Paula domingo 8 de marzo del 2020

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GÉNERO

criando a mujeres




EQUIPO

| El sketch de la semana

portada Foto Nacho Rojas Por Carola Josefa

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08 de marzo 2020

Revista Paula. Fundada en 1967. Editada por Copesa S.A., perteneciente a Grupo Copesa. La declaración de intereses se encuentra en www.grupocopesa.cl/declaracion. Domicilio: Apoquindo 4660, piso 8, Las Condes, Santiago, Chile. Fono: 22550 7000. Correo electrónico: hola@paula.cl. Derechos reservados ©Copyright Paula. Las opiniones vertidas por diferentes autores en esta revista, como asimismo el contenido y forma de los avisos publicitarios, son de exclusiva responsabilidad de quienes los emiten o pagan por su inclusión, no teniendo PAULA, por tanto, ninguna responsabilidad al respecto. Corresponde en forma exclusiva a PAULA la decisión de aceptar o rechazar avisaje publicitario. Prohibida toda reproducción, total o parcial, del material de esta revista. Impresión: A Impresores S.A.


BREVES

Este mes Estos son los contenidos de Paula.cl que seleccionamos para pensar, conversar y reflexionar durante la semana.

Lo que tienes que ver MARZO FEMINISTA

Durante este mes en Paula.cl abordaremos a diario temas de género y feminismo para informarse y conversar. Somos un equipo de mujeres y sabemos lo que significa ser mujer. Por lo mismo, nos parece de suma importancia dar cuenta de cómo hemos avanzado y todo lo que falta por avanzar; los cambios que tenemos que hacer y lo que como país y cultura hay que mejorar. Sigue nuestra cobertura y súmate a la causa feminista. Juntas somos más.

¡Escriban! No queremos ser un monólogo sino que un diálogo Lo que les gusta Lo que no les gusta Lo que está de más Lo que está de menos Pregunten Sugieran Critiquen Cuenten Nos interesa y lo necesitamos

Recomendados Durante marzo nuestros datos recomendados estarán exclusivamente enfocados en destacar el trabajo de mujeres y distintos referentes femeninos que vale la pena conocer.

Lo más comentado de la semana

#PaulaReportaje Feministas en construcción #OráculoPaula Necesito un respiro

#PaulaReportaje Feminismo no es machismo

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MODA

| Los elegidos

Por Dominga Sivori • Foto Nicolás Abalo Maquillaje Marcelo Bhanu

Polera, Tricot $19.990.

Pollera, Malvas $130.000.

Zapatos Camille, $79.990.

Sara Braun, 25 años, ingeniera comercial.

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Zapatos HP, $89.990. Sombra de ojos Mina, $9.990. Anteojos Tricot, $5.990. PaĂąuelo Tricot, $5.990.

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TIEMPO LIBRE

Qué - Cómo - Cuándo

Para ahorrarse la fila En 2018 la ingeniera civil Xania Pantoja (28) fue la ganadora del premio Joven Emprendedora otorgado por la organización Mujeres Empresarias, gracias a ZeroQ, plataforma que inventó junto a Sergio Abogabir y Ernesto Erdmann. El proyecto, que fue galardonado con un Avonni –Premio Nacional de Innovación– se trata de una plataforma gratuita en la que los usuarios pueden obtener el número de atención para el trámite o servicio que necesiten desde su celular o computador, evitando perder tiempo en esperas y llegando justo para ser atendidos. Entre sus más de 40 clientes se encuentran Servipag, RedSalud, Asociación de Notarios y Conservadores, Caja Los Andes, Correos Chile, Banco Security, Consorcio y Clínica Alemana. www.zeroq.cl

Para cocinar

En noviembre del 2019 abrió Mirlo Café, el proyecto familiar de la nutricionista Gabriela Medina. Junto a su pareja –quien oficia como barista— se han encargado de crear una propuesta gastronómica llena de alimentos en su estado más puro, sin ultraprocesados y con preparaciones llenas de sabor que parecen sacadas de una once sureña. Para un almuerzo liviano y rico o para la hora del té, el recomendado es el sándwich vegano crocante hecho con pan de masa madre, ensalada de garbanzos, betarraga asada, zanahoria encurtida y hojas verdes.

Los amantes de la cocina podrán encontrar en el blog de Irene Mercadal un buen lugar para preparar recetas fáciles y diversas. Las diferentes categorías en que está ordenado tiene acompañamientos, aperitivos, recetas de cocina chilena y de países como España o Italia. Hay también varias opciones de mermeladas, galletas y sopas, además de alternativas sin gluten. La chef también difunde sus recetas en Facebook, Pinterest e Instagram donde tiene 25 mil seguidores y más de 500 posts.

Mirlo Café en Bravo 960, Providencia. @mirlocafe

www.irenemercadal.com

Para probar Sandwich Mirlo Café

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GUÍA

| Aprender para no depender

Cómo liberar el estrés Por Victoria Misito • Ilustración Violeta Cereceda

Según un estudio realizado por la Fundación Chile en conjunto con Gfk Adimark, un 42% de los chilenos se declara “altamente estresado”. Este estado sicológico es mucho más que una simple molestia o un hecho incómodo. El estrés tiene serias consecuencias. Y, como sabemos que marzo es un mes complicado en el que debemos retomar aquellos temas pendientes y volver a un ritmo más acelerado, preparamos esta guía con todo lo que hay que saber para combatirlo.

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CONTEXTUALICEMOS “El estrés se empieza a sentir cuando una persona se da cuenta de que sus habilidades o recursos propios no son suficientes para enfrentar cierto desafío”, explica la sicóloga de la Clínica Las Condes, Ignacia Burr. Cuando esto sucede, el organismo comienza a liberar una hormona llamada cortisol, encargada de prepararnos para momentos de mayor activación en los que es necesario mantenerse alerta. “El daño que provoca el estrés no es por el exceso de esta hormona, sino que se debe a que el cuerpo, al someterse a mayor tensión, se compromete en su totalidad y funciona de manera distinta. La energía se enfoca en ordenarlo y, como consecuencia, el sistema inmune se altera, provocando un desbalance”.

Ejercicio de respiración Masley y Bowden recomiendan que, durante diez minutos al día, se realice este ejercicio de respiración profunda: Sentarse en silencio en una postura cómoda con las palmas de las manos hacia arriba. Cerrar los ojos. Relajar todos los músculos, uno a uno, empezando por los pies y ascendiendo de a poco. Inspirar profundamente por la nariz y espirar por la boca. Concentrarse solo en la respiración sin preocuparse si la mente divaga (porque lo hará). Sin embargo, cuando esto pase, hay que volver a prestar atención en el ejercicio. Mientras se respira, decirse a uno mismo palabras de calma silenciosamente, como paz, alegría, amor, silencio y gratitud.

El estrés mata Los doctores estadounidenses Steven Masley y Jonny Bowden aseguran en su libro Grasas inteligentes que el estrés podría causar la muerte. Para ejemplificarlo, cuentan la historia de Cindy Gore. Ella y su marido Rusell vivián en Nueva Orleans cuando, en agosto de 2005, el huracán Katrina arrasó la ciudad y su casa se inundó. Ambos subieron al desván y esperaron a los helicópteros de rescate. Mientras tanto, Rusell abrazó a su mujer y trató de tranquilizarla. Sin embargo, según aseguró en CNN, lo siguiente que recuerda es que ella se inclinó hacia él y vio que estaba muerta. Cindy, una mujer sana de 50 años había muerto de estrés. “Es posible que esto no pase tan rápidamente, pero mata, despacio e insidiosamente”, cuentan en el libro. Estas son algunas de las consecuencias: Puede exacerbar e incluso iniciar brotes de dolencias como herpes, asma, alergias y acné. Empeora todas las enfermedades degenerativas, desde el cáncer hasta la diabetes. Hace más lenta la recuperación de afecciones graves. En el cerebro, encoge el hipocampo, zona involucrada con la memoria y el pensamiento. Aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Disminuye la eficacia del sistema inmunitario.

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Técnicas para combatirlo Ignacia Burr cuenta que existen dos estrategias de enfrentamiento para manejar el estrés: la emoción o la acción. La primera tiene que ver con aquellas personas que buscan apoyo y crean un círculo de contención para pedir ayuda, y la segunda con la capacidad de solucionar un problema a través de la organización y planificación. Sin embargo, también hay prácticas que sirven para disminuirlo:

Respetar los horarios de comida, porque el ser humano necesita condiciones básicas para estar en un estado emocional estable. Lo primero, es alimentarse bien.

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80 %

de los chilenos asegura haber sufrido de estrés alguna vez en su vida, según un estudio realizado por el centro médico Cetep.

Organizarse y planificar las actividades.

Dormir entre seis u ocho horas diarias.

Tener metas y expectativas realistas ya que después de las vacaciones, estando descansados, hacemos una programación para marzo que muchas veces es difícil de cumplir.

Hacer ejercicio para aumentar las hormonas asociadas a la felicidad y al relajo, como la endorfina y melatonina.

Hacer alguna actividad que produzca placer y desconexión de la rutina, como ver una serie, escuchar música o meditar.


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REPORTAJE

¿Qué entendemos por sororidad? Por Consuelo Lomas • Ilustración Violeta Cereceda

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Horas antes de la entrega de los Oscar, Natalie Portman caminó por la alfombra roja con un vestido negro y una capa Dior en la que llevaba bordados los nombres de 8 mujeres quienes, habiendo dirigido largometrajes durante la temporada, no habían sido nominadas para estos premios. Un acto de solidaridad de género con el que buscaba usar su plataforma para llamar la atención y mostrar cómo las mujeres en la industria cinematográfica siguen siendo invisibilizadas. Curiosamente –o quizás no tanto– la primera crítica luego de su paso por la ceremonia de entrega de premios vino de otra mujer, que la cuestionó duramente por solo haber trabajado con una directora durante su larga carrera como actriz en Hollywood. Efectivamente Portman ha protagonizado exitosas películas y casi todas ellas han sido dirigidas por hombres. ¿El no tener un historial intachable como feminista invalida su gesto? Pareciera ser que el problema de fondo es que ser solidarias con otras mujeres no es algo a lo que estemos acostumbradas. Ya lo dijo el filósofo alemán Arthur Schopenhauer hace más de dos siglos: las mujeres somos naturalmente enemigas de nosotras mismas. ¿Pero lo somos? La sororidad es algo nuevo para muchas y muchos. Y no solo la idea, sino que incluso la palabra. Se trata de un neologismo que la Real Academia Española incorporó por primera vez a su diccionario recién a fines de 2018 para dar cuenta de una realidad que existía, pero que no tenía nombre. Porque, hasta hace poco, “la solidaridad entre mujeres especialmente en la lucha por su empoderamiento”, como la ha definido la RAE, no tenía cabida en el diccionario. Fueron casos de violación emblemáticos como el de La Manada en España, de violencia brutal como la que vivió Nábila Rifo en Chile y movimientos sociales como Me Too y Ni Una Menos los que, en los últimos años, han relevado la solidaridad de género a un lugar más importante en nuestra escala de valores. Pasando por sobre toda una cultura de individualismo extremo y competencia en el que muchas mujeres crecimos. La antropóloga mexicana Marcela Lagarde fue una de las primeras académicas en hacer uso del concepto sororidad en español. Según lo que ella misma explicó, adoptó la palabra de otros idiomas como el inglés sorority y del francés sororité, donde se usaba hacía ya mucho tiempo. Para Lagarde la sororidad es una propuesta política que invita a las muje-

res a comenzar a trabajar unidas por un propósito común. Y ella no es la única que entiende la sororidad desde lo colectivo. La socióloga española Marina Subirats ya lo planteó en 2018 durante la conferencia Sororidad como vía para el empoderamiento colectivo. En su presentación reconoció los enormes avances del movimiento feminista durante los últimos 50 años, pero agregó que el siguiente paso no podría darse sin sororidad. “Hasta ahora nos hemos cambiado a nosotras mismas. Las que han sido ingenieras han logrado competir en ese terreno y ha sido difícil. O para las que son deportistas no ha sido fácil competir con los deportes masculinos. Ha sido duro, pero ya estamos ahí. Ahora la perspectiva empieza a ser otra. Tenemos que ver cómo cambiamos lo colectivo”, comentó durante su intervención. La respuesta sobre cómo podemos cambiar lo colectivo está precisamente en la solidaridad con nuestro

Científicas y sororas

“Creo que las mujeres somos naturalmente solidarias. En el mundo científico he experimentado más instancias de solidaridad que de competencia porque, por lo general, las mujeres nos vemos en situaciones de desventaja y eso nos mueve a generar redes de colaboración. Pero eso no implica que la sororidad invisibilice cualquier aspecto negativo de la otra. Y en la ciencia sabemos que no se trata de ser sorora a costa de lo que sea, porque no podemos pasar por encima de la ética, por ejemplo”. vania figueroa, doctora en ciencias, miembro de la red de investigadoras.

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propio género. “La sororidad nos va a llevar a igualdad en ámbitos distintos. La sororidad nos lleva a la igualdad en lo colectivo. Nos va a permitir cambiar el mundo”, agregó. A pesar de que ser sororas es el nuevo mandato que prima para la mayoría, solidarizar y empatizar no es algo que se nos dé con facilidad si consideramos que crecimos en un contexto en el que se nos enseñó a velar cada una por sí misma. En el que lo individual estaba por sobre lo colectivo. “La sororidad es contracultural porque el patriarcado y la sociedad en la que vivimos ha instaurado otros paradigmas como el privilegio, el abuso, la superioridad y la competencia”, explica Teresa Valdés, socióloga del Observatorio de Género y Equidad. “En este sentido, la sororidad no es una realidad consolidada, sino más bien una propuesta y una convicción

Sororidad en los negocios

“En el mundo de los negocios la sororidad es algo básico para poder conectarnos y para generar redes. Compartir experiencias y hablar de cómo logramos las cosas, de nuestros errores y aprendizajes hace que podamos avanzar mucho más rápido y equivocarnos menos y nos hace más eficientes. En mi experiencia he visto cada vez más sororidad sobre todo en las generaciones más jóvenes. Cada vez estamos más dispuestas a ayudarnos y a estar ahí para las demás incluso cuando no nos compete directamente”. carolina abbott, gerenta general de mujeres empresarias.

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de que somos más y mejores cuando actuamos desde la solidaridad de género y la colaboración”. Cláusula de no competencia Muchas veces, quienes quieren argumentar en contra del movimiento feminista y de la solidaridad entre mujeres no sostienen que es imposible que a uno le puedan caer bien todas las personas de su género. O qué pasa si una mujer actúa mal, ¿se debe ser solidaria con ella también? El ser sorora no es un chipe libre que signifique que cada una pueda hacer lo que quiera y todas debamos estar de acuerdo o agradarnos solo por ser mujeres. Teresa Valdés explica que, al igual que la declaración universal de los DD.HH., la sororidad es un principio. Una máxima a la que podemos aspirar. “Es un proceso, es una apuesta, una propuesta. Que no se cumpla a la perfección no quiere decir que pierda vigencia, por el contrario, sigue estando en el horizonte como un faro orientador”, aclara. Tampoco es una prohibición de competir. Porque la sororidad apunta al reconocimiento de la otra como una igual y la competencia apunta a mostrar la superioridad en algo específico, y por eso ambos conceptos no son incompatibles. “Puedo ser mejor en matemáticas o en ciencia o en salto largo, pero como personas somos igualmente valiosas”, explica Valdés. La socióloga aclara que es fundamental reconocer cuando otra mujer tiene más capacidades que uno en un área. “Debemos reconocer el mérito y combatir el chaqueteo, el tirar para abajo o atribuirles el éxito a otras cosas, como que está casada con alguien o que le soplaron la respuesta”, comenta. “Tener esas habilidades es un gran aporte y por eso la necesitamos en la comunidad”, agrega la especialista. Es en este contexto de menos competencia y más colaboración que Valdés destaca los gestos de artistas como Mon Laferte y Francisca Valenzuela sobre el escenario del Festival de Viña. “Son claramente gestos sororos. Vamos a invitar y convocar a todas las mujeres porque no todas hemos tenido las mismas oportunidades”, comenta. “Esta es una práctica de la sororidad que necesitamos que se replique en los distintos campos, que sean sumatorios, que reconozcan las capacidades de las demás y los aportes de las demás. Todos


estos gestos son como faros. Luces que nos van diciendo ‘para allá’, ‘esto vale’, ‘esto aporta’, y todos suman”. Ser más sororas Carolina Carrera, psicóloga de Corporación Humanas explica que para muchas de nosotras la sororidad no es algo que se dé naturalmente. “Fuimos educadas en una sociedad patriarcal y no somos necesariamente por esencia solidarias”, aclara la especialista. Pero existen recursos a los que podemos echar mano para fomentar la empatía. “No somos idénticas, pero sí hay una noción de situaciones de discriminación y desigualdad, lo que nos une en una lucha para poder cambiar las relaciones de poder. Y eso pasa por crear una conciencia de que esa realidad efectivamente existe”. Para algunas puede parece que la sororidad es un ideal imposible. Que las relaciones entre mujeres son demasiado complicadas o que somos demasiado diferentes como para poder empatizar de esta forma unas con otras. Sin embargo, las especialistas insisten en que no solo es posible, sino que, además, es necesario. “La sororidad apela a una condición de género compartida y en ese sentido es muy valiosa porque nos llama a nunca olvidar que tenemos hermanas y que, por lo tanto, nuestra relación tiene que ser horizontal y de empatía. Que tenemos que asumir la realidad de la otra como la realidad propia”, explica Valdés. “A pesar de esta tremenda diversidad que tenemos, en el sistema social y político existe una desvalorización del ser mujer y eso lo compartimos todas”, agrega Carolina Carrera. “Existen varios ejemplos: desde la brecha salarial, las jubilaciones mucho más precarias para las mujeres, las dificultades de acceso a la educación superior. Como dice la filósofa feminista española Amelia Valcárcel: “No somos idénticas, pero en todos estos aspectos sí somos iguales”. Efectivamente puede que no nos nazca ser sororas, pero inevitablemente llega un momento en que tomamos conciencia de que existe una discriminación estructural. Carrera plantea que muchas veces le ha tocado escuchar a mujeres decir: “Eso a mí no me pasa”, cuando se habla de discriminación, pero en realidad es que no les ha pasado todavía. “Porque luego entran a trabajar y les toca cotizar en una Isapre y se dan cuenta de que su

Para erradicar la violencia

“La sororidad es un motor fundamental para quienes trabajamos por erradicar la violencia hacia las mujeres. No creo que nos falte solidaridad entre mujeres, pero culturalmente eso es lo que se quiere mostrar. Esta idea de la madrastra mala, de que estamos constantemente peleando o hablando mal de otras es lo que nos quieren hacer creer. Si pensamos en la realidad, en las etapas duras de la vida, quienes nos ayudan a salir de eso son otras mujeres. La que te agarra de la mano en momentos difíciles suele ser otra mujer. Eso no se muestra, pero todas sabemos con quienes contamos realmente: nuestras amigas, mamás, compañeras”. lorena astudillo abogada y presidenta de la red chilena contra la violencia hacia las mujeres.

plan es muchísimo más caro y que el sistema es profundamente discriminador con las mujeres”, agrega. Y, si no te ha tocado vivirla, no significa que no puedas empatizar con quienes la sufren a diario. Ese es precisamente el llamado de la sororidad; a sentir por todas. “La sororidad es más que solidaridad en el sentido común. Es más fuerte. Apela a que lo que te pasa a ti me pasa a mí también”, explica Teresa Valdés. “Es un vínculo afectivo, de género y equivalente al parentesco. Porque todas somos hermanas”.

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Un boost

de energía La vuelta a clases, el fin del verano y una rutina que cada vez exige más, hacen que marzo sea un mes vampiro que pareciera robar toda la energía que recuperamos durante el descanso estival. Se hace fundamental una alimentación balanceada que cubra todas las necesidades del organismo, pero muchas veces el gasto energético es tal que un poco de ayuda, de la mano de multivitamínicos, es bienvenida. “Aunque no sustituyen una dieta balanceada, los multivitamínicos aportan nutrientes que no podemos consumir en cantidades adecuadas solo con lo que comemos”, explica la químico farmacéutico de Farmacias Ahumada, Paula Molina.

No se puede esperar que un suplemento multivitamínico reemplace una alimentación saludable, de la misma forma que no se recomienda un consumo excesivo de estos, pues según Molina esto puede tener efectos secundarios como acné, inflamación abdominal o gases. Asimismo, los suplementos siempre deberían ser indicados por un médico pues, como Molina explica, “el sobreconsumo de proteínas sin actividad física puede traer como consecuencias insuficiencias renales o hepáticas ya que, al ser metabolizadas, provocan un aumento no natural de las funciones de los órganos”.


PRESENTADO POR

Los suplementos son especialmente importantes en las mujeres, pues pueden ser un aporte de fibra que disminuye los problemas digestivos, vitamina D para tener huesos sanos, o proteínas, que es especialmente importante si se lleva una alimentación vegetariana o vegana. Este mes no solo retomamos la rutina, sino que además comenzarán a bajar las temperaturas lo que, sumado al estrés, puede reducir las defensas del organismo, por lo que un boost extra es más que bienvenido. Para dar cara al otoño, la vitamina C es fundamental para fortalecer el sistema inmune y proteger los vasos sanguíneos, por lo que su consumo ayuda a enfrentar de mejor forma los resfríos estacionales. Por otro lado, las vitaminas del complejo B son esenciales para combatir el cansancio y la fatiga. Si empiezas a estudiar en marzo o debutarás en un nuevo trabajo, te van a servir pues favorecen la concentración. No hay fórmula mágica y el único secreto para mantener tu salud este año es llevar una alimentación balanceada y complementarla con las vitaminas que tu médico tratante considere necesarias.

Paula Molina Química Farmacéutica

1. Vitamina B: Para fortalecer

defensas y evitar fatiga y cansancio.

2. Vitamina C: Aumenta las defensas y es un buen antioxidante.

3. Vitamina D: Ayuda a tener huesos más fuertes.

4.Vitamina E: Contribuye a prevenir el envejecimiento prematuro y favorece la cicatrización.

5. Magnesio: Contribuye a incrementar la energía y ayuda a manejar el estrés.


MODA

Criando a MUJERES

Texto Victoria Misito • Producción Belén Muñoz y Dominga Sivori • Asistente de producción Ignacio Godoy • Fotos Nacho Rojas • Asistente de fotografía Felipe Díaz • Maquillaje y pelo Marcelo Bhanu • Asistente de maquillaje Pablina Troncoso • Agradecimientos Puravida Flores

Cuando Luz María Díaz de Valdés (40) quedó embarazada por primera vez, hace 13 años, no se le pasó por la mente el matriarcado que iba a terminar formando. En la casa de sus papás, lugar en el que creció, la cantidad de hombres y mujeres era exactamente la misma: papá, mamá, hermano y hermana. Sin embargo, años después, cuando decidió armar su propia familia, la ecuación cambió por papá, mamá, hija, hija e hija. Tres mujeres llegaron a formar parte de su vida. Y aunque asegura que ahora no cambiaría eso por nada del mundo, reconoce que en algún minuto sintió miedo. O, más que eso, se dio cuenta de la enorme responsabilidad que tenía. Quería criar a niñas libres, sin miedos y que se sintieran igual de poderosas que un hombre. Su primera hija nació en Estados Unidos, mientras ella junto a su marido perfeccionaban sus estudios. “La decisión de ser papás la tomamos superconscientes, pero no planificamos tanto la fecha y nos llegó un poco de sorpresa. Estábamos partiendo la universidad y yo no quería quedarme en la casa dedicándome solo a la crianza. Sentía que era desaprovechar la oportunidad de estar allá. Además había crecido con la imagen de una mamá que también trabajaba y estaba –y lo sigo estando– convencida de que podía hacer las dos cosas sin ser una mamá ausente”, cuenta. Así lo hizo. “Con mi marido nos organizamos para dividir nuestras responsabilidades. Cuando yo tenía clases, él se preocupaba de la Juana, y lo mismo al revés. Esta experiencia nos sirvió para entender qué tipo de familia queríamos ser y para crear una dinámica que a ambos nos acomodara”.

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LUZ MARÍA: Blusa Zara, $27.990. JUANA: Top Monarch, $2.540. LUZ: Polera Mango, $7.990. SOFÍA: Camiseta Monarch, $3.790. Pollera Zara, $14.990.

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A pesar de haber logrado este objetivo en su casa, Luz María reconoce que, a diferencia de los hombres, ella debe cargar con el hecho de ser más cuestionada por sus hijas por no estar todo el tiempo. Para trabajar en eso les explica que, además de la profunda felicidad que ellas le bridan, ejercer lo que le apasiona también la ayuda a sentirse realizada. “Me interesa que sepan que la mamá puede hacer las dos cosas y que si quieren lo mismo en el futuro también pueden tenerlo. No quiero que sientan que la maternidad o ser mujer es una limitante. Por eso trato de explicarles que, al igual que el papá, yo también quiero trabajar. Creo que es importante transmitirles que no se puede construir una sociedad feminista si no hay una equiparación de roles, y que para eso los hombres deben involucrarse y tomar ciertas pegas que nosotras, históricamente, hacíamos solas”. “Crecer sin límites y miedos” es una frase que Luz María repite, pero que sabe que no es fácil. ¿Cómo educar sin la amenaza de que las mujeres estamos en constante peligro? “Creemos que el miedo no puede ser el discurso que mande, así que lo que hacemos es hablarles de círculos de protección. Les explico que yo no puedo estar todo el tiempo encima de ellas porque las voy a terminar ahogando, pero que si algo pasa, este círculo se va a activar al igual que como los animales defienden su manada. No me gusta tener que hablar de estos temas, pero el mundo sigue siendo peligroso para nosotras, y aunque me encantaría tener a niñitas libres, tengo que hacerlas conscientes de esta situación”, dice. Pero reconoce que hay cosas que no son fáciles de explicar. “El otro día la Juana, mi hija mayor, me comentó que no debería haber ningún problema si sale a la calle con shorts y peto; sin embargo, traté de explicarle que podría ser peligroso si es que se hace de noche o si está sola. Ella es de otra generación y me contestó que eso era lo que estaba mal, porque por culpa de

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ellos las mujeres teníamos que cambiar nuestra manera de vestir. Y tiene razón. Pero ahí surge el dilema: cómo educar a nuevas mujeres si la sociedad no cambia”. Situaciones como esas, en las que Luz María no sabe qué responder, suelen ocurrirle varias veces. Y es que asegura que el crecimiento, al final, ha sido también para ella. “Las nuevas generaciones son mucho más conscientes de cosas que nosotras dábamos por hecho. Yo aprendo todos los días algo nuevo gracias a mis hijas. Reconozco que también, por costumbre y edad, tengo cosas típicas de una cultura machista y que cuando las digo, sus respuestas me dejan para adentro”. Un buen ejemplo de esto es cuando les pide a sus hijas que se sienten como señoritas y ellas la miran y le preguntan: ¿Cómo debería sentarse una señorita, mamá? “Han sido mis grandes mentoras. Y creo que es bonito hacer el proceso interno de explicarles el porqué llegué a decir esa frase y lo afortunadas que son de poder cuestionarse esas cosas. A mí ser su mamá me ha dado la posibilidad de ponerme los anteojos del feminismo y replantearme aquellas situaciones desde esa mirada”. A Luz María le hubiese gustado tener la fuerza que caracteriza a sus hijas. Cuando ella era chica, pese a que su mamá trabajaba, la dinámica familiar era más machista, y eso la hizo crecer pensando que si las mujeres expresaban su opinión eran tildadas de densas. “Evito el conflicto y ellas no entienden mucho el porqué. Si vamos de invitadas a comer a la casa de alguien y solo se levantan las mujeres a retirar los platos, las tres empiezan a comentármelo. El problema es que como estoy acostumbrada a tragarme esos pensamientos me quedo callada. Pero me llena de orgullo ver cómo mis tres niñitas sacan su voz y cómo esta fuerza femenina las ha ido empoderando. Encuentro que la energía de la mujer es multiplicadora. Y somos afortunadas de que en nuestra casa se sienta ese poder”.


LUZ MARÍA: Blusa Cher, $89.990. Pollera Purificación García, $176.800. JUANA: Blusa Hush Puppies Kids, $19.990. Pantalón Zara, $17.990. LUZ: Vestido Rapsodia, $40.990. Bototos CAT, $29.990. SOFÍA: Enterito Topshop, $49.990 Zapatillas Vans, $31.990.

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“Mi mamá nunca ha intentado cambiarnos ni hacernos encajar en un molde en el que no queremos estar. Eso nos permite que podamos ser quienes somos. Sin pelos en la lengua. No dejamos pasar cosas que alguna gente da por hecho. Por eso no hay chance de alguna conducta machista en nuestra casa”, dice juana, 13 años.

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Izq.: JUANA: Vestido H&M, $19.990. Zapatillas Keds, $49.990. Der.: JUANA: Top Monarch, $2.540. LUZ: Polera Mango, $7.990. SOFĂ?A: Camiseta Monarch, $3.790.

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Izq.: Vestido Lupe Gajardo, consultar precio en tienda. Der.: Vestido PurificaciĂłn GarcĂ­a, $265.800.


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SOFÍA: Polera Zara, $17.990.

“Es importante sacar la voz y tener opinión, pero siempre hay que preguntarse si lo que se quiere decir puede dañar o no a la otra persona. Si solo se busca generar algo malo, el mundo se va a arruinar. Pero si aportas de manera positiva puedes construir un mundo genial”, dice sofía, 7 años.

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JUANA: Vestido H&M, $19.990. LUZ: Polera Wados, $7.490. SOFÍA: Polera Zara, $17.990. LUZ MARÍA: Vestido creado a partir de tutús de @ailani.cl, $1.290 c/u.

“Agradezco siempre ser mujer porque encuentro que los hombres ya lo tienen todo. A ellos no les quedan más batallas por ganar. En cambio nosotras tenemos muchas metas por cumplir. Y esto no parará hasta que las logremos”, dice luz, 11 años.

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“Fuente: Euromonitor, Consumer Health edición 2020. Ventas Vitaminas y Suplementos Alimenticios en valor en canal retail, datos 2019.”


REPORTAJE

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Feminazi:

el término maldito Por Greta di Girolamo • IlustraciónVioleta Cereceda

En 1992 Rush Limbaugh, locutor de radio, comentarista político e integrante del Partido Republicano de Estado Unidos, popularizó la palabra feminazi en su libro Cómo deberían ser las cosas. Allí, relaciona al feminismo con el nazismo, comparando el derecho al aborto con el Holocausto de la Alemania de Hitler porque, según él, la feminazi es una “feminista radical cuyo objetivo es que haya la mayor cantidad de abortos posible”. En febrero de este año, ante la furia de miles de feministas, el gobierno de Donald Trump otorgó a Limbaugh la Medalla Presidencial de la Libertad, el reconocimiento más importante que puede recibir un civil en ese país. Desde los años 90, la expresión ha ido alcanzando mayor popularidad por parte de los detractores del movimiento feminista. Y se ha convertido en la palabra más repetida del discurso antifeminista en distintos lugares del mundo, incluido Chile, que en 2017 fue el país de habla hispana líder en la búsqueda del término en Google. La feminazi se ha perfilado como una caricatura absurda con características rígidas y estereotipadas: una mujer de carácter fuerte, histérica, soberbia, violenta, que odia a

los hombres y probablemente es lesbiana, torso desnudo, promiscua y no depilada. O sea; lo opuesto al estereotipo de señorita que se espera según el mandato patriarcal. Se dice que las feministas somos nazis porque se nos considera radicales en el sentido de ser intransigentes con nuestros principios y defenderlos en voz alta. Según el Diccionario de Oxford del argot político (2006), feminazi se refiere, de forma peyorativa, a “una feminista comprometida o a una mujer de voluntad fuerte”. La Real Academia Española (RAE) también tuvo un intento de definir este concepto. Aunque no lo incluye en su diccionario, realizó una polémica publicación en Twitter luego de recibir una consulta a través de la red: “La voz ‘feminazi’ (acrónimo de “feminista”+“nazi) se utiliza con intención despectiva con el sentido de “feminista radicalizada”. La explicación generó una oleada de críticas por considerar que validaba una palabra despectiva hacia las mujeres y el movimiento. La convicción feminista genera rechazo especialmente frente a situaciones cotidianas de machismo que para

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muchas personas pueden ser inofensivas, pero que en realidad son micromachismos que son parte de un continuo de violencia que hay que erradicar. Es lo que ocurre, por ejemplo, con los mal llamados piropos, comentarios sobre nuestro físico que otras personas se dan la libertad de hacer en cualquier momento. Muchas veces pueden suponer una validación de la mujer por su forma de ver por sobre otros atributos y capacidades o directamente implicar acoso sexual. Por alzar la voz contra este tipo de situaciones nos tildan de exageradas. Además, la imagen de la feminazi simplifica a las simpatizantes y activistas del movimiento feminista, invisibilizando su amplia diversidad en edad, origen racial, clase social e incluso discurso político. ¿Cuántas –y cuántos– habrán decidido no involucrarse en el feminismo por no sentirse identificadas con la figura imaginaria de la feminazi? “No es menor lo que nos pasa a nosotras con el término. Por no querer ser tildadas de feminazis, se produce cierta regulación o autocensura. Es un fantasma que nos pesa. Tenemos que entender que no por ser radicales en nuestras exigencias nos transformamos en la caricatura. Hay que perder el miedo a la radicalidad porque el feminismo busca cuestionarlo todo”, explica Mónica Maureira, periodista feminista, ex consultora de la UE en temas de género y académica de la UDP. La historia de las vindicaciones de las mujeres está llena de toda clase de episodios en los cuales se nos ridiculiza y sataniza. Cuando las sufragistas reclamaban su derecho a voto, abundaron los afiches que se burlaban de ellas diciendo que nunca habían sido besadas o las tildaban de malas madres y de violentas. “Hay una odiosidad hacia las mujeres organizadas que demandan derechos. Quieren ridiculizarlas en sus demandas y en cómo las expresan: con capuchas, sin ropa. Es un intento de resguardar los privilegios que cierta clase de hombres tienen con el statu quo que predo-

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“No por ser radicales en nuestras exigencias nos transformamos en la caricatura. Hay que perder el miedo a la radicalidad porque el feminismo busca cuestionarlo todo”, dice mónica maureira.

mina”, afirma Maureira. Como expresó la escritora feminista inglesa Laura Bates, fundadora del sitio web Everyday Sexism Project (Proyecto de sexismo cotidiano), el término feminazi “es un intento desesperado por demonizarnos”. Lo cierto es que el feminismo es un movimiento que busca la liberación de las mujeres y de la sociedad en su conjunto, el fin a la opresión, la igualdad de derechos, la redistribución justa del poder, el cese a la violencia de género, respeto a la naturaleza y el buen vivir en general. Por lo mismo, no es casualidad que Hitler se haya opuesto férreamente al movimiento feminista. En uno de sus libros, la periodista feminista y judía Gloria Steinem narra cómo el régimen nazi cerró clínicas de planificación familiar, declaró el aborto como un crimen contra el Estado, obligó a huir de Alemania a feministas relevantes de la época y asesinó a varias en campos de concentración. Incluso los nazis tuvieron un campo dedicado a las mujeres, el 80% de las cuales eran presas políticas. Fueron sometidas a trabajos forzados, torturas, violaciones y experimentos. Que no nos engañen: el feminismo es completamente opuesto al nazismo.



NOSTALGIA

Pantrucas Por Andrea Hartung • Ilustración Gertrudis Shaw

Soy una persona mañosa, todos mis amigos lo saben. No tolero ni el pimentón ni la papaya, y mis ensaladas por lo general no son muy surtidas. No transo mis mañas por nada ni por nadie, no importa si es el presidente el que me invitó a almorzar. La gran excepción, y la única, la hice con el plato de pantrucas que me preparaba mi bisabuela cuando iba a almorzar a su casa los martes después del colegio. Solo pensar en ellas hace que se me revuelva la guata: paliduchas, flotando como amebas en ese caldo salado lleno de zanahorias desabridas. Y no es que la Mary cocinara mal, todo el mundo se las devoraba, el problema era yo, que en esa época comía poco más que pollo con papas fritas. Pero igual, y con mucho esfuerzo, metía la cuchara a esa sopa incolora y me las comía, una a una. Dejaba casi todas las verduras, pero por Dios, hacía mi mejor esfuerzo. Me acuerdo que se sentaba a mi lado y me decía: “Esta cucharada por mí” y, aunque sé que es algo que les dicen a todos los niños mañosos, para mí era distinto, o al menos así lo sentía, porque yo creo que no he querido a nadie tanto como la quise a ella. Que no se malentienda, por mis hijos soy capaz de meterme a un edificio ardiendo. Pero por nadie más me comería un plato de pantrucas.

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LECTORAS

| Hablemos de amor

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Me enamoré de mi compañero de departamento Por María Cartes en conversación con Andrea Hartung

ace cuatro años estaba buscando con quién irme a vivir en Santiago, porque mis papás viven en otra ciudad, por lo que le pedí a mi mejor amigo que se fuera conmigo. Él me dijo que sí, pero que también tendría que vivir con dos compañeros suyos de la universidad, con quienes tenía un acuerdo anterior. Así que como no tenía otra alternativa, me fui a vivir con tres hombres.

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Al año, mi amigo se compró un departamento y se fue a vivir con uno de sus compañeros. Y me quedé viviendo con Jorge. Tenía dos alternativas: irme lejos de la ciudad donde mis papás o buscar otro departamento con él. Aunque en ese entonces no compartíamos nada más que los gastos y nunca hablábamos, decidí intentarlo. Viviendo juntos, estuvimos dos años sin pescarnos. Aunque compartíamos los espacios comunes no teníamos tema entre nosotros, ni siquiera conocía a sus amigos. Incluso, lo encontraba un poco egoísta, pero con el tiempo me di cuenta que había que conocerlo mejor. No me caía ni bien ni mal, más bien me era indiferente. Lo único que me llamaba la atención de él era su inteligencia. Creo que es de los hombres más inteligentes con los que he compartido. A los dos años de convivencia, descubrimos que nos gustaba la misma serie, El cuento de la criada, y verla comiendo sushi se convirtió en nuestro panorama semanal. Así empezamos a ser amigos. Él supo de todos mis amores. Lloré en su hombro y me consoló muchas veces. Ahora me da risa, porque le

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contaba todas mis historias y él me decía que no perdiera el tiempo pensando en ellos, siempre tirando para abajo a los que me hacían sufrir. Pero si estaba pinchando con alguien, tampoco me decía nada. Con el tiempo, me empecé a dar cuenta de que siempre estaba hablando de él, y cuando se iba de viaje por trabajo lo extrañaba. También me percaté que él era muy detallista y atento conmigo, pero siempre lo vi como parte de su personalidad, segura de que solo estaba siendo un buen amigo. Siempre dije que la mujer que se quedara con él se iba a llevar un tremendo partido, pero nunca pensé que sería yo. No hubo ningún acercamiento hasta que nos dimos el primer beso. El 14 de febrero del año pasado llegué al departamento y me dijo que me tenía un regalo en el refrigerador. Eran mis chocolates favoritos. Por dentro inevitablemente me derretí, aunque temía que fuera solo otro detalle de amistad. Sabía que era ahora o nunca, todo o nada, así que para ayudarme a tomar valor le propuse que tomáramos una piscolas, y así fue como terminamos dándonos un beso. Al día siguiente, se fue a Maitencillo y no supe nada de él. No sabía en qué estaba ni cómo iba a ser verlo de nuevo. Cuando volvió ese domingo no supe cómo saludarlo, así que me quedé sentada en el sillón y levanté mi mano en señal de “hola”. Se acercó y me dio un beso. En ese momento lo supe: estaba pololeando con mi compañero de departamento. Suena drástico, pero ya vivíamos hace años juntos y sentimos que no tenía sentido pinchar o salir con alguien con quien ya llevabas conviviendo por tanto tiempo. Ya sabíamos todo lo que había que saber.


Estar con él ha sido fácil porque conozco sus mañas, lo que le gusta y lo que no. Además, lo conocí sin tener intenciones de algo más, y eso siempre ayuda a que se genere una dinámica más honesta. El gran cambio fue cambiarme a su pieza, cosa que hice luego de un mes en el que pensé que iba a necesitar independencia, pero no fue el caso. De hecho, mi ex pieza se convirtió en una pieza de visitas. Creí que iba a ser raro estar con alguien que me conociera tanto, pero el cambio de switch fue automático: ya no es tu amigo, es tu pareja, y no es raro darle la mano en la calle. Nos reímos juntos y lo seguimos pasando bien, pero ahora somos más cómplices. Antes hacíamos cosas en conjunto con amigos y teníamos per-

cepciones similares de la vida, pero la forma en que nos relacionamos cambió. Podemos opinar distinto, pero ponemos atención a nuestras opiniones. Y entendemos el dolor y las alegrías del otro, cosa que antes hacíamos de manera más superficial, pero que ahora es intuitivo: sé por qué algo lo hace feliz o por qué se bajonea sin que me lo explique. Este 14 de febrero celebramos nuestro primer aniversario. Me mandó orquídeas a la oficina, salimos a comer y, por supuesto, me regaló los mismos chocolates que esa primera vez. María Cartes tiene 29 años y es psicóloga.


LECTORAS

| Hablemos de maternidad

A cargo de mi hermano Por Bernardita Candia Moreno en conversación con Manuela Jobet

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l 11 de enero de 2014 mi familia tuvo un accidente. Iban camino a Yumbel donde tenían casa mis abuelos. Siempre íbamos a pasar los fines de semana para allá. Y esa vez, no sé porqué, a última hora decidí irme en bus con mi pololo.

Al llegar me di cuenta de que mi familia se estaba demorando mucho e intuí que algo pasaba. No me contestaban el teléfono así que me puse a averiguar si había algún accidente en la carretera. Efectivamente habían chocado. Me desplomé de rodillas en el suelo. Había dos muertos: mi papá y mi hermano de 29 años. Mi mamá murió en camino al hospital regional de Concepción. Mi hermano más chico de 16 años, fue el único que sobrevivió. Yo tenía 31 años en esa época. Recién me había titulado de abogada y estaba iniciándome en el mundo laboral. De la noche a la mañana me tuve que empezar a preocupar de mi hermano. Los doctores me decían que iba a estar internado ocho meses, pero milagrosamente a los dos lo dieron de alta. Caí en cuenta de todo lo que estaba pasando cuando mi hermano despertó del coma y preguntó por mis papás. Le parecía raro que yo fuera la única que lo iba a ver. Ahora que lo pienso, me imagino que sospechaba lo que realmente había pasado, pero necesitaba que se lo dijeran. La verdad es que reaccionó mucho mejor de lo que me imaginé. Estábamos en la pieza del hospital con sus padrinos y les dijo que se quería ir a vivir con ellos y que yo lo tenía que ir a ver todos los fines de semana. Hasta ese momento no había

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pensado en el futuro, pero ahí me di cuenta de que yo era su familia y él tenía que estar a mi lado. En el funeral de mi familia me encontré con mi ex jefa. En un momento de lucidez que tuve entre todo el shock, me acerqué a ella y le dije fue que me ayudara con lo de la tutoría, insistiéndole en que nos teníamos que mover rápido porque el proceso se demora mucho en el tribunal. Si yo no hubiese empezado con ese trámite el tribunal se hubiese puesto a buscar a nuestros parientes porque él ante la ley era huérfano. El único pariente era mi abuelo paterno y tenía mucha más prioridad que yo para hacerse cargo de mi hermano. Nunca tuvimos contacto con él. Era imposible entregarle a una persona que nunca había visto. Pasé por muchas humillaciones en el proceso porque los abogados y tribunales no conocen mucho de la figura del tutor. Si no hubiese sido abogada me hubiese tenido que dar mil vueltas para lograrlo, pero hoy estoy feliz porque soy su tutora legal. Cuando pasó todo esto llevaba cuatro años pololeando y al año nos casamos porque queríamos darle una nueva familia a mi hermano. Este matrimonio se formó de a tres. La primera decisión importante que tomamos -y que fue en parte pensando en mis papás-, fue cambiarlo de colegio e irnos a vivir a Concepción. Y fue lo mejor, fue como empezar de nuevo. No queríamos que nadie le tuviese lástima. Ser su tutora ha sido súper complicado en la práctica. Si bien yo ya era grande y estaba titulada, seguía dependiendo de mis papás. La gente se metía mucho


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y me daba consejos. Yo sé que no soy su mamá y no quiero reemplazarla, pero sí trato de representarla. Y creo que la mejor forma de hacerlo es tratando de hacer lo que hizo ella conmigo, por eso intento seguir con el legado de mis papás para que mi hermano herede eso que me enseñaron mí, como ayudar a los demás, que tenga inteligencia emocional y que sepa que lo más importante no es tener tantos premios y títulos, sino que ser humilde. Yo le explico las cosas y le cuento que lo que hago lo hago porque así lo hicieron los papás conmigo. Desde el primer día mi hermano me ha respetado mucho y me hace caso en todo. Me pide permiso y hace las mismas cosas que hacía con mi mamá, como contarme cómo le fue en el colegio y pedirme que le haga el desayuno. Cuando sale a carretear me preocupo de que me avise cuando vuelve, aunque sean las 4 de la mañana y le digo que siempre tiene que tener el teléfono prendido. Cuando empezó a salir yo me quedaba con la guata apretada como cualquier mamá. Me ha costado soltarlo porque es un adolescente y todo esto le pasó en una edad complicada, pero él se dedicó a los estudios. Hoy estudia medicina, es súper sociable, chistoso. Lo veo bien, pero estoy siempre atenta a si hay algún cambio. Bernardita es abogada.


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ORÁCULO

Juntas somos más Texto Ariel Richards • Ilustración Gertrudis Shaw

Hazte presente: en las manifestaciones feministas desde el lugar de donde creas que puedes aportar, aunque no sea necesariamente el más cómodo. A veces los sacrificios son necesarios. Eleva la voz: para hacerte escuchar. Muchas veces para ocupar el espacio que merecemos vamos a tener que repetir claramente lo que necesitamos. Escucha a tus pares: y considera sus puntos de vistas. Todas las opiniones valen. Color de la suerte: morado.

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La metáfora del mar y las olas no son nuevas en la lucha de los derechos de la mujer. En la genealogía del feminismo, se habla de “primera ola” para denominar la primera fase surgida a mediados del siglo XVIII que buscaba conseguir el derecho a propiedad y otras demandas en la asimetría de la mujer con respecto al hombre. Para algunas, actualmente estamos en la etapa final de la tercera ola y, para otras, ya entramos de lleno a la cuarta ola del movimiento. Lo cierto es que la multitud a la que convocan las marchas se le suele comparar con una marea, debido a la fuerza, impacto y magnitud con la que las mujeres unidas podemos hacernos ver, escuchar y exigir. En esta lógica, una no es ninguna y juntas somos más. Por eso el Oráculo de esta semana nos ha señalado a todas y a cada una de nosotras como protagonistas del presente y del porvenir. La luna nueva en Piscis, que remueve recuerdos y nostalgias, nos hace entrar renovadas a la acción que requieren los tiempos de cambio. Y esta nueva madurez emocional con la que empezamos en marzo es colectiva. Nuestro fortalecimiento personal es el robustecimiento de todas. Por eso el llamado es a ser conscientes de que cada decisión que tomemos no es solo para el beneficio individual, sino que también de las demás.




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