9 minute read
Arte y Cultura
“El teatro de calle
como expresión de una pastoral creativa”
Advertisement
En el mes de septiembre, desde la Unidad de Arte y Cultura de la Pastoral Juvenil Salesiana, se llevó a cabo el taller piloto “El teatro de calle como expresión de una pastoral creativa” en el Oratorio Centro Juvenil Cristo Rey de Barahona, este tuvo una duración de cinco días consecutivos impartidos de manera intensiva y provechosa. Fueron convocados los adolescentes y jóvenes de dicho oratorio.
Este taller se creó con el fin de potenciar las expresiones teatrales alternativas de la pastoral para beneficio y acercamiento con la comunidad, opta por que las obras y representaciones no dependan de un espacio cerrado, es por eso que todos pueden ser espectadores; una herramienta flexible, creativa y viva a favor de la evangelización.
De manera teórica, estos adolescentes y jóvenes aprendieron sobre la historia y características del teatro de calle, sus distintas variedades y propuestas, su presencia en el las distintas partes del mundo, aprendieron a clasificarlos y descodificarlos, aprendieron a expresar sus ideas por medio del mismo y lo reconocieron como una herramienta eficaz para el mejoramiento de la comunidad, y para la reflexión y animación pastoral.
De manera práctica, los treinta y dos adolescentes y jóvenes participantes aprendieron: • A expresarse corporalmente, trabajar la concentración, la disciplina artística y a divertirse en equipo. • A dominar y caminar en los zancos. • A maquillarse artísticamente para sus presentaciones desde el clown, el circo, la fantasía y el mimo. • A elaborar sus vestuarios y maquillaje de estatuas vivas callejeras en el cual crearon distintos personajes y roles sociales, tales como campesinos, jugadores de béisbol, los Padres de la Patria Dominicanos, limpiabotas, cantantes, etc. • Aprendieron sobre todo lo relacionado al arte de la pantomima y sobre el valor del silencio en el teatro, dando como resultado obras cortas con alto reflejo social y vivencial. • A montar y presentar obras de teatro de calle.
Este taller fué impartido en colaboración por los facilitadores experimentados en el ámbito teatral Génesis González, Cora González, Judith Batista, Adrián Díaz y José Luis Pascual.
Los resultados de dicho taller fueron mostrados en el Malecón y en el Parque Central Juan Pablo Duarte de Barahona, llamando la atención de los transeúntes y personas de los alrededores. De hecho, los espacios en los que estas actividades pueden ser llevadas a cabo son múltiples: escuelas, iglesias, plazas, calles, boulevares, canchas, parques, aceras u otros lugares de esparcimiento; normalmente lugares al aire libre de gran tránsito de personas.
El P. Ysidro Ramírez, encargado de la Pastoral Juvenil en Barahona, hizo de productor de dicho encuentro ha-
ciendo posible la obtención de los recursos, la logística y todo lo necesario para impartir este taller de manera digna, de hecho, encomendó a los adolescentes y jóvenes beneficiados la tarea de ser multiplicadores de los conocimientos adquiridos responsabilizándolos como encargados de los zancos, encargados de las estatuas, maquillistas, etc.
Este taller tiene una metodología sostenible y brinda autonomía, ya que todos los recursos adquiridos y elaborados se quedan en el oratorio para formar parte de su abastecimiento artístico y así tengan a disposición sus propias herramientas y materiales de teatro de calle para la expresión de una pastoral creativa, disminuyendo sus limitaciones al momento de presentar sus ideas.
El objetivo es que este taller sea replicado en los demás oratorios, ya que fortalecerá su vínculo con la comunidad, dinamizando las actividades, encuentros y campamentos de cualquier tipo y sobretodo, “evangelizar” de manera lúdica.
La violencia familiar podemos considerarla como aquella fuerza o poder que libre y voluntariamente ejerce algún miembro de la familia sobre otro u otros miembros, que les puede causar daños físicos, psicológicos y emocionales a la persona o porción violentada; dichos daños pueden ser a corto o largo plazo; en todo esto, se ven afectados de manera muy especial los niños, dado que ellos, entre otras cosas, están en un proceso de crecimiento y de formación de su personalidad y son más vulnerables ante los cambios y las situaciones de su ambiente.
El niño víctima de violencia o testigo de ella, el que observa cuando se maltrata a algún otro miembro de la familia, sufre ciertas consecuencias que en su momento inciden en muchos aspectos de su vida, como en su salud mental. Aun así, no se debe establecer una relación estricta entre ser testigo de violencia familiar y una patología, ya que eso dependería también de varios factores a analizar.
Considerando la familia como un sistema en el que cada uno de los miembros es parte fundamental de ella, que está constantemente en interacción, y del que en muchas ocasiones, depende el actuar e incluso parte de la vida de los demás miembros, entonces así podremos entender la influencia y las repercusiones de la violencia doméstica en la salud mental de los niños, de los violentados físicamente, verbal o emocionalmente, o de los que son testigos de dicha violencia entre los padres o demás miembros de su familia. Entendemos que influye positiva o negativamente en la salud mental del niño la manera en la que ha interactuado en su familia. Si el niño ha sido maltratado o ha sido testigo ocular de violencia, es muy probable que esto se refleje en sus relaciones afectivas, o también podría mostrar cierta inseguridad y ansiedad y hasta una conducta agresiva y violenta con las demás personas de su entorno familiar o en el ambiente externo a ella; esto también podría provocarle al niño poco rendimiento en los estudios o como consecuencia, mostrar algunos síntomas de trastorno de estrés postraumático. En algunas ocasiones, a largo plazo pueden llegar a ser ellos mismos abusadores o víctimas de nuevos abusos. Obviamente, repercute de manera negativa la violencia intrafamiliar en la salud mental del niño, está en gran parte en manos de los padres y demás adultos evitarlo.
Es necesario que hagamos de nuestras familias espacios de paz y de reconciliación y que evitemos siempre el uso de la violencia en todas sus formas; de ello depende en gran parte la salud mental de nuestros niños y la de todos los miembros de ella. Seamos capaces de abrirnos al diálogo. Cuando sea necesario dejémonos ayudar también por profesionales del área y por quienes por su propia experiencia nos pueden acompañar en el crecimiento y el desarrollo de un ambiente familiar sano, que asegure a nuevas generaciones serenidad y la capacidad de lograr el equilibrio que necesitamos en nuestra sociedad.
lic. aimée roSa | ma Dir. com IG: @aimeevrosae | enlamirasalesiana@gmail.com | aimeerosa@gmail.com
Como si fuera nuestra última vez…¡Felices fiestas, felices pascuas!
Ha pasado mucho, demasiado en estos 12 meses del año en curso. Año que heredó la pandemia más épica del siglo, esa que a todos nos tiene atados, aún vacunados, pero intentando sobrevivir.
Si analizamos el caminar de este año, confieso que podemos sentirnos héroes. ¡Sobrevivimos caramba! Sobrevivimos por y para la honra de Dios, indudablemente.
Demasiadas muertes inconclusas, investigaciones nebulosas, especulaciones más verdaderas que falsas, juicios eternos a puertas cerradas y a vivas voces (ironías de la vida); un exceso de casos de delincuencia y ni hablar de personas desparecidas que a la fecha no cambian su estado. Muchas canciones sin tocar, conciertos pospuestos, taquillas sin comprar, turismo interno ``en proceso``. Nos sobran las ganas de volver a una normalidad que no regresará porque nada pasa por nada y como éramos en 2019, ya no podremos volver a ser. Hay huellas, hay nuevas costumbres, hay nuevas conductas, de eso hay que estar conscientes y ni con la mano entera podemos tapar el sol.
Muchísimas rutas sin recorrerse. Vacaciones planeadas que nunca tomamos. Hambre de viajar, ganas de reencontrarnos con quienes probablemente no vemos desde hace año y medio o más. En fin, han sido 12 meses intensamente únicos. Y hoy quisiera que los repases.
Lo importante de todo es que siempre nos queden cosas pendientes, que siempre estemos dispuestos a planear, soñar o ir tras algo que nos mueva. Cuando no haya razones, definitivamente habremos dejado de vivir. Sin embargo, vivirlo implica hacerlo intensamente, como si fuera la última edición de nuestra propia saga.
Lo importante es mirar atrás y agradecer. Mirar atrás y valorar. Mirar atrás y priorizar. Tantear… ¿qué cosas conseguimos en este año y pretendemos preservar? ¿Qué cosas concluimos? ¿Cuántos libros, cursos, diplomados, estudios, series o películas completamos? ¿Cuántos ciclos logramos cerrar? ¿Cuántos aprendizajes consolidamos? De hecho, ¿cuántos seres queridos perdimos y la vida nos puso a despedir forzosamente? Sí, hasta eso… ¿Qué logros estamos trabajando en conseguir y vamos tras ellos? ¿Cuántos préstamos, deudas o retos nuevos tenemos y necesitamos saldar de forma óptima? Todo y más merecemos repasarlo. Un año se va, otro se avecina.
De seguro estás repitiéndote: ´´estás neceando mucho Aimée, con ½ que le bajes sería un éxito``. Sin embargo, más allá de un test psicológico, te regalo una introspección, una autoevaluación, un momento a solas donde respondas estas preguntas y te prepares a brindar de manera genuina por un año que superaste y otro que Dios te renueva.
Este 2022 deseo que lo recibas vestido con menos brillo, con más sentir y menos fingir. Que, en medio de la bulla, los merengues de Cima Sabor, el famoso doble sueldo y la algarabía del buen comer, típico de las fechas pascueras, hagas tu stop para preguntarte: ¿Qué te agradezco 2021? ¿Cómo te recibo 2022? ¿Qué me gustaría que me regales 2022?
Ojo, cero ``sorpréndeme año nuevo`` (ni se te ocurra, no es a eso que me refiero), ¿oíste?
Que cuando recibas el cañonazo omitas la parte de las uvas; descartes el force de esos abrazos actuados con un “felicidades” de fondo (sumado a esos mensajes masivos por whatsapp que en muchas ocasiones no son verdaderamente sentidos, simplemente reenviados); y si es necesario, te apartes en la intimidad de Dios y tú para recibir más bien un abrazo de él y, en silencio, seas capaz hasta de llorar si eso es lo que deseas, de bailar si eso es lo que te mueve o de reír si te animas. Pero ante todo y, sobre todo, que no te niegues el derecho de sentir, sentir y punto, ser y punto.
Es bastante viejo el adagio que reza: ``la vida es una``, por eso, cambiemos la moción por: ``hazlo como si fuera tu última vez``.
No es que vivas como si la vida fuera una, pues se supone que una vida mejor nos espera y tenemos que trabajar para ello. Es que vivas como si fuera probablemente tu última vez en todo.
Que nuestra existencia terrenal esté cargada de últimas veces. Que juntos apostemos por vivir más y aparentar menos. Ser más y fingir menos.
Con Dios, la Virgen y un mejor vivir, ¡nos reencontremos en 2022!