Singles

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TEXTO: DAVID MOREU FOTOGRAFÍA: QUICO GARCÍA quicogarcia.foto@recoletos.es JUKEBOX POR CORTESÍA DE: ROSA NEGRA c/ Montera, 25-27 28013 Madrid

45 OCTUBRE 2007

grupos que saltan al estrellato de la noche a la mañana gracias a Internet, recopilatorios, listas de mp3... Una vuelta a la moda de los años 50 y 60. Larga vida al ‘single’ ¿Quién escucha actualmente un disco de principio a fin? ¿Por qué están tan de moda los recopilatorios, las bandas sonoras o los discos de grandes éxitos? ¿Cómo puede un grupo saltar al estrellato de la noche a la mañana gracias a Internet? Si nos paramos a pensar, estas cuestiones nos dan ciertas pistas para entender el cambio que desde hace algunos años está viviendo la industria musical. De todos es sabido que cada vez se venden menos discos, pero el gran circo de la música no ha dejado de funcionar y la gente sigue rindiéndose incondicionalmente ante las canciones que no paran de sonar en la radio, que acompañan a las series de televisión o que han escuchado por casualidad en cualquier otro lugar. No es por arte de magia, se trata simplemente del poder de atracción de un viejo invento conocido popularmente como single, o lo que es lo mismo, aquella canción más o menos comercial y pegadiza que escuchamos a todas horas y que acaba convirtiéndose en la cara visible de un disco del que no conocemos, y tampoco nos importan demasiado, el resto de canciones. Con la llegada de los mp3 y de las descargas de música online ya no hay ninguna excusa para no escuchar la canción que queremos y cuando realmente queremos. En un giro caprichoso del destino, estamos presenciando un revival del fenómeno del single que, sorprendentemente, se ha vuelto a consolidar como la forma más popular de consumir música. Exactamente lo mis-

mo que ocurría en los años 50 y 60, cuando las canciones que se escuchaban en las radiofórmulas se comercializaban rápidamente para aprovechar su tirón a través de los populares y baratos discos de 45 rpm, con sus respectivos singles en la cara A y las curiosas caras B en el reverso. Unos discos que los adolescentes quemaban literalmente de tanto escucharlos en sus tocadiscos y que causaban furor en las tiendas de música. Los singles se popularizaron a mediados de la década de los 50, con la explosión del rock n’ roll y de la rebeldía juvenil. A pesar de la creencia popular, Elvis Presley no inventó el rock, este mérito seguramente se lo deberíamos atribuir a Chuck Berry, aún así, él fue el culpable de que la mayoría de jóvenes blancos de medio mundo se interesaran por primera vez en esta música de ritmo endiablado y raíces muy negras. En junio de 1956, Elvis apareció en un programa de la televisión americana e interpretó ante una audiencia de 40 millones de telespectadores la canción Hound Dog, acompañándola con un baile demasiado provocativo para la moral conservadora de los padres de clase media, pero que hizo verdaderos estragos entre las jovencitas de la época. La canción se grabó un mes más tarde en New York y se editó, curiosamente, como cara B del single Don’t Be Cruel. Pero la gente se moría de ganas de escuchar esa canción y así fue como Hound Dog se convirtió en un éxito inmediato, despachando 4 millo-

nes de copias y permaneciendo once semanas en el número uno de las listas de éxitos, únicamente desbancada por Love me tender, otro single del propio Elvis. La semilla del rock ya estaba sembrada y los jóvenes de todo el mundo se engancharon sin dudarlo a este nuevo estilo de música, sin ser realmente conscientes de la revolución que supondría. Los años 60 estaban a la vuelta de la esquina y con ellos llegaría una década utópica de descubrimiento, experimentación y efervescencia musical que simbolizaría perfectamente la edad de oro de los singles. Los Beatles tampoco inventaron el rock ni fueron los primeros en explotar su imagen de niños guapos, pero para muchos fueron el gran grupo de los años 60 y, por extensión, de toda la historia de la música. Su carrera meteórica se construyó en base a los singles de pop adictivo que se vendían como rosquillas y que no paraban de sonar en las radiofórmulas. Curiosamente, antes de que el tándem Lennon y McCartney se convirtiera en una máquina de hacer singles de éxito, Los Beatles versionaron en más de una ocasión temas de otros artistas. Éste es el caso del famoso single Please Mister Postman de 1963, que un par de años antes habían popularizado The Marvelettes, las primeras estrellas del sello Motown en Detroit, aunque los de Liverpool modificaron ligeramente la letra para hacer referencia a una chica y no a un chico como en la versión original.

la vida en un single


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