pantufla’, porque el único gato que no me había dado miedo antes se llamaba ‘Calcetín’, y encontré lindo seguir con esa línea. Cuando vio que ya estaba mejor, buscó su lugar y se acomodó en un sofá. Me gusta pensar que mi papá me la envió para acompañarme y seguir enseñándome cosas como el amor por los animales y la compasión por el otro. Luego de llevar más de un año separada, por esas casualidades retomé el contacto con él. Ahora vivimos los tres juntos, y con la Pantufla se adoran. Creo que no hay nada mejor que poder compartirla, porque gracias a ella me siento más viva que nunca. Andrea tiene 39 años y es trabajadora social.



LECTORAS

| Hablemos de maternidad

¿Tienes una historia de maternidad que contar? Escríbenos a hola@paula.cl

No seré madre Por Lissette Cares en conversación con Manuela Jobet

oda mi vida esperé ser madre. Hoy, con 42 años y luego de cinco intentos fallidos entre fecundación asistida e in-vitro, me he dado por vencida. No seré madre biológica. Son miles los exámenes que te hacen para que finalmente el diagnostico sea la infertilidad. Las causas son desconocidas y el proceso en sí es un tremendo desgaste físico y emocional, sin nombrar lo económico. Por esto es sin duda un tremendo apoyo tener un buen compañero o compañera al lado que apañe en cada momento, ya que cuando se está en pareja esta condición es de a dos y el diagnóstico es mutuo. En mi caso podemos decir que ambos no pudimos tener hijos.

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La decisión de poner término a este proceso que nos paralizó por muchos años nació de los dos. Cada uno viviéndolo individualmente y también en pareja. Hoy estamos en la etapa de reconectarnos, ya que sin duda quedamos bastante doloridos tras este duelo. Pero con dulzura y amor todo se acomoda y vuelve a su ritmo. Todo pasa. Estudié distintos tipos de educación, alimentación sana y vida enfocada en el bienestar de los hijos que alguna vez llegarían. Pero no fue así. He debido deconstruir a esa mujer empapada de sueños de maternidad, que adoraba a las guaguas, que le encantaba hablar con sus amigas que sí son madres sobre sus embarazos, partos, hijos, educación, esperando que llegara mi turno de criar. Me pasó seguido que esas amigas madres me decían cosas como: “no tienes experiencia”, “cuando tengas

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hijos te quiero ver”. Poco a poco me fui dando cuenta de que no me validaban y ya ni siquiera me llamaban para los temas de sus hijos. Me sentí abandonada por mi propio género. He debido reconstruir la mujer que soy, porque he cambiado. Debí romper con los patrones que me hicieron daño, impuestos por mi familia y la sociedad. Y ahora sencillamente me encuentro con la bella mujer en la que me he convertido. Me he dado cuenta de que la maternidad es hermosa, pero tampoco me siento con la energía que tenía en un comienzo. La idealicé mucho y sinceramente veo que hay otras formas de ser feliz, de hacer familia. Puedo tener proyectos personales y en pareja que son entretenidos, y actualmente aprovecho y valoro mi espacio. Uno que me ha costado mucho ver y amar, pero que se ha convertido en algo sagrado. Si estoy conmigo, estoy bien. Soy mujer, y esa fuerza sobrenatural femenina que algunas personas subliman la tengo: soy hembra, soy igual de valiente que mis pares que son madres. Y tengo derecho a ser lo que yo pueda y quiera ser. Sé que muchas pasamos por procesos dolorosos relacionados con la maternidad y sus proyecciones. Experiencias silenciosas, invisibilizadas. Frases como “existen otras formas de ser madre” y “la esperanza es lo último que se pierde” son muy comunes para dar conformidad a situaciones como la nuestra. Sin embargo hoy considero que son etapas y que, si bien ahora puedo decir que no seré madre biológicamente, no descarto otras posibilidades. Me dejaré sorprender. Lissette tiene 42 años y es ejecutiva en comercio exterior.



VITRINA

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ORÁCULO

Defiende tu derecho a pensar Texto Ariel Richards • Ilustración Gertrudis Shaw

Contempla: la naturaleza. Se dice que Hipatia pasaba largas horas en su casa reflexionando sobre sus ideas y que sus pensamientos se activaban cuando miraba el cielo. Cree: en la libertad. Ella fue perseguida y asesinada por una turba de monjes cuando se negó a convertirse al cristianismo. Pero su legado es inmortal. Expande: tus conocimientos. Hipatia fue profesora de filosofía, matemáticas, astronomía y música. Número de la suerte: 400, el año en que se abocó a ser profesora.

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“Comprender las cosas que nos rodean es la mejor preparación para entender lo que hay más allá”, dijo la científica Hipatia de Alejandría, una de las primeras matemáticas del mundo. Entre otros logros, esta brillante mujer del siglo V contribuyó al entendimiento del tránsito de los astros y al desarrollo técnico de los astrolabios, los instrumentos con que se navega guiado por las estrellas. En todas las áreas su trabajo se abocó a acortar distancias: lo lejano podía tener una explicación cercana. Esta semana, con Júpiter en Capricornio, aparecen los límites. ¿Cómo los ponemos y hasta dónde nos proyectamos? Para Hipatia había un área en que no tenían que existir fronteras: el conocimiento. Abogó por el derecho de la mujer a ocupar puestos importantes en la academia y ella misma tuvo que ganarse su espacio en la Escuela de Atenas. “La vida es crecimiento, y cuanto más viajamos, más verdad podemos comprender”, dijo. Fue escéptica, independiente y crítica. Se dice que relegó su vida afectiva para desarrollar su carrera, defendió el derecho de las mujeres a hacer lo que quisieran con sus vidas, cuestionó las religiones como imposiciones de gobierno y se negó a abrazar el cristianismo. “La verdad no cambia porque sea o no sea creída por la mayoría de las personas”, decía.




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