nº 370 | MAYO 2019 | 4,95 €
TIEMPOS DE ROCK’N’ROLL / DESDE 1985
FAT WHITE FAMILY
políticamente incorrectos
THE HELLACOPTERS
hablamos con Dregen
JAMES BRANDON LEWIS
explosión de neo-jazz
THE CYNICS
vienen al Surforama
Stray Cats
TERENCE TRENT D’ARBY
¿genio o maldito?
protagonistas del Azkena
nuevo álbum 40, entrevista con Lee Rocker
YAK / CALA VENTO / MADRUGADA / MONEY FOR ROPE / KEVIN MORBY / LOS ZIGARROS / MAREA / MALCOLM HOLCOMBE / CRUDO PIMENTO / SOPHIE AUSTER / XARIM ARESTÉ
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T E X T O : C E L E I R O ,
D A V I D M O R E U , X A V I M A R T Í N E Z , M A R C O S J A V I E R H . A Y E N S A , A N G E L S I E T E V I D A S
Cats
N O R I E G A , M A N E L & I G N A C I O J U L I À
Son uno de los principales reclamos del Azkena Rock Festival, que del 21 al 22 de junio convertirá de nuevo Vitoria-Gasteiz en el ojo del huracán roquero. Hablamos con Lee Rocker del regreso del trío y repasamos su vida y milagros con detalle. Rockabilly rules!
el enésimo retorno DE LOS REINVEN TORES DEL Listos para rocanrolear en el Azkena: los Gatos Extraviados han vuelto (foto: Russ Harrington) 50 | RUTA 66
os que llevamos gran parte de nuestra vida consumiendo lo que se puede denominar rockabilly, o rock’n’roll cincuentas, hace tiempo que no nos podemos quejar. El panorama actual goza de buena salud y suele darnos alegrías y buenos discos: Kim Lenz, J.D. McPherson, las diferentes propuestas de Deke Dikerson, y también la escena patria sigue las mismas pautas, con los exquisitos proyectos de Mario Cobo, por poner un ejemplo bastante inmediato. Pero esto no debería llamarnos a engaño, grandes artistas todos los mencionados, pero muy de nicho y que no dejan de moverse en círculos para eruditos y consumidores compulsivos del género, nada que no vaya a trascender más allá del club de las patillas y tupés. La única que parecía que podía haber llevado tan añejo y pionero estilo más allá en los últimos tiempos era la irlandesa Imelda May, con su imagen sexy y cuidada hasta el último detalle, y su rockabilly sofisticado pero accesible a la vez, pero el patinazo que supuso el viraje artístico y estético de su último álbum Life Love Flesh Blood ha fulminado inmediatamente cualquier posibilidad de ser la reina del rockabilly del nuevo milenio. Y es ante este panorama casi clandestino del rock cincuentas cuando se echa de menos a una banda como Stray Cats, un combo que con la sola mención de su nombre hace pensar en los gloriosos años cincuenta a todos los consumidores rock del planeta, sin distinción de géneros ni subestilos. Una banda que vuelva a poner el rockabilly como moneda de cambio corriente en el panorama roquero. Y finalmente han tenido que ser Brian Setzer, Lee Rocker y Slim Jim Phantom los que han tenido que volver para que el rock’n’roll vuelva a ser molón para todo el mundo y sacarlo de las catacumbas rockers. Curiosamente no es la primera reunión del trío, desde mediados de los ochenta su trayectoria ha sido un poco como la del Guadiana, llena de disoluciones, reuniones, supuestas giras de despedida… Pero es en una época tan volátil, postiza y donde cualquier nimiedad tiende a la hipérbole, cuando hacen falta referencias tan sólidas como ellos. Llevábamos prácticamente una década sin saber apenas nada del trío. Una gira de despedida en 2008 y desde entonces poca cosa. Y es que en otras etapas en las que Stray Cats estuvieron inactivos al menos tuvimos manduca de calidad para ir matando el gusanillo, excelentes discos de la Brian Setzer Orchestra o esos ejercicios de contrastado pedigrí rocanrolero que realizaron a pachas Slim Jim Phantom, el guitarrista Danny B. Harvey y el añorado Lemmy. En esta última década, débiles han sido las señales emitidas por el trío. Brian Setzer ha ido publicando discos con una cierta regu-
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T E X T O : C E L E I R O ,
D A V I D M O R E U , X A V I M A R T Í N E Z , M A R C O S J A V I E R H . A Y E N S A , A N G E L S I E T E V I D A S
Cats
N O R I E G A , M A N E L & I G N A C I O J U L I À
Son uno de los principales reclamos del Azkena Rock Festival, que del 21 al 22 de junio convertirá de nuevo Vitoria-Gasteiz en el ojo del huracán roquero. Hablamos con Lee Rocker del regreso del trío y repasamos su vida y milagros con detalle. Rockabilly rules!
el enésimo retorno DE LOS REINVEN TORES DEL Listos para rocanrolear en el Azkena: los Gatos Extraviados han vuelto (foto: Russ Harrington) 50 | RUTA 66
os que llevamos gran parte de nuestra vida consumiendo lo que se puede denominar rockabilly, o rock’n’roll cincuentas, hace tiempo que no nos podemos quejar. El panorama actual goza de buena salud y suele darnos alegrías y buenos discos: Kim Lenz, J.D. McPherson, las diferentes propuestas de Deke Dikerson, y también la escena patria sigue las mismas pautas, con los exquisitos proyectos de Mario Cobo, por poner un ejemplo bastante inmediato. Pero esto no debería llamarnos a engaño, grandes artistas todos los mencionados, pero muy de nicho y que no dejan de moverse en círculos para eruditos y consumidores compulsivos del género, nada que no vaya a trascender más allá del club de las patillas y tupés. La única que parecía que podía haber llevado tan añejo y pionero estilo más allá en los últimos tiempos era la irlandesa Imelda May, con su imagen sexy y cuidada hasta el último detalle, y su rockabilly sofisticado pero accesible a la vez, pero el patinazo que supuso el viraje artístico y estético de su último álbum Life Love Flesh Blood ha fulminado inmediatamente cualquier posibilidad de ser la reina del rockabilly del nuevo milenio. Y es ante este panorama casi clandestino del rock cincuentas cuando se echa de menos a una banda como Stray Cats, un combo que con la sola mención de su nombre hace pensar en los gloriosos años cincuenta a todos los consumidores rock del planeta, sin distinción de géneros ni subestilos. Una banda que vuelva a poner el rockabilly como moneda de cambio corriente en el panorama roquero. Y finalmente han tenido que ser Brian Setzer, Lee Rocker y Slim Jim Phantom los que han tenido que volver para que el rock’n’roll vuelva a ser molón para todo el mundo y sacarlo de las catacumbas rockers. Curiosamente no es la primera reunión del trío, desde mediados de los ochenta su trayectoria ha sido un poco como la del Guadiana, llena de disoluciones, reuniones, supuestas giras de despedida… Pero es en una época tan volátil, postiza y donde cualquier nimiedad tiende a la hipérbole, cuando hacen falta referencias tan sólidas como ellos. Llevábamos prácticamente una década sin saber apenas nada del trío. Una gira de despedida en 2008 y desde entonces poca cosa. Y es que en otras etapas en las que Stray Cats estuvieron inactivos al menos tuvimos manduca de calidad para ir matando el gusanillo, excelentes discos de la Brian Setzer Orchestra o esos ejercicios de contrastado pedigrí rocanrolero que realizaron a pachas Slim Jim Phantom, el guitarrista Danny B. Harvey y el añorado Lemmy. En esta última década, débiles han sido las señales emitidas por el trío. Brian Setzer ha ido publicando discos con una cierta regu-
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laridad, pero todo peca de una cierta dispersión (directos, discos navideños…) de la que quizás se salva el solvente y taciturno Songs from Lonely Avenue publicado en 2009. Y de Lee Rocker y Slim Jim Phantom poco se puede añadir, discos anodinos en el caso del primero y correctas giras nostálgicas del segundo, pero lejos del esplendor de los tiempos gatunos. Aunque fue quizás en la edición del Azkena Rock Festival de 2011 donde pude revivir un poco el fuego Stray Cats, con la actuación del proyecto Rockabilly Riot de Brian Setzer, donde la aparición de Slim Jim Phantom mostró que la vieja química entre las dos terceras partes del combo
El sueño americano a su alcance Primer asalto. Junio de 1981. Nueva York. Setzer llama a Bobby Startup, quien había estado en Londres ejerciendo de road manager para el trío, y le dice que busque una sala y reúna a discográficas y prensa para un solo concierto de Stray Cats. Bond’s, donde The Clash están reventado la Gran Manzana a ritmo de Sandinista, tiene un día libre. El mánager Tony Bidgood, abducido por la cocaína, y temiendo perder definitivamente su chollo y su status de bon vivant, no acude a la cita y no hay acuerdo para comercializar sus discos en casa. Segundo asalto. 16 de octubre de 1981. Chuck Hall, cazatalentos del exitoso ‘’late night show’’ Fridays, Los jóvenes leones del nuevo rockabilly-boogie contrata a Stray Cats para que actúen en directo ante millones de telespectadores. Durante la actuación una asistente muestra ante la cámara un cartel con el mensaje ‘’BE PATIENT: THEIR ALBUMS HAVE NOT YET BEEN RELEASED IN AMERICA… THE STRAY CATS!’’. Algo inusual para un espacio reservado a bandas de éxito como The Clash, AC/DC o Tom Petty.
EMI AMERICA
Los gatos dan la patada a su díscolo representante. Se habían guardado un as en la manga y recuperan las conversaciones con Gary Gersh, uno de los padres de EMI America. Actualmente, Gersh es uno de los directivos de AEG Presents, la compañía que lleva la promoción de sus conciertos en esta nueva aventura. La discográfica no se complica, prepara un ‘’refrito’’ de los dos primeros trabajos lanzados en Europa, Stray Cats y Gonna Ball junto con un tema nuevo, «Built for Speed», que titula el recopilatorio.
LOS ALIADOS
Las college radios son emisoras dirigida por los estudiantes de una universidad, siempre han estado asociadas con subculturas musicales emergentes, como el punk, la new-wave o el indie-rock y sirven como plataformas de lanzamiento. Gracia a ellas, la música de los gatos descarriados ya era un éxito en los Estados Unidos antes de que el disco llegase a los cajones de las tiendas o incluso de que se radiase en las radios comerciales. El 1 de agosto de 1981 a las 12:01 AM, Music Television, más conocida por sus siglas MTV, comienza a emitir sus primeras imágenes, al tiempo que se escucha el mensaje de John Lack ‘’Ladies and gentleman, rock’n’roll’’. A partir del lanzamiento del disco de presentación americano, la exposición de sus primeros videos, «Rock This Town», «Stray Cats Strut» y, en menor medida, «Little Miss Prissy», es continua.
GOD BLESS ROCKABILLY
El 7 de junio de 1982 se lanza al mercado Built for Speed consiguiendo el número 1 en Canadá y el número 2 en las listas de álbumes pop de Billboard, durante quince semanas consecutivas. Este es el período de mayor éxito, venden dos millones de discos y la paradoja es que una banda rockabilly pisa los talones a Thriller, el segundo álbum más vendido de la historia, un hecho que, casi con seguridad, nadie podrá repetir. Las grandes superficies cuelgan en sus escaparates camisas boleras, baggy suits, los chicos dan una vuelta a sus vaqueros, suben los cuellos de sus chupas de cuero, engrasan sus tupés y los más osados tatúan el magnético Cat Head en sus brazos. También hay oficinistas o padres de familia que se suman a la Straycatsmania que, a estas alturas, se propaga por todo el planeta como una plaga.
ÍDOLOS DE BARRO
El trío agita un cóctel explosivo: luchas de poder internas entre Rocker y Brian, un interés creciente de la discográfica en la carrera individual del rubiales, agotamiento, distanciamientos, juventud, matrimonios. El resultado, una súbita ruptura que ni ellos mismos se esperaban. [M.N.] 52 | RUTA 66
aún funcionaba aportando genuina magia rocker al escenario del recinto de Mendizabala. Y de esta guisa nos plantamos en 2018, cuando se anunció una fecha en directo del trío clásico en Las Vegas, que como muchos preveíamos ha sido el preámbulo de una reunión en toda regla del añorado trío. Y tal como cantaban ellos mismos: «Rockabilly Rules». El género vuelve a ser relevante con su presencia, con el añadido de un nuevo álbum de estudio de explícito título, 40 (Surfdog-Top Artist), el primero de canciones nuevas de estudio en más de un cuarto de siglo. Y que suena estupendamente, recuperando la musculosa algarabía rockabilly que siempre les ha caracterizado. Solo queda que llegue su anhelada actuación en el próximo Azkena Rock Festival para comprobar que mantienen el tipo y el pulso en escena como consumación de esa liturgia rocker para masas que tan necesaria es para el estilo a estas alturas del nuevo siglo. [X.M.]
Ranting and raving: todavía son un trío imparable en vivo (foto: Suzie Kaplan)
MEMORIAS DE UN GATO CALLEJERO En un momento en el que la vieja guardia del rock’n’roll está cediendo el relevo a las nuevas generaciones de iconos pop, todavía quedan personajes ilustres que defienden la carretera y los estudios de grabación como un estilo de vida único, además de haber convertido su imagen y su instrumento en símbolos de rebeldía a prueba de bombas. Esta descripción encaja perfectamente con Lee Rocker, contrabajista de la emblemática banda norteamericana Stray Cats que ahora regresa con un nuevo álbum bajo el brazo y una gira para celebrar sus cuarenta años de carrera. Mientras calientan motores para el desembarco en Europa, ha encontrado tiempo para contarnos anécdotas sobre clubes de punk, viajes iniciáticos, amistades ilustres, egos controlados, reencuentros emotivos y su incombustible pasión por los escenarios. Te propongo empezar la entrevista con un viaje en el tiempo. ¿Qué influencia tuvo el ambiente artístico en el que te criaste a la hora de querer dedicarte profesionalmente a la música? Mis padres se han dedicado a la música clásica, así que una de las reglas que había en casa era que debías tocar un instrumento. Cuando era pequeño empecé a estudiar música y a tocar el chelo. A los trece años me enamoré del rock’n’roll, me puse a tocar el bajo eléctrico y luego me pasé al contrabajo. Es evidente que mi contexto familiar fue decisivo porque mis padres me apoyaron mucho y, aunque ellos estaban centrados en sus cosas, apreciaban todo tipo de géneros. Fue un proceso natural. Independientemente de la música que elijas, la cuestión es interpretarla bien, trabajar duro y encontrar un estilo propio para que tu personalidad salga a la luz. Los Stray Cats empezasteis a tocar rockabilly con una actitud cercana al punk en varios clubs de Nueva York como CBGB’s y Max’s Kansas City. ¿Crees que encajabais en aquella escena? Nos conocimos cuando teníamos unos diez años porque íbamos juntos al colegio y vivíamos a pocas manzanas de distancia en un pueblo pequeño a las afueras de Nueva York. Brian, Jim y yo somos ‘’familia’’, casi como hermanos. Creo que los Stray Cats tenemos una vertiente punk y, en ciertos aspectos, podríamos considerarnos una banda de ese estilo. El rockabilly es el punk original porque no está sobreproducido, ni depende de luces ni de máquinas, simplemente se trata de gente tocando sus instrumentos con energía y pasión. Lo más importante es el sentimiento y los punks supieron apreciar eso en nosotros. Lo que nos diferencia de ellos, aunque compartimos su actitud y entrega, es que somos músicos serios. Fueron tiempos bastante duros en Nueva York y de ese ambiente salió buena música. La suerte de la banda cambió cuando os trasladasteis a Inglaterra en 1980 para sumaros al fenómeno del rock revival que allí se vivía. ¿Qué encontrasteis al llegar a Londres? Recuerdo que éramos muy jóvenes. Nos largamos de Nueva York en junio de ese año con tres billetes de avión para nosotros y uno para mi contrabajo, que viajó en un asiento a mi lado. Decidimos ir a Inglaterra porque entonces actuábamos en los clubes de Nueva York, pero no parábamos de conocer a músicos de ese país y sabíamos todo lo que allí sucedía gracias a revistas como Melody Maker. Nos parecía asombroso y quisimos descubrir qué coño pasaba. No teníamos ningún concierto cerrado ni ningún sello
discográfico que nos apoyara. Entonces llegamos a Londres y nos Fue genial y él era un saxofonista asombroso. Grabamos ese dimos cuenta de que no habíamos planeado el viaje. Dormimos disco en los Air Studios que se encuentran en la isla de Montserrat, varias noches en Hyde Park y en salas de cine, pero nos parecía en el Caribe. Allí se respiraban buenas vibraciones y resultó ser bien porque éramos muy jóvenes. Pasamos dos meses llamando a una época maravillosa. Estar en aquella pequeña isla hizo que la varias puertas e intentando conseguir conciertos de rock’n’roll en música fluyera de manera especial. El primer disco lo produjo pubs. Al final lo logramos y, muy pronto, las cosas empezaron a Dave Edmunds y en aquella ocasión decidimos hacerlo nosotros moverse. Fue un verano muy loco y en septiembre ya había sellos mismos. Como puedes imaginar, supuso un reto enorme, aprendiinteresados en nosotros. mos muchas cosas y creo que conseguimos grabar material muy Vuestro primer álbum apareció en 1981 y estaba repleto de potente. Y acabó siendo un disco distinto porque había saxos, canciones memorables. ¿Qué puedes contarnos de «Storm the pianos y teclados, mientras que en el anterior simplemente éramos Embassy», el único tema político que habéis grabado? un trío. Además de Lee Allen al saxo, John Locke de la banda La toma de rehenes en la embajada Todo fue muy deprisa y América estaba preparada de nuevo para el rock’n’ roll. de Irán aparecía en Puede que ahora suceda lo mismo. Tengo la sensación de que se está viviendo las noticias y los periódicos. Nosoun cambio, hay demasiada música procesada (Lee Rocker) tros también hablábamos sobre el tema y eso nos llevó a componer esta canción. Spirit se nos unió al piano. Siempre intentamos hacer cosas distinComo bien dices, no es algo que se haya repetido en nuestra carre- tas. ra, aunque me gusta mucho en términos musicales. Creo que las La mayor relación profesional que han tenido los Stray Cats canciones pueden y deben contribuir al cambio social, y muchos ha sido con el productor Dave Edmunds. ¿Qué crees que aporartistas lo han logrado. Pero, tanto a la banda como a mí, nos gusta tó a las sesiones de grabación y a vuestro sonido habitual? escribir y tocar canciones que hablen de rock’n’roll y de coches Si hubiera un cuarto miembro de la banda, este sería Dave. Era para hacer que la gente se sienta bien. Algunos temas políticos el tipo adecuado para producirnos porque realmente entendía la pueden dividir la opinión de los seguidores y eso no es lo que bus- esencia de los Stray Cats. Hablábamos el mismo idioma. Soy un camos. Por este motivo nos mantenemos alejados de este tipo de gran fan de sus discos en solitario y de sus producciones. Además, música. es el tipo de productor que crea un ambiente especial en el estudio A finales del mismo año apareció vuestro segundo disco, titu- para que puedas ofrecer lo mejor como músico. Nos conocimos lado Gonna Ball, que contaba con la colaboración del legenda- antes de grabar nuestro primer disco y entonces mucha gente querio saxofonista Lee Allen. ¿Cómo fueron las sesiones de graba- ría trabajar con nosotros. Mick Jagger quería que firmásemos con ción? Rolling Stones Records y deseaba producirnos. Richard Branson
+ INFO
La primera biografía en libro de Stray Cats se editó en castellano. La huella del gato, obra de Marcos Noriega, ya fue reseñada en estas páginas, pero conviene recordar que es un repaso muy completo de la trayectoria del trío, que incorpora una extensa documentación fotográfica, con material inédito, e incluye información detallada sobre todos sus conciertos. Pídelo en http:// straycatsstory.com.
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laridad, pero todo peca de una cierta dispersión (directos, discos navideños…) de la que quizás se salva el solvente y taciturno Songs from Lonely Avenue publicado en 2009. Y de Lee Rocker y Slim Jim Phantom poco se puede añadir, discos anodinos en el caso del primero y correctas giras nostálgicas del segundo, pero lejos del esplendor de los tiempos gatunos. Aunque fue quizás en la edición del Azkena Rock Festival de 2011 donde pude revivir un poco el fuego Stray Cats, con la actuación del proyecto Rockabilly Riot de Brian Setzer, donde la aparición de Slim Jim Phantom mostró que la vieja química entre las dos terceras partes del combo
El sueño americano a su alcance Primer asalto. Junio de 1981. Nueva York. Setzer llama a Bobby Startup, quien había estado en Londres ejerciendo de road manager para el trío, y le dice que busque una sala y reúna a discográficas y prensa para un solo concierto de Stray Cats. Bond’s, donde The Clash están reventado la Gran Manzana a ritmo de Sandinista, tiene un día libre. El mánager Tony Bidgood, abducido por la cocaína, y temiendo perder definitivamente su chollo y su status de bon vivant, no acude a la cita y no hay acuerdo para comercializar sus discos en casa. Segundo asalto. 16 de octubre de 1981. Chuck Hall, cazatalentos del exitoso ‘’late night show’’ Fridays, Los jóvenes leones del nuevo rockabilly-boogie contrata a Stray Cats para que actúen en directo ante millones de telespectadores. Durante la actuación una asistente muestra ante la cámara un cartel con el mensaje ‘’BE PATIENT: THEIR ALBUMS HAVE NOT YET BEEN RELEASED IN AMERICA… THE STRAY CATS!’’. Algo inusual para un espacio reservado a bandas de éxito como The Clash, AC/DC o Tom Petty.
EMI AMERICA
Los gatos dan la patada a su díscolo representante. Se habían guardado un as en la manga y recuperan las conversaciones con Gary Gersh, uno de los padres de EMI America. Actualmente, Gersh es uno de los directivos de AEG Presents, la compañía que lleva la promoción de sus conciertos en esta nueva aventura. La discográfica no se complica, prepara un ‘’refrito’’ de los dos primeros trabajos lanzados en Europa, Stray Cats y Gonna Ball junto con un tema nuevo, «Built for Speed», que titula el recopilatorio.
LOS ALIADOS
Las college radios son emisoras dirigida por los estudiantes de una universidad, siempre han estado asociadas con subculturas musicales emergentes, como el punk, la new-wave o el indie-rock y sirven como plataformas de lanzamiento. Gracia a ellas, la música de los gatos descarriados ya era un éxito en los Estados Unidos antes de que el disco llegase a los cajones de las tiendas o incluso de que se radiase en las radios comerciales. El 1 de agosto de 1981 a las 12:01 AM, Music Television, más conocida por sus siglas MTV, comienza a emitir sus primeras imágenes, al tiempo que se escucha el mensaje de John Lack ‘’Ladies and gentleman, rock’n’roll’’. A partir del lanzamiento del disco de presentación americano, la exposición de sus primeros videos, «Rock This Town», «Stray Cats Strut» y, en menor medida, «Little Miss Prissy», es continua.
GOD BLESS ROCKABILLY
El 7 de junio de 1982 se lanza al mercado Built for Speed consiguiendo el número 1 en Canadá y el número 2 en las listas de álbumes pop de Billboard, durante quince semanas consecutivas. Este es el período de mayor éxito, venden dos millones de discos y la paradoja es que una banda rockabilly pisa los talones a Thriller, el segundo álbum más vendido de la historia, un hecho que, casi con seguridad, nadie podrá repetir. Las grandes superficies cuelgan en sus escaparates camisas boleras, baggy suits, los chicos dan una vuelta a sus vaqueros, suben los cuellos de sus chupas de cuero, engrasan sus tupés y los más osados tatúan el magnético Cat Head en sus brazos. También hay oficinistas o padres de familia que se suman a la Straycatsmania que, a estas alturas, se propaga por todo el planeta como una plaga.
ÍDOLOS DE BARRO
El trío agita un cóctel explosivo: luchas de poder internas entre Rocker y Brian, un interés creciente de la discográfica en la carrera individual del rubiales, agotamiento, distanciamientos, juventud, matrimonios. El resultado, una súbita ruptura que ni ellos mismos se esperaban. [M.N.] 52 | RUTA 66
aún funcionaba aportando genuina magia rocker al escenario del recinto de Mendizabala. Y de esta guisa nos plantamos en 2018, cuando se anunció una fecha en directo del trío clásico en Las Vegas, que como muchos preveíamos ha sido el preámbulo de una reunión en toda regla del añorado trío. Y tal como cantaban ellos mismos: «Rockabilly Rules». El género vuelve a ser relevante con su presencia, con el añadido de un nuevo álbum de estudio de explícito título, 40 (Surfdog-Top Artist), el primero de canciones nuevas de estudio en más de un cuarto de siglo. Y que suena estupendamente, recuperando la musculosa algarabía rockabilly que siempre les ha caracterizado. Solo queda que llegue su anhelada actuación en el próximo Azkena Rock Festival para comprobar que mantienen el tipo y el pulso en escena como consumación de esa liturgia rocker para masas que tan necesaria es para el estilo a estas alturas del nuevo siglo. [X.M.]
Ranting and raving: todavía son un trío imparable en vivo (foto: Suzie Kaplan)
MEMORIAS DE UN GATO CALLEJERO En un momento en el que la vieja guardia del rock’n’roll está cediendo el relevo a las nuevas generaciones de iconos pop, todavía quedan personajes ilustres que defienden la carretera y los estudios de grabación como un estilo de vida único, además de haber convertido su imagen y su instrumento en símbolos de rebeldía a prueba de bombas. Esta descripción encaja perfectamente con Lee Rocker, contrabajista de la emblemática banda norteamericana Stray Cats que ahora regresa con un nuevo álbum bajo el brazo y una gira para celebrar sus cuarenta años de carrera. Mientras calientan motores para el desembarco en Europa, ha encontrado tiempo para contarnos anécdotas sobre clubes de punk, viajes iniciáticos, amistades ilustres, egos controlados, reencuentros emotivos y su incombustible pasión por los escenarios. Te propongo empezar la entrevista con un viaje en el tiempo. ¿Qué influencia tuvo el ambiente artístico en el que te criaste a la hora de querer dedicarte profesionalmente a la música? Mis padres se han dedicado a la música clásica, así que una de las reglas que había en casa era que debías tocar un instrumento. Cuando era pequeño empecé a estudiar música y a tocar el chelo. A los trece años me enamoré del rock’n’roll, me puse a tocar el bajo eléctrico y luego me pasé al contrabajo. Es evidente que mi contexto familiar fue decisivo porque mis padres me apoyaron mucho y, aunque ellos estaban centrados en sus cosas, apreciaban todo tipo de géneros. Fue un proceso natural. Independientemente de la música que elijas, la cuestión es interpretarla bien, trabajar duro y encontrar un estilo propio para que tu personalidad salga a la luz. Los Stray Cats empezasteis a tocar rockabilly con una actitud cercana al punk en varios clubs de Nueva York como CBGB’s y Max’s Kansas City. ¿Crees que encajabais en aquella escena? Nos conocimos cuando teníamos unos diez años porque íbamos juntos al colegio y vivíamos a pocas manzanas de distancia en un pueblo pequeño a las afueras de Nueva York. Brian, Jim y yo somos ‘’familia’’, casi como hermanos. Creo que los Stray Cats tenemos una vertiente punk y, en ciertos aspectos, podríamos considerarnos una banda de ese estilo. El rockabilly es el punk original porque no está sobreproducido, ni depende de luces ni de máquinas, simplemente se trata de gente tocando sus instrumentos con energía y pasión. Lo más importante es el sentimiento y los punks supieron apreciar eso en nosotros. Lo que nos diferencia de ellos, aunque compartimos su actitud y entrega, es que somos músicos serios. Fueron tiempos bastante duros en Nueva York y de ese ambiente salió buena música. La suerte de la banda cambió cuando os trasladasteis a Inglaterra en 1980 para sumaros al fenómeno del rock revival que allí se vivía. ¿Qué encontrasteis al llegar a Londres? Recuerdo que éramos muy jóvenes. Nos largamos de Nueva York en junio de ese año con tres billetes de avión para nosotros y uno para mi contrabajo, que viajó en un asiento a mi lado. Decidimos ir a Inglaterra porque entonces actuábamos en los clubes de Nueva York, pero no parábamos de conocer a músicos de ese país y sabíamos todo lo que allí sucedía gracias a revistas como Melody Maker. Nos parecía asombroso y quisimos descubrir qué coño pasaba. No teníamos ningún concierto cerrado ni ningún sello
discográfico que nos apoyara. Entonces llegamos a Londres y nos Fue genial y él era un saxofonista asombroso. Grabamos ese dimos cuenta de que no habíamos planeado el viaje. Dormimos disco en los Air Studios que se encuentran en la isla de Montserrat, varias noches en Hyde Park y en salas de cine, pero nos parecía en el Caribe. Allí se respiraban buenas vibraciones y resultó ser bien porque éramos muy jóvenes. Pasamos dos meses llamando a una época maravillosa. Estar en aquella pequeña isla hizo que la varias puertas e intentando conseguir conciertos de rock’n’roll en música fluyera de manera especial. El primer disco lo produjo pubs. Al final lo logramos y, muy pronto, las cosas empezaron a Dave Edmunds y en aquella ocasión decidimos hacerlo nosotros moverse. Fue un verano muy loco y en septiembre ya había sellos mismos. Como puedes imaginar, supuso un reto enorme, aprendiinteresados en nosotros. mos muchas cosas y creo que conseguimos grabar material muy Vuestro primer álbum apareció en 1981 y estaba repleto de potente. Y acabó siendo un disco distinto porque había saxos, canciones memorables. ¿Qué puedes contarnos de «Storm the pianos y teclados, mientras que en el anterior simplemente éramos Embassy», el único tema político que habéis grabado? un trío. Además de Lee Allen al saxo, John Locke de la banda La toma de rehenes en la embajada Todo fue muy deprisa y América estaba preparada de nuevo para el rock’n’ roll. de Irán aparecía en Puede que ahora suceda lo mismo. Tengo la sensación de que se está viviendo las noticias y los periódicos. Nosoun cambio, hay demasiada música procesada (Lee Rocker) tros también hablábamos sobre el tema y eso nos llevó a componer esta canción. Spirit se nos unió al piano. Siempre intentamos hacer cosas distinComo bien dices, no es algo que se haya repetido en nuestra carre- tas. ra, aunque me gusta mucho en términos musicales. Creo que las La mayor relación profesional que han tenido los Stray Cats canciones pueden y deben contribuir al cambio social, y muchos ha sido con el productor Dave Edmunds. ¿Qué crees que aporartistas lo han logrado. Pero, tanto a la banda como a mí, nos gusta tó a las sesiones de grabación y a vuestro sonido habitual? escribir y tocar canciones que hablen de rock’n’roll y de coches Si hubiera un cuarto miembro de la banda, este sería Dave. Era para hacer que la gente se sienta bien. Algunos temas políticos el tipo adecuado para producirnos porque realmente entendía la pueden dividir la opinión de los seguidores y eso no es lo que bus- esencia de los Stray Cats. Hablábamos el mismo idioma. Soy un camos. Por este motivo nos mantenemos alejados de este tipo de gran fan de sus discos en solitario y de sus producciones. Además, música. es el tipo de productor que crea un ambiente especial en el estudio A finales del mismo año apareció vuestro segundo disco, titu- para que puedas ofrecer lo mejor como músico. Nos conocimos lado Gonna Ball, que contaba con la colaboración del legenda- antes de grabar nuestro primer disco y entonces mucha gente querio saxofonista Lee Allen. ¿Cómo fueron las sesiones de graba- ría trabajar con nosotros. Mick Jagger quería que firmásemos con ción? Rolling Stones Records y deseaba producirnos. Richard Branson
+ INFO
La primera biografía en libro de Stray Cats se editó en castellano. La huella del gato, obra de Marcos Noriega, ya fue reseñada en estas páginas, pero conviene recordar que es un repaso muy completo de la trayectoria del trío, que incorpora una extensa documentación fotográfica, con material inédito, e incluye información detallada sobre todos sus conciertos. Pídelo en http:// straycatsstory.com.
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también quería que firmásemos con él, pero decidimos apostar por Arista y por Dave porque se nos acercó después de uno de nuestros primeros conciertos y nos dijo: ‘’Tíos, se lo que tenéis entre manos. Esto es la esencia del rock n’ roll y no quiero que ninguna discográfica se entrometa y lo joda todo’’. En 1982 regresasteis a Norteamérica con la recopilación Built for Speed y os encontrasteis con que la MTV había cambiado la escena musical. ¿Cómo recuerdas aquel panorama en tecnicolor? Tienes razón, la MTV fue uno de los grandes responsables de ese cambio. Después de dos años viviendo y actuando en Europa, la gente empezó a escucharnos en América y los discos se vendían incluso antes de que hubiésemos regresado. La MTV emitía nues-
Los Rolling Stones fue una de las bandas que más os apoyaron en vuestros inicios e incluso os invitaron a ir de gira con ellos por Estados Unidos… Los Stones fueron fantásticos con nosotros cuando empezamos a actuar en Londres. Jagger, Richards y el resto de la banda vinieron a algunos de los primeros conciertos que ofrecimos y eso hizo que la gente hablara de nosotros. Les encantaban los Stray Cats y nos propusieron ser los teloneros de su gira americana de 1981. Nosotros aceptamos y eso nos llevó a tener una buena relación con ellos. Más tarde Keith Richards tocó la guitarra en el disco de un amigo mío de Sun Records. Bill Wyman era otra de las personas que quería producirnos, pero era una posición difícil porque Dave Edmunds era el adecuado en aquel momento. Sin embargo, grabamos con él varias canciones en un estudio en Qué claro lo tenía el neoyorquino: de pequeño se colaba en el Village Vanguard el campo, cerca de Yorkshire. No sé qué con esas cintas y, si alguien sabe dónde para escuchar a grandes guitarristas de jazz. Años más tarde instigó a Lee y pasó están, que nos lo diga. Slim a vender sus instrumentos y comprar pasajes para Londres El capítulo más incomprendido de vuestra carrera fue la decisión de separatros videos y, cuando volvimos, fue una auténtica locura. El álbum ros en 1984 cuando estabais en la cima del éxito. ¿Viste aquel Built for Speed estuvo en el segundo puesto de la lista de los más momento como un reto personal y musical? vendidos del país durante seis meses y medio, justo por debajo de Fue ambas cosas porque tenía otros intereses, sobre todo cantar Thriller de Michael Jackson. Cada semana miraba la revista Bill- y componer más. Me apetecía tomar nuevos caminos y, aunque board y era genial porque seguíamos en el número dos, aunque to- hablo de mi experiencia personal, creo que a Brian le sucedió lo davía estoy resentido. Todo fue muy deprisa y América estaba pre- mismo. Visto en perspectiva, empezamos muy jóvenes, llevábaparada de nuevo para el rock’n’roll. Puede que ahora suceda lo mos cinco años en la carretera y habíamos estado grabando sin mismo. Tengo la sensación de que se está viviendo un cambio parar. La cosa más inteligente habría sido pasar un año alejados de porque hay demasiada música procesada y creo que ha llegado el la banda para que cada uno hiciera lo que deseara, ya fuera tocar momento del rock’n’roll de verdad. con otra gente, grabar un disco en solitario o hacer senderismo en los Alpes. Deberíamos habernos tomado un descanso en lugar de separarnos. Sin embargo, esa ha sido la constante que hemos seguido durante cuarenta años porque nos juntamos y nos separamos cada vez. Puede que nos haya funcionado, pero no hacía falta llamarlo separación. Si nos ceñimos al significado antiguo de la A lo largo de los años has grabado discos de blues, rock y definición del rock’n’roll, los Stray Cats son rockabilly, además de tocar con varias leyendas. ¿Podríamos la banda más importante del género desde la hablar de un viaje en busca de las raíces de la música americairrupción de Buddy Holly, pues fue el gafotas na? el más tardío en tener un éxito entre aquella Hay ciertas cosas que, como músico, puedo aplicar a todo lo que hago. Por supuesto, la más importante es el contrabajo porque esgeneración inolvidable que va desde Chuck toy conectado con mi instrumento después de cincuenta años toBerry a Bo Diddley y el propio Elvis. A todo lo cándolo. Tanto él como su sonido representan una extensión de mi que llegó más tarde se le llamó rock’n’roll: Lee Rocker, Slim Jim Phantom y Brian Setzer, pandilleros persona. Me interesan todos los estilos de música que han surgido Beatles, Stones, The Who, Stooges, Van Haen mi país. He grabado discos que se aproximan al blues como Big len, Replacements... Pero cada uno de los cientos de miles de artistas y bandas han removido Blue y otros son más americana como The Cover Sessions. De alen otras aguas a favor de crear un sonido único, un distintivo. Stray Cats renovaron el gún modo me gusta tomar estos géneros y hacerlos míos, como si rock’n’roll, pero el rock’n’roll antiguo y básico, sin mirar más allá del big bang original. Obvia dejara mi propio sello en el proceso. Esa es la música que me diferencia: una imagen acorde a los tiempos. Revisionistas pero sin caer en el burdo ejercicio transmite cosas y cada canción que compongo o interpreto, si es de la retro-melancolía. La clave: un guitarrista que tocaba (y cantaba) como Dios. Lo mejor de buena, acaba teniendo una conexión personal conmigo. Chet Atkins, Les Paul y Cochran concentrado en un enclenque rubito que tenía unas pelotas Los Stray Cats regresáis a la actualidad musical con un nuevo álbum titulado simplemente 40. ¿Cómo fue el reencuentro enormes. en el estudio con Brian y Jim después de veintiséis años sin Qué claro lo tenía el neoyorquino: de pequeño se colaba en el Village Vanguard para escuchar grabar juntos? a grandes guitarristas de jazz. Años más tarde instigó a Lee y Slim a vender sus instrumentos y Fue muy emotivo y se convirtió en una experiencia increíble. A comprar pasajes para Londres. Y el jodío lo consiguió. Vaya que sí. En una época en la que pesar de que nos hemos separado varias veces, el año pasado decimandaban heavys, after-punks, nuevos románticos y corredores de estadio, los Stray Cats hidimos ofrecer cuatro conciertos en Estados Unidos por el simple cieron que el tupé fuese ‘’cool’’ y no retrogrado. Ríanse ahora de todos esos que lucen tatuaje placer de actuar. Siempre hemos mantenido el contacto, pero hacía hasta en la ceja. Estos tipos ya lo hacían en 1979 sin parecer ex convictos. Pero lo más relevanuna década que no tocábamos juntos. Y fue espectacular porque te, hicieron que un puñado de chavales cogieran un instrumento por primera vez. Relaté algo estábamos compenetrados y parecía que no hubiera pasado el tiemparecido en estas páginas a razón del último artículo de portada dedicado a Ramones. Con la po. Nos divertimos mucho. Estar en un escenario con Brian y Jim, diferencia de que si querías ser Stray Cats —he dicho Stray Cats… ¡no Crazy Cavan!— tenías que mirándonos a los ojos y observando al público, hizo que me diera cuenta de lo que sucede con la gente que nos sigue. Ellos forman aprender algo más que un par de acordes de cejilla. parte de todo esto. Fue jodidamente genial ver a veinte mil persoEl fenómeno se extendió incluso a España —de hecho, diría que Hispania fue uno de los prinas de pie, cantando cada canción. Entonces dijimos: ‘’Pronto será meros países en abrazar a la banda, incluso antes que EE.UU.— y de la mayoría de barrios surel cuarenta aniversario, deberíamos hacer esto para nosotros, para gieron músicos con ganas de cantar a los hot-rods y las chicas despampanantes. Pero en la la banda y, sobre todo, para los seguidores que aman nuestra múmayoría de casos, lo más parecido a un atisbo de estrellato eran las peleas entre pandas. sica’’. Rockers contra heavys, o rockers contra punks. En esos casos sí tuvieron algún tipo de conexión Esta vez os habéis desplazado a la ciudad sureña de Nashvicon sus ídolos. Los de Nueva York cantaban «Rumble in Brighton». La extensión aquí era ‘’relle en busca de buenas vibraciones. ¿Qué puedes contarnos yerta en Viladecans’’, ‘’moratones en San Ildefonso’’. La música no se les daba tan bien. Salvo sobre la composición de los temas y las sesiones de grabación? excepciones. Brioles primero, Nu Niles más tarde. En cualquier caso, esa es una obviedad que Para grabar siempre hemos elegido lugares alejados de nuestras los Stray Cats consiguieron. Debería reivindicarse mucho más ese papel que jugaron en las casas porque eso te obliga a estar centrado en lo que haces. Si estás en tu ciudad, el teléfono no para de sonar y la gente aparece por barrios bajos. Ya lo cantaba Setzer: ‘’Rebel rules!’’. [S.M.] sorpresa. Cuando estás lejos, solo debes concentrarte en un único
Alboroto en los barrios bajos
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Anatomía de una discografía Después del gran éxito del álbum debut, la banda vuela a la isla caribeña de Montserrat, donde Sir George Henry Martin, el quinto Beatle, ha construido un estudio con la tecnología más puntera. Arista les vende la moto con un entorno paradisiaco, aunque lo que esconde es un ahorro de impuestos. Sin duda, Lee Rocker se ha empleado a fondo para que el espíritu del bluesman Willie Dixon, su referencia, esté presente. Un viraje totalmente inesperado hacia el R&B. Los Cats se ven superados en las funciones de producción y el resultado es un sonido rancio y primitivo que gana con el paso del tiempo, con algunas delicatessen como la vacilona «Little Miss Prissy», el magnífico cover de «Baby Blue Eyes» de Johnny Burnette o el elegante jump-blues de «Wasn’t That Good» con el mítico Mr. Lee Allen al saxo. Sin embargo, Gonna Ball (1981) no funciona, los fans no están preparados para este brusco cambio de estilo y la prensa reacciona sin piedad. Los gatos están muy resentidos, especialmente Brian, y eso es peligroso. Un tigre herido puede dar mucha guerra. Rant N’Rave (1983) es el canto del cisne del trío y el regreso de su alma mater, Dave Edmunds. Un trabajo que ha pasado a la historia por su equilibrio, contundencia y por dejar claro cómo saben reinterpretar, al igual que The Blasters, la música de raíces americana. El trío se mete en el laboratorio y disecciona la subcultura americana de los cincuenta: «Rebels Rule» y los ritmos sexuales de Bo Diddley, «Look at That Cadillac», un vendaval R&B con Watkins y Collins, al piano y el saxo respectivamente, los riffs country de «18 Miles from Memphis», el homenaje a Gene Vincent de «Hot Rod Gang» o el hedonista rock garajero de «How Long You Wanna Live, Anyway?». Si alguien tenía dudas de que la separación fue originada por un calentón que lea la entrevista de Star Hits de finales de 1984: ‘’Finalmente cogimos a los Cats disfrutando, antes de un show, en un parque de recreo de New Jersey. Son chicos ocupados. Preparan un nuevo
objetivo: hacer el mejor trabajo posible. Yo vivo entre Nueva York y Orange County, Jim en Los Ángeles y Brian en Minneapolis. Por este motivo elegimos ir a Nashville. Debido a la distancia, comentábamos las ideas de las canciones por teléfono y nos mandábamos fragmentos que grabábamos por el móvil. Al encontrarnos en el estudio, empezamos a tocar y a trabajar los arreglos. Todo forma parte de un proceso en el que compones muchos temas y algunos no acaban en el disco porque no encajan. Creo que grabamos unas dieciséis canciones y solo doce aparecen en el álbum. El resto nunca verá la luz. Cada miembro de la banda ha tenido una fructífera carrera en solitario. ¿De qué manera ha evolucionado vuestra amistad y la conexión musical durante este tiempo alejados? No es que haya cambiado, sino que nos hemos hecho mayores. A falta de otra palabra, diría que ahora somos un poco más maduros y nos entendemos mejor como personas, porque musicalmente siempre hemos tenido una conexión fabulosa. Eso es lo que diferencia a los Stray Cats de la mayoría de bandas de rock’n’roll, que las canciones no suenan nunca iguales. Disfrutamos de una enorme libertad. Se trata de rock’n’roll, aunque en mi mente es como si fuésemos un trío de jazz debido a que Brian toca un riff de una manera concreta y yo le respondo con el contrabajo. Es como una conversación, algo líquido que fluye. No me malinterpretes, no tocamos jazz, pero la libertad de esos músicos me parece muy interesante. Habéis decidido celebrar el aniversario de la banda con una gira que empezará a finales de junio en el Azkena Rock Festival. ¿Cómo afrontáis esta nueva aventura en la carretera? Me muero de ganas de subir al escenario. Como bien dices, la primera fecha de la gira es en España y hace mucho que no tocamos en vuestro país. Lo estamos pasando genial con los preparativos, hablamos por teléfono para comentar las canciones que queremos tocar y así decidir el orden para ensayar los conciertos. Es excitante porque celebramos cuarenta años de carrera y tenemos canciones nuevas. El álbum que presentamos es parecido al prime-
álbum que sacarán en navidades después de que Brian termine su primer elepé en solitario, producido por Jimmy Lovine…’’. Ese disco ‘’fantasma’’ posiblemente hubiera contado con Tommy Byrnes —el guitarrista que les redefiniría como cuarteto— en la grabación y, posteriormente, algunos de los temas previstos se repartirán en sus carreras individuales, como «Time Is On My Hands», «Barbed Wire Fence» o «Bobby’s Back». Finales de los ochenta, todo el ecosistema del rock’n’roll habla de la leyenda de The Stray Cats. No existe Internet, pero sí fuertes rumores acerca de su vuelta, y su discografía no se puede conseguir al completo en las tiendas. Gracias al número de junio de 1988 de esta revista, descubrimos la historia de la banda, unos días más tarde enciendes la televisión y esos tres tipos regresan del pasado en su primer video-clip para toda una nueva generación. A «Bring It Back Again» le suceden «Gina», «Gene & Eddie», y así hasta diez parábolas bailables que forman un nuevo evangelio roquero. Los tres remando juntos de nuevo bajo la tutela de Edmunds, pero los vientos no soplan a su favor y el disco no llega a buen puerto, aunque les vuelve a situar al nivel de antaño con un nuevo y brillante cromado. Es bastante probable que Dave Edmunds conociera el resultado explosivo de mezclar chili y azúcar. Ningún felino en el globo terráqueo la hubiera soportado, pero ellos tres solitos pueden con todo: swinguear en «Beautiful Blues» o «Cry Baby», destilar romanticismo acústico en «My Heart Is a Liar», exotismo en «Jade Idol», o viajar en el tiempo con «Sleepwalk» y al minuto siguiente coquetear con la electrónica en «Elvis On Velvet», galopar sobre la electricidad en «Can’t Go Back to Memphis», o salirse de las vías sin despeinarse en «Mystery Train» y, no contentos con eso, rescatar «Cross of Love» y despachar un «Lust’n’Love» como lo haría un quinteto de hard-rock, en una semi despedida que se convierte en su mejor disco de guitarras, tan ecléctico y pirotécnico como ignorado y criticado. [M.N./A.S.V.]
Brian Setzer en 1992, photopass 2004, y cartel de su debut en España, 1982 (fotos: Xavier Mercadè)
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también quería que firmásemos con él, pero decidimos apostar por Arista y por Dave porque se nos acercó después de uno de nuestros primeros conciertos y nos dijo: ‘’Tíos, se lo que tenéis entre manos. Esto es la esencia del rock n’ roll y no quiero que ninguna discográfica se entrometa y lo joda todo’’. En 1982 regresasteis a Norteamérica con la recopilación Built for Speed y os encontrasteis con que la MTV había cambiado la escena musical. ¿Cómo recuerdas aquel panorama en tecnicolor? Tienes razón, la MTV fue uno de los grandes responsables de ese cambio. Después de dos años viviendo y actuando en Europa, la gente empezó a escucharnos en América y los discos se vendían incluso antes de que hubiésemos regresado. La MTV emitía nues-
Los Rolling Stones fue una de las bandas que más os apoyaron en vuestros inicios e incluso os invitaron a ir de gira con ellos por Estados Unidos… Los Stones fueron fantásticos con nosotros cuando empezamos a actuar en Londres. Jagger, Richards y el resto de la banda vinieron a algunos de los primeros conciertos que ofrecimos y eso hizo que la gente hablara de nosotros. Les encantaban los Stray Cats y nos propusieron ser los teloneros de su gira americana de 1981. Nosotros aceptamos y eso nos llevó a tener una buena relación con ellos. Más tarde Keith Richards tocó la guitarra en el disco de un amigo mío de Sun Records. Bill Wyman era otra de las personas que quería producirnos, pero era una posición difícil porque Dave Edmunds era el adecuado en aquel momento. Sin embargo, grabamos con él varias canciones en un estudio en Qué claro lo tenía el neoyorquino: de pequeño se colaba en el Village Vanguard el campo, cerca de Yorkshire. No sé qué con esas cintas y, si alguien sabe dónde para escuchar a grandes guitarristas de jazz. Años más tarde instigó a Lee y pasó están, que nos lo diga. Slim a vender sus instrumentos y comprar pasajes para Londres El capítulo más incomprendido de vuestra carrera fue la decisión de separatros videos y, cuando volvimos, fue una auténtica locura. El álbum ros en 1984 cuando estabais en la cima del éxito. ¿Viste aquel Built for Speed estuvo en el segundo puesto de la lista de los más momento como un reto personal y musical? vendidos del país durante seis meses y medio, justo por debajo de Fue ambas cosas porque tenía otros intereses, sobre todo cantar Thriller de Michael Jackson. Cada semana miraba la revista Bill- y componer más. Me apetecía tomar nuevos caminos y, aunque board y era genial porque seguíamos en el número dos, aunque to- hablo de mi experiencia personal, creo que a Brian le sucedió lo davía estoy resentido. Todo fue muy deprisa y América estaba pre- mismo. Visto en perspectiva, empezamos muy jóvenes, llevábaparada de nuevo para el rock’n’roll. Puede que ahora suceda lo mos cinco años en la carretera y habíamos estado grabando sin mismo. Tengo la sensación de que se está viviendo un cambio parar. La cosa más inteligente habría sido pasar un año alejados de porque hay demasiada música procesada y creo que ha llegado el la banda para que cada uno hiciera lo que deseara, ya fuera tocar momento del rock’n’roll de verdad. con otra gente, grabar un disco en solitario o hacer senderismo en los Alpes. Deberíamos habernos tomado un descanso en lugar de separarnos. Sin embargo, esa ha sido la constante que hemos seguido durante cuarenta años porque nos juntamos y nos separamos cada vez. Puede que nos haya funcionado, pero no hacía falta llamarlo separación. Si nos ceñimos al significado antiguo de la A lo largo de los años has grabado discos de blues, rock y definición del rock’n’roll, los Stray Cats son rockabilly, además de tocar con varias leyendas. ¿Podríamos la banda más importante del género desde la hablar de un viaje en busca de las raíces de la música americairrupción de Buddy Holly, pues fue el gafotas na? el más tardío en tener un éxito entre aquella Hay ciertas cosas que, como músico, puedo aplicar a todo lo que hago. Por supuesto, la más importante es el contrabajo porque esgeneración inolvidable que va desde Chuck toy conectado con mi instrumento después de cincuenta años toBerry a Bo Diddley y el propio Elvis. A todo lo cándolo. Tanto él como su sonido representan una extensión de mi que llegó más tarde se le llamó rock’n’roll: Lee Rocker, Slim Jim Phantom y Brian Setzer, pandilleros persona. Me interesan todos los estilos de música que han surgido Beatles, Stones, The Who, Stooges, Van Haen mi país. He grabado discos que se aproximan al blues como Big len, Replacements... Pero cada uno de los cientos de miles de artistas y bandas han removido Blue y otros son más americana como The Cover Sessions. De alen otras aguas a favor de crear un sonido único, un distintivo. Stray Cats renovaron el gún modo me gusta tomar estos géneros y hacerlos míos, como si rock’n’roll, pero el rock’n’roll antiguo y básico, sin mirar más allá del big bang original. Obvia dejara mi propio sello en el proceso. Esa es la música que me diferencia: una imagen acorde a los tiempos. Revisionistas pero sin caer en el burdo ejercicio transmite cosas y cada canción que compongo o interpreto, si es de la retro-melancolía. La clave: un guitarrista que tocaba (y cantaba) como Dios. Lo mejor de buena, acaba teniendo una conexión personal conmigo. Chet Atkins, Les Paul y Cochran concentrado en un enclenque rubito que tenía unas pelotas Los Stray Cats regresáis a la actualidad musical con un nuevo álbum titulado simplemente 40. ¿Cómo fue el reencuentro enormes. en el estudio con Brian y Jim después de veintiséis años sin Qué claro lo tenía el neoyorquino: de pequeño se colaba en el Village Vanguard para escuchar grabar juntos? a grandes guitarristas de jazz. Años más tarde instigó a Lee y Slim a vender sus instrumentos y Fue muy emotivo y se convirtió en una experiencia increíble. A comprar pasajes para Londres. Y el jodío lo consiguió. Vaya que sí. En una época en la que pesar de que nos hemos separado varias veces, el año pasado decimandaban heavys, after-punks, nuevos románticos y corredores de estadio, los Stray Cats hidimos ofrecer cuatro conciertos en Estados Unidos por el simple cieron que el tupé fuese ‘’cool’’ y no retrogrado. Ríanse ahora de todos esos que lucen tatuaje placer de actuar. Siempre hemos mantenido el contacto, pero hacía hasta en la ceja. Estos tipos ya lo hacían en 1979 sin parecer ex convictos. Pero lo más relevanuna década que no tocábamos juntos. Y fue espectacular porque te, hicieron que un puñado de chavales cogieran un instrumento por primera vez. Relaté algo estábamos compenetrados y parecía que no hubiera pasado el tiemparecido en estas páginas a razón del último artículo de portada dedicado a Ramones. Con la po. Nos divertimos mucho. Estar en un escenario con Brian y Jim, diferencia de que si querías ser Stray Cats —he dicho Stray Cats… ¡no Crazy Cavan!— tenías que mirándonos a los ojos y observando al público, hizo que me diera cuenta de lo que sucede con la gente que nos sigue. Ellos forman aprender algo más que un par de acordes de cejilla. parte de todo esto. Fue jodidamente genial ver a veinte mil persoEl fenómeno se extendió incluso a España —de hecho, diría que Hispania fue uno de los prinas de pie, cantando cada canción. Entonces dijimos: ‘’Pronto será meros países en abrazar a la banda, incluso antes que EE.UU.— y de la mayoría de barrios surel cuarenta aniversario, deberíamos hacer esto para nosotros, para gieron músicos con ganas de cantar a los hot-rods y las chicas despampanantes. Pero en la la banda y, sobre todo, para los seguidores que aman nuestra múmayoría de casos, lo más parecido a un atisbo de estrellato eran las peleas entre pandas. sica’’. Rockers contra heavys, o rockers contra punks. En esos casos sí tuvieron algún tipo de conexión Esta vez os habéis desplazado a la ciudad sureña de Nashvicon sus ídolos. Los de Nueva York cantaban «Rumble in Brighton». La extensión aquí era ‘’relle en busca de buenas vibraciones. ¿Qué puedes contarnos yerta en Viladecans’’, ‘’moratones en San Ildefonso’’. La música no se les daba tan bien. Salvo sobre la composición de los temas y las sesiones de grabación? excepciones. Brioles primero, Nu Niles más tarde. En cualquier caso, esa es una obviedad que Para grabar siempre hemos elegido lugares alejados de nuestras los Stray Cats consiguieron. Debería reivindicarse mucho más ese papel que jugaron en las casas porque eso te obliga a estar centrado en lo que haces. Si estás en tu ciudad, el teléfono no para de sonar y la gente aparece por barrios bajos. Ya lo cantaba Setzer: ‘’Rebel rules!’’. [S.M.] sorpresa. Cuando estás lejos, solo debes concentrarte en un único
Alboroto en los barrios bajos
54 | RUTA 66
Anatomía de una discografía Después del gran éxito del álbum debut, la banda vuela a la isla caribeña de Montserrat, donde Sir George Henry Martin, el quinto Beatle, ha construido un estudio con la tecnología más puntera. Arista les vende la moto con un entorno paradisiaco, aunque lo que esconde es un ahorro de impuestos. Sin duda, Lee Rocker se ha empleado a fondo para que el espíritu del bluesman Willie Dixon, su referencia, esté presente. Un viraje totalmente inesperado hacia el R&B. Los Cats se ven superados en las funciones de producción y el resultado es un sonido rancio y primitivo que gana con el paso del tiempo, con algunas delicatessen como la vacilona «Little Miss Prissy», el magnífico cover de «Baby Blue Eyes» de Johnny Burnette o el elegante jump-blues de «Wasn’t That Good» con el mítico Mr. Lee Allen al saxo. Sin embargo, Gonna Ball (1981) no funciona, los fans no están preparados para este brusco cambio de estilo y la prensa reacciona sin piedad. Los gatos están muy resentidos, especialmente Brian, y eso es peligroso. Un tigre herido puede dar mucha guerra. Rant N’Rave (1983) es el canto del cisne del trío y el regreso de su alma mater, Dave Edmunds. Un trabajo que ha pasado a la historia por su equilibrio, contundencia y por dejar claro cómo saben reinterpretar, al igual que The Blasters, la música de raíces americana. El trío se mete en el laboratorio y disecciona la subcultura americana de los cincuenta: «Rebels Rule» y los ritmos sexuales de Bo Diddley, «Look at That Cadillac», un vendaval R&B con Watkins y Collins, al piano y el saxo respectivamente, los riffs country de «18 Miles from Memphis», el homenaje a Gene Vincent de «Hot Rod Gang» o el hedonista rock garajero de «How Long You Wanna Live, Anyway?». Si alguien tenía dudas de que la separación fue originada por un calentón que lea la entrevista de Star Hits de finales de 1984: ‘’Finalmente cogimos a los Cats disfrutando, antes de un show, en un parque de recreo de New Jersey. Son chicos ocupados. Preparan un nuevo
objetivo: hacer el mejor trabajo posible. Yo vivo entre Nueva York y Orange County, Jim en Los Ángeles y Brian en Minneapolis. Por este motivo elegimos ir a Nashville. Debido a la distancia, comentábamos las ideas de las canciones por teléfono y nos mandábamos fragmentos que grabábamos por el móvil. Al encontrarnos en el estudio, empezamos a tocar y a trabajar los arreglos. Todo forma parte de un proceso en el que compones muchos temas y algunos no acaban en el disco porque no encajan. Creo que grabamos unas dieciséis canciones y solo doce aparecen en el álbum. El resto nunca verá la luz. Cada miembro de la banda ha tenido una fructífera carrera en solitario. ¿De qué manera ha evolucionado vuestra amistad y la conexión musical durante este tiempo alejados? No es que haya cambiado, sino que nos hemos hecho mayores. A falta de otra palabra, diría que ahora somos un poco más maduros y nos entendemos mejor como personas, porque musicalmente siempre hemos tenido una conexión fabulosa. Eso es lo que diferencia a los Stray Cats de la mayoría de bandas de rock’n’roll, que las canciones no suenan nunca iguales. Disfrutamos de una enorme libertad. Se trata de rock’n’roll, aunque en mi mente es como si fuésemos un trío de jazz debido a que Brian toca un riff de una manera concreta y yo le respondo con el contrabajo. Es como una conversación, algo líquido que fluye. No me malinterpretes, no tocamos jazz, pero la libertad de esos músicos me parece muy interesante. Habéis decidido celebrar el aniversario de la banda con una gira que empezará a finales de junio en el Azkena Rock Festival. ¿Cómo afrontáis esta nueva aventura en la carretera? Me muero de ganas de subir al escenario. Como bien dices, la primera fecha de la gira es en España y hace mucho que no tocamos en vuestro país. Lo estamos pasando genial con los preparativos, hablamos por teléfono para comentar las canciones que queremos tocar y así decidir el orden para ensayar los conciertos. Es excitante porque celebramos cuarenta años de carrera y tenemos canciones nuevas. El álbum que presentamos es parecido al prime-
álbum que sacarán en navidades después de que Brian termine su primer elepé en solitario, producido por Jimmy Lovine…’’. Ese disco ‘’fantasma’’ posiblemente hubiera contado con Tommy Byrnes —el guitarrista que les redefiniría como cuarteto— en la grabación y, posteriormente, algunos de los temas previstos se repartirán en sus carreras individuales, como «Time Is On My Hands», «Barbed Wire Fence» o «Bobby’s Back». Finales de los ochenta, todo el ecosistema del rock’n’roll habla de la leyenda de The Stray Cats. No existe Internet, pero sí fuertes rumores acerca de su vuelta, y su discografía no se puede conseguir al completo en las tiendas. Gracias al número de junio de 1988 de esta revista, descubrimos la historia de la banda, unos días más tarde enciendes la televisión y esos tres tipos regresan del pasado en su primer video-clip para toda una nueva generación. A «Bring It Back Again» le suceden «Gina», «Gene & Eddie», y así hasta diez parábolas bailables que forman un nuevo evangelio roquero. Los tres remando juntos de nuevo bajo la tutela de Edmunds, pero los vientos no soplan a su favor y el disco no llega a buen puerto, aunque les vuelve a situar al nivel de antaño con un nuevo y brillante cromado. Es bastante probable que Dave Edmunds conociera el resultado explosivo de mezclar chili y azúcar. Ningún felino en el globo terráqueo la hubiera soportado, pero ellos tres solitos pueden con todo: swinguear en «Beautiful Blues» o «Cry Baby», destilar romanticismo acústico en «My Heart Is a Liar», exotismo en «Jade Idol», o viajar en el tiempo con «Sleepwalk» y al minuto siguiente coquetear con la electrónica en «Elvis On Velvet», galopar sobre la electricidad en «Can’t Go Back to Memphis», o salirse de las vías sin despeinarse en «Mystery Train» y, no contentos con eso, rescatar «Cross of Love» y despachar un «Lust’n’Love» como lo haría un quinteto de hard-rock, en una semi despedida que se convierte en su mejor disco de guitarras, tan ecléctico y pirotécnico como ignorado y criticado. [M.N./A.S.V.]
Brian Setzer en 1992, photopass 2004, y cartel de su debut en España, 1982 (fotos: Xavier Mercadè)
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La escalera de color de Brian Ya sabemos que la música no debería ser una competición. Ni un juego de cartas. Pero, si lo fuera, ¿te la jugarías con Brian a ver quién es uno de los iconos más completos de su generación? Guitarrista absolutamente espectacular, cantante magistral en su terreno, compositor excelso, con una imagen que tira de espaldas y… agarraros si aún tenéis dudas, con las dos últimas cartas para cerrar la jugada: capaz de desenterrar no solo Señor Setzer en una imagen reciente (foto: Russ Harrington) un género casi olvidado, si no dos, en diferentes décadas y a contra corriente en ambas, el rockabilly en plena era new wave ochentera y el swing en los noventa grunge. Escépticos siempre los hay. ‘’A ver Brian, enséñame tus cartas, que vas de farol, es solo un ejercicio de estilo’’. Cuando las muestra en forma de canciones, actitud, imagen y capacidad musical has de dejar la mesa con un agujero en el bolsillo. ‘’Solo toca versiones de los cincuenta’’. No, eso crees tú, piensas que son clásicos atemporales, pero muchos de ellos son composiciones suyas. ‘’Reproduce el sonido de Cochran, Cliff Gallup, Scotty Moore…’’. Pues sí, por supuesto, admitido por él, sobre todo en el caso de Eddie Cochran, pero llevado a la estratosfera de la misma forma en que Hendrix lo hizo con Buddy Guy o Muddy Waters. ‘’Su imagen es solo un reciclaje de los cincuenta’’. Joder. ¿En serio? Si lleva tatuajes hasta en el glande. ¿Y ese tupe gigantesco que puede parecer una cresta? Su forma de vestir y peinarse es una amalgama única de estilos e imágenes que formaron parte de su pasado pero también de su presente, donde el punk también tiene cabida. Brian es Brian, absolutamente único en su especie y un producto de sus propias obsesiones y ambiciones. Un maestro y, en mi opinión, uno de los músicos mejor equipados para callar a cualquiera que ose cuestionar su valía o autenticidad. Un icono, resumiendo. Y tiene algo que es impagable para el que suscribe. Parece que le viene de fábrica y no le cuesta esfuerzo alguno darte lo que es. No hay pose. Te toca el solo de «Stray Cat Strut», al que no le sobra ni le falta una nota, mientras baila, le guiña un ojo a la mujer más preciosa de la primera fila, y luego se peina mientras acaba las últimas notas con la mano que no sujeta el peine. Y no es para vacilar, es que le apetece, y él es así y puede permitírselo. Ese lado tan granuja y juguetón es lo que también le diferencia de otros grandísimos músicos dentro de un género similar. Brian parece que se lo está pasando en grande en todo momento. Nunca te planteas la cantidad de horas que este hombre ha debido de pasar estudiando el country, el folk, el blues, el jazz y la inmensa amalgama de estilos que pueblan las raíces de su estilo. Cuando arroja el fruto de su labor al exterior es para que se transforme en puro entretenimiento para él y el resto de nosotros. No ha ejercitado y estudiado para convertirse en un jodido Madelman, si no para mantener su pasión vital en forma, con disciplina involucrada, pero nunca perdiendo la diversión que te atrajo a ello en el primer momento. Un maestro, un icono, y que dure, que no nos quedan muchos. [J.H.A.]
Un elegante y patilludo Setzer en el Azkena, 2011 (foto: Sergi Fornols) Slim Jim y Setzer en 2004, una de tantas reuniones felinas (foto: Xavier Mercadè)
Lee Rocker, nuestro interlocutor, desvela cómo es su nuevo elepé (foto: Russ Harrington)
LA DECISIVA IMPORTANCIA DEL PRIMER DISCO
¿Qué debería pasar por las mentes de aquellos tres veinteañeros norteamericanos mientras volaban hacía Inglaterra? Llevaban un tiempo pateándose garitos por su zona de influencia —Long Island, Nueva York— sin obtener más que un mínimo interés. Su propuesta no cuajaba, muy retro para un público que nadaba entre las aguas del declive del punk, la fiebre del sábado noche que subía las temperaturas en las pistas de baile, el aire reparador que aportaba la nueva ola y los primeros coletazos del rediseño del glam a cargo de los ostentosos nuevos románticos. Malos tiempos para unos pimpollos que preservaban una esencia musical más tradicional. Viajaron hasta tierras británicas ya que su amigo, y luego mánager, Tony Bigdood, les dijo que allí todavía existía un enorme aprecio por ese estilo musical así como una nutrida parroquia de rockers y teddy-boys fieles a su principios ante las nuevas direcciones que tomaba la música popular. Dicho y hecho, billetes de avión y a ver qué pasa. Pues pasa que el destino hace que Dave Edmunds se cruce en su camino después de un concierto y se ofrezca a producirles un disco homónimo. Disco que ve la luz, salvo en EE.UU., bajo el logo de Arista en febrero de 1981 con el citado Dave a los controles y con el aval del éxito obtenido por el single «Runaway Boys» —llegó al número nueve en las listas de sencillos de Reino Unido—, que definía perfectamente a la banda. El rock’n’roll Fifties y el rockabilly eran la base de todo, el trabajo de Edmunds tras los controles es comedido, fiel a la esencia del menos es más y respetando el sonido básico del estilo, pero Brian, Lee y Slim Jim aportaban una fuerza vital y una capacidad para fabricar estribillos que les auguraba un ro que grabamos y siento que estamos preparados para despegar. futuro prometedor a poco que les sonriera la suerte. ¿Qué sientes cuando la prensa afirma que los Stray Cats sois El álbum contiene varios temas claves de su repertorio, como el los responsables de mantener viva una tradición musical que susodicho single o la celebrada «Stray Cat Strut», emblemas de parecía estancada y sin perspectivas de futuro? toda una filosofía de vida, «Rock This Town», en cuya letra revinNo sé si lo expresaría de ese modo. Lo que está claro que, en este dicaban el rock frente a la disco-music, o temas en que conectaban momento, se trata de nosotros tres juntos: Brian, Jim y yo. Es algo con la actualidad dando contemporaneidad a su propuesta. «Ubanmuy específico porque tenemos un sonido, una energía y un mag- gi Stomp» podría ser tocada sin problemas por bandas como The Specials, y «Storm the Embassy», que adeBrian parece que se lo está pasando en grande en todo momento. Nunca te más de las referencias a la crisis de los reheen Irán uno la imagina incluida perfectaplanteas la cantidad de horas que ha debido de pasar estudiando el country, el nes mente en, por ejemplo, London Calling de folk, el blues, el jazz y la inmensa amalgama de estilos que pueblan su estilo los Clash, dejan ver una apertura de miras que va más allá del puro y duro revival. Así netismo que han estado presentes desde el primer día. En esta como «Rumble in Brighton», canción que rememora uno de los banda, uno más uno más uno no significa tres. Existe algo en nues- episodios emblemáticos de la iconografía del tupé y la levita, los tra combinación que no sé cómo describir, pero es algo único que célebres enfrentamientos en la playa de Brighton, que hizo que el se refleja en la música. Nos resultaría imposible sonar distinto. público inglés, y no tan solo el próximo a la cultura rocker, llevara Puede que sienta una responsabilidad hacia la propia música y este primer disco a ser todo un triunfo de ventas. también para grabar más discos con los Stray Cats. Ha pasado Frescura y grandes canciones, que junto a una estética muy cuimucho tiempo y hay pocas bandas que, después de cuarenta años, dada y a un directo de aúpa lograron que este elepé se convirtiera sigan contando con los miembros originales en plena forma y pre- en una influencia definitiva para cientos de bandas posteriores y el parados para salir de gira. Somos los mismos tres tíos que subieron punto de inflexión necesario en aquellos momentos para que la a ese avión en junio de 1980 para ir a Inglaterra. [D.M.] escena rockabilly iniciara su regeneración. [M.C.] * 56 | RUTA 66
Stray Cats live in Spain! Pabellón del Joventut, Badalona, 1982 ‘’El concierto de Stray Cats resultó ser una bestialidad de rock’n’roll vertiginoso, grasientos ritmos bailables e imágenes rescatadas del pasado para servir de ejemplo a las nuevas generaciones’’, escribí tras su debut en el Pabellón del Joventut, el 19 de febrero de 1982. Al contrario que las bandas teddy (Matchbox o Crazy Cavan) que tanto ponían al tuperío local, los Cats se antojaban un soplo de modernidad en una época en que Londres fagocitaba estilos y los proyectaba al orbe amortizando el impulso del ya renqueante punk. Abrieron con «My Way» de Eddie Cochran, toda una declaración de principios, y tocaron también «Cut across Shorty». El repertorio serpenteó entre sus propios temas («Rumble in Brighton», «Stray Cat Strut», «Rock This Town», etc.) y alusiones a Gene Vincent, Jimmy Reed, Buddy Holly, Ray Charles o Johnny Burnette. Brian emuló el ‘’duck walk’’ del padre Berry, Lee manejó su contrabajo como David enfrentado a Goliat, y Slim revoloteó sobre sus tambores. Les respaldaban pianista y saxofonista mercenarios, pero el espectáculo fueron ellos tres. [I.J.] Brixton Academy, Londres, 2004 Con una sala completamente abarrotada, como no podía ser de otra manera ante una década de ausencia de una banda con una legión de seguidores que matarían por ellos, los Stray Cats bordaron una velada, la del 17 de julio del 2004, que jamás se borrará de la memoria de un servidor en particular y posiblemente de cualquiera que la viviera en persona en general. Desde el momento en que aparecen los tres gatos en escena, aún sin tocar una nota, el rugido del público es ensordecedor. Todo es absolutamente aplastante, el sonido, la imagen de los tres, la entrega por parte de público y banda, el repertorio… se necesitaría media revista para entrar en detalles. Destacaré uno, cuando Brian dice: ‘’Esta no la habéis oído nunca’’ y comienzan a sonar los acordes descendentes de «Stray Cat Strut», seguidos del inmortal riff de guitarra, para que acto seguido cada garganta de la sala comenzara a aullar ‘’Uhhh, uhhh, uhhh, uhhh’’ a un volumen que incluso engullía el de sus amplificadores. No hubo un bis, si no dos, aunque todos nos hubiéramos quedado allí una eternidad si hubiera sido posible. [J.H.A.]
Crossroad Festival, Gijón, 2004 Pocas veces he sentido un estado de ansiedad tal ante un concierto como en esa noche de verano. La excitación era máxima y se podía palpar en todo el coso taurino gijonés. Las noticias que llegaban de su paso previo por Barcelona hablaban de una banda en plena forma. Rockers de todas partes estaban presentes así como un buen número de debutantes que vería por primera vez a los tres de Long Island. Y no defraudaron, se marcaron un recital sublime, pleno de energía y arrogancia, exhibiendo un dominio instrumental absoluto, lo de Setzer a la guitarra fue de escándalo, y un cancionero que resiste como pocos el paso del tiempo. Arrancaron arriba, «Rumble in Brighton», y no bajaron hasta un apoteósico bis cerrado con una revisión del «Please Stray Cats live, Don’t Touch» de Johnny Kid & The Pirates que acabó de noquear Barcelona, 2004 a una audiencia rendida, que llevaba hora y media encajando un (fotos: Xavier Mercadè) directo tras otro, así y no de otra manera se pueden calificar las interpretaciones de «Gene & Eddie», «Something’s Wrong with My Radio», «Stray Cat Strut», «Rev It Up & Go», «18 Miles to Memphis», «Runaway Boys» o una vibrante «Bring It Back Again», con la entereza de un curtido fajador rocanrolero. Han pasado quince años y la ansiedad persiste ante su próximo paso por el Azkena. Aquel 24 de julio permanecerá en mi memoria como uno de los mejores conciertos que he visto en mi vida. [M.C.] Expo Zaragoza, 2008 Es posible que use un tópico para describir de forma escueta este concierto: el sueño de una noche de verano. Al aire libre, un tiempo inmejorable, un marco ideal —anfiteatro de la expo de Zaragoza— y el público justo y necesario para poder disfrutar en condiciones de la ceremonia rocker. Unos Stray Cats en buena forma que por aquel entonces decían que se despedían, pero a los que también se les notaba una cierta frialdad entre ellos. Una frialdad que no enturbió ni por asomo el recital que ofrecieron a la luz de la luna aragonesa. Con su habitual desenfado y energía empezaron con «Rumble in Brighton» y dieron un acelerado repaso a lo más granado de su catálogo, con alguna que otra sorpresa como «Gina». Setzer tocó —como siempre— lo que quiso y más con su guitarra, Lee Rocker zarandeó y se subió a su contrabajo y Slim Jim Phantom como siempre marcó el ritmo sobre sus dos pies. Impecable e incontestable, una (falsa) despedida que de haber fluido más la comunicación entre los componentes hubiera sido mágica, aunque también es posible de no haber sido así no nos habrían dejado sin matraca rockabilly para el gran público durante una década. [X.M.] RUTA 66 | 57
La escalera de color de Brian Ya sabemos que la música no debería ser una competición. Ni un juego de cartas. Pero, si lo fuera, ¿te la jugarías con Brian a ver quién es uno de los iconos más completos de su generación? Guitarrista absolutamente espectacular, cantante magistral en su terreno, compositor excelso, con una imagen que tira de espaldas y… agarraros si aún tenéis dudas, con las dos últimas cartas para cerrar la jugada: capaz de desenterrar no solo Señor Setzer en una imagen reciente (foto: Russ Harrington) un género casi olvidado, si no dos, en diferentes décadas y a contra corriente en ambas, el rockabilly en plena era new wave ochentera y el swing en los noventa grunge. Escépticos siempre los hay. ‘’A ver Brian, enséñame tus cartas, que vas de farol, es solo un ejercicio de estilo’’. Cuando las muestra en forma de canciones, actitud, imagen y capacidad musical has de dejar la mesa con un agujero en el bolsillo. ‘’Solo toca versiones de los cincuenta’’. No, eso crees tú, piensas que son clásicos atemporales, pero muchos de ellos son composiciones suyas. ‘’Reproduce el sonido de Cochran, Cliff Gallup, Scotty Moore…’’. Pues sí, por supuesto, admitido por él, sobre todo en el caso de Eddie Cochran, pero llevado a la estratosfera de la misma forma en que Hendrix lo hizo con Buddy Guy o Muddy Waters. ‘’Su imagen es solo un reciclaje de los cincuenta’’. Joder. ¿En serio? Si lleva tatuajes hasta en el glande. ¿Y ese tupe gigantesco que puede parecer una cresta? Su forma de vestir y peinarse es una amalgama única de estilos e imágenes que formaron parte de su pasado pero también de su presente, donde el punk también tiene cabida. Brian es Brian, absolutamente único en su especie y un producto de sus propias obsesiones y ambiciones. Un maestro y, en mi opinión, uno de los músicos mejor equipados para callar a cualquiera que ose cuestionar su valía o autenticidad. Un icono, resumiendo. Y tiene algo que es impagable para el que suscribe. Parece que le viene de fábrica y no le cuesta esfuerzo alguno darte lo que es. No hay pose. Te toca el solo de «Stray Cat Strut», al que no le sobra ni le falta una nota, mientras baila, le guiña un ojo a la mujer más preciosa de la primera fila, y luego se peina mientras acaba las últimas notas con la mano que no sujeta el peine. Y no es para vacilar, es que le apetece, y él es así y puede permitírselo. Ese lado tan granuja y juguetón es lo que también le diferencia de otros grandísimos músicos dentro de un género similar. Brian parece que se lo está pasando en grande en todo momento. Nunca te planteas la cantidad de horas que este hombre ha debido de pasar estudiando el country, el folk, el blues, el jazz y la inmensa amalgama de estilos que pueblan las raíces de su estilo. Cuando arroja el fruto de su labor al exterior es para que se transforme en puro entretenimiento para él y el resto de nosotros. No ha ejercitado y estudiado para convertirse en un jodido Madelman, si no para mantener su pasión vital en forma, con disciplina involucrada, pero nunca perdiendo la diversión que te atrajo a ello en el primer momento. Un maestro, un icono, y que dure, que no nos quedan muchos. [J.H.A.]
Un elegante y patilludo Setzer en el Azkena, 2011 (foto: Sergi Fornols) Slim Jim y Setzer en 2004, una de tantas reuniones felinas (foto: Xavier Mercadè)
Lee Rocker, nuestro interlocutor, desvela cómo es su nuevo elepé (foto: Russ Harrington)
LA DECISIVA IMPORTANCIA DEL PRIMER DISCO
¿Qué debería pasar por las mentes de aquellos tres veinteañeros norteamericanos mientras volaban hacía Inglaterra? Llevaban un tiempo pateándose garitos por su zona de influencia —Long Island, Nueva York— sin obtener más que un mínimo interés. Su propuesta no cuajaba, muy retro para un público que nadaba entre las aguas del declive del punk, la fiebre del sábado noche que subía las temperaturas en las pistas de baile, el aire reparador que aportaba la nueva ola y los primeros coletazos del rediseño del glam a cargo de los ostentosos nuevos románticos. Malos tiempos para unos pimpollos que preservaban una esencia musical más tradicional. Viajaron hasta tierras británicas ya que su amigo, y luego mánager, Tony Bigdood, les dijo que allí todavía existía un enorme aprecio por ese estilo musical así como una nutrida parroquia de rockers y teddy-boys fieles a su principios ante las nuevas direcciones que tomaba la música popular. Dicho y hecho, billetes de avión y a ver qué pasa. Pues pasa que el destino hace que Dave Edmunds se cruce en su camino después de un concierto y se ofrezca a producirles un disco homónimo. Disco que ve la luz, salvo en EE.UU., bajo el logo de Arista en febrero de 1981 con el citado Dave a los controles y con el aval del éxito obtenido por el single «Runaway Boys» —llegó al número nueve en las listas de sencillos de Reino Unido—, que definía perfectamente a la banda. El rock’n’roll Fifties y el rockabilly eran la base de todo, el trabajo de Edmunds tras los controles es comedido, fiel a la esencia del menos es más y respetando el sonido básico del estilo, pero Brian, Lee y Slim Jim aportaban una fuerza vital y una capacidad para fabricar estribillos que les auguraba un ro que grabamos y siento que estamos preparados para despegar. futuro prometedor a poco que les sonriera la suerte. ¿Qué sientes cuando la prensa afirma que los Stray Cats sois El álbum contiene varios temas claves de su repertorio, como el los responsables de mantener viva una tradición musical que susodicho single o la celebrada «Stray Cat Strut», emblemas de parecía estancada y sin perspectivas de futuro? toda una filosofía de vida, «Rock This Town», en cuya letra revinNo sé si lo expresaría de ese modo. Lo que está claro que, en este dicaban el rock frente a la disco-music, o temas en que conectaban momento, se trata de nosotros tres juntos: Brian, Jim y yo. Es algo con la actualidad dando contemporaneidad a su propuesta. «Ubanmuy específico porque tenemos un sonido, una energía y un mag- gi Stomp» podría ser tocada sin problemas por bandas como The Specials, y «Storm the Embassy», que adeBrian parece que se lo está pasando en grande en todo momento. Nunca te más de las referencias a la crisis de los reheen Irán uno la imagina incluida perfectaplanteas la cantidad de horas que ha debido de pasar estudiando el country, el nes mente en, por ejemplo, London Calling de folk, el blues, el jazz y la inmensa amalgama de estilos que pueblan su estilo los Clash, dejan ver una apertura de miras que va más allá del puro y duro revival. Así netismo que han estado presentes desde el primer día. En esta como «Rumble in Brighton», canción que rememora uno de los banda, uno más uno más uno no significa tres. Existe algo en nues- episodios emblemáticos de la iconografía del tupé y la levita, los tra combinación que no sé cómo describir, pero es algo único que célebres enfrentamientos en la playa de Brighton, que hizo que el se refleja en la música. Nos resultaría imposible sonar distinto. público inglés, y no tan solo el próximo a la cultura rocker, llevara Puede que sienta una responsabilidad hacia la propia música y este primer disco a ser todo un triunfo de ventas. también para grabar más discos con los Stray Cats. Ha pasado Frescura y grandes canciones, que junto a una estética muy cuimucho tiempo y hay pocas bandas que, después de cuarenta años, dada y a un directo de aúpa lograron que este elepé se convirtiera sigan contando con los miembros originales en plena forma y pre- en una influencia definitiva para cientos de bandas posteriores y el parados para salir de gira. Somos los mismos tres tíos que subieron punto de inflexión necesario en aquellos momentos para que la a ese avión en junio de 1980 para ir a Inglaterra. [D.M.] escena rockabilly iniciara su regeneración. [M.C.] * 56 | RUTA 66
Stray Cats live in Spain! Pabellón del Joventut, Badalona, 1982 ‘’El concierto de Stray Cats resultó ser una bestialidad de rock’n’roll vertiginoso, grasientos ritmos bailables e imágenes rescatadas del pasado para servir de ejemplo a las nuevas generaciones’’, escribí tras su debut en el Pabellón del Joventut, el 19 de febrero de 1982. Al contrario que las bandas teddy (Matchbox o Crazy Cavan) que tanto ponían al tuperío local, los Cats se antojaban un soplo de modernidad en una época en que Londres fagocitaba estilos y los proyectaba al orbe amortizando el impulso del ya renqueante punk. Abrieron con «My Way» de Eddie Cochran, toda una declaración de principios, y tocaron también «Cut across Shorty». El repertorio serpenteó entre sus propios temas («Rumble in Brighton», «Stray Cat Strut», «Rock This Town», etc.) y alusiones a Gene Vincent, Jimmy Reed, Buddy Holly, Ray Charles o Johnny Burnette. Brian emuló el ‘’duck walk’’ del padre Berry, Lee manejó su contrabajo como David enfrentado a Goliat, y Slim revoloteó sobre sus tambores. Les respaldaban pianista y saxofonista mercenarios, pero el espectáculo fueron ellos tres. [I.J.] Brixton Academy, Londres, 2004 Con una sala completamente abarrotada, como no podía ser de otra manera ante una década de ausencia de una banda con una legión de seguidores que matarían por ellos, los Stray Cats bordaron una velada, la del 17 de julio del 2004, que jamás se borrará de la memoria de un servidor en particular y posiblemente de cualquiera que la viviera en persona en general. Desde el momento en que aparecen los tres gatos en escena, aún sin tocar una nota, el rugido del público es ensordecedor. Todo es absolutamente aplastante, el sonido, la imagen de los tres, la entrega por parte de público y banda, el repertorio… se necesitaría media revista para entrar en detalles. Destacaré uno, cuando Brian dice: ‘’Esta no la habéis oído nunca’’ y comienzan a sonar los acordes descendentes de «Stray Cat Strut», seguidos del inmortal riff de guitarra, para que acto seguido cada garganta de la sala comenzara a aullar ‘’Uhhh, uhhh, uhhh, uhhh’’ a un volumen que incluso engullía el de sus amplificadores. No hubo un bis, si no dos, aunque todos nos hubiéramos quedado allí una eternidad si hubiera sido posible. [J.H.A.]
Crossroad Festival, Gijón, 2004 Pocas veces he sentido un estado de ansiedad tal ante un concierto como en esa noche de verano. La excitación era máxima y se podía palpar en todo el coso taurino gijonés. Las noticias que llegaban de su paso previo por Barcelona hablaban de una banda en plena forma. Rockers de todas partes estaban presentes así como un buen número de debutantes que vería por primera vez a los tres de Long Island. Y no defraudaron, se marcaron un recital sublime, pleno de energía y arrogancia, exhibiendo un dominio instrumental absoluto, lo de Setzer a la guitarra fue de escándalo, y un cancionero que resiste como pocos el paso del tiempo. Arrancaron arriba, «Rumble in Brighton», y no bajaron hasta un apoteósico bis cerrado con una revisión del «Please Stray Cats live, Don’t Touch» de Johnny Kid & The Pirates que acabó de noquear Barcelona, 2004 a una audiencia rendida, que llevaba hora y media encajando un (fotos: Xavier Mercadè) directo tras otro, así y no de otra manera se pueden calificar las interpretaciones de «Gene & Eddie», «Something’s Wrong with My Radio», «Stray Cat Strut», «Rev It Up & Go», «18 Miles to Memphis», «Runaway Boys» o una vibrante «Bring It Back Again», con la entereza de un curtido fajador rocanrolero. Han pasado quince años y la ansiedad persiste ante su próximo paso por el Azkena. Aquel 24 de julio permanecerá en mi memoria como uno de los mejores conciertos que he visto en mi vida. [M.C.] Expo Zaragoza, 2008 Es posible que use un tópico para describir de forma escueta este concierto: el sueño de una noche de verano. Al aire libre, un tiempo inmejorable, un marco ideal —anfiteatro de la expo de Zaragoza— y el público justo y necesario para poder disfrutar en condiciones de la ceremonia rocker. Unos Stray Cats en buena forma que por aquel entonces decían que se despedían, pero a los que también se les notaba una cierta frialdad entre ellos. Una frialdad que no enturbió ni por asomo el recital que ofrecieron a la luz de la luna aragonesa. Con su habitual desenfado y energía empezaron con «Rumble in Brighton» y dieron un acelerado repaso a lo más granado de su catálogo, con alguna que otra sorpresa como «Gina». Setzer tocó —como siempre— lo que quiso y más con su guitarra, Lee Rocker zarandeó y se subió a su contrabajo y Slim Jim Phantom como siempre marcó el ritmo sobre sus dos pies. Impecable e incontestable, una (falsa) despedida que de haber fluido más la comunicación entre los componentes hubiera sido mágica, aunque también es posible de no haber sido así no nos habrían dejado sin matraca rockabilly para el gran público durante una década. [X.M.] RUTA 66 | 57