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Desde el Intro
Sem. Alan Omar Gutiérrez Daniel, Curso Introductorio
DESDE LA HUERTA...
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Cae la tarde, después de una provechosa jornada, se siente la necesidad de vaciar la mente, de abandonarse en Dios. Algunos perícos cantan a lo lejos y los colibríes revolotean alborotados, en contraste con el calmado viento en la huerta del seminario curso introductorio. Lugar de convivencia, de meditación, de descanso.
“La huerta para mi es un espacio en el que puedo hacer un vínculo con la naturaleza y comparar tantos procesos que vivimos que se asemejan a una semilla, semilla que puede dar grandes frutos y a raíz de eso obtener muchos aprendizajes de vida, además de ser un sustento para esta casa de formación con la parcela llamada “Santa Lupita”.indica el seminarista José Buzani, que desde hace un tiempo se ha acercado a colaborar un poco con los trabajos de la huerta.
“En primer lugar, la idea es sembrar para aprovechar el espacio fértil que tenemos dentro del seminario; en 10 segundo lugar, la idea es fomentar el trabajo con la tierra, para que por medio del esfuerzo físico y colaboración de los seminaristas, se valore el esfuerzo que se requiere para obtener los alimentos que consumimos y dar mayor estima a los donativos o a las mercancías del supermercado, sobre todo, el esfuerzo que implica; por último, se obtiene un pequeño beneficio económico al comercializar el producto, mínimo pero significativo para la casa”. Menciona el director del curso introductorio el Pbro. Jesús Fco. Juárez.
Buzani, añade las actividades que ha realizado para ayudar al sustento de la huerta: “A parte de ayudar con las ventas, ayudo a don

Lucho y al padre Chuy a hacer los surcos, a preparar la tierra, hacer composta, me ha tocado cosechar, empacar y regar”.
En la huerta del curso introductorio se cultivan principalmente hortalizas: Cebolla, cilantro, rábano, chile, calabacita y maíz. También hay otro tipo de vegetales y árboles frutales como limones, melones, sandías, chiltepín, guayaba, granada y dátil. Vale la pena mencionar que de los chiles que se cultivan en la huerta salen las salsas de que hacen nuestras cocineras Carmen y Lupita.
Pareciera que más frecuentemente buscamos a Dios en asuntos elevados de filosofía y teología, algunos quizá busquen a Dios en experiencias místicas y lejanas, sin embargo, Jesús nos enseña que la más grande teología está en las cosas del día a día: en la semilla, en el campo, en el trigo, en el agua, en los arbustos.
Encontrar a Dios en las cosas ordinarias nos aleja de ideas vanas, le da un sentido al día a día, nos abre los sentidos y nos renueva la capacidad de asombro, capacidad que, con el correr de los años estamos propensos a perder.
Sigamos dejando que Dios nos hable a través de su cre creación. ¡Dios nos bendiga!