lA contracultura mas influyente de sd e e l p u nk D. VÁZQUEZ MATA
Cuando uno viaja a cualquier gran capital europea y deambula por las calles cercanas a los edificios más emblemáticos de la ciudad, es difícil no fijarse en las improvisadas galerías de arte al aire libre que decoran sus paredes. Los turistas hacen tantas fotografías de los dibujos callejeros de `Banksy´, `Space Invader´ o ` Blek le Rat´ como de los monumentos más representativos. Sus libros y sus cuadros se encuentran entre las camisetas y las catedrales en miniatura de las tiendas de recuerdos. Sus dibujos forman parte de la iconografía de capitales como Londres o París. Estas manifestaciones artísticas realizadas en la calle se ubican dentro de un movimiento denominado Posgrafiti. Para muchos expertos: el ejemplo de contracultura más influyente desde el Punk. A comienzos de este año, la polémica saltaba a la opinión pública británica después de que unos operarios de la limpieza del Ayuntamiento de Bristol borraran un grafiti de uno de sus vecinos más ilustres: `Banksy´, el grafitero más famoso del mundo. El malestar de los ciudadanos fue tal, que el Concejal de Eastville, Steve Comer, planteó proteger toda la obra callejera de este artista urbano. A día de hoy, Comer, quiere someter a referéndum si la obra del ínclito provocador del sudeste de Inglaterra puede ser considerada patrimonio cultural de la ciudad. El antiguo delincuente juvenil que corría delante de la policía ha cambiado de estatus. Ahora, es una celebridad. La conveniencia de adoptar estas medidas no está clara. En 2010, mientras se presentaba la película de `Banksy´(Exit through the gift shop) en el Festival Internacional de Cine de San Sebastian, apareció bajo el monte Urgull, una pintada atribuida al artista inglés. Se titulaba: El marco incomparable. El Ayuntamiento donostiarra decidió indultarla. La obra no llegó ni al mes de vida. Fue saboteada por otros grafiteros que le acusan de vendido. Bilbao es el escenario de la obra de otro de los artistas urbanos más importantes del panorama actual: Space Invader. Su obra, desconocida para muchos bilbaínos, está en serio peligro.
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ARTE EMERGENTE: POSGRAFITI t
Uno de los mosaicos de `Space Invader´ se encuentra ubicado en el puente del Arenal en Bilbao / JULIO ARRIETA.
`Space Invader´, N fin de la partida Las obra de este artista urbano desaparece de Bilbao cuatro años después de su instalación
adie conoce su paradero actual y cuál será su próxima invasión es una incógnita. Nunca revela su identidad ni pide permiso para realizar sus intromisiones en el espacio público. Este artista urbano es conocido cono`Space Invader´. En 1999 comenzó a realizar intervenciones en las calles de París, mediante la colocación de marcianitos alicatados de baldosa a modo de píxeles. Hoy, su obra está presente en 43 ciudades de los cinco continentes. Su iconografía la toma del videojuego `Space Invaders´, desarrollado en 1978 por Toshiro Nishikado. En su obra el motivo gráfico adopta la forma de un icono capaz de múltiples variaciones con el objetivo de generar el interés del espectador manteniendo unas constantes estilísticas que hacen que su obra sea reconocible. El 25 de enero de 2008, el artista francés fue invitado por la fundación Bilbao Arte, para participar en la exposición: `Percepción (S) tencible´, comisariada por Alba Lucía Romero. Semanas antes, en los días de Nochebuena y Nochevieja de 2007, aprovechando que la ciudad estaba anestesiada por las fiestas navideñas, el `Invader´ viajó a la capital vizcaína para realizar una de sus invasiones. En su intervención urbana, colocó 40 mosaicos (realizados a partir de la unión de teselas) en diferentes lugares de la ciudad, que pretendían potenciar
el entorno mediante un circuito que propone fijarse en detalles de la ciudad que habitualmente pasan desapercibidos. Cinco años después, catorce de esas obras se han perdido. Las dos únicas ciudades en las que se pueden observar la obra de `Space Invader´en España son Bilbao y Barcelona. Estas desapariciones se deben a dos causas: el vandalismo callejero y las acciones de rehabilitación de muros y fachadas que realiza el Ayuntamiento. En el primer caso, los mosaicos son arrancados de cuajo de la pared (están fijados al muro con cemento). En el segundo caso, son los operarios del Consistorio los que destruyen la obra, muchas veces por puro desconocimiento. Bilbao Arte es un centro de producción artística, dependiente del Área de Cultura del Ayuntamiento de Bilbao. El responsable de su departamento de comunicación no aprecia ninguna pérdida significativa para la ciudad. “Space Invader realiza sus intervenciones sin autorización, ésa es la filosofía de su obra, por lo que asume la posibilidad de que el soporte, o la obra en sí, pueda ser eliminada o desaparecer”. Estas obras que tienen su origen y su razón de existir en la calle, paradójicamente, obtienen una segunda oportunidad en internet, debido a su efímera existencia en el territorio urbano. Basta navegar unos minutos por la red para adivinar la cantidad de blogs y webs que documentan este arte.
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ma pared de un autor tal vez no tan conocido, pero a mi parecer más interesante, quedaba expuesta”. Para `X10´, los Ayuntamientos debieran aplicar criterios de ubicación. “En algunos casos esas intervenciones pueden estar dando valor a un espacio en desuso o degradado y tal vez, sin llegar a protegerlo literalmente podrían ser más permisivos con su presencia”. Piensa que desde el momento en que un artista termina su obra en el espacio urbano, ésta, deja de pertenecerle, y pasa a ser propiedad del lugar y de todo el que pase por allí. “Yo lo entiendo como un regalo que el artista deja para todos”.
Arte efímero
Este es el caso de Jordi Jorge, que a través de su blog `Lost Barcelona´ (Barcelona perdida) tiene inventariados los 17 mosaicos que `Space Invader´ colocó en las calles de la ciudad condal en el año 2002. Actualmente sólo han logrado sobrevivir media docena. “Lo más difícil es la atribución de las obras, muchas no vienen firmadas”, asegura. Para Jorge, el caso de Barcelona es hiriente. “No desaparecen, directamente las roban”, afirma. Los mosaicos están a una altura considerable, salvo contadas excepciones, los operarios del Ayuntamiento no tienen nada que ver. “Los que los roban saben que poseen un valor, los arrancan de la calle para subastarlos en internet”.
eBay En el sitio web de subastas por internet `eBay´ se pueden comprar obras de este artista por un precio que ronda los mil dólares. Los vendedores aseguran que las obras son verdaderas pero no acreditan la procedencia ni su autenticidad mediante ningún certificado. Por supuesto no se aceptan devoluciones. También es el propio artista quien ofrece sus obras seriadas en internet. Pero no con fines estrictamente comerciales, más bien a modo de crítica hacia el consumo en el mundo del arte. La evidente sorna se hace patente al ofecer un gofre belga con forma de marciano a un precio de 999 dólares. `X10´ es un guipuzcoano de 40 años, que realiza intervenciones en la calle, ha
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El artista francés pillado “in fraganti” mientras realiza una de sus intervenciones en Bilbao / DIEGO SANZ.
actuado en ciudades como Nueva York o Sidney, pero lo que más le interesa es “ir en busca de lo que otros hacen”. Para `X10´ un mosaico de `Space Invader´ colgado en el salón de casa no tiene sentido. “Lo realmente importante para mí es encontrar uno sin esperarlo en la esquina de cualquier ciudad, en el lugar elegido por el artista. La emoción de haber descubierto un pequeño tesoro en la calle no se puede comprar ni llevar a casa”. Con respecto al tema de los robos se muestra irónico. “No es nada nuevo, no hay más que ir, por ejemplo, al museo británico y ver todas las paredes que hay traídas de medio mundo”, asegura. Tampoco advierte ningún problema en que desaparezcan de Bilbao, cree que es un proceso natural. “Todo el que realiza sus obras en la calle sabe que están expuestas al clima, a que otros las tapen o que al ente público no les parezcan adecuadas”. Asume lo efímero de su trabajo. “Si quieres alargarles la vida puedes recurrir a hacer una foto y subirla a internet”. Parece una tarea imposible tratar de abarcar y clasificar todas las manifestaciones artísticas que se realizan en la calle. “Los Ayuntamientos tienden a meter todo en el mismo saco, los criterios con los que una Institución decide qué borrar o qué conservar son siempre subjetivos”, afirma. “Por ejemplo, yo he visto por ahí obras de `Banksy´ protegidas con plexiglás, mientras que, alguna otra obra en la mis-
Javier Abarca es artista e investigador. Imparte desde 2006 una asignatura anual sobre arte urbano para la Universidad Complutense de Madrid en la Facultad de Bellas Artes de Aranjuez. Publica `Urbanario´, uno de los blogs de referencia sobre arte urbano en castellano. Testigo y participante del desarrollo del arte urbano desde los ochenta, su trabajo ejerció un influjo decisivo en la evolución de la corriente en España. Es autor de la colección fotográfica `Pifostio´: una extensa serie que retrata la comunicación gráfica popular de la calle en Madrid. También ha realizado otros proyectos artísticos como `No compres´: una campaña experimental de anti-publicidad subliminal a nivel de calle, y `J’adore Satan´: una modificación en serie de rotulación pública. Para Javier “preocuparnos o no por estas desapariciones es subjetivo”. Afirma que la posibilidad de considerar este tipo de obras como parte del patrimonio de una ciudad es un tema muy peliagudo. “Si se estableciera un criterio sobre qué conservar y qué borrar, este debería distinguir superficies y materiales, y nunca contenidos, la validez de los cuales es subjetiva por naturaleza”. La conveniencia de que intervengan las Instituciones públicas en la protección de este arte espontáneo está marcada por la legislación de cada país. “Las leyes vigentes dictan si las cosas son legales o ilegales, y si son o no patrimonio”. En este sentido entran en juego diversos factores no estrictamente culturales. “Los criterios que deciden esto dependen exclusivamente de los intereses económicos de quienes pueden ejercer el poder. Si hay suficiente interés, seguro que algo en principio ilegal puede convertirse en patrimonio”, subraya. Al igual que el resto de fuentes consultadas, Abarca opina que las “obras son efímeras por definición”. Asegura que la conservación de estas obras puede tener valor documental. “Es posible que los estudiosos e interesados del futuro se beneficien de la existencia de algún artefacto, por más que este esté descontextualizado”. Al comprobar las desapariciones de Bilbao se detecta que la mayoría de los marcianos que aún perduran se encuentran ubicados en las zonas más deprimidas de la ciudad: Bilbao La Vieja, Casco Viejo, San Francisco y alrededores. Mientras que el grueso de las desapariciones están ubicados en lugares como Abandoibarra, Deusto, Palacio Euskalduna y sus aledaños. Las áreas que experimentan un mayor número de obras de mantenimiento. De los datos desprendidos de esta observación se podría deducir, que a diferencia de Barcelona dónde es más acusado el robo y el vandalismo, la mayor parte de la destrucción de las piezas de Bilbao se debe a obras y rehabilitaciones realizadas por el Ayuntamiento o la Institución que tenga las competencias. Transcurridos cuatro años de la instalación de estas obras, cabe que decir, que desaparecen antes de que gran parte de la población haya reparado siquiera en su existencia.
FUENTE: ELABORACIÓN PROPIA
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a mayor parte de estos artistas urbanos combinan la vertiente legal e ilegal en sus proyectos. En muchas ocasiones son invitados a participar en exposiciones en diversas ciudades. Este fue el caso de su presencia en Bilbao.`Percepción (S) tencible´ consistía en un proyecto artístico que se desarrollaba desde el terreno expositivo hacia la ciudad y viceversa. Para ello, junto a la intervención del artista francés se presentó la obra de otros cinco artistas. La muestra proponía obras e intervenciones que invitaban al ciudadano, al redescubrimiento de su propio territorio urbano, de manera distinta del recorrido laboral, el turístico, o de ocio. Con este fin, el artista propone un juego al viadante. Una vez realizada la instalación de las piezas en diversos puntos de la ciudad, cuelga una serie de mapas en su página web. En ellos da pistas de la ubicación de los mosaicos para que los interesados se lanzen a la caza de los marcianos. Propone un conjunto de pruebas de agudeza visual que se reali-
Vinieron de Marte zan a lo largo del recorrido. Esta especie de yincana se completa con una serie de puntuaciones otorgadas a partir del tamaño del mosaico o de la dificultad que entrañe su descubrimiento en función de su visibilidad.
Pablo Ovejero fue uno de estos incansables cazadores de Bilbao. Recuerda que pasaron meses hasta que se completaron los cuarenta. “Nadie sabía donde estaba el último, peiné la zona en la que debía estar varias veces y no había ni rastro.
OBRAS MONUMENTALES V En alguna ocasión el `Invader´ dispone los mosaicos de
forma que al hacer el recorrido en busca de los marcianitos, aparece uno nuevo a gran escala. Estas piezas son muy raras en el arte público independiente y se inspiran en los petroglifos existentes en el desierto americano como por ejemplo las líneas de Nazca. Este es el caso de la invasión de Montpelier, llevada a cabo en 1999 junto al también francés `Zevs´. Ambos produjeron por entonces algunas obras bajo el pseudónimo conjunto `@nonymous´.
GRÁFICO: DAVID VÁZQUEZ MATA
Al final apareció colgado dentro del bar `Ambigú´, frente al `Kafe Antzokia´.
Escalas En sus obras monumentales el transeúnte dibuja la figura oculta a la vez que realiza el itinerario. `Space Invader´ toma esta idea de un artista neoyorkino llamado`Momo´ que escribió su nombre de orilla a orilla de la isla de Manhatan dejando caer al suelo un hilo de pintura a lo largo de diferentes calles, siguiendo un recorrido que dibujaba las letras en el mapa. A su vez, `Momo´se inspira en la literatura de Paul Auster. En concreto de un relato perteneciente a la `Trilogía de Nueva York´ llamado `La ciudad de cristal´. En un momento de la novela, Quinn, el protagonista investiga a Peter Stillman un anciano que aisló a su hijo durante años para que aprendiera la verdadera lengua de los hombres. Siguiendo los pasos del viejo durante semanas sobre un mapa, descubre que al andar, escribe la frase: “Torre de Babel”. La construcción con la que, según La Biblia, los hombres pretendían alcanzar el cielo.