T E X T O : D A V I D M O R E U F O T O S : H E N R Y D I L T Z / M O R R I S O N H O T E L G A L L E R Y
Neil Young en su rancho Broken Arrow, California, 1971; (izquierda) Henry Diltz en la actualidad (foto: Paul Zollo)
Diltz
Fotógrafo por azar, este músico folk vivió inmerso en la contracultura californiana de los sesenta y pudo captar a sus mayores iconos en la intimidad. Una increíble trayectoria artística que él mismo nos relata. Todo un lujo. l barrio de Laurel Canyon en Los Ángeles se convirtió en una meca de la música a finales de los años sesenta puesto que muchas estrellas se trasladaron a vivir a ese vecindario para componer sus canciones en medio de la naturaleza y salir de noche con otros artistas. Henry Diltz (Kansas City, Missouri, 1938) se encontraba en el epicentro de aquella escena cultural gracias a su banda de folk y decidió documentar su entorno con una cámara de segunda mano que compró durante una gira. En pocos años se convirtió en uno de los fotógrafos de rock más respetados del mundo y colaboró estrechamente con iconos de la talla de Neil Young, The Doors, Simon & Garfunkel, The Who y
Cuando el
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FOTÓGRAFO ES LA ESTRELLA
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T E X T O : D A V I D M O R E U F O T O S : H E N R Y D I L T Z / M O R R I S O N H O T E L G A L L E R Y
Neil Young en su rancho Broken Arrow, California, 1971; (izquierda) Henry Diltz en la actualidad (foto: Paul Zollo)
Diltz
Fotógrafo por azar, este músico folk vivió inmerso en la contracultura californiana de los sesenta y pudo captar a sus mayores iconos en la intimidad. Una increíble trayectoria artística que él mismo nos relata. Todo un lujo. l barrio de Laurel Canyon en Los Ángeles se convirtió en una meca de la música a finales de los años sesenta puesto que muchas estrellas se trasladaron a vivir a ese vecindario para componer sus canciones en medio de la naturaleza y salir de noche con otros artistas. Henry Diltz (Kansas City, Missouri, 1938) se encontraba en el epicentro de aquella escena cultural gracias a su banda de folk y decidió documentar su entorno con una cámara de segunda mano que compró durante una gira. En pocos años se convirtió en uno de los fotógrafos de rock más respetados del mundo y colaboró estrechamente con iconos de la talla de Neil Young, The Doors, Simon & Garfunkel, The Who y
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Keith Richards. Asimismo, puso su objetivo al servicio del Festival de Monterey en 1967 y del Festival de Woodstock en 1969, donde retrató a Jimi Hendrix en un momento mágico que marcaría a una generación entera de jóvenes. Hoy sus instantáneas se han alzado como obras de culto y, junto a varios socios, ha fundado la Morrison Hotel Gallery —con sedes en Los Ángeles, Nueva York y Maui— para venderlas a todos los aficionados que quieren coleccionar un pedazo de historia. Hemos tenido la oportunidad de entrevistarle y la conversación se ha transformado en un auténtico viaje contracultural gracias a sus anécdotas personales. Todo lo demás son detalles marcados por ecos psicodélicos, la Guerra de Vietnam y las manifestaciones por los derechos civiles, que quedaron olvidados en la mesa de revelado de algún laboratorio. La leyenda cuenta que compraste tu primera cámara por veinte dólares en una tienda de segunda mano mientras estabas de gira con tu banda. ¿Qué te llamaba tanto la atención de la fotografía? Tocaba el banjo en una banda llamada Modern Folk Quartet y giramos durante cinco años por los Estados Unidos. Hasta que un día de 1966 aparcamos la autocaravana delante de una tienda de objetos de segunda mano y decidimos entrar para ver qué tenían. Resulta que había una mesa llena de cámaras de fotos y uno de mis compañeros compró una. Yo pensé que podía ser divertido, así que cogí otra. Esa tarde fuimos al centro comercial más cercano a buscar carretes y el tipo de la tienda nos dio esas cajetillas amarillas de película Kodak. Puse el carrete en la cámara y le pregunté para qué servían todos esos números puesto que no sabía cómo funcionaba. Su respuesta fue: “Mira bien las instrucciones, a plena luz del día debes ajustarlo a 250 de velocidad de obturación y a 8 de diafragma”. Entonces ese arte visual estaba envuelto en un halo de romanticismo que se ha perdido con el mundo digital. ¿Recuerdas la sensación que tuviste al ver aquellas primeras instantáneas? Seguimos de gira durante dos semanas y aproveché para hacer muchas fotos. Al llegar a Los Ángeles, llevé a revelar los carretes y resulta que no era un negativo normal, sino que era de diapositivas. Eso fue una buena excusa para reunir a los amigos en casa y organizar una proyección con las imágenes. Tan pronto vi la primera en la pared, quedé sorprendido porque no sabía qué iba a encontrarme. Era enorme, reluciente, brillante, con mucha luz y color. En ese preciso momento me di cuenta de que necesitaba hacer más fotos porque disfrutaba con ese tipo de fiestas. Todos
Morrison Hotel Gallery Como no podía ser de otro modo, la historia de la mayor galería de fotos de rock del mundo empezó por casualidad y cambió la vida de las personas implicadas. En 2002, Henry Diltz se asoció con Peter Blachley —responsable del departamento de video de Capitol Records— y editaron un DVD titulado Under the Covers, que recopilaba las mejores películas en Super-8 que el fotógrafo había rodado durante los años setenta y reflexionaba sobre sus portadas más icónicas. Poco tiempo después, Blachley conoció a Rich Horowitz, un comercial que trabajaba para el John Lennon Estate y se encargaba de vender litografías del artista en los Estados Unidos. Entonces los tres protagonistas de esta aventura se asociaron con la idea de ampliar su catálogo y ofrecer algo novedoso al mercado. “Durante un año nos dedicamos a montar exposiciones en hoteles y centros comerciales, anunciándonos en la radio”, explica Henry Diltz. “Nos dimos cuenta de que todo el mundo estaba interesado en lo que vendíamos porque se trataba de imágenes de sus héroes de los años sesenta y setenta”. Después de una exposición en Nueva York, decidieron abrir una sala permanente en el barrio del Soho. Sin embargo, no tenían claro el nombre y la inauguraron sin ningún cartel en la marquesina de la entrada. Hasta que un día, observando el escaparate, se dieron cuenta de que la gente paraba al ver la fotografía de The Doors que aparecía en la portada del álbum Morrison Hotel y entonces decidían entrar a la galería. “Peter me dijo que llamaría a alguien para que pintara ese título en el escaparate y así llamar más la atención”, explica Diltz. “Y resulta que se convirtió en nuestro nombre casi sin planearlo”. El éxito fue instantáneo y, actualmente, representan a más de 125 fotógrafos de rock e incluso han abierto sedes en el Sunset Marquis Hotel de Los Ángeles y en el restaurante de Mick Fleetwood en Maui, Hawái. El sueño de vender instantáneas los fines de semana se ha convertido en uno de los mayores negocios vinculados a la música porque las leyendas nunca desaparecen de imaginario colectivo. 30 | RUTA 66
mis amigos vivían en Laurel Canyon y la mayoría eran músicos, así que me pasaba el día retratándolos y, el fin de semana, los sorprendía con una proyección. El reto era conseguir capturar esos instantes personales sin que se dieran cuenta. Fue el mejor entrenamiento posible, casi como un curso de fotografía. ¿Cuándo te diste cuenta de que esas reuniones improvisadas con amigos podían transformarse en una manera creativa de ganarte la vida y recorrer el país? La primera imagen que vendí fue un retrato de Buffalo Springfield a finales de ese mismo año. Mientras la banda hacía la prueba de sonido en un club, yo estaba fotografiando a gente en una playa cercana. Después regresé al local y vi que en la pared trasera había un enorme mural de un tipo montando en bicicleta. Estaba a punto de hacerle una foto cuando se abrió la puerta, salieron los miembros del grupo y les dije: “¿Podéis poneros delante? Así se apreciará mejor su tamaño”. Ellos me hicieron caso, yo les hice varios retratos y, una semana más tarde, me llamaron de una revista porque querían publicar la imagen. Supongo que la banda se lo comentó durante una entrevista y me pagaron cien dólares. Acepté porque entonces gastaba todo el dinero que ganaba como músico en carretes y revelado. Supongo que te resultó complicado dejar atrás tu carrera como músico de folk y las giras con tu banda para emprender esa nueva aventura profesional hacia lo desconocido… Durante un año seguimos funcionando como grupo e incluso grabamos una canción con Phil Spector. Entonces esperamos durante meses a que se editara y que nos hiciera famosos, pero eso nunca sucedió. El tema nunca salió al mercado porque nosotros éramos un experimento para él. Éramos una banda de folk y Phil Spector nunca había producido música de ese género. Supongo que no estaba convencido de que pudiera ser un éxito. Después de tanto esperar, uno de los miembros decidió regresar a su casa de Hawái. Sin pretenderlo nos tomamos un descanso indefinido, pero yo ya había empezado a tomarme en serio la fotografía. Por curiosidad, ¿qué recuerdos tienes de la industria musical de aquella época tan marcada por la contracultura y cómo conseguías los encargos para las sesiones de fotos? A mediados de los años sesenta se organizaban unos encuentros llamados Love-Ins en Los Ángeles. Todos los hippies se reunían en un parque los domingos por la tarde y era una fiesta al aire libre. Bebían, fumaban hierba, se colocaban e incluso vestían con ropa de colores. Resulta que yo estaba en uno de esos encuentros tomando fotos cuando se me acercó un tipo y me dijo: “Mama Cass quiere que le haga la portada de su disco y necesito a un fotógrafo. ¿Quieres que colaboremos?”. Se llamaba Gary Burden y empezaba a trabajar como diseñador de portadas. Nos conocimos en el momento oportuno e hicimos más de cien cubiertas juntos durante los siguientes cinco años. Las más famosas son las de Dream a Little Dream de Mama Cass, The Second de Steppenwolf, Crosby, Stills & Nash, Turtle Soup de The Turtles, Morrison Hotel de The Doors y varias para los Eagles. ¿Se implicaban mucho los sellos discográficos en el diseño de las portadas de los álbumes o, por el contrario, os dejaban libertad creativa para hacer lo que creyerais más oportuno? Éramos amigos de los músicos y eso permitió que colaborásemos directamente con los grupos y no con las discográficas. De hecho, en aquellos días había un tipo llamado David Geffen que montó una agencia de management con su socio, Elliot Roberts, y trabajaban con los más famosos, como Neil Young, Crosby, Stills & Nash y Joni Mitchell. Ellos consiguieron que los artistas tuvieran más poder frente a los sellos. Ten en cuenta que, en los viejos tiempos, las discográficas contrataban a un fotógrafo, lo mandaban a hacer una sesión y se encargaban del diseño de la portada. Era imposible involucrarse en el proceso creativo. Sin embargo, en aquella época, los grupos empezaron a tener el poder de decisión. Podían opinar sobre las portadas y eran libres de hacer lo que quisieran. Eso sucedió porque Geffen fue muy inteligente al negociar sus contratos. Era el momento perfecto para dar un salto profesional. Probablemente los sellos no nos tenían demasiada simpatía porque hacíamos unas portadas muy bonitas y no podían aportar nada por su parte. Laurel Canyon se convirtió en uno de los epicentros de la escena musical de la Costa Oeste norteamericana. ¿Erais conscientes de que los tiempos estaban cambiando gracias a las
Jimi Hendrix a su paso por
canciones que grababan los artistas de esa comunidad? primera vez que experimentábamos algo parecido. Sabíamos que Woodstock, 1969; Chuck Fue una especie de renacimiento, como una explosión de vida y rompían sus instrumentos al final de los conciertos, pero quedamos Berry en vivo, California, de música. Recuerdo que eran días maravillosos porque nuestro sorprendidos al verlo en directo. Y, por supuesto, allí estaba Jimi 1971; Keith y Ronnie en estilo de vida como músicos nos permitía dormir hasta tarde, no Hendrix. Fue espectacular porque nadie tocaba como él y, además, su jet privado, volando teníamos que ir a una oficina y la mayoría no trabajaba hasta la prendió fuego a su guitarra. Hice fotos de todo lo que sucedió, de Los Ángeles a San noche. Laurel Canyon era un vecindario precioso y tranquilo, aun- aunque tuve que entregárselas a John Phillips porque era el pro- Diego, 1979; The Who en que solo tardabas cinco minutos en llegar allí por la carretera de ductor del festival y resulta que perdió la mayoría. Nunca me las Woodstock, justo antes de Hollywood. Entonces estabas en medio de la montaña. Algo suce- devolvió y solo guardé algunas, como las de The Who rompiéndo- que Townshend machacase su guitarra dió con los jóvenes en los Estados Unidos porque nos oponíamos lo todo y las de Jimi Hendrix en el camerino. a la Guerra de Vietnam y nos volvimos más espirituales. Además, Dos años más tarde te propusieron ser el fotógrafo del festilos artistas empezaron a componer sus propias canciones y eso era val de Woodstock. ¿Erais conscientes de que ese evento multialgo nuevo porque estrellas como Frank Sinatra o Elvis Presley tudinario representaba la culminación de una época utópica? nunca escribieron sus temas. Eran buenos cantantes que dependían Lo más importante fue que nos dimos cuenta de que éramos de otros compositores. Todo eso sucedió gracias a la influencia de muchos pensando igual. Fue como cuando las diversas tribus de los Beatles y de Bob Dylan porque la gente decidió hablar abierta- los sioux se unieron para enfrentarse al Capitán Custer y llenaron mente de sus sentimientos y de sus ideas. No nos gustaban los un valle entero. Woodstock fue algo parecido. Habíamos visto políticos porque nos habían llevado a la guerra, estábamos más conciertos más pequeños en nuestras ciudades y en los Love-Ins, cercanos al Dalai Lama… descubrimos el budismo y la espiritualidad de los nativos norteameriNos dimos cuenta de que éramos muchos pensando igual. Fue como canos. cuando las diversas tribus de los sioux se unieron para enfrentarse al ¿Podrías contarnos cómo era tu rutina de trabajo habitual en aquellos días tan boheCapitán Custer y llenaron un valle entero. Woodstock fue algo parecido mios y dónde revelabas tus negativos después de las sesiones de fotos? pero nunca se habían reunido cuatrocientas mil personas para un Nunca tuve un laboratorio ni supe cómo revelar los negativos evento. Fue una gran celebración de nuestro estilo de vida y de porque yo era músico. Sabía mirar por el visor de la cámara y ha- nuestra música sin que hubiera ninguna pelea. Todo era paz y cer la foto… tenía la habilidad de ver algo y captarlo de la misma amor. El productor me contrató para ser el fotógrafo oficial y tuve manera. Si ajustabas los números correctamente, obtenías una que llevar mis imágenes a la revista Life directamente desde el imagen fiel de lo que tenías delante. Yo acostumbraba a levantar- laboratorio. El editor de la revista eligió unas doscientas o trescienme tarde y, muchas veces, dejaba que el día me sorprendiera. tas instantáneas y yo estaba muy emocionado. Publicaron algunas Siempre sucedía algo y solo debías fluir, como si fuera el inicio de y nunca me devolvieron el resto. Es una larga historia porque reuna aventura. Puede que tuviera que ir a la lavandería o al banco o sulta que Life cerró en 1971 e intenté contactar con ellos, pero al supermercado y me encontraba con alguien. Entonces íbamos a nadie sabía donde estaban. Sin embargo, esa vez conservé el 85% casa de otro conocido, nos bañábamos en la piscina, coincidíamos del material y el resto está perdido en algún lugar del mundo. con otra gente, salíamos a cenar y resulta que algún amigo actuaba Desde un punto de vista personal, ¿cuál fue la actuación más en un club de la ciudad, así que el día evolucionaba a su manera y memorable de aquel festival celebrado en medio de la montaña te sorprendía. en el estado de Nueva York? Fuiste el fotógrafo oficial del festival de Monterey en 1967 y Hubo grandes actuaciones, aunque el punto álgido fue cuando viviste desde encima del escenario las actuaciones de The Who, Jimi Hendrix salió al escenario el lunes, con la primera luz del Jimi Hendrix y Otis Redding, el primer soulman en triunfar amanecer. Tenía que haber actuado la noche anterior, pero había delante de un público formado por hippies… tanto retraso que acabó saliendo al día siguiente por la mañana. Mi buen amigo John Phillips, miembro de The Mama’s And The Fue asombroso porque interpretó el himno nacional con su guitarra Papa’s, me llamó y me propuso si quería ser el fotógrafo de ese y todos esos efectos de sonido. La gente se quedó allí plantada con evento. Evidentemente, acepté. Recuerdo estar frente al escenario la boca abierta y yo estaba en el escenario, a escasos metros, obtomando fotos de Otis Redding y quedar maravillado de la emo- servándolo. No teníamos ni idea de que sería un evento legendario ción que transmitía. También vi la actuación de The Who y era la porque, mientras las cosas suceden, no puedes pensar que formaRUTA 66 | 31
Keith Richards. Asimismo, puso su objetivo al servicio del Festival de Monterey en 1967 y del Festival de Woodstock en 1969, donde retrató a Jimi Hendrix en un momento mágico que marcaría a una generación entera de jóvenes. Hoy sus instantáneas se han alzado como obras de culto y, junto a varios socios, ha fundado la Morrison Hotel Gallery —con sedes en Los Ángeles, Nueva York y Maui— para venderlas a todos los aficionados que quieren coleccionar un pedazo de historia. Hemos tenido la oportunidad de entrevistarle y la conversación se ha transformado en un auténtico viaje contracultural gracias a sus anécdotas personales. Todo lo demás son detalles marcados por ecos psicodélicos, la Guerra de Vietnam y las manifestaciones por los derechos civiles, que quedaron olvidados en la mesa de revelado de algún laboratorio. La leyenda cuenta que compraste tu primera cámara por veinte dólares en una tienda de segunda mano mientras estabas de gira con tu banda. ¿Qué te llamaba tanto la atención de la fotografía? Tocaba el banjo en una banda llamada Modern Folk Quartet y giramos durante cinco años por los Estados Unidos. Hasta que un día de 1966 aparcamos la autocaravana delante de una tienda de objetos de segunda mano y decidimos entrar para ver qué tenían. Resulta que había una mesa llena de cámaras de fotos y uno de mis compañeros compró una. Yo pensé que podía ser divertido, así que cogí otra. Esa tarde fuimos al centro comercial más cercano a buscar carretes y el tipo de la tienda nos dio esas cajetillas amarillas de película Kodak. Puse el carrete en la cámara y le pregunté para qué servían todos esos números puesto que no sabía cómo funcionaba. Su respuesta fue: “Mira bien las instrucciones, a plena luz del día debes ajustarlo a 250 de velocidad de obturación y a 8 de diafragma”. Entonces ese arte visual estaba envuelto en un halo de romanticismo que se ha perdido con el mundo digital. ¿Recuerdas la sensación que tuviste al ver aquellas primeras instantáneas? Seguimos de gira durante dos semanas y aproveché para hacer muchas fotos. Al llegar a Los Ángeles, llevé a revelar los carretes y resulta que no era un negativo normal, sino que era de diapositivas. Eso fue una buena excusa para reunir a los amigos en casa y organizar una proyección con las imágenes. Tan pronto vi la primera en la pared, quedé sorprendido porque no sabía qué iba a encontrarme. Era enorme, reluciente, brillante, con mucha luz y color. En ese preciso momento me di cuenta de que necesitaba hacer más fotos porque disfrutaba con ese tipo de fiestas. Todos
Morrison Hotel Gallery Como no podía ser de otro modo, la historia de la mayor galería de fotos de rock del mundo empezó por casualidad y cambió la vida de las personas implicadas. En 2002, Henry Diltz se asoció con Peter Blachley —responsable del departamento de video de Capitol Records— y editaron un DVD titulado Under the Covers, que recopilaba las mejores películas en Super-8 que el fotógrafo había rodado durante los años setenta y reflexionaba sobre sus portadas más icónicas. Poco tiempo después, Blachley conoció a Rich Horowitz, un comercial que trabajaba para el John Lennon Estate y se encargaba de vender litografías del artista en los Estados Unidos. Entonces los tres protagonistas de esta aventura se asociaron con la idea de ampliar su catálogo y ofrecer algo novedoso al mercado. “Durante un año nos dedicamos a montar exposiciones en hoteles y centros comerciales, anunciándonos en la radio”, explica Henry Diltz. “Nos dimos cuenta de que todo el mundo estaba interesado en lo que vendíamos porque se trataba de imágenes de sus héroes de los años sesenta y setenta”. Después de una exposición en Nueva York, decidieron abrir una sala permanente en el barrio del Soho. Sin embargo, no tenían claro el nombre y la inauguraron sin ningún cartel en la marquesina de la entrada. Hasta que un día, observando el escaparate, se dieron cuenta de que la gente paraba al ver la fotografía de The Doors que aparecía en la portada del álbum Morrison Hotel y entonces decidían entrar a la galería. “Peter me dijo que llamaría a alguien para que pintara ese título en el escaparate y así llamar más la atención”, explica Diltz. “Y resulta que se convirtió en nuestro nombre casi sin planearlo”. El éxito fue instantáneo y, actualmente, representan a más de 125 fotógrafos de rock e incluso han abierto sedes en el Sunset Marquis Hotel de Los Ángeles y en el restaurante de Mick Fleetwood en Maui, Hawái. El sueño de vender instantáneas los fines de semana se ha convertido en uno de los mayores negocios vinculados a la música porque las leyendas nunca desaparecen de imaginario colectivo. 30 | RUTA 66
mis amigos vivían en Laurel Canyon y la mayoría eran músicos, así que me pasaba el día retratándolos y, el fin de semana, los sorprendía con una proyección. El reto era conseguir capturar esos instantes personales sin que se dieran cuenta. Fue el mejor entrenamiento posible, casi como un curso de fotografía. ¿Cuándo te diste cuenta de que esas reuniones improvisadas con amigos podían transformarse en una manera creativa de ganarte la vida y recorrer el país? La primera imagen que vendí fue un retrato de Buffalo Springfield a finales de ese mismo año. Mientras la banda hacía la prueba de sonido en un club, yo estaba fotografiando a gente en una playa cercana. Después regresé al local y vi que en la pared trasera había un enorme mural de un tipo montando en bicicleta. Estaba a punto de hacerle una foto cuando se abrió la puerta, salieron los miembros del grupo y les dije: “¿Podéis poneros delante? Así se apreciará mejor su tamaño”. Ellos me hicieron caso, yo les hice varios retratos y, una semana más tarde, me llamaron de una revista porque querían publicar la imagen. Supongo que la banda se lo comentó durante una entrevista y me pagaron cien dólares. Acepté porque entonces gastaba todo el dinero que ganaba como músico en carretes y revelado. Supongo que te resultó complicado dejar atrás tu carrera como músico de folk y las giras con tu banda para emprender esa nueva aventura profesional hacia lo desconocido… Durante un año seguimos funcionando como grupo e incluso grabamos una canción con Phil Spector. Entonces esperamos durante meses a que se editara y que nos hiciera famosos, pero eso nunca sucedió. El tema nunca salió al mercado porque nosotros éramos un experimento para él. Éramos una banda de folk y Phil Spector nunca había producido música de ese género. Supongo que no estaba convencido de que pudiera ser un éxito. Después de tanto esperar, uno de los miembros decidió regresar a su casa de Hawái. Sin pretenderlo nos tomamos un descanso indefinido, pero yo ya había empezado a tomarme en serio la fotografía. Por curiosidad, ¿qué recuerdos tienes de la industria musical de aquella época tan marcada por la contracultura y cómo conseguías los encargos para las sesiones de fotos? A mediados de los años sesenta se organizaban unos encuentros llamados Love-Ins en Los Ángeles. Todos los hippies se reunían en un parque los domingos por la tarde y era una fiesta al aire libre. Bebían, fumaban hierba, se colocaban e incluso vestían con ropa de colores. Resulta que yo estaba en uno de esos encuentros tomando fotos cuando se me acercó un tipo y me dijo: “Mama Cass quiere que le haga la portada de su disco y necesito a un fotógrafo. ¿Quieres que colaboremos?”. Se llamaba Gary Burden y empezaba a trabajar como diseñador de portadas. Nos conocimos en el momento oportuno e hicimos más de cien cubiertas juntos durante los siguientes cinco años. Las más famosas son las de Dream a Little Dream de Mama Cass, The Second de Steppenwolf, Crosby, Stills & Nash, Turtle Soup de The Turtles, Morrison Hotel de The Doors y varias para los Eagles. ¿Se implicaban mucho los sellos discográficos en el diseño de las portadas de los álbumes o, por el contrario, os dejaban libertad creativa para hacer lo que creyerais más oportuno? Éramos amigos de los músicos y eso permitió que colaborásemos directamente con los grupos y no con las discográficas. De hecho, en aquellos días había un tipo llamado David Geffen que montó una agencia de management con su socio, Elliot Roberts, y trabajaban con los más famosos, como Neil Young, Crosby, Stills & Nash y Joni Mitchell. Ellos consiguieron que los artistas tuvieran más poder frente a los sellos. Ten en cuenta que, en los viejos tiempos, las discográficas contrataban a un fotógrafo, lo mandaban a hacer una sesión y se encargaban del diseño de la portada. Era imposible involucrarse en el proceso creativo. Sin embargo, en aquella época, los grupos empezaron a tener el poder de decisión. Podían opinar sobre las portadas y eran libres de hacer lo que quisieran. Eso sucedió porque Geffen fue muy inteligente al negociar sus contratos. Era el momento perfecto para dar un salto profesional. Probablemente los sellos no nos tenían demasiada simpatía porque hacíamos unas portadas muy bonitas y no podían aportar nada por su parte. Laurel Canyon se convirtió en uno de los epicentros de la escena musical de la Costa Oeste norteamericana. ¿Erais conscientes de que los tiempos estaban cambiando gracias a las
Jimi Hendrix a su paso por
canciones que grababan los artistas de esa comunidad? primera vez que experimentábamos algo parecido. Sabíamos que Woodstock, 1969; Chuck Fue una especie de renacimiento, como una explosión de vida y rompían sus instrumentos al final de los conciertos, pero quedamos Berry en vivo, California, de música. Recuerdo que eran días maravillosos porque nuestro sorprendidos al verlo en directo. Y, por supuesto, allí estaba Jimi 1971; Keith y Ronnie en estilo de vida como músicos nos permitía dormir hasta tarde, no Hendrix. Fue espectacular porque nadie tocaba como él y, además, su jet privado, volando teníamos que ir a una oficina y la mayoría no trabajaba hasta la prendió fuego a su guitarra. Hice fotos de todo lo que sucedió, de Los Ángeles a San noche. Laurel Canyon era un vecindario precioso y tranquilo, aun- aunque tuve que entregárselas a John Phillips porque era el pro- Diego, 1979; The Who en que solo tardabas cinco minutos en llegar allí por la carretera de ductor del festival y resulta que perdió la mayoría. Nunca me las Woodstock, justo antes de Hollywood. Entonces estabas en medio de la montaña. Algo suce- devolvió y solo guardé algunas, como las de The Who rompiéndo- que Townshend machacase su guitarra dió con los jóvenes en los Estados Unidos porque nos oponíamos lo todo y las de Jimi Hendrix en el camerino. a la Guerra de Vietnam y nos volvimos más espirituales. Además, Dos años más tarde te propusieron ser el fotógrafo del festilos artistas empezaron a componer sus propias canciones y eso era val de Woodstock. ¿Erais conscientes de que ese evento multialgo nuevo porque estrellas como Frank Sinatra o Elvis Presley tudinario representaba la culminación de una época utópica? nunca escribieron sus temas. Eran buenos cantantes que dependían Lo más importante fue que nos dimos cuenta de que éramos de otros compositores. Todo eso sucedió gracias a la influencia de muchos pensando igual. Fue como cuando las diversas tribus de los Beatles y de Bob Dylan porque la gente decidió hablar abierta- los sioux se unieron para enfrentarse al Capitán Custer y llenaron mente de sus sentimientos y de sus ideas. No nos gustaban los un valle entero. Woodstock fue algo parecido. Habíamos visto políticos porque nos habían llevado a la guerra, estábamos más conciertos más pequeños en nuestras ciudades y en los Love-Ins, cercanos al Dalai Lama… descubrimos el budismo y la espiritualidad de los nativos norteameriNos dimos cuenta de que éramos muchos pensando igual. Fue como canos. cuando las diversas tribus de los sioux se unieron para enfrentarse al ¿Podrías contarnos cómo era tu rutina de trabajo habitual en aquellos días tan boheCapitán Custer y llenaron un valle entero. Woodstock fue algo parecido mios y dónde revelabas tus negativos después de las sesiones de fotos? pero nunca se habían reunido cuatrocientas mil personas para un Nunca tuve un laboratorio ni supe cómo revelar los negativos evento. Fue una gran celebración de nuestro estilo de vida y de porque yo era músico. Sabía mirar por el visor de la cámara y ha- nuestra música sin que hubiera ninguna pelea. Todo era paz y cer la foto… tenía la habilidad de ver algo y captarlo de la misma amor. El productor me contrató para ser el fotógrafo oficial y tuve manera. Si ajustabas los números correctamente, obtenías una que llevar mis imágenes a la revista Life directamente desde el imagen fiel de lo que tenías delante. Yo acostumbraba a levantar- laboratorio. El editor de la revista eligió unas doscientas o trescienme tarde y, muchas veces, dejaba que el día me sorprendiera. tas instantáneas y yo estaba muy emocionado. Publicaron algunas Siempre sucedía algo y solo debías fluir, como si fuera el inicio de y nunca me devolvieron el resto. Es una larga historia porque reuna aventura. Puede que tuviera que ir a la lavandería o al banco o sulta que Life cerró en 1971 e intenté contactar con ellos, pero al supermercado y me encontraba con alguien. Entonces íbamos a nadie sabía donde estaban. Sin embargo, esa vez conservé el 85% casa de otro conocido, nos bañábamos en la piscina, coincidíamos del material y el resto está perdido en algún lugar del mundo. con otra gente, salíamos a cenar y resulta que algún amigo actuaba Desde un punto de vista personal, ¿cuál fue la actuación más en un club de la ciudad, así que el día evolucionaba a su manera y memorable de aquel festival celebrado en medio de la montaña te sorprendía. en el estado de Nueva York? Fuiste el fotógrafo oficial del festival de Monterey en 1967 y Hubo grandes actuaciones, aunque el punto álgido fue cuando viviste desde encima del escenario las actuaciones de The Who, Jimi Hendrix salió al escenario el lunes, con la primera luz del Jimi Hendrix y Otis Redding, el primer soulman en triunfar amanecer. Tenía que haber actuado la noche anterior, pero había delante de un público formado por hippies… tanto retraso que acabó saliendo al día siguiente por la mañana. Mi buen amigo John Phillips, miembro de The Mama’s And The Fue asombroso porque interpretó el himno nacional con su guitarra Papa’s, me llamó y me propuso si quería ser el fotógrafo de ese y todos esos efectos de sonido. La gente se quedó allí plantada con evento. Evidentemente, acepté. Recuerdo estar frente al escenario la boca abierta y yo estaba en el escenario, a escasos metros, obtomando fotos de Otis Redding y quedar maravillado de la emo- servándolo. No teníamos ni idea de que sería un evento legendario ción que transmitía. También vi la actuación de The Who y era la porque, mientras las cosas suceden, no puedes pensar que formaRUTA 66 | 31
The Doors pasean por Venice Beach, Los Angeles, 1969; Michael Jackson al teléfono, California, 1971; Simon & Garfunkel, festival de Monterery, 1967; Paul McCartney en su yate, vacaciones con la familia, Virgin Islands, 1977
jara como fotógrafo. También conocía a Gary Burden, así que los dos íbamos a su rancho a principios de los años setenta, pasábamos la noche, nos levantábamos por la mañana, paseábamos por el campo y yo hacía fotos. Reíamos, tomábamos café, fumábamos hierba y la vida era preciosa. Los retratos salían de este ambiente. Nadie me contrataba para ir a su casa a hacer fotos, no era un trabajo. Se trataba de un estilo de vida. Simplemente nos divertíamos, pasábamos el día juntos y, cuando veía algo interesante, sacaba la cámara. Y nadie se daba cuenta. También colaboraste con The Doors, tanto en portadas de discos como en imágenes promocionales. ¿Tenías la sensación de que las cosas iban demasiado rápido para la banda? No tenía esa sensación porque fotografié al grupo en Los Ángeles, un año antes de ese famoso concierto en Florida donde Jim Morrison aparentemente se bajó la bragueta de sus pantalones. Era un tipo distinto del resto. No era un músico de folk, era un poeta y, al principio, no se planteaba ser cantante. Solo quería escribir sus textos, era muy tranquilo y le gustaba observar las cosas. Tampoco hablaba demasiado, aunque cuando bebía o tomaba drogas se desataba en el escenario. La mayor parte del tiempo estaba quieto y simplemente te saludaba. No era de los que iniciaba una conversación porque era un tipo reservado. Debo reconocer que nunca lo vi hacer el loco en ningún concierto. Empezó a actuar de esa manera más tarde y nadie pudo evitar que acabara mal. En 1979 fuiste de gira por los Estados Unidos con The New Barbarians y tuviste la oportunidad de conocer bien tanto a Keith Richards como a Ron Wood. ¿Cómo surgió ese encargo? Un amigo trabajaba en el departamento de prensa de Columbia Records y un día me dijo: “Nos gustaría que fueras una semana de gira con este grupo porque necesitamos fotos promocionales”. No eran los Rolling Stones, sino que se llamaban The New Barbarians… en el fondo era lo mismo, pero sin Mick Jagger. Era como rán parte de la historia. La historia se aprecia años más tarde. si el jefe no estuviera en la oficina y pudieran pasarlo mejor. Así Me gustaría preguntarte por algunos de los artistas con los que, durante esa semana, me hice amigo de esos tipos porque los que tuviste una relación más estrecha. Por ejemplo, fuiste tes- músicos sabemos cómo tratarnos entre nosotros. Y resulta que tigo de excepción de los inicios de los Eagles y de su salto a la encajé porque no era un fotógrafo que se entrometiera en las cosas. fama… Supongo que lo apreciaron porque, cuando pasó esa semana, su En Los Ángeles había un club de folk llamado Troubadour don- mánager me dijo que no querían que me fuera. Entonces me prode cada noche podías encontrarte con todo el mundo. Los miem- puso quedarme dos semanas más puesto que necesitaban las fotos bros de los Eagles eran unos tipos jóvenes que iban allí a pasar el y la banda ya me conocía bien. rato y montaron la banda para acompañar a Linda Ronstadt en diLos Rolling Stones estaban en una época incierta y Ron recto. No se conocían de nada y así fue como empezaron a tocar Wood quería retomar su carrera en solitario junto a Keith Richards. ¿Existía alguna diferencia enNadie me contrataba para ir a su casa a hacer fotos, no era un trabajo. Se tre sus facetas artísticas y los personajes trataba de un estilo de vida. Simplemente nos divertíamos, pasábamos el día mediáticos? Keith es un tipo fabuloso, un icono. Ha juntos y, cuando veía algo interesante, sacaba la cámara. Y nadie se daba cuenta sido músico de blues durante mucho tiempo y ha tenido una vida muy interesante. Es juntos. En 1972 hicimos la portada de su primer álbum. Recuerdo complicado describirlo porque me resultaba difícil entenderlo que pasamos la noche en el desierto y tomamos peyote. Después cuando hablaba con ese acento tan cockney. Esa gente tiene algo hicimos la del segundo disco, que se titula Desperado, donde se único. Por ejemplo, Keith Richards, Ron Wood e Ian McLagan, el disfrazaron de cowboys y escenificaron un gran tiroteo. Yo tomé teclista, estaban en una especie de burbuja. Se pasaban el día rienfotos de todo y rodé varias escenas en Super-8. Más tarde fui con do de cosas, tenían su propio vocabulario y yo no entendía de qué ellos de gira por todo el país y pasamos tres años juntos. Eran hablaban porque lo pronunciaban de una manera especial. Era buenos amigos, y muy inteligentes, por esto resultaba tan divertido como si todo les importara bien poco. viajar con la banda. Finalmente, ¿estabas interesado en lo que sucedía entonces Tus retratos de Neil Young ofrecen una visión íntima y des- en San Francisco con la escena psicodélica? preocupada de una de las grandes estrellas de esa época. Tenía varios amigos en esa ciudad, así que de vez en cuando iba ¿Cómo describirías aquellas sesiones fotográficas en su ran- a visitarlos. También hice fotos de varios grupos de allí y estuve el cho? día que organizaron el famoso Human Be-In en el Golden Gate Es una persona maravillosa, divertida y con un gran sentido del Park. Timothy Leary y Allen Ginsberg estaban presentes mientras yo humor. Siempre está riendo de manera escandalosa. Éramos ami- hacía fotos. Pude vivir un poco aquella escena, pero la mayor parte gos porque nos conocíamos desde sus días como músico de folk, del tiempo estaba en Los Ángeles y en Laurel Canyon. Jim Marshall antes de que estuviera con Buffalo Springfield y de que yo traba- fue el tipo que retrató mejor lo que sucedía en San Francisco. * 32 | RUTA 66