Es esta bruja simpática un as de la brujería, y además es catedrática de magia y hechicería. Tiene la bruja sin par un prestigio tremebundo. La vienen a consultar los brujos de medio mundo.
Entre conjuro y poción, se acerca a casa Pandora, le limpia el polvo al salón y pone la lavadora. Entre hechizo y sortilegio, zurce un camisón morado, lleva al brujito al colegio, compra en el súper de al lado…
Entre brebaje y ungüento, abre una cuenta corriente, vuelve a casa en un momento, pone un guiso de serpiente… La pobre se cansa mucho de este continuo trajín. Un día, hasta el cucurucho, le dice al brujo Fermín:
“Se acabó este no parar. Ya no me queda ni aliento. El trabajo del hogar se hará al cincuenta por ciento” Así que, desde hace un mes, la tarea es compartida. Si se hace entre todos, es mucho menos aburrida. Carmen Gil