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Opinión

Mariano A. Gendra Gigena

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Abogado. Especialista en transporte y derecho fluviomarítimo, puertos y comercio exterior. Titular de “LATINAMERICA - Abogados & Consultores”.

De repente la hidrovía se transformó en foco de inusitado interés. Opinando como si supieran, los arribistas ideologizados de siempre vociferan en pose de experto consignas sin sentido con las que sólo pueden alinearse quienes conocen del tema aún menos que ellos. Si hay una soberanía que cuidar y defender en nuestros ríos, ésta no pasa precisamente por quién realiza las tareas de mantenimiento y dragado sino por quien navega sus aguas (que, como venimos advirtiendo desde hace tiempo, no somos los argentinos). ¡Y claro que el Estado puede hacer mucho al respecto, pero esas funciones lejos están de tener que ponerse a escarbar por él mismo los sedimentos que se acumulan en el fondo del lecho! Sólo un lego podría sugerir que, sin infraestructura ni experticia, el Estado Nacional asuma ese trabajo. Hacerlo, además, alegando cuestiones de soberanía, ya no sé si es de necios o de malos. Poner en riesgo la circulación de esta vía podría representar pérdidas millonarias, tanto para las economías regionales como para el Estado. Ninguno de los 4500 buques que ingresan anualmente a cargar los 100 millones de toneladas de mercaderías que se movilizan por la vía troncal avanzará por ella si no están garantizadas las condiciones de navegabilidad. Esto supondría tener que trasladar la carga que por allí circula hasta los puertos de Montevideo (Uruguay) o de Brasil - más accesibles y seguros -, con el consiguiente sobrecosto logístico y pérdida de competitividad, además de comprometer la única fuente genuina de dólares que nuestro país posee en la actualidad. Cualquier incidente ocasionado por un mantenimiento deficiente de este canal navegable podría causar, asimismo, un serio perjuicio a todo el comercio internacional (recordemos, si no, el reciente episodio en el canal de Suez) y significaría tirar por la borda décadas de construcción en la materia. Apelar discursivamente a la soberanía no hace más que embarrar el panorama. Así como el Estado no pierde jurisdicción ni capacidad de control en una carretera por concesionar el bacheo, tampoco las arriesga al licitar el dragado de una vía navegable troncal. El poder de policía, de fiscalización y normativo sigue intacto en manos de los organismos correspondientes (Prefectura Naval Argentina, Aduana, Dirección Nac. de Vías Navebles, etc.) y pretender mezclar los tantos de ningún modo es inocente, sino que responde a otro tipo de intereses ideológicos o personales ocultos. Si quisieran levantar las banderas de la causa nacional en torno a la hidrovía, hay una larga lista de pendientes de los que bien podrían ocuparse. Medidas que de verdad podrían significar un hito de soberanía sobre nuestras aguas, hoy inhabitadas por flota argentina alguna. ¿Qué les parece empezar por reactivar la industria naval nacional, desguazada a fuerza de condiciones

“Discusiones que sí” en materia de Hidrovía

imposibles? ¿Por qué no ocuparnos, mejor, de recomponer esa marina mercante que, habiendo sido de las más pujantes, hoy ha desaparecido a la sombra de flotas vecinas, como la paraguaya y la boliviana? A medida que nuestro país fue maltratando al sector, desincentivando la inversión privada y gravándola con cargas fiscales inauditas y trabas burocráticas, Paraguay y Bolivia recorrían el camino inverso: promovieron la industria naval y la marina mercante e hicieron de ellas una política de estado. El resultado: hoy tienen la hegemonía en nuestros ríos. ¿De qué nos sirve tener una vía navegable dragada por el Estado si no tenemos buques argentinos con capitanes y marineros argentinos que los naveguen y transporten la mercadería que producimos y exportamos? Hace mucho que desde el sector venimos bregando por ello, y nos ha quedado el sabor amargo de la última experiencia: las ansiadas leyes que venían a inyectar algo de estímulo a la actividad quedaron truncas por el ajuste macrista. Mesas (y meses) de trabajo, propuestas, consensos, malogrados por el veto absurdo de los artículos principales, los que habrían permitido empezar a desarticular esas asimetrías (fiscales, impositivas, administrativas, regulatorias…) que tanto nos han perjudicado frente a otros países de la región. Si queremos tener presencia y dominio en ríos y mares, un buen lugar para empezar sería la reglamentación de la Ley de Marina Mercante (27.419) y la restitución de las medidas de incentivo y fomento tan necesarias. Cerca de 5000 millones de dólares se nos van por año en fletes, a manos de buques extranjeros que navegan nuestros ríos y cargan nuestra producción. También arrastran toneladas de oportunidades: miles de puestos laborales que no creamos, capitales que dejan de invertirse en el país, industrias conexas que no despegan, un potencial de desarrollo que permanece inactivo y se degrada. Dejemos de perder el tiempo en consignas de dudosa épica y pongamos manos a la obra: la verdadera gesta heroica consiste en ponerse en marcha con decisión y políticas de largo plazo que ayuden a la marina mercante a desarrollarse. Ya vimos que los extremismos ideológicos no nos llevan a ninguna parte. Si queremos hacer PATRIA, pongámonos a trabajar. La soberanía de un país se defiende generando trabajo genuino para sus ciudadanos, disminuyendo la pobreza, eliminando la inflación, poseyendo una moneda fuerte y estable, garantizando un sistema de salud integral y una educación de excelencia para TODOS.

Opinión

Pablo Porto

VP y Gerente General de Pointer.

La irrupción del COVID-19 no será un simple paréntesis en nuestras vidas. La experiencia de haber visto al mundo completo en cuarentena dejará en estas generaciones y en las futuras, hábitos y modelos de trabajo y consumo que, pre pandemia, no eran del todo incorporados, ya sea por costos, miedos o simplemente por el tiempo que toma el pasaje de un paradigma a otro. Lo cierto es que, en este nuevo entorno, mejorar la conectividad, reducir la latencia, garantizar la seguridad y aprovechar la información basada en datos se han convertido en la clave para dar continuidad a los procesos productivos, abrazando el desafío de desarrollar nuevos modelos de negocios. En este ecosistema que propone un modelo híbrido de trabajo donde la presencialidad y lo remoto conviven en un delicado balance, las soluciones basadas en telemetría y en IoT irrumpen para generar cambios. Las tecnologías que propician el bajo contacto impulsan el desarrollo de la economía para que el mundo laboral siga funcionando, y este tipo de soluciones se vuelven socias estratégicas para desarrollar aquellas tareas que necesitan de mucha supervisión in situ, manteniendo el contacto de forma remota, y sin la necesidad de un seguimiento presencial de los temas. Contar hoy con soluciones para una gestión ágil, sencilla y eficiente de los activos, pone a disposición de las organizaciones, información de valor para la toma decisiones de negocios. Sin lugar a dudas, la pandemia fue el catalizador que impulsó el crecimiento de tecnologías que estaban presentes, pero no terminaban siendo adoptadas completamente. Hoy es un hecho que el “Mundo Tele” ya es parte de la “nueva normalidad”. Con el uso de estas herramientas, usuarios y empresas empezaron a ver que no siempre es necesario estar cara a cara para recibir o brindar un servicio de calidad. En su informe “La diversidad tecnológica impulsa el crecimiento del IoT”, Forrester comenta que, durante 2021, la demanda de nuevas aplicaciones, tecnologías y soluciones de Internet de las Cosas será impulsada por la atención médica en línea, las oficinas inteligentes, la monitorización remota de activos y los servicios de geolocalización. Esta fusión entre industria 4.0 e IoT augura importantes beneficios en los próximos años. Los expertos prevén que el mercado global del IoT alcanzará los 750 mil millones de dólares para el año 2023. Por otra parte, se estima que para 2025 las conexiones globales alcanzarán un crecimiento del 107% (37 millones frente a los 17,7 mil millones actuales).

Reflexiones en relación a los desafíos que la crisis inducida por el COVID-19 propone al mercado corporativo

Seguimiento punto a punto

Si una industria ha ganado protagonismo en este mercado impactado por el contexto de pandemia es la logística. Actores clave al momento de garanti-

zar el abastecimiento, las empresas del sector han encontrado en las nuevas tecnologías aliados para responder a las necesidades sin, por eso, poner en riesgo a sus colaboradores. La gestión de activos irrumpe para impulsar un cambio en el mercado, asegurando la continuidad del trabajo y minimizando los contactos, a partir del acceso a la información desde cualquier dispositivo, a través de herramientas ágiles y de acceso dinámico. La tecnología funciona sobre activos clave, que en este contexto pueden ser por ejemplo: camiones con productos perecederos o furgones refrigerados que transporten vacunas u otro tipo de medicamentos. La herramienta permite realizar el seguimiento de variables que van desde la temperatura y humedad de la carga hasta las horas de manejo del conductor y la distancia recorrida por el vehículo, pasando por cantidad de puntos de descarga visitados u horas de llegada a clientes, sin necesidad de realizar supervisiones de forma presencial en diferentes puntos del trayecto. Incluso cuentan con funcionalidades básicas como la generación de alertas de geolocalización y estado de los activos, que enriquecen la información presentada en tableros de control amigables y simples de interpretar. De esta forma se logra mejorar la eficiencia de los recursos, garantizando la calidad de los productos transportados al mismo tiempo que permite a las organizaciones tomar decisiones estratégicas que mejoren la eficiencia de las operaciones logísticas y del reparto de última milla.

Nuevos roles, nuevas oportunidades

Transitamos un momento en el que las organizaciones deben conocer y comprender cada vez más y mejor a sus clientes. Aquellas que lo logren serán las que estén más preparadas para transitar con éxito hacia el siguiente nivel. El incremento en el uso de las tecnologías disponibles potenció la transformación digital global que ya estaba en marcha y terminó de afianzar la incorporación de soluciones que, en otras circunstancias, podría haber tenido lugar a lo largo de un lustro. El avance que se materializó en el último año obliga a las compañías a estar un paso delante de las necesidades del mercado. El reto de las empresas radicará en ser precisas y efectivas en cada punto de conexión con sus públicos, la experiencia del cliente se volverá aún más esencial que antes. Saldrán fortalecidas de esta crisis quienes demuestren mayor agilidad, resiliencia, empatía, y adaptación.

5 Beneficios de la Gestión de Flotas con IoT

La IOT es una realidad cotidiana que llegó para quedarse en las rutas y calles argentinas. Gracias a los avances en hardware, software, cloud computing y machine learning, empresas de todo el país gestionan sus activos y flotas de manera inteligente con información en tiempo real, minimizando riesgos y reduciendo costos.

1. Más Seguridad para la flota

El beneficio más importante al integrar IOT y telemetría en la localización de carga y gestión de recursos resulta en una mayor seguridad al conocer, en tiempo real, el estado y ubicación de un activo. Además de ser una herramienta clave para la prevención de robos también resulta útil para realizar el seguimiento del inventario, evaluar las condiciones de conservación de la carga, trazar mejores rutas y obtener información estratégica para la toma de decisiones del negocio.

2. Menos accidentes en calles y rutas

Uno de los avances más importantes en los últimos años son las soluciones de manejo seguro. Mediante un sistema de scoring, la empresa puede observar rápida e intuitivamente el comportamiento de manejo de sus conductores para corregir malos hábitos. Además de proveer información para prevenir accidentes - evitando maniobras que pongan en peligro al vehículo, su carga o a terceros-, el sistema también detecta incidentes en tiempo real asistiendo al conductor.

3. Mantenimiento preventivo

La sensorización de los vehículos e integración con dispositivos inteligentes permite detectar anticipadamente problemas de funcionamiento y necesidades de mantenimiento, basándose en datos reales del activo. De esta manera, es posible actuar en consecuencia, minimizando pérdidas mayores de tiempo y recursos a largo plazo.

4. Eco-conducción y ahorro de combustible

El calentamiento global, la huella de carbono y la falta de capacitación en materia de sustentabilidad producen grandes daños que podrían evitarse con las herramientas adecuadas. Gracias a la telemetría, es posible detectar malos hábitos de conducción, evidenciables en maniobras como frenadas y aceleraciones bruscas del vehículo, que no solo provocan desgaste de neumáticos y desperdicio de combustible sino que impactan notablemente en el medioambiente.

También es posible planificar rutas inteligentes sorteando cortes y problemas en el transporte, asegurando que la flota se mantenga en movimiento para cumplir con tiempos de entrega, con el menor consumo y desgaste de los vehículos.

5. Decisiones con información en tiempo real

Toda la información obtenida de los dispositivos y redes se combinan en tableros de control intuitivos que aportan información esencial a los responsables de gestionar la flota. Es posible acceder a esta información 24x7, los 365 días del año, desde cualquier dispositivo móvil o computadora, acelerando drásticamente la toma de decisiones en todas las etapas de la operación, incluso en momentos críticos.

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