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Editorial
De rodillas ante el Pesebre
La imagen que veneramos de la Virgen de la Altagracia nos presenta el nacimiento de Jesús, en donde se encuentra la Virgen María con el Niño acostado en un pesebre, bajo la mirada de su esposo José, y coronada como Reina. La llena de gracia, que es la madre de Dios, se convierte en la madre de nuestro pueblo y nos llena de su alta gracia bendiciéndonos con el hermoso regalo del Hijo de Dios hecho hombre. Es también ella quien nos muestra el camino que debemos seguir para llegar al encuentro de su hijo Jesús. Al observar con atención a María nos damos cuenta de que está de rodillas frente al pesebre. Es decir, ensimismada, serena, contemplando a su Hijo, el Hijo de Dios. Esta posición es símbolo de adoración, de la humildad de la persona ante la divinidad. María reconoce que el hijo que nació de sus entrañas es a la vez su Dios y Señor. Ella es la sierva, la esclava del Señor (Lc 1,38). Ante el anuncio del ángel, acepta libremente ser Madre del Mesías y al dar a luz a su Hijo es la primera en adorarlo y aparece como mujer de fe, María es la primera en creer que aquel niño débil, hermoso y que siente frío, es el Hijo de Dios, el Mesías. Ella ora, por eso se presenta con las manos juntas, pidiendo la fe que se profundiza en las oscuridades y en las pruebas. En razón de esa fe, medita y guarda todo en su corazón. Jesús nació en un establo, pero envuelto en el amor de María y José. Al nacer en la carne, el Hijo de Dios consagró el amor familiar. Cada Navidad es para todos una oportunidad para redescubrir la familia como cuna de vida y de fe; un lugar de amor que acoge, de diálogo, de perdón, de solidaridad fraterna y de alegría compartida, fuente de paz para toda la humanidad. Al celebrar en la Navidad la luz de Cristo que viene al mundo nos alegramos porque «un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado» (Is 9,5), y su nacimiento es fuente de esperanza, es la vida que florece, es una promesa de redención que se hace realidad. Cuando imitamos a María adorando al recién nacido y dándole al Niño Dios la centralidad en nuestra vida, la estrella que iluminó la noche de Navidad sirve de guía y aliento en cada uno de nosotros. En esta Navidad, y durante todo este Año Jubilar Altagraciano, imitamos a María postrándonos ante el Salvador del mundo y mirando hacia abajo para ver las necesidades de tantos hermanos nuestros necesitado, fijemos nuestra mirada en quienes pasan por dificultades, especialmente los enfermos, los encarcelados, los Contactos vocacionales ancianos y los niños. Asociación Damas Salesianas- Esperanza Castillo 809-574-4404) Siguiendo el ejemplo de María obtendremos el don Voluntarias de Don Bosco precioso de la Navidad, que es la paz: “En laTierra, paz P. Jesús Baltazar Pérez, SDB. Cel. 829-678-7818 Dolores Acosta, SSCC- 809-797-8753 y 809-478-0521 a los hombres que ama el Señor” (Lc 2, 14), como anunMisioneras Parroquiales 809-594-3207 ciaron a coro los ángeles a los pastores. Esta Navidad Hijas de María Auxiliadora- SorAlcenidia Bussy, FMA Tel.: 849-402-0279 sea una nueva oportunidad que permita el nacimiento email:soralcenidia@yahoo.com de Cristo, quien llama a nuestros corazones para darHijas de los Sgdos. Corazones de Jesús y de María nos su paz. Abramos las puertas al recién nacido para - Sor Carmen A. Sánchez 809-236-3980 Salesianos de Don Bosco- P. David Ramírez, SDB | Tel.: 829 741-8023 vivir una Navidad dispuestos a acoger al Salvador, el email:dbpastoralvocacional@gmail.com Dios-con-nosotros, como lo hizo María, de rodillas ante el pesebre. ¡Feliz Navidad!
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Jóvenes en formación durante el encuentro nacional de la Familia Salesiana ORACIÓN POR LAS VOCACIONES:
¡Oh Jesús, Pastor bondadoso de las almas! “La alegría de servir. Dígnate mirar con ojos de ternura a este pedacito de tu amada Iglesia, a nuestra La Iglesia y Don Bosco Inspectoría Salesiana de las Antillas. Señor, nos sentimos huérfanos, con mucho te esperan” trabajo y pocas manos: ¡danos vocaciones! Danos sacerdotes santos, danos coadjutores santos, matrimonios santos, cooperadores salesianos y miembros de la Familia Salesiana santos. Te lo pedimos por la Inmaculada Virgen María Auxiliadora, tu dulce y santa madre. ¡Oh Jesús, danos vocaciones santas según tu sacratísimo corazón! Amén.