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ENFOQUES CONTEMPORANEOS EN PSICOLOGIA RAMON LEON
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PRIMERA UNIDAD PRIMERA PARTE
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UNA NOTA ACLARATORIA ACERCA TERMINO CONTEMPORANEOS
DEL
SENTIDO
DEL
El libro que el lector tiene en sus manos es el manual autoinstructivo de la asignatura Enfoques contemporáneos en psicología, y trata de ofrecer una imagen panorámica del estado actual de la ciencia psicológica. El autor siente, sin embargo, que es necesario formular una digresión acerca del sentido en el cual se emplea en este texto el adjetivo contemporáneo. Lo contemporáneo es aquello que está cercano en el tiempo, aquello que puede vincularse empleando como criterio la cercanía temporal como una razón válida. Se trata de un adjetivo lo suficientemente amplio como para comprender épocas relativamente largas en su sentido: así se puede decir que Voltaire (1694-1778) y Washington (1732-1799) fueron contemporáneos, como también lo fueron Bolívar (1783-1830) y San Martín (1778-1850) así como Franco (1892-1975) y Hitler (1889-1945). Obviamente, cada uno de ellos nació en un año determinado y murió en otro, que no fueron los mismos de nacimiento y fallecimiento del otro, pero en determinado momento –por decirlo así- ambos vivieron en la misma época. Nosotros, tanto el autor de este texto como los lectores que él pueda tener, somos personas de dos siglos. Nacimos en el siglo pasado y vivimos ahora en el siglo XXI. Somos contemporáneos entre nosotros, aunque el autor de estas líneas esté próximo a alcanzar su sexagésimo año de vida y los eventuales usuarios del esta obra sean personas mucho más jóvenes. Lo somos, sencilla y llanamente porque vivimos en una determinada época que es la misma para todos. Es en ese sentido en el cual empleamos el término contemporáneo en esta obra, ampliando todo lo que es posible hacerlo la validez del término. El siglo XX fue el escenario en el cual floreció el psicoanálisis, apareció el conductismo, se produjo la revolución cognitiva y emergió la psicología positiva. Todas estas corrientes han vivido y convivido –no siempre armónicamente por cierto- en el siglo XX, y en alguna medida lo siguen haciendo en el siglo XXI. Por eso, las incluimos en este texto como contemporáneas: si bien son muy antiguas y algunas de ellas tal vez
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comienzan a languidecer, ellas son el panorama psicolĂłgico que nos acompaĂąa, que es contemporĂĄneo de cada uno de nosotros.
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EL 1RO. DE ENERO DEL 1900 Comencemos este trabajo con el primer día del siglo en el cual nacimos: el 1ro. de enero del 1900. Hoy, a más de 110 años de distancia con respecto a esa fecha nos resulta un poco difícil imaginarnos cómo era el mundo en aquel entonces, pero no es difícil, reuniendo un poco de información, reconstruir con cierta amplitud lo que ocurría en aquella época. Por de pronto, en el terreno político, Europa, el más agitado continente había vivido para el 1ro de enero del 1900 una inusitada cantidad de años en paz. En realidad, desde Napoleón y sus incursiones por casi todo el Viejo Mundo no se había vuelto a producir una guerra de dimensiones semejantes a las que diera lugar la ambición del genio corso. Es verdad que había habido algunas guerras, pero éstas habían sido relativamente breves: la guerra franco-prusiana, estimulada irresponsablemente por Napoleón III (1808-1873), había terminado en pocas semanas nada más y nada menos que con la derrota de las tropas francesas, el humillante aprisionamiento de Napoleón III y la constitución en 1871 del Imperio Alemán nada más y nada menos que en un París asediado, algo que fue experimentado asimismo como una humillación por parte de los franceses, un sentimiento del que tratarían de liberarse unas cuatro décadas más tarde con la firma del Tratado de Versalles, en 1919 (Thomas 2009). Otra guerra, la de Crimea, había ocurrido en el extremo sur del continente europeo, para decirlo con más precisión en el espacio geográfico en el cual Turquía, Rusia, los Balcanes y el Cáucaso riegan sus orillas con el Mar Negro. Conflicto asimismo rápidamente resuelto de manera militar. Una guerra lejana en la que se vieron involucradas varias potencias europeas y que terminó dramáticamente para la dinastía Habsburgo, tuvo como escenario a México, -convertido una vez más debido a la ambición y frivolidad de Napoleón III en imperio-, y gobernado –si cabe el término- por Maximiliano de Habsburgo (1832-1867), quien pagaría con su vida el atrevimiento de haber querido alzarse con el poder en tierras bastante lejanas a las europeas.
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Fuera de estos conflictos, un periodo de inusitada paz y de progreso había caracterizado a Europa. Lentamente se había impuesto, además, la idea de que la razón gobernada la mente y las voluntades de las personas y que el progreso experimentado por la humanidad daría lugar a una época de paz y de tranquilidad. Fue por eso que en 1898 se convocó en la ciudad holandesa de La Haya una conferencia para establecer las bases de una guerra civilizada, una suerte de “fair play” al que debían someterse todos aquellos países envueltos en conflictos bélicos. Una atmósfera de optimismo caracterizaba al mundo en aquel día. Las últimas hambrunas en Europa eran ya cosa solo digna de recuerdo, el consumo de carne se había elevado dejando de lado la dieta basada en carbohidratos, y la esperanza de vida promedio había experimentado asimismo un alza digna de ser considerada. Luz eléctrica, teléfono, sistemas de agua y desagüe se extendían cada vez más por Europa y el mundo. En el plano político, el continente europeo albergaba a tres grandes imperios: el alemán surgido a partir de l873 y gobernado por los Hohenzollern, el ruso, gobernado por la dinastía Romanov; y el austrohúngaro, por la dinastía Habsburgo. Es en ese contexto que la psicología como ciencia y como profesión comienza a cristalizarse tal como la conocemos hoy.
Referencias Thomas, G. M. (2009). Treating the trauma of the great war. Soldiers, civilians, and psychiatry in France, 1914-1940. Baton Rouge: Louisiana State University Press
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LA PSICOLOGIA AL COMENZAR EL SIGLO XX Desde la fundación del laboratorio de psicología experimental en Leipzig, en 1879, hasta 1900, transcurren solo 21 años, es decir poco más que 7500 días. Es un periodo relativamente corto cuando se lo ve con los ojos del historiador, y en Europa en particular es un periodo de paz, durante el cual las confrontaciones armadas entre las naciones del Viejo Continente son mínimas. Esta época de paz y progreso se vería brutalmente interrumpida recién en 1914 con el inicio de la Primera Guerra Mundial. En el marco de esta época de progreso y de tranquilidad puede entenderse que una disciplina naciente como la psicología experimentara un veloz desarrollo, tanto en el Viejo Continente como en los Estados Unidos. Al comenzar el siglo XX hay cinco enfoques psicológicos que por lo general compiten entre sí: -
La psicología experimental per se; La psicotécnica; La psicología social; La psicología comprensiva o fenomenológica; y, El psicoanálisis.
Rasgos comunes de las cinco es que todas aparecen en el Viejo Continente, lo cual pone de manifiesto la inmensa importancia que tiene Europa en los comienzos de la psicología como ciencia. 01. LA PSICOLOGIA EXPERIMENTAL PER SE Bajo este nombre entendemos lo que podríamos llamar la continuación de las ideas de Wilhelm Wundt (1832-1920), es decir el desarrollo de sus planteamientos acerca de la posibilidad de una psicología experimental. La psicología experimental se expandió rápidamente como lo demuestra la siguiente tabla, en la cual se presentan los primeros laboratorios de psicología en Europa
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Tabla 1: Primeros laboratorios de psicología experimental Orden 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.
Año 1879 1881 1885 1886 1886 1886 1889 1889 1891
País Alemania Alemania Italia Dinamarca Alemania Rusia Francia Alemania Bélgica
Universidad Leipzig Gotinga Roma Copenhague Berlín Kazán La Sorbona Munich Lovaina
Fundador W. Wundt G. E. Müller G. Sergi A. Lehman H. Ebbinghaus V. M. Bechterev A. Binet & H. Beaunis Carl Stumpf D. Mercier, J. F. Heymans & A. Thiéry 10. 1892 Suiza Ginebra Th. Flournoy 11. 1893 Holanda Groningen J. F. Heymans 12. 1894 Alemania Breslau H. Ebbinghaus 13. 1894 Austria Graz A. Meinong 14. 1895 Italia Turín L. Kiesow 15. 1895 Rusia San Petersburgo V. M. Bechterev 16. 1896 Alemania Würzburg O. Külpe 17. 1896 Italia Reggio Emilia A. Tamburini 18. 1896 Francia Rennes B. Beurden 19. 1897 Gran Bretaña Cambridge W. R. Rivers 20. 1897 Gran Bretaña Londres J. Sully 21. 1897 Polonia Cracovia W. Heinrich 22. 1897 Bélgica Bruselas G. Dwelshauvers 23. 1903 Italia Florencia F. de Sarlo 24. 1905 Alemania Halle H. Ebbinghaus 25. 1906 Francia Montpellier M. Foucault Tomado de : Ardila, R., La psicología contemporánea. Panorama internacional, Buenos Aires, Paidós, 1972, pg. 23.
Pero hay algo que distingue a esta psicología experimental a la que llamaremos post-wundtiana de la psicología experimental pensada por el así llamado padre de la psicología científica. Y ese elemento de distinción estriba en el hecho de que la psicología experimental post-wundtiana quiere ampliar el empleo del experimento a las funciones psicológicas superiores, más allá de la sensación y la percepción, que fueron los dos grandes (y exclusivos) temas de la psicología experimental wundtiana. Su mejor, más distinguido representante es Hermann Ebbinghaus (1850-1909), cuyos experimentos sobre la memoria son ampliamente conocidos y dieron lugar a las famosas curvas del aprendizaje.
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Los experimentos (podríamos calificarlos sensu stricto, más bien de ensayos) de Ebbinghaus son un verdadero ejemplo de economía de recursos. Ebbinghaus solicitó a un grupo de alumnos que elaboraran sílabas sin sentido y, después de contar con ellas, consolidó una lista que debía ser aprendida por todos ellos en un tiempo determinado. Tras ese tiempo, Ebbinghaus pidió a los participantes que evocaran la lista aprendida en determinados periodos, desde casi inmediato después de haberla memorizado por última vez hasta pasado un tiempo relativamente extenso. Como resultado de eso, Ebbinghaus elaboró sus famosas curvas del aprendizaje. En el gráfico 1 que sigue incluímos una en el estilo de Ebbinghaus.
Ebbinghaus Forgetting Curve Public Domain Image
Habría que preguntarse por qué fue la memoria la función psicológica superior primera en ser objeto de un abordaje experimental. La respuesta la podemos encontrar en la importancia que a ella se le ha concedido desde siempre en la historia no solo de la psicología, sino de la humanidad misma.
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Los experimentos de Ebbinghaus son verdaderos clásicos de la psicología, pero el hecho de que lo sean no quiere decir que estén exentos de aspectos criticables desde el ángulo teórico y metodológico. La gran pregunta es: ¿qué tipo de memoria es la que Ebbinghaus exploró? La memoria está lejos de ser una función mecánica, de simple evocación de hechos y circunstancias. Muy por el contrario, ella está estrechamente vinculada a la motivación, la inteligencia, y también a los afectos. Frederick Bartlett (1886-1969), el célebre psicólogo inglés, demostró además cómo es que los factores sociales influían en la memoria. Un hecho real es que la memoria de sílabas sin sentido que Ebbinghaus exploró no existe. Nadie memoriza cosas que no tienen sentido para él/ella. En ese sentido, los estudios de Ebbinghaus no conducirían a nada. Pero, de otro lado, se sabe que hay el aprendizaje serial, que se produce cuando se evoca un estímulo y a partir de él aparece una serie de estímulos vinculados al primero. Ese sería el tipo de memoria que exploró el psicólogo alemán. Como se sabe, la memoria ha experimentado en los últimos 40-50 años una suerte de revaloración. Si antes fue vista como una “función secundaria”, y personas con una gran capacidad memorística eran solo consideradas como “memoriosas” pero no necesariamente inteligentes, hoy la memoria es vista como una función de gran significado. Una de las razones para esto la tenemos en eso que podríamos llamar “plaga” de estos tiempos: la enfermedad de Alzheimer. Pero, además, la memoria es un proceso que es revalorizado por otras disciplinas: por ejemplo, en sociología y en historia se habla mucho de la “memoria colectiva”, que evidentemente no es la memoria en los términos psicológicos, sino más bien el recuerdo de acontecimientos importantes que hace una colectividad mirando a su pasado. Más allá de las críticas que se puedan formular a Ebbinghaus, gran mérito de él es haber demostrado que el método experimental puede utilizarse en el estudio de planos de la vida psicológica más complejos que el de la sensación y la percepción.
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Es así que, de Ebbinghaus en adelante, el método experimental o variantes menores del mismo (los tests, que son definidos como situaciones casi experimentales) se comienza a aplicar a otras funciones psicológicas, más o menos en el siguiente orden: - El estudio de la inteligencia (con Binet, desde 1904 y después, en la Primera Guerra Mundial, con la aplicación colectiva de pruebas de inteligencia); - El estudio de la personalidad (con el desarrollo de tests objetivos de personalidad); - El estudio de conductas sociales (con los experimentos en psicología social, siendo el paradigmático el de Milgram). Con el paso del tiempo el experimento se convierte en la vía más prometedora de obtención de conocimiento psicológico confiable. En ese proceso es de inmensa importancia el desarrollo de la estadística aplicada a la psicología y el desarrollo de los diseños experimentales y cuasiexperimentales. 02. LA PSICOLOGIA COMPRENSIVA O FENOMENOLOGICA ¿Qué es la psicología comprensiva o fenomenológica? Es aquella que propone que los fenómenos psicológicos no pueden ser explicados, sino solo comprendidos. Wilhelm Dilthey (1833-1911), una de las grandes figuras de la cultura occidental de fines del siglo XIX, propone en su escrito “Ideen über eine breschreibende und zergliedernde Psychologie” (1894), que, a diferencia de los fenómenos físicos, que pueden ser analizados objetivamente, “desde la distancia”, y que podían finalmente ser explicados, los fenómenos de la vida psicológica siempre implicaban el compromiso de quien los observaba y que, por lo tanto, no era posible explicarlos sino más bien comprenderlos. Dilthey asume la distinción entre Naturwissenschaften y Geisteswissenschaften, es decir entre ciencias naturales y ciencias del espíritu.
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Tabla 2: Diferencias entre las Ciencias de la naturaleza y las Ciencias del espíritu Aspecto
Ciencias de la naturaleza
Disciplinas
Física, Química, Zoología
Objeto
Ubicado en el mundo exterior Inmerso en la vida social o en la y de naturaleza física subjetividad
Frecuencia
Repetible
Relación con “A la distancia” el observador Finalidad
Explicar por qué
Método
Observación experimentación
Ciencias del espíritu
Biología, Historia, Derecho
Sociología,
Psicología,
Irrepetible El observador está comprometido con él Entender cómo vía Observación vía comprensión y empatía
Al proponer esto, Dilthey destacaba tres rasgos de los fenómenos psicológicos: (1) Su naturaleza única, de carácter personal: “no hay dos alegrías iguales”; (2) Por tanto, su carácter irrepetible en el tiempo; y, (3) Como consecuencia de lo anterior, la imposibilidad de establecer leyes que permitan explicarlos. 02.01. La comprensión como forma de conocimiento psicológico. Rasgos de la comprensión: - Es un fenómeno irracional, es decir no admite reglas ni principios, sino que depende de contextos y de cualidades personales (por ejemplo, la intuición); - Capta la realidad del otro como un todo, pero no busca que explicar;
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- Sus resultados son intransferibles, valen solo para la persona comprendida, pero la experiencia puede permitir la formulación de generalizaciones; - Sus resultados escapan a la posibilidad de la cuantificación como también de la verificación por parte de otros, salvo casos muy especiales. El mecanismo central de la comprensión es la empatía, traducción castellana de Einfühlung, un fenómeno detenidamente estudiado por Max Scheler (1874-1928) en Esencia y formas de la simpatía (Wesen und Formen der Sympathie; 1923) y, en el contexto hispanohablante, por Pedro Laín Entralgo (1908-2001), en Teoría y realidad del otro (1961). En particular queremos destacar el aporte del primero, Max Scheler, importante figura de la filosofía alemana pero asimismo un gran conocedor de la psicología de su época (fue uno de los que más detenidamente se confrontó con las ideas de Freud en su momento), que ha ejercido una gran influencia en la psicología contemporánea de raigambre filosófica. La comprensión no solo fue empleada en la psicología. También encontramos la presencia de ella en la historia (por ejemplo, en los trabajos De Theodor Mommsen,1817-1903, estudioso particularmente prolífico del Imperio Romano), y en la sociología, a través de los trabajos de Max Weber (1864-1920), figura de primera importancia en esa ciencia, y autor igualmente de trabajos de gran significado para ella. 02.02. Principales psicólogos comprensivos 02.02.01. Eduard Spranger Eduard Spranger (1882-1963), pedagogo alemán, fue el autor de Psicología de la edad juvenil (Psychologie des Jugendalters, 1924), y de Formas de vida (Lebensformen, 1914) Psicología de la edad juvenil es una psicología de la adolescencia desde la perspectiva comprensiva. Para ello, Spranger recurre a la historia, a los diarios y a entrevistas y observaciones inestructuradas acerca de los adolescentes. Una gran limitación de la obra es su enfoque espiritualista, que
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relativiza la importancia de los factores biológicos y sociales en la adolescencia. Los diarios como fuente de conocimiento Un hecho interesante es que Spranger, como muchos psicólogos alemanes de su época interesados en el estudio de la adolescencia, recurre a los diarios como fuente importante de información. Hoy, tal abordaje metodológico despertaría muchas críticas. Sin embargo, en las primeras décadas del siglo XX se concedía mucho valor a la información contenida en ellos. La razón por la cual los psicólogos abandonaron este procedimiento es por la inmensa dificultad de establecer patrones de medición y de evaluación objetiva en el análisis de los diarios
En una época en la cual las personas tenían una esperanza de vida relativamente reducida, la etapa vital más importante era la adolescencia. Eso explica el por qué del gran número de libros sobre la psicología de la adolescencia que se puede encontrar en los primeros tres decenios del siglo XX. El segundo libro, mucho más complejo y elaborado, Formas de vida, tiene por subtítulo “Psicología y ética de la personalidad”, lo que hace de Spranger uno de los pioneros del moderno interés que los psicólogos experimentamos por los temas éticos vinculados al saber psicológico. En esta obra se propone una tipología basada en los valores. Esa tipología considera seis formas de vida: 1. Hombre teórico (interesado fundamentalmente en el saber. Ejemplos: Einstein, Newton); 2. Hombre económico (concentrado en la generación de riqueza material: Ejemplo: Rockefeller); 3. Hombre religioso (orientado sobre todo a la búsqueda de la divinidad. Ejemplo: Santo Tomás de Aquino; Lutero); 4. Hombre social (con un fuerte, predominante interés en la interacción social. Ejemplo: Lincoln);
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5. Hombre estético (en permanente búsqueda de la belleza. Ejemplo: Leonardo De Vinci); y, 6. Hombre político (impulsado a la búsqueda y el ejercicio del poder. Ejemplos: Washington, Jefferson). Los planteamientos de Spranger en Formas de vida son de naturaleza tipológica. Es obvio que no existe el hombre político o el hombre social “puros”. Pero, a pesar de esta limitación, las ideas de él constituyen un excelente trabajo de precisión conceptual y de delimitación fenomenológica de formas de comportamiento.
El concepto de tipo ideal Se escucha con frecuencia hablar de enfoques tipológicos en psicología. El de Spranger es uno de ellos, en modo alguno el único sin embargo. El concepto de tipo tuvo mucha importancia a comienzos del siglo XX, cuando se habló del tipo ideal, es decir una construcción teórica en la cual se presentaba un fenómeno, especialmente de índole social, en sus características más singulares y, en la medida de lo posible “en estado puro”. Esta construcción, llevada a cabo por el estudioso, servía de modelo para entender la realidad. Demandaba en primer lugar un minucioso, muy detenido estudio y análisis del fenómeno que se quería estudiar y, después, la presentación de una serie de rasgos, que, en el análisis de la realidad concreta, se trataba de identificar. Velasco Ortega (2004; pg. 1526) define así al tipo ideal: “El tipo ideal no es un arquetipo, sino una imagen conceptual, lograda teórica e intuitivamente a base de elegir unas características particulares y abandonar otras consideradas como no importantes, imagen a la que pueden acoplarse formas, procesos y actuaciones concretas, según sus características típicas” (en O. Uña Juárez & A. Hernández Sánchez, dirs., Diccionario de sociología, Madrid, ESIC, 2004).
02.02.02. Karl Jaspers
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Karl Jaspers (1883-1969) es el autor de Psicopatología general (Allgemeine Psychopathologie), obra con la cual en 1913 se da inicio a la moderna psicopatología. Se trata de una obra que propone el método comprensivo como el más prometedor en el estudio de los transtornos psicológicos. Aunque hoy posee solo el valor de un clásico, en su momento revolucionó a la psiquiatría, pues fue el primer intento serio y logrado de sistematización de ella y de los fenómenos que ella estudia. Un mérito particular de Psicopatología general es que Jaspers decide abordar de manera sistemática el estudio de la esquizofrenia, dejando de considerarla un fenómeno incomprensible, inaccesible al estudio sistemático. En otra obra, mucho menos conocida, Psicología de las concepciones del mundo (Psychologie der Weltanschauungen, 1919), Jaspers aborda siempre desde la perspectiva comprensiva lo que hoy día llamaríamos las mentalidades. En su momento poco estudiada por los psicólogos, la obra posee hoy una importancia considerable si se tienen en cuenta las ideas de Samuel Huntington expresadas en su conocido libro El choque de las civilizaciones (The clash of civilizations and the remaking of world order, 1996). De Weltanschauung a Mentalidad El término Weltanschauung, difícil de pronunciar, tiene una definida raigambre filosófica y designa a la concepción del mundo y de la vida que tiene una persona o un grupo. El término mentalidad, de más difundido uso, es, como lo señala García Bilbao (2004; pg. 893), “algo más que visión del mundo, es un sistema articulado de interpretaciones de la realidad y orientaciones para la conducta en que se socializan los individuos, sea en, o desde, la perspectiva general de su cultura de origen (y así hablamos de mentalidad oriental o de mentalidad occidental), en la de su grupo de adscripción específico (mentalidad aristocrática) o la del tiempo que les haya tocado vivir (mentalidad medieval, mentalidad moderna” (en O. Uña Juárez & A. Hernández Sánchez, dirs., Diccionario de sociología, Madrid, ESIC, 2004). El estudio de las mentalidades se ha convertido en el mundo moderno en uno de los temas de mayor importancia a partir del interés en Occidente por comprender el mundo islámico.
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03. LA PSICOTECNICA Los inicios de la psicotécnica los encontramos en Francis Galton (18221911), un polígrafo y estudioso versátil, personalidad compleja e inquieta, autor de Hereditary Genius (Hereditary genius puede leerse por completo en http://galton.org/books/hereditary-genius/).
Galton llevó a cabo numerosas mediciones de las más variadas funciones psicológicas. Probablemente, de no haber existido una personalidad como Wilhelm Wundt él sería considerado hoy el padre de la psicología científica. En todo caso, su aporte a la psicología diferencial sí puede ser considerado como sustantivo. Intensamente preocupado por lo que él entendía que era la calidad de los habitantes de Inglaterra, Galton sentó las bases de lo que se ha dado en llamar la “eugenesia”, con una visión que hoy es considerada como racista. Visto hoy como una suerte de amateur científico, que procedía con escaso rigor y con menor conocimiento de los estudios previos sobre un tema, pero que desarrollaba una gran efectividad en los análisis cuantitativos que llevaba a cabo en los más diferentes temas (de los cuales saltaba de uno a otro), Galton ha sido una figura muy influyente en la psicología, y quizás en quien mejor se observa su influencia es en Karl Pearson (1857-1936), el célebre estadístico inglés (véase para más detalles sobre Galton In the name of eugenics. Genetics and the uses of human heredity, por D. J. Kevles, Cambridge, Mass, - Londres, Harvard University Press, 1995; también puede revisarse Simonton, D. K., 2002, Francis Galton’s Hereditary Genius: its place in the history and psychology of science, en Sternberg, R. J., ed., The anatomy of impact. What makes the great works of psychology great, Washington DC, American Psychological Association, 3-18). En 1905 Alfred Binet (1857-1911) y Theodore Simon (1872-1961) dan a conocer su Escala de Evaluación de la Inteligencia, que es un reactivo que establece las bases para el posterior estudio de ella.
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La escala de Binet-Simon contenía los siguientes 30 elementos ordenados en orden ascendente de dificultad: 01. 02. 03. 04. 05. 06. 07. 08. 09. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27.
Seguir con la vista un objeto que se mueve; Agarrar un pequeño objeto que se está tocando; Agarrar un pequeño objeto que se está moviendo; Comprender la diferencia entre una tableta de chocolate y un pedazo de madera Encontrar y comer una tableta de chocolate envuelta en papel; Ejecutar órdenes simples e imitar gestos simples; Señalar objetos familiares según se nombren; Señalar objetos en fotografías o dibujos; Nombrar objetos en fotografías y dibujos; Comparar dos trazos bastante desiguales de una longitud; Repetir tres dígitos dichos en voz alta; Comparar dos pesos; Susceptibilidad a la sugestión; Definir palabras comunes por su función; Repetir una frase de quince palabras; Señalar la diferencia entre dos objetos comunes; Memoria visual; Trazar un dibujo de memoria; Repetir una serie de dígitos más larga que en el elemento 11; Señalar la semejanza entre dos objetos comunes (“similitudes”); Comparar dos líneas de longitud desigual; Colocar cinco pesos (cubos) en orden; Señalar cuál de los cinco pesos ha sido eliminado; Obtener rimas (por ejemplo, ¿qué palabra rima con …?); Completar una frase; Usar tres nombres dados en una frase; Contestar a 25 preguntas abstractas (comprensión) (p. ej., “cuándo una persona te ha ofendido y viene a disculparse, ¿qué deberías hacer?”); 28. Invertir el orden de las manillas de un reloj; 29. Doblar y cortar papel; 30. Definir términos abstractos (p. ej., ¿qué diferencia hay entre estima y amistad, aburrimiento y cansancio, etc.?).
(Nota: Tomado de J. D. Matarazzo, 1976, Wechsler. Medida y valoración de la inteligencia del adulto, Barcelona, Salvat, pp. 35-36).
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Alfred Binet Aunque conocido por la escala de inteligencia que desarrollara conjuntamente con Th. Simon, Alfred Binet es una de las personalidades más interesantes y al mismo tiempo trágicas de la historia de la psicología. Autor de numerosísimos libros sobre temas de psicología, educación y psicopatología, todos los cuales hoy están casi olvidados, Binet fundó además la más importante publicación periódica de la psicología en habla francesa, L´Année psychologique, que hasta el día de hoy se publica. A pesar de sus incuestionables méritos nunca logró una posición académica reconocida en Francia, razón por la cual no tuvo discípulos que defendieran y ampliaran su obra y sus ideas después de su prematura muerte en 1911. Por cierto muchos siguieron sus ideas en lo referente a su test de inteligencia, y entre sus seguidores se encuentra a Ovide Décroly, Théodore Simon, William Stern, Henry F. Goddard, y Lewis Terman. Solo muchos años después se ha reconocido la importancia de Binet en la psicología del desarrollo cognitivo. Ref.: Wozniak, R. H., 2004, Lost classics and forgotten contributors. James Mark Baldwin as a case study in the disappearance and rediscovery of ideas, En: Dalton, Th. C. & Evans, R. B., eds., The life cycle of psychological ideas. Understanding prominence and the dynamics of intellectual change, New York, Kluwer Academic/Plenum Press, 36-58.
En la Primera Guerra Mundial se explora la posibilidad de evaluaciones colectivas de la inteligencia a través de los Army Test, a fin de seleccionar a los soldados que partirían al frente europeo a partir de la intervención norteamericana en dicho conflicto. En los primeros años de la década de los 1920 Hermann Rorschach (18841922) da a conocer su Psicodiagnóstico, consistente en diez láminas con manchas de tinta. El Rorschach, como sencillamente se le conoce, es una técnica de uso muy difundido y entre tanto también muy discutido. La bibliografía sobre esta técnica es en realidad inconmensurable.
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Vicisitudes y destino del Psicodiagnóstico de Rorschach “Rorschach, como creador de la técnica que lleva su nombre, alcanzó nombradía mundial conocido y fue junto con Ludwig Binswanger, Eugen Bleuler, Paul Dubois y C. G. Jung, en el siglo XX con toda seguridad uno de los más leídos y más citados psiquiatras suizos. El Psicodiagnóstico, aparecido en 1921 y en el cual Rorschach propone su técnica, fue recibido al comienzo con indiferencia en suiza y en Alemania apenas entendido y hasta rechazado. Pero en los años 1930 empezó a crecer rápidamente el interés por esta técnica y pronto se convirtió en una de las más empleadas. Sin embargo, el desarrollo de ella tuvo diferente destino a un lado del Atlántico y al otro. Mientras que en la Europa continental se afirmó el “Rorschach original”, en los Estados Unidos entre 1936 y 1957 surgieron cinco sistemas divergentes entre sí para su aplicación, valoración e interpretación (Beck, Klopfer, Herz, Piotrowski, Rapaport/Schafer), lo que no fue obstáculo para que la técnica gozara de amplia difusión y prestigio. Es gran mérito de John E. Exner el haber superado esta poco agradable situación al publicar en 1974 su obra The Rorschach: a comprehensive system, integrando los diferentes sistemas en uno solo. Mientras que el desarrollo del método en Europa desde 1975 se encuentra más o menos estancado y el test es cada vez menos empleado, el sistema de Exner predomina en el campo de la investigación” Nota: Tomado de Ch. Müller & Rita Signer, eds., Hermann Rorschach (1884-1922). Briefwechsel, Berna, Hans Huber, 2004, pp. 10-11 [traducción del alemán de Ramón León].
En los años 40 se produce el boom de las pruebas proyectivas. Entre las más importantes están el TAT, el Test de la Figura Humana de Machover, el Test de Frustración de Rosenzweig, el Test de Szondi. Algunas de esas pruebas son de extrema sencillez y de lápiz y papel, como es el caso del test de Machover; otras son de gran complejidad y con un supuesto teórico que lleva a la discusión (test de Szondi) o con procedimientos de calificación que apuntan a una cuantificación que debe dar mayor apariencia científica a los resultados (test de frustración de Rosenzweig). La base científica de la gran mayoría de ellas es objeto de muchas controversias, pero quienes las aplican en la práctica clínica destacan su valor y la ayuda que prestan en el estudio de la personalidad de sus consultantes.
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Los inventarios y cuestionarios de la personalidad también comienzan a desarrollarse. El arquetipo de todos ellos es el MMPI, el Inventario Multifásico de la Personalidad de Minnesota, un reactivo mamut de nada menos que 550 items. Es interesante observar que la psicotécnica comenzó su desarrollo concentrándose en la inteligencia, una función psicológica que es considerada como crucial en la sociedad occidental. La inteligencia adquiere la importancia que hoy posee a partir de la Revolución Industrial, con su insistencia en la innovación, en el descubrimiento, la invención y el progreso, conceptos todos ellos que en alguna medida son considerados como sinónimos. M. G. Yaroshevski, un historiador marxista de la psicología hace algunos años fallecido, acierta al comentar las causas del estudio de la inteligencia: “Galton perseguía con sus trabajos determinados objetivos sociopolíticos. Pero la práctica de la sociedad burguesa exigía resolver cuestiones más actuales que el perfeccionamiento del género humano. El desarrollo de la industria, la incorporación de grandes masas de personas al proceso de producción y la necesidad de instruirlas, formar cuadros calificados y utilizar más racionalmente la técnica que se desarrollaba de modo rápido, eran elementos que obligaban a abordar el problema de las capacidades desde otro punto de vista. La tarea de la selección de las personas, no con el fin de crear descendientes de linaje, sino con el fin de extraer el efecto económico, dio un poderoso impulso a la psicología diferencial. La idea de los tests y los procedimientos estadísticos propuestos por Galton, comienza a ser aplicada para resolver nuevas cuestiones. Los psicólogos de los Estados Unidos, donde el progreso industrial tenía lugar a un ritmo acelerado, y la burguesía norteamericana prodigaba apoyo a las iniciativas que presagiaban una ganancia práctica directa, manifestaban un vivo interés por el estudio de las diferencias individuales” (Historia de la psicología, segunda parte, Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1987; pg. 85).
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LA PSICOLOGIA SOCIAL A diferencia de la psicología experimental, que se origina en Alemania, la psicología social tiene a sus más importantes pioneros en Francia. En realidad, casi ninguna presentación histórica de la psicología social puede ignorar el nombre de Emile Durkheim (1858-1917), a quien los sociólogos consideran como una de sus primeras grandes figuras. Durkheim es el autor de Las reglas del método sociológico (Les règles de la méthode sociologique, 1895), obra de inmensa importancia en la sociología, pero asimismo con importantes consecuencias para la psicología social. Durkheim propone, como puede observarse, la posibilidad de que la sociología desarrolle un método propio y a través de él se pueda alcanzar un conocimiento objetivo de la sociedad. Un tema no menos significativo en la obra de Durkheim es el estudio del suicidio (Le suicide, 1897), uno de los grandes misterios de la conducta humana que aún hoy sigue sin ser develado. Recurriendo a trabajos estadísticos llevados a cabo en cementerios franceses, Durkheim elabora el primer estudio sistemático del suicidio. Allí donde la persona está integrada a su cultura, el fenómeno del suicidio es poco frecuente. De esto se puede deducir que el suicidio no es solo un asunto personal, sino que en él intervienen asimismo fuerzas sociales. Nos parece importante destacar acá el concepto de anomia, que él propone, y que ha tenido mucha fortuna en las ciencias sociales. Un nombre algo menos importante pero también merecedor al menos de una mención es el de Gabriel Tarde (1843-1904), sociólogo cuyas ideas son de interés en lo que concierne a la propagación de la información y a la formación de ideologías. El de Gustav Le Bon (1841-1931) es, sin embargo, un nombre tan importante como el de Durkheim. Autor de una obra capital en la psicología social, Psicología de las masas (La psychologie des foules, 1895), Le Bon, un médico de profesión explora cómo es la dinámica de las masas, tal como lo indica el título de su obra más importante.
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No puede dejar de mencionarse, en Alemania, a Wilhelm Wundt con su Völkerpsychologie (Psicología de los pueblos, 1890-1900), un imponente proyecto de psicología social, que hoy sería más bien considerado como una psicología transcultural. El gran escritor Milan Kundera ha señalado que la literatura descubrió mucho antes que el marxismo a la lucha y la conciencia de clase. Esta afirmación que pareciera expresar la pasión de este escritor por la literatura resulta en realidad siendo cierta. Victor Hugo y Los miserables, y Dostoievski y Humillados y ofendidos y Crimen y castigo, dan testimonio de lo cierto de ella. En el mundo francófono, obras como las de Emile Zola y Honorato de Balzac tienen un importante componente psicológico-social implícito. Hay en la sociología y en la antropología toda una tradición de recurrir a textos literarios a fin de comprender la realidad social de un pueblo determinado. Price, en su interesante libro acerca de los usos de la antropología en los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial (Anthropological intelligence, 2008), señala el hecho de que Ruth Benedict (1887-1948), antropóloga norteamericana, preparó su conocida obra El crisantemo y la espada, utilizando entre otras fuentes obras literarias japonesas. En el siglo XX el interés por la psicología social también se expresa en los Estados Unidos y allí encontramos a una de las grandes figuras de ella en Kurt Lewin (1890-1947), un emigrante alemán que en los Estados Unidos hasta su prematura muerte se dedica a estudiar una serie de tópicos de inmensa importancia para la psicología social, entre ellos el del liderazgo. Asimismo importante es la valiosa contribución de Fritz Heider (18961988) y tiempo después la de Leon Festinger (1919-1989), un discípulo norteamericano de Lewin. El primero aborda la psicología de las relaciones interpersonales, en tanto que el segundo, tal vez la figura más destacada de la psicología social norteamericana, propone entre otros conceptos de gran importancia, el de comparación social
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EL PSICOANALISIS El psicoanálisis es una doctrina creada por Sigmund Freud (1856-1939) que ha marcado a fuego el siglo XX. También conocido como psicología dinámica, psicología profunda, depth psychology o Tiefenpsychologie. ¿Por qué el psicoanálisis es “profundo”? El psicoanálisis es “profundo”, cronológicamente, porque concede valor decisivo en la vida de los seres humanos a la primera infancia, es decir a la etapa inicial de nuestra existencia. sEl psicoanálisis es “profundo”, “geológicamente”, porque estudia la parte más oscura y recóndita de la vida psicológica, el inconsciente. Debe aclararse que no fue Freud el primero que se refirió al inconsciente. Muchos antes de él, en el mundo de la filosofía, la literatura y el arte en general, hicieron referencias explícitas o implícitas a él y su importancia en la vida de las personas. Pero sí fue Freud el primero que dedicó casi toda su carrera científica a estudiarlo y, asimismo, el primero que señaló que era la instancia más importante de la vida psicológica Como hemos dicho, el creador del psicoanálisis fue Sigmund Freud. Vale la pena destacarlo porque, mientras que en otras escuelas psicológicas, la comprensión de ellas no requiere de manera indispensable el conocimiento de la biografía de sus creadores y principales representantes, eso sí es algo absolutamente necesario en el caso del psicoanálisis. El propio Freud lo remarcó en dos obras con importante contenido autobiográfico, su Historia del movimiento psicoanalítico y su Autobiografía. Con respecto a las historias del psicoanálisis las hay y muchas, aparte de la que el propio Freud escribió. Una de las más completas, en todo caso aquella que se ha convertido en casi un clásico es El descubrimiento del inconciente, escrita por Henri F. Ellenberger (1905-1993; The discovery of unconscious, 1970), una obra monumental en su alcance y en su erudición.
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En lo que se refiere a trabajos biográficos de Freud, podríamos decir que hay toda una industria. No hay año en que no aparezca una nueva biografía del padre del psicoanálisis o libros que traten de algunos aspectos específicos de su vida, de su familia, de su obra y de su destino. Durante muchos años el texto por excelencia –aparte de la Autobiografía ya mencionada- fue Vida y obra de Sigmund Freud (Sigmund Freud: life and work, 1953-1957), un voluminoso trabajo preparado por Ernest Jones (18791958), un discípulo británico de Freud. Con el paso de los años, el libro de Jones ha sido mirado cada vez con una mirada más crítica: hoy se lo considera más una hagiografía. Su lugar como texto básico de consulta ha sido ocupado por Freud. Una vida para nuestro siglo (Freud: a life for our time, 1988), de Peter Gay (1923), conocido y prolífico historiador norteamericano de origen alemán y con formación como psicoanalista, que ha actualizado mucho del conocimiento acerca de la vida del padre de esta doctrina, al mismo tiempo que nos ofrece una visión más crítica y diferenciada que la caracteriza a la obra de Jones. Nacido en Freiberg, en ese momento en el Imperio Austro-Húngaro, hoy en la República Checa, Freud provenía de una familia judía. Tras cursar estudios secundarios ingresó a la Universidad de Viena a estudiar medicina, y allí obtuvo el doctorado correspondiente bajo la dirección de Ernst Brücke (1819-1892), una de las grandes figuras de la fisiología mundial de la época. Interesado en el estudio y tratamiento de los trastornos psicológicos, Freud ganó lo que hoy día llamaríamos una beca postdoctoral para una estancia en París, en donde asistió a las clases y demostraciones clínicas de Jean Martin Charcot (1825-1893), la gran figura de la neurología francesa en el siglo XIX y hombre de importantes relaciones políticas en su país. Influido por las ideas de Charcot, Freud retornó a Viena y estableció una práctica privada, en los primeros años conjuntamente con Josef Breuer (1842-1925), su amigo y mentor en el inicio de su carrera. Con posterioridad, conforme Freud avanzó en el desarrollo de sus ideas, Breuer se apartó de él.
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Para 1895 Freud, conjuntamente con Breuer, publica Estudios sobre la histeria, obra en la cual se presenta una serie de casos, comenzando por el de Anna O., que después sería paradigmático en la historia del psicoanálisis. Tanto en esa obra como en las posteriores Freud comienza a expresar ideas divergentes del conocimiento psicológico convencional en aquel entonces, e ingresa al tratamiento de una de las áreas de mayor importancia y al mismo tiempo menos estudiada de la conducta humana: la sexualidad. Freud permaneció casi hasta el fin de sus días en Viena, una ciudad frente a la cual desarrolló una recíproca relación de ambivalencia. En 1938, sin embargo, se vio obligado a dejar la capital de Austria ante la posibilidad de ser víctima de los maltratos de los nacionalsocialistas. Trasladado a Londres, falleció en esa ciudad al año siguiente. Entre los elementos culturales que influyen en la forma de pensamiento de Sigmund Freud se han considerado su condición de judío, la época en la que vivió, así como las condiciones sociales y políticas del Imperio Austro/Húngaro. Un historiador alemán de la psicología valora de la siguiente a Freud: “Freud es una de las grandes personalidades de la historia de la cultura alemana. El fue un genial descubridor de realidades y una un modelo de integridad personal. El gran liberador de la sexualidad fue él mismo ‘monomaniacamente monógamo’. Su vida estuvo libre de escándalos y de amoríos, que, de haber ocurrido, sus enemigos habrían aprovechado para desacreditarlo. Su inquebrantable coraje en la búsqueda de la verdad más allá de todos los convencionalismos, su aguda capacidad para penetrar en el alma humana y su obra científica le garantizan la inmortalidad” (Pongratz, L. J., Hauptströmungen der Tiefenpsychologie, Stuttgart, Alfred Kröner, 1983, pg. 12).
Influencia del psicoanálisis en la cultura del siglo XX Aunque no es la más importante de las teorías psicológicas no puede negarse que el psicoanálisis trata de abarcar y explicar todos los planos y fenómenos de la conducta humana, y ha tenido además una influencia decisiva en el mundo contemporáneo. Esa influencia se deja sentir en la literatura. Freud partió del conocimiento de la cultura griega y muy en especial de la tragedia de
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Sofocles, Edipo rey, para explicar la naturaleza humana. Los literatos, a su vez, fueron influidos por él: tal el caso de Thomas Mann (1875-1955), James Joyce (1882-1941), Eugene O´Neill (1888-1953). En el caso de la pintura, sus ideas y planteamientos se plasman por ejemplo en Salvador Dalí (1904-1989). Los estudios de Freud dedicados al arte, a Miguel Angel, Leonardo de Vinci y Dostoievski, han influido a su vez en el ejercicio de la crítica literaria y artística en general. Los cuatro aspectos del psicoanálisis El psicoanálisis es: (1) una técnica psicoterapéutica, (2) una técnica de investigación de la vida psicológica, (3) una teoría de la vida psicológica, que comprende a su vez una teoría del desarrollo, de la motivación y de la personalidad, y (4) una psicología social. El psicoanálisis como técnica psicoterapéutica Como ya hemos dicho, Sigmund Freud era un médico neurólogo que establece una práctica privada e inicia su trabajo profesional viendo casos de personas (sobre todo del sexo femenino) de lo que podríamos llamar la burguesía y alta burguesía austriacas. La mayoría de los casos que Freud ve en el inicio de su dilatada práctica profesional son cuadros de histeria. Al momento en el cual Freud incursiona en el tratamiento de sus pacientes, la psicoterapia no existía. Los tratamientos se reducían a consejos, recomendaciones de cambios en el estilo de vida y, en los casos en que esto era posible, la hidroterapia y la balneoterapia. Podemos afirmar que con Freud se inicia la psicoterapia, dado que Freud insiste en la verbalización de los conflictos, la interpretación de los mismos por parte del médico tratante, y el detenido conocimiento de la biografía del paciente. La esfera afectiva de los consultantes de Freud se convierte asimismo en un tema de vital importancia en el psicoanálisis.
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El psicoanálisis como técnica psicoterapéutica pasa por diferentes etapas: 1. Empleo de la hipnosis: como resultado de la influencia de Charcot, Freud utiliza como la primera de sus técnicas de tratamiento a la hipnosis. Se trata de un procedimiento sumamente antiguo y de origen misterioso, que fue desarrollado por primera vez por una personalidad original y controversial, como fue Franz Anton Mesmer (1734-1815), y que después fue por mucho tiempo descalificado como técnica científica. Fue Charcot quien rehabilitó a la hipnosis, utilizándola como procedimiento para provocar cuadros de histeria con los cuales ilustraba sus clases y presentaciones clínicas en el hospital de la Salpêtrière. Charcot era del parecer que la hipnosis solo podía producirse en personalidades anormales. Al mismo tiempo que él trabajaba con la hipnosis en París, en una ciudad provinciana de Francia, Nancy, dos médicos, Auguste Ambroise Liébeault (1823-1904) e Hippolyte Marie Bernheim (1840-1919), afirmaban que la hipnosis podía ser empleada como técnica psicoterapéutica y planteaban (en especial Bernheim) que la hipnosis era una expresión de la sugestibilidad presente en todos los seres humanos. Influido por ellos Freud emprendió el empleo de la hipnosis con resultados positivos. Los pacientes recordaban escenas traumáticas de su infancia, y al hacerlo experimentaban un marcado alivio de sus síntomas o la remisión de éstos. Sin embargo, algunos pacientes no podían ser hipnotizados y con el paso del tiempo los síntomas reaparecían. 2. Empleo de la sugestión consciente: fue el hecho de que algunos pacientes no pudieran (o quisieran) ser hipnotizados, lo que hizo que Freud abandonara la hipnosis y recurriera más bien a solicitar al paciente, que se encontraba en estado consciente a que recordara hechos del pasado. Este procedimiento demostró no ser eficiente y por eso Freud lo abandonó, pero ya para entonces Freud estaba plenamente
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convencido de que el conocimiento del pasado era esencial en la apreciación diagnóstica adecuada y asimismo en el proceso de curación del paciente; 3. Utilización de la asociación libre: Fue entonces que Freud produjo la gran innovación en su trabajo psicoterapéutico. Totalmente convencido de la necesidad de conocer el pasado de la persona y al mismo tiempo igualmente convencido de que en el inconsciente se encontraban las claves del drama de cada uno de los seres humanos, Freud –que ya ha renunciado a la hipnosis- procede a solicitar a los pacientes que verbalicen todo aquello que pasa por su conciencia en cada momento de la sesión terapéutica. Se trata de un procedimiento audaz porque, como bien sabemos, los seres humanos en situaciones normales, tendemos a ejercer un control más o menos estricto sobre aquellas cosas que verbalizamos, dejando de lado u ocultando fantasías, deseos, ideas, que de ser expresadas probablemente llevarían a que los demás nos miraran con alarma o cambiaran hacia el polo negativo la apreciación que puedan tener acerca de nosotros. Siendo la norma verbalizar todo aquello que pasa por nuestra conciencia, Freud reconoce en los silencios que la persona hace la indicación de resistencias, es decir, la presencia de contenidos conflictivos ante los cuales la persona se detiene y reflexiona acerca de si los debe verbalizar o no. 4. Neurosis transferencial: En el transcurso del desarrollo del psicoanálisis como técnica psicoterapéutica, Freud propone un concepto asimismo central en su doctrina, el de transferencia, que no es otra cosa sino la relación de afecto que el paciente desarrolla con su terapeuta. El nombre de transferencia sensu stricto hace alusión a que el paciente dirige al terapeuta los afectos que originalmente estuvieron dirigidos a la madre y el padre. Esos afectos, por cierto, está fuertemente teñidos por la ambivalencia, el amor-odio, la admiración y el desprecio. Es por eso que Freud habla acá de una neurosis transferencial.
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El terapeuta debe utilizar la relación afectiva que el paciente ha desarrollado hacia él para conducirlo a la madurez, enseñándole nuevas formas de respuesta a situaciones de conflicto. 5. Experiencia emocional correctiva: Por último, el psicoanálisis puede ser visto como una experiencia educativa. El psicoanálisis sería un largo proceso de reeducación de la persona. ¿Qué se reeduca? Podríamos decir que todo: la percepción que la persona tiene de los demás y sobre todo de ella misma, los patrones de reacción con respecto a diversas situaciones vitales, y, en particular, se amplían los niveles de autoconocimiento. Valoración del psicoanálisis como técnica psicoterapéutica Como hemos dicho, con el psicoanálisis se inicia la psicoterapia. No cabe duda que Freud influye enormemente en ella al destacar la importancia de los afectos, al estimular el conocimiento del pasado, así como la no menor importancia de las relaciones interpersonales. Sin embargo, el psicoanálisis es un procedimiento sumamente costoso, tanto emocional, como temporal y económicamente. Los resultados a los que se puede llegar son en el fondo inciertos y en los últimos tiempos la técnica desarrollada por Freud es vista con sospecha y en todo caso se prefiere procedimientos de una duración menor, con asimismo menor costo emocional por parte de los pacientes, renunciándose en buena medida a lo que el psicoanálisis busca: una reestructuración radical de la estructura de la personalidad de quien se somete a él. El psicoanálisis como técnica de investigación de la vida psicológica Como técnica de investigación de la vida psicológica, el psicoanálisis apunta al estudio del inconsciente, y lo hace empleando tres técnicas: (1) La asociación libre (ya visto en la sección anterior); (2) La interpretación de los sueños: este es un campo en el cual Freud incursiona de manera pionera. Lo hace con la publicación en 1899 de su gran obra La interpretación de los sueños, uno de los clásicos de la
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psicología. En ese libro Freud da a conocer su concepción de los sueños como expresión del inconsciente; (3) El análisis de los actos fallidos: Sobre el particular la obra más importante de Freud es Psicopatología de la vida cotidiana, en la cual en un lenguaje sumamente sugestivo y hasta convincente señala que no hay hecho que sea casual, lo que hace de Freud uno de los precursores del gran interés que hoy experimentan las ciencias sociales por la vida cotidiana. El psicoanálisis como teoría de la vida psicológica El psicoanálisis, como teoría, comprende en realidad tres grandes teorías: una teoría de la motivación, una teoría del desarrollo psicológico y una teoría de la personalidad. Como teoría de la motivación destaca el rol de dos instintos: el de vida y el de muerte. El instinto de vida o Libido está referido a la sexualidad. De la relación dialéctica entre el instinto de vida y el de muerte o Tanatos surge la individualidad de cada ser humano. De los dos instintos, Freud concede un valor predominante al primero, la Libido, y hace de él y de su decisivo significado en la vida del ser humano un verdadero artículo de fe. Aquellos que cuestionaron a la Libido como fuerza fundamental de la vida humana, fueron separados del movimiento psicoanalítico. Tal el caso de Alfred Adler y de Carl Gustav Jung. Como teoría del desarrollo psicológico, el psicoanálisis se concentra en los primeros años de vida, dándoles un valor decisorio en la configuración del resto de la existencia de la persona. El psicoanálisis considera la existencia de las siguientes etapas en el desarrollo psicológico: la etapa oral, la etapa anal, la etapa fálica, la etapa de latencia y la etapa genital, que se inicia con la pubertad. En las etapas oral, anal y fálica, la concentración de la libido ocurre en la zona corporal correspondiente.
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En la etapa fálica ocurre el complejo de Edipo, uno de los conceptos centrales de la teoría freudiana, de cuya resolución depende la identificación psicosexual de los individuos. Como teoría de la personalidad, planteamientos a lo largo del tiempo.
el
psicoanálisis tiene
dos
En el primero habla del consciente, preconsciente e inconsciente, conservando los términos propios de la psicología de su época. En el segundo planteamiento, Freud decide innovar la terminología y habla de Yo, Ello y Super-yo. Además, plantea la existencia de mecanismos de defensa. El concepto de mecanismo de defensa es uno de los términos freudianos que más éxito ha tenido. Se trata de los recursos de los que dispone el yo para satisfacer o resistir las demandas del ello y para lograr en la medida de lo posible una existencia relativamente adaptada en cada individuo. Tras algunos años de emplearlo, en los Estados Unidos se comenzó a utilizar el término “mecanismo de ajuste”, y en nuestros días el término que lo reemplaza es “coping strategies”. Los mecanismos de defensa pueden ser normales o anormales. Los normales son sobre todo dos: identificación y sublimación. El primero supone internalizar los valores y formas de comportamiento de personas significativas en la vida de cada cual, por ejemplo los padres. El de la sublimación consiste en canalizar las fuerzas instintivas en tareas socialmente relevantes: el deporte, el estudio, el trabajo, por ejemplo. Los anormales son muchos más: la represión está entre los más importantes, pero también deben mencionarse a la proyección, la negación, la formación reactiva. El psicoanálisis como psicología social Con el paso de los años, especialmente desde los 1920 en adelante, Freud incursiona en el estudio de los fenómenos sociales a través de una serie de escritos en los que es posible reconocer un ánimo escéptico y pesimista.
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Así, publica obras como El malestar en la civilización, El porvenir de una ilusión, Totem y tabú, Moisés y el monoteísmo. Cada una de estas obras está dedicada a criticar aspectos de la sociedad contemporánea y la aparición de cada una de ellas generó polémicas (tal el caso de Moisés y el monoteísmo). Hay un aspecto que merece destacarse: Freud concede gran importancia a un tema que el día de hoy concentra la atención de muchos sociólogos y antropólogos, la vida cotidiana. Sobre el particular, Freud escribió dos libros que son de gran importancia: Psicopatología de la vida cotidiana, y, El chiste y su relación con el inconsciente. En América Latina la veta psicológico-social de la obra de Freud ha sido más bien ignorada a favor de sus aspectos clínicos. En los últimos años, sin embargo, se observa un interés creciente por el estudio de los escritos freudianos dedicados a la psicología social. Freud como escritor Unas palabras sean dichas, a modo de conclusión, acerca de la actividad de producción literaria de Sigmund Freud. Se trata, sin duda, de uno de los psicólogos más productivos en el siglo XX, pero además estamos ante alguien que bien merece ser considerado un estilista de la psicología. Freud conjuga en sus escritos su amplia cultura clásica con sus conocimientos de neurología a los que se agregan sus intuiciones y especulaciones, todo esto presentado al lector en un estilo sugestivo y atractivo, además de convincente. Freud es una de las grandes plumas de la psicología. DISCIPULOS Y DISIDENTES DE SIGMUND FREUD ALFRED ADLER Alfred Adler (1870-1937), judío y médico como Freud, especializado como oftalmólogo, se acerca al psicoanálisis hacia 1902, ocupa importantes cargos dentro del movimiento psicoanalítico, pero paulatinamente va
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desarrollando puntos de vista propios en materia de la vida psicológica, lo que ocasiona el rompimiento con Freud en 1911. Posteriormente Adler crea su propia doctrina, la Individualpsychologie, la psicología individual, que en los años finales de la década de los 1910 y durante los años de la década de los 1920 adquiere gran importancia en Viena. Adler, sin embargo, no consigue realizar su proyecto de ingresar por derecho propio a la docencia en la Universidad de Viena, orientándose más bien a una incansable labor de conferenciante y docente en los Estados Unidos y en Inglaterra. La muerte lo sorprendería en Escocia. Entre los principales aportes se encuentran: - El concepto del órgano de menor resistencia: todos tenemos un órgano corporal que es el primero que defecciona en estados de gran tensión psicológica (con esto Adler se adelanta a la moderna teoría del stress y se convierte en un precursor asimismo de la medicina psicosomática); - El beneficio secundario (toda enfermedad mental o física no solo trae limitaciones y sufrimientos, también concede algunas ventajas para el enfermo): por ejemplo, ante una persona sumamente exigente y poco tolerante pero que tiene hipertensión arterial nos comportaremos particularmente tolerantes y le permitiremos algunas acciones que no permitiríamos en una persona sana; - El sentimiento de inferioridad, Minderwertihkeitsgefühl, cuya proposición como el factor fundamental lleva al rompimiento con Freud: se trata de una sensación de carencia en el propio valor que experimenta la persona y que tiñe toda sus vivencias así como su vida de relación con los demás; El sentimiento de inferioridad o Minderwertigkeitsgefühl es el gran concepto de Adler. Por alguna razón en nuestros países se ha popularizado el término “complejo de inferioridad”. En buena parte, es el propio Adler el responsable de esto, dado que, a diferencia de Freud, siempre cuidadoso en sus escritos y poseedor de un estilo ameno, Adler destacaba más bien como expositor pero no se preocupaba demasiado de lo que daba a la imprenta, de manera tal que en sus escritos se alternan muchas veces frases telegráficas con
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reiteraciones. Su gran obra, El carácter neurótico (über den nervösen Charakter, 1912) que lo muestra como un clínico agudo, de gran poder intuitivo, y lector certero de historias clínicas, no escapa a las deficiencias de naturaleza estilística que hemos señalado. El ideal de normalidad para Adler era el desarrollo de un sentimiento de comunidad (Gemeinschaftsgefühl), es decir una especie de sentimiento básico de solidaridad que permitía que las personas desarrollaran entre sí relaciones de colaboración y de afecto duraderas y productivas. Siempre visto como de menor importancia teórica que Freud, Adler, sin embargo es considerado por muchos como un importante antecesor de la moderna psicoterapia cognitivo-conductual, así como también un pionero de los movimientos de salud mental. Esto último porque a diferencia de Freud una vez más, Adler no se preocupaba tanto por el pasado, por lo ocurrido en la vida de una persona, sino más bien por lo venidero, por el futuro. En la visión de la vida psicológica de Adler hay una atmósfera mucho más optimista que en la de Freud, por el contrario sobria y hasta sombría. CARL GUSTAV JUNG Formado en la clínica de Burghölzli, bajo la dirección de Eugen Bleuler (1857-1939), el creador del término “esquizofrenia”, Jung (1875-1961) se acercó al psicoanálisis hacia 1907, siendo acogido por Freud con particular deferencia y fue considerado por éste como el príncipe heredero del movimiento psicoanalítico. En 1910 llegó a ser elegido Presidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional. En 1914 se produjo la ruptura aparatosa entre ambos al cuestionar Jung la importancia de la libido en la determinación de la existencia de las personas. Tras su alejamiento del movimiento psicoanalítico, Jung pasó por una etapa de crisis personal. Con posterioridad desarrolló una corriente psicológica propia a la que denominó Psicología Analítica. Poseedor de una impresionante erudición y de una curiosidad insaciable que se extendía inclusive al dominio de los fenómenos parapsicológicos, Jung
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ha dejado una importante obra escrita, a la cual se acercan poco los psicólogos, probablemente atemorizados ante el despliegue de conocimientos y de intuiciones de este autor. Entre sus principales aportes se encuentra el concepto de introversiónextraversión (que ya existía previamente a Jung, pero que él difunde mundialmente en su obra Tipos psicológicos), la técnica de asociación de palabras (un original procedimiento para detectar trastornos del pensamiento), y el concepto del inconsciente colectivo (tal vez la más audaz de todas sus ideas en el mundo de la psicología, pues plantea la existencia de una suerte de fondo inconsciente colectivo compartido por toda la humanidad). Su interés por los fenómenos parapsicológicos lo ha convertido, de otro lado, en un psicólogo relevante para la cultura moderna. Su concepto del inconsciente colectivo ha tenido fortuna además en el lenguaje popular y ha sido acogido por los estudiosos de la sociedad por medio de los términos como imaginario y mentalidad. Jung fue asimismo un psicoterapeuta con importante práctica privada y con numerosos discípulos. La lectura de los trabajos de Jung exige un nivel de erudición hoy poco frecuente, pero por otro lado ofrece posibilidades sugerentes en la interpretación de símbolos, en el análisis de la personalidad y en el conocimiento de la historia y de otras culturas. OTTO RANK Miembro no médico del movimiento psicoanalítico, Otto Rank (18841939), primero protegido y después secretario de Freud, se separa de él al proponer el trauma de nacimiento como el verdadero factor determinante de la conducta humana. Tras ser uno de los más fieles discípulos del padre del psicoanálisis, Rank propone la idea de que la causa esencial de los problemas psicológicos se encuentra en la angustia que el niño experimenta al momento del nacer, en el paso del vientre materno al exterior. Para explicar en detalle este
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planteamiento, Rank escribe un libro que lleva por título precisamente El trauma de nacimiento (Das Trauma der Geburt, 1924). La ruptura con Freud era previsible. Rank, con posterioridad, emigra a los Estados Unidos, en donde sus ideas serían de importancia en los planteamientos terapéuticos de Carl Rogers y su así llamada terapia centrada en el cliente. LA ESCUELA DE WASHINGTON O NEOPSICOANALISIS La Escuela de Washington, neopsicoanálisis o psicoanálisis culturalista está conformada por la segunda generación de psicoanalistas. A diferencia del psicoanálisis tal como lo formulara Freud, el neopsicoanálisis destaca: - La importancia de los factores sociales y culturales, sin negar por cierto el significado del inconciente; - La importancia de la adolescencia en el futuro desarrollo del individuo, relativizando la predominancia de los primeros años de vida; y, - La importancia de las relaciones interpersonales, en tanto que Freud se había concentrado en la dinámica psicológica del individuo. El siguiente cuadro sistematiza esas diferencias así como las semejanzas que subsisten.
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Cuadro 1: Diferencias entre el psicoanálisis freudiano y el culturalista PSICOANALISIS FREUDIANO
PSICOANALISIS CULTURALISTA
Destaca la importancia de los instintos y Relativiza pero no niega la importancia de los no concede tanta importancia a los instintos y, por el contrario, concede significado factores sociales central a los factores sociales Se concentra en la infancia como el Sin descuidar la importancia de la infancia, gran periodo de estudio concede gran valor a la adolescencia Destaca la importancia del inconsciente
Conserva el gran interés del psicoanálisis freudiano en el inconsciente
Se concentra en la vida psicológica del Se concentra más en los aspectos sociales de la individuo, sin considerar mucho el conducta del individuo entorno social Se basa sobre todo en la medicina y la Toma en cuenta el aporte de la antropología y la biología sociología Se concentra sobre todo en los aspectos Se concentra sobre todo en los aspectos sociales, clínicos aunque hay por supuesto también gran interés por los aspectos clínicos
PRINCIPALES REPRESENTANTES KAREN HORNEY Karen Horney (1885-1952) fue una psiquiatra alemana que, tras la llegada al poder de Hitler, se vio obligada a abandonar su país y a trasladarse a los Estados Unidos. Entre sus obras destacan La personalidad neurótica de nuestro tiempo (The neurotic personality of our time, 1937), Nuestros conflictos interiores (Our inner conflicts: a constructive theory of neurosis, 1945) y El autoanálisis (Self-analysis, 1942). Es interesante destacar el título de su primer libro: La personalidad neurótica de nuestro tiempo. Apoyándose en las ideas de Freud, Karen
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Horney destaca el carácter generador de neurosis que tiene la sociedad moderna y formula una crítica a ésta. “En la sociedad (norteamericana) todo empuja a la competición: amorosa, familiar, escolar, deportiva, social, etc. Lo que cada uno desea debe conquistarlo sin cesar o volverlo a ganar por encima de los demás. De esto resulta un narcisismo generalizado debido a la sed de prestigio, pero también un sentimiento permanente de aislamiento, de inseguridad y, en definitiva, un malestar moral profundo, una gran mala conciencia. A diferencia de las sociedades estables, tradicionales, nuestra sociedad moderna, particularmente inestable, multiplica las condiciones de conflicto y precipita las neurosis” (J.-B. Fages, Historia del psicoanálisis después de Freud, Barcelona, Martínez Roca, 1979; pg. 176).
De la conducta normal a la neurosis no hay diferencias de estructura sino solo de grado. Aunque Horney reconoce, con Freud, la importancia del inconsciente y de los primeros años de vida, se separa de él al no conceder significado mayor al concepto de envidia del pene que formulara el padre del psicoanálisis como una forma de explicar la identidad femenina. La autora destaca la inmensa importancia que tienen en la salud y en los transtornos psicológicos las relaciones con los otros. Según Horney las personas buscan seguridad de tres formas: - moving towards (movimiento hacia las personas), búsqueda de afecto; - moving against (movimiento en contra de las personas), conducta agresiva; y, - moving away from (movimiento lejos, fuera de las personas), conducta de huida y repliegue. En el cuadro 2 damos a conocer las consecuencias de estas tres formas de obtener seguridad.
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Cuadro 2: Necesidades neuróticas y orientaciones sociales según Horney Nro.
Necesidad neurótica
Manifestaciones específicas
Orientación social
Orientación general respecto a la vida
01.
Afecto y aprobación
Desea buscar a los demás y corresponder a sus expectativas
Hacia
Modesta (obediente)
02.
Compañero dominante en la vida
Es un parásito y teme ser abandonado e independiente
Hacia
Modesta
03.
Poder
Cree en la omnipotencia de la voluntad, ambiciona el poder por amor del mismo
Contra
Expansiva (dominio)
04.
Explotación de los demás
Utiliza a la gente para su beneficio propio
Contra
Expansiva
05.
Prestigio
Busca la apreciación de sí mismo en la cantidad que recibe de reconocimiento público
Contra
Expansiva
06.
Admiración personal
Le gusta ser admirado por la idea superior que tiene de sí mismo
Contra
Expansiva
07.
Ambición en materia de logro personal
Quiere ser el mejor y se esfuerza por serlo
Contra
Expansiva
08.
Límites de vida estrechamente confinados
Es sobrio, se contenta con poco y aprecia la modestia
En alejamiento de
Resignado (indiferente)
09.
Autosuficiencia e independencia
Se niega a dejarse obligar; desea libertad total
En alejamiento de
Resignada
10.
Perfección e insaciabilidad
Trata de hacerse infalible
En alejamiento de
REsignada
Tomado de: DiCaprio, N. S. (1976). Teoría de la personalidad, México, DF, Interamericana, pg. 249
Un tema que asimismo despierta gran interés en esta autora es el de las posibilidades del autoanálisis. ¿Cuánto ayuda el análisis llevado a cabo y
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cumplido por uno mismo? Sobre el particular trataría Horney en su libro El autoanálisis. Es un hecho que son muchos los seres sufrientes pero no tantos los psicoterapeutas que puedan aliviar el sufrimiento de los primeros. Por eso, Horney propone el autoanálisis, recordando que fue el propio Freud quien lo utilizó por primera vez. En efecto, Freud basa su gran obra, La interpretación de los sueños, en los autoanálisis llevados a cabo por él a lo largo de años. El sentido del autoanálisis Horney nos da una fórmula para liberar las fuerzas del yo real y establecer las condiciones para realizar estas potencialidades: el conocimiento de uno mismo. Debemos trabajar para conocer realmente nuestro verdadero yo y sus componentes. En su libro sobre autoanálisis, compara el yo con las complejidades de una gran ciudad. Si uno quiere conocer cómo funciona la ciudad tendrá que visitar las agencias gubernamentales: el ayuntamiento, la corte, la agencia de bienestar social, etcétera. De la misma forma debemos conocer nuestras propias fuerzas gobernantes: nuestras necesidades y metas, nuestras exigencias y nuestros “debería”, nuestras aspiraciones para el futuro y nuestros supuestos básicos sobre nosotros mismos. Deberíamos en verdad tratar de experimentar nuestros sentimientos y emociones verdaderos, pues con frecuencia éstos son los verdaderos aspectos que se han distorsionado y sofocado. Nuestra imagen ideal del yo puede alejarnos por completo de nuestros sentimientos y emociones, de manera que ni siquiera estamos seguros de lo que sentimos. Tomado de: DiCaprio, N. S. (1979). La buena vida. Modelos para una personalidad sana. México DF, Diana, pg. 118.
Mujer de acusadas cualidades clínicas Horney incursionó también en el estudio de la psicología femenina, a la que dedicó algunos escritos, y en los cuales, a diferencia de Freud, no considera –como ya dijimos- a la envidia del pene como el factor decisivo en la estructuración de la identidad de la mujer, sino más bien a una serie de condicionantes históricos y sociales. En ese sentido ella es una de las figuras pioneras de los modernos enfoques acerca de la femineidad.
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HARRY STACK SULLIVAN Psiquiatra norteamericano con una personalidad muy peculiar, por momentos cercana a la psicopatología, Harry Stack Sullivan (1892-1949) elabora una importante teoría de la conducta humana que ha sido expuesta en su gran obra La teoría interpersonal de la psiquiatría (The interpersonal theory of psychiatry, 1953). Esta obra en realidad fue organizada a partir de sus escritos por sus discípulos, tras la repentina y prematura muerte de Sullivan. Sullivan, personalidad compleja y difícil, que en su adolescencia había tenido severos conflictos internos, no dejó más que un libro escrito en vida, Conceptions of modern psychiatry (1940). Su principal cualidad no fue por ello la de escritor sino la de exitoso terapeuta con pacientes esquizofrénicos, hasta ese momento (y en una época en la cual la psicofarmacología era virtualmente inexistente) considerados como de muy difícil (casi imposible) tratamiento. En el desarrollo de su carrera se aproxima a Edward Sapir (1884-1939) y Ruth Benedict (1887-1948), los conocidos antropólogos, para enriquecer con el aporte de las ciencias sociales su visión psicoanalítica. Su sistema es una conjugación de psicoanálisis, psicología adleriana, psicología social, psicología del campo (Lewin) y antropología psicológica. “El desarrollo del niño va a depender esencialmente de la necesidad de ser aprobado por el entorno, y esta necesidad de aprobación emana de una pulsión vital: la necesidad de seguridad. Las neurosis son menos trastornos de la personalidad que trastornos en las relaciones interpersonales con el entorno”,
escribe sobre él J.-B. Fages (Historia del psicoanálisis después de Freud, Barcelona, Martínez Roca, 1979; pg. 171). Sullivan concede como Freud gran importancia a la infancia, pero asimismo da mucho valor a lo que sucede en la adolescencia. En esta etapa de la vida, el individuo está en posesión de una serie de recursos que estaban fuera de su alcance cuando era niño: su capacidad lógica es muy superior, como también la autonomía que posee derivada de su mayor edad y desarrollo.
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En los años de la adolescencia, los padres dejan de ser las figuras de mayor importancia para ceder en muchos aspectos ese significado a los peers, es decir a los coetáneos del adolescente. Sullivan plantea que en la adolescencia se pueden resolver muchos de los conflictos que han quedado irresolutos en la infancia. Si eso sucede de manera exitosa, la persona proseguirá una evolución normal y productiva. Si, por el contrario, la resolución de las grandes preguntas y conflictos de esta etapa es carencial, defectuosa o nula, la problemática psicológica de la persona la acompañará el resto de su vida y eventualmente la sumirá en crisis y dificultades más adelante. En La entrevista psiquiátrica (The psychiatric interview, 1954) Sullivan propone tres formas de comunicación: - Comunicación prototáxica, particularmente primitiva e indiferenciada; - Comunicación paratáxica, con mayor claridad pero aún ambigua; y, - Comunicación sintáxica o sintáctica, propia de las personas normales. ERICH FROMM Erich Fromm (1900-1980) fue un prolífico autor, cuya obra más conocida es El arte de amar (The art of loving, 1956). Sin embargo, su libro El miedo a la libertad (Escape from freedom, 1941), un libro de psicología social, es tal vez el de mayor significación teórica para entender el origen de los regímenes totalitarios. Fromm estudia en Frankfurt teología, filosofía y sociología, y se acerca al psicoanálisis. Durante algunos años se somete a psicoanálisis teniendo como terapeuta a Frieda Reichmann (1889-1957), con quien se casará. Obligado a emigrar a los Estados Unidos dada su condición de judío, Fromm se establece en ese país e inicia un trabajo conjunto con Karen Horney y Harry Stack Sullivan. Si bien los dos primeros están más interesados en las aplicaciones clínicas, ese no es el caso de Fromm que se concentra más bien en temas de psicología desarrollando además una disciplinada y prolífica tarea de escritor, expresada en numerosos títulos, algunos de ellos verdaderos long sellers, como es el caso de El arte de amar.
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En una obra no menos importante, Etica y psicoanálisis, Fromm propone una tipología caracterológica que merece ser reseñada. Según sus planteamientos existen las siguientes orientaciones del carácter: -
Orientación receptiva del carácter; Orientación explotadora del carácter; Orientación acumuladora del carácter; Orientación mercantilista del carácter; y, Orientación productiva del carácter.
El cuadro 3 da a conocer las cualidades y defectos de cada una de las cuatro primeras
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Cuadro 3: Orientaciones del carácter según Erich Fromm Orientacion
Cualidades
Defectos
Receptiva
Aceptante, responsable, devota, modesta, encantadora, adaptable, socialmente adaptada, idealista, sensible, cortés, optimista, confiada, tierna
Pasiva, sin iniciativa, carente de opinión, sin carácter, sumisa, sin orgullo, parasítica, sin principios, servil, sin autoconfianza, ilusoria, cobarde, sin energía, fantasiosa, crédula sentimental
Explotadora
Activa, capaz de iniciativa, capaz de formulas pretensiones, orgullosa, impulsiva, autoconfiada, cautivante
Explotadora, egocéntrica, precipitada, seductora
Acumuladora
Práctica, económica, cuidadosa, reservada, paciente, prudente, firme, tenaz, imperturbable, serena bajo presión, ordenada, metódica, leal
Carente de imaginación, avara, suspicaz, fría, letárgica, ansiosa, obstinada, indolente, inerte, pedante, obsesiva, posesiva
Mercantilista
Social, experimentadora, antidogmática, eficiente, curiosa, inteligente, adaptable, tolerante, ingeniosa, generosa, intencionada, susceptible de cambio, joven, de cara al futuro, liberal
Incapaz de estar el individuo solo, carente de objetivo, relativista, excesivamente activa, sin tacto, intelectualista, indiscriminadora, indiferente, necia, dispendiosa, oportunista, inconsistente, infantil, sin futuro ni pasado, sin principios ni valores
agresiva, vanidosa, arrogante,
Tomado de: DiCaprio, N. S. (1976). Teoría de la personalidad, México, DF, Interamericana, pg. 350
Fromm escribió hasta el fin de sus días. Más que un psicólogo clínico, algo que en realidad él no fue, o un psicólogo social, algo que él en varias ocasiones fue, puede decirse de él que fue un crítico de la cultura contemporánea. Poseedor de una amplísima cultura y de una aguda capacidad de observación, Fromm agregó a esto un estilo de fácil lectura tanto para el lector especializado como para el público culto.
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POSTERIORES DESARROLLOS DEL PSICOANALISIS Melanie Klein y su postura revisionista de las ideas de Freud. Melanie Klein (1882-1960) es una de las personalidades más discutidas, admiradas y rechazadas del movimiento psicoanalítico. Formada primero en Alemania se vio obligada a emigrar a Inglaterra conforme el nazismo se fue extendiendo en ese país. En Inglaterra llegó a ejercer una gran influencia en el psicoanálisis de ese país y se concentró en la niñez, desarrollando ideas que han influido mucho en la práctica clínica tanto diagnóstica como psicoterapéutica. Klein insiste en la importancia de dos sentimientos inherentes a la naturaleza humana: la envidia y la codicia. La primera, la envidia, tiende, sin embargo, a la destrucción. La segunda, más bien, a la conservación. Sus ideas suponen una revisión de los planteamientos de Sigmund Freud, razón por la cual surgió un conflicto al interior de la sociedad psicoanalítica británica con el grupo encabezado por Anna Freud, que representaba los puntos de vista ortodoxos de su padre. Anna Freud y la postura ortodoxa del pensamiento psicoanalítico. Hija de Sigmund Freud, Anna Freud (1895-1982) asume y defiende las ideas de su padre y sistematiza los planteamientos teóricos acerca de los mecanismos de defensa: su libro “El yo y los mecanismos de defensa” (Das Ich und die Abwehrmechanismen, 1936) es un clásico sobre el tema. Con su Einführung in die Technik der Kinderanalyse (1927, Introducción a la técnica del psicoanálisis infantil), Anna Freud sienta las bases del psicoanálisis infantil. Defensora de los puntos de vista de su padre, razón por la cual es más conocida, Anna Freud es un personaje magnético que ha dado lugar a dos biografías (U. H. Peters, Anna Freud: Ein Leben für das Kind, 1979; y, E.
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Young-Bruehl, Anna Freud: a biography, 1988). Sin embargo, sería injusto no destacar sus aportes teóricos El aporte de Anna Freud a la psicología El libro Einführung in die Technik der Kinderanalyse, publicado en 1927 es una confrontación con los cambios necesarios de la técnica psicoanalítica en el trabajo con niños (especialmente en lo que se refiere a las asociaciones libres y la transferencia). El libro representa el punto de vista oficial de la Escuela Psicoanalítica Infantil de Viena, y constituye el polo opuesto a la escuela completamente independiente que se desarrollaba en Londres por Melanie Klein, y que llevó a un activo enfrentamiento entre ambas escuelas. En 1936 aparece su influyente trabajo Das Ich und die Abwehrmechanismen, un libro en el cual se trata sobre los medios por los cuales el yo se defiende de la angustia. Este trabajo será standard tanto para la psicología del desarrollo como también –a través del énfasis en las funciones yoicas- para la psicología del yo. El concepto de análisis de los mecanismos de defensa conduce desde una precisa psicología profunda hasta el análisis de la personalidad total. Los resultados de su larga práctica clínica en la Hampstead Child Therapy Clinic y en el entrenamiento de psicoanalistas dedicados al análisis infantil están presentados en su importante libro Normality and pathology in childhood (1965), el trabajo más amplio preparado por Anna Freud. Tomado de M. Grimm, 2005, Anna Freud, en: Stumm, G., Pritz, A., Gumhalter, P, Nemeskeri, N. & Voracek, M., eds., Personenlexikon der Psychotherapie, Viena, Springer, 157-160.
Anna Freud lleva a cabo además importante trabajo referido al impacto de las guerras en los niños (Young children in wartime: a year´s work in a residential nursery, por Anna Freud & D. Burlingham, 1942), algo que hoy, a la luz de conflictos armados como los de Colombia, Perú (en la época de Sendero Luminoso) y Serbia, cobra gran actualidad. Erik Erikson y el ciclo vital. De todos los autores mencionados en esta sección, Erik Erikson (19021994) es el más conocido por el gran público. Sin poseer mayor formación académica sistematizada y acreditada, Erikson llegó a alcanzar elevadas posiciones docentes en las mejores universidades de los Estados Unidos, y se convirtió en un personaje influyente en la opinión pública.
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Nacido en Alemania y con estudios de arte, Erikson se trasladó a Austria en donde se sometió a análisis con Anna Freud, obteniendo además el diploma Montessori en educación. Su interés por la infancia era ya evidente. Trasladado a los Estados Unidos y con la condición de psicoanalista Erikson inicia una fulgurante carrera académica en instituciones del prestigio de Yale, Berkeley y Harvard. Su obra Infancia y sociedad (Childhood and society, 1950) refleja sus intereses por el desarrollo infantil pero también su preocupación por los contextos sociales en los cuales el individuo configura su existencia. Una apreciación acerca de Erikson “Se puede calificar a Erikson como un genial autodidacta, pues ha ganado gran influencia en las disciplinas universitarias sin una formación académica completa. El es en realidad solo en una mitad científico; la otra mitad parece corresponder a la de un artista y un profesor. Precisamente esa hoy rara mezcla de estos componentes de la personalidad posibilita un modo de pensar y de trabajar no convencional, atrayente no solo a los especialistas sino también a los legos. En el plano político, Erikson parece conceder más crédito a las instituciones sociales que lo que podría esperarse de un estilo crítico de investigación. Se puede deducir en sus escritos que enfatiza de modo excesivo el cultivo de la tradición y que mira con escepticismo una perspectiva revolucionaria. Cuestiona detalles de nuestra vida social y cultural, pero no se cuida de cuestionar la totalidad. A pesar de todo, su contribución a la psicología del desarrollo y de la cultura es significativa”. Tomado de Rattner, J., 1990, Klassiker der Tiefenpsychologie, Munich, Psychologie Verlags Union, pp. 582-583 (traducción de R. León)
Con una perspectiva eminentemente cualitativa y con un fuerte componente intuitivo, Erikson concede carta de ciudadanía en la psicología al concepto de identidad, es decir la sensación subjetiva de ser uno mismo considerando el pasado y el presente propios y el futuro al que uno aspira. Erikson, además, “despatologiza” el término de crisis, al entenderlo no tanto como una situación límite sino más bien como una oportunidad para el crecimiento, para el desarrollo. Una conclusión que podemos sacar es que las crisis, no necesariamente situaciones catastróficas por lo demás, son necesarias en la vida de las personas.
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Erikson hizo algo que Freud no llevó a cabo: estudiar el proceso de desarrollo a lo largo de toda la vida del ser humano, desde el nacimiento hasta la muerte. En ese proceso, Erikson distingue ocho etapas: - La primera es la infancia, durante el primer año de vida, cuando el ser humano está completamente inerme. Los padres o quienes asumen el cuidado del infante son los responsables de garantizar su sobrevivencia y posterior desarrollo. Cuando esto sucede el niño desarrolla un sentimiento de confianza y seguridad; - La segunda es la de la niñez temprana, entre los dos y tres años, en la cual el desarrollo físico va en aumento y el niño va ganando control sobre sus actos. Los polos afectivos de esta etapa son la autonomía y la vergüenza y la duda. La autonomía se constituye en el fundamento de la naciente identidad del niño. - La tercera etapa es la de la edad preescolar, entre los 3 y 5 años, y en ella el conflicto se da entre la iniciativa y la culpa. “La iniciativa, escribe Erikson (Infancia y sociedad, Buenos Aires, Hormé, 1976, pg. 229), agrega a la autonomía la cualidad de la empresa, el planeamiento y el ‘ataque’ de una empresa por el mero hecho de esta activo y en movimiento”. En el otro polo, la culpa es un poderoso componente de control social; - La cuarta etapa es la de la edad escolar (entre los 5 y 11 años), que vendría a corresponder al periodo de latencia propuesto por Freud. La díada afectiva es laboriosidad e inferioridad. Erikson concede una gran importancia a esta etapa, pues la laboriosidad supone la posibilidad de establecer lazos de colaboración con los otros; - La quinta etapa es la adolescencia, que va desde la pubertad hasta los 20 años, con sus correlatos afectivos: la identidad y la confusión de roles. Una gran preocupación por la imagen social, por el futuro, por descubrir los elementos centrales de la identidad propia, caracterizan al adolescente; - La sexta etapa es la juventud, entre los 20 y 25 años, en la que predominan la búsqueda de intimidad y, en el otro polo, el aislamiento. La
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intimidad es “la capacidad de entregarse a afiliaciones y asociaciones concretas y desarrollar la fuerza ética necesaria para cumplir con tales compromisos, aun cuando éstos puedan exigir sacrificios significativos” (Infancia y sociedad, Buenos Aires, Hormé, 1976, pg. 237). Pero el aislamiento es asimismo importante. Aunque es sinónimo de una situación que por lo general es valorada como negativa en la cultura occidental, la soledad, lo cierto es que el aislamiento resulta necesario en el desarrollo de tareas creativas; - La sétima etapa es la adultez, en la cual la generatividad (la preocupación por la siguiente generación) y el estancamiento son los elementos centrales. - Por último, la octava etapa es la vejez, que culmina en la desaparición física de la persona. En este estado son la integridad o, por otro lado, la desesperación los que se encuentran en el centro de la vida afectiva Erikson es, finalmente, uno de los pioneros de una disciplina tan fascinante como discutida, la psicohistoria, que es –en los términos de Binion “explicar la historia por medio de los móviles humanos y explicar los móviles humanos mediante la historia” (Binion, R., 1986, Introducción a la psicohistoria, México DF, Fondo de Cultura Económica, pg. 50). Fue con Freud, en realidad, que se estableció el principio rector de la disciplina psicohistórica: la detenida consideración biográfica del protagonista de la historia. R. León & A. Zambrano Mora resumen de la siguiente manera los planteamientos freudianos sobre el particular: “No basta con ubicarlo [al protagonista de la historia; R. L.] en el contexto histórico de su época ni con reconocerle el papel determinante que tiene en el curso de los hechos. Es necesario ir más allá de la escena social, del momento tal como él fue, para indagar en las experiencias tempranas y en la influencia que ellas ejercen en el aquí y ahora del personaje estudiado. Y esa indagación, por supuesto, debe ir más allá de los linderos de la conciencia; es decir debe internarse en el inconciente” (León, R. & Zambrano Mora, A., 2008, El hombre y la historia en Erik H. Erikson, Lima – Santiago de Chile, La Parola Editorial, pg. 53).
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Animado en el propósito de indagar acerca de las motivaciones psicológicas de los grandes personajes históricos, Erikson emprendió el estudio de dos de ellos: Lutero y Gandhi, dedicándole a cada uno un libro (Young man Luther, 1958; y, Gandhi´s truth: on the origins of militant nonviolence, 1969).