Revista Desafío Exportar N° 191.

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transporte

Opinión

“Discusiones que sí” en materia de Hidrovía Mariano A. Gendra Gigena Abogado. Especialista en transporte y derecho fluviomarítimo, puertos y comercio exterior. Titular de “LATINAMERICA - Abogados & Consultores”.

De repente la hidrovía se transformó en foco de inusitado interés. Opinando como si supieran, los arribistas ideologizados de siempre vociferan en pose de experto consignas sin sentido con las que sólo pueden alinearse quienes conocen del tema aún menos que ellos. Si hay una soberanía que cuidar y defender en nuestros ríos, ésta no pasa precisamente por quién realiza las tareas de mantenimiento y dragado sino por quien navega sus aguas (que, como venimos advirtiendo desde hace tiempo, no somos los argentinos). ¡Y claro que el Estado puede hacer mucho al respecto, pero esas funciones lejos están de tener que ponerse a escarbar por él mismo los sedimentos que se acumulan en el fondo del lecho!

Sólo un lego podría sugerir que, sin infraestructura ni experticia, el Estado Nacional asuma ese trabajo. Hacerlo, además, alegando cuestiones de soberanía, ya no sé si es de necios o de malos. Poner en riesgo la circulación de esta vía podría representar pérdidas millonarias, tanto para las economías regionales como para el Estado. Ninguno de los 4500 buques que ingresan anualmente a cargar los 100 millones de toneladas de mercaderías que se movilizan por la vía troncal avanzará por ella si no están garantizadas las condiciones de navegabilidad. Esto supondría tener que trasladar la carga que por allí circula hasta los puertos de Montevideo (Uruguay) o de Brasil - más accesibles y seguros -, con el consiguiente sobrecosto logístico y pérdida de competitividad, además de comprometer la única fuente genuina de dólares que nuestro país posee en la actualidad. Cualquier incidente ocasionado por un mantenimiento deficiente de este canal navegable podría causar, asimismo, un serio perjuicio a todo el comercio internacional (recordemos, si no, el re-

Desafío Exportar | Junio 2021

ciente episodio en el canal de Suez) y significaría tirar por la borda décadas de construcción en la materia. Apelar discursivamente a la soberanía no hace más que embarrar el panorama. Así como el Estado no pierde jurisdicción ni capacidad de control en una carretera por concesionar el bacheo, tampoco las arriesga al licitar el dragado de una vía navegable troncal. El poder de policía, de fiscalización y normativo sigue intacto en manos de los organismos correspondientes (Prefectura Naval Argentina, Aduana, Dirección Nac. de Vías Navebles, etc.) y pretender mezclar los tantos de ningún modo es inocente, sino que responde a otro tipo de intereses ideológicos o personales ocultos. Si quisieran levantar las banderas de la causa nacional en torno a la hidrovía, hay una larga lista de pendientes de los que bien podrían ocuparse. Medidas que de verdad podrían significar un hito de soberanía sobre nuestras aguas, hoy inhabitadas por flota argentina alguna. ¿Qué les parece empezar por reactivar la industria naval nacional, desguazada a fuerza de condiciones


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