F
amilias Cafeteras
La vida en las haciendas
2020 Universidad de los Andes Bogotá, Colombia Producto 3 Prof. María de los Ángeles González Narrativa: María Andrea Chaparro Laura Camila Velasco Ilustración: María Alejandra Parra Alysson López Diseño Editorial: David Cabrera
PRÓLOGO
E
l café
colombiano
se convirtió en un producto muy exitoso en el siglo XX, ya que ayudó al desarrollo del país. Esto produjo una expansión en las haciendas donde se cultivaba el café al darles un nuevo uso. El café se convirtió en una fuente de ingresos más estable y competitiva impulsando el desarrollo de otras industrias y de las exportaciones, todo esto llevó al país a convertirse en una economía cafetera. El cultivo del café desarrolló un modelo de economía que consistió en la ampliación de las siembras gracias a los campesinos y no a los propietarios, multiplicando la siembra con rapidez. Gracias al café, Colombia se comenzó a recuperar luego de la crisis económica causada por la guerra de los mil días. El crecimiento de la industria del café se convirtió en el ingreso de las familias ya que todos los integrantes podían trabajar incluyendo a los niños, debido a que no existía una ley que regulara esta labor. Dentro de la hacienda, cada trabajador se empleaba en una labor específica, la cual, estaba relacionada al género y a la capacidad física de cada persona. El café trajo consigo la posibilidad de mejorar las condiciones de algunas personas e incluir los servicios públicos en los departamentos cafeteros que carecían de ellos. Es así como el café representa la fuente de economía colombiana y logra comercializar y expandir el producto gracias a las exportaciones de este.
Las haciendas cafeteras aparecieron a finales del siglo XIX en los departamentos productores de café en Colombia: Caldas, Antioquia, Cundinamarca, Norte de Santander, Tolima, Valle del Cauca, Santander y Magdalena. Estas eran casas enormes ubicadas en zonas rurales, que estaban dedicadas al cultivo y la producción de granos de café. Allí vivían varias familias que dedicaban sus días a esta labor, sembraban los granos, los cuidaban durante su crecimiento y finalmente los recolectaban. El trabajo de todos los miembros de las familias era muy importante y fue gracias a ellos que la industria cafetera llegó a lo que conocemos hoy en día. El 5 de enero de 1920, la familia Velásquez llegó a trabajar a la Hacienda Cafetera de Don Miguel. Elvira la mamá, José el papá y Marta y Carlos, sus hijos, harían cada uno trabajos muy importantes para la producción del café.
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Ellos junto con más familias hacían parte de los arrendatarios, un grupo de familias que vivían en la hacienda y se encargaban de plantar, cultivar y recoger el café. En la hacienda también vivían comerciantes, quienes se encargaban de dar a conocer y vender los productos del café y muchos de ellos se convertían en terratenientes, quienes eran dueños de parte de la tierra de la hacienda. 6
El mismo día de su llegada a la hacienda, Carmen, la mamá de una familia de arrendatarios, ofreció darles un recorrido por la hacienda para que conocieran a los demás trabajadores y las tareas que hacían cada uno de ellos. Carmen era una chapolera, al igual que Elvira, pero de ellas hablaremos más adelante.
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Él es Jairo, el administrador de la hacienda – Le dijo Carmen a Elvira. Jairo se encarga de revisar nuestro trabajo y habla constantemente con Don Miguel, el dueño de la hacienda. Pero él no suele venir mucho, por lo que Jairo es quien se encarga de que todo esté en orden.
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Este es el lugar de sembrado. Él es mi esposo, un tablonero que se encarga de sembrar las semillas del cafĂŠ y de cuidar los cultivos. Para que la semilla realmente crezca, tiene que revisar muy bien la tierra en donde los van a plantar y hacer los huecos con una profundidad especĂfica.
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La recolección la hacemos nosotras, las chapoleras. Usamos una canasta pequeña y una grande. La pequeña la llevamos en el cuello para poder sostener las ramas de los árboles con una mano y con la otra coger los granos de café. Cuando ya está muy llena la pequeña, pasamos los granos a la canasta grande para que no nos pese en el cuello. Cada una va por una línea específica de árboles y los niños y niñas nos ayudan a recolectar los granos. A medida que los recogemos les quitamos la pulpa que los cubre. Debemos ver que el color sea vino tinto y no rosado, y así sabemos si están listos o no para recolectar. 10
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Nosotras las mujeres tambiĂŠn nos encargamos de realizar otras tareas como alimentar a los animales de la hacienda (cerdos, gallinas y pavos), tenemos que preparar la comida para nuestros esposos e hijos y trabajar en las huertas familiares. Toda la responsabilidad familiar recae sobre nosotras, pues se piensa incorrectamente que cocinar, servir la comida y lavar los platos son trabajos que solo debemos hacer las mujeres. Por lo que hay una necesidad muy grande de que nos paguen el dinero que merecemos por nuestro trabajo y que nos traten mejor en las haciendas. Tanto las mujeres, como los niĂąos y niĂąas somos los principales trabajadores, pero no se nos reconoce nuestro trabajo. 12
Mi esposo y los demás tabloneros también hacen el lavado del café. Después de que los granos están sin la pulpa, los ponen en barriles llenos de agua y los dejan allí de uno a dos días. Luego secan los granos dejándolos al sol. Para saber si ya están secos los comparan con la misma cantidad de granos húmedos. Si el café que se está secando pesa igual que el otro, se deja por más tiempo en el sol.
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Cuando los granos de café ya están secos, llegan los arrieros a recogerlos. Ellos son quienes se encargan de llevar el café al pueblo, donde lo terminan de arreglar para que se pueda consumir. Luego, ellos mismos son quienes lo llevan a los centros de comercio, los puertos y las estaciones de ferrocarril. Después de recorrer toda la hacienda, Carmen lleva a la familia Velásquez al pueblo para que conozcan como es el proceso allá. Aquí es donde se separa el café. Este proceso lo hacen las escogedoras, mujeres que pueden trabajar aquí siempre y cuando tengan antecedentes de buena conducta en el pueblo, tengan buena salud y no hayan sido sirvientas. Pero no pueden venir a trabajar con sus hijos, ni recibir visitas o llegar tarde. Estas mujeres utilizan una maquina llamada trilladora con la que separan el café.
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La directora debe informar las actividades diarias que hace cada una de las escogedoras y estar pendiente de que cumplan y sean puntuales con su llegada. Debe corregirlas cuando no estĂŠn haciendo bien el trabajo, pero tiene que ser discreta al hacerlo.
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Finalmente, está el personero del pueblo. Él revisa el trabajo de las escogedoras y de la directora y es quien, después de supervisar los informes de la producción, le hace el pago semanal a cada una de las trabajadoras. De aquí el café sale empacado y está listo para consumir. Mañana nosotras comenzaremos la recolección del café, entonces los espero para explicarles con más detalle cómo lo hacemos. 17
A
EPÍLOGO
ctualmente,
el café en Colombia
es uno de los productos más comercializados, todo el proceso de su producción es muy importante y se debe seguir ciertos pasos para que se obtengan los mejores granos de café, ya que estos son los que se logran vender a más alto costo. Este modelo de trabajo y división fue realizado en una gran cantidad de haciendas cafeteras, donde en todas trabajaban núcleos familiares haciendo que estos fueran tan importantes para la eficiencia en cada una de las labores en las haciendas. En vista de que Colombia en el siglo XX giraba alrededor de la industria del café, no había muchos trabajos en los que las personas pudieran emplearse y este se convirtió en su única posibilidad de sustento, sobre todo después de la crisis económica que dejaron las guerras y los conflictos. La industria cafetera impulsó el desarrollo de un sistema de transporte ferrovial. A pesar de que este transporte no evolucionó ni tampoco se usa actualmente, en esa época significó un gran desarrollo y facilitó el traslado del café a los puertos y a las ciudades principales, para ser exportados nacional e internacionalmente. De esta forma, en Colombia, las personas que aumentaron cada vez más su dinero eran los dueños de las haciendas que empleaban a las familias campesinas que tenían necesidades y buscaban un trabajo. Además, se creó toda una cultura de trabajo en cuanto a la producción de café, por esta razón actualmente Colombia cuenta con tantas personas que se ubican en el sector rural y se emplean como campesinos. Muchas de estas personas actualmente no tienen la posibilidad de estudiar porque deben trabajar desde que son niños.