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Vocacional
INQUIETUD VOCACIONAL
Sem. Martín Enrique Figueroa Rodríguez, I de Filosofía.
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¿Te has preguntado si la oración que haces por las vocaciones da fruto?
Pues yo soy respuesta de que tu oración si da fruto. Mi historia vocacional tiene inicio en mi familia, ahí es donde se engendraron grandes valores que me ayudan a ser una buena persona, principalmente se me enseñó el amor, conforme iba creciendo en edad también crecía en amor junto con mis familiares.
Mis padres me llevaban a misa todos los domingos por lo cual cuando adquirí más conciencia, ya estaba en mis costumbres ir a misa. Cuando hice mi confirmación sentí la necesidad de hacer algo por mi parroquia, de hacer un acto de amor, por lo cual, empecé a dar catecismo, tuve la experiencia de dar distintos grados de catecismo, tengo esa experiencia muy grabada en el corazón, ya que ahí pude experimentar algo que me agrada que es hablar del amor más grande que existe, que es Dios, hablar de él y enseñar de él, es algo que me emociona y me llena de vida.
Cuando estaba en tercero de secundaria mi párroco me invita a vivir un encuentro de arcoíris con el objetivo de abrir un grupo en mi parroquia y ser coordinador, yo tenía miedo y dudas, pues no sabía lo que era un encuentro y no me sentía capáz de coordinar un grupo de jóvenes. Sin saber que era Dios en realidad que me llamaba a vivir ese encuentro, acepté y fui, el encuentro fue en 2016, los días 28, 29,30 y 31 de enero, mi cumpleaños es el 30 de enero, por lo cual yo sentía tristeza de ir al encuentro porque no podría pasar mi cumpleaños con mi familia, aun así acepté y fui, hoy puedo decir que fue la mejor decisión que pude haber tomado en mi vida, pues esos cuatro días de retiro para encontrarme con Dios, dieron rumbo a mi corazón y a mi vida vocacional para sentir un gran amor hacia Dios y entregarme plenamente a su servicio. El día 30 de enero del 2016 decidí entregarle mi vida a Dios y decirle con mi corazón abierto que aceptaba que hiciera de mi un instrumento de amor. Al pasar a preparatoria empecé a ir a los retiros vocacionales, pues mi párroco me recomendó que fuera para poder discernir que me pedía Dios, y de qué manera quería mi servicio hacia él. Los retiros vocacionales fueron realmente providenciales, pues ahí encontré más jóvenes que también sentían una inquietud por responder a Dios de la manera correcta, asistí durante tres años a los retiros vocacionales, algunos años falte más veces que otros años, pues también tuve la experiencia de tener una novia, esto también lo veo como providencia de Dios, pues en el noviazgo aprendí a ser fiel, a perdonar, a que el amor puede llegar a doler, esto me sirve para poder humanizar la explicación del amor de Dios hacia nosotros.
Mi ultimo año en retiros vocacionales, fue el mejor, yo realmente ya estaba decidido a entrar al seminario para discernir mi opción vocacional por el sacerdocio, por lo cual vivía las experiencias con una mayor conciencia para tener verdaderas experiencias del discernimiento. Fueron las muestras de amor que descubría de Jesús hacia mi persona las que me hicieron aceptar entrar al seminario y las que hasta el día de hoy me hacen responder de la mejor manera a su llamado. Si me preguntan sus oraciones por las vocaciones realmente dan fruto, dan fruto en diferentes historias de amor hacia su pueblo como la mía. Saludos Dios los bendiga.