BIJOUX
LOS RELOJEROS SUIZOS sobreviven en la era de los dispositivos digitales
Por Anand Chandrasekhar / www.swissinfo.ch
L
a industria relojera tradicional suiza ha tocado fondo muchas veces y pese a los negros augurios sobre su inminente desaparición, siempre ha vuelto a renacer. Ha vivido durante décadas bajo la constante amenaza de cambios disruptivos y ha tenido que aprender a adaptarse a las nuevas tecnologías.
A diferencia de la industria relojera británica, que se extinguió hace mucho tiempo, los fabricantes suizos han sabido sobrevivir a la llegada de la producción industrial, de origen estadounidense, que tuvo lugar en el siglo XIX. Otro gran desafío fue la crisis del cuarzo en los años 1970. Aunque esta tecnología se 10
inventó en Suiza, no encontró eco entre los relojeros helvéticos. Fueron los rivales japoneses, como Seiko, los que adoptaron el movimiento de cuarzo, lo que facilitó la fabricación de piezas más baratas y precisas que los tradicionales relojes suizos. Una revolución a la que no sobrevivieron todas las empresas relojeras suizas. Más tarde, el cuarzo se hizo un hueco en Suiza, gracias a los famosos relojes Swatch.
DISPOSITIVOS INTELIGENTES
Otro desafío fue el lanzamiento del Apple Watch y de otros dispositivos inteligentes que ofrecen la hora, aunque esta no es su misión principal. Tras el éxito de Apple con el iPhone muchos vaticinaron que los relojes inteligentes dominarían el mercado. La realidad es que solo las marcas sui-
zas que producen relojes a precios asequibles se han adentrado en este nuevo segmento. Las demás han preferido mantenerse en los nichos que conocen. La nueva realidad política y económica de China y Rusia, mercados que son fundamentales para la relojería suiza, también ha repercutido en las ventas. En China, cuando se decidió atajar y prohibir que los funcionarios públicos aceptaran relojes como regalo. Y en Rusia, el deterioro de las perspectivas económicas no ha beneficiado a la relojería helvética. Además ha habido amenazas internas. Durante más de una década, el grupo Swatch intentó frenar el suministro de mecanismos de reloj que vendía a sus competidores. Lo hizo a través de su empresa subsidiaria ETA -caballo de batalla en la provisión de