Enfoques Psicologicos Contemporaneos Unidad II

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SEGUNDA UNIDAD

PSICOLOGIA DE LA GESTALT O PSICOLOGIA DE LA FORMA Una corriente surgida en la segunda década del siglo XX y de la cual hoy nadie habla más que en términos históricos, la Psicología de la Gestalt representó en su momento también un movimiento revolucionario, que se alzó contra la concepción elementalista de la vida psicológica, que sostenía la idea de que la conciencia era la suma de las sensaciones y las percepciones. Como todas las corrientes científicas, la Psicología de la Gestalt no apareció de un momento a otro, sino se fue gestando lentamente. El objeto de estudio que ella privilegió fue la percepción, uno de los grandes temas de la psicología en todos los tiempos y contextos. A diferencia del psicoanálisis, que desbordó el ámbito académico e ingresó de lleno a la vida social, ofreciendo interpretaciones sobre la vida familiar, el desarrollo infantil, las guerras, las neurosis, y casi todos los temas posibles, la Psicología de la Gestalt nunca se extendió más allá del ámbito académico. Una palabra acerca del término Gestalt. Este término puede ser traducido al castellano como formo o como configuración. La psicología de la Gestalt propone que el todo es más que la suma de las partes, de sus elementos componentes. Esto es, que son más bien los componentes los que cobran sentido dentro del todo del que forman parte. Christian von Ehrenfels, el precursor El precursor de la psicología de la Gestalt es Christian von Ehrenfels (1859-1932), profesor de la Universidad de Praga. Hombre de una inmensa cultura que incluía el mundo de la música, von Ehrenfels dejó una profunda impresión entre sus estudiantes, entre los cuales


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estaban Max Wertheimer (1880-1943), Max Brod (1884-1968), y nada más y nada menos que Franz Kafka (1883-1924). En 1890 von Ehrenfels publica “über Gestaltqualitäten” (Vierteljahresschrift für wissenschaftliche Philosophie, 14, 242-292), un trabajo en el cual analiza a través de una melodía el concepto de la cualidad de la configuración. No debe sorprender el que von Ehrenfels utilizará a la música como el campo en el cual quería probar sus teorías. Ya hemos señalado su interés por ella, un interés compartido por muchos psicólogos. Por ejemplo, Carl Stumpf (1848-1936) profesor de la Universidad de Berlín, en donde trabajaron durante un tiempo los representantes más conocidos de la psicología de la Gestalt, Wertheimer, Köhler y Koffka), quien contaba con un archivo fonográfico adjunto a su cátedra. Recuérdese asimismo que en años recientes Howard Gardner (1943-) ha tratado en su teoría de las inteligencias múltiples de la inteligencia musical (Estructuras de la mente: la teoría de las múltiples inteligencias, 1987). En su obra Mentes creativas (1998), Gardner propone como ejemplo de inteligencia musical a Igor Stravinsky (1882-1971) Una excepción digna de mencionarse en materia del interés de los psicólogos por la música la constituye Sigmund Freud: entre los personajes que él estudió no se encuentra músico alguno. Como resultado de sus investigaciones y reflexiones, von Ehrenfels propuso dos cualidades de la Gestalt. Una, la de la übersummenhaftigkeit, “sobresuma” (una melodía es más que la suma de los tonos individuales), y, la otra, la Transponierbarkeit, que es la posibilidad de transponerla (aun cuando una melodía se toque más alto o con otros instrumentos y, debido a ello, cada tono sea otro, la melodía permanece siendo la misma). Quienes sistematizaron las ideas de von Ehrenfels dando lugar a una teoría psicológica fueron Max Wertheimer (1880-1943), Wolfgang Köhler (1887-1967) y Kurt Koffka (1886-1941). Los tres son los nombres que han quedado definitivamente identificados con la Psicología de la Gestalt.


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Brentano, Stumpf, y los tres fundadores de la psicología de la Gestalt Ya hemos hecho referencia a Carl Stumpf. Una de las grandes figuras de la psicología alemana a fines del siglo XIX y comienzos del XX, Stumpf no es tan conocido como Wundt, cuyo recuerdo lo ha opacado. Sin embargo, Stumpf fue una personalidad de primer orden de la disciplina psicológica concentrada sobre todo en la psicología de las sensaciones (especialmente de la audición). Wertheimer, Köhler y Koffka fueron sus alumnos. En sus años juveniles Stumpf había desarrollado una gran amistad con una de las personalidades más originales (y controversiales) de la psicología del siglo XIX: Franz Brentano (1838-1917). Originalmente un sacerdote y un investigador y autor sumamente prolífico, Brentano dejó los hábitos y abandonó una brillante carrera académica que lo había llevado a la docencia en la Universidad de Würzburg, debido a serias discrepancias con la autoridad católica. Alejado del mundo eclesiástico, Brentano contrajo matrimonio con una mujer de la alta sociedad alemana y su nueva posición económica sólida e independiente le permitió desempeñarse a partir de entonces como un Privatgelehrte. Autor de una Psychologie vom empirischen Standpunkte [Psicología desde el punto de vista empírico; 1874], libro de mucha influencia en su momento, Brentano influyó interposita persona en los tres creadores de la psicología de la Gestalt, quienes tomaron de él la idea de que lo importante no es de qué está compuesta la conciencia, sino cómo es que ella trabaja y le concedieron una gran importancia, al igual que Brentano, al mundo interno.

Max Wertheimer Wertheimer publicó en 1912 un artículo titulado “Experimentelle Studien über das Sehen von Bewegung” (Zeitschrift für Psychologie, 1912, 61, 161-265), describiendo el fenómeno Phi, resultado de las investigaciones que llevó a cabo con la ayuda de Köhler y Koffka.


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“Comenzaba por una línea vertical expuesta dos veces, en la segunda ocasión se hallaba situada un poco más a la derecha o a la izquierda que en la primera exposición. Cuando el tiempo transcurrido entre ambas exposiciones era de un 15vo. de segundo, el sujeto experimental veía una línea moviéndose hacia la derecha o hacia la izquierda. Siempre que se repetía este experimento, con varias modificaciones, se producía la impresión de movimiento. Los experimentos de Wertheimer estaban cuidadosamente planeados y condujeron a la siguiente conclusión: Si dos líneas separadas y estacionarias son expuestas a una corta distancia una de otra y en rápida sucesión temporal, el observador las percibirá como una línea única que se mueve desde la posición de la primera línea hacia la de la segunda. Wertheimer denominó el fenómeno fi a este fenómeno del movimiento aparente” (B.B. Wolman, Teorías y sistemas contemporáneos en psicología, Barcelona, Grijalbo, 1965, pp. 514-515).

Con esto demuestra que el postulado de una relación unívoca entre el estímulo y la sensación es insostenible, pues el fenómeno phi no se puede explicar ni por las características del estímulo ni por la asociación entre ellos. Una década más tarde, Wertheimer publica “Untersuchungen zur Lehre von der Gestalt I und II” (Psychologische Forschung, 1922, 1, 47-58; y, 1923, 4, 301-350), trabajo con el que da a conocer algunas de los factores propios de la Gestalt: - Factor de la buena Gestalt; - Factor de la Similaridad; - Factor de la Cercanía; - Factor del Destino común. Wertheimer desarrolló en Alemania una activa labor de investigación concentrada en los temas de la psicología de la Gestalt. Tras emigrar a los Estados Unidos al día siguiente de haber escuchado el discurso de Hitler tras la toma del poder en Alemania (marzo de 1933), Wertheimer se dedicó a estudiar lo que él denominó el pensamiento productivo, y que hoy día podría ser considerado un concepto precursor del de creatividad.


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“Caracteriza el pensamiento principalmente a través de procesos como la agrupación, la reorganización y la estructuración, teniendo al problema que requiere solución como un todo. En cada pensamiento productivo subyace el deseo de aprehender la estructura de la situación. Consiste en observar y tener en cuenta los rasgos y exigencias como una totalidad y no de manera fragmentaria, lo que expresa el deseo de descubrir el punto esencial, el núcleo o raíz del problema” (R. López Pérez, Creatividad con todas sus letras, Santiago, Chile, Universitaria, 2008; pg. 173).

Para 1935 Wertheimer había comenzado a escribir un trabajo que debía alcanzar las proporciones de un libro, Productive thinking. “Esa obra presenta en detalle muchos ejemplos concretos de pensamiento productivo, muchos de los cuales había empleado en conferencias por décadas y algunos de los cuales habían sido discutidos en un artículo finalizado en 1918 y publicado en 1920. El señalaba que la comprensión significativa es obtenido solo cuando las partes y los detalles son vistos en sus interrelaciones apropiadas. Analizó los procesos de pensamiento de los adultos y de los niños cuando éstos se enfrentaban con problemas matemáticos y geométricos así como con problemas sociales. Uno de los últimos capítulos, sobre Albert Einstein, era un recuento cronológico de cómo el famoso físico desarrolló su teoría de la relatividad. El manuscrito fue finalizado solo durante los últimos meses de su vida. Aunque Max Wertheimer murió en 1943, sus ideas continuaron teniendo un impacto vital en la psicología en la segunda parte del siglo XX y en lo que va del XXI” (tomado de D. Brett King & M. Wertheimer, 2008, Max Wertheimer & Gestalt theory, New Brunswick, pg. 369)

Wolfgang Köhler Köhler fue un activo colaborador de Wertheimer, siendo uno de los sujetos experimentales en los estudios acerca del fenómeno phi. Llegó a ser profesor de la Universidad de Berlín y resistió en Alemania el embate de los alumnos nacionalsocialistas que deseaban “nazificar” la cátedra de psicología que él dirigía. Cuando la presión fue demasiado grande, decidió emigrar a Estados Unidos, no sin antes haber expresado en reiteradas oportunidades su protesta ante el régimen totalitario de Hitler. En sus años juveniles, entre 1913 y 1920, Wolfgang Köhler fue el director de la estación de investigación de antropoides de la Academia de


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Ciencias de Prusia, en la isla de Tenerife, en el archipiélago de las Canarias, propiedad territorial de España frente a la costa occidental de Africa del Norte. Allí llevó a cabo una serie de experimentos en chimpancés y en pollos, que dieron lugar a una publicación con el título de “Intelligenzprüfungen an Anthropoiden” (Abhandlungen der preussischen Akademie für Wissenschaft, Phys.-math. Kl., 1917, nro.1). Tal vez lo más llamativo de esta publicación es la presentación de los experimentos llevados a cabo por él con el chimpancé Sultán, el que en lo alto de la jaula podía ver una banana y que solo podía alcanzar gracias a dos varillas, que aisladas no lograban llegar a la altura de la banana, pero sí lo conseguían cuando una era embonada en la otra. Después de numerosos ensayos el chimpancé, no por ensayo-error, como tal vez lo habría propuesto Thorndike, sino por Einsicht, intuición, según Köhler, embonaba las varillas y se hacía de la banana. Las conclusiones a las que llegó Köhler sobre este asunto no siempre encontraron una acogida favorable. Algunos psicólogos de la época señalaron que la conducta de agenciarse los alimentos vía varillas u otros procedimientos no respondía tanto a una supuesta intuición, sino que formaba parte del arsenal filogenético de los chimpancés. En los Estados Unidos la personalidad formal y poseedora de la apariencia digna de los profesores alemanes de Köhler también destacó, siendo elegido en 1959 presidente de la American Psychological Association, la más importante asociación psicológica de ese país. Kurt Koffka Kurt Koffka emigró tempranamente a los Estados Unidos y allí desarrolló una importante carrera académica. Su principal contribución se expresó en un libro sobre el desarrollo psicológico del niño, en el que planteaba que el crecimiento es la plasmación progresiva de formas, más que una cuestión de acrecentamiento (G. Murphy, Introducción histórica a la psicología contemporánea, Buenos Aires, Paidós, 1971). Con esto, la psicología de la Forma experimenta un desarrollo probablemente inesperado, al proponérsela como una teoría explicativa también del desarrollo.


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El destino de la psicología de la Gestalt Probablemente nadie mejor que Antonio Caparrós (La psicología y sus perfiles. Introducción a la cultura psicológica, 1984, Barcelona, Barcanova), ha sintetizado de un modo más claro el destino experimentado por la psicología de la Gestalt. Le cedemos la palabra: La Gestalt surgió con pretensiones objetivas de llegar a ser una nueva forma de hacer psicología, pero a pesar de su arranque exitoso y de sus logros indiscutibles – estructura de la experiencia perceptiva, naturaleza no asociativa del pensamiento, planteamientos epistemológicos, etc.- nunca consiguió que sus raíces se extendieran por el entramado comunitario global de la psicología. Generó una comunidad que desarrolló una investigación importante y que se dotó de sus instituciones, entre otras de la Psychologische Forschung, fundada por Wertheimer, Koffka y Köhler junto con los psiquiatras K. Goldstein y el diltheyniano H. Gruhle; sin embargo, sus representantes fueron siempre escasos y al acabar la segunda guerra mundial, con la desaparición paulatina de casi todos sus líderes, apenas existían programas de investigación gestaltistas. Para constatarlo, basta consultar Psychological Research, versión inglesa de la revista citada tras su suspensión por Hitler en 1938, cuya dirección se vio obligada a aceptar trabajos con otros enfoques teóricos y metodológicos. A la configuración de este destino histórico contribuyeron varios factores, además del ya mencionado. En todo caso, ni siquiera en Alemania la Gestalt llegó a ser nunca la psicología mayoritaria. La profunda crisis de la vida cultural alemana, con sus derivaciones en el desprestigio de las ciencias experimentales y en el surgimiento de los enfoques filosóficos descritos, favorecía más las ciencias del espíritu y la antropología filosófica que los laboratorios de Frankfurt y Berlín por muy llenos de fenomenología que estuvieran. Más aún, cuando institucionalmente la psicología seguía vinculada a cátedras filosóficas (pp. 153-154).

Un gestaltista olvidado: Kurt Goldstein Se escucha hablar muy poco hoy de Kurt Goldstein. El es una de las figuras injustamente olvidadas de la psicología. Médico de profesión especializado en neurología, Goldstein (18781965) tuvo la oportunidad de adquirir una inmensa experiencia durante la Primera Guerra Mundial, la misma que dio a conocer en 1919 en una obra titulada Die Behandlung, Fürsorge und Begutachtung der Hirnverletzten (El tratamiento, cuidado y evaluación de los lesionados cerebrales; Leipzig,


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Vogel, 1919). Algunos autores lo consideran uno de los pioneros de la neuropsicología, considerándolo al mismo nivel que Alexander R. Luria. Dedicado con posterioridad a la docencia, Goldstein llegó a ser una de las grandes personalidades de su especialidad en Alemania, titular de la cátedra de neurología en la Universidad de Berlín. Como muchos médicos de su época en la Europa Central, Goldstein poseía una sólida cultura filosófica que se evidencia en la mayoría de sus escritos. Cuando en 1933 Hitler se hace del poder en Alemania, Goldstein se ve obligado a dejar su cátedra, trasladándose a Holanda, en la vana ilusión de que el régimen hitleriano tendría una duración limitada, y él por tanto podría volver a su país. Fue en estos tiempos de espera, en los que también solicitaba la concesión de una visa para emigrar a los Estados Unidos, en que escribió Der Aufbau des Organismus [La estructura del organismo; traducido al inglés como The organism: a holistic approach to biology, derived from pathological data in man; New York, American Book, 1939], su gran obra. Emigrado definitivamente a los Estados Unidos, en ese país Goldstein desplegó su habitual productividad científica, dando a la luz una obra con el título La naturaleza humana a la luz de la psicopatología (1940). Fue también en los Estados Unidos en donde el concepto que él acuñara de autoactualización, ganó gran difusión e hizo de él uno de los precursores de la psicología humanística. Fue durante su trabajo con lesionados cerebrales que Goldstein desarrolló la idea de la “organismische Selbstregulation” [autorregulación organísmica], según la cual cada organismo tiene una tendencia inherente que lo impulsa a su desarrollo, consistente en una adaptación creativa a su respectiva situación. Su perspectiva holística del ser humano, así como el planteamiento de la autoactualización generaron atracción entre los psicólogos y psicoterapeutas que se mostraban escépticos con respecto al psicoanálisis y al conductismo, las dos corrientes predominantes en el escenario psicológico estadounidenses en la década de los 1950. Serían ellos los que constituirían el movimiento de la psicología humanística.


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La Psicología de la Gestalt y la Psicología Social Pero si Goldstein es hoy un autor algo olvidado, no sucede lo mismo con Kurt Lewin, un gestaltista de la segunda generación que, debido a su condición de judío, se vio obligado asimismo a dejar Alemania trasladándose a los Estados Unidos, país en el cual desplegaría toda su creatividad especialmente en el campo de la psicología social. En sus años alemanes, en los cuales desarrolló labor docente en la Universidad de Berlín, Lewin congregó en torno a sí a un amplio grupo de colaboradores, dentro de los cuales se encontraban dos psicólogas rusas, Bluma Zeigarnik (1901-1988) y Tamara Dembo (1902-1993), que después destacarían. Una tercera fue María Rickers-Ovsiankina (1898-1995), algo menos conocida. Tamara Dembo publicó un importante trabajo en el que estudio la naturaleza dinámica de la cólera y la importancia de ésta como factor motivacional (“Das Aerger als dynamisches Problem”, Psychologische Forschung, 15, 1-144). Maria Rickers-Ovsiankina fue autora de un importante libro sobre la técnica del Psicodiagnóstico de Rorschach (Rorschach psychology, 1960). Finalmente, Bluma Zeigarnik estudió la influencia de las tareas no terminadas en la posterior conducta de las personas, dando nombre a lo que se conoce en psicología como el efecto Zeigarnik. De retorno en su país, Zeigarnik fue una figura muy importante en la psicología de la Unión Soviética. En los Estados Unidos, Lewin trabajó inicialmente en el estudio de la mentalidad democrática. Próxima a acabar la Segunda Guerra Mundial, las autoridades norteamericanas entendieron que era necesario un importante trabajo psicológico, sociológico y pedagógico con el fin de reeducar a quienes hasta ese momento habían mostrado simpatía por el régimen hitleriano. Tiempo después, Lewin desarrolló una importante teoría del conflicto con tres arquetipos de conflicto: a) El conflicto evitación – evitación; b) El conflicto evitación – aproximación; y,


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c) El conflicto aproximación – aproximación. d) El conflicto según Lewin Trabajando dentro de su propio marco de referencia, Lewin definió el conflicto en términos psicológicos como “la oposición de fuerzas de campo aproximadamente iguales en magnitud” o, más exactamente, como “una situación en que las fuerzas de dirección opuesta y de aproximadamente la misma magnitud actúan simultáneamente sobre el individuo” En el caso de los conflictos aproximación – aproximación, la persona se encuentra entre dos valencias positivas y es requerida a elegir una de ellas. En los casos de evitación – aproximación, la persona se enfrenta con un objeto que tiene valencia tanto positiva como negativa y es requerida a escoger entre las dos (un niño puede querer pegar a un perro, del que a la vez siente miedo. En los conflictos evitación – evitación, la persona se halla entre dos valencias negativas y es requerida a elegir entre las dos (por ejemplo, un niño puede estar obligado a desempeñar una tarea bajo la amenaza de castigo) Tomado y adaptado por R. León de Yates, A. J. (1975), Frustración y conflicto, Madrid, Taller de Ediciones Josefina Betancor

Asimismo, elaboró una tipología del liderazgo que consideraba tres tipos: a) El líder democrático; b) El líder autoritario; y, c) El líder permisivo. Resulta claro, en base a esta tipología, que Lewin –probablemente sin quererlo- hacía una valiosa contribución a la psicología política, uno de los campos de mayor interés de la psicología social y de los tiempos modernos. Cada uno de los tres tipos de líderes tiene numerosos representantes. En el siguiente cuadro hacemos un pequeño ensayo de clasificación


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Cuadro 1: Ejemplos de líderes según la tipología de Lewin Líderes autoritarios

Líderes democráticos

Líderes permisivos

Hitler

Lincoln

Bustamante y Rivero

Mussolini

Jefferson

Wilson

Franco

Adenauer

Ebert

Mao Tse Tung

Roosevelt

Gorbachov

Stalin

Belaúnde

Perón

Palme

Velasco

Mitterrand

Chávez

Churchill

Pinochet Thatcher Nicolás II Castro Ceacescu Putin Guillermo II

La lista podría por supuesto ampliarse ad infinitum. Lo importante es que la tipología de Lewin en alguna medida sigue siendo valedera, si bien hoy hay un nuevo tipo de líder, que en realidad como todo líder es escuchado pero que no busca tanto influir en el destino de las personas, si bien lo termina haciendo: el experto.


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El experto es el individuo al cual la sociedad le asigna un nivel de conocimiento superior al promedio con respecto a temas críticos, y que, cuando es convocado (por los gobernantes, por los medios de comunicación), su palabra y sus opiniones son tomadas muy en serio, reproducidas por los medios de comunicación y convertidas en muchos casos en prescripciones a seguir. Hay por supuesto diferentes tipos de expertos y diferentes grados de influencia: desde el meteorólogo que en la noche de hoy pronostica el clima de mañana, hasta el experto en economía que pontifica por radio o que entrega al gobierno dictámenes sobre temas de inmensa importancia para el desarrollo social. En muchas ocasiones no se trata de personas sino de instituciones, los famosos think-tanks en los Estados Unidos (tal el caso, por ejemplo del Cato Institute). Balance de la contribución de Kurt Lewin a la psicología social La contribución duradera a la psicología social de Kurt Lewin no está tanto vinculada a formulaciones teóricas, algunas de las cuales han dejado de ser importantes en la actualidad, sino más bien en su proposición de la psicología de los grupos. Hoy día puede que muchos no vean nada de original en esto, pero en la época, muchos psicólogos seguían la idea de Floyd Allport, quien negaba la realidad psicológica de los grupos. Viejas teorías de la mente grupal, tales como las de Espinas o McDougall habían desacreditado el concepto de un grupo que no se viera solo como un conjunto de personas. Referirse a la atmósfera del grupo o a las metas del grupo tendía a ser visto como no científico o hasta místico. Fue debido en gran medida a Lewin que la noción de grupo se tornó científicamente respetable. Más aún, él diseñó métodos apropiados para medir lo que llamó dinámica del grupo. Tomado de Jahoda, G. (2007). A history of social psychology. From the Eighteenthcentury Enlightenment to the Second World War, Cambridge – New York, Cambridge University Press, trd. de R. León

En el plano de la psicología general, Lewin era del parecer que la conducta humana debía ser vista como un continuum, señalando que las variaciones y desviaciones de ella estaban relacionadas con las percepciones


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que él sujeto tenía de sí mismo en relación con los cambios que se producían en el medio ambiente. Para graficar sus ideas sobre el particular, Lewin utilizó planos y conceptos del mundo de la topología, razón por la cual sus ideas suelen ser denominadas psicología topológica. La psicoterapia gestáltica Cuando Brett King & Wertheimer (2008) sostienen que las ideas de Max Wertheimer y, por supuesto, las de la Gestalt, continúan influyendo en la moderna psicología, más de un lector puede suponer que están haciendo referencia, ente otras cosas, a la psicoterapia gestáltica, creación de Fritz Perls (1893-1970), personaje peculiar de la escena psicoterapéutica del siglo XX. En efecto, Perls denominó a su enfoque terapéutico psicoterapia gestáltica. Se trata de una cantidad de técnicas destinadas a sensibilizar la percepción que el individuo tiene de sí mismo, que incluyen una experimentación activa, la visualización, la escenificación, la atención al lenguaje verbal y no-verbal así como a las experiencias corporales. Mary Henle (1913-2007), una muy respetada (casi temida) crítica de la teoría psicológica se encarga de señalar en un trabajo publicado en 1978 (”Gestalt psychology and Gestalt therapy”, Journal of the History of the Behavioral Sciences, 1978, 14, 23-32) que hay poco de la psicología de la Gestalt en las ideas y técnicas de Perls.


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LA PSICOLOGIA SOVIETICA La Psicología Soviética constituye uno de los fenómenos más interesantes en la historia de la psicología y tal vez en la de la ciencia en general. Hoy un capítulo cerrado como consecuencia del derrumbe de la Unión Soviética en la década de los 1990, esta psicología es: (1) Una demostración de cómo el estado puede promover una corriente ideológica determinada (en el caso de la psicología soviética, el marxismo) como base para la explicación científica; y, (2) La evidencia de la importancia de factores sociales y políticos en el desarrollo de la ciencia. Estudiar la psicología soviética, sus antecedentes, su desarrollo y su desaparición permite, por ello, más allá de los méritos científicos que algunos de sus representantes tienen, conocer con claridad cuáles son los condicionamientos extracientíficos de teorías y enfoques académicos. Antecedentes Mucho antes del surgimiento de la Psicología Soviética, que ocurre a partir de la Revolución Rusa, en octubre de 1917, podemos encontrar en Rusia una larga tradición de un pensamiento científico materialista, algo en verdad sorprendente si se tiene en cuenta que la sociedad rusa no se distinguía en el siglo XVIII y XIX por su desarrollo científico, y no había experimentado dos importantes fenómenos sociales que influyeron de manera decisiva en el posterior destino de Europa: el Renacimiento y la Reforma. A pesar de eso, y de la activa oposición del régimen zarista y de la Iglesia Ortodoxa al desarrollo científico, en Rusia podemos encontrar algunas figuras de gran significado para la ciencia en general. Mencionaremos solamente dos: Lomonosov (1711-1765) y Mendeleyev (1834-1907). Tanto uno como el otro, científicos naturales que alcanzaron prestigio mundial, enfrentaron en algún momento de su vida o permanentemente la oposición de un régimen que no admitía puntos de vista materialistas y que,


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pretextando algún problema interfería en su trabajo, vía la censura o trataba de postergarlos en su carrera científica. ¿Qué es la censura? El término censura puede sonar extraño hoy, pero la censura en sí es todavía una realidad. Ocurrió en la época de Fujimori en el Perú, en que periódicos y revistas fueron literalmente comprados para determinar su contenido. Ocurre hoy mismo en países como la Venezuela de Chávez, con sus amenazas cumplidas de cerrar canales de televisión que no le son afectos. Rusia y la Unión Soviética, sin embargo, tienen una larga tradición, a la que se refiere J. M. Coetzee, el premio Nobel de Literatura, en los siguientes dos párrafos que transcribimos: “El aparato de censura zarista fue liquidado tras la revolución de 1905. Sin embargo, al cabo de menos de cinco años de acceder al poder, los dirigentes soviéticos ya lo habían resucitado bajo la forma de Glavlit, la Administración Central para los Asuntos Literarios y la Educación. En su práctica cotidiana, tanto la censura imperial como la soviética fueron sumamente arbitrarias. Sin embargo, entre la arbitrariedad imperial y la soviética hubo diferencias notables. La justificación alegada para el control de la edición y la distribución en la Rusia prerrevolucionaria era esencialmente pragmática: había que detener de entrada la avalancha de doctrina subversiva extranjera, había que atajar su difusión en el seno de la sociedad rusa. No se requería ninguna teoría de lo censurable, sino simplemente la capacidad de olfatear el contagio. En particular, no se exigía ninguna teoría estética. Ninguna forma estética era intrínsecamente sospechosa: si se condenaba una obra, se la condenaba basándose en su contenido o su tendencia. En la Unión Soviética la censura, en cambio, se apoyaba en un cuerpo de teoría que, siguiera o no realmente a Marx, aseguraba ser marxista. Basándose en cierto esquema histórico evolucionista y en cierta sociología del conocimiento, esta teoría afirmaba que el conocimiento verdadero y objetivo de la realidad debía estar relacionado con una posición de clase particular, la del proletariado. La cuestión de si, incluso desde una posición proletaria, podía haber más de un camino al conocimiento la quitaron de en medio de un eficaz empujón ideólogos del Partido que seguían el veredicto de Lenin según el cual la libertad burguesa era solo una dependencia disfrazada, de que una literatura auténticamente libre estaría ‘abiertamente ligada al proletariado’, sería una ‘literatura de Partido’ que exhibiría partiinost, una palabra que en sus orígenes significaba ‘partidismo’, pero que bajo la influencia de Lenin pasó a significar ‘entusiasmo partidista’. Tomado de Coetzee, J. M. (2007), Contra la censura. Ensayos sobre la pasión por silenciar, Barcelona, Debate, pp. 154-155.


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En lo que concierne al mundo de la psicología es indispensable hacer una mención al fisiólogo Ivan Sechenov (1829-1905), que se inscribe en la tradición de una “psicología sin alma”, propia de La Mettrie y Lange. Ivan Sechenov Poco conocido en Occidente, Sechenov gozó durante los años en los que la psicología soviética existió (especialmente en la época en la cual el enfoque pavloviano fue el predominante) de gran prestigio, siendo sus ideas, radicalmente materialistas, precursoras del enfoque de Pavlov (Massucco Costa, A., 1977, Psychologie soviétique, París). Hoy es mucho menos recordado, si bien se reconoce el carácter pionero de sus ideas en torno a la inhibición. Sechenov, los reflejos y la libre voluntad Ivan Sechenov fue uno de los más famosos en la década de los 1860. Fue un fisiólogo que simpatizó con los puntos de vista materialistas de los radicales Pisarev y Chernichevski. En 1863 escribió un largo artículo con el título de “Reflejos el cerebro”, que empleaba argumentos científicos para apoyar puntos de vista radicales. Este artículo debía publicarse en una revista radical que tenía por título El contemporáneo, pero el censor gubernamental no lo permitió, de modo tal que fue publicado en una revista médica, que el censor creyó que tendría muchos menos lectores. Esta revista médica, sin embargo, se tornó de manera súbita en muy popular, pues los lectores se la pasaban unos a otros de modo tal que todos podían leer el número de ella en el cual había sido publicado el trabajo de Sechenov. Finalmente, el censor cedió y permitió que el artículo de Sechenov fuera publicado como libro en 1866. Sechenov argumentaba que aun cuando las personas crean que están tomando decisiones – por ejemplo avanzar por una calle y no por la otra, estar de acuerdo con una idea o con la otra, salvar a una persona que está ahogándose lanzándose al mar para rescatarla o mantenerse en la orilla observando como lo hace otro- en realidad ellos solo están haciendo lo que los reflejos quieren que hagan. En otras palabras, las personas no son realmente libres […] Para Sechenov, un reflejo es un proceso simple controlado por el sistema nervioso: consiste de una nervio sensorial que corre directamente a través de la espina dorsal o a través del cerebro y la espina dorsal, rumbo a un nervio motor. El nervio sensorial reacciona a un estímulo –alguna cosa en el mundo exterior: por ejemplo, algo que ve, que escucha o que huele. Esto envía una señal nerviosa –sea directamente a través de la espina dorsal o desde el cerebro a través de la espina dorsal- al nervio motor. El nervio motor


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mueve algo –por ejemplo, un brazo, una pierna, o nuestras cuerdas vocales. Cuando un reflejo va del nervio sensorial directamente a través de la espina dorsal al nervio motor, podemos hacer un movimiento sin pensar en absoluto acerca de él. Por ejemplo, cuando un doctor golpea nuestra rodilla con un pequeño martillo, no pensamos “tengo que flexionar mi rodilla ahora”. Sencilla y llanamente lo hacemos. Sechenov diría: “lo hacemos al igual que una máquina”. De acuerdo con Sechenov, cuando el reflejo del nervio sensorial pasa a través del cerebro, uno tiene un pensamiento acerca de lo que uno está haciendo. Uno piensa que uno está haciendo algo en base a un propósito. Por ejemplo, uno reconoce una porción de una comida favorita (un estímulo ha ido de los nervios sensoriales del ojo al cerebro) y uno piensa: “voy a comer esto”. Entonces, uno toma la comida en la mano y la pone en la boca (el cerebro de uno ha enviado una señal a los nervios motores). Sechenov, sin embargo, creía que este pensamiento era el mismo un reflejo –es una reacción automática a ver la comida que a uno le agrada. Si usted ve la comida que le gusta y no la come porque está cercana la hora del almuerzo y sus padres están observando, usted no está, de acuerdo con Sechenov tomando realmente una decisión libre. Más bien, hay un proceso nervioso llamado inhibición que va de su cerebro y que dice “no coma eso”. Para Sechenov, la inhibición es también un reflejo. Sechenov creía haber descubierto estos centros inhibitorios en el cerebro. Argumentaba que nuestros cuerpos tienen un enorme número de reflejos y mecanismo inhibitorios – y que estos en conjunto determinan cada cosa que hacemos. Desde el día en que nacemos, todas nuestras experiencias –con la naturaleza o con nuestras familias, profesores, amigos, y con la sociedad- forman un network de reflejos y respuestas inhibitorias. Por lo tanto, personas que hacen cosas buenas son básicamente máquinas bien construidas, y gente que se comporta mal no deben ser atacadas –no más que un reloj que siempre camina demasiado adelantado o demasiado atrasado. De acuerdo con Sechenov una sociedad correcta y decente formaría solo “buenas máquinas” –gente que trataría a los otros con respeto, que no cometería crímenes, y que siempre se comportaría como un real bogatyr (la versión rusa de un caballero correcto y noble). Este fue un argumento materialista basado en la interpretación de Sechenov de los experimentos científicos. Para él, la existencia de “malas máquinas humanas” en Rusia era evidencia de que la sociedad rusa necesitaba ser cambiada. Negaba la libre voluntad y creía que cada cosa que ocurría en nuestras mentes –todos nuestros pensamientos y emociones- podían ser explicados por el estudio científico de nuestros cuerpos y de nuestros ambientes. Algunos científicos estaban de acuerdo con él, otros no. La Iglesia Ortodoxa de Oriente y los seguidores del régimen zarista criticaban el libro de Sechenov como una ciencia equivocada con un mensaje inmoral. Si la gente no tenía libre voluntad, ¿como podían las personas ser responsables por sus acciones? Los radicales y el joven Ivan Pavlov lo consideraban, por el contrario, una excelente razón para forjar una sociedad


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justa. Tomado y traducido por Ramón León de Todes, D. (2000), Ivan Pavlov. Exploring the animal machine, Oxford, Oxford University Press, pp. 20-22.

Ivan Petrovich Pavlov Pero la figura más importante de la psicología soviética, al menos en la época en la que ésta se constituía, fue a no dudarlo Ivan Pavlov (1849-1936). Propiamente, Pavlov puede ser considerado una de las grandes figuras de la ciencia rusa, que, a partir de la Revolución de Octubre y a pesar de su oposición al régimen bolchevique, fue asumido como uno de sus simpatizantes por éste, dado el hecho del prestigio mundial de Pavlov, consagrado con el Premio nobel de Fisiología y Medicina en 1904. “Pavlov fue considerado como un ‘materialista espontáneo’, término reservado por la ideología soviética para científicos que tenían un enfoque materialista, pero no en una forma deliberada y conciente” (Rahmani, L., 1973, Soviet psychology. Philosophical, theoretical, and experimental issues, New York, pg. 18).

Nacido en 1849 y fallecido en 1936, Pavlov estudió medicina y se especializó en medicina teniendo como maestro por un par de años a Ilya Tsion (1843-1912), un fisiólogo brillante y excéntrico por el que Pavlov experimentaría a lo largo de toda su vida un respeto reverencial. Como Tsion, Pavlov desplegó un gran interés por la fisiología del sistema gástrico y del corazón. Decidido por una carrera como investigador e interesado en el tema de los reflejos, que desde Descartes ha tenido una larga historia de influencia en la psicología y en la medicina, Pavlov llevó a cabo estudios con perros, a los que instaló una cánula en el estómago mediante la cual le era posible registrar la presencia y cantidad de los jugos gástricos generados ante diferentes estímulos. Fue así como logró establecer la diferencia entre los reflejos incondicionados y los condicionados, estos últimos generados por la


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asociación repetida de un estímulo inicialmente neutro con otro que generaba un reflejo incondicionado. Su permanente dedicación al tema y sus múltiples publicaciones le valieron el Premio Nobel ya mencionado. A partir de entonces, Pavlov recibió el apoyo del gobierno ruso. Producida la Revolución de Octubre y establecido el régimen de los Soviets, Pavlov mostró muy poco simpatía por él e hizo públicas muchas de sus críticas. A pesar de eso, Lenin dispuso que se apoyara su trabajo, presentado como una de las cumbres de la ciencia soviética, y que tanto él como sus colaboradores recibieran raciones alimenticias extra en una época en la cual en la Unión Soviética había gran carencia de alimentos y las consecuentes hambrunas. Pavlov no se vio a sí mismo como psicólogo, sino fisiólogo. Su teoría fue la de la Actividad Nerviosa Superior. Vladimir Bechterev El creador de la reflejología, médico de profesión especializado en neurología, Bechterev (1857-1927) fue una figura sumamente reconocida en su época, que se convirtió en antagonista de Pavlov. Propuso que su enfoque, la reflejología, era la real psicología marxista. Sumamente productivo en el campo científico (publicó alrededor de 600 trabajos en los campos de la anatomía y fisiología del sistema nervioso, la neurología clínica, la psiquiatría, la psicología y la pedagogía), Bechterev expuso su teoría en Psicología objetiva (1907), Principios generales de reflejología humana y Reflejología colectiva (1918). “Empleando una perspectiva ‘biosocial’, Bechterev sentía que estaba trabajando en desarrollo del estudio científico de la personalidad. Su teoría se refería con aspectos elementales como con estructuras complejas de la actividad mental. Buscaba que estudiar el efecto de factores físicos, biológicos y sociales en el funcionamiento psíquico, de una manera estrictamente objetiva, registrando reacciones externas, incluyendo expresiones faciales, gestos y lenguaje, y relacionándolos con estímulos previos y con los presentes” (Rahmani, L., 1973, Soviet psychology. Philosophical, theoretical, and experimental issues, New York, pp. 13-14).


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En la polémica con Pavlov, el vencedor no fue Bechterev sino su antagonista. En 1927 murió de manera sospechosa, considerándose que fue envenenado por orden de Stalin. La Revolución de Octubre La Revolución de Octubre de 1917 trajo consigo cambios inimaginables, comenzando por el definitivo derrumbe del zarismo y el posterior asesinato, en Ekaterimburgo, de Nicolás II Romanov y toda su familia. Los violentos cambios sociales ocurridos han sido conmovedoramente presentados en el libro A people´s tragedy, del historiador inglés Orlando Figes. Boris Pasternak (1890-1960), Premio Nobel de Literatura, describe mucha de la conmoción social vivida en ese momento y en los años posteriores, en su novela El doctor Zhivago (1957). Establecido el régimen de los Soviets se procedió a llevar a cabo profundos cambios en la educación. Así, por ejemplo, se prohibió el ingreso a la universidad de los hijos de los nobles y de los sacerdotes ortodoxos. Como resultado de las demandas del estado en el campo de la pedagogía, un grupo de psicólogos comenzó a trabajar en el desarrollo de una psicología marxista, algo en verdad inédito dado que Marx era en realidad un economista y un historiador social, pero no un estudioso del psiquismo humano. No faltaron quienes decidieron lanzarse al proyecto de desarrollar una psicología marxista a partir de sus propias ideas: tal el caso de Bechterev antes mencionado. Sin embargo, el proyecto más orgánico de cumplir con el desarrollo de una psicología marxista sería el que llevaría a cabo Lev S. Vygotsky. Lev S. Vygotsky Vygotsky es una de las personalidades al mismo tiempo más trágicas, enigmáticas y originales de la psicología del siglo XX.


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Nacido en un pequeño pueblo de la inmensa Rusia en el seno de un hogar judío, Vygotsky estudió inicialmente derecho y literatura, destacando con un importante trabajo dedicado al personaje de Hamlet. El Mozart de la psicología “Los estudiosos de la vida de Vygotsky han notado la peculiaridad de su biografía. El ofreció su primera presentación oral profesional en Petrogrado a comienzos de 1924 e ingresó inmediatamente en el mundo de la ciencia y política moscovitas. Ese mismo año, aparecieron seis trabajos suyos sobre psicología y anormalidades en el desarrollo. El ‘Mozart de la psicología’, como después lo llamarían sus biógrafos tenía 28 años de edad y no había publicado un solo trabajo en psicología antes de 1924. Este último hecho puede explicarse dado que la vida en Gomel [su ciudad natal; R.L.] hasta antes de la revolución, no era muy promocionadora del trabajo científico” Tomado de Etkind, A., 1997, Eros of the imposible. The history of psychoanalysis in Russia, Boulder, Westview Press, pg. 173

Al comenzar la década de los 1920 se traslada a Moscú. Son los años de la efervescencia revolucionaria, en la que se quiere forjar lo antes posible el paraíso comunista. A pesar de padecer de tuberculosis, enfermedad que lo llevaría prematuramente a la tumba, Vygotsky despliega una actividad febril en Moscú. Ingresado ya al mundo de la psicología mostró al comienzo interés por el psicoanálisis Hombre de una vasta cultura filosófica y literaria, Vygotsky emprendió la tarea de desarrollar una psicología marxista. “Vygotsky entendió su teoría tanto como para incorporar el concepto de Federico Engels del rol del trabajo en la evolución del mono en hombre. Engels había asumido que las herramientas usadas por el hombre primitivo llevaron a la transformación de la mente animal en la conciencia humana, una proposición que Vygotsky desarrolló en su teoría de la mediación. Vygotsky propuso que en la misma forma en que los implementos creados por el hombre primitivo habían transformado el natural funcionamiento de los órganos humanos, los signos y símbolos habían sido producidos como estímulos artificiales condicionados para


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monitorear el comportamiento” (Rahmani, L., 1973, Soviet psychology. Philosophical, theoretical, and experimental issues, New York, pg. 41).

Vygotsky incursionó en casi todas las áreas de la psicología, inclusive en el terreno de la evaluación psicológica, en donde propuso el concepto de la Zona de Desarrollo Potencial, es decir el máximo rendimiento que puede alcanzar un niño cuando al momento de resolver una tarea recibe ayuda de sus padres o de su entorno social. Son muchas las influencias que se pueden reconocer en la obra, amplia y versátil, de Vygotsky: Koffka, Freud, Karl y Charlotte Bühler, William Stern, Pierre Janet, Jean Piaget, William James, James Mark Baldwin, entre muchos otros. También se observa la influencia de las ideas de Baruch Spinoza. Pero, al mismo tiempo, Vygostky buscaba que crear una psicología de raigambre marxista. “El conjunto de su trabajo de investigación, sin embargo no encontró apoyo en el frente ideológico, y desde comienzos de los 1930 su trabajo fue cada vez más objeto de severas críticas. El énfasis puesto por Vygotsky sobre los mecanismos semióticos y su rol en el desarrollo de la conciencia y de los procesos psicológicos superiores fue el principal foco de la crítica. Darle precedencia a los signos y a los mecanismos culturales en detrimento de la actividad práctica ofreció la base para acusar de idealista a su enfoque teórico, en realidad un cargo muy serio puesto que la ciencia soviética era entendida como una expresión del principio marxista del materialismo. Vygotsky fue además atacado por su ‘cosmopolitismo’, haciendo referencia a las relaciones que podían encontrarse en su trabajo con varias escuelas psicológicas en otras partes del mundo. Finalmente, su interés en los tests mentales, a despecho de la crítica bastante conocida que él mismo había desarrollado acerca de ellos, condujo a que se le calificara de reaccionario” (Vassilieva, J., “Russian psychology at the turn of the 21st century and post-Soviet reforms in the humanities disciplines”, History of psychology, 2010, 13, 138-159; cita tomada de la página 142).

Fallecido en 1934, la obra de Vygotsky fue proscrita por el régimen soviético y solo comenzó a ser redescubierta en occidente a comienzos de los años 1970, en que sus obras completas comenzaron a ser traducidas al inglés y a otros idiomas. La gran obra de Vygotsky, la más conocida, es Pensamiento y lenguaje.


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Pensamiento y lenguaje, de Vygotsky “En los años 1960 y 1970 Pensamiento y lenguaje, de Vygotsky, se convierte en uno de los libros inspiradores y de base de la psicología cognitiva, objeto de importantes debates. Después, en 1978, en el famoso artículo del filósofo norteamericano Toulmin aparecido en el New York Review of Books, éste bautiza a Vygotsky como el Mozart de la psicología: un genio, un psicólogo muerto prematuramente, pletórico de ideas aun poco exploradas, el teórico del pensamiento y el lenguaje y de la mente en la sociedad” Tomado de Vygotsky, L. S, 2000, Pensiero e linguaggio. Ricerche psichologice, Bari, pg. VIII (introducción, traducción al italiano y comentarios de Luciano Mecacci).


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